martes, 14 de agosto de 2012

I can see with my heart. Cap. 11. Merry lovely X-mas


¿No es lo normal entre novios?
Jaejoong ya no sabía qué era normal. Eran demasiadas emociones para una simple noche y lo único que quería era que su cerebro se silenciara un poco y lo dejara descansar unas horas.
—Qué patético. — Se dijo a sí mismo dándose la vuelta por quinta vez en cinco minutos. Eran más de las tres de la mañana y Eun Yoo ya dormía profundamente desde que llegaron.
¿Sabría su madre que Yonna y su padre estaban en Seúl? Parecía como si hubiese llorado. Sólo hizo su cuestionamiento habitual de cómo la habían pasado, qué habían hecho y decidió dormirse de una vez.
Ambos por acuerdo, prefirieron no contar nada de lo ocurrido en la fiesta.
Jaejoong se levantó de su cama sintiendo que no podía respirar bien del nudo en el pecho que sentía y se apoyó en el marco de su ventana… Imaginando de nuevo cómo serían las estrellas y la luna.

“Lo lamento, Jaejoong no tiene posibilidades de poder recuperar su visión.
Es irreparable el daño óptico… Lo siento muchísimo en verdad, sé las ganas que tenías de ver”.
Esas palabras habían hecho un gran agujero en su pecho que se tragaba todas las ilusiones. Para él, poder ver era un don… Un don que, desgraciadamente, no poseía.

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El olor a dulce de las calles despertaba un poco a Jung Yunho. Si no tuviera un calendario, de seguro sabría qué fecha es por lo desesperantemente colorido que estaba todo por las tiendas.
Las personas corrían por el centro comercial en busca de ofertas navideñas para los regalos de los niños o para buscar el postre con el cuál celebrar la festividad.
Para Yunho, era la oportunidad de hablar de una vez con Jaejoong, decirle sin ninguna máscara de por medio exactamente lo que estaba sintiendo y, ¿por qué no? Iniciar algo oficialmente con él. Guardó con cuidado el paquetito de color zafiro dentro de su chaqueta reafirmando con la fuerza de sus manos dentro del bolsillo. Como si quisiera evitar que se saliera de ese lugar.
Ése sería el regalo que le daría para desearle una bonita Navidad.

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—Buenos días, ¿está Jaejoong? — Eun Yoo le había abierto la puerta a Hyunjoong, dejándolo pasar para que no se congelara en la entrada.
—Sigue dormido. Tú debes ser Kim Hyunjoong… El amigo que gusta de mi hermano. — Dijo directamente la hermana menor de Jaejoong mientras entraba a la cocina para buscar un vaso con agua. — Mi hermano no durmió bien, así que no esperes que despierte muy pronto… Pero si quieres lo esperas.
—Creo que lo voy a esperar aquí. Quisiera darle personalmente su regalo de Navidad, ya sabes… — Eun Yoo le pasó el vaso con agua a Hyunjoong y se sentó frente a él.
—Mira, pareces un buen chico y de hecho, odiaría la idea de que salieras lastimado. Lo mejor es que no te hagas demasiadas ilusiones con Jaejoong. Él está entusiasmado con alguien más…
—Con Jung Yunho. — Respondió de forma cortante. — Lo sé. Y creo que a ese Yunho también le atrae Jaejoong.
—Quisiera contradecirte, pero no puedo. Joong, mereces a alguien que te haga feliz. Hazlo por tu bien; trata de sacarte a Jaejoong de la cabeza. — Eun Yoo hablaba sinceramente, pues aparte de atractivo, le parecía alguien de buenos sentimientos que pudiera hacer feliz a cualquiera. — ¿Quieres una galleta de la suerte? — Preguntó con dulzura al ver que el chico comenzaba a bajar la mirada con resignación.
—Seguro… — Hyunjoong procuró fingir una de sus mejores sonrisas para la hermana de Jaejoong. Eun Yoo le pasó una de las galletas que estaban servidas en el centro de la mesa y la rompió por la mitad para saber lo que el destino le “tenía preparado”. — “Tu verdadero amor está frente a tus ojos”.
—No habla de mí. — Rió escandalosamente Eun Yoo. — ¡Estas galletas son tan tontas a veces! — Hyunjoong la acompañó en sus carcajadas. — Iré a ver si Jaejoong despertó.
Hyunjoong sonrió mucho más animado mientras veía subir a Eun Yoo las escaleras de dos en dos, como era su mala costumbre. Y una pequeña risa se le escapó cuando tropezó en uno de los escalones y maldijo por lo bajo.
Bebió otro sorbo de agua y releyó lo que el pequeño papel decía: “El amor de tu vida está frente a tus ojos”.
—Imposible. — Susurró con gracia para sí mismo. — A mí me gusta Jaejoong, no su hermanita.
A los pocos minutos bajó Jaejoong tallando sus ojos con flojera. Rogaba porque no le pidiera de nuevo estar juntos o algo por el estilo, porque en ese momento estaba seguro de que jamás podría corresponderle ni porque pasaran veinte años en una relación.
Pero no ocurrió nada de lo que pensaba Jaejoong; Hyunjoong le dio un abrazo, leyó la pequeña y poco extensa carta que le había escrito para desearle unas felices fiestas y le entregó el regalo.
—No debiste molestarte, ¿lo abres por mí? — Excusó Jaejoong, por si acaso fuera algo demasiado cursi. Hyunjoong obedeció en silencio y le pasó el angelito de cristal que había comprado. Según lo vio, se le figuró a Jaejoong: alguien fuerte… Pero delicado al mismo tiempo. Algo sólido, protector. Era perfecto.
—Es un angelito. — Explicó Hyunjoong. — Eres una persona grandiosa… Te respeto mucho, Jae. Y realmente espero que puedas ser muy feliz. — Sus deseos eran sinceros, pero gracias a las palabras de Eun Yoo, se dio cuenta de que Jaejoong nunca sería para él. Ella tenía razón; necesitaba y quería a alguien que supiera valorar todo el amor que él tenía por entregar.
— ¿En qué piensas Hyunjoong? — Preguntó Jaejoong con serenidad. Había algo diferente en la actitud de él… Ya no sonaba desesperado por su atención.
—Me preguntaba… ¿Tu hermana sale con alguien? — Aquella pregunta descolocó un poco a Jaejoong. No sonaba realmente interesado. Sólo algo curioso, como si por rutina debiera preguntar aquello.
—Hasta donde sé, no. Eun Yoo no sale con nadie. — Jaejoong sintió un hueco en el estómago; después de todo, hablaban de su hermana menor. Su niña a la que debía cuidar de personas con otras intenciones hacia ella. — ¿Por qué preguntas eso?
—Curiosidad, simplemente. — Miró su reloj de pulsera algo incómodo por lo que había preguntado. — Me debo ir. Tengo que ayudar a mi abuela con la cena que haremos y esas cosas. ¡Feliz Navidad, Jaejoong! Que Santa Claus te traiga muchos regalos. — Dijo bromista abriendo la puerta principal para irse a su casa.

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Yonna paseaba con su hija por todo ese salón sucio sonriendo levemente cuando veía la gran suma de dinero que había dado su negocio de secuestro.
— ¿Sabes una cosa? No descansaré hasta destrozarle la vida a ese miserable de Jaejoong. Gracias a él, tu appa y yo fuimos descubiertos en varias movidas y te juro que le voy a dar por donde más le duela.
—Madre, ese chico está debilitado de por sí. ¿No te parece suficiente castigo el hecho de que sea un ciego? Digo, ya debe ser muy infeliz. — La hija de Yonna y Min Seung había visto a Jaejoong desde el callejón cercano a la fiesta y se dio cuenta de que se la pasaba con el castaño de la radio. Los vio besarse. — Pero si te interesa, creo que su talón de Aquiles es alguien al que tenemos bastante acceso.
—Por ahora no puedo hacer demasiado. Min Seung está empeñado con que sigue amando a la madre de esos dos estorbos. Tuvo la dicha de conocerme mientras ambas estábamos embarazadas del mismo hombre, todo un descaro. ¿No te parece? — Yonna paseó la yema de sus dedos sobre su revólver. — Si Jaejoong ya es un infeliz, quiero que sea más infeliz. Y necesito tu ayuda para destruirlo… Sé que no cuento con Min Seung y que me matará por hacerle daño a su hijo, pero al menos moriré satisfecha.
La joven hija de Yonna, de la misma edad que Eun Yoo, tomó el revólver de su madre y apuntando a uno de los jóvenes que estaba amarrado en la sala destrozada de ese lugar dijo:
—Yo me encargo de darle en donde más le duele a mi hermanito, no te preocupes. — Un ruido de bala retumbó en la habitación y sonrió al ver cómo la sangre se escurría por el rostro de ese muchacho que sólo había tomado un camino equivocado. — Es mi especialidad.
La mujer sonrió con satisfacción. Había criado a alguien exactamente a alguien como ella. Alguien perfecto para cometer crímenes de cualquier índole.

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Yunho había llegado a casa de los Kim y por primera vez, Jaejoong lo había llevado a su habitación. No podía dejar de ver cuántos dibujos hermosos había realizado… Todos con técnicas diferentes. Cada uno producto de la más pura imaginación.
—Eres un artista. ¿Seguro que quieres ser ingeniero? Parece que esto en verdad se te da maravillosamente. — Yunho se sentó en la cama que pertenecía a Eun Yoo.
—Estoy seguro. — Sonrió cálidamente. — Se me dan mejor las matemáticas. — Aclaró mientras seguía revolviendo en su armario. — Aunque de hecho, quisiera darte un regalo de Navidad relacionado con esto del arte y los dibujos. — Y sacó un papel enrollado con un lazo rojo muy brillante. — Espero que te guste.
El castaño desenvolvió con cuidado la hoja que Jaejoong le había entregado. Se trataba de un hermoso dibujo a lápiz de él y Jaejoong armando un árbol navideño que parecía dar el efecto de ser muy luminoso. Por la parte posterior, una dedicatoria:
Para Yunho, con amor.
—Está hermoso. Lo tendré debajo de mi almohada siempre… — Yunho lo envolvió de nuevo, colocándole el lazo brillante. — Ahora es mi turno. — Sacó el paquetito y dejó ver el colgante en forma de mitad de corazón que él también tenía puesto, con la mitad contraria, colocándoselo. — Es un regalo que complementa algo que ya yo tengo. — Tomó los dedos de Jaejoong y los pasó por su colgante y después por el recién obsequiado que ahora estaba en su cuello.
Jaejoong sintió que su respiración se hacía más pesada. Pude balbucear estúpidamente un “gracias”, aunque no supiera el significado.
Más Yunho se encargó de aclararlo. Besó afablemente los labios rojos de Jaejoong, profundamente, apasionadamente… Procurando de que las respuestas sobraran.
Para Jaejoong ya quedaba completamente esclarecido lo que significaba esa mitad del corazón de Yunho. Se limitó a corresponder el beso que tanto había querido sentir desde que escuchó la embriagante voz de Jung Yunho.
La pequeña mano de Jaejoong se coló tímidamente por debajo de la chaqueta del castaño, acariciando suavemente sobre la camiseta su fuerte espalda. Yunho se separó jadeante de Jaejoong, recuperando el aire, para retomar el beso dejándose caer sobre la cama que ocupaba.
—Me gustas mucho, Jaejoong. En verdad me gustas mucho… — Susurró Yunho estremeciendo el cuerpo de Jaejoong.
Pudiera ser que se estuviera dejando llevar por sus deseos o quizás después de eso, Yunho no iba a querer volver a verlo pero quería arriesgarse. Sentirlo…
Atrajo de nuevo los labios del mayor, sin mediar palabra alguna. Hacer obvio que le correspondía… Dejándose hacer. Él sólo podía sentir el calor del cuerpo de Yunho sobre el suyo, a punto de ser para siempre de él, su primera vez.
Las manos de Yunho despojaron lentamente el cuerpo de Jaejoong del abrigo que tenía, dejando ver su blanco torso desnudo, perfecto. Un brillo especial adornó los ojos del castaño al ver que a pesar de todo, Jaejoong mantenía sus ojos cerrados y sus labios entreabiertos.
Su boca fue a una de sus tetillas, pasando su lengua. Succionando de vez en cuando y robándole gemidos ahogados a Jaejoong, mientras por debajo, él se ocupaba de tantear para bajar el cierre, pero la labor de la boca de Yunho lo desconcentraba en demasía; ahora estaba en su cuello dejando unas cuantas marcas rojizas que le costarían semanas desaparecer, mientras que una de sus manos estaba por encima de su pantalón estimulándolo.
—Yun…ho… ah… — Ese torrente de sensaciones nunca antes las había experimentado con nadie. — Desnúdate, por favor. Quiero sentir tu cuerpo desnudo sobre el mío.
Aquellas palabras serían quizás las que menos Yunho se esperaría escuchar de parte de ese angelical e independiente ser.
Yunho tomó las manos de Jaejoong, para que le ayudara a quitarse su ropa, obedeciendo a lo que quería. Sabía que era su primera vez…
Jaejoong sentía que deliraba. Estaba tocando el cuerpo desnudo de Yunho, de su Yunho. Su piel era tan suave.
Yunho sintió las manos de Jaejoong detenerse en toda la extensión de su ya muy despierto miembro, subiendo y bajando.
— ¡Ahh! Jaejoooooong… Pareces un experto… — Gimió bajito Yunho, terminando de quitarle el pantalón a Jae rápidamente para masturbarlo con suavidad.
Se apartó de él para ahora distraer su boca entre las piernas de Jaejoong, succionando su ya duro miembro, sintiéndolo arquear su espalda y gemir roncamente mientras la traviesa lengua de Yunho lamía repetidas veces la punta.
—Yunho ah… Quiero sentirte dentro antes de correrme… — La forma de hablar tan directa de Jaejoong conseguía excitar cada vez más a Yunho. Le dio un nuevo beso apasionado, dejando correr una gota de saliva por la comisura de los labios de Jae, tomándola con sus dedos y pasándola por su entrada.
Jaejoong mordió con fuerza su labio inferior, tratando de acallar los ruidosos gemidos que querían escapar de su garganta. Sentía los dedos de Yunho entrar y salir alternativamente, incomodándolo levemente, haciéndolo soltar un quejido. Sus dedos dejaron de ensanchar su entrada para luego ser cambiado por lo que ya Jaejoong sabía que venía.
— ¡Ahhhhhhh! — No pudo contener más su quejido de dolor al sentir a ese intruso tan grueso dentro de él. — M-me vas a partir en dos…
—Respira. No me moveré hasta que te acostumbres a mí… — Yunho sentó a Jaejoong sobre sus caderas, besándolo, pasando su lengua por el contorno de su rostro y deteniéndose de nuevo en sus labios, dejando un hilo de saliva en ellos. Jaejoong soltó una pequeña lágrima mientras fruncía el ceño adolorido pero sonriente.
—Muévete… Quiero sentirte ahora. — Yunho hizo caso al pedido comenzando a embestir suavemente a Jaejoong que se aferraba fuertemente a sus hombros, jadeando contra su oído, haciéndolo ponerse más caliente de lo que estaba.
Jaejoong podía sentir a Yunho aún más fuerte de lo que cualquier persona pudiera sentirlo. Era la primera vez que se sentía hervir, que no era dueño de sí y que necesitaba sentir a Yunho más rápido, más fuerte y más adentro.
El castaño estaba descontrolado, embestía con fuerza a Jaejoong hasta llegar a un punto en que Jae necesitaba taparse con una mano para no gritar de placer y que su familia los escuchara desde abajo. Yunho tocaba el miembro de Jaejoong hasta que se vino en su propio vientre. Pero Yunho no tardó en acompañar en el orgasmo a Jaejoong, inundándolo por dentro de él, de su esperma… El mejor orgasmo que había tenido hasta ahora. Ni siquiera con Yoochun había sentido tanto placer.
Salió lentamente de Jaejoong, observando cómo ese líquido blanco salía de Jaejoong manchando sus sábanas y después, con sus dedos tomó parte de la esencia que estaba en el vientre de Jaejoong y la introdujo en su boca, saboreándolo.
—Sabes bien… — Suspiró Yunho, sacándole una sonrisa al pelinegro. Apartó sus mechones de cabello dulcemente, adheridos a su frente a causa del sudor. — ¿Estás bien?
—Eso fue… Un gran regalo de Navidad.
—Jaejoong… Necesito que esto se repita. Te necesito. Quiero que estemos juntos. Quiero que seamos pareja y hagamos el amor todas las noches… — El pecho de Jaejoong subía y bajaba agitado pero una sonrisa comenzaba a dibujarse en sus labios. Asintió levemente, dejando que Yunho lo envolviera en sus cómodos brazos y le diera un suave beso en su frente.
Alguien llamó a la puerta de su habitación y reconoció la voz de su Omma pidiéndole que bajara, pues ya sus abuelos estaban allí. Jaejoong se puso de pie de golpe:
— ¡Debo acomodarme ya! Debía estar listo hace… Media hora.
Yunho sonrió dejando que Jaejoong entrara en el cuarto de baño.
Había hecho el amor con él y sólo podía estar seguro de que era el cuerpo más delicioso que le había tocado tener para sí. Y aunque Jaejoong no hubiera dicho que sí oficialmente a su petición, estaba consciente de que, con el tiempo a su favor, podría decir libremente que amaba a Jaejoong.
No sólo era delicioso, era bastante sorprendente cómo cambiaban sus facciones tan visiblemente, cómo sus mejillas se enrojecían cuando estuvo a punto de venirse.
Cada palabra, cada gesto… Cada sensación, Jaejoong la sentía con el doble de intensidad que él y lo sentía. Y para ser su primera vez, parecía todo un experto. Incluso como si pudiera detallar con sus ojos negros cada parte que a Yunho le resultaba un punto débil.
¿Y si me comienzo a volver adicto a ti, Jaejoong? ¿Y si de verdad me enamoro?

2 comentarios :

  1. que maravilloso regalo de navidad recibio jae, su primera vez con su yunnie; pero a quien le disparo la hija de yoona?

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  2. ay que bonito..me encanta que ya sean pareja e incluso que hayan hecho el amor,,,ahahahah...que bonito es el amorrrr..

    ahora lo que me preocupa es esa mujer yoona y su hija, son tan malas y sin sentimientos que no kiero ni pensar que pueden hacerle a jae o incluso a yunho.......malvadas mujeresss

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