Choi
Minho le regaló una sonrisa a la señora que se encontraba trapeando el piso de
mármol de los pasillos de la emisora.
—Buenos días, señor Choi. — Saludó la mujer
devolviendo el gesto. — Parece que está
de buen humor esta mañana.
—Tuve un buen fin de semana con mi madre
y mis hermanos. — Respondió Minho mientras abría la puerta que conducía a la
cabina. — ¡Feliz inicio de semana para
usted!
Dentro,
suspiró cansado. No tenía ganas de ver a Changmin, pero no había otra opción.
Se sentó con gesto de culpa frente al micrófono en que en unas horas hablaría
junto con él... Con su dilema.
Estaba
cayendo lentamente en un abismo sin salida. ¿Cómo se le ocurrió enamorarse así
de su compañero, su amigo de toda la vida...?
Alguien
tocó el vidrio con ritmo haciendo que Minho despegara su mirada de la
nada.
Era
Yunho que saludaba enérgicamente. Sonrió aliviado.
—Tienes cara de que no dormiste nada... — Anunció Yunho
entrando. El menor asintió con la cabeza.
—Supones bien. No veo a Changmin desde el
viernes y no quiero verlo. — Yunho se extrañó. Minho quería estar con Changmin desde que
entró a trabajar a la emisora: incluso cuando era nuevo, se le cedió la
oportunidad de trabajar junto a él... Y desde entonces Yunho supo que Minho se
había enamorado de su mejor amigo.
— ¿Pasó algo malo? — Yunho vaciló antes de
preguntar lo siguiente. — ¿Sabe Changmin
lo que sientes ya?
— ¿Cómo sabes...?
—Ya eres bastante obvio, Minho. Si él no
se da cuenta es porque está ocupado en ser el sarcástico Changmin de siempre. — Minho sonrió con
tristeza.
—Siempre... Siempre lo he adorado. Tantos
años amándolo en secreto y todo desmoronado por... — Guardó silencio
porque allí estaba haciendo acto de presencia Shim Changmin. Miró
alternadamente a Yunho y a Minho y sin mediar palabra con ellos, tomó asiento
un poco retirado. Estiró unas cuantas hojas del periódico del día y leyó
mientras tomaba su café expreso bien caliente.
Yunho
volvió a dirigir su mirada a Minho:
— Escúchame... — Habló lo
suficientemente audible como para que sólo su amigo lo escuchara. — La vida es una. Habla con él y dile lo que
sientes. Si él no te corresponde, ya buscaremos solución.
— ¿Tiene que ser ahora? — Preguntó Minho
notablemente nervioso. — Estamos a punto
de empezar y...
—No esperes al momento correcto. No lo
dejes pasar mucho tiempo o esto se te hará una eterna tortura. — Minho asintió y se
levantó de su silla.
— ¡Que tengan buen día ambos! Y no me
esperen para almorzar, iré a buscar a Jaejoong. Le pedí el día libre al jefe.
Hoy no se transmitirá mi espacio.
—Estás pasando mucho tiempo con
Jaejoong... — Changmin habló por primera vez en todo lo que llevaba allí
sentado con ellos pero no despegó su mirada del periódico. — Te noto feliz cuando sales con él.
—No lo sé, es todo muy extraño. Somos
buenos amigos ya. — Yunho estaba muy sonriente, como cada vez que hablaba de
Jaejoong. — Es un chico interesante.
No
dijo nada más y se retiró del lugar.
Minho
bajó la mirada nervioso. Si bien la noche del viernes se le había escapado su "loca
pasión por Changmin", no fue explicado con lógica y argumentos.
Hasta pudiera existir la posibilidad de que Minho, gracias a su enfado,
estuviera diciendo incongruencias.
Changmin
se dio cuenta del estado de Minho y se acercó a él.
— ¿Necesitas decirme algo?
—De hecho tenemos veinte minutos... Y
deseo hablar contigo.
>>> ♥ <<<
Todos los chicos y las chicas de la universidad que andaban en cambios de hora veían sorprendidos a la gran figura de Jung Yunho pasar por sus pasillos, silbando una canción de Broadway y con las manos en los bolsillos.
Los
murmullos generales no perturbaban la concentración de Yunho para encontrar a
Jae. Ya le había dicho que saldría temprano ese día pero no lo veía por ningún
lado.
Vio
pasar casi cayéndose a uno de los amigos de la persona que buscaba, ese alegre
chico que era sujetado por otro de una apariencia más seria.
— ¿Heechul? — Llamó el castaño al
amigo de Jaejoong.
—Yunho ssi, ¿cómo está usted? — Saludó el alegre Kim
Heechul al personaje que tenía en frente. —
Jaejoong está en la biblioteca con Hyunjoong. Queda en el piso de arriba por la
izquierda. — Yunho le sonrió y despidiéndose, fue al encuentro de
Jae.
— ¿Ese es Yunho, Yunho el de la radio?
¿Jung Yunho? — Heechul le dio una palmada a Siwon en la espalda.
—Jaejoong y él son muy amigos.
Últimamente Yunho lo busca mucho... Y creo que Jaejoong está enamorado.
—Lo veo mucho mayor. — Heechul le hizo mala
cara.
—Tiene veintiocho, no es un anciano
decrépito. Además, Jae no es un bebé. Creo que sabe lo que hace. De todas
maneras por el momento son únicamente amigos... No sabemos si Yunho quiere algo extra.
—Bien sabes que Hyunjoong lleva años tras
Jaejoong... A él no le importa que sea ciego. Yunho puede ser muy célebre y
todo lo que tú quieras pero no le va a romper el corazón...
—Después yo soy el sobre protector con
él. Relájate hombre. — Siwon colocó los ojos en blanco. Heechul podía parecer madre
muchas veces, pero otras actuaba simplemente como si nada.
>>> ♥ <<<
—Yunho... — Susurró Jaejoong mientras seguía concentrado dándole sombras a su dibujo. Algo le decía que estaba ilusionado, que su tonta fantasía sería eso... Una fantasía. Pero otra parte le insistía en que no se rindiera. — Es el llamado "poeta de la radio"... Lo escucho todos los días.
—Creo que sé quién es. — Respondió Hyunjoong
con una sonrisa fingida. — ¿Te gusta
mucho, cierto? — El sonrojo de Jaejoong le confirmó sus sospechas aún
cuando no recibiera un "sí". Pero la sorpresa de
Hyunjoong fue mucho mayor cuando la esbelta y atractiva figura de Yunho se hizo
presente en la biblioteca.
— ¿Yunho? — Preguntó Jae al
sentir que ese perfume masculino inundaba sus fosas nasales. Sonrió
ligeramente.
— ¡Eres bueno! ¿Cómo supiste? ¿Acaso si
puedes verme? — Bromeó el castaño haciendo ademanes frente al rostro de
Jae.
Hyunjoong
sintió cómo levemente era desplazado de la escena, así que guardó sus libros en
el bolso y se retiró sin ser notado por los otros dos.
Sus
ojos acumularon lágrimas y miró con una sonrisa falsa la carta que tenía
pensada leerle a Jaejoong donde confesaba todos sus sentimientos por él.
Mi ángel... Es mi ángel y no te lo cederé tan fácil, Jung Yunho. No me interesa quién seas.
Mi ángel... Es mi ángel y no te lo cederé tan fácil, Jung Yunho. No me interesa quién seas.
>>> ♥ <<<
Changmin seguía sin poder creerse lo que Minho le estaba confesando.
—Comprendo si no me quieres volver a
hablar, comprendo si te di miedo y ya no quieres trabajar más conmigo...
Enserio. — Minho hacía el ademán de querer retirarse del sitio pero Changmin
lo tomó del brazo, halando hacia él el delgado cuerpo de Minho.
— ¿Y si yo también debo decirte
algo?
— ¿Y si no quiero escucharlo? — Minho trataba de
esquivar la mirada de su compañero. No quería escuchar nada acerca de lo que
pudiera sentir. Ya había sido mucho sufrir en silencio como para que ahora algo
más rompiera su corazón.
—Yo lo hice, es justo que me escuches
también. — Era la primera vez que Changmin sonaba serio. — Eres... Eres un chico...
—Muy observador. — Soltó sarcásticamente
Minho.
—Déjame terminar... — Frunció el ceño
Changmin. — Eres un chico muy bueno, muy
vivaz y mereces que alguien te quiera, ¿estás seguro de que yo pudiera ser ese
alguien?
—Yo no elegí sentir esto por ti. Si
pudiera arrancarlo para no sentirlo... Si pudiera sacar este sentimiento lo
haría.
—Pues, de hecho a mí... — Changmin hizo una
pausa pensativo. — Me alegra que no
puedas quitar ese sentimiento. — Minho levantó las cejas sorprendido.
Changmin
sonrió ante el encantador gesto de duda de Minho. Supuso que nunca habría
imaginado que él también trataba día a día de acallar su corazón.
—Sabes que soy alérgico a los abrazos,
pero... ¿Puedo darte uno? — Changmin estaba muy cerca de Minho pero no se atrevió a hacer lo
que en verdad quería: besarlo.
—Creo que puedes... — Admitió el caluroso
abrazo de Shim Changmin. Aún no podía creer lo que estaba sucediendo.
>>> ♥ <<<
— ¿Qué estudiabas? — Preguntó Yunho mientras salía del establecimiento con Jaejoong.
—Un poco de todo. Tengo dos exámenes
cruciales la semana que viene y quiero salir bien. Ayudaba a mi amigo a
estudiar.
—Hyunjoong, ¿cierto? Creo que no le
agrado. —
Recordó la mirada helada que le dedicó cuando Jaejoong dijo "Yunho". —Creo que le gustas.
—Sé que es así, pero no tengo interés en
él. Es decir, siempre se ha portado muy atento, pero no. Creo que es un chico
que puede encontrar amor en alguien más que no sea yo.
—Yo veo que no se rendirá tan fácil. — Dijo Yunho mientras
abría la puerta de su auto y dejaba pasar a Jae. — Recuerdo cuando Yoochun y yo nos gustábamos. Yo no descansé hasta
tenerlo a mi lado. — Jaejoong sintió algo retorcerse dentro de él al
escuchar ese nombre.
—Supongo que algún día puede que me deje
conquistar por él, quién sabe. Por los momentos, no puedo aceptarlo... Lo voy a
herir profundamente si le miento y lo acepto. — Nunca se había
planteado en realidad el hecho de estar con Hyunjoong como algo más que
amigos.
—Veo que tu parte emocional es bastante
madura. — Jaejoong se encogió de hombros.
—Y, ¿por qué me viniste a buscar? — Jaejoong trató de
evitar el tema del amor. Sabía que eso traería a Yoochun a colación y no quería
escuchar cuánto Yunho había estado con él, ni los momentos felices que pasaron.
—Si no harás más nada durante las horas
venideras, me gustaría que me acompañaras a varios sitios. Prometo que habrá
comida. —
Jaejoong sonrió ante lo planteado provocando que Yunho riera con ganas. — No te angusties, será sólo para ti. Con
chocolates y...
— ¿Chocolates de esos que me regalaste
una vez? — Yunho casi podía ver cómo se le hacía agua a la boca a
Jaejoong.
— ¡Todos los que quieras!
—Que quede constancia que creo que esto
es un soborno, pero acepto acompañarte.
—Muchas gracias, señor Jaejoong. — Jaejoong negó con la
cabeza.
—Usted es un anciano a mi lado, Jung. — Yunho hizó un sonido
de indignación que hizo salir la risa encantadora y melodiosa de
Jaejoong.
La
primera parada que hicieron fue en un restaurante de comida china. Cuando
Jaejoong acabó con todo lo comestible y bebible de la mesa preguntó tímidamente
si podía pedir un helado. No era la primera vez que Yunho veía literalmente
tragar a Jaejoong, pero no dejaba de asombrarlo.
—Estoy que exploto. — Se quejó Jaejoong
mientras seguía comiendo ese pastel de chocolate que habían comprado en una
tienda de postres. — Siento que no puedo
mover mis extremidades.
—Me extrañaría que pudieras hacerlo. — Respondió Yunho a la
queja haciendo que Jae resoplara.
—Si vomito, te vomitaré encima. ¿Podemos
descansar un momento?
—No sé por qué comes tanto si vas a
quejarte. — Yunho detuvo a Jaejoong e hizo que se colgara de su espalda. — ¡Eres ligero como una pluma!
—Yunho... — Susurró en el oído de
la persona que lo estaba cargando. — Me
avergüenzas.
—Entonces, ¿te bajo? — Preguntó Yunho
sonriendo retador sabiendo que iba a recibir una negativa y así fue. — Te llevaré así hasta el auto,
tranquilízate.
Pero
Jaejoong aprovechó para perder sus cuatro sentidos en Yunho. Sus manos que
reposaban en su pecho, su perfume estaba haciendo que delirara y su oído sólo
estaba escuchando el sonido de su acompasada respiración, a pesar de que su
entorno fuera un ruidoso centro comercial.
—Jae.
Jaejoong
estaba perdido, escuchaba la voz de Yunho como un eco lejano.
— ¡JAEJOONG!
— ¿Sí? — Fue lo único que pudo
articular.
— ¿Te sientes bien? — Preguntó bajándolo de
su espalda preocupado. — Estás pálido,
¿tienes náuseas? — Jaejoong negó con la cabeza.
—Estaba muy cómodo, es todo.
—Puedes descansar un poco en el auto. — Yunho se acordó de
las preguntas que pensaba hacerle hace algún tiempo.
—Sé que tal vez es una gran tontería
pero, ¿juegas a los videojuegos? ¿O ves películas?
—Te apuesto a que te destrozaría en
cualquier juego, Jung Yunho. Y sí, el cine es lo mío. — Sonrió con
satisfacción. — Me gustan las películas
de suspenso.
— ¿Y la playa? ¿Qué tal la playa?
— ¡El mar es genial! Una vez fui con Eun
Yoo al mar y estaba repleto de medusas.
—Entonces ese es nuestro itinerario,
Jaejoong. Juegos, películas... Pero primer iremos a la playa.
El
bajo sol de las cinco de la tarde teñía de un tono naranja suave el mar. Al
olfato de Jae llegaba el olor de brisa marina y esa sensación de paz como cuando
estaba con Eun Yoo volvió a aparecer.
—Amo el mar... — Yunho no podía
olvidar todas esas veces que iba con su familia. Ese era su lugar especial y no
lo había compartido nunca con nadie, ni con Yoochun o Changmin.
—También yo. De hecho mi lugar especial
es en un parque que da frente al océano también. — Yunho lo miró con
extrañeza y luego su mirada se dirigió a un risco en donde estaba un viejo
parque que frecuentaba con su hermano menor.
—Parece que tenemos el mismo lugar
especial.
— ¿El parque es en esta playa? — Jaejoong estaba
anonadado. Había estado compartiendo ese sitio con Yunho desde que eran niños y
no lo sabía.
—Así es. De hecho te traje aquí porque
desde que nos conocimos hace un mes y unas semanas, te has vuelto especial para
mí. Y compartir mi lugar especial es como revelarte un lado de mi corazón.
Se
sentaron en la orilla del mar sin importar que se mojaran sus ropas.
—Hay un hermoso atardecer en este
momento. ¿Quieres que te cuente otro secreto? — Jae asintió. — De niño tuve una pelea con mi hermano y él
huyó a este lugar. Yo lo encontré acá; algo me decía que debía estar justo
donde estamos ahora. Y desde entonces cuando me siento solo o triste rehuyó al
mundo aquí. Mi hermano ya no vive...
— ¿Puedo preguntar qué le pasó? — Yunho trató de
aguantarse sus lágrimas.
—Mis padres nunca tomaban en cuenta lo
que hacía. Ni lo bueno ni lo malo. Siempre estaban pendientes de mí y de si
lograba conseguir la beca a la universidad. Un día llegué a casa con la
intención de disculparme con él pero lo encontré en su habitación...
Muerto.
—Vaya... — Jaejoong nunca pensó
que eso sería lo que estaba escondido en las dulces palabras que brindaba a su
audiencia. — Creo que mi único gran
secreto es que mi Omma me llama Jaejoongie. — Yunho sonrió limpiando una
lágrima que había escapado de sus ojos.
— ¡Es un lindo apodo! Mi Omma solía
llamarme Yunnie. — Jaejoong rió. — ¡No te
burles, Jaejoongie!
—Mi Omma es la única que puede llamarme
así, Yu…nnie.
—Está bien, ya no te molestaré con esto,
Jaejoongie — Jaejoong le mostró la lengua.
— ¡No te enojes! Mejor vamos dentro del
mar...
—No, espera... — La voz de Jaejoong
detuvo la acción instantánea de Yunho. —
No sé nadar. — Admitió con pena.
—Vamos, allí alcanzas. Hagamos esto antes
de que llegue invierno. — Yunho tomó la mano de Jae tironeándolo para que entrara con él.
— Prometo que si no alcanzas te ayudo. —
Jaejoong se quedó inmóvil al sentir cómo los dedos de Yunho se entrelazaban con
los suyos.
—De acuerdo... — Pudo decir algo
coherente y se felicitó por ello. — Si
dejas que me ahogue, mi espíritu buscará a Eun Yoo y vengará mi muerte.
—No seas exagerado. Mira cómo ya estás
dentro. —
Y era cierto. El agua llegaba por la barbilla de Jaejoong y sin mencionar que
se encontraba fría por lo poco que faltaba para el invierno.
Sintió
cada poro de su piel levantarse reclamando calor. Yunho trató de contener la
risa porque a Jaejoong le temblaba la boca. Se acercó a él y lo envolvió en un
abrazo.
—Te estás helando y no quiero un helado
de Jaejoong. ¿Y si tu amigo Hyunjoong te come?
—No seas idiota, ¿quién querría comerse
un helado defectuoso? — Yunho le propinó un golpecito en la cabeza a Jae.
— No digas tonterías, no eres
defectuoso.
—Yunho, me tomo mi ceguera con humor.
Además, a Hyunjoong le gusto ciego, sordo o como sea... O al menos eso dijo
él.
—Jae, yo vi a tu amigo. Es guapo y se
nota que te quiere mucho.
— ¿Te gustó a ti, Yunho?
—No, no. Pero, ¿no quieres nada de nada
con él? — El cuerpo de Yunho se tensó ante aquella proposición. ¿Cómo
podía ocurrírsele aquello a Jaejoong?
—Como te dije, no siento ese cariño por
él. Prefiero que no se haga ilusiones. ¿Por qué insistes tanto en esto? No
tengo prisa en tener un novio.
—Lo siento… No sé por qué insisto. — Y en verdad no lo
sabía. Tal vez sabía lo que era buscar el amor de alguien en un corazón que se
niega a darlo. — ¿Quieres aprender a
nadar?
— ¡No! ¡Ni se te ocurra soltarme, Jung
Yunho!
—Es que, Jaejoong… Creo que viene un
guardacostas. — A lo lejos se veía una figura que tocaba un silbato dirigido a
los dos. — No debimos entrar con ropa.
— ¿Insinúas que debí desnudarme para
complacer tus locuras? — Yunho rió. — ¡No te rías,
ahora estamos en problemas! — Jaejoong lucía bastante preocupado pero la
situación le parecía increíblemente simpática a Yunho.
—Salgamos. — Y debajo del agua
Yunho cargó a Jaejoong hasta la orilla de la playa. El guardacostas estaba ya
frente a ellos con cara de disgusto.
— ¿Acaso no saben que no pueden entrar a
esta playa a bañarse? ¡Está prohibido! — Jaejoong estaba congelándose entre los
brazos de Yunho. La ropa mojada se pegaba a su piel y hacía que el frío
traspasara aún más rápido. — Necesito sus
nombres.
— ¡Espere! Lo que sucede es que… — El castaño trató de
pensar rápido. Había sido su idea el entrar a la playa, no de Jae. Y si
tendrían algún problema legal mejor que no lo inculparan injustamente. — Yo me metí a la playa por mi cuenta. Este
chico, aún sin saber nadar me intentó sacar de allí. Es un ecologista, ya sabe
cómo se comportan. — El guardacostas asintió.
—De acuerdo, por el momento sólo les
amonestaré, pero si los vuelvo a encontrar por acá dentro del agua, tengan
asegurado que los llevaré conmigo. — Y sin esperar contestación, dio media vuelta y caminó con
parsimonia al otro lado de la playa una vez más.
—Vamos a mi casa, Jae. Lamento el mal
rato. No sabía que nos pillarían. — Jaejoong se tumbó en la arena en busca de sus zapatos. Cuando
los encontró le lanzó uno de ellos a Yunho.
— ¡Estás completamente loco! — Refunfuñó. — Pero… Fue divertido. Hacía mucho que no
había entrado al mar así…
>>> ♥ <<<
— ¿Qué tal si no te gusta lo que
encuentras?
—Si Yunho no está conmigo, no estará con
ese idiota. Me acompañarás a su casa y me aseguraré de que ese tal Kim Jaejoong
no se le vuelva a acercar a Yunho más nunca.
—Vale, quería convencerme de que no eras
idiota y tenía razón, no lo eres. Eres un imbécil de la primera categoría. ¿A
ti qué demonios te importa si Yunho está con ese chico? ¡Hace mes y medio que
no te le apareces o te dignas a llamarlo por tu orgullo… ¿Y vienes a dañarle su
vida personal a tu antojo?
— ¡Ya para de sermonearme! Tú tampoco
eres un santo, Junsu. ¿O te recuerdo lo que le hiciste a Changmin cuando eran
niños de dieciséis? — Junsu suspiró agotado.
—Para tu información, yo sí me supe
disculpar. Incluso Changmin y yo seguimos siendo amigos. Que recuerde nunca
interferí con lo que decidió más adelante y cuando me dijo que gustaba de su
nuevo compañero de trabajo, Minho, nunca me entrometí tratando de hacerle la
vida añicos a ambos.
— ¡Felicidades, me parece excelente lo
que hiciste, muy honorable! — Se burló Yoochun.
—De acuerdo, Yoochun. Iré contigo. Pero
no lo lamentes después… El que juega con fuego se quema.
>>> ♥ <<<
—Me queda enorme. — Se quejó Jaejoong
sintiendo cómo le quedaba la ropa que le había prestado Yunho. — ¿No conservas algo de cuando eras un chico
de veintidós?
— ¿Acaso crees que crecí de los veintidós
a los veintiocho? — Yunho le pasó una taza de chocolate caliente a Jae. — Siempre fui grande. Ese eres tú, que eres
menudito. — Jaejoong hizo mala cara.
—Cuando tenga cuarenta probablemente seré
delgado y tu un gordo parecido a Mario Bros. — Yunho estalló en
carcajadas.
—Con todo lo que comes, dudo que no
termines así como describes que seré yo. — Yunho estrujó una de las mejillas de
Jaejoong. — ¡Mira cómo ya tienes tus
mejillas suavecitas!
— ¡Mis mejillas no son suaves! — Jaejoong se acarició
donde su mejilla había quedado roja por el apretón. — Es sólo que… — Pero Yunho le dio un suave beso en donde había
quedado la marca rojiza.
—Eres muy suave, Jaejoongie. — Jae tomó un sorbo de
su chocolate para distraerse y no dejarse llevar por sus impulsos. El sonido
del timbre ayudó a destensar sus músculos también. Pero esa voz hizo que
automáticamente su corazón palpitara muy deprisa. Yoochun…
— ¡Estás con ese mocoso! — Podía escuchar
claramente cómo sus gritos a Yunho clavaban miles de astillas en su corazón. — ¿Hasta cuándo dejarás de actuar con
lástima?
— ¡Jaejoong es mi amigo! — Sus lágrimas estaban
saliendo desesperadamente por la comisura de sus ojos. No quería escuchar que
le tuvieran lástima… Se negaba. — No vas
a entrar a ofender a Jaejoong. ¡No te lo voy a permitir!
— ¡Sólo está contigo porque necesita
atención! ¿No ves que está enamorado de ti? — Jaejoong dejó escuchar sus lamentos. Se
volvía a sentir patético. Yoochun tenía la capacidad de hacerlo hundirse en su
propia desgracia.
—Mira Yoochun, puedes dejar de estar
inventando cosas. Cuando quieras comportarte acorde a la edad que tienes, me
buscas y hablaremos. Antes no. Así que largo. — Lo último que escuchó
fue la puerta principal cerrarse. Intentó secar sus lágrimas en vano, pues
mientras más lágrimas secaban, más lágrimas salían.
— ¿Jaejoong? ¿Estás bien? — Jaejoong lloraba
desconsoladamente. Yunho lo envolvió en un cálido abrazo.
— ¿Te doy lástima, Yunho? ¿Te doy lástima
porque no puedo ver? ¿Es eso? — Las lágrimas de Jaejoong no daban tregua y mojaban la camiseta
de Yunho.
—De ninguna manera. — Dijo con seguridad
Yunho. — Jaejoong, ¿quién te puede tener
lástima si eres un ser increíblemente maravilloso?
¿Por qué debo quererte
tanto, Yunho?
el yunjae comenzo a vivir bonitos momentos juntos y ahora yoochun lo malogra todo haciendo sentir mal a jae :(
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