El pelinegro se paseaba de un lado a otro de la sala, como delfín en un
tanque de agua (N.A. XD). Pasaban más de las 12 de la noche, según el horario
de Tokio, y él que no se había aparecido. La lluvia ya estaba cayendo
copiosamente, con rayos y truenos cayendo cada dos por tres, ya estaría en su
habitación durmiendo, debido al cansancio extremo por las prácticas de la
coreografía de su single próximo a estrenar como solista, pero él había dicho
que iría y aunque así fuera a las 5 de la mañana, sabía que llegaría.
El timbre sonó insistentemente, con aquella forma tan peculiar que él
tenía para hacerlo, causando con ello que su corazón latiera desbocado.
Contestó el interfón.
— ¿Sí, quién es? — preguntó con su voz delgada en un entendible
japonés.
— Abre la puerta, está lloviendo
a cántaros… — le contestaron en coreano por el chico que
esperaba afuera, como si no supiera que afuera llovía.
— Te lo mereces por hacerme
esperar tanto… — dijo colgando para accionar el
dispositivo automático de la entrada del edificio. — si no te quisiera tanto, maldito ratón. — murmuró para sí, haciendo un puchero.
No tardaron en tocar a la puerta con insistencia, el joven respiró
profundamente. Era hora de sonreír, de mirar a la cara al único hombre, a la
única persona que había amado realmente en toda su vida, pero era verdad que
él, Kim Junsu, estaba enamorado, perdidamente enamorado de uno de sus
compañeros de grupo, Park Yoochun.
— ¡Maldita sea, Yoochun! Mira la
hora en la que te apareces. — le reclamó abriendo la puerta.
— ¡Cállate ya, Delfín nalgón! Te
advertí que no iba a llegar pronto por las grabaciones. Sabes que un dorama te
lleva la mayor parte de tu tiempo. — se quejó Micky sacudiéndose las
gotas de agua de su largo cabello castaño oscuro para después quitarse la
gabardina que lo cubría.
Había tenido que utilizar un taxi para llegar al departamento de Junsu,
para que así nadie pudiera reconocerlo. Colgaba su prenda en un perchero
cuando, de repente, una toalla le golpeó en el rostro.
— Debería dejar que adquirieras
una gripe marca diablo… — dijo girándose para ir a la
cocina, pero sintió que unos fuertes brazos rodearon su cintura y el contacto
de unos suaves labios contra su cuello. — Yoo… Chun.
— murmuró suavemente ante la
sensación que recorrió su piel ante el tibio roce.
— Lo lamento, delfincito… no pude
escaparme antes... no sabes cuánta falta me hiciste hoy. — susurró contra su oído antes de morder con suavidad
el lóbulo de su oreja.
— Eres un tonto, Chunnie… — le reclamó el joven con un puchero antes de
girarse para buscar esos carnosos labios y depositar un apasionado beso en
ellos.
Seis meses llevaban de relación, casi la mitad del tiempo que llevaban
separados de sus amigos. Y es que habían decidido intentarlo después de tanto
tiempo, no por temor al que dirán, sino por miedo a ellos mismos y a lo que
sentían, porque tal vez Junsu ya tenía muy asumido que le gustaba un hombre y
que ese hombre era uno de sus mejores amigos, pero aún le asustaba la
intensidad de los sentimientos y las sensaciones que despertaba en su cuerpo el
mínimo roce que tuviera con él. Por su lado, Yoochun, — el arma oculta — de
DBSK, quien con un solo — Baby — salido con aquel tono sexoso que siempre
utilizaba y podía tener a sus pies a cuanta mujer se le propusiera, se le hizo
más que difícil y casi imposible admitir sus sentimientos hacia Junsu, sobre
todo, el hecho de tener una — relación
formal — porque al fin y al cabo, al ratón aún le dolía
y le perseguía su tortuoso pasado.
— Yoochun… espera… — gimió ante el contacto de sus labios por su
cuello, intentando detenerlo, pero sin la suficiente convicción para hacerlo.
Yoochun lo sabía.
Los botones fueron cediendo lentamente, uno a uno, conforme los labios
de Yoochun avanzaban… o más bien descendían por su pecho, hasta que en su
camino brotó una sonrosada protuberancia, la cual no dudó en saborear
lentamente con sus labios, succionando, mordisqueando hasta dejarla totalmente
dura.
La voz de Junsu llegaba a sus oídos en forma de suaves quejiditos de
placer, hasta que por fin se pudo deshacer de aquella molesta camisa negra que
no le dejaba disfrutar de la aterciopelada piel de su pareja. Las manos de
Junsu tampoco se quedaban quietas, enredándose en su cabello o acariciando con
urgencia su espalda, no sabiendo si instarlo a continuar o hacer que se
detenga. Buscaba la manera de sacar aquella estorbosa camisa gris de manga
larga que Yoochun llevaba puesta y que había conservado del vestuario de su
personaje. Él mismo se abrió los puños de la camisa para ayudar a su delfín en
la tediosa labor que él ya había comenzado sobre el delicado cuerpo que tenía
entre sus brazos.
Lentamente fue guiándolo hacia el sofá que les recibió entre sus cómodos
cojines, el mayor sentado cómodamente, mientras sostenía a un sonrojado Junsu
entre sus brazos, sentado a horcajadas sobre él. No pudo contener la tentación
de probar de nuevo aquellos dulces labios que se entreabrían, buscando aire
para respirar. La lengua de Yoochun se coló entre sus carnosos pliegues,
degustando con gula aquella tierna cavidad, ambos disfrutaban de las caricias
de sus labios en los del otro. Los labios del mayor se deslizaron nuevamente
hacia el cuello de su amante, buscando aquel punto en el cual, Junsu no podía
dejar de gemir, mientras sus manos traviesas jugaban ya con el cinturón que
ajustaba el pantalón del ahora pelinegro, buscando entrar, tocar esa suave piel
y encontrar lo que tanto placer le daba.
Cuando sintió el roce de los dedos de su amante por encima de su
pantalón sobre ese bulto que ya se había comenzado a formar, muestra de la
excitación de la cual Park Yoochun le estaba haciendo víctima, Junsu no uso
evitar dar un suave gemido de placer.
— Chunnie, yo… Ahh!... — no pudo seguir hablando, pues al fin, su amor había podido vencer la
resistencia que ofrecía el zipper del pantalón, entrando a través de la tela y
rozando el miembro erecto de su pequeño por encima de la ropa interior.
— Estás húmedo, Su… — le murmuró al oído al mientras sus dedos se
encargaban de brindarle un lento masaje de arriba hacia abajo.
Junsu sintió cómo una corriente eléctrica le recorría la espalda al
sentir el cálido aliento de Yoochun chocar contra su piel.
— Ra… ratón travieso… — dijo cuando logró reunir el suficiente
aliento.
— Sólo contigo mi delfín… — respondió con una de sus sonrisas antes de
tomar una de las tetillas de Junsu con sus labios.
Los gemidos y las caricias de Junsu por su piel también lo hacían presa
de la más grande excitación. Sentía su miembro latir, atrapado entre esas telas
que le impedían el contacto directo con la piel de su pareja.
Junsu lo tomó por sorpresa al tomarlo por sus hombros y empujarlo
lentamente sobre el sofá, deslizando las palmas de sus manos por el pecho bien
formado de su pareja, mientras el ratón terminaba de abrir aquel estorboso
pantalón para por fin deshacerse de él con ayuda del delfín que levantó las
caderas para que la prenda fuera sacada por fin de su cuerpo.
El cuerpo de Xiah brillaba bajo la luz dorada de la lámpara que se
encontraba en una mesita cercana, cubierto por una fina capa de sudor. Micky no
pudo evitar un gemido de placer al verlo así de excitado.
— Chunnie… te… necesito. — murmuró entrecortadamente al ver en los ojos de su pareja aquel brillo
de deseo que tan bien conocía.
— Y yo a ti… — respondió al momento que tomaba el miembro del
menor parea empezar a masturbarlo con un movimiento rápido, sintiendo cómo de
la punta escurría ya ese líquido transparente, muestra del punto de excitación
en el que si pareja se encuentra.
El delfín detuvo sus movimientos con una mano, para luego abrir el
pantalón de Yoochun y sacar su excitado miembro.
— No… te necesito… ahora… — señaló Xiah
con voz cargada de deseo, masturbando él ahora Yoochun, buscando prepararlo,
porque ya no soportaba más un segundo sin él, porque aquellos días separados
por sus actividades individuales, habían sido mortales para él.
Xiah se acomodó de nuevo de tal manera que la punta del miembro de
Yoochun rozaba con su entrada.
— Espera… espera, amor… debemos…
debo prepararte… — murmuró con un poco
de preocupación en su voz sensual.
Junsu sonrió ante la consideración por parte de su ratón, pero no
soportaba un segundo más estar sin él, por lo que se dejó caer sobre la hombría
despierta de Yoochun, recibiéndola en su interior completamente de un solo
movimiento. El delfín se mordía su labio inferior, tratando de acallar aquel
gemido de dolor que quiso escapar de su garganta y es que a pesar de no ser la
primera (y esperaba que no la última) vez que recibía a su Chunnie, aún no
podía acostumbrarse a aquella invasión que al final resultaba tan deliciosa y
placentera.
Yoochun por su parte gimió sonoramente a la vez que aferraba con fuerza
las caderas de Su, disfrutando de la deliciosa presión que las paredes
interiores de su niño ejercían sobre su miembro. Le dolía, había esperado
demasiado para estar dentro de Junsu, pero no cambiaría por nada aquel
momento, aquellas deliciosas sensaciones que le recorrían.
Después de eternos segundos, esperando que su cuerpo se acostumbrara a
Yoochun, se sintió listo para empezar a mover lentamente sus caderas, primero
subiendo y bajando, después aumentando un poco la velocidad y moviendo la
cadera en forma circular, sabiendo que eso hacía delirar de placer a su chico
que yacía bajo él.
Yoochun también empezó a moverse, profundizando cada vez más sus
embestidas, sujetando firmemente las caderas de Junsu, ayudándolo con sus
movimientos, haciendo que sus cuerpos se unan cada vez más. Sentía su piel
arder, su respiración entrecortada al tiempo que su garganta sólo podía emitir
gemidos, casi gritos de placer conforme se iba acercando el momento cumbre. Y
quería que su niño sintiera lo mismo que él, pero mil veces más.
Junsu apoyaba las manos en el pecho de su pareja, pero sus dedos
traviesos jugaban con sus tetillas, estimulándolo más. Fue entonces que la mano
de Yoochun se apoderó nuevamente de su miembro y esa deliciosa corriente
eléctrica se intensificó aún más.
Cada movimiento, cada roce, los acercaba cada vez más y ambos aumentaron
su velocidad.
— Ya… ya… Chun… Aaaahhhhiii. — Gemía una y otra vez, cuando el miembro de
Yoochun tocaba ese punto en su interior que lo elevaba cada vez más al paraíso.
— ¿Do you like it, baby? ¿Do you? — le preguntaba con ese tono ronco que adquiría
su voz en esos momentos de absoluto placer.
Una, dos embestidas más y Junsu no soportó tanto placer, acabó
derramándose en la mano, su propio vientre y parte del pecho de su amante dando
un grito de completo placer. Yoochun no tardó mucho, pues al sentir aquella
estrecha cavidad contraerse aún más a su alrededor, no pudo soportar más y
después de un par de embestidas, acabó llenando el interior de su precioso niño
con su esencia.
Junsu cayó rendido entre sus brazos, sonriendo con su respiración
entrecortada cuando los brazos de Yoochun le rodearon y le acariciaban con
parsimonia la espalda y los costados.
— Ahora sé porque te gusta tanto
este sofá. — murmuró el pequeño en broma,
recordando que Yoochun le había convencido de comprar aquel juego de sala, su
pareja sólo respondió con una profunda risa.
Xiah se sentía protegido y amado entre esos fuertes brazos que lo
arropaban y aunque afuera la lluvia siguiera tan fuerte como si el cielo
fuese a caerse en pedazos, no le importaba si podía estar por siempre así con
Yoochun. Y pensando en eso fue quedándose dormido.
El sol brillaba ya cuando Junsu abrió los ojos, Yoochun seguía dormido
ni siquiera se habían pasado a la cama. El delfín se levantó lo más suavemente
que pudo dejando dormir a su chico. Buscó una prenda con la cual cubrirse y la
primera que encontró fue la camisa color gris de Yoochun, la cual, sin pensarlo
mucho se puso, para luego dirigirse a la cocina, poner la cafetera y empezar a
preparar un desayuno ligero, ambos tenían que irse ya a sus sets de grabación.
Yoochun despertó minutos después, atraído por el olor del café
recién hecho. Entró a la cocina, tomando por sorpresa a Junsu, lo rodeó con sus
brazos por la cintura.
— Buenos días. — murmuró dándole un beso en el cuello.
Junsu pudo sentir que, aunque se había acomodado la ropa, aún no se
cerraba el pantalón.
— Buenos días, ratón pervertido… — dijo con un estremecimiento.
— Mira quién habla… — le contestó cuando adentró su mano por los
pliegues de su camisa, encontrando la piel desnuda de su pareja.
— Oye… — se quejó en broma alejando aquella mano. — si sigues así me cortaré. — le advirtió cuando le señaló la tabla para
picar y las frutas que estaba rebanando con un pequeño cuchillo.
— De acuerdo. — besó su mejilla y tomó un par de rebanadas de
manzana para luego pararse junto a Su apoyado en la repisa.
Junsu siguió picando las frutas para el desayuno, Yoochun lo observaba,
sabía que su niño algo tenía.
— Hablé con Jaejoong Hyung… — dijo con calma.
— ¿Y qué paso? ¿Cómo están Yunho
y Changmin? — preguntó Chunnie con una
sonrisa.
— No
era él… — Yoochun le miró
extrañado, como diciéndole explícate. — la persona que estaba con Yunho en el
aeropuerto no era Hyung. — le explicó. — Él estaba grabando el dorama en ese momento,
era imposible que estuviera en el aeropuerto de Seúl a la vez, Chun. — aclaró.
— Pero… ese tipo… era idéntico… — observó Yoochun.
— Lo sé… — Junsu dejó el cuchillo a un lado y se giró
para mirar a su pareja. — lo
único que pudimos concretar Hyung y yo es que…es un impostor mandado por la SM.
Tan es así que Jae Hyung ya habló con su abogado. El mío me llamó ayer por la
tarde, así que no dudo que el tuyo se comunique pronto. — le explicó.
— ¿Yunho ah… lo sabrá? — se preguntó con preocupación.
— ¿Crees que haya sido capaz de
prestarse a algo así? — Junsu sentía que
conocía lo suficiente a su líder para saber que primero se cortaba las manos o
se sacaba los ojos antes de colaborar en algo semejante.
— No lo sé, Su… antes creía
conocerlo. — Junsu se abrazó a
él y rodeando su cintura con sus brazos.
— cuando se retractó de poner la demanda con
nosotros y junto con Changmin se quedó en la SM para negociar un mejor
contrato, te juro que entonces lo desconocí. No pensé que nos fuera a
traicionar… que nos fueran a traicionar así.
Junsu pegó su cabeza a su pecho, escuchando el ritmo desacompasado de su
corazón, mezcla de dolor y decepción.
— Yunho y Changmin debió tener
razones muy fuertes para no hacerlo… siempre he querido preguntarle, saber… ese
maldito convenio de confidencialidad que nos hicieron firmar… ¡lo odio! No
podemos ni tener un ligero acercamiento con ellos, me parece la cosa más
exagerada del mundo. — se quejó el menor.
— Jaejoong ah, yo… todos los que saben del proceso
quieren saber esas razones, Susu… — dijo Yoochun aferrando con un
poco más de fuerza la cintura del pequeño.
— pero creo que el protagónico de “This
is it” fue más fuerte que nuestra
amistad. — añadió con amargura.
Xiah no mencionó nada más. Sabía que Yoochun siempre había visto a Yunho
como una persona justa y equilibrada en sus decisiones. Saber, o más bien
suponer, que el dinero y la fama pudieron más que su amistad, le hacían cambiar
esa admiración… por odio.
hola!!! xq no sale el cap 6????????????? me encanta el fic pero no puedo leerlo completo!! TT--TT XFAAAAAAAAAA ayuda!
ResponderEliminarTe paso el link dela fic completo
Eliminarhttp://jeongkimsenssi.blogspot.com/2020/07/las-cosas-no-debieron-ser-asi.html
!!nooooo!!! es cap 6 en serio NO SALE~!! hahahhah
ResponderEliminarYoochun y Junsu ya están sospechando que es un impostor pero que dirán cuando sepan realmente de quien se trata
ResponderEliminarGracias
Junsu y Yoochun destilan amor, pasión y ternura, son tan lindos.
ResponderEliminarOjala sea prontoque le digan a Jae de su gemelo, pues esta sufriendo mucho por celos.
Gracias!!!
Para quienes quieran leerlo completo, les dejo el lino de mi blogspot
ResponderEliminarhttps://reflejomutuo.blogspot.com/2013/01/las-cosas-no-debieron-ser-asi.html