S.O.R. Cap. 6 Todo de mí

— Así que, ¿aun tienes debilidad por los rubios? —bromeé.

—Sólo por uno —dijo caminando hacia mí y besándome suavemente, y puedo decir subconscientemente que ambos estábamos cayendo en nuestros viejos modos. Iba a necesitar pisar el freno… pero aún no estaba listo— Qué tal si te hago el desayuno. Podemos hacer lo que sea que quieras hoy.

—Suena bien —respondí.

Él fue y sacó los ingredientes para hacer tortillas y tocino. Puse mantequilla en la tostada y comimos en la barra de desayuno. Cuando terminamos me levantó y me puso sobre su hombro llevándome de nuevo al dormitorio. Me puso suavemente en la cama sobre mi espalda. Se inclinó sobre mí, soportando su peso sobre un brazo y sosteniendo con el otro mi cabeza para besarme lentamente. Nuestras lenguas danzaban. Pasé mis manos por arriba y debajo de su esculpido pecho, luego por su cuello y entre su pelo. «Lo extrañaba». Habíamos estado juntos una sola vez, pero nada se acercaba a lo que habíamos tenido.

Corrí mis uñas por su espalda levantando su camiseta. La levanté por sus hombros rompiendo el beso sólo lo suficiente para sacarla. Acaricié su abdomen, su camino feliz, la v entre sus caderas. El deslizó su mano por mi espalda y mis costillas, trazando mi pecho con sus dedos. Me abrió la camisa juguetonamente, rodó mis pezones entre sus dedos. Reprimí un gemido. Me senté y tiré la camisa que usaba a la creciente pila de ropa.

—Yunho… esto es sin compromiso. Sólo dos amigos teniendo sexo casual.

—Ya veremos —dijo besándome de nuevo.

Besé su mandíbula y cuello pasando mis manos por su pecho y hacia abajo hasta encontrarlo duro como el hierro contra sus pantalones. Nuestras bocas se encontraron de nuevo. Lo toqué suavemente a través del fino material tragando sus gemidos. Me beso los pezones y recorrió mis brazos con sus dedos.

Me acostó de nuevo y besó mi garganta, pecho, estomago, y luego rodó su lengua por mi ombligo. Deslizó sus manos por debajo del elástico de mis pantalones, bajándolos por mis piernas y dejándome sólo en mi bóxer.

—Mierda, ¡eres sexy! —gruñó.

—Tú igual —dije sin aliento. Él mordió mi cadera gentilmente antes de seguir por mis muslos y descansar su cabeza entre mis piernas. Él era bueno, «realmente» bueno, yo también estaba duro como una roca. Retorné el favor y lo tomé centímetro a glorioso centímetro hasta que me apartó.

—Esto habrá terminado antes de que siquiera comencemos si sigues con eso. — Lo empujé a su espalda y acaricié su cintura.

—Te necesito —dije mientras lo alineaba— Si no quieres hacerlo, ahora es tu oportunidad.

Él respondió levantando sus caderas y empujándose dentro de mí.

—Usa mi cuerpo. Hazlo tuyo —dijo entre sus dientes apretados— ¡Oh, mierda! —Se deslizó unos centímetros antes de levantarse de nuevo, tocando un lugar sensible, uno que ni siquiera sabía que existía. Entrelacé nuestros dedos y usé sus manos para abrazarme. Me comencé a mover, arriba y abajo, adelante y atrás, rápido y lento, cada movimiento mejor que el anterior.

—Vamos, baby, suéltate, déjame sentirte. Puedo ver que estás cerca. —Comenzó a bombear con un ritmo febril y acabé. La sensación era magnífica. Sentí que podía desmayarme. Enganchó sus brazos en mi espalda para cambiar de posiciones y dejarme sobre mi espalda. Se movía dentro y afuera suavemente, como si estuviera haciéndome el amor. Moví mis manos a su trasero para que acelerara. Estaba besando mi cara, mis pezones y mis labios causando una quemazón deliciosa. Su pelo estaba sobre su frente. Levanté mis caderas para darle un mejor ángulo.

—Eso se siente tan bien —gemí— Fóllame más fuerte Yunho. — Aceleró el ritmo y lo sentí llegar. Lo sentí engrosarse. Podía decir que estaba cerca.

—Vamos Yunho, he dicho que me folles. Fóllame como si lo hicieras en serio. Quiero sentir que pierdes el control. Te quiero todo. — Nuestra sesión se había vuelto animal. Él se dejó ir.

Dejó su cuerpo caer sobre el mío y nos miramos a los ojos, frente contra frente. Me besó y acurrucó con sus brazos.

—Por favor, no me dejes de nuevo. —Comencé a llorar. Me sentía vulnerable— Te necesito en mi vida, Yunho. No es lo mismo sin ti.

—Nunca. Te amo, Jae.

—Y yo a ti, Yunho.

—Creo que probablemente deberíamos salir y hacer algo hoy, o de otro modo no haremos nada más. ¿Ducha? —Sólo bromeó a medias, levantándome con él.

Levanté mis prendas distribuidas por la habitación y las doblé ordenadamente en una pila. Seguí a Yunho al baño principal y entré en la ducha con cuidado para no mojar mi cabello. Agregó algo de jabón a una esponja y comenzó a lavar mi cuello, mi espalda y luego todo el camino a mis pies antes de hacer lo mismo de frente. Tomé la esponja e hice lo mismo en él. Cuando salimos me envolvió en una esponjosa toalla blanca.

Decidimos caminar por la ciudad y hacer de turistas. En la tienda en la que estábamos sonaba una canción de U-Know y él comenzó a burlarse.

— ¿Recuerdas ese cumpleaños, Jae? —Trató de cambiar de tema rápidamente. No era un gran recuerdo para mí.

«Acababa de llegar a casa de la escuela. Era mi onceavo cumpleaños, pero nadie lo había reconocido. No esperaba que lo hicieran y estaba acostumbrado para entonces. Mi padre fue transferido a Inglaterra a tiempo completo el año anterior y no iba a volver a casa, pero llamaría si podía. En cambio, mamá iba a cenar con su “amigo” Kibum. No era estúpido, sabía que Kibum era más que un amigo. Había oído a mis padres discutiendo por él. Una vez que estuve en mi habitación dejé que las lágrimas cayeran. Fui a la cocina y me hice una cena de microondas. Limpié y volví a mi habitación a hacer algo de tarea.

Un poco más tarde Yunho había golpeado en mi ventana. Siempre la dejaba abierta para que pudiera ir y venir como gustara. Él me deseó un feliz cumpleaños y le dije que no estaba de ánimos para celebrar.

Salió de la ventana y entró con una bolsa. Sacó una pequeña tarta. Era amarilla con crema de glaseado y relleno de fresa… mi favorita. También trajo tres regalos. Un CD de TVXQ, dado que tenía un enorme enamoramiento con U-Know con el que siempre se metía conmigo, una caja de Jujubes, dado que era mi apodo para él y una foto nuestra en el parque de atracciones que nos habían sacado sus padres en el verano. Lo abracé agradecido. Algunas veces me sentía mucho mayor que once años. Le agradecí que fuera mi amigo. Comimos la tarta antes de que volviera a casa a la hora de dormir.

Me dormí soñando con el día en que pudiera salir de Greenville, Busan. Temprano por la mañana algo me despertó, era Kibum. Estaba borracho y balbuceando algo sobre un regalo de cumpleaños para mí.

Ese enfermo trató de violarme esa noche. Me las arreglé para escapar por la ventana. Corrí por el patio hacia la de Yunho. La abrió para mí y me llevó a su cama prometiendo que me mantendría a salvo. Lo hizo.»

—Querrás decir Sr. de U-Know. —Reí.

—Sr. de Jung suena mejor —dijo fingiendo dolor.

—Yunho, debes parar con la cosa del matrimonio. Has estado no comprometido por cinco minutos y aún no estoy listo para esa clase de compromiso. Podemos ser amigos, pero vamos a tener que poner algunos límites.

—Lo sé. Lo siento. —Sabía que lo había molestado. Vi una cabina de fotos al otro lado de la calle. Lo empujé a él y puse algo de dinero. Comenzamos haciendo caras tontas y acabamos besándonos. Nos marchamos antes de ser arrestados por indecencia pública. Almorzamos cerca del rio Han. Para cuando volvíamos estaba exhausto de tanto caminar, así que llamó a un taxi. Sabía que iba a tratar de convencerme de quedarme de nuevo, pero tenía escuela y trabajo mañana. No podía perder ninguno.

«Aunque la escuela estaba más cerca desde aquí que desde mi casa…»

Rápidamente aplasté el pensamiento.

— ¿Qué puedo hacer para convencerte de que te quedes?

—Yunho, necesito ir a casa. Tengo tarea que hacer y trabajo a la noche. Necesito una buena noche de sueño y eso no lo tendré si me quedo aquí. —Sabía que pasaríamos la noche follando como una pareja de conejos.

— ¿Qué tal el miércoles?

—Escuela hasta las cuatro y luego trabajo de ocho a doce.

— ¿Puedo llevarte a cenar entonces?

—Por supuesto —acordé.

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