Yunho era un hombre de
acción, y hacer esperar a Jaejoong cuando él le había pedido ayuda iba en
contra de su código masculino y moral. Ignorar el consejo de su abogado y hacer
lo que él sentía que era necesario hacer era algo más natural a su naturaleza
dominante.
Pero Yunho jamás había
entrado en contacto con la pobreza en su vida cómo lo estaba en ese mismo
momento. La habitación donde estaban era minúscula, atestada de cosas feas y
viejas. Había un tendedero con ropa húmeda colgada, un carrito y una cama
pegados junto a una cuna, que evitó mirar. En el único espacio libre entre el
armario gastado y el lavabo lleno de ropas de niño estaba Jaejoong. Entrecerró
los ojos y los fijó en él cómo si emitieran luz de láser. En contraste con la
mata de rizos cobrizos que enmarcaba su sorprendido rostro, tenía los ojos
brillantes y limpios cómo dos joyas, y con una velocidad pasmosa su cuerpo
respondió con una avidez sexual cargada de testosterona.
Incluso mientras
trataba de asimilar la insensatez de aquel deseo, su lado más oscuro se
deleitaba con su resurgir. Instantáneamente volvieron sin previo aviso esos
recuerdos que había enterrado tan profundamente que sólo los revivía en sueños.
Jaejoong contra la pared de la cocina; Jaejoong envuelto en sábanas blancas. Jaejoong
en un baño de espuma rodeado de velas; velas que se habían apagado cuando él
había ido y lo había sacado de la bañera en brazos. Una y otra vez, se había
dado cuenta de que no se había saciado de él, y esa falta de control tan ajena
a su temperamento había estado muy en contra de su naturaleza.
—No te esperaba…
Jaejoong sintió que la
tensión chisporroteaba a su alrededor cómo diminutos relámpagos; y vio que no
era capaz de apartar los ojos de él. Yunho siempre le había causado el mismo
efecto. Él entró en la habitación cómo si fuera el dueño de la pieza y sus
ocupantes hasta que decidiera librarlos de su potente presencia y de su intensa
personalidad.
—Si no hubiera tenido un compromiso para cenar habría venido
antes.
Un tanto tardíamente Yunho
se fijó en la camisola y los pantalones cortos que llevaba Jaejoong, e
inmediatamente trató de no fijarse en los lechosos montículos de su pecho que
surgían por el escote y debajo de la raída tela. Apretó los dientes mientras se
preguntaba cómo era capaz que tuviera en su libido un efecto tan potente.
—Me alegra que estés aquí —Jaejoong sentía que al menos su fe en él
había sido justificada.
Estaba orgulloso y
contento de no haber caído en las mismas bajas expectativas de Junsu.
De la cuna surgió un
sollozo leve. Yunho se puso rígido. Una manita diminuta se agarró a un barrote
y una carita apareció entre los travesaños. Atrapado por una curiosidad
imposible de ignorar, a pesar de su resistencia a la mera idea de la
paternidad, Yunho se acercó despacio un poco más. La conformidad de Jaejoong a
hacerse las pruebas de ADN lo había convencido de que seguramente él le había
contado la verdad.
— ¿Son dos niños? —susurró Yunho, mirando las dos cabezas de
rizos negros.
—Sí —respondió él.
—Pero no idénticos.
Siendo el blanco de dos
pares de curiosos ojos marrones, Yunho se quedó helado en el sitio. Los niños
eran suyos. Sólo una mirada fue suficiente para persuadirlo de esa realidad.
Puesto que las dos caritas poseían rasgos característicos de la familia Jung:
cejas rectas, una versión más fina y de bebé de las suyas, la temprana prueba
del hoyuelo en la barbilla herencia de su abuelo, los ojos y la tez un poco más
claros que los suyos, pero el cabello del mismo negro azulado. Los rizos eran
de su eomma, la única prueba que Yunho veía de su aporte genético. Los bebés le
devolvieron la mirada sin vacilar. Era padre, se dijo con asombro, le gustara o no.
—No —concedió rápidamente, puesto que estaba desesperado por saber
lo que él estaba pensando — Pero sí muy parecidos. A primera vista, la
mayor parte de las personas cree que son gemelos.
Yunho continuó mirando
a los dos niños con seriedad. Allí estaban, compartiendo la misma cuna, cómo
huérfanos en una especie de hogar para niños abandonados. Sus hijos, su
responsabilidad. La vida tal y cómo la conocía había concluido, se decía con
tristeza. Su libertad acababa de quedar apresada y esperaba sentencia para ser
suprimida. No habría escapatoria a las penalidades que lo esperaban. Tendría
que casarse con él. Era culpa suya. El mismo se había buscado aquel castigo.
Qué lío. ¡Qué tremendo lío!
Uno de los bebés gritó,
y él se inclinó por el lateral de la cuna para levantar en brazos a su hijo,
concediéndole a Yunho una vista muy provocativa de su trasero en forma de manzana. Tal vez fuera
menudo y ligero, pero seguía siendo cien por cien un joven en los sitios donde
importaba, se decía Yunho distraídamente.
—Creo que deberías ponerte algo de ropa —le dijo Yunho con el
aire firme y censor de un puritano tentado por un joven ligero de cascos.
Jaejoong se dio cuenta
entonces de que no estaba vestido precisamente para recibir visitas. Se puso
derecho y abrazó a Changmin muerto de vergüenza.
—Por amor de Dios, estoy en pijama…
—Y apenas son las nueve y media de la noche…
— ¿Y bien? Duermo cada vez que me es posible —le pasó al niño a Yunho
sin pensar siquiera en lo que estaba haciendo, y se volvió para ponerse la
bata.
Jaejoong notó que se
había puesto colorado. ¿Acaso le habría dicho él que se tapara porque creía que
intentaba tentarlo con su cuerpo? ¿Tan desesperado parecía? Tal vez sí, se decía con pesar.
Cuando Jaejoong le
plantó a Changmin en los brazos, Yunho se quedó de piedra. Changmin también. El
niño reaccionó a la tremenda tensión de su padre abriendo la boca y gritando cómo
una alarma antirrobo. Horrorizado, Yunho miró al niño que gritaba y le dejó en
la alfombra.
—Basta —le dijo a su hijo con reproche en coreano, como si fuera un
niño de siete años que estuviera comportándose mal.
Mientras el grito de Changmin
pasaba a alarido, Jaejoong lo levantó y acunó con gesto protector.
— ¿Cómo es posible que lo dejes así? ¿Es que no te das cuenta de
que tiene sentimientos?
Yunho hizo una mueca
cuando Yoochun gritó desde la cuna.
—Soy un extraño para él. Pensaba que lo había asustado. Jamás he
tenido en brazos a un niño en mi vida.
—Ni yo tampoco lo había tenido cuando nacieron los mellizos; y
no me quedó otra que aprender.
—No necesito aprender —dijo Yunho en tono seco e irónico— Yo me puedo permitir una
niñera.
—Me alegro por ti.
Retrocedió hacia la
puerta mientras observaba su esfuerzo para aplacar a los bebés. No era de
extrañar que estuviera agotado teniendo que cuidar de dos llorones cómo esos.
Mientras lo observaba, Yunho no quiso pensar en el hecho de que él había
contribuido a crear esos dos bebés llorones que le hacían la vida imposible.
Seguía fieramente
empeñado en penetrar el misterio de su atracción, ya que Jaejoong no se parecía
en nada a los jóvenes cuya compañía solía buscar.
No era alto, no era
rubio ni de una belleza impresionante. Aunque era menudo y esbelto, había algo especial en la
disposición de sus delicadas facciones, en la curva sorprendentemente sensual
de su talle y de su hermoso y torneado que lo hacían todavía más apetecible.
Todo esto lo pensaba Yunho distraídamente; pero se obligó a bajar de las nubes para ponerse a pensar en la
realidad de que él hubiera dado a luz a sus hijos. Sin embargo, eso también le
parecía algo muy sensual. Se imaginó deslizando las manos bajo su fina
camisola, y la exquisita sensación de la piel sedosa de sus costados bajo sus
palmas, antes de que adaptara sus manos a la curva de…
— ¿Pero qué es lo que te pasa? — le preguntó Jaejoong, sollozando de
frustración.
Cuando los mellizos se
ponían a llorar a la vez no era capaz de callarlos, y le dio mucha rabia que él
ignorara los gritos cada vez más estridentes.
— ¿Es que no sientes ningún interés por tus propios hijos?
Obligado
involuntariamente a descender de los dominios de las fantasías eróticas, Yunho
le echó una mirada interrogativa, y Jaejoong notó que se había ruborizado
ligeramente.
—Estoy aquí — respondió sin expresión — Eso debería decirte algo.
— ¡Tú no quieres estar aquí! — Condenó Jaejoong desconsolado,
acongojado incluso porque él no le hubiera preguntado cómo se llamaban los
niños — ¡Eso es lo
que me dice tu actitud!
— ¿Qué puedo hacer para ayudarte? — dijo Yunho en tono
grave pero fiero.
—Sujeta un momento a Yoochun en brazos…
Yunho se acercó a la
cuna, se inclinó y levantó en brazos al bebé que no dejaba de moverse. Lo hizo
con el mismo entusiasmo con el que metería las manos en una hoguera. Yoochun. Yunho repitió el
nombre entre dientes, comprobando la mirada de ansiosa sorpresa en los ojos del
niño al levantar la mirada hacia él. Apoyó a Yoochun sobre el pecho torpemente.
Notó lo poco que pesaba el niño y se
deleitó cuando vio la enorme sonrisa del pequeño que trasformó su
expresión. Esa sonrisa alegre y abierta le hizo pensar en su abuelo.
Como estaba ocupado
tranquilizando a Changmin, pasó un momento antes de que Jaejoong se diera
cuenta de que todo estaba en silencio de nuevo. Levantó la vista y vio a Yunho
sonriendo a su hijo mayor. Esa sonrisa lo sorprendió, y desató en él unos
recuerdos tan dolorosos que tuvo ganas de llorar. En el pasado, durante un
breve periodo, Yunho lo había mirado así, y él había deseado dar saltos de
alegría y de cantar de felicidad. No se le había ocurrido entonces que perderlo
le dolería más que nada en su vida, de que el mundo que él le había pintado tan
lleno de promesas pudiera volverse gris y amenazador en un abrir y cerrar de
ojos. Pero en ese momento, recordaba con pesar, ya no era ni tan ingenuo ni tan
confiado. Esperar más de Jung Yunho que la ayuda con el alquiler seria buscar
problemas.
— ¿Cómo se llama su hermano? — preguntó Yunho.
—Changmin.
—Tendremos que discutir los requerimientos de esta situación —Yunho utilizó la
terminología de los negocios, que era con la mejor se desenvolvía.
—No espero demasiado de ti. Sólo quiero que tengamos un sitio
decente donde vivir —murmuró Jaejoong con urgencia mientras acomodaba a Changmin en
la cuna, antes de tenderle los brazos a Yoochun para hacer lo mismo con él.
Yunho le pasó a Yoochun.
Se puso derecho y apretó sus labios grandes y sensuales. ¿Acaso tenía que
impresionarle aquella fingida inocencia? Jae no podía ignorar que por el hecho
de haber tenido esos hijos suyos su situación se volvería muy provechosa.
—Os sacaré de aquí lo antes posible —respondió Yunho— Creo que podría ser mañana.
Jaejoong se volvió para
estudiarlo con sorpresa.
— ¿Mañana? ¿Lo dices en serio?
—Te llevaría ahora mismo a casa conmigo…
Fijó en él un instante
sus ojos de un ámbar oscuro, pero fue tan intensa su mirada que a Jaejoong se
le quedó la garganta seca y sintió un escalofrío en el cuello.
—Pero sería demasiado complicado sacar de aquí a los niños a
estas horas — añadió Yunho.
A él se le escapó una
carcajada de inquietud, asumiendo que lo de llevársela a su casa era una broma;
una broma más bien de mal gusto.
—Afortunadamente para ti, no espero irme a casa contigo. Me
gustaría poder estar en una posición en la que pueda permitirme un pequeño
apartamento para los tres —colorado cómo un tomate, evitó mirarlo a los ojos
mientras se encogía de hombros— ¿Santo cielo, por qué da tanta vergüenza hablar de algo que
tenga que ver con el dinero?
Yunho, a quien nunca le
había dado vergüenza hablar de dinero, y no imaginaba que fuera a ocurrirle
jamás, no se identificó en absoluto con él.
—Naturalmente, no tengo intención de dejar que críes solo a los
mellizos.
Jaejoong se
ató el cinturón
de la bala
con manos temblorosas
y no dijo nada.
¿Yunho pensaba asumir
entonces una especie de rol paternal? ¿Pensaría tal vez en visitar a sus hijos
una vez al mes? ¿Tal vez entre un viaje de negocios y un fin de semana con algún
bello joven?
—No soy un canalla —dijo Yunho.
Con cuidado, Jaejoong
desvió la mirada. Le pareció mejor no comentar nada, puesto que después de todo
se había pasado dieciocho meses pensando eso de él. Le había quitado la
virginidad, lo había dejado embarazado y le había dado un número de teléfono
inútil para una emergencia. Además, la única página web que había estado
consultando después de averiguar su relación con el Banco CTK decía de él que
era un playboy con predilección por los modelos. En comparación, él no era nada
ni nadie, y estaba empeñado en no olvidarse de eso. Esa vez tenía la intención
de mantener los pies en la tierra cuando él estuviera cerca.
Yunho, a quien le
extrañaba tanto la crítica cómo la desaprobación de los doceles, se sintió
molesto por su silencio.
—Jaejoong… soy un hombre de honor.
Jae levantó la cabeza y
su mirada chocó con el potente desafío de la mirada de Yunho. Y esa mirada tuvo
en él un efecto turbador, puesto que le recordó cómo él podía pasar de la rabia
a la pasión en un mero instante. Esa fachada de hielo escondía un núcleo
candente. Con la mente en blanco, aspiró hondo tratando de aliviar la tensión
del deseo que parecía encogerle el estómago. Le pesaban el pecho y los pezones
apuntaban bajo la tela de la camisola, sentía su miembro alentarse. El deseo le
corría por las venas. Echó la cabeza hacia atrás y entrecerró los ojos.
—Yunho…
Tan alerta a cualquier
señal suya cómo un depredador nato, Yunho se había excitado sin darse ni
siquiera cuenta. Estudiaba la rosada suavidad de su boca generosa con
intenciones de lo más deshonrosas. Si lo besaba, él dejaría de hablarle,
dejaría de dar voz a los estúpidos sentimientos que sólo podrían ofender. Lo
deseaba tanto, que empezaba ya a saborear aquella erección tan repentina y
urgente que apuntaba bajo sus pantalones, sabiendo
que hacía mucho que no deseaba así a un joven. Le puso la mano en el hombro y lo
empujó suavemente hacia él, con las
manos fuertes en las caderas para levantarlo un poco.
Jaejoong cerró los ojos
con fuerza al sentir el sabor embriagador de Yunho. Echó la cabeza hacia atrás
y entreabrió ligeramente los labios. Él se aprovechó de su ofrecimiento con la
devastadora sensualidad que había sido la perdición de Jaejoong, tanto en el
pasado cómo en ese momento. El no pidió; exigió. Y aquella intensa urgencia
masculina la derretía por dentro. La cabeza le daba vueltas. Apenas podía
respirar mientras su cuerpo reaccionaba con entusiasmo a una excitación más
fuerte que ninguna otra sensación. Se estremeció mientras se aferraba a sus
hombros amplios, gimiendo con la erótica danza de su lengua.
Fue un ruido extraño lo
que detuvo a Yunho, que estaba a punto de tumbarlo en la cama que había detrás
de él. Se apartó de Jaejoong con una ruda exclamación y se fijó en el bebé que
los observaba con interés entre de los barrotes de la cuna. De pronto, le
horrorizaba haberse descontrolado tanto. Se había olvidado de los niños. En su
mente no podía concebir cómo era posible que acabara de olvidarse de la presencia
de los mellizos, teniendo en cuenta que acababa de enterarse de que eran suyos.
—No debería haber hecho eso. Ha sido de lo menos apropiado —susurró con frialdad.
Jaejoong se apartó de
él con piernas temblorosas. El deseo aún recorría su cuerpo, recién despertado
del letargo. Él sabía que debía sentirse asqueado consigo mismo por sucumbir a
su apasionado beso; pero en realidad deseaba que Yunho lo tumbara en la cama e
hiciera con él lo que quisiera.
De momento, sintió que
tenía la necesidad de preguntarle algo, por mucha vergüenza que le diera.
— ¿Hay alguien en tu vida?
El silencio se extendió
entre ellos cómo un abismo, cada vez más profundo. Y Jaejoong sintió que se
precipitaba desde una altura terrorífica y que se ahogaba en ese horrendo
silencio. Cuando estaba con él siempre decía alguna tontería cómo «te amo». Y él había abandonado el país, y también a él. Apretó los
puños con fuerza. No tenía ni que mirarlo para saber la respuesta. Las
vibraciones estaban cargadas de advertencias. Era tan diplomático; un jugador
nato. Notó que él se sorprendía ante su ingenuidad. Aquél era un hombre que no
podía cruzar una habitación sin recibir por lo menos una invitación de algún
joven o mujer.
—Éste no es momento de entrar en eso —Yunho estaba
horrorizado con ese temerario candor.
Se fijó en su cabeza
gacha de rizos cobrizos. Parecía tan vulnerable… ¿Por qué siempre le hacía
sentirse cómo un canalla?
—No deberías haberme tocado…
—Querías que te tocara —dejó un paquete pequeño en la cama— Esto es para ti. Mañana me
pondré en contacto contigo.
Era un móvil último
modelo, pequeño, y de su color favorito. Él salió enseguida de la habitación.
Aturdido. Jaejoong pestañeó. Tal vez Yunho temiera que él siguiera creyendo que
estaba enamorado de él. Tragó saliva. Yunho se había marchado, y de pronto la
habitación parecía vacía. Quería tirarse a la puerta y llorar cómo un bebé. Sabía que Yunho no era bueno para él; pero
eso no quería decir que hubiera aprendido a dejar de amarlo, o a anhelar lo que
tan poco le convenía…
Yunho volvió a la
limusina y recibió la llamada de un buen amigo; el dueño de un conocido periódico de cotilleo.
—Creí conveniente avisarte de que hay un rumor de que el Globe
tal vez saque una historia sobre ti esta semana… algo muy secreto.
Yunho se puso tenso.
Los paparazzi siempre le seguían la pista. Nunca parecían saciarse de sacarle
fotos a él y a su acompañante de turno. Se negaba a creer que el asunto de Jaejoong
y los mellizos se hubiera filtrado ya a la prensa. De todos modos contactó con
su jefe de prensa para comprobar si le habían pedido que hiciera algún
comentario. Afortunadamente, le aseguró que nadie se le había acercado
preguntándole nada al respecto. Un sentimiento de incertidumbre persistió
cuando recordó a Jaejoong diciéndole muy enfadado cuando había hablado con él
por teléfono en el banco que no podría decir nunca que no le había dado una
oportunidad.
Entonces lo llamó al
móvil que le había dado.
Jaejoong identificó la
identidad de quien lo llamaba a los dos segundos y contestó, temeroso de que
los mellizos pudieran despertarse.
— ¿Sí…? ¿Diga?
— ¿Has hablado con los periodistas sobre nosotros? —le preguntó Yunho en
el tono más natural del mundo.
Jaejoong se puso
colorado, sintiéndose culpable inmediatamente.
—No…
— ¿Estás seguro? —Murmuró Yunho con una frialdad similar a la
advertencia de un ejecutor— Si me enterara de que me has mentido sobre esto, me sentiría
muy, muy disgustado.
—No estoy mintiendo… Pero sí que se me acercó un periodista —le confió,
relatándole rápidamente los detalles de la entrevista.
— ¿Pero no le dijiste nada? —preguntó Yunho de nuevo.
—Absolutamente nada —confirmó él.
—No tolero intrusiones de la prensa en mi vida privada.
—No sé por qué me estás diciendo esto…
—Ahora eres parte de esa vida, y me desagradaría mucho que
apareciera ningún artículo, por muy inocente que fuera, sobre mí y los niños,
en alguna publicación. En cuanto a la familia Jung, toda publicidad es mala.
—Bien… Me doy por enterado, ¿de acuerdo?
Por dentro Jaejoong se
deleitó sólo de pensar que él ya lo consideraba parte de su vida.
—Bien —dijo Yunho antes de cortar la llamada.
Tenía que preparar con
cuidado a sus abuelos para hablarles de Jaejoong y los mellizos. No tenía prisa
por llevar a cabo ese desafío, prefería recibir primero los resultados de las
pruebas de ADN. Tendría que tomar un vuelo a Corea para decírselo personalmente
y con la mayor suavidad posible. De todos modos sus abuelos se pondrían nerviosos.
Esperaba de corazón que no sacaran a relucir cosas del pasado, ni que le
recordaran sus menos que satisfactorios comienzos en la vida. Tenía la
intención de hacer lo que sabía que era su deber. ¿Acaso no era lo que había
hecho toda la vida? ¿Desde cuándo había antepuesto sus necesidades?
Una llamada de Jung
SungKee despertó a Yunho al amanecer.
— ¿Es cierto? ¿Es cierto que eres padre de dos bebés? — Le preguntó su
abuelo con voz incrédula y temblorosa— ¿O es acaso una calumnia?
Yunho retiró la colcha
y se levantó de la cama, totalmente desnudo.
—Tengo amigos en el mundo editorial — le confió SungKee — Pero si esta sorprendente
historia es verdadera, habría preferido enterarme de él por ti.
Mientras una oleada de
furia volcánica se apoderaba de Yunho, Jaejoong estaba sufriendo un igualmente
brusco despertar relacionado con el evento. Alguien aporreaba su puerta, y
cuando se levantó y la abrió, un hombre le plantó un micrófono en la cara.
— ¿Jaejoong? ¿Le gustaría comentar sobre la noticia de hoy del
Daily Globe? ¿Es Jung Yunho el padre de sus hijos?
— ¿Qué periódico? —exclamó.
Con una sonrisa alegre,
le pasaron un periódico. Cerró la puerta y lo abrió. Los hijos secretos del
millonario, decía el titular en primera plana. Debajo había una foto de Yunho
dando un discurso bajo un cartel de una conocida organización mundial de
comercio, yuxtapuesta con la foto de un joven con vaqueros desgastados
empujando un carrito. Se quedó totalmente boquiabierto al darse cuenta de que
ese joven era él, y de que la foto se la habían tomado por la calle sin que él
se enterara.
Alguien aporreaba de
nuevo la puerta y lo llamaba a gritos por su nombre, y el teléfono móvil que
estaba en la mesilla empezó al mismo tiempo. Con el estómago encogido de los
nervios, Jaejoong ignoró tanto los golpes cómo la llamada y abrió el periódico
para leer el resto de la historia. El banquero y el criado, explicaba el subtítulo. Se estremeció.
¡Él no había sido un criado! ¿Pero acaso Yunho no le había concedido esa
etiqueta en una ocasión? Incrédulo, vio una foto reciente suya y de sus hijos
en un parque de la zona, con las caras de los mellizos cuidadosamente
oscurecidas. Era Junsu quien le había lomado esa foto. ¿Cómo había podido
hacerse con él el Globe? ¿O con la única y querida
foto que había conseguido hacerle
a Yunho? Allí estaba él, trabajando con su portátil, con el cabello
negro cayéndole sobre la frente y sus pestañas tan largas y tupidas… Esas fotos
estaban en una caja que temporalmente había dejado en el apartamento de Junsu.
¿Sería posible que hubieran robado a su amigo?
Jaejoong no quería
considerar la posibilidad de que su mejor amigo hubiera podido traicionarlo.
De mala gana, Jaejoong
respondió al teléfono.
—Por favor, no me culpes por esto…
Yunho era demasiado
inteligente cómo para arriesgarse a asustarlo y que huyera.
—Supongo que estás rodeado por la prensa.
—Incluso hay gente a mi puerta —le confió nerviosamente.
—No te preocupes por llevarte nada de lo que tienes ahí, y no le
abras la puerta a nadie. Mi equipo de seguridad los sacaran de allí a ti y a
los niños antes de una hora. Cuando mi
jefe de seguridad esté listo, te avisaré.
En el pasillo reinaba
el silencio. Supuso que los vecinos se habrían quejado del ruido y que el
encargado del hostal habría obligado a sus indeseables visitantes a marcharse
de allí. Se aseó y vistió con pánico, e hizo lo mismo con Yoochun y Changmin.
Después de darles algo de beber y una papilla de arroz, preparó una bolsa. Yunho
no entendería lo difícil que era ir a ningún sitio con niños pequeños sin
llevarse una bolsa con sus cosas. Una vez hecho eso, abrió de nuevo el Daily Globe y leyó la historia que había
dentro.
Pero no pasó de la
primera línea.
/*Jung Yunho, que se casó con Kim Heechul, heredero de la
importante empresa naviera, podría tener una familia secreta…*/
¿Casado? ¿Yunho estaba
casado? ¿Cuándo se había acostado con él tenía esposo? ¿Cuándo lo había dejado embarazado
de los mellizos? Angustiado por la nueva noticia, Jaejoong se dejó caer sobre
la cama. Con rabia y desasosiego, apartó de un manotazo el periódico que tenía
delante. Al momento se le llenaron de lágrimas.
¡Pero qué ridículo
había sido! ¡Tan enamorado que se había negado a enfrentarse a lo que debería
haber sido más que obvio dieciocho meses atrás! No era de extrañar que Yunho
estuviera tan obsesionado con la publicidad y la discreción; ni que no le
hubiera dado un número de teléfono privado. Cuando le había hablado a Junsu de Yunho,
la primera reacción del moreno había sido preguntarle si estaba casado. ¡Se había enamorado del marido de otro!
En ese momento, él se
ofrecía para rescatarlo a él y a sus hijos, sin duda empeñado en alejarlo de
cualquier contacto con la prensa. ¿Pero debería permitirle él que hiciera eso? Jaejoong
aspiró hondo. Incluso aunque estuviera casado, necesitaba su ayuda para darle a
los niños una vida y una educación adecuadas; algo que además los mellizos
tenían derecho a recibir de su padre. Реro menudo canalla había escogido para
liarse.
El móvil volvió а
sonar. Lo descolgó. Un hombre que se presentó cómo Rain le anunció que la
estaba esperando en el pasillo para sacarlo del edificio. Reconoció al chófer
corpulento de la primera vez que había montado en la limusina de Yunho. Negó
con la cabeza al ver el carrito y sacó a Yoochun en brazos de la silla. Él se
echó la bolsa de los niños al hombro y levantó a Changmin en brazos. En
silencio bajaron por las escaleras de servicio y salieron a la calle por la
salida de incendios. Una limusina los esperaba al final del callejón.
«Yunho estaba casado». Esa horrible idea resurgió de nuevo con fuerza en su
pensamiento, y Jaejoong se mordió el labio inferior mientras se reprochaba por
su torpeza. Desesperado por darle un giro distinto a sus pensamientos, sacó el
móvil del bolsillo y marcó el número de Junsu. Su amigo respondió casi de
inmediato.
—Soy Jaejoong…
El moreno empezó a
hablar directamente.
— ¿Qué quieres que te diga? El dinero estaba ahí a mi alcance, y
me lancé a por ello. Tengo muchas deudas… ¿entiendes? Necesitaba el dinero. Lo
siento, pero así es la vida…
—Rebuscaste entre mis cosas para dar con esas fotos. Eran mis
cosas privadas…
— ¡Serían tus pertenencias, pero estaban ocupando todo mi
dormitorio! Tal vez Jung pague ahora lo que le corresponde por los mellizos. ¡A
lo mejor acabas pensando que te he hecho un favor!
—Recogeré mis cosas en cuanto me sea posible.
Dolido porque le tenía
mucho cariño a Junsu, Jaejoong terminó la llamada. Había confiado en el otro
chico al cien por cien. ¿Pero hasta qué punto habían sido amigos? No había
tenido idea de que Junsu debiera dinero.
Yunho estaba casado.
Pertenecía a otro hombre, que seguramente estaba muy disgustado por la historia que había
publicado ese periódico. Jaejoong, que estaba muy nervioso, sintió que lo
asaltaba un nuevo temor. ¿Y si esa sórdida historia llegara a Nueva Zelanda, donde en el presente
su eomma vivía feliz, ajena a la noticia de que era abuela de dos niños
ilegítimos? Jaejoong se puso pálido sólo de pensarlo. Minjung se disgustaría
mucho cuando se enterara del secreto que su hijo le había ocultado. Al tiempo
que las consecuencias de la noticia del Daily
Globe empezaban a tomar forma en su mente, la amargura empezó a ganarle
terreno al sentimiento de culpabilidad que sentía por el papel de Junsu en todo aquello.
Yoochun y Changmin
estaban profundamente dormidos en sus sillas del coche cuando la limusina se
detuvo finalmente delante de una espaciosa casa de campo. Jaejoong bajó muy
despacio, puesto que no se había preparado para un destino tan imponente.
—Aquí en Dove Hall hay personal de servicio suficiente para
ocuparse de los niños —le dijo Rain mientras él estudiaba con interés la enorme casa
de piedra que tenía delante— El señor Jung lo espera.
Jaejoong se sonrojó,
pero puso derecho y levantó la cabeza.
—Bien…
Una ama de llaves
esperaba en un amplio y elegante vestíbulo, y Jaejoong fue conducido
directamente a un salón decorado en tonos de azul pálido con un techo
espectacular. La grandiosidad de aquel lugar la inquietó todavía más.
Al final del salón se
abrió de repente una puerta. Jaejoong se dio la vuelta, y allí estaba Yunho.
Parecía excepcional mente alto y su expresión era austera; sus facciones
morenas y apuestas tenían un aire gélido y duro.
—Y bien… —empezó Jaejoong, empeñado en averiguar primero lo que
tanto deseaba saber— ¿Cuándo pensabas contarme que estabas casado?
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Junsu que mal plan lo q hizo. Desde el principio me parecio un sin verguenza hipocrita. En fin, para bien o para mal, ya la prensa tiene el cotilleo. Hay otra cosa q molesta y es la estupida necesidad de Jaejoong de querer saber. Mijito!!! Te mintio, te engaño, te dejo.....no le pareces la gran cosa grr, tus hijos son mas importantes! ..... Dios me molesta! Q piensen mas en su deseo y que mentiras se dijeron en el pasado. Tienen dos niños, deberia ser su prioridad, o al menos la prioridad de Jaejoong, esa y no importarle si el sin verguenza de Yunho esta o no casado. En fin grrrrr. Muchaaaaas gracias :)
ResponderEliminarEs verdad ya no debe importarte si Yunho es casado o no tu debes de preocuparte por tus hijos y nada más y que mal actuó Junsu con su amigo si el debía dinero no era culpa de Jae y ojala que la mamá de Jae no se entere de nada gracias Poleth por este capítulo esta emocionante y date tu lugar Jae ya olvidate de Yunho y haste valer
ResponderEliminarpobre Jae su dizque mejor amigo lo traiciona y publica fotos de Yunho y Jae que no deberían de ser mostradas por que eran de Jae y rebusco para sacar provecho de ello y toda vía Jae se pone triste por que piensa que Yunho es casado no es así el es viudo y solo es para ti así es que ya que se aclare todo aprovecha a Yunho que lo tienes para ti y tus bebes todito todito todito
ResponderEliminarGracias por compartirlo
Asi q finalmente jae seentero que yunho estaba casado cuando estuvieron juntos hace meses o.o pero q junsu vendiera sus fotos y le diga q era por deudas y no intente disculparse estuvo re feo de parte de el :/ pobre jae quedo mal en ese periodico y lo ponen como el criado todavia. :(
ResponderEliminarVaya perra que resulto serJunsu e.e
ResponderEliminarYunho necesita ser más cálido y no tan frío..
Al parecer Yunho se enredo con Jae cuando estaba comprometido (?) Bueno ahora eso ya no importa porque su ex esta muerto no (?) >.<
Me da penita jae el si estaba enamorado :(
ResponderEliminarYunho es un tonto dinero dinero tipico de hombres:(
Que lastima que yunho este casado ...
Seguire leyendo
Gracias por los capitulos.❤❤❤❤❤
Con amigos así para que quiero enemigos y que eso fue muy feo así hubieran los bancos en encargarte no debiste que mal ahora es la comidilla de todos y lo pero es la actitud de Yunho los ve como si fueran su error un problema que mal y que Jaejoong aun sigue sintiendo algo por ti pobre y ahora que pasara con esa convivencia
ResponderEliminarJunsu hizo muy mal al traicionar a Jae de esa manera sobretodo porque Jae confiaba en el y era su amigo.
ResponderEliminarEspero que Yunho no se moleste con Jae por lo de la noticia el no tuvo la culpa,
Jae sigue enamorado de Yunho y se siente mal y mas ahora que sabe que estaba casado,espero que le diga la verdad
Junsu del mal !! T___T lo esperaba de todos menos de ti <\3
ResponderEliminarYunho le fue infiel a Heechul con Jae ! ┐(゚д゚┐) impactada !
Que bueno se pone la cosa...
No puedo creer que Junsu haya sido tan desleal y terminara traicionando a Jae, aunque siempre dejó claro que él.va por lo práctico y mas beneficioso. Pobre Jae el amando a Yunho como lo ama no quiere atarlo por la mera reacción al compromiso y el deber, Que triste que Yunho no haya sentido ni tantita ternura y amor paternal por sus hijos de solo tenerlos en drazos, los ve como bichos que llegaron a importunar su comoda vida. No creo que Yunho haya engañado a Heechul... pude que tras su muerte busco un refugio y digo es hombre y tiene necesidades y deseos y en eso pues se cruzó con Jae😍 KimJunsu estoy desepcionada de ti.
ResponderEliminar