Jaejoong
caminaba bajo la tormenta que caía en la capital desde hace dos horas. Como
podía, se las ingeniaba para no caer o perderse. Preguntó en un par de
ocasiones dónde se encontraba, pues por más que se esforzara no lograba saber
dónde estaba.
Debo aceptarlo, me
perdí.
Se
arrepintió por haber conservado su dignidad y haberse ido sin tener la remota
idea de qué haría para regresar.
Eun
Yoo le pidió un taxi y explicó exactamente la dirección la cual Jae
olvidó.
Tal vez ese chico
Yoochun tiene razón. Sólo soy un patético ciego...
Jaejoong
se resistía a llorar. Nunca había llorado porque alguien lo discriminara; él
estaba consciente de sus capacidades que opacaban notablemente el "desperfecto
de fábrica", como Jae decía que tenía. Pero esta vez por más que
presionara a su cabeza para borrar los comentarios, por más que apretara los
puños, las lágrimas comenzaron a correr rebeldes mezclándose con la
lluvia.
Cayó
de rodillas rogando porque alguna fuerza lo llevara ya a su casa y poder
serenarse. Tal vez llamar a Heechul para hacer algo y luego tomar algo
caliente... Pero ninguna fuerza apareció para llevarlo a su hogar
tibio.
Sus
sollozos se hicieron más audibles mientras se acostaba en la calle solitaria,
sintiéndose realmente lamentable. Deseaba mucho que Yunho lo tomara en cuenta
seriamente, no sólo como un mocoso. Sabía que le llevaba unos cinco años más,
pero eso no podía ser razón. No debía serlo.
La
lluvia no se apiadaba del cuerpo de Jaejoong que estaba sumergido en la primera
tristeza real.
>>> ♥ <<<
A pesar de que Yunho se encontraba "liberado" de su relación, una cierta melancolía se asomaba a través de sus ojos.
Eso
se acrecentaría cuando llegó a su casa. Vio cada una de las fotos en que
destellaba una sonrisa feliz en su rostro junto a Yoochun.
— Entonces ahora sí es definitivo... — Susurró mientras
acariciaba una de las imágenes en que se besaba con Yoochun. La tomó junto con
el resto que fue sacando de cada portarretratos y las apiló dentro del
lavaplatos, rociándolas con alcohol de limpiar heridas y quemándolas.
Necesitaba enterrar cada recuerdo que guardaba de su mal amor. Siempre lo llenó
de dudas... Siempre se preguntó por qué Yoochun sí podía tener amigos cercanos
y él no. Incluso a Yoochun le costaba aceptar a Changmin y Minho.
De
pronto se le vino al pensamiento el rostro de Jaejoong. Debía ir a disculparse
con él... ¿Por qué demonios siempre olvidaba de pedirle su teléfono?
Aunque
había un medio para que sus disculpas llegaran a su amigo Jaejoong.
>>> ♥ <<<
—Parecemos dos niños en esto... — Minho estaba bastante sonrojado. Changmin prácticamente estaba sobre él, abrazándole para resguardarse del frío desatado gracias a la incesante lluvia.
—Cállate. Sabes que lo hago porque me
estoy helando.
Minho
bajó el rostro. Aunque Changmin no estuviera interesado en él, quería y gustaba
de disfrutar los pequeños instantes en que esas cosas pasaban. En que podía
sentir a Changmin de esa manera tan distinta al cariño que el mayor tenía por
él.
— ¿Minho? — La voz de Changmin
hizo que levantara la cabeza y sonriera un poco forzado. — Gracias por dejarme venir a tu casa mientras pasa la lluvia.
—No exageres. Eres mí... Eres mi amigo. — La cabeza de Changmin
se apoyó en el hombro de Minho. Aprovechó de recargar su mejilla contra ésta. — Además, también me estoy helando. —
Ambos rieron bajito.
—Sé que no suelo decir esto pero... Te
quiero, Minho. — Minho quiso responder pero se trabó al darse cuenta que no
podía decirle que lo quería porque lo amaba.
—Deberíamos encender la calefacción de
una vez, ¿no crees? — Sugirió en lugar del "te amo" que luchaba por
salir. Changmin le sonrió.
— ¿No te gustaría mejor salir a comprar
algo caliente?
—También es buena opción. — Minho se paró
rápidamente del sillón ayudando a su amigo a hacer lo mismo. — No sé tú pero quiero un café de esa
cafetería en que solíamos ir con Yunho.
Changmin
asintió mientras salía del departamento seguido por Minho.
Conversaban
amenamente y cantaban algunos éxitos antiguos que había en el auto de Changmin
hasta que entre risas, Minho se percató de un bulto negro en la plaza que había
antes de llegar a la cafetería e hizo detenerse a Changmin.
—Creo que es una persona... — Minho había bajado el
vidrio de la ventana del copiloto para observar mejor. — ¡Hay que ayudarlo!
— ¡Minho! — Changmin tenía la
intención de acomodarse mejor para que ninguno de los dos se mojara pero Minho
ya se había lanzado del auto a buscar a esa persona. Estacionó como pudo y fue
a su encuentro. Su sorpresa fue mayor cuando vio de quien se trataba.
— ¡¿Jaejoong?!
— ¡Creo que está inconsciente! ¡¿Crees
que le hayan hecho algo?! ¡¿Qué vamos a hacer nosotros?!
— ¡Cálmate, Minho! ¡Primero hay que
ayudarlo! — Changmin cargó el cuerpo de Jaejoong. Era bastante típico
de Minho estresarse antes de dedicarse a solucionar el problema que le da de
frente.
>>> ♥ <<<
Yunho decidió concentrar su atención momentáneamente en escribir una disculpa para Jae que se encargaría de dar en su programa de radio. En sus encuentros, Jae le había confesado ser fiel oyente de él. Un regocijo se apoderó de Yunho. Serían buenos amigos. No importa que Jaejoong sólo tuviera veintidós años. Seguía seguro del potencial que estaba en ese chico.
Gracias
a él había tenido fuerzas para acabar de una vez con toda esa terrible desdicha
que le ofrecía Park Yoochun desde hace un buen tiempo. Le debía una muy
grande.
Cuando
hubo apoyado el lápiz en esa hoja rayada, su móvil comenzó a sonar con la
melodía que identificaba a Changmin. Le pareció extraño pues Minho lo había
invitado a su casa para cuidarle el "dolor de estómago" que
tenía y muy posiblemente estarían cantando alguna canción en el karaoke. ¿Había
pasado algo malo?
Atendió
la llamada y lo que escuchó le hizo salir casi como un misil de su
departamento. La palabra “culpable” quedaba muy corta para lo
que sintió cuando Changmin le avisó aquello.
>>> ♥ <<<
— ¡Omma! ¿Ya llegó Jaejoong? Prometió
ayudarme con mi tarea de química hoy… — Eun Yoo miraba por la ventana desde las
cuatro esperando que en algún momento su hermano se acercara a casa, pero eso
nunca pasó y ya eran más de las siete.
—Seguramente está con su amigo Heechul.
Sabes que Jaejoong nunca avisa dónde está, hija. — Pero Eun Yoo sabía la
“travesura”
que había tramado con Changmin.
¡Changmin!
Buscó
en su pantalón un papelito en donde estaba anotado el número de ese chico con
el que había planificado el encuentro de Jaejoong y Yunho y marcó con
desespero. Tenía un mal presentimiento. Ni siquiera esperó a que Changmin
saludara:
— ¡Changmin Oppa, dime que sabes dónde
está mi hermano!
—Eun Yoo… Debes venir a la siguiente
dirección…
>>> ♥ <<<
Jaejoong
temblaba de frío debajo de la delgada cobija de ese lugar. Ahora en verdad no
sabía dónde estaba. Trato de buscar su bastón pero no lo logró. Sólo pudo
sentir la superficie suave y acolchada de lo que parecía ser un sillón. ¿Estaba
en su casa? No, definitivamente ese no era su hogar.
— ¿E…Eun Yoo? — Su quijada temblorosa
no le dejaba pronunciar bien ninguna palabra.
—Buenas noches… — Minho entró con una
taza de té caliente para Jaejoong. — No
te asustes, soy amigo de Jung Yunho. ¿Estás bien?
—Tengo mucho frío... — Jaejoong se abrazaba
a sí mismo con esperanza de aliviar el cortante frío que sentía.
—Changmin y yo te colocamos una camiseta
seca, espero no te incomode. — Minho le tomó las manos a Jaejoong para colocarle la taza de
té. — No sabía que no podías ver, ¿qué
hacías allí tirado en esa plaza?
—Oh, creo que me caí. Muchas gracias por
el té. — Agradeció
de forma escueta para evitar ahondar el tema. — Y por la camiseta, aunque aún tengo frío. — Minho desordenó un poco los cabellos del más chico con ternura
entendiendo que no quisiera conversar de ello con un extraño.
—Yunho quiere verte, está afuera de esta
habitación. — Jae asintió dándole a entender que quería que pasara.
Jaejoong
sintió sus mejillas arder de vergüenza cuando se dio cuenta de que alguien se
sentaba a su lado. Asumiendo que se trataba de Yunho y así era. En cierto modo,
no quería que lo viera así.
—Yo… — Jaejoong habló primero con la intención
de disculparse. — Lamento si provoqué
algún problema entre tú y tu pareja. No era mi intención hablarle de esa manera
a tu novio… Sé que no soy nadie resaltante en tu vida como para aconsejarte qué
hacer y cómo tomar tus decisiones. Me… — El dedo índice de Yunho se posó
sobre los labios de Jae en señal de que ya no hacía falta decir nada.
—Quien debería decir, sin embargo, todo
eso, soy yo. — Yunho tomó las manos de Jaejoong. — Lamento mucho que Yoochun te haya herido… Pero debes saber que eres
especial, Jaejoong, y no sólo por no poder ver. Eres especial porque haces
felices a las personas sin necesidad de exigirles que te cuenten las cosas.
¿Sabes algo? Es la primera vez que alguien me escucha sin juzgar lo que hago.
Que Yoochun te dijera eso… No le hagas caso, no eres ni un ápice de ello. Me
encantaría que nos conociéramos más.
—Yunho… — Jaejoong se había
quedado sin palabras y las tibias manos del castaño poco a poco hicieron que su
temperatura corporal aumentara. — No te
preocupes, soy bastante independiente. Los comentarios de Yoochun no me
hirieron. — Mentira, ¡qué gran mentira! —
Pero gracias por decirlo. — Yunho acercó el cuerpo de Jaejoong al suyo y lo
abrazó cariñosamente. Aunque se empeñara en parecer (y en verdad lo era)
independiente, habían esos instantes en que Jaejoong simplemente quería que le
dijeran cuán valioso era y que le hacía falta a los demás… Al igual que Yunho.
Es por esto que el castaño le ofreció ese abrazo tranquilizador y con un efecto
armónico. Ese abrazo que tantas veces él necesito.
Porque
cuando estaba con Jaejoong ese vacío que sentía se hacía ausente.
>>> ♥ <<<
— ¿Cómo se te ocurre dormirte en una
plaza mientras hay una tormenta? ¡A veces no sé qué demonios tengo de hermano!
¡¿Cómo se te ocurre asustarme así, Kim Jaejoong?! — Eun Yoo se introducía
más y más caramelos en su boca y los masticaba con rabia. El regreso a casa Eun
Yoo lo había destinado especialmente a regañar a Jaejoong: por no haber
aceptado que los llevaran en auto y por haber hecho tal imprudencia.
—Deberías dejar de comer tantos dulces,
te van a salir caries. — Jaejoong, por más que quisiera, no podía centrar su atención en
las palabras de reprensión de su hermana. Esa cálida sensación que desprendía
el cuerpo de Yunho todavía lo envolvía. Esa sensación de sentirse querido e
importante llenó su corazón nuevamente y lo hizo deseoso de seguir adelante y
hacer caso omiso a las palabras estúpidas de seres estúpidos.
— ¡Ese no es el tema! — La pequeña hermana de
Jaejoong metió otros dos caramelos en su boca. — Debes tener cuidado… ¿Crees que me quiero quedar huérfana de hermano?
— ¡Eso no existe, Eun Yoo! — Jaejoong reía a
carcajadas con las ocurrencias de su hermana. — Pero estoy bien, gracias a Minho y Changmin… — De pronto Jaejoong
cayó en cuenta de un detalle… — ¿De dónde
conoces tú a Changmin?
Eun
Yoo sintió como un escalofrío recorría su espina dorsal. Seguro si su hermano
hubiera podido verla la hubiera descubierto ipso facto.
—Yo… ¡Nos vimos un día por casualidad y
conversamos un poco! — Se sintió aliviada cuando su hermano dijo un “qué
bien” conforme y comenzó a tararear una alegre canción. La
visita de Yunho Oppa es lo mejor que me pudo pasar…
>>> ♥ <<<
Yunho
estaba preparándose para iniciar su programa de las tres. Aún y cuando se
disculpara con Jaejoong el día anterior, su conciencia no lo dejaba tranquilo.
Por ello, efectivamente, decidió continuar escribiendo su carta para Jaejoong.
Igualmente sólo era para darse una idea de lo que diría en algún segmento de su
espacio. Quizás en el segmento en que las personas aprovechaban para dedicar
canciones de disculpa o de amor: esa sería perfecta.
—Imagino que todos han herido a
alguien alguna vez… Así que dirán “claro
que tú igual has herido a personas que te importan, Yunho, eres humano después
de todo…” Y es cierto. Sé que quizás a pocos les interese demasiado mi vida
personal pero me gustaría disculparme con un amigo que hace poco hice sentir
mal indirectamente. Jaejoong… Lamento mucho lo que pasó.
¿Quieren aprovechar de decir cuál es la mejor manera de
reconciliarse con un amigo?
>>> ♥ <<<
Jaejoong
al escuchar que un segmento iba especialmente dedicado a él, dobló su ritmo
cardiaco. Jung Yunho lo consideraba su amigo y desde luego, eso no podía ser
motivo de tristeza. Sólo esperaba sinceramente que Yunho pudiera sonreír de
verdad sin que él se encontrara presente.
Tomó
su bolso con sus libros. Hoy tenía turno en la tarde en la universidad.
— ¡Jae! — Su madre le alcanzó
agitada, pues bajó las escaleras lo más rápido que pudo. — Había olvidado, te dejaron esto. — Su madre sacó un paquetito
delicadamente envuelto en papel celofán púrpura y se lo pasó a su hijo. — No lo he abierto, es un presente que te
enviaron.
Con
suma delicadeza sus dedos soltaron el suave nudo del lazo encontrándose con un
fuerte olor a chocolates. No podía negarlo: su delirio era el chocolate. Y no
cualquier chocolate. Esos eran de su marca preferida. Eun Yoo y él ahorraban
meses para comprarse una caja que compartían y lo racionaban a tal punto que
podía durar semanas.
Contó
cada chocolate: eran siete. Los conocía. En su gracioso “reglamento para comerlos” establecía que era uno por cada día de
la semana. Era lunes, así que tocaba el primero. Son tan perfectamente
deliciosos…
Pero
no sólo había chocolates en esa caja, sino debajo de cada dulce estaba una
pequeña notita que Jaejoong sintió en el primero que se había comido. Guardó la
caja en su bolso. Le preguntaría a Heechul qué decía. Ni siquiera sabía quién
le había enviado esos chocolates y él, de forma bastante confiada, estaba
comiéndose uno. Pero es que son tan deliciosos.
>>> ♥ <<<
—Esos chocolates son bastante costosos. — Minho había
acompañado después del programa a Yunho a comprarle los chocolates y él mismo
le había encargado a la madre de Jaejoong el entregárselos.
—Todavía me siento culpable. Jaejoong es
tan fuerte pero a la vez es como si me viera en mi niñez. Que por más fuerte
que desees mostrarte a los demás, necesitas que te apoyen y que te hagan sentir
que importas… — Minho comenzaba a darse cuenta que Yunho realmente estaba
agarrando cariño por Jaejoong, más que simplemente el sentirse identificado.
—Yunho, espero no suene entrometido…
Pero, ¿crees que pudiera llegar a gustarte Jaejoong?
—No me siento listo para sentir nada por
nadie. No creo que vuelva a enamorarme más nunca, Minho. El amor duele…
—Jaejoong calza con casi todo lo que te
gusta de una persona. Tal vez si lo conoces mejor…
—Jae es mi amigo, y es un niño. Creo que
así está bien que estemos. — Minho se encogió de hombros y siguió archivando unos papeles en
una carpeta. — Es buen chico… Merece
alguien que esté dispuesto a amarlo por completo.
—Quiero pensar que tu opinión se debe
exclusivamente a que terminaste tu relación hace poco y no a que Jaejoong sea
ciego. — Sin
dirigirle la mirada, tomó sus carpetas y salió del lugar. Yunho no le tenía
lástima, es sólo que… No podía mirar a Jae sino como un chico inocente.
>>> ♥ <<<
— ¿Estás de broma? ¡Son carísimos! El que
te los regaló no sólo tiene buen gusto sino además dinero. — Heechul estaba
sacando la tarjeta que indicaba el nombre de la persona que le había regalado
los chocolates a Jaejoong. — “Jung Yunho” y además te pone su número
de teléfono… — Heechul cayó en cuenta del nombre que acababa de pronunciar. — ¿Jung Yunho? ¿El “poeta de la radio”? ¡Es un chiste! ¡Lo conoces! — La alegría le
sobresalía de los ojos.
—Lo he visto… — Recordó ese abrazo y
las disculpas de la radio. — Entonces, es
de Yunho. — Sonrió ampliamente. —
¿Qué dice la notita del chocolate?
— ¡Espera! ¿No quieres saber lo que dice
el reverso de la tarjeta? — La emoción de Jaejoong cuando algo se refería al castaño no
podía ocultársele en el rostro. Heechul sonrió al ver a su amigo tan contento.
Sólo esperaba que esa ilusión de Jaejoong, Yunho no la destrozara… O al menos
no rompiéndole el corazón. — Dice: “Jaejoong: sé que esto es sólo un
simple detalle. Te mereces mucho más. Aunque no lo creas, te agradezco el
haberme dado fuerzas para salir de lo que era una nube negra en mi vida.
Yoochun no es una mala persona… Me gustaría saber qué le sucedió. Tal vez
sencillamente ya no era feliz conmigo. En fin. No le guardes rencor. No cambies
esa dulzura nunca… Es cautivante. Quisiera conocerte mejor, encontrarnos de
nuevo. Tu nuevo amigo, Yunho”. — Heechul le dio un vistazo a Jae y leyó
la tarjetita del chocolate. — Lo que
traía tu chocolate del lunes era: “Sigue
tus sueños, arriésgate”.
Jaejoong
dio un suspiro. Sabía que quizás todo esto se tratara de un cruel espejismo de
su corazón, pero tomaría el riesgo, como decía su consejo: era eso o nunca
cumplir sus sueños. Nunca, por impedimento de Heechul, de Eun Yoo o de su
madre, se había arriesgado a querer a alguien abiertamente de la manera en que
quería a Yunho. De hecho, nunca había podido hacer algo arriesgado, algo que
anhelara con todas sus ganas. Necesitaba saber cómo lidiar con todo en la vida…
Él quería ser el Jaejoong independiente del que se jactaba ser.
Es momento de amar, es momento de soñar, es momento de vivir…
Y yo amo a Jung Yunho, ¡lo amo!
jae lo ama, yunho ya basta de conflictos y entregate al gran amor puro y sincero que te ofrece jae.
ResponderEliminaraahhh...que emocion, ojala y yunho se de otra oportunidad en el amor y que esa oportunidad sea jae.
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