El cielo
lloraba la pérdida de aquel ser que se encontraba ahora descansando en un ataúd
de madera fina rodeado de ángeles hechos de piedra, cuidadosamente esculpidos.
Los familiares
de ese hombre, presentes vestidos apropiadamente para un funeral, lucían
fastidiados de tener que estar en ese lugar, los ojos de todos denotaban la
asistencia por compromiso al sepelio de quien una vez fue su padre, amigo o
benefactor.
No había una
sola persona en ese lugar que no se beneficiara de alguna manera con la muerte
de Jung Hoon Kyul. Su familia sabía mejor que nadie la jugosa herencia que
recibirían al ser él el más grande inversionista de Corea. Todos y cada uno de
sus familiares eran malcriados, engreídos e hipócritas… Muy diferentes el árbol
de la madera.
El sacerdote
seguía dictando sus palabras de pésame para los familiares, sin conseguir que
alguno se interesara verdaderamente por la muerte del hombre.
— La vida es un arte, se disfrutan tanto las
buenas, como las malas experiencias.
— Hoon Kyul dejó un gran legado para
nosotros. A todos aquí, Jung Hoon Kyul nos dejó una huella imborrable.
Las palabras
del sacerdote provocaron una especie de risa contenida por alguno de los hijos
del difunto.
Hace mucho que
la concentración de todos se había perdido. Sólo miraban la urna con expresión
vacía… Muy vacía e interesada. Con ese brillo que sólo la codicia hace aparecer
en los ojos de las personas.
Pero la “atención” de todos se vio desviada
al observar un Mustang amarillo brillante de colección, con un motor bastante
potente, llegar al lugar del funeral.
Es Yunho.
La mirada de
todos se posó en el recién llegado que se bajaba acompañado de una hermosa y
delgada jovencita a la que la familia Jung desconocía.
— Llegas tarde.
Su madre lo
miró con reproche, pero Yunho hizo caso omiso. Después de todo, ¿tarde? Ya el
anciano había muerto. ¿Tarde? ¿Tarde para qué? Sacó un cigarrillo de su abrigo,
lo encendió y le dio una calada, observando el ataúd con desdén.
— Como sea…
Se limitó a
decir, escuchando algunas palabras en tono lánguido de alguno de sus tíos.
Suspiró con fastidio. Realmente no pudo jamás sanar el rencor que le tenía a
ese ser. Nunca le podría perdonar haberle arrebatado lo que él más admiraba.
Nunca pudo perdonarle que por su culpa muriera su padre.
Oculto detrás
de una de las estatuas con motivo religioso, un pequeño de unos ocho años,
vestido de negro casi por completo que hacía resaltar su pálida tez, lo
observaba atentamente con una de sus manos en los labios. Sostenía su paraguas
en la mano contraria y sonreía levemente al ver la escena que estaba
presenciando frente a él.
Retiró el
paraguas que lo protegía de la lluvia que comenzaba a cesar y dejó que por unos
segundos cayera el agua sobre su pálida piel, cerrando sus ojos… Sintiendo ese
frío contacto.
— Sung Ki, no hagas eso, mi niño. Te vas a
mojar y puedes enfermar.
— Omma, es que amo la lluvia. Déjame quedar
un poco más aquí.
Jaejoong miró a
su hijo con ternura, sintiendo cómo su pecho se comprimía al verlo disfrutar
tanto de algo tan simple como lo eran las frías gotas invernales de lluvia.
Sintió la necesidad de abrazarlo protectoramente. Lo amaba tanto. Él era lo
único que tenía para amar, porque él nunca había amado realmente a alguien. Ni
siquiera al padre de su pequeño.
Jaejoong, sabes que esto se
trata únicamente de una aventura para mí. Sólo eso. No hay ningún sentimiento
de por medio.
Lo sé, Yunho. Y para mí
también esto es simplemente para pasar el tiempo. Sólo eso. No hay ningún
sentimiento de por medio.
Ambos se sonrieron y
procedieron a entrar a la habitación del castaño. Porque sólo se trataba de
eso, de una pequeña distracción.
Pero trajo como consecuencia
de vida de Sung Ki dentro de Jaejoong. Por mutuo acuerdo con su consciencia,
prefirió ocultarle lo sucedido a Jung Yunho. ¿Para qué necesitaba saber lo que
había pasado esa única noche en que estuvo con él? ¿Para que creyera que era un
fenómeno o algo parecido? De preferencia, lo mejor era aguardar solo la llegada
de su hijo al mundo, sin que Yunho lo supiera.
Sin que su aventura de verano
lo supiera.
Jaejoong no dirigió
su mirada hacia lo que su hijo de ocho años veía a lo lejos. Sólo lo cargó
cubriendo a ambos con un paraguas.
Sabía que se
estaba llevando a cabo un acto funerario, pero no le dio más importancia. En un
parque cercano, después de todo, él y Sung Ki solían ir a almorzar por las
tardes y era normal ver cómo varias personas asistían a tan lúgubres momentos.
— ¿Qué estabas haciendo aquí solo?
Jaejoong inició
una conversación banal con su hijo, sólo por la necesidad de escucharlo.
— Sólo veía la entrada que hizo el chico del
Mustang que está allí estacionado. Fue genial.
Vio el Mustang
que su hijo le había indicado y sólo pudo sonreír. Sung Ki únicamente se
impresionaba con lo que tuviera que ver con autos.
Además pudo
observar cómo todos esos señores vestidos de alta costura se movían hacia otros
autos de lujo que también estaban allí. Todos parecían pertenecientes a un
ejército o algo parecido, todos vestidos de negro, con ese extraño brillo en
sus ojos.
Quizás estaban
presentes cinco niños de las aproximadamente cuarenta personas que estaban y un
muchacho que vestía una chaqueta acompañado de una hermosa mujer.
Esas personas ricas… Siempre
son así. Todas.
Se acercó al
ataúd y el nombre de Jung Hoon Kyul escrito en letras doradas le resaltó a la
vista. Había escuchado de él sinfín de veces. Un hombre rico, poderoso,
beneficiario y con múltiples negocios emprendedores que ayudaban a las causas
más necesitadas.
Él lo sabía.
Y medio mundo lo sabía.
— Omma, esas personas no parecían estar
demasiado tristes por la muerte de este señor.
Sung Ki saltó
de los brazos de Jaejoong y pasó su pequeña mano sobre la madera oscura.
— Este señor nos ha ayudado mucho
indirectamente.
Lo mejor era
irse de allí ya mismo. El señor Jung no era familiar de ellos, aunque tuviera
el mismo apellido que ese muchacho con el que estuvo por primera y única vez.
Pero no era
necesario colocarse en un estado paranoico; había miles de personas apellidadas
Jung en Corea y no necesariamente tendría que tratarse de algún pariente de
Jung Yunho.
Pero Yunho ni
siquiera pensaba en Jaejoong, ni siquiera recordaba el nombre de ese muchacho
que tuvo en el último año de instituto. Ese que desapareció tres meses después
de haber tenido sexo casual con él.
Y menos aún se
imaginaba que de ello tendría a un pequeño de ocho años, tan parecido a él
físicamente, pero con una viveza y edad mental muy superior.
Porque lo único
que a Jung Yunho le importaba era pasarla bien sin pensar en el mañana. Tenía
el tiempo y el dinero para hacerlo. Era joven y la vida muy fácil, como lo era
también para el resto de la familia Jung.
Es por ello que
en ese momento todos esperaban a que un viejo amigo de Jung Hoon Kyul, socio
del anciano en todas sus tretas, un abogado reconocido y de plena confianza,
comenzara lectura del testamento. Aquel momento que todos esperaban desde que
se supo de la enfermedad terminal de Jung y que en poco tiempo iba a morir.
Yunho estaba
allí sentado en uno de los sillones de la enorme sede del abogado, con los pies
sobre la mesita central de la sala y leyendo una revista. Estaba seguro de que
su abuelo no le había dejado absolutamente nada. ¿Por qué debía hacerlo? Si él
muy poco mantuvo contacto con él desde la muerte de su padre.
Su madre salió
de la oficina con cara de disgusto.
— Vámonos, no recibimos nada. El muy
descarado me dijo que mi casa me la dejarían en manos de la agencia. Viniste en
vano.
Yunho rodó los
ojos y se puso de pie de mala gana. Odiaba estar allí y odiaba a su abuelo.
— Jung Yunho.
Llamó la voz
del abogado desde dentro de la oficina, sonriendo amablemente junto a su
también anciana secretaria.
— ¿Yunnie?
Su madre lo
llamó desde el ascensor, dispuesta a ya irse. Sin embargo; Yunho se fue
ignorando el llamado dulzón de su madre, yendo hacia la oficina del abogado.
— De acuerdo, ¿cómo sabe mi nombre?
— Mi trabajo es saber el nombre de todos los
herederos de tu abuelo, Yunho. Toma asiento.
Yunho obedeció
de mala gana la petición del abogado, montando una vez más sus pies sobre la
gran mesa del buffet.
El abogado tomó
una cajita de madera entre sus delgadas manos enseñándosela a Yunho. La abrió
lentamente, extrayendo un sobre bien sellado del mismo.
— Eres testigo de que el sobre se ha abierto
hoy en tu presencia por primera vez.
Yunho suspiró
fastidiado.
— Señorita Lee, ¿podría colocar el cd en el
DVD, por favor?
Pidió el señor
Park con una sonrisa amable a su secretaria, quien obedeció al pedido.
En cuestión de
segundos, la imagen de Jung Hoon Kyul apareció en la amplia pantalla de
televisión de ese lugar.
— Hola, Yunho. Primero que nada, si ves esto
debo estar muerto… Bueno, basta de tonterías. ¿Cómo estuvo mi funeral?
Estuve pensando mucho en qué
podría darte de herencia pero sin que te transformaras en un monstruo codicioso
y envidioso malcriado como el resto de tus tíos y primos.
Y pude llegar a la conclusión
de que la mejor manera de hacerte aprender es… No dándote nada.
Yunho se puso
de pie enojado, ya sabía que algo así pasaría. Su abuelo no le había dejado
nada. Y tampoco esperaba ni deseaba tener nada de él.
— Vuelve a
sentarte, Yunho. Lo que quiero decir es que no te daré nada… Todavía. Debes
hacer una serie de cosas. Es el caminito que te irá llevando de a poco a lo que
tengo para ti. Te aseguro que vale la pena, pero sólo tú podrás descubrirlo.
Quizás sea mi forma de
compensar todo lo que te he hecho sufrir…
lindisimo,pobre jae tuvo q mantener a su hijo solo y el rebelde yunnie nada,pero se que esta sera una divertida historia que me hara sacar el pañuelo mas de una vez :)
ResponderEliminaracaso su abuelo le mostrara la verdad felicidad, sera que el ayudara a yunho a llegar a jae.
ResponderEliminarQue feo es morirse y que estén en el funeral solo por ver que les dejo.. Que malos, a se fluir leyendo se esta poniendo interesante...
ResponderEliminarGracias
Esta muy interesante!!! Pense que el abuelo sabia del nieto me voy al otro cap atte: Giovanna Gi
ResponderEliminarinteresante de seguro el abuelo lo llevara a Jae ese si que seria una herencia muy bella pues lo llevara a el amor de Jae y su hijo claro si el abuelo se entero de la paternidad de Yunho pues el ayudaba a Jae creo por que lo dijo no
ResponderEliminarGracias
El Abuelo sabía algo acerca del pequeño ?? Puede ser que haya ayudado a Jae por que el pequeño se parece a Yunho y de esa manera descubrío que tenía un bisnieto??? Vaya interesante trama. Jae oculto la verdad, pero no creo que haya estado con Yunho sin sentimientos de por medio.
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