Pareja: YunJae
Extensión: One-shot
El porque un joven talentoso, con una hermosa voz y facciones más que agraciadas
había hecho lo que hizo era un misterio. Todos creían que él era feliz, que lo
tenía todo. Cualquiera creería eso, pero la realidad era otra.
La historia es más o menos así.
"Tengo algo importante que decirles, reunámonos en la sala" había dicho el líder de la banda. El resto lo miro expectante y
simplemente lo siguieron, en silencio y con una curiosidad inmensa.
Al llegar a dicha habitación se encontraron con una hermosa chica. Largo
cabello castaño y una hermosa sonrisa adornando su rostro.
"Esa
mujer..." fue lo que pensó el mayor de la
banda, mordiéndose el labio.
Esa mujer era la novia de Yunho (Por mucho que odiara aceptarlo) desde
hacía ya 2 años y medio.
Jaejoong la odiaba.
Y no es que fuera mala persona, todo lo contrario. Era la chica más
adorable, tierna y buena que pudiese conocer. Por eso la odiaba, pues por eso
Yunho se enamoró de ella.
Se tomaron de las manos y sonrieron. Jaejoong sintió nauseas, pero tuvo
que usar todo su autocontrol para esconder la mueca de absoluto asco que quería
aparecer en su rostro.
-
Ustedes saben que Hyo Rin y yo... nos queremos mucho. ¿No? - sonrió y el resto asintió. - Es por eso
que... Luego de pensarlo bastante, logramos decidirlo. Dentro de 1 mes nos
casaremos.
-
¡¿QUÉ?! - gritaron todos.
-
¿Qué?... - susurró apenas Jaejoong.
La emoción y los gritos de alegría se apoderaron del silencioso
departamento que los cinco compartían.
-
¡¿Es en serio, Hyung?! - gritó el menor de la banda. Yunho
sonrió sonrojado y asintió.
-
¡Qué emoción! - gritó esta vez Junsu. - ¡Una boda! ¡Una boda!
-
¡Estamos tan felices, hyung! - sonrió Yoochun,
también emocionado.
Yunho sonreía ampliamente abrazando su novia, pero su sonrisa se borró
al ver Jaejoong. Este lo miraba fijo, sin ninguna expresión reconocible en su
rostro. AL notar que lo miraban bajó la mirada. Luego la levantó y forzó la
mejor de sus sonrisas, como las que siempre les regalaba a su familia
platónica. Se le acercó y le dio un fuerte abrazo.
-
Estoy tan feliz por ti... - le dijo suavemente. Luego miró a la
chica a su lado y la abrazó suavemente. -
...Los felicito...
Les regaló una última sonrisa y se fue a su habitación lo más lento que
pudo, para no llamar mucho la atención del resto. Mucho menor preocuparlos.
Yoochun lo miró serio; él era el único que sabía lo que le pasaba a su alma
gemela.
-
¿Se encuentra bien Jaejoong Oppa? - preguntó la chica,
preocupada. Yunho le sonrió algo confundido.
-
Debe ser la impresión, de seguro estará bien dentro de un rato. - le acarició la mejilla y le dio un suave beso en los labios.
Luego de seguir con las felicitaciones y abrazos afectuosos, Yoochun se
escabulló hasta llegar a la habitación de su amigo. Tocó la puerta, no
respondió. Volvió a tocar y susurró su nombre. Entró a la habitación,
encontrándose con Jaejoong, quien se miraba fijamente al espejo.
-
¿Estás bien? - preguntó bajito el menor,
acercándosele. Este sonrió melancólico y tocó su reflejo.
-
No me reconozco. - bajó la mirada. - El Jaejoong de siempre debería estar feliz por él, por ellos. No me
siento feliz, Yoochun. No sé quien soy...
-
Jaejoong...
-
¿Soy mal amigo por no estar completamente feliz?
-
Eres un enamorado con el corazón roto, Jaejoong.
-
No puede estar más roto ya. - dijo serio.
-
Jae, no te hagas esto, Ambos sabíamos perfectamente que este día llegaría.
Dijiste que lo soportarías, que no estarías triste.
-
Lo soportaré. Estaré feliz, pero por fuera... Aunque por dentro me esté
pudriendo daré mi mejor sonrisa.
Pasó por su lado y salió de la habitación, dejando a Yoochun solo. Este
suspiró y salió también.
El resto del día Jaejoong actuó normal, como si nada hubiese pasado,
como si su vida siguiese igual que siempre.
Una semana pasó. Jaejoong aparentaba ser el mismo por el día, pero
cuando llegaba la noche solo podía llorar. Lloraba noches enteras, en
silencio, intentando que nadie supiera que era lo que le pasa; hasta que
finalmente caía dormido a causa de su incesante llanto.
A medida pasaban los días Jaejoong se veía más enfermo. Se le veía
pálido, grandes ojeras se marcaban bajos sus, ahora, inexpresivos ojos y
definitivamente había perdido mucho peso.
-
Hyung, deberías ir a ver a un doctor. - dijo Changmin
mientras almorzaban.
-
¿Por qué crees eso, Minnie? - respondió el mayor sonriendo, con
una expresión casi maternal y haciéndose totalmente el desentendido.
-
Es cierto. - dijo Junsu, mirándolo fijamente,
abriendo más aún sus ojos felinos. - Te
ves pálido y has perdido mucho peso.
-
No se preocupen, estoy bien... - respondió y
suspiró. Ese día Yunho no almorzaba con ellos.
Yoochun lo miró fijamente largo rato y suspiró. Al finalizar el almuerzo
notó como Jaejoong había tocado la comida de su plato, la cual guardaba en el
refrigerador. Durante todo el almuerzo sólo había jugado con ella.
-
Todo esto va de mal en peor. - le decía Yoochun,
tomándose un café. - Si sigues así te
enfermarás muy gravemente.
-
Ya les dije que estaré bien, no deben preocuparte.
-
Hmm... - respondió apenas Yoochun. Terminó su café y dejó la
taza sobre la mesa, saliendo de la cocina. No podía echarle toda la culpa a
Jaejoong, él no tenía la culpa.
Jaejoong bajó la mirada y cerró sus ojos fuertemente. Miró al techo
intentando aguantar las lágrimas que amenazaban con salir y siguió lavando los
platos. Últimamente lloraba mucho.
Muchas veces se había preguntado cosas como ¿Por qué tenía que haberse
enamorado de él? ¿Por qué no se enamoró de una chica? ¿Por qué no podía dejar
de amarlo tanto, sabiendo que se casaría? La vida era injusta.
-
Jaejoong. - susurró alguien tras él, era Yunho.
-
¿Si? - respondió el mayor, saliendo de sus pensamientos y
volviendo al mundo real. Al doloroso mundo real.
-
Hay algo que quiero pedirte. - le sonrió y
Jaejoong sintió como su corazón se apretaba con fuerza.
-
Adelante. - dijo casi sin ganas.
-
Bueno, lo he estado pensando bastante y... Nosotros somos amigos desde hace
mucho. Te quiero demasiado como a un hermano, es por eso que quiero pedirte a
ti que seas... Quiero que tú seas el padrino de bodas, Jaejoong.
En ese momento sintió como si alguien le clavara un puñal en el pecho.
Fingió la mejor de sus sonrisas, reunió toda la emoción que no sabía que le
quedaba y asintió enérgicamente.
-
¡Con gusto! Me encantaría ser el padrino de tu boda... - puso total énfasis en aquellas dos últimas palabras.
-
Muchas gracias Jae, de verdad gracias. - lo abrazó con
fuerza y Jaejoong nuevamente tuvo que apretar con fuerza sus ojos para no
llorar.
Entró al estudio. Yoochun estaba ahí sentado frente a la computadora.
Este se giró tras oír los pasos tras él, encontrándose con Jae.
-
¿Pasa algo?
-
Seré el padrino de bodas. - dijo al instante, riendo con
amargura.
-
Entiendo... - respondió el otro levantándose,
quedando frente al mayor. La sonrisa en el rostro de su amigo se torció.
-
Ya no aguanto más, Yoochun... - su voz se quebró y
Yoochun lo abrazó con fuerza, acariciando su espalda temblorosa a causa de los
llantos que ahora dejaba salir.
-
Has sido muy fuerte... - lo consoló. - Pero ya has pasado por mucho., Es bueno que llores, y desahogarte.
Definitivamente, desde que Jaejoong se había dado cuenta de lo que
sentía por su amigo aquella noche en que por una maldita penitencia se besaron,
no había dejado de llorar por él, y sólo por él.
Tenía miedo por haberse enamorado de otro hombre. Tenía miedo porque ese
hombre era Yunho, uno de sus mejores amigos. Tenía miedo de que él se enterara,
lo odiara y le tuviera asco. Tenía miedo de tantas cosas... y aquella tarde en
que, luego de juntar todo el coraje del mundo, había decidido dejar todos sus
miedos atrás y declarársele... Yunho les presentó a Hyo Rin, la chica que dos
años más tarde se convertiría en su esposa.
Y como había deseado Jaejoong ser él quien recibiera todas esas sonrisas
repletas de amor, esos tiernos abrazos, esas suaves caricias... Sentir aquellos
tibios labios que, por un simple juego, lo habían dejado atado a su corazón,
por el resto de su vida.
El gran día se acercaba y su corazón se marchitaba con el transcurso del
tiempo. Se oxidaba. Faltaban tres días para la boda, y los chicos habían
decidido ir a beber un poco.
-
¡Un brindis por Yunho, para que su matrimonio sea perfecto!
Se suponía que irían a beber un poco, ¿No? Pero aquel poco
aumentó y aumentó, y pasadas las dos de la mañana el líder de la banda apenas
podía mantenerse en pie. Estaba más ebrio que nunca, y aquello definitivamente
no era algo que se viera todos los días.
Jaejoong había salido a tomar aire, cuando Yunho salió a su encuentro.
-
Dios santo, todo me da vueltas... - rió y pasó un
brazo por el cuello del más bajo, para no caer.
-
No debiste beber tanto, Yunho. Mañana tendrás una resaca horrible. - el más alto lo miró fijo, sus mejillas estaban sonrojadas.
"¿Por
qué?" se preguntó el mayor, su corazón
latiendo con fuerza. En seguida se golpeó mentalmente "Es el alcohol, tarado"
-
Te he escuchado llorar en las noches. - dijo Yunho,
hablando bastante bien y de corrido a pesar de la gran cantidad de alcohol en
su cuerpo. Jaejoong se quedó callado. -
¿Por qué?
-
No importa eso ahora, no te preocupes.
-
Claro que me preocupo. - se quejó Yunho.
Jaejoong suspiró con fuerza. La música fuerte resonaba desde el lugar en
el que estaban. Al mirar a Yunho así, tan débil y vulnerable, no pudo aguantar
más y se abalanzó contra sus labios.
"NO LO HAGAS. NO LO HAGAS" le repetía su conciencia, pero la ignoró. Sintió como las manos del
menor lo sujetaban por la cintura, lo que le animó a continuar. Gran error.
De un momento a otro, ambos se encontraban en la habitación de Yunho,
recostados sobre su cama. Yunho estaba sobre Jaejoong, ambos se besaban sin
descanso. El mayor tocaba el cuerpo de Yunho como si no hubiese un mañana, y
pues claro que no lo había... esto no volvería a pasar jamás.
Jaejoong sabía que no debía estar haciendo esto. Él se casaría, estaba
enamorado de ella. Para Yunho, Jaejoong era sólo un buen amigo, nada más. Y
luego de esto, ¿Podría acaso considerarse un buen amigo?
"Debes
detenerte" se decía él mismo, sin dejar de
besar al menor. "Es incorrecto,
sólo los perjudicarás a ellos"
El roce de sus cuerpos lo enloquecía. Cada vez necesitaba más, y eso lo
hacía cada vez más peligroso. Por su parte Yunho no hacía mucho. Sólo se dejaba
hacer, se dejaba tocar y besar, y de vez en cuando de su boca salían algunos
jadeos y cortitos gemidos.
El mayor llevó sus manos temblorosas hasta los pantalones del otro,
bajándolos lentamente, En seguida sintió su hombría contra la suya, las cuales
estaban completamente despiertas.
-
Hmmm... - ahogó un gemido el mayor, mordiendo su labio. En
seguida le quitó la camiseta a Yunho y se desvistió él mismo.
"Estás
cometiendo un error..." se decía
mentalmente, pero aún así no se detenía. Metió su mano en el bóxer de su amigo,
tomando su erección y comenzando a masajearla.
Yunho gimió. Aquello excitaba más aún al mayor. Como el líder no
reaccionaba mucho él mismo comenzó a prepararse, introduciendo sus propios
dedos en su entrada. En seguida se acercó al oído de Yunho y susurró "penétrame..."
En una situación de sobriedad, claramente le habría dicho que no y
quizás hasta lo golpearía, le diría que era un enfermo y se iría. Pero como la
realidad era otra y él estaba muy alcoholizado, Yunho obedeció al instante y
entró rápidamente en el mayor.
-
¡Ahh! - se tapó la boca rápidamente y Yunho gimió
sonoramente.
-
Urgh... - hizo un sonido parecido a un gruñido, comenzando a
moverse lentamente en su interior.
Desde ahí en adelante Jaejoong solo pudo emitir fuertes gemidos y pedir
más. Yunho lo embestía con cada vez más fuerte y velocidad, encontrando un
punto en Jaejoong el cual le sacó un fuerte grito. Y no de dolor exactamente,
sino más bien de total placer.
Con su propia mano comenzó a masturbarse, ya que hasta ese momento su
erección permanecía olvidada entre sus cuerpos. Abrió más sus piernas, dándose
más espacio al otro. En realidad las estocadas le dolían horriblemente, pero
podía soportarlo.
-
Ahhh... Ahh. - gimió Jaejoong cuando sintió que
quedaba poco. Aceleró los movimientos de su mano en su propio miembro, llegando
lentamente al clímax .
"Oh Dios
santo" cerró sus ojos con fuerza, ya
quedaba poco. La temperatura corporal se había hecho casi insoportable, su
respiración agitada le impedía llenar sus pulmones con el aire necesario,
sentía que se ahogaba. Apretó con fuerza su entrada y en seguida sintió como
Yunho se corría en su interior. Él gimió con fuerza, y un poco después Jaejoong
se corrió entre sus abdómenes.
Se quedó callado largo rato. Yunho salió de su interior y se acostó bajo
las sábanas, quedándose dormido al instante. Pasó más o menos una hora, en la
que Jaejoong ni siquiera se movió. Yunho se dio un par de vueltas en su cama y
balbuceó algunas cosas el mayor no pudo entender.
-
Hyo Rin... - susurró entre sueños y Jaejoong
quiso darse un tiro en la cabeza ahí mismo.
¿Qué había hecho? ¡¿QUÉ MIERDA
HABÍA HECHO?!
Comenzó a llorar en silencio, desesperado y más que nada arrepentido. Se
levantó y corrió a bañarse. Luego volvió y luego de vestirse destapó a Yunho.
Lo observó desnudo un momento, lo limpió y le puso cuidadosamente su pijama,
intentando no despertarlo.
Se fue a su habitación y nuevamente lloró toda la noche, escondido entre
las sábanas de su cama. ¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué no pudo controlarse?
¡Maldición! Se sentía la peor persona sobre la faz de la tierra.
Sacó el celular del bolsillo de su pantalón el cual estaba tirado en el
suelo. Tenía 7 llamadas perdidas, todas de Yoochun. Se mordió el labio y lanzó
lejos el celular, el cual se partió en miles de pedazos en el suelo.
Al otro día se levantó temeroso. Llegó a la cocina y ahí estaba Yunho,
tomándose un remedio que suponía era para el dolor de cabeza.
Quiso irse. No podía mirarlo a la cara, se sentía sucio. Aún así debía
prepararse para la gran charla que de seguro tendrían y la ruptura de su
amistad.
-
Buenos días, Jae. - lo saludó el líder con naturalidad,
sonriéndole.
-
Buenos días... - contestó Jaejoong, asombrado. Caminó
dudoso hasta quedar a su lado. -¿Estás...
Estás bien?
-
Con una resaca horrible, pero vivo. Lo último que recuerdo fue cuando me
regañaste por beber mucho... - rió divertido.
-
Oh, ¿Sólo eso? – dijo algo aliviado, pero aún así
dolía el que no recordara lo que había sucedido anoche.
-
Si, ¿Pasó algo importante? – preguntó. – Oh, me siento tan avergonzado. De seguro
debí haber hecho algo estúpido, ¿Qué clase de líder soy?
“El que hizo algo
estúpido aquí soy yo…”
-
No te preocupes, no hiciste nada. Te traje al departamento y… Te dormiste en
seguida.
-
Entiendo, que alivio. – rió y suspiró.
Jaejoong caminó por el departamento casi como un zombi. Necesitaba
hablar con alguien. Golpeó la puerta de la habitación de Yoochun, éste abrió
dentro de un rato.
-
¿Qué pasa? – preguntó frotando sus ojos, recién
había despertando. Su cabello estaba muy despeinado. Se veía bastante gracioso
a decir verdad, pero Jaejoong no tenía muchas ganas de reír.
-
Perdón por despertarte, pero necesito hablar con alguien. – susurró.
-
Adelante. – lo hizo entrar a su pieza y cerró la
puerta. Abrió las cortinas y la ventana. Se sentó sobre la cama desordenada y
bostezó.
-
Yoochun, hice algo horrible… - dijo tapándose la
cara y sentándose junto a él.
-
¿Algo horrible? ¿Mataste a alguien?
-
Peor que eso. Yo… me acosté con Yunho. - aquello
último lo dijo en un susurro casi inaudible. Sus mejillas se tornaron de un
fuerte color carmesí.
-
¡¿QUE HICISTE QUÉ?! – sus ojo se abrieron como platos. La
impresión se hizo totalmente evidente en su rostro. – Es una broma ¿Cierto?
-
No, no lo es… - se quejó. Sus ojos húmedos
demostrando que hablaba en serio.
-
P-pero ¿Cuándo? ¿Cómo? ¡¿Por qué?!
-
Ayer. Él estaba ebrio y… terminamos haciéndolo en su cama. Ahora no recuerda
nada. – Aquello último le hizo sentir una fuerte punzada
en su corazón.
-
Eso es algo bueno. – suspiró. – Digo… tomando en cuenta que mañana es la boda.
-
Lo sé, pero me siento tan desgraciado. Tan sucio.
-
No Jaejoong, no te sientas así. No eres nada de eso, sólo no te controlaste. A
cualquiera le pasa. No te sientas mal, ¿Si?
-
Si, gracias. – respondió cabizbajo. En seguida lo
abrazó con fuerza. – siempre me hace
feliz hablar contigo.
-
Para eso estoy. – sonrió.
-
Ahora sólo debo preocuparme por el dolor en mi trasero. – rió.
-
Yo me preocuparía más si tuvieras. – rió más y Jaejoong
rió con ganas, como no lo hacía hace mucho.
A pesar de haber hablado con él, sólo se sintió mejor por un momento. Al
rato después volvió el remordimiento y el arrepentimiento. No podía mirar a la
cara a Yunho, mucho menos a Hyu Rin.
A la tarde, Jaejoong le pidió a Changmin que lo acompañase a hacer las
compras, para relajarse un poco.
-
¿Estás seguro de que no estás enfermo, hyung? Te veo decaído. – dijo el menor, curioso.
-
¿Cuántas veces debo repetirles que estoy bien? – respondió. - ¿Quieres
pasar a comprar un helado? – cambió drásticamente el tema.
-
¡Claro! Pero eso no te librará de mis preguntas. – rió el menor, la asimetría en sus ojos haciéndole ver bastante
adorable.
Luego de comprar los dichosos helados se sentaron en una banca, en
un lugar alejado de la gente.
- Hyung. Sé lo que
hiciste con Yunho anoche. – dijo Changmin de pronto. Jaejoong dejó de
respirar.
-
¿De qué hablas?
-
Ayer, en el bar. Cuando saliste a tomar aire, Yunho fue tras de ti. – comió un poco de su helado. –
Como estaba tan ebrio decidí seguirlo para que no le pasara nada, y cuando
llegué… los vi besándose.
Jaejoong se quedó callado largo rato. Changmin terminó de comerse su
helado calmadamente y luego lo miró a los ojos.
-
Hyung, ¿A ti te gusta Yunho?
-
Changmin, yo…
-
¿Disculpen?
Ambos miraron al frente para ver quien les había hablado. Se encontraron
con dos niñas y un niño, quienes los miraban emocionados.
-
¿Eres Max Changmin? – preguntó emocionada la chica del
medio. Tenía el cabello de un color claro y rizado, amarrado con un moño. Tenía
una sonrisa bastante psicópata.
-
¿Y Hero Jaejoong? – preguntó la otra. También tenía el
cabello rizado pero lo llevaba suelto y era más oscuro.
Los dos asintieron levemente y la del medio, la de la sonrisa psicópata,
le dijo al chico de cabello negro y cejas extrañas “¡Te lo dije! ¡Si eran!”
-
¿Nos dan su autógrafo? ¡Por favor! – dijo la otra chica y el chico
asintió eufóricamente.
-
Claro… - respondieron Jaejoong y Changmin, sonriendo.
Firmaron tres autógrafos cada uno, y luego de tomarse algunas fotos con
ellos se fueron muy agradecidos, riendo escandalosamente y diciendo cosas que
no lograron entender.
-
Mira la hora, debemos irnos para ayudar y preparar cosas para mañana. – dijo Jaejoong levantándose y comenzando a caminar.
Changmin suspiró y lo siguió. Jaejoong agradecía a esos extraños chicos
por ayudarle a no contestar la pregunta de Changmin
Llegaron al departamento y al ver a Yunho la sonrisa que traía Jaejoong
por las anécdotas que el menor le contaba se borró.
Miró la hora. Eran las ocho de la noche, quedaba poco para irse a dormir
y que así llegara el “gran día”.
Se había sentido muy culpable todo el día. Así que finalmente, al llegar
el día de la boda, decidió que no podía quedarse con el remordimiento de haber
hecho lo que hizo.
Miró fijamente el lugar. La boda sería en la playa. Habían recorrido un
largo camino sólo para ir a la playa, porque era el sueño de Hyo Rin casarse en
la playa, y Yunho claramente cumpliría todo lo que ella quisiera.
El sol brillaba fuerte, pero la brisa marina daba su toque de frescura.
Entró a una carpa muy grande en donde la novia se preparaba. Se sentía TAN mal,
pero fingía una gran sonrisa. ¿Debería decirle ahora, o luego de la boda?
-
¿Puedo entrar? – preguntó asomando la cabeza. La
chica sonrió enormemente.
-
Adelante.
-
Noona, quiero decirte algo. – le dijo entrando lentamente, pero
al verla completamente se asombró bastante.
– Te ves hermosa.
-
Ohh que tierno, muchas gracias. – dijo enternecida,
sonrojándose un poco. - ¿Qué querías
decirme?
Jaejoong dudó un rato y suspiró resignado. Se le acercó y le dio un
suave abrazo. – Cuida a Yunho. Has que
sea feliz, ¿Si? – le dijo suavemente.
– Has lo que yo no tuve la oportunidad de hacer.
La novia abrió sus ojos impresionada al oír aquello. Lo miró a los ojos
fijamente, torciendo la sonrisa en sus labios.
-
Oppa, ¿Acaso tú…? – fue interrumpida por una risita.
-
Eso no es lo importante, nunca lo fue. – le sonrió. – Espero… No, deseo que sean felices juntos,
como debe ser -. No dijo nada más y salió del lugar, dejando a Hyo Rin
sola.
Finalmente la ceremonia comenzó. Yoochun estaba junto a Jaejoong, se le
acercó al oído y susurró:
-
¿Estás seguro de que podrás con esto?
-
Lo amo. – contestó. –
Es por eso que debo dejarlo ir. ¿Qué importa si yo no soy feliz? Daría mi vida
por su felicidad.
Yoochun le sonrió y se quedaron callados. Escucharon toda la ceremonia
con atención. Se veían tan hermosos allá adelante. Yunho se veía tan feliz, al
igual que su novia, envuelta en ese hermoso vestido blanco.
Jaejoong hizo lo que debía hacer, diciéndole adiós a sus esperanzas y a
su felicidad. Pero la felicidad de Yunho era bienvenida.
-
Sean felices… - sonrió al terminar la boda. Se
levantó de donde estaba sin ser visto y se fue, caminando lentamente.
Pasaron las horas y nadie vio a Jaejoong. Yunho, al no encontrar a
Jaejoong por ningún lado, se sintió muy preocupado y muy mal. Fingió estar bien
sólo para sus invitados, escondiendo la preocupación que crecía.
Los chicos llegaron al departamento muy tarde, luego de la fiesta que se
hizo luego de la boda. Llegaron riendo y conversando felices. Apenas entraron
gritaron el nombre del mayor por si estaba en el departamento.
-
¡¿Jaejoong?!
Nadie respondió. La preocupación creció el los tres. ¿Dónde
estaría, si no era en el departamento? Quizás estaba durmiendo, en todo caso.
Yoochun fue hasta la habitación del mayor de la banda, pero no
estaba ahí. Revisaron todas las habitaciones pero no estaba en ninguna de
ellas. De pronto escucharon un grito de terror provenir del baño, era el grito
de Junsu. Changmin y Yoochun corrieron hasta donde estaba Junsu, llorando en el
suelo, encontrándose con algo que jamás hubiesen deseado ver.
Jaejoong estaba en la tina, la cual estaba llena de agua. El agua
estaba roja. Jaejoong estaba quieto, pálido, abrazando sus rodillas. El primero
en acercarse fue Changmin, y notó que en las muñecas del mayor había profundos
cortes hechos con un cuchillo cuyo filo estaba teñido de rojo, tirado en las
blancas baldosas. De sus brazos seguía brotando sangre, lo que indicaba que aún
había posibilidades de salvarlo.
Pero luego de horas de espera en el hospital… les indicaron que
había perdido demasiada sangre. Era demasiado tarde.
Luego de haber celebrado la boda… se celebró el funeral. ¿Quién lo
diría? La frase “Daría mi vida por su felicidad”, que Jaejoong había dicho como
si nada había tenido más sentido de lo esperado.
Pero no fue felicidad la que trajo, todo lo contrario. Con su vida se
llevó toda la felicidad que pudiese haber en sus corazones.
Las lágrimas derramadas y las que en un futuro habrán no lograrán
traerlo vuelta.
Waaaaaaaa :::T-T::: porqe?? No le dieron una oportunidad a jj T T porqe??!!t t mueerooo e e
ResponderEliminarayyy...ke triste historia...pobre jae hasta el final solo supo amar a yunho..
ResponderEliminarno me gusta que jae sufra...
la verdad me dio mucha tristeza...
T-T que triste historia, Jae realmente amo a Yunho y solo quizo su felicidad hasta el ultimo momento, pero en su intento de hacerlo hizo a todos muy tristes :'(
ResponderEliminarnooooo este hermosooo fic con este final :(
ResponderEliminarpobre jaeeeeee,tuvo que sufrir tantoooooooo
gracias por compartirloo :)
Dios se que es un fic,pero mi corazón yunjae siempre piensa el dolor que va a sentir mi ángel cuando Yunho se case , por que si hay algo que no soporto es ver sufrir a Jae. Disculpen yo siempre mezclando las cosas. Lindo fic pero muy triste me rompió el corazón
ResponderEliminarGracias
Wow! No se que decir 😟
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