martes, 14 de agosto de 2012

I can see with my heart. Cap. 7. Words don’t come easily…. Like I love you




Eun Yoo miraba complacida la escena que se asomaba frente a sus ojos. Si fuera menos inteligente para su edad, quizás no le parecería que aquello era el comienzo de un coqueteo. 
Hurgó en uno de sus bolsillos y sacó un nuevo dulce. Pero creyó que era el momento apropiado para presentarse adecuadamente a Yunho: 
—Yunho Oppa. Jaejoong no tiene nada que hacer. Su vida social soy yo. —Yunho miró con extrañeza a la muchacha que en ese momento le ofrecía su mano. — Eun Yoo. Kim Eun Yoo. — Se presentó. El castaño le dedicó una sonrisa al comprender que se trataba de la hermana pequeña de Jaejoong. Aquella con quien su amigo había compartido tantas cosas importantes que habían marcado su vida.
— ¿Entonces me puedo robar a tu hermano? — Le preguntó haciendo una pequeña reverencia. — Princesa Eun Yoo. 
—Vaya que tienes buena labia. — Respondió al halago colocando su larga melena detrás de sus hombros y soplando su flequillo. — Sólo por esta noche. Y descuida hermanito, te cubriré. 
Jaejoong a esas alturas sólo había podido enrojecer. No era como si él nunca le hubiera presentado a un "enamorado" suyo a Eun Yoo, pero a Eun Yoo pocas veces le había agradado alguien de esa estimación. Todo lo que conllevara a Yunho le resultaba emocionante e incluso, podía ser su cómplice. 
— ¿Jae? — Las manos de Yunho levantaron el rostro de Jaejoong con delicadeza. — ¿Quieres salir conmigo? — Sólo pudo asentir mientras sentía que sus mejillas se encendían. Yunho acarició con el pulgar esa zona, sonriendo... Alegre... Otra vez lleno de ese calor que sólo lograba proporcionarle la adictiva personalidad de Jaejoong. 
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—Adoro tu idea de una primera cita. — Dijo sarcásticamente Changmin al ver el lugar que había seleccionado Minho. — ¿Los videojuegos? — El sitio estaba abarrotado de cientos de adolescentes gamers que buscaban desesperadamente tickets canjeables por premios insulsos. 
—Será tan divertido destrozarte... — Changmin miró algo atónito a Minho por las expresiones que últimamente utilizaba con intención de referirse a ganarle en los juegos. — Quiero decir, ganarte en los videojuegos.
—De acuerdo, Minho. Te reto; el que pierda en cada juego le mandará a hacer una penitencia al otro.
—Será un placer, Shim. — De nuevo esa mirada sádica de Minho se hizo presente, pero había algo que Choi Minho ignoraba: Changmin tenía pensado aprovecharse de la situación al máximo.
Minho corrió hacia un juego de armas en el que era casi experto. Se le venían a la mente muchas formas de hacer pagar a Changmin por perder. 
Su mente viajó un poco más... 
—Estás como un tomate. — Minho apartó la cara mientras le pasaba una pistola de juguete a Changmin.
—La idea es que le dispares a toda mi gente. Y yo a la tuya. Si tardas menos que yo en matar a todos, haré lo que tú quieras. — Changmin sonrió.
—Excelente. Espero que estés dispuesto a hacer lo que quiera. — Minho arqueó una ceja. Nunca había perdido en ese juego y esa no tendría que ser una excepción. 
Sin embargo, Changmin acabó con él en menos de seis segundos. Miró con gracia a un desconcertado Minho que aún no se explicaba cómo había logrado hacer eso. 
— ¿C…cómo? 
—No importa cómo. Importa que debes hacer lo que yo quiera. Y lo que yo quiero es que seas mi novio. — Minho abrió mucho sus ojos. Definitivamente esa no era una manera típica de pedir algo así. 
Pero era lo que siempre estuvo ilusionado con escuchar. 
—Ah... — Trató de dar una respuesta coherente y calmada. — Sí, de hecho sí quiero.


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La señora Kim estaba tarareando una canción mientras preparaba el almuerzo de ese día. Pensaba en Han Min Seung. Hacía casi dieciocho años que no lo veía; la misma edad que tenía Eun Yoo, ¿qué habría sido de la vida de ese hombre? 
La mujer negó con la cabeza. Desde que Eun Yoo era una bebé, él desapareció. ¿Por qué tendría que volver a esas alturas de la vida? 
Paró en seco lo que estaba cocinando. 
Nunca iba a permitir que sus hijos volvieran a ver a ese hombre que en un pasado los abandonó sin miramientos. Ni en un millón de años ella iba a permitir que Han Min Seung se acercara a lo que más amaba. 

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—Te ves muy alegre esta mañana. — Heechul con un aire cansado se apoyaba sobre los casilleros, tallándose los ojos que surcaban ojeras. — ¿Cómo puedes tener esa sonrisa en tu cara cuando en diez minutos tenemos el examen por el que nos desvelamos seis meses?
—Heechul, tú has visto a Yunho. ¿Cómo es él? ... Físicamente hablando. — Jaejoong metió las manos en sus bolsillos y en una de ellas aferró fuertemente su dibujo de Jung Yunho. Necesitaba darle algo de color, pero necesitaba una descripción algo menos adornada que la de Eun Yoo. 
—Pues... Es alto, su piel es algo bronceada, de cabellos castaños y ojos marrones. — Heechul miró a su amigo esperando una explicación a esa pregunta. 
— ¿Y su boca? — Preguntó interesadamente mientras toqueteaba sus manos entre sí.
—No me digas que algo pasa entre tú y Yunho. Jaejoong quiso contestar la negativa pero sonó el timbre que indicaba que daba inicio su examen. Heechul soltó un pequeño grito que hizo reír a Jaejoong. 
Toda la trayectoria hacia el salón se trató de Kim Heechul quejándose de que él no era como Jaejoong, que necesitaba el triple de estudio, esfuerzo y dedicación para salir bien. Incluso cuando Siwon se anexó al camino, no dejó de repetirse cuán tonto y poco capacitado era. 
Pero Jaejoong ya estaba muy lejos de allí. Su mente sólo podía ocuparla en Yunho. Su imaginación daba rienda suelta para imaginar cómo sería un beso de ese hombre que no le dejaba espacio a un sentimiento tan común como lo son nervios por exámenes. 
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Eun Yoo caminaba fuera del colegio con dos compañeras. Ni siquiera notó cuando un hombre las comenzó a seguir.
La chica de largos cabellos se volteó súbitamente al sentir unos pasos detrás pero no logró ver a nadie. Aún así tomó la precaución de decirle a sus amigas: 
—Tomemos otro camino, no me siento segura caminando por aquí sola con ustedes. — Ambas chicas asintieron a lo propuesto. Tal vez también habían escuchado algún ruido extraño. Pero el hombre no iba a dejar pasar esa oportunidad de conocer a su hija... Colocó su mano en el hombro de Eun Yoo, haciéndole liberar un grito de auténtico terror.
Las compañeras de ella comenzaron a agredir al señor con sus bolsos escolares en un intento de que soltara a su amiga. 
— ¡Esperen! — Se defendió el hombre. — ¡No las quiero robar! Me gustaría saber quién de ustedes es Kim Eun Yoo. 
— ¿Como para qué necesita usted saber quién es Kim Eun Yoo? — Preguntó a la que pertenecía el nombre. No iba a delatarle su nombre a un completo extraño. 
—Por favor, necesito saberlo. Es hermana de Kim Jaejoong, estudia en su mismo curso —señalando las camisas que portaban las tres chicas de estudiantes— y... Se trata de algo importante... — Eun Yoo se dio cuenta de que el señor miraba suplicante. Parecía no mentir. 
—Soy yo. — Respondió no muy convencida.
—¡Eun Yoo! ¿Y si lo que quiere es aprovecharse de ti a solas? — Preguntó una de sus amigas tomándole la muñeca. 
—Me sé cuidar, no se preocupen por mí. — Y es que su sexto sentido indicaba que sólo se trataba de un hombre desesperado. 
Pero Han Min Seung no se imaginaba que la fuerte Kim Eun Yoo, había sacado el temperamento de su madre. Conociéndola, seguramente nunca le hubo hablado de él a ninguno de los dos y para no arriesgar la estabilidad emocional de sus hijos, no iba a revelar el secreto... O no al menos de inmediato. 

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—Basta, Heechul, no me abraces así en público. —
Siwon trataba de despegar el pesado cuerpo del chico. 
—Déjalo, en privado puedes hacerle más cosas. — Dijo Jaejoong con la intención de apenar a Siwon. Ya sabía que lo único que lo lograba apenar era lo relacionado con Heechul. — Debe ser increíblemente gracioso verte en este momento. — Rió una vez más Jaejoong para seguir desayunando. 
—Cá…Cállate. Lo dices como si... ¡Sabes que no me gustan las muestras de afecto tan... Físicas! 
— ¡No me quieres! — Gritó Heechul. — ¡No compartes mi felicidad! — Jaejoong trataba de no burlarse de Siwon. Pudiera ser que se enojara de veras y todo terminara en un mal chiste. 
—Piénsalo así. Se complementan muy bien... Imagínense dos Heechul o dos Siwon. — Hizo como si temblara. — Nadie podría con tanto. 
—Y... Jaejoong, no quiero molestar pero, ayer Hyunjoong estaba muy feliz. Le confesó a un par de amigos que te había robado un beso hace unas semanas atrás ¿En qué diablos piensa ese chico? — Heechul le dio un nuevo sorbo a su bebida. — Deberías detenerle la boca, y no específicamente con la tuya. 
—Yo no estoy con él. Pero pensaba que... No estaría mal darle una oportunidad. Me gusta, muy poco... Pero tal vez crezca ese cariño. Además es buena gente.
—Que sea buena gente no quiere decir que tengas que enamorarte de él. Pensé que eso sentías por Yunho. Además, si le correspondiste en ese momento el beso a Hyunjoong fue porque estabas enojado con Yunho.  Jaejoong se atoró con un poco de la bebida y Heechul miraba a su novio desconcertado. 
— ¿Cómo sabes eso? — Preguntó. Aunque solía contarle todo, no los secretos que existieran entre él y Jaejoong. 
—Es muy obvio. — Respondió cortamente y cruzándose los brazos. — Yo también soy amigo de Jaejoong. 
—Todavía voy a pensar lo de Hyunjoong, aún así. ¿Qué hay si me llega a gustar más que Yunho? Porque saben, aunque Yunho no lo diga, él tiene el corazón ocupado y no es por mí. — Jaejoong se levantó de su asiento en la cafetería para asistir a su última clase. 

>>> ♥ <<<

El teléfono móvil sonó rompiendo el silencio del departamento de Jung Yunho. Éste se removió entre sus sábanas somnoliento. Justo ese día había amanecido algo resfriado y no iba a trabajar desde temprano como solía hacerlo. 
— ¿Bueno? — Contestó con voz débil.
— Yunho. — La voz de su padre hizo que se despabilara. ¿Cómo había conseguido su número? — Necesitamos hablar.
—Lárgate de mi vida. No mereces ni que te llame mi padre, eres un descarado, ¡un maldito y descarado! ¿Cómo pretendes acercarte a mí como si nada?
—Yunho, basta de tonterías. Fue hace demasiado tiempo lo de tu hermano. Ya déjalo ir. 
—No me llames. Si me llamas de nuevo te juro que te buscaré por cielo, mar y tierra y te haré pagar por esto. — Cerró su móvil y lo aventó lejos, dejándose caer de nuevo en la almohada con el dolor de cabeza acrecentado. 
Las imágenes de su hermano que había acabado con su vida aparecieron una a una en su mente. Era una hermosa tarde; perfecta para compartirla los hermanos Jung jugando fútbol, deporte que ambos adoraban. 
Pero las palabras de su padre esa mañana hicieron la tormenta y la desgracia. 
"Da igual si estás o no estás. De todas maneras, no sirves para nada". 
Yunho tomó con fuerza su almohada, cerrando los ojos. No había un sólo día en el que no deseara hablar de nuevo con su hermano pequeño. Aquel al que tanto deseaba cuidar... 
Pero ya nada se lo iba a devolver...
Porque su hermano estaba muerto y no le quedaba el menor asomo de duda.
No se preocupó en retener las lágrimas que rodaban el borde de sus ojos, ¿para qué? 
De inmediato se le vino a la mente Jaejoong. Él siempre lograba alegrarle el día...
De alguna forma, siempre sabía qué decir. 
Su brazo se estiró hasta el rincón en donde había caído estrellado su pobre teléfono y marcó el número de Jae. Necesitaba escucharlo. 

>>> ♥ <<<

— ¿Jaejoong? — Preguntó la quebrada voz de Yunho ese mediodía. 
—Yunho... Estoy saliendo de clases, pero, creí que te dije que Hyunjoong me había invitado a comer hoy y no podíamos vernos sino después de tu programa. — El castaño hizo un leve silencio. 
Sólo necesitaba escuchar tu voz... Sólo eso. — Jaejoong comenzó a preocuparse por el tono que estaba utilizando Yunho. 
— ¿Estás...bien? ¿Te pasó algo? — Preguntó sosteniendo su teléfono con el hombro mientras guardaba sus libros. — Suenas muy mal. 
—Amanecí con un poco de resfriado y... Alguien indeseado llamó. 
Pero Jaejoong velozmente tuvo que cortar la llamada porque Hyunjoong tomó su mano y le haló para que fueran a almorzar.

>>> ♥ <<<

Eun Yoo abrió la puerta de su casa dejando entrar a los dos gatos pertenecientes a su hermano. Siempre le habían disgustado esos animales, ella prefería a los perros.
Fue directamente a donde su madre, con intención de contarle el extraño suceso que había ocurrido cuando salía del colegio con sus amigas, acerca del extraño hombre que había pedido el mismo sabor de helado que ella amaba y que tenía la misma adicción a comer de forma compulsiva caramelos. Pero recordó que, aunque no conocía al señor que se hacía llamar Han Min Seung, le había prometido no contarle a su madre por los momentos de él.
Subió a la habitación que compartía con Jaejoong y se sentó en su cama tratando de armar su rompecabezas mental. 
¿Quién era ese señor? A leguas se notaba que lo único que deseaba era entablar una conversación con ella, pero, ¿cómo sabía de su hermano? 
Buscó en la mesita de noche de Jaejoong y encontró ese pequeño álbum en donde tenía varias fotos de él con su familia -compuesta de su madre y Eun Yoo- y algunos amigos... 
Sin embargo hubo una foto que le hizo abrir los ojos con enorme sorpresa y su corazón comenzó a latir muy deprisa. 
La última foto, después de pasar muchos espacios vacíos, una foto de ese álbum era un Jaejoong recién nacido al que cargaba el mismo señor con quien había hablado esa tarde... Ese era el padre de ambos.
Era su appa.

>>> ♥ <<<


—Gracias por todo, Hyunjoong. —
Jaejoong le ofreció la mano a Hyunjoong para estrechársela. 
—Jae... No. — Le rechazó la mano y lo tomó de su cintura. — Dame la oportunidad de quererte, dame la oportunidad de demostrarte que puedo hacerte feliz. 
—No es momento de hablar de esto, tengo que ir a ver a Yunho. Me llamó y se escuchaba bastante mal, creo que necesita de alguien, de un amigo. 
—Tú quieres ser más que su amigo... ¿O no? — Cada frase de Hyunjoong hacía mucho más claro que estaba celoso de Yunho. — Sería un idiota si no me diera cuenta de que quieres estar con él. 
—Primero que nada somos amigos, no importa lo que yo quiera. Creo que si me gusta o no, no tiene que interferir en querer ayudarlo si tiene un problema. — Jaejoong avanzó hasta la parada del autobús que lo dejaría cerca de la emisora en donde trabajaba Yunho. 

>>> ♥ <<<


— ¿Te encuentras bien? — Minho entró a la cabina de Yunho sentándose junto a él. — Has colocado más música que nunca y no has hablado casi hoy... Tienes una audiencia muy grande que quiere escucharte, "poeta de la radio".
—Mis ánimos hoy no son como para decirle a alguien cómo comportarse en la sociedad. Además, estoy algo enfermo. — El castaño locutor se apoyó en la mesa que tenía debajo de su micrófono y cerró sus ojos con cansancio. No quería decirle a Minho, pero el hecho de que Jaejoong no hubiera comido con él ese día le había incomodado. Pudiera ser que, perfectamente, Jaejoong quisiera algo con Hyunjoong y simplemente no quisiera decírselo. ¿Por qué Jaejoong debería rendirle cuentas a él? 
—Yunho, alguien te busca fuera del estudio. — Avisó la productora del programa de Jung Yunho. — Dijo que era muy necesario pasar, que te conocía y bla, bla... Seguridad no lo dejó entrar, aunque finge ser un ciego. 
— ¿Ciego dices? — Yunho se levantó de un tiro hacia la puerta principal de los estudios de Minho, Changmin y él. Y efectivamente, allí estaba Jaejoong quien traía todavía su bolso de la universidad, sentado abrazando sus piernas en el suelo. 
Minho lo saludó efusivamente haciendo que Jaejoong se pusiera de pie devolviendo el saludo alegremente. La persona de seguridad lo ayudó a acercarse a la entrada y Yunho se sonrió al ver cómo Jae colocaba un gesto de disconformidad ante la ayuda que le dieron.
—Debes de estar ocupado todavía y toda la cosa, pero cuando termines, quiero que vayamos a un lugar. — Yunho aceptó la invitación y dejó entrar a Jaejoong.
Minho observó la manera en que cambió el rostro de Yunho: desde uno de decepción y tristeza a uno de alivio y paz. Ese chico es milagroso... 
Jae se sentó en el lugar que acostumbraba al lado de Yunho. Escuchándolo hablar de nuevo, sonaba algo más calmado... Cada palabra del castaño era cálida y real. Sentía que Yunho en verdad experimentaba lo que le decía a su audiencia.
Al concluir su espacio, Yunho abrazó con fuerza a Jaejoong. Cada día lo necesitaba más y por más tiempo... De su voz y de sus consejos. Era su amigo, pero definitivamente muy diferente a Changmin y Minho...
—Gracias por venir. Espero no haber interrumpido nada. — Jaejoong negó con la cabeza.
— ¡Necesitamos ir a un lugar! Pero no podemos ir en tu auto, sino en un bus. — Jaejoong sonreía ampliamente. Estaba seguro de que todo eso haría sentir mejor a Yunho. 
Pasaron aproximadamente tres horas en las que Yunho seguía a la incógnita acerca del tan esperado sitio que le enseñaría Jaejoong. No tuvo que esperar mucho, pues al bajarse detrás de Jaejoong el panorama le resultó hermoso. Digno de una pintura de Delacroix. 
—Esto es... ¿Cómo sabes de este lugar tan hermoso? 
—Vine cuando estaba muy pequeño. Todavía podía ver y es de las pocas cosas que conservo en mi memoria... Mi papá adoraba este sitio; veníamos casi a diario. — Hermosos árboles abrían paso majestuosamente a una hermosa cascada con flores moradas muy cerca de ella. Todo parecía dibujado. 
Jaejoong pidió a Yunho que lo siguiera mientras bajaban unas especies de escalones de piedra. 
El atardecer estaba cayendo sobre Corea y hacía la vista más hermosa, si se podía. 
— ¿Por qué me trajiste aquí? — Preguntó Yunho imitando a Jaejoong en el gesto de sentarse al borde del río que formaba la cascada. 
—Dicen que esta cascada es mágica. Acá puedes hablar con tu hermano y decirle lo que gustes... Sólo cierra tus ojos y siente esta paz. Dile lo que sientes que no le dijiste nunca y que quedó pendiente...
Yunho hizo lo que Jaejoong le indicó.
— ¡Vamos, vamos a jugar fútbol! — El joven Yunho corría hacia su hermano menor quien estaba debajo de la sombra de un árbol arrancando de a poco la hierba que crecía, solitario... Miró a su hermano con admiración: siempre quiso ser como Yunho. 
Perdóname hermano, por no cuidar de ti. Ese era mi deber... 
Espero que no estés enojado.

—Hyung, sé que estás ocupado pero, ¿me puedes ayudar con mi tarea de ciencias? — La voz del menor se asomaba tímidamente entre la puerta de Yunho. 
—Lo siento, voy con nuestra Omma a que me firmen unos documentos de mi beca. En otro momento será. — Yunho le sonrió amablemente. 
Lamento no haber estado para ti las veinticuatro horas, como se supone que hacemos los mayores... Me creí un adulto y no pensé en que estabas sufriendo...
— ¡Abre! ¡Abre ya! — Yunho sentía que algo muy malo había pasado dentro de la habitación de su hermano. Llevaba más de diez minutos tocándole la puerta y él simplemente no abría. La desesperación lo llevó a empujar la puerta con violencia y vio lo que fue la escena más drástica de su vida...
Su hermano cubierto en sangre, con un arma entre sus dedos y sus ojos entrecerrados. Yunho gritaba desesperadamente el nombre de su hermano menor pero era muy tarde.
Perdón por no haber permitido que mis padres tomaran en cuenta lo que querías... Sé que tenías grandes sueños. Siempre estaré orgulloso de tu forma de pensar... Te amo... Hermano.
—No hay nada que perdonar, hyung. Yo estoy orgulloso de ti. Deja que tu corazón lata por el mío también... 
Yunho abrió sus ojos lentamente, sintiendo cómo una carga emocional desaparecía. 
Jaejoong colocó una de sus manos alrededor de su cuello. 
—No estás solo, Yunho. Cuentas conmigo... 
—Jaejoong, ¿tienes idea de lo increíble que eres? — Apartó algunos mechones de cabellos rebeldes que se movían con el viento helado que hacía y rozaban sus pieles. Yunho miró un largo rato a Jaejoong. Se veía diferente... Era una diferencia extraña, pero ya no se veía como un niño ciego frente a sus ojos, sino como Kim Jaejoong, un chico maduro. El único que lograba llenar ese vacío en su alma con cada sonrisa, incluso cuando comía hasta dejarlo también a él sin comer. Porque ya ni siquiera Yoochun pesaba tanto en su vida cuando estaba él cerca... Porque Jae sabía escucharlo.
Y es que Jaejoong le estaba empezando a gustar sin que pudiera evitarlo o darse cuenta.

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