domingo, 29 de julio de 2012

Cap. 4. Debemos hablar


Jaejoong se dejó caer en el sofá de la sala de su departamento en Tokio. Las lágrimas salían sin poder contenerlas, solamente podía recordar las imágenes de Yunho protegiendo, cuidando a aquel tipo. Su corazón se encogía por el dolor.
  —  Sí, soy un cobarde.  —  se dijo cubriéndose los ojos, tallándoselos con las manos, quitando con enoja las lágrimas.
Siempre había estado enamorado de su líder, se había dado cuenta con el tiempo, por la convivencia, porque no aguantaba estar sin él, sin sentir sus brazos rodeándolo protectoramente, porque siempre quería escuchar su voz diciendo su nombre y aquel mote tan especial que le había dejado ponerle.
Sin embargo, nunca había podido juntar el valor necesario para decírselo, por miedo a perderlo, a perder su amistad, porque de lo que Jaejoong estaba seguro era que Yunho no sentía lo mismo que él. Era solamente ese cariño de amigos, de hermanos que le hacía cuidarlo, como lo hacía con el resto de los miembros del grupo.
Se levantó del sofá y se dirigió hacia la ventana para mirar la oscuridad de la noche que se cernía sobre la ciudad. El clima había cambiado como si combinara con su estado de ánimo, pues el cielo estaba de un color rojizo, amenaza clara de que estaba por llover.
  —  Siempre te he amado…  —  murmuró al vacío, como si pudiera ser escuchado.
De nuevo esa sensación extraña le llegó, de soledad… no sabía cómo explicarlo, pero sentía que otra persona lejos de él se sentía triste, nostálgica. Suspiró pesadamente. Jamás se imaginó que pudiera sentirlo tan claramente esta vez. Era algo que les había escondido a los demás miembros, capaz que lo tachasen de loco, pero muchas veces le había sucedido y le asustaba porque no sabía la razón de todos esos sentimientos. Rabia, frustración, enojo contenido, muchas veces le pasaba cuando estaba a solas y se sentía extraño, sin embargo, muchas veces le tocaba descargarse con quien menos se lo esperaba… por eso muchas veces decían los chicos que tenía un carácter un tanto radical. Aquella vez, era excepcionalmente fuerte.
Se sentía solo y no solamente era aquel sentimiento de desilusión que le embargaba, sino algo más. El sonido de uno de sus celulares sonando lo sacó de su ensoñación nuevamente, pero el chico se negaba a contestar. Quería estar solo, quería dormir, dejar de sentirse hostigado por todos aquellos sentimientos, propios y extraños que lo confundían más y más.
La llamada seguía y él no hizo ademán para tomar el teléfono. Ya había hablado con  sus abogados del asunto y sólo quedaba averiguar lo que procedía, pero no esperaba una respuesta tan rápida. Al final se dio por vencido y tomó el celular para contestar la insistente llamada.
  —  Jaejoong…  —  la voz de su madre llegó a sus oídos, el joven no tenía ganas de hablar con nadie, pero  a ella no podía negarle nada.
  —  Se Young  Omma…  — le dijo con ternura al tiempo que se sentaba en el sofá de nuevo.
  —  ¿Es Hyung?  —  escuchó la voz de uno de sus medios hermanos.
  —  Quiero hablar con él…  —  se oyó a otro de sus hermanos peleando por el teléfono.
  —  No, Oppa hablará conmigo primero…  —  su hermanita también se metió.
Su madre rió ante la pelea de sus hijos, para luego dirigirse a él con voz emocionada.
  —  Jaejoong, escúchame…  —  y su voz cambió a un tono serio. Se quedó callada un momento, como si sopesara la situación.  —  tengo algo que hablar contigo, algo que confesarte…  —   el joven se quedó esperando a que continuara.  —  pero no puede ser por teléfono. Es un asunto muy delicado.
  —  ¿Sobre qué? ¿Qué quieres decirme?  —  preguntó con curiosidad.
  —  No puedo decirte por teléfono… es muy íntimo, muy familiar e importante… y vas a tener que prestarme mucha atención.  —  le dejó con la duda.  —  ¿Cuándo regresas a Seúl?
  —  No lo sé… tal vez pronto… no sé.  —  respondió dudoso ante lo que su madre le había dicho en aquel momento.
  —  Te estaré esperando, porque esta plática es muy importante para mí, para ti… porque puede incluso cambiar lo que pienses acerca de mí… de tu vida.  —  la llamada le dejó con más sentimiento de frustración que antes.
La mujer colgó mirando a sus tres hijos junto a ella. Estaban en la puerta del departamento de Yunho, esperando que les abriera la puerta.
  —  ¿Para venir a ver a Yunho  Hyung nos hiciste vestirnos así?  —  preguntó su hijo mayor, señalando la ropa tan formal que llevaban.
Ella solamente sonrío para luego responderle.
  —  Escuchen, niños… de lo que escuchen aquí, de lo que vean… prométanme que no dirán a nadie ni una sola palabra… por favor.  —  les rogó.
Los niños hicieron un gesto de fastidio, pero asintieron. Entonces la puerta se abrió y después de intercambiar saludos con el anfitrión, Oh Se Young fijó sus ojos en el chico pelinegro, vestido con una camisa blanca de manga larga y unos pantalones color negro, que estaba frente a ella.
  —  ¡Hyung!
  —  ¡Oppa!
Gritaron los tres niños al mismo tiempo, lo que desconcertó totalmente a Andreé quien se vio de repente rodeado de tres pares de brazos que lo apretujaban y le preguntaban una serie de cosas que apenas y podía entender
Los chicos sintieron extraño a su hermano, por lo que lo dejaron tranquilo, fue cuando Se Young  Sshi se acercó a él para acariciar su rostro.
  —  JaeSun… Mi pequeño JaeSun.  —  dijo la mujer con lágrimas en los ojos.  —  por fin, después de tanto tiempo podré tener juntos otra vez a mis pequeños, JaeJun y JaeSun.
El joven miró con angustia hacia Yunho y Changmin. Debido a su poco coreano, a penas y había podido entender cómo le había llamado aquella mujer.
  —  Lo siento, Se Young Sshi… pero Andreé entiende poco coreano, sólo habla inglés.  —  le explicó Yunho.  —  Si gusta… Changmin ah y yo, les serviremos de traductores.
Y Changmin le miró con cara de pocos amigos, pues no le quedaba otro remedio más que aceptar o no tendría más pretexto para quedarse en el  departamento de Yunho.
  —  ¿Andrée? ¿Ese es el nombre que ellos te dieron?  —  preguntó ella con dulzura. Después de que Yunho le tradujera, Andreé asintió con un movimiento de cabeza.  —  es muy bonito, mi JaeSun…  —  añadió con una sonrisa, al recordar que al mismo Jaejoong le habían modificado su nombre al ser adoptado por los Kim.
  —  Mi padre lo escogió… ¿JaeSun era mi nombre? ¿Tú lo elegiste?  —  preguntó el joven con curiosidad.
  —  Desde mucho antes de que ustedes nacieran…  —  respondió la mujer con ternura.  —  Han JaeJun y Han JaeSun, esos eran sus verdaderos nombres…  —  explicó ella con nostalgia.

2 comentarios :

  1. si que sera una sorpresa para Jae ver que tiene un hermano igual que el se pondrá celoso por que el esta con Yunho
    Gracias

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  2. Que gran dílema se le presentará a Jae, el amor entre hermanos, pero con los celos por su Yunho.

    Gracias!!!

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