domingo, 29 de julio de 2012

Cap. 3. Junsu, El Sombrerero


Corrimos un largo camino hasta que llegamos a un extraño lugar, había alguien ahí que cuando nos vio corrió hacia nosotros.
 —  ¡Changmin! ¡Te estaba esperando! 

 —  ¿Ah?
Miré a Yoochun el cual le sonrió al tipo que ahora estaba frente a nosotros. Creo que es el más normal que he visto hasta ahora. No tenía orejas ni cola de ningún tipo, solo un sombrero de copa muy elegante y una taza de té en una mano.
 —  Ven, vamos. Ya es hora del té – sonrió tomándome de la mano, llevándome hacia una gran mesa.
 —  ¿Hora del té? Pero…
 —  Pero nada, pequeño – Me sirvió una taza de té y sonrió – Bébela
 —  Gracias, pero…
 —  Bébela – Me miró con mirada asesina, así que solo tomé de la taza  —  ¡Bien! ¿A que está delicioso?
 —  Ehm… si, gracias – Iba a tomar nuevamente pero él me quitó la taza lanzándola lejos, lo miré confundido y volvió a darme otra taza de té.
Luego de varias tazas de té arrojadas a quien sabe dónde, Yoochun y el chico se sentaron uno a cada lado mío.
 —  Oh, pero que maleducado. Soy Junsu  —  sonrió dándome la mano y agitándola enérgicamente.
 —  Changmin – respondí
 —  Lo sé, tonto
¿Por qué a todos les gusta decirme tonto? Ya me está cansando ese maldito apodo.
 —  Creo que es tarde… Debería irme – sonreí algo nervioso levantándome, pero la mano de Junsu me detuvo.
 —  Deberías, Si. Pero aún no puedes. – Me sonrió, pero aún así no quito ese silente mensaje de “Si te vas de mato” o peor aún “Si te vas te violo”
 —  En serio, debo irme
 —  No, no debes – Sonrió Yoochun
 —  ¿Y no se suponía que estamos atrasados? – me excusé
 — Sí, pero puedo hacerme un tiempo para estas… situaciones – Eso último lo dijo con un tono de voz muy… sexual para mi gusto.
“Esto se pondrá peligroso” Pensé, asustándome bastante.
 —  No, en serio debo…  —  El chico del sombrero, Junsu, se acercó a mí y me besó, me alejé pero esta vez no me quejé. No ganaba absolutamente nada con hacerlo.
Como no demostré señales de molestia o algo así, volvió a besarme, de pronto sentí unas manos ajenas a las suyas (estas sujetaban mi rostro) posarse en mis caderas, miré de reojo por sobre mi hombro y era Yoochun, el cual comenzó a lamer mi cuello. Ya no tenía energías para negarme, así que lo único que hice fue posar mis manos en el bien formado trasero de Junsu, acercando sus caderas a las mías (Si, me volví un degenerado como ellos)
 —  Oh…  —  sonrió Junsu entre mis labios, cerré los ojos lentamente. Las manos de Yoochun se deslizaron lentamente hasta mi entrepierna, frotando suavemente… Un suspiro se escapó de mi garganta cuando Yoochun mordió y lamió el lóbulo de mi oreja izquierda.
 —  Tu punto débil, ¿Eh? – sonrió, escalofríos recorrieron todo mi cuerpo y el calor comenzó a acumularse allá abajo nuevamente.
 —  ¿Por qué me… hacen esto? – Pregunté
 —  Lo ordena el Rey
 —  ¡Junsu! – gritó Yoochun
 — ¿Rey? ¿Qué Rey? Hmm…  —  pregunté siendo interrumpido por Yoochun quien mordió mi cuello.
 —  Nadie… No hay ningún Rey – Dijo nervioso Yoochun
 —  ¿Entonces quien los mandó a buscarme?
 —  El Rey de corazones claro está – Respondió Junsu tapando su boca al segundo después
 —  ¡¡Junsu!! – Yoochun le dio un zape en la cabeza.
 —  ¡Perdón! ¡Hace muchas preguntas! – Se quejó sobándose
 —  ¡Tengo derecho a saber! Oh mierda…  —  gemí cuando la mano de Yoochun se escabulló dentro de mis pantalones, comenzando a frotar mi creciente erección directamente.
 —  No… solo tienes derecho a gemir y disfrutarlo… nada más – susurró Junsu quien, de un solo movimiento, bajó mis pantalones.
 —  Exacto – respondió Yoochun quien bajó los pantalones de Junsu, dejándome apreciar su miembro erguido y latente.  —  Ahora… gime…  —  Tomó el miembro de Junsu y el mío con una mano y comenzó a frotarlos entre sí, sacándome varios gemidos y jadeos. El único apoyo que encontré fue a él mismo, así que me sujeté de su cuello levantando mi brazo. … el mordió y besó mi cuello, moviendo sus caderas simulando una penetración. A los segundos pude sentir su dureza detrás de mí. – Vamos a divertirnos…  —  susurró y se giró dejándonos a ambos (Junsu y yo) contra la mesa. – Junsu, recuéstate…  —  susurró sensualmente, Junsu obedeció – Minnie…  —  se acercó más lamiendo el lóbulo de mi oreja, sacándome otro suspiro. – Ponte en cuatro… sobre él
 —  ¡¿Estás loco?! – exclamé totalmente avergonzado.
 —  Solo hazlo – sus dedos rozaron mi entrada y gemí involuntariamente… Solo me resigné y obedecí, posicionándome entre las piernas de Junsu, quien se masturbaba bajo mi cuerpo.
Al verlo así, con sus mejillas encendidas, su cuerpo levemente perlado por una fina capa de sudor, esa lujuria en sus ojos y su rosada lengua lamiendo sus labios sensualmente… No pude evitar pensar en que se veía extremadamente apetecible y… ¿Comestible? Al segundo después me abofeteé mentalmente.
Mi cuerpo temblaba, no solo por la excitación, sino que también estaba extremadamente avergonzado y nervioso. De pronto Junsu gimió fuertemente, y me di cuenta de que Yoochun metía tres de sus dedos rápidamente en él.
 —  Junsu… dile a Changminie lo que quieres…  —  Susurró Yoochun, ese tono de voz tan sensual que tenía me excitaba aún más y hacía que mi erección doliera.
 —  Te quiero dentro… de mí… ahora… Hmm – ordenó abriendo más sus piernas, gimiendo repetidas veces, mi corazón latió aún más rápido.
 —  P… pero… ¡Ahhhhhhh! – Los dedos de Yoochun comenzaron a entrar y salir de mí con gran rapidez.
 —  Hazlo…
¿Cuándo Yoochun se había vuelto tan posesivo y controlador? Sé que no lo conozco hace mucho y que luego de hacerme una felación no lo vi más hasta ahora, pero por lo menos el rato que estuve con él se veía tierno y adorable (Como se supone que son los conejos)
 —  ¡Mete de una vez tú gran…! ¡Ahhh! – La orden tan subida de tono que me dio Junsu me sacó de mis pensamientos pero no alcancé a responder absolutamente nada porque Yoochun tomó mi miembro con una mano y me hizo entrar en Junsu. Enseguida sentí la estreches de este rodear mi erección la cual comenzó a doler como mil demonios (Nota mental: No quedarme con una tremenda erección durante mucho rato, luego duele)
 —  Mierdamierdamierdamierdamierdamierda…  —  susurré mordiendo mi labio fuertemente para no gritar. Los brazos de Junsu se estiraron hasta rodear mi cuello, uniendo sus labios con los míos justo cuando Yoochun me penetró de una estocada.
 —  ¡¡Hmmm!! – sus labios ahogaron el grito que ahora SI iba a salir y Yoochun comenzó a moverse lentamente dentro de mí. Esto es literalmente un trío. Y ni siquiera con una chica o dos, sino que con dos hombres ¡Yo no soy homosexual! ¿Por qué hago esto? ¿Por qué no me defiendo? ¿Y porque demonios se siente tan… tan bien? De verdad no lo entiendo. No me entiendo. ¡No entiendo nada!
Las lágrimas brotaron de mis ojos… No quiero seguir con esto. No quiero porque lo disfruto demasiado. ¡Odio sentirme así de bien!
 —  Los odio… Ahhh…  —  gemí. Junsu acercó su rostro al mío, secando las saladas gotas que corrían por mis mejillas con sus labios.
El final estaba cerca. Las fuertes embestidas de Yoochun me obligaban a hacer lo mismo en Junsu. Esperaba que luego de esto me dejaran al fin tranquilo.
Una última embestida hizo que me corriera en el interior de Junsu, lo mismo con Yoochun pero en mi interior y Junsu se corrió en mi mano.
Caí sobre él, jadeando constantemente, Yoochun salió de mi interior y se levantó, tomó unas servilletas que estaban sobre la mesa y se limpió… Yo salí de Junsu e hice lo mismo, luego lo ayudé a él.
Me quedé en silencio. Largo rato, solo me vestí y me quedé callado.
 —  ¿Changmin? – preguntó Yoochun, yo no contesté. Estaba enojado. Estaba realmente molesto pero conmigo mismo. Fui demasiado débil y me rendí. Pero no pasará de nuevo. – Changminie, ¿Estas enojado? – preguntó nuevamente.
 —  Hmm…  —  respondí cortante, giré mi cabeza molesto, pero Yoochun acercó su rostro al mío depositando un suave beso en mis labios, el cual hizo que todo mi maldito enojo se fuera.  —  ¿Podrías dejar de hacer eso? – Dije sin ganas
 —  Perdón, pero tus labios saben ricos – respondió y yo me sonrojé.
 —  ¡Insisto! ¡Son todos unos degenerados!
Yoochun comenzó a reír a carcajadas, yo crucé mis brazos haciéndome el ofendido pero terminé riendo junto con él.
 —  Yoochun, ya es tarde, deberían irse. – Me giré para mirar a Junsu, Yoochun hizo lo mismo – Además, quiero dormir. Váyanse. – Rió
 —  Cierto – respondió mirando su reloj, me tomó de la mano, se acercó a Junsu y lo besó tiernamente  —  ¡Adiós Junsu! – se despidió y comenzó a correr arrastrándome con él.
…él se despidió de ambos y lo perdimos de vista. Luego de correr un rato miré a Yoochun dudoso.
 —  Ese beso no fue como los que me das a mí. ¿Tú y él son novios o…? – La risa de Yoochun me interrumpió, y noté como sus mejillas se sonrojaban fuertemente.
 —  ¿Novios? No – sonrió avergonzado. Yo reí.
 —  Pero te gusta.
 —  Puede ser…  —  se sonrojó aún más e intentó esconder su rostro. Yo reí y paré en seco.  —  ¿Qué pasa? – Me preguntó
 —  Estoy cansado, no corramos…  —  le pedí poniendo la cara más tierna que pude y al parecer funcionó.
 —  Hmmm, ok, pero solo porque yo también estoy cansado – se excusó y yo reí.
 —  Si claro
Seguimos caminando un rato hasta que el tema anterior volvió a mi mente.
 —  ¿Por qué no le dices?
 —  ¿Qué cosa?
 —  Que te gusta
 —  ¿A quién?
 —  No te hagas el tonto
 —  Y tu no digas tonterías – sus mejillas se sonrojaron nuevamente.
 —  Vamos, ambos sabemos que estás loco por él. Así que tendrás que decirle. Me lo debes por todo lo que me has hecho
 —  ¿Y qué ganas con que lo haga?
 —  ¿Yo? Nada, pero me sentiría bien sabiendo que ambos son novios. Tu le gustas – sonreí y él también.
 —  Pues lo pensaré
Seguimos caminando hasta que al fin salimos de ese maldito bosque y comenzamos a caminar por un pequeño pueblito. Se parecía mucho a donde vivía. La sonrisa que tenía se fue de mi cara.
 —  ¿Extrañas a tu familia? – preguntó sin soltar mi mano, al darme cuenta de esto me sonrojé pero no la solté.
 —  Hmm… No sé, creo que no – respondí
 —  Ah…
Nos quedamos callados un largo rato hasta que él se detuvo.
 —  Tengo que adelantarme
 —  ¿Qué? ¡¿Me dejarás solo?! – Exclamé algo asustado.
 —  Tranquilo, desde aquí en adelante nadie te hará nada. Además es un camino corto – intentó tranquilizarme.
 —  ¡Pero me dejaras solo! – Me quejé
 —  Ya te dije que no te pasará nada
 —  ¡Me voy a moriiiiiiir!
 —  ¡Tranquilízate! – se acercó a mí y me besó, pero cuando se alejó levante mis brazos y lo acerqué nuevamente a mí. ¿Por qué lo hice? No lo sé. …l se alejó de mí con rapidez y sonreí al ver como el rojo se acumulaba en sus mejillas.  —  ¿Y… y eso?
 —  Tenía derecho a intentarlo ¿No? – sonreí y él me devolvió el gesto, revolviendo mi cabello.
 —  Aprendes rápido, pequeño. Bien, me largo, tengo muchas cosas que preparar
 —  Promete que nadie más intentará violarme
 —  Lo juro, son órdenes del Rey
 —  ¿Rey?
 —  No, nada. ¡Ya me voy! – comenzó a correr rápidamente hasta que lo perdí de vista.
 —  ¿Qué? ¡Espera! Espera… desgraciado – susurré y me quedé ahí parado, cruzado de brazos.
Miré al cielo y me di cuenta de que empezaba a oscurecer, así que caminé más rápido, ¿Y a dónde? Ni idea. Oh, soy genial.
 —  Comida…  —  susurré luego de caminar mucho rato y cuando el sol ya se había puesto completamente.
 —  ¡Alto ahí!
Miré a todos lados buscando esa voz pero por la oscuridad que se formó no pude ver.
 —  ¿Quién es? – pregunté pero una brillante luz blanca se encendió, dejándome literalmente ciego.
 —  Alto ahí, estás en territorio privado. – cuando mis pobres ojos se acostumbraron a la luz pude ver a los hombres que me habían rodeado. ¡Eran soldados! Y más extrañó aún, sus trajes tenían forma de cartas.
 —  ¿Territorio privado? – Pregunté nuevamente y una espada me pico la espalda  —  ¡Auch!
 —  ¡No tienes permiso de hablar!
 —  Pero…
 —  ¡Pero nada! ¡Tienes derecho a guardar silencio! ¡Todo lo que digas será usado en tu contra! – Dijo uno
 —  Serás llevado ante la corte por intento de robo – Dijo otro
 —  ¡Yo no intento robar nada!
 —  Estás arrestado, intruso – Uno de los soldados me esposó.
 —  ¡No hice nada malo! – Me quejé e intenté forcejear pero no sirvió de nada. Si era una broma de verdad ya no era gracioso.
 —  Déjenlo – Miré por donde venía esa voz.
 —  Pero señor…  —  dijeron los soldados
 —  Es una orden
Era la voz de un hombre. La voz más melodiosa y hermosa que haya escuchado, cada sílaba que pronunciaba era como un suave y angelical canto. Realmente quedé embelesado al escucharlo.
Cuando por fin se acercó lo suficiente como para mirarlo mis ojos se abrieron de par en par. Era realmente…

1 comentario :

  1. Santoooo Diooooos un YoomInSu😱😱😱 cassi me muero... yo quería un YooMin pero a mi Chunnie se le deschaveto la glandulita convidativa... jajaj Junsu deapepita todo con tanta pregunta jiji cositooo. Mmm super coqueto que el YooSu se guste y no se diga nada😘

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