martes, 14 de agosto de 2012

I can see with my heart. Cap. 5. Trust I seek and I find in you




Choi Minho le regaló una sonrisa a la señora que se encontraba trapeando el piso de mármol de los pasillos de la emisora. 
—Buenos días, señor Choi. — Saludó la mujer devolviendo el gesto. — Parece que está de buen humor esta mañana. 
—Tuve un buen fin de semana con mi madre y mis hermanos. — Respondió Minho mientras abría la puerta que conducía a la cabina. — ¡Feliz inicio de semana para usted! 
Dentro, suspiró cansado. No tenía ganas de ver a Changmin, pero no había otra opción. Se sentó con gesto de culpa frente al micrófono en que en unas horas hablaría junto con él... Con su dilema. 
Estaba cayendo lentamente en un abismo sin salida. ¿Cómo se le ocurrió enamorarse así de su compañero, su amigo de toda la vida...? 
Alguien tocó el vidrio con ritmo haciendo que Minho despegara su mirada de la nada. 
Era Yunho que saludaba enérgicamente. Sonrió aliviado. 
—Tienes cara de que no dormiste nada... — Anunció Yunho entrando. El menor asintió con la cabeza. 
—Supones bien. No veo a Changmin desde el viernes y no quiero verlo. — Yunho se extrañó. Minho quería estar con Changmin desde que entró a trabajar a la emisora: incluso cuando era nuevo, se le cedió la oportunidad de trabajar junto a él... Y desde entonces Yunho supo que Minho se había enamorado de su mejor amigo. 
— ¿Pasó algo malo? — Yunho vaciló antes de preguntar lo siguiente. — ¿Sabe Changmin lo que sientes ya? 
— ¿Cómo sabes...? 
—Ya eres bastante obvio, Minho. Si él no se da cuenta es porque está ocupado en ser el sarcástico Changmin de siempre. — Minho sonrió con tristeza. 
—Siempre... Siempre lo he adorado. Tantos años amándolo en secreto y todo desmoronado por... — Guardó silencio porque allí estaba haciendo acto de presencia Shim Changmin. Miró alternadamente a Yunho y a Minho y sin mediar palabra con ellos, tomó asiento un poco retirado. Estiró unas cuantas hojas del periódico del día y leyó mientras tomaba su café expreso bien caliente. 
Yunho volvió a dirigir su mirada a Minho:
— Escúchame... — Habló lo suficientemente audible como para que sólo su amigo lo escuchara. — La vida es una. Habla con él y dile lo que sientes. Si él no te corresponde, ya buscaremos solución. 
— ¿Tiene que ser ahora? — Preguntó Minho notablemente nervioso. — Estamos a punto de empezar y... 
—No esperes al momento correcto. No lo dejes pasar mucho tiempo o esto se te hará una eterna tortura. — Minho asintió y se levantó de su silla. 
— ¡Que tengan buen día ambos! Y no me esperen para almorzar, iré a buscar a Jaejoong. Le pedí el día libre al jefe. Hoy no se transmitirá mi espacio.
—Estás pasando mucho tiempo con Jaejoong... — Changmin habló por primera vez en todo lo que llevaba allí sentado con ellos pero no despegó su mirada del periódico. — Te noto feliz cuando sales con él. 
—No lo sé, es todo muy extraño. Somos buenos amigos ya. — Yunho estaba muy sonriente, como cada vez que hablaba de Jaejoong. — Es un chico interesante.
No dijo nada más y se retiró del lugar. 
Minho bajó la mirada nervioso. Si bien la noche del viernes se le había escapado su "loca pasión por Changmin", no fue explicado con lógica y argumentos. Hasta pudiera existir la posibilidad de que Minho, gracias a su enfado, estuviera diciendo incongruencias. 
Changmin se dio cuenta del estado de Minho y se acercó a él. 
— ¿Necesitas decirme algo?
—De hecho tenemos veinte minutos... Y deseo hablar contigo. 

>>> <<<

Todos los chicos y las chicas de la universidad que andaban en cambios de hora veían sorprendidos a la gran figura de Jung Yunho pasar por sus pasillos, silbando una canción de Broadway y con las manos en los bolsillos. 
Los murmullos generales no perturbaban la concentración de Yunho para encontrar a Jae. Ya le había dicho que saldría temprano ese día pero no lo veía por ningún lado.
Vio pasar casi cayéndose a uno de los amigos de la persona que buscaba, ese alegre chico que era sujetado por otro de una apariencia más seria. 
— ¿Heechul? — Llamó el castaño al amigo de Jaejoong. 
—Yunho ssi, ¿cómo está usted? — Saludó el alegre Kim Heechul al personaje que tenía en frente. — Jaejoong está en la biblioteca con Hyunjoong. Queda en el piso de arriba por la izquierda. — Yunho le sonrió y despidiéndose, fue al encuentro de Jae. 
— ¿Ese es Yunho, Yunho el de la radio? ¿Jung Yunho? — Heechul le dio una palmada a Siwon en la espalda. 
—Jaejoong y él son muy amigos. Últimamente Yunho lo busca mucho... Y creo que Jaejoong está enamorado. 
—Lo veo mucho mayor. — Heechul le hizo mala cara. 
—Tiene veintiocho, no es un anciano decrépito. Además, Jae no es un bebé. Creo que sabe lo que hace. De todas maneras por el momento son únicamente amigos... No sabemos si Yunho quiere algo extra. 
—Bien sabes que Hyunjoong lleva años tras Jaejoong... A él no le importa que sea ciego. Yunho puede ser muy célebre y todo lo que tú quieras pero no le va a romper el corazón... 
—Después yo soy el sobre protector con él. Relájate hombre. — Siwon colocó los ojos en blanco. Heechul podía parecer madre muchas veces, pero otras actuaba simplemente como si nada. 

>>> <<<

—Yunho... — Susurró Jaejoong mientras seguía concentrado dándole sombras a su dibujo. Algo le decía que estaba ilusionado, que su tonta fantasía sería eso... Una fantasía. Pero otra parte le insistía en que no se rindiera. — Es el llamado "poeta de la radio"... Lo escucho todos los días. 
—Creo que sé quién es. — Respondió Hyunjoong con una sonrisa fingida. — ¿Te gusta mucho, cierto? — El sonrojo de Jaejoong le confirmó sus sospechas aún cuando no recibiera un "". Pero la sorpresa de Hyunjoong fue mucho mayor cuando la esbelta y atractiva figura de Yunho se hizo presente en la biblioteca. 
— ¿Yunho? — Preguntó Jae al sentir que ese perfume masculino inundaba sus fosas nasales. Sonrió ligeramente. 
— ¡Eres bueno! ¿Cómo supiste? ¿Acaso si puedes verme? — Bromeó el castaño haciendo ademanes frente al rostro de Jae. 
Hyunjoong sintió cómo levemente era desplazado de la escena, así que guardó sus libros en el bolso y se retiró sin ser notado por los otros dos. 
Sus ojos acumularon lágrimas y miró con una sonrisa falsa la carta que tenía pensada leerle a Jaejoong donde confesaba todos sus sentimientos por él.
Mi ángel... Es mi ángel y no te lo cederé tan fácil, Jung Yunho. No me interesa quién seas. 

>>> <<<

Changmin seguía sin poder creerse lo que Minho le estaba confesando.
—Comprendo si no me quieres volver a hablar, comprendo si te di miedo y ya no quieres trabajar más conmigo... Enserio. — Minho hacía el ademán de querer retirarse del sitio pero Changmin lo tomó del brazo, halando hacia él el delgado cuerpo de Minho. 
— ¿Y si yo también debo decirte algo? 
— ¿Y si no quiero escucharlo? — Minho trataba de esquivar la mirada de su compañero. No quería escuchar nada acerca de lo que pudiera sentir. Ya había sido mucho sufrir en silencio como para que ahora algo más rompiera su corazón. 
—Yo lo hice, es justo que me escuches también. — Era la primera vez que Changmin sonaba serio. — Eres... Eres un chico...
—Muy observador. — Soltó sarcásticamente Minho. 
—Déjame terminar... — Frunció el ceño Changmin. — Eres un chico muy bueno, muy vivaz y mereces que alguien te quiera, ¿estás seguro de que yo pudiera ser ese alguien? 
—Yo no elegí sentir esto por ti. Si pudiera arrancarlo para no sentirlo... Si pudiera sacar este sentimiento lo haría. 
—Pues, de hecho a mí... — Changmin hizo una pausa pensativo. — Me alegra que no puedas quitar ese sentimiento. — Minho levantó las cejas sorprendido. 
Changmin sonrió ante el encantador gesto de duda de Minho. Supuso que nunca habría imaginado que él también trataba día a día de acallar su corazón. 
—Sabes que soy alérgico a los abrazos, pero... ¿Puedo darte uno? — Changmin estaba muy cerca de Minho pero no se atrevió a hacer lo que en verdad quería: besarlo. 
—Creo que puedes... — Admitió el caluroso abrazo de Shim Changmin. Aún no podía creer lo que estaba sucediendo.

>>> <<<

— ¿Qué estudiabas? — Preguntó Yunho mientras salía del establecimiento con Jaejoong. 
—Un poco de todo. Tengo dos exámenes cruciales la semana que viene y quiero salir bien. Ayudaba a mi amigo a estudiar. 
—Hyunjoong, ¿cierto? Creo que no le agrado. — Recordó la mirada helada que le dedicó cuando Jaejoong dijo "Yunho". —Creo que le gustas. 
—Sé que es así, pero no tengo interés en él. Es decir, siempre se ha portado muy atento, pero no. Creo que es un chico que puede encontrar amor en alguien más que no sea yo. 
—Yo veo que no se rendirá tan fácil. — Dijo Yunho mientras abría la puerta de su auto y dejaba pasar a Jae. — Recuerdo cuando Yoochun y yo nos gustábamos. Yo no descansé hasta tenerlo a mi lado. — Jaejoong sintió algo retorcerse dentro de él al escuchar ese nombre. 
—Supongo que algún día puede que me deje conquistar por él, quién sabe. Por los momentos, no puedo aceptarlo... Lo voy a herir profundamente si le miento y lo acepto. — Nunca se había planteado en realidad el hecho de estar con Hyunjoong como algo más que amigos. 
—Veo que tu parte emocional es bastante madura. — Jaejoong se encogió de hombros. 
—Y, ¿por qué me viniste a buscar? — Jaejoong trató de evitar el tema del amor. Sabía que eso traería a Yoochun a colación y no quería escuchar cuánto Yunho había estado con él, ni los momentos felices que pasaron.
—Si no harás más nada durante las horas venideras, me gustaría que me acompañaras a varios sitios. Prometo que habrá comida. — Jaejoong sonrió ante lo planteado provocando que Yunho riera con ganas. — No te angusties, será sólo para ti. Con chocolates y... 
— ¿Chocolates de esos que me regalaste una vez? — Yunho casi podía ver cómo se le hacía agua a la boca a Jaejoong. 
— ¡Todos los que quieras!
—Que quede constancia que creo que esto es un soborno, pero acepto acompañarte. 
—Muchas gracias, señor Jaejoong. — Jaejoong negó con la cabeza. 
—Usted es un anciano a mi lado, Jung. — Yunho hizó un sonido de indignación que hizo salir la risa encantadora y melodiosa de Jaejoong. 
La primera parada que hicieron fue en un restaurante de comida china. Cuando Jaejoong acabó con todo lo comestible y bebible de la mesa preguntó tímidamente si podía pedir un helado. No era la primera vez que Yunho veía literalmente tragar a Jaejoong, pero no dejaba de asombrarlo. 
—Estoy que exploto. — Se quejó Jaejoong mientras seguía comiendo ese pastel de chocolate que habían comprado en una tienda de postres. — Siento que no puedo mover mis extremidades. 
—Me extrañaría que pudieras hacerlo. — Respondió Yunho a la queja haciendo que Jae resoplara. 
—Si vomito, te vomitaré encima. ¿Podemos descansar un momento? 
—No sé por qué comes tanto si vas a quejarte. — Yunho detuvo a Jaejoong e hizo que se colgara de su espalda. — ¡Eres ligero como una pluma! 
—Yunho... — Susurró en el oído de la persona que lo estaba cargando. — Me avergüenzas. 
—Entonces, ¿te bajo? — Preguntó Yunho sonriendo retador sabiendo que iba a recibir una negativa y así fue. — Te llevaré así hasta el auto, tranquilízate. 
Pero Jaejoong aprovechó para perder sus cuatro sentidos en Yunho. Sus manos que reposaban en su pecho, su perfume estaba haciendo que delirara y su oído sólo estaba escuchando el sonido de su acompasada respiración, a pesar de que su entorno fuera un ruidoso centro comercial. 
—Jae. 
Jaejoong estaba perdido, escuchaba la voz de Yunho como un eco lejano.
— ¡JAEJOONG!
— ¿Sí? — Fue lo único que pudo articular. 
— ¿Te sientes bien? — Preguntó bajándolo de su espalda preocupado. — Estás pálido, ¿tienes náuseas? — Jaejoong negó con la cabeza. 
—Estaba muy cómodo, es todo.
—Puedes descansar un poco en el auto. — Yunho se acordó de las preguntas que pensaba hacerle hace algún tiempo. 
—Sé que tal vez es una gran tontería pero, ¿juegas a los videojuegos? ¿O ves películas? 
—Te apuesto a que te destrozaría en cualquier juego, Jung Yunho. Y sí, el cine es lo mío. — Sonrió con satisfacción. — Me gustan las películas de suspenso. 
— ¿Y la playa? ¿Qué tal la playa? 
— ¡El mar es genial! Una vez fui con Eun Yoo al mar y estaba repleto de medusas. 
—Entonces ese es nuestro itinerario, Jaejoong. Juegos, películas... Pero primer iremos a la playa. 
El bajo sol de las cinco de la tarde teñía de un tono naranja suave el mar. Al olfato de Jae llegaba el olor de brisa marina y esa sensación de paz como cuando estaba con Eun Yoo volvió a aparecer. 
—Amo el mar... — Yunho no podía olvidar todas esas veces que iba con su familia. Ese era su lugar especial y no lo había compartido nunca con nadie, ni con Yoochun o Changmin. 
—También yo. De hecho mi lugar especial es en un parque que da frente al océano también. — Yunho lo miró con extrañeza y luego su mirada se dirigió a un risco en donde estaba un viejo parque que frecuentaba con su hermano menor. 
—Parece que tenemos el mismo lugar especial.
— ¿El parque es en esta playa? — Jaejoong estaba anonadado. Había estado compartiendo ese sitio con Yunho desde que eran niños y no lo sabía. 
—Así es. De hecho te traje aquí porque desde que nos conocimos hace un mes y unas semanas, te has vuelto especial para mí. Y compartir mi lugar especial es como revelarte un lado de mi corazón.
Se sentaron en la orilla del mar sin importar que se mojaran sus ropas. 
—Hay un hermoso atardecer en este momento. ¿Quieres que te cuente otro secreto? — Jae asintió. — De niño tuve una pelea con mi hermano y él huyó a este lugar. Yo lo encontré acá; algo me decía que debía estar justo donde estamos ahora. Y desde entonces cuando me siento solo o triste rehuyó al mundo aquí. Mi hermano ya no vive... 
— ¿Puedo preguntar qué le pasó? — Yunho trató de aguantarse sus lágrimas. 
—Mis padres nunca tomaban en cuenta lo que hacía. Ni lo bueno ni lo malo. Siempre estaban pendientes de mí y de si lograba conseguir la beca a la universidad. Un día llegué a casa con la intención de disculparme con él pero lo encontré en su habitación... Muerto. 
—Vaya... — Jaejoong nunca pensó que eso sería lo que estaba escondido en las dulces palabras que brindaba a su audiencia. — Creo que mi único gran secreto es que mi Omma me llama Jaejoongie. — Yunho sonrió limpiando una lágrima que había escapado de sus ojos. 
— ¡Es un lindo apodo! Mi Omma solía llamarme Yunnie. — Jaejoong rió. — ¡No te burles, Jaejoongie!
—Mi Omma es la única que puede llamarme así, Yu…nnie. 
—Está bien, ya no te molestaré con esto, Jaejoongie — Jaejoong le mostró la lengua. 
— ¡No te enojes! Mejor vamos dentro del mar... 
—No, espera... — La voz de Jaejoong detuvo la acción instantánea de Yunho. — No sé nadar. — Admitió con pena. 
—Vamos, allí alcanzas. Hagamos esto antes de que llegue invierno. — Yunho tomó la mano de Jae tironeándolo para que entrara con él. — Prometo que si no alcanzas te ayudo. — Jaejoong se quedó inmóvil al sentir cómo los dedos de Yunho se entrelazaban con los suyos. 
—De acuerdo... — Pudo decir algo coherente y se felicitó por ello. — Si dejas que me ahogue, mi espíritu buscará a Eun Yoo y vengará mi muerte. 
—No seas exagerado. Mira cómo ya estás dentro. — Y era cierto. El agua llegaba por la barbilla de Jaejoong y sin mencionar que se encontraba fría por lo poco que faltaba para el invierno. 
Sintió cada poro de su piel levantarse reclamando calor. Yunho trató de contener la risa porque a Jaejoong le temblaba la boca. Se acercó a él y lo envolvió en un abrazo. 
—Te estás helando y no quiero un helado de Jaejoong. ¿Y si tu amigo Hyunjoong te come? 
—No seas idiota, ¿quién querría comerse un helado defectuoso? — Yunho le propinó un golpecito en la cabeza a Jae. 
— No digas tonterías, no eres defectuoso. 
—Yunho, me tomo mi ceguera con humor. Además, a Hyunjoong le gusto ciego, sordo o como sea... O al menos eso dijo él. 
—Jae, yo vi a tu amigo. Es guapo y se nota que te quiere mucho. 
— ¿Te gustó a ti, Yunho? 
—No, no. Pero, ¿no quieres nada de nada con él? — El cuerpo de Yunho se tensó ante aquella proposición. ¿Cómo podía ocurrírsele aquello a Jaejoong?
—Como te dije, no siento ese cariño por él. Prefiero que no se haga ilusiones. ¿Por qué insistes tanto en esto? No tengo prisa en tener un novio.
—Lo siento… No sé por qué insisto. — Y en verdad no lo sabía. Tal vez sabía lo que era buscar el amor de alguien en un corazón que se niega a darlo. — ¿Quieres aprender a nadar?
— ¡No! ¡Ni se te ocurra soltarme, Jung Yunho!
—Es que, Jaejoong… Creo que viene un guardacostas. — A lo lejos se veía una figura que tocaba un silbato dirigido a los dos. — No debimos entrar con ropa.
— ¿Insinúas que debí desnudarme para complacer tus locuras? — Yunho rió. — ¡No te rías, ahora estamos en problemas! — Jaejoong lucía bastante preocupado pero la situación le parecía increíblemente simpática a Yunho.
—Salgamos. — Y debajo del agua Yunho cargó a Jaejoong hasta la orilla de la playa. El guardacostas estaba ya frente a ellos con cara de disgusto.
— ¿Acaso no saben que no pueden entrar a esta playa a bañarse? ¡Está prohibido! — Jaejoong estaba congelándose entre los brazos de Yunho. La ropa mojada se pegaba a su piel y hacía que el frío traspasara aún más rápido. — Necesito sus nombres.
— ¡Espere! Lo que sucede es que… — El castaño trató de pensar rápido. Había sido su idea el entrar a la playa, no de Jae. Y si tendrían algún problema legal mejor que no lo inculparan injustamente. — Yo me metí a la playa por mi cuenta. Este chico, aún sin saber nadar me intentó sacar de allí. Es un ecologista, ya sabe cómo se comportan. — El guardacostas asintió.
—De acuerdo, por el momento sólo les amonestaré, pero si los vuelvo a encontrar por acá dentro del agua, tengan asegurado que los llevaré conmigo. — Y sin esperar contestación, dio media vuelta y caminó con parsimonia al otro lado de la playa una vez más.
—Vamos a mi casa, Jae. Lamento el mal rato. No sabía que nos pillarían. — Jaejoong se tumbó en la arena en busca de sus zapatos. Cuando los encontró le lanzó uno de ellos a Yunho.
— ¡Estás completamente loco! — Refunfuñó. — Pero… Fue divertido. Hacía mucho que no había entrado al mar así…

>>> <<<

— ¿Qué tal si no te gusta lo que encuentras?
—Si Yunho no está conmigo, no estará con ese idiota. Me acompañarás a su casa y me aseguraré de que ese tal Kim Jaejoong no se le vuelva a acercar a Yunho más nunca.
—Vale, quería convencerme de que no eras idiota y tenía razón, no lo eres. Eres un imbécil de la primera categoría. ¿A ti qué demonios te importa si Yunho está con ese chico? ¡Hace mes y medio que no te le apareces o te dignas a llamarlo por tu orgullo… ¿Y vienes a dañarle su vida personal a tu antojo?
— ¡Ya para de sermonearme! Tú tampoco eres un santo, Junsu. ¿O te recuerdo lo que le hiciste a Changmin cuando eran niños de dieciséis? — Junsu suspiró agotado.
—Para tu información, yo sí me supe disculpar. Incluso Changmin y yo seguimos siendo amigos. Que recuerde nunca interferí con lo que decidió más adelante y cuando me dijo que gustaba de su nuevo compañero de trabajo, Minho, nunca me entrometí tratando de hacerle la vida añicos a ambos.
— ¡Felicidades, me parece excelente lo que hiciste, muy honorable! — Se burló Yoochun.
—De acuerdo, Yoochun. Iré contigo. Pero no lo lamentes después… El que juega con fuego se quema.

>>> <<<

—Me queda enorme. — Se quejó Jaejoong sintiendo cómo le quedaba la ropa que le había prestado Yunho. — ¿No conservas algo de cuando eras un chico de veintidós?
— ¿Acaso crees que crecí de los veintidós a los veintiocho? — Yunho le pasó una taza de chocolate caliente a Jae. — Siempre fui grande. Ese eres tú, que eres menudito. — Jaejoong hizo mala cara.
—Cuando tenga cuarenta probablemente seré delgado y tu un gordo parecido a Mario Bros. — Yunho estalló en carcajadas.
—Con todo lo que comes, dudo que no termines así como describes que seré yo. — Yunho estrujó una de las mejillas de Jaejoong. — ¡Mira cómo ya tienes tus mejillas suavecitas!
— ¡Mis mejillas no son suaves! — Jaejoong se acarició donde su mejilla había quedado roja por el apretón. — Es sólo que… — Pero Yunho le dio un suave beso en donde había quedado la marca rojiza.
—Eres muy suave, Jaejoongie. — Jae tomó un sorbo de su chocolate para distraerse y no dejarse llevar por sus impulsos. El sonido del timbre ayudó a destensar sus músculos también. Pero esa voz hizo que automáticamente su corazón palpitara muy deprisa. Yoochun…
— ¡Estás con ese mocoso! — Podía escuchar claramente cómo sus gritos a Yunho clavaban miles de astillas en su corazón. — ¿Hasta cuándo dejarás de actuar con lástima?
— ¡Jaejoong es mi amigo! — Sus lágrimas estaban saliendo desesperadamente por la comisura de sus ojos. No quería escuchar que le tuvieran lástima… Se negaba. — No vas a entrar a ofender a Jaejoong. ¡No te lo voy a permitir!
— ¡Sólo está contigo porque necesita atención! ¿No ves que está enamorado de ti? — Jaejoong dejó escuchar sus lamentos. Se volvía a sentir patético. Yoochun tenía la capacidad de hacerlo hundirse en su propia desgracia.
—Mira Yoochun, puedes dejar de estar inventando cosas. Cuando quieras comportarte acorde a la edad que tienes, me buscas y hablaremos. Antes no. Así que largo. — Lo último que escuchó fue la puerta principal cerrarse. Intentó secar sus lágrimas en vano, pues mientras más lágrimas secaban, más lágrimas salían.
— ¿Jaejoong? ¿Estás bien? — Jaejoong lloraba desconsoladamente. Yunho lo envolvió en un cálido abrazo.
— ¿Te doy lástima, Yunho? ¿Te doy lástima porque no puedo ver? ¿Es eso? — Las lágrimas de Jaejoong no daban tregua y mojaban la camiseta de Yunho.
—De ninguna manera. — Dijo con seguridad Yunho. — Jaejoong, ¿quién te puede tener lástima si eres un ser increíblemente maravilloso?
¿Por qué debo quererte tanto, Yunho?

1 comentario :

  1. el yunjae comenzo a vivir bonitos momentos juntos y ahora yoochun lo malogra todo haciendo sentir mal a jae :(

    ResponderEliminar