Yunho miró fijamente al chico que había llamado “Jaejoong”
hacía tan sólo un instante. Juraba que se trataba de él y su cerebro le jugó
una mala pasada.
Su mirada recobró esa fría compostura que poseía
antes de haber vislumbrado a ese hermoso ser.
Debe ser un maquillaje
especial con brillantes. Al fin y al cabo, todos resuelven venir como no son.
Soltó al chico que había “confundido” con Jaejoong sutilmente y le dedicó una
sonrisa. Ya daba por hecho que comenzaba a enloquecer sin salvación. Ahora
alucinaba con él en un pobre muchacho que simplemente vino a divertirse a la
fiesta de la emisora.
—Lo siento… Creo que me confundí de persona. — El corazón de Jaejoong se relajó de inmediato. Yunho había dudado,
pero a decir verdad él también tenía muchas ganas de verlo.
—No hay problema — La garganta de Jaejoong empezaba a
doler por forzar su voz — Suele sucederle a las personas. ¿Es amigo suyo,
ese Jaejoong?
—Sí… Es un buen amigo mío. — Yunho suspiró
cansado. No quería contarle su vida a un extraño, pero sintió que necesitaba
desahogarse urgentemente; contar todo lo que estaba sintiendo desde hace
semanas atrás, toda esa confusión. —Bueno, la verdad no sé si es tan amigo
mío ahora. Hace varios días que me huye porque me dio un beso, muy pequeño en
realidad. — Rió levemente al recordar el contacto de los labios rojos de
Jaejoong contra los suyos.
—Entonces su amigo es un cobarde, deduzco. — Jaejoong agachó su cabeza y aunque no pudiera verlo, sentía su mirada
pesada sobre él. —Si no quiere dar la cara…
—No llames a Jaejoong cobarde. Jaejoong no es un cobarde. Es la
persona más valiente que he conocido y sólo quiero escuchar su voz una vez más.
Creo que no resisto otro día más sin tan siquiera darle un abrazo. — Yunho tomó la mano del chico para llevarlo hasta una de las butacas
que daban al mini bar que había para pedir bebidas y se sentó frente a él. Una
vez más sintió irresistiblemente las ganas de mirarlo. — ¿Puedo quitar tu
máscara?
—No. El punto es que esto sea un misterio para ambos, ¿cierto?
Si rompo la magia, ya no será tan especial el hecho de llevar una bonita
máscara. — Jaejoong evitó sonreírle a Yunho. Si
le sonreía lo descubriría y le era más fácil charlar con él a través de las
máscaras. — Es por eso que debemos actuar como completos desconocidos por
hoy y no preguntar por nuestros nombres.
Jaejoong pidió un vaso con agua al bar tender para
aliviar su garganta. Estaba cansado de fingir esa voz, pero ahora todo se iba
encaminando más que mejor. No debía rendir cuentas de ese “desliz” y sólo tenía que disfrutar de esa cálida compañía
que anhelaba desde hace tantos días.
Sólo esperaba no volver a cometer el error de
dejarse llevar por las feromonas que expedía Yunho de su cuerpo… Pero no había
manera de escapar de ello.
Porque Jaejoong ya no quería escapar de ello…
—Eres el único ser extraño que pide agua en una fiesta
escandalosa en donde hay sexo libre en los baños. — Jaejoong suspiró. Además de querer aliviar sus cuerdas vocales,
tampoco iba a emborracharse con vodka. Ciego y borracho no eran una buena idea
y menos en una fiesta tan concurrida donde alguien pudiera aprovecharse de él.
—Prefiero no tomar. No es mi fuerte… Tengo mala bebida, me da
algo de sueño luego.
Escuchó cómo una pareja joven se sentaba riendo
estruendosamente a su lado, pidiendo según pudo escuchar, su décimo segundo
trago de vodka con naranja en dos horas. La chica le recriminaba al chico
porque se sentía mareada, pero aún así no paraba de reír.
—Entonces, chico incógnito. Mi psicólogo desconocido… ¿Será que
tampoco bailas en las fiestas? — Jaejoong se alarmó enseguida. ¿Cómo
iba a bailar con Yunho si veía todo negro? Se volvería un embrollo, eso sin
mencionar que no se puede bailar con un bastón guía. Además, estaría otra vez
en la situación del beso… Sólo que con más gente. Aún así aceptó, esperando a
que Yunho le brindara todo ese amor que le daba a su audiencia, pero ahora
exclusivamente para él.
Si esta es la única
forma de estar contigo, no me importa.
Se dejó tomar con algo de temor por la mano de
Yunho quien al llegar a la pista de baile acercó por la cintura a Jaejoong
hasta su cuerpo. Hasta ese momento, Yunho había permanecido sólo hablando con
Minho y aburriéndose hasta enloquecer sin su amigo… Aquel que lo dejaba sin
almuerzo. De hecho aquel que lo dejaba sin comer en cualquier ocasión.
Jaejoong colocó ambas manos alrededor del cuello de
Yunho tímidamente, como la primera vez que lo había hecho. Una vez más, el
aroma de Jung Yunho le resultaba una peligrosa droga. Algo que lo hacía perder
el juicio por completo y que no le permitía enterarse de nada a su alrededor.
—Así fue la última vez que estuvimos Jaejoong y yo… — Habló Yunho. No era necesario elevar la voz, pues la canción era
bastante suave después de unas buenas dos horas de música alocada. — ¿Sabes,
desconocido? Cuando te vi, mis deseos de verlo cerca me hicieron creer que eras
tú Jaejoong. Y aunque no hables demasiado… Gracias por ser mi confidente por
hoy. — Y el castaño tomó del mentón el rostro de Jaejoong para darle un
corto beso en la mejilla en señal de agradecimiento.
—S-siempre que guste. Soy muy bueno escuchando a las personas.
Me gusta ayudar en lo que pueda y… — Pero sus palabras quedaron atoradas
en la misma boca de Yunho, quien ahora estaba besando sus labios tierna pero
profundamente. Las manos que hasta ahora permanecían en el cuello de Yunho
fueron perdiendo fuerza progresivamente, hasta que por instinto, una de sus
manos se dirigió hasta el suave cabello del chico “misterioso” que lo besaba.
Pero esta vez no planeaba huir. Si eso, después de
poder tener visión de nuevo, era lo que más deseaba en el mundo. El sentir que
Yunho no quería separarse de sus labios sino más bien su lengua estaba pidiendo
permiso para entrar en su boca.
Se estaba perdiendo… Estaba delirando.
No, estaba enamorado.
Jaejoong, me gustas
tanto...
—De hecho, hay un problema más grave. — Habló de nuevo Jaejoong separando sólo un poco sus labios de los de
Yunho. — Que por lo que me cuenta, su amigo Jaejoong está flechado por
usted.
—Eso no puede ser… Jaejoong me conoce hace sólo tres meses. No
me puede ver, no sabe cómo soy porque él es ciego. — Yunho acarició suavemente la boca de Jae. — Lamento haberte besado,
chico. Tengo que admitir que… — Jaejoong se estremeció al escuchar la voz
de Yunho tan cerca de su oreja. — Pensaba en él cuando te besé.
>>> ♥ <<<
La señora Kim estaba recostada en el sillón de la
sala con la pequeña lámpara que tenía a su lado encendida. Acomodó sus lentes y
tomó el libro de arte que había dejado sobre la mesa del centro de la sala y se
dispuso a leer pero alguien llamó a la puerta justo cuando casi se había
terminado de acomodar.
Dio un suspiro de fastidio y se levantó pesadamente
del sillón. Al principio pensó que se trataba de Eun Yoo o de Jaejoong, pero
ellos tenían la llave.
Seguramente Eun Yoo
las dejó aquí y no tienen cómo entrar.
Pero a quien vio no fue a sus hijos, sino a la
persona que menos tenía ganas de ver en lo que le quedaba de vida.
— ¿Qué demonios haces tú aquí?
—Hola, Eun Soo. Tanto tiempo sin vernos. — Min Seung entró en la casa de los Kim con cara de estar en verdad
consternado. —Antes de que me golpees o me eches de tu casa, quiero
explicarte.
— ¡¿Explicarme?! ¡¿Acaso te has vuelto loco?! ¡Lárgate con la
mujer esa a la que llamaban Yonna y su hija! ¡Lárgate con todo tu asqueroso
negocio de drogas! — La señora Kim estaba comenzando a
temblar de la rabia, pero ya las lágrimas se echaban a correr en su níveo
rostro. — ¿Has vuelto a burlarte de mí una vez más? ¿A engañarme como lo
hiciste hace dieciocho años, jurándome que el “negocio de tus padres” no arruinaría nuestra pequeña familia?
—No entiendes que… Yo todavía te amo, Eun Soo. Me alejé para
darles un mejor futuro a nuestros hijos, a nuestra familia. No quería que
Jaejoong o Eun Yoo pagaran por algo de lo que son inocentes. Y nuestra Eun Yoo…
Es tan hermosa como tú.
— ¡Vete de aquí ya mismo o llamaré a la policía! ¡No te atrevas
a referirte como “nuestros hijos”!
Eres un bastardo… Cínico. Cómo te has atrevido a ver a Eun Yoo… ¡Cómo pudiste
arriesgar a mi hija así! — Han Min Seung haló del brazo
fuertemente a la señora Kim hasta pegar su cuerpo con el de él, limpiando con
suavidad las lágrimas que caían con rabia del rostro de Eun Soo. La madre de
los Kim le dio una fuerte patada en la entrepierna a Min Seung, alejándolo
automáticamente de ella.
—Tenemos que volver a conversar, Kim Eun Soo… — Murmuró entre el dolor y marchándose, dejando a una desconsolada mujer
en el suelo llorando de enojo y dolor.
Deseando nunca haberse involucrado con ese hombre.
Pero ella sólo era una niña tonta e ilusionada por
las hermosas palabras de un muchacho de veinte años.
>>> ♥ <<<
El teléfono de Jaejoong vibró en el bolsillo de su
traje, sacándolo del trance de aquel trance en que había caído. Yunho acababa
de decirle que estaba pensando en él… Y que ese beso era estrictamente para
liberarse de las ganas de “besar a
Jaejoong”.
—Jaejoong, necesito que vengas a la entrada ya mismo. Hay una
mujer muy extraña que conoce mi nombre y estoy algo asustada. No parece ser una
buena persona y me dejó hacer sólo una llamada. — La voz de su hermana sonaba temblorosa y alterada.
—Quédate allí, ya voy. — Susurró
Jaejoong contra el teléfono. — Lo lamento, necesito irme ahora.
— ¡Espera! — Yunho volvió a acercarlo a su
cuerpo. — ¿Eres Cenicienta acaso que debes irte a las doce?
—Es que me necesitan con urgencia y no precisamente para
limpiar. Por favor, seguro que no será la última vez que nos vemos. — Jaejoong logró soltarse y darle un pequeño beso en los labios a Yunho
para irse corriendo algo nervioso por lo que pudiera estarle pasando a su hermana.
De la butaca en la que estaba sentado, agarró su bastón y su abrigo y fue
tanteando rápidamente hasta dar con la entrada.
—Vaya, vaya. Si es Jaejoongie. — La voz de Yonna hizo que tuviera un aterrador flash back de su niñez. Justo cuando su papá huyó con esa
mujer proveniente de Estados Unidos.
“Jaejoongie,
ésta es mi amiga Yonna. Es extranjera y estoy encargado de guiarla mientras se
adapta a nuestro país y a nuestro idioma. Seguro se llevarán bien, a ella le
encantan los niños. — Min Seung, de apenas veinticinco años, le
explicaba a su pequeño hijo de cinco por qué unas risas femeninas, que no eran
de su Omma, se escuchaban por toda la casa. — Yonna, mi hijo es ciego,
así que no te sorprendas que de pronto sientas que tiene un oído y un olfato bien
agudo… Ah, y siempre tiene hambre.”
“No te preocupes, honey. Seguramente tu pequeño y yo nos la
llevaremos de maravilla. — Y ese día Jaejoong no pudo
olvidar cómo se sintió de burlado y triste. ¿Su appa estaba siéndole infiel a
su Omma?”.
Ese día sintió que su héroe le rompía el corazón.
“¿Por qué llamas honey a mi appa? — Preguntó el pequeño Jaejoong una vez que se quedó a solas con
Yonna.”
“Tu appa y yo estamos saliendo… Pero no le puedes decir nada a
tu Omma. Es un secreto”.
“Pero ellos van a tener a mi hermanita y no puedes estar aquí,
porque mi hermanita es nuestra, no de Yonna también”.
Pero no fue necesario decirle a su madre, porque ella se enteró
por su cuenta.
—Pero qué digo, ya no eres Jaejoongie, eres todo un hombre. — Yonna arrebató la máscara de Jaejoong y la tiró al suelo junto con la
de Eun Yoo. — Mira qué guapo te has vuelto… Estás como el vino, honey. —
Y una vez más la risa algo forzada de la mujer se hizo presente, revolviéndole
el estómago a Jaejoong.
— ¿Quién es ella? — Eun Yoo presionó la mano de su
hermano notablemente nerviosa. — ¿Qué viene a hacer acá? — Jaejoong
colocó a Eun Yoo detrás de su cuerpo.
— ¡Tienes que estar jodiéndome! ¿La vas a proteger? Si no puedes
ver absolutamente nada… Sigues siendo tan patético como hace casi dieciocho
años atrás. ¿Por qué no entras a la fiesta, niño bonito? Y le muestras a la
gente lo inútil que eres sin esto. — Yonna admiró un instante la única
guía de madera de Jaejoong y lo partió en dos contra la esquina de una pared.
— ¡Deja a mi hermano tranquilo! — Gritó Eun Yoo. — O llamaré a seguridad.
—No me digas, cariño. Puedes llamar a quien tú quieras, aquí he
venido con su padre y no les gustará nada el bonito cargamento que llevamos en
el auto. Esperemos a que vuelva de casa de Eun Soo, desilusionado.
— ¡Cómo se atrevió a ir a nuestro hogar ese maldito cínico! — Por la chillona voz de Yonna, podía determinar fácilmente su ubicación
frente a él. Se le iba a abalanzar violentamente pero su hermana lo detuvo.
—Cálmate, Jaejoong. No vale la pena, llevamos todas las de
perder. — Susurró a su hermano, observando
atentamente el arma que sobresalía del bolsillo de la mujer. — Te lo pido,
déjanos en paz. Estoy segura de que mi Omma no quiere saber nada de Min Seung…
Puedes seguir haciendo lo que sea que estés haciendo con él. No nos interesa en
lo más mínimo.
—A mí sí me interesa. — Otra vez Jae
abrió la boca arruinando todo lo que Eun Yoo se había molestado en decir. —
Ni creas que esto te lo voy a dejar fácil.
—Me comienza a molestar esa rebeldía, niño. Si tu madre te educó
como un malcriado no es mi problema. — Y esta vez Yonna empujó fuertemente
a Jaejoong haciéndolo caer sobre una muchacha muy bien arreglada que derramó su
bebida color granate encima de su vestido blanco.
— ¡Ey! ¡Idiota! ¿Estás ciego? — La chica lo volvió a empujar, haciendo que cayera directamente al
suelo. Podía escuchar cada nombre que los jovencitos le ponían.
Perdedor.
Das vergüenza.
Vino a un baile de
máscaras sin máscaras.
Qué torpe.
¡Está ciego, pobre!
Había escuchado que lo único que hace es echársele encima a Jung Yunho.
Dicen que es el
causante de la tristeza de Yunho Oppa estos días.
Yunho se abrió paso entre el murmullo general y vio
allí a Jaejoong tendido en el piso pulido del salón; observó como amargas
lágrimas salían de sus ojos negros.
—Permiso, por favor. — Pidió a la persona que estaba
adelante y pudo por fin llegar a Jaejoong… Definitivamente se veía mucho mejor
sin máscara. Pero prefería no verlo llorar. — Jae… Vamos, ponte de pie.
—No… — Sollozaba débilmente. — No me
veas… — Yunho ayudó a Jaejoong a levantarse de una vez y lo acompañó hasta
donde estaba Eun Yoo, también llorando. Escoltó a ambos a un lugar apartado.
Volteó una vez más y observó cómo todo el mundo ya había retornado a cada
círculo social al que pertenecían.
—Hermanito, no le hagas caso a esa mujer. Nunca te ha importado
lo que otros digan… Jaejoong. — Eun Yoo miró a Yunho insistente al
ver que su hermano mayor sólo podía llorar en silencio, abrazando su propio
cuerpo.
Yunho abrazó con fuerza a Jaejoong… Necesitaba
transmitirle tranquilidad. No tenía idea de cómo empezar a entablar todas las
conversaciones que habían quedado pendientes desde hace casi dos semanas y más
cuando su hermana menor también lloraba.
Un muchacho irrumpió la sala preguntando por Eun
Yoo. Ambos se sonrieron y dejaron a Jaejoong y a Yunho solos. Mientras se iba
alejando, Eun Yoo dio una última mirada a su hermano que era abrazado por Yunho
cariñosamente. El castaño le hizo una seña para que fuera tranquila con el
chico y dedicó nuevamente toda su atención a Jaejoong.
—Jaejoong, no le hagas caso a esa gente. No tiene idea de nada,
simplemente son infelices y necesitan hacerte sentir igual que ellos. — Jaejoong dirigió su mirada a donde escuchaba la encantadora voz de
Yunho. Sus ojos aún se notaban cristalizados y sus mejillas enrojecieron
tiernamente. — No merecen tus lágrimas.
—Es algo más que eso, Yunho. De la nada apareció una mujer que
le hizo un daño irreparable a nuestra pequeña familia… De pronto, apareció mi
padre quién sabe para qué… Y luego esto. Me siento tan poca cosa, ya no me
siento atractivo… Cuando entré a esta fiesta al principio pensé que era de Eun
Yoo. Yo sólo quería que por un minuto nadie supiera que no puedo ver, que nadie
me tuviera una gota de lástima y sobre mí sintiera miles de miradas de
admiración. Sólo por una vez. Pero resulta que ni siquiera puedo defender a mi
hermana pequeña sin que me dejen atontado a mí mismo. — Yunho lo miró con comprensión.
—Jaejoong…
—Quiero ver. ¡Necesito recuperar mi visión! Quiero poder ser el
hombre de mi casa… Yunho. — Nuevamente los ojos de Jaejoong se
cristalizaron, dejando escapar gruesas lágrimas que resbalaban por sus mejillas
sonrojadas a causa del esfuerzo. — Es asqueroso tener que ver solamente en
negro… Yo necesito volver a ver.
Yunho volvió a besarlo dulcemente en los labios,
separándose un momento y viendo al preocupado Jaejoong.
Aquel al que había prometido el día en que se dio
cuenta que le gustaba que lo cuidaría; aún cuando él se empeñara en que podía
hacerlo perfectamente por sí solo.
—Yunho… — Susurró en los labios del castaño. —
¿Por qué me besas? — Yunho miró fijamente a Jaejoong, con la frase que
quería decir atorada en la garganta.
—No creo que haya ningún problema. Según tengo entendido,
besarse… ¿no es lo normal entre novios?
yunho le abrio su corazon al desconocido q tenia al frente y luego se dio cuenta que era jae,pero que bello momento y casi me da un algo cuando lo besa y le dice¿no es lo normal en los novios?ahhhh
ResponderEliminaray por dios...lei bien...ya yunho kiere que sean novios.
ResponderEliminaray que emocion....
gracias por otro capitulo