Parte 1. El YunJae... Porque no puedo vivir mi vida sin ti en ella
Rosas, Chocolates, Champagne… besos dulces, besos apasionados, besos que
te dejan con ganas de un poco más… besos que te roban el aliento, caricias que
llegan más allá. Una sed que intentas aplacar, pero parece que te deja con
ansias de más, parece que jamás podrá ser satisfecha, apagada con nada.
Y es que aquellas manos lo recorrían con parsimonia, pero él no quería
ir despacio. Tanto tiempo desperdiciado, tantas noches soñando, añorando su
contacto que no quería nada más que sentirlo, sentir sus labios en los suyos,
sentir su piel que, ardiente contra la suya, se rozaba justo como en aquel
momento. Y es que estos sentimientos, estas sensaciones no eran ya un sueño,
eran su realidad, noche tras noche en las últimas semanas y parecía que nunca
jamás iba a saciarse de eso.
— Yunho... — su nombre en un suspiro y esos labios
volvieron a posesionarse de los suyos, explorando su interior, degustándose
mutuamente como si nada más importara que el sabor del otro en su boca.
Su excitación estaba llegando al máximo. Las manos de su pareja se
deslizaban por su piel hasta tomar su erección, masajeándolo con movimientos
rápidos, llevándolo al límite de su resistencia.
— ¡¡Yun!!!... — gimió roncamente, no quería terminar así, no
sin haberle sentido en su interior como tantas veces antes.
— Shhh... Tranquilo, Boo... — besó su cuello y mordió ligeramente la piel
para luego succionarle. Sabía que dejaría una marca, algo que dijera que aquel
etéreo ser que tenía gimiendo entre sus brazos era completamente suyo y no
dejaría que nada ni nadie los separara una vez más. Sonrió al darse cuenta de
lo posesivo que se había vuelto, pero no le importaba nada con tal de conservar
lo que ya era suyo.
Disminuyó el ritmo de sus caricias en el miembro del ahora pelinegro
(nuevamente) mientras sus labios sin dudarlo se deslizaron hasta aquellos
pequeños montículos que le invitaban a probarlos. Los dedos de Jaejoong se
enredaron en su cabello cuando mordía y succionaba aquellos trocitos de carne
que le sabían tan dulces.
Un nuevo gemido escapó de los labios de Jaejoong, quien deslizó sus
manos hasta el firme trasero de SU líder para acercarlo más a él, si eso era
posible, para sentir que al igual que él, su excitación se estaba volviendo
insoportable.
— ¡¡Boo!! — exclamó sorprendido el moreno, cuando
traviesamente deslizó uno de sus dedos hasta estimular su entrada.
— Si a mí me gusta... ¿Por qué a
ti no? — preguntó en un
murmullo travieso en el oído de su amante, quien gimió repetidas veces ante
aquellas caricias en aquel sensible lugar.
El menor tomó de la cintura a su Boo y lo giró para que quedase encima
de él, sus cuerpos chocaron, sus erecciones se rozaron y aquello aumentó su
temperatura corporal.
— Yunnie ah... te... te necesito. — le dijo en una súplica, mientras movía sus
caderas contra las suyas.
— Aún... aún no, Boo... — el hablar era verdaderamente difícil para el moreno,
mucho más lo era pensar porque aquel hombre lo hacía olvidarse de todo, hasta
de sí mismo.
Yunho se acomodó con la cabeza sobre la almohada, levantándola
ligeramente, y jaló a Jaejoong hacia él hasta que el miembro del pelioscuro
quedó a la altura de sus labios. El moreno empezó a dar suaves besos y lamidas
a la punta antes de meterlo por completo y succionarlo con fuerza.
Un gemido ronco salió de los labios de Jaejoong al sentir la humedad de
la boca de su pareja, sus piernas temblaban y no tuvo otro remedio que apoyarse
en la pared tras la cabecera de la cama. El pelinegro no podía dejar de gemir,
una y otra vez, el nombre su amante, pidiéndole que se detuviera, a pesar de
que no quería y el moreno ni siquiera le hacía caso. Un gritito, mezcla de dolor
y placer, escapó de su garganta cuando sintió que dos de los dedos de Yunho
entraban en su estrecho pasaje sin previo aviso, dilatándolo, preparándolo, la
lengua traviesa del menor no lo dejaba en paz ni un segundo, y cada vez se
sentía más cerca del orgasmo. Un tercer dedo se coló en su interior, y ya casi
estaba al borde, a punto de terminar... fue entonces que Yunho se detuvo.
Jaejoong gimió en protesta, mientras sentía que su cuerpo lentamente
bajaba su excitación, a penas lo suficiente para que Yunho lo acomodara sobre
su cuerpo, dejando su duro miembro muy cerca de su dilatada entrada.
— Hazlo, Boo... hazlo... — pidió el moreno, hecho presa de su propia
excitación.
El pelinegro sonrió y se sentó sobre la erección de su amante, rozándolo
descaradamente, tal vez vengándose un poco de lo que le había hecho sentir
hacía tan sólo unos minutos. Levantó sólo un poco su trasero para tomar el
miembro duro de Yunho y lentamente introducirlo en su interior. Ambos gimieron,
Jaejoong sintiéndose totalmente lleno teniéndolo por completo en su interior. Yunho,
aguantando su excitación, disfrutando de la estrechez que el pelinegro le
ofrecía.
El movimiento lo empezó el propio Jaejoong, subiendo y bajando por toda
la extensión del moreno, gimiendo más fuerte cuando su punta golpeaba ese lugar
justo encima de su próstata, causándole ese espasmo de placer tan fuerte. Yunho
mientras tanto no se quedaba quieto, y acompañaba el movimiento de caderas de
su niño, empujando para llegar cada vez más profundo en él, tomándolo de las
nalgas y masajeándoselas con fuerza.
El moreno tomó por la cintura al mayor y lo puso de nuevo de espaldas
contra el colchón sin salir de su interior, imprimiendo un ritmo aún más rápido
a sus embestidas. Jaejoong apoyó los pies en el colchón, elevando las caderas
para recibirlo.
— Más... más... ah… yo... Yun... — no podía articular palabra. El moreno se
dedicó a besarlo, moviendo sus caderas más rápido, más profundo, hasta que por
fin Jaejoong alcanzó el orgasmo, emitiendo un gemido ronco de satisfacción,
derramando su semilla en el abdomen de su pareja.
Yunho sentía su miembro a punto de explotar. Las deliciosas
contracciones del interior de Jaejoong al alcanzar su orgasmo, le hicieron por
fin perder el control de todas esas emociones, llenando ese cálido y estrecho
lugar con su semilla, mordiendo uno de los blancos hombros de SU Boo, para
evitar gritar de placer.
El moreno entonces se dejó caer sobre su pareja, tratando de recuperar
el ritmo normal de su respiración, mientras besaba la piel de su chico que se
encontraba a su alcance. Jaejoong respiraba aún entrecortadamente, aferraba sus
brazos al cuello de Yunho, acariciando su espalda, disfrutando de tenerlo aún
en su interior.
El resplandor de un haz de luz de la lámpara de mesa en su dedo llamó su
atención y el pelinegro sonrió. Un anillo de oro blanco yacía en él, muestra de
que ahora, no sólo le pertenecía a Yunho de palabra, sino como algo mucho más
importante.
— Te amo, Boo... — fue lo que Yunho murmuró contra su piel, interrumpiendo su pensamiento.
— Yo te amo también... — le respondió con suavidad.
— ¿Te arrepientes? — preguntó el moreno al sentirlo tan callado.
— Fue precipitado... — respondió después de un momento en que el
moreno temió por lo que le fuera a decir.
— pero no, no lo hago... — luego de un momento rió. — aunque… no pienso cambiar mi apellido por
Jung. — añadió en broma.
— Tampoco iba a pedírtelo. — acariciaba los costados de su ESPOSO con
suavidad, causándole estremecimientos en su aún sensible cuerpo.
Y es que tal vez había sido todo en un pestañear, se le metió la idea en
la cabeza. Nadie había podido evitar que la llevara a acabo… y es que el moreno
no había podido evitar desear unir su vida, su alma a aquel al cual le
pertenecían, entregarlo todo por completo en una promesa en la cual se le iría
la vida en cumplirla, sin arrepentirse jamás de la decisión tomada. Una pequeña
ceremonia legal en el ayuntamiento de Nueva York, tal vez no válida para todo
el mundo, tal vez muchos estuvieran en contra de eso y lo vieran como una
especie de aberración, pero no por eso iba a dejar de tener validez para él.
Ahora estaba unido a la persona que más amaba y si eso al resto del mundo no le
parecía, ya pudiera estarse yendo directo al maldito infierno.
Jaejoong suspiró pesadamente cuando sintió a su ESPOSO abandonar su
interior, un gemido de protesta salió de sus labios después, pero Yunho lo
arrimó a su cuerpo, dejando que descanse su cabeza sobre su amplio pecho. El
pelinegro sonrió. Llevaban a penas unas horas de haber salido del registro
civil, una ceremonia pequeña, íntima y lejos tal vez de sus familias, que no
les entenderían, pero rodeados de las personas que les habían demostrado su
cariño y apoyo.
Ahora estaban juntos, amándose tal vez con más ahínco que antes,
preparados para enfrentar juntos todo lo que se les pusiera en contra. Ahora,
ninguno de los dos tenía la necesidad de soñar... porque sus sueños se habían
hecho realidad.
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Parte 2. El YooSu... Una Promesa SÍ puede volverse eterna
El pelinegro miraba a su novio ir de aquí para allá en la concina,
mientras preparaba algo sencillo para la cena. El SoongMin se había ido al
cine, el YunJae había decido pasar su HoneyMoon en un hotel de la ciudad, ellos se quedaron
en casa. Yoochun quería disfrutar el estar a solas con su delfín antes de
volver a la alocada actividad que era la promoción de un disco y las giras del rencuentro,
que empezarían en un par de semanas.
Yunho había elegido precisamente esas fechas para darle aquella sorpresa
a Jae, festejando sus seis meses de pareja, le había propuesto matrimonio y se
casaron ese mismo día... más bien la noche anterior.
Yoochun, Changmin, Junsu y JaeSoong se habían encargado de ayudar a su
líder para llevar a cabo esa proeza con toda la discreción del mundo... pero en
esos días de preparación, Micky se había dado cuenta de que algo opacaba la
mirada siempre alegre de su delfín. Tal vez era un dejo de nostalgia, de
tristeza, no podía discernirlo bien y a pesar de que había intentado saber qué
era lo que le ocurría, Junsu solamente le contestaba que era un poco de
cansancio o más bien la preocupación por no decirle nada a su Hyung sobre la
sorpresa que le guardaban.
— Sabes que soy pésimo mintiendo,
Chunnie. — le había contestado unas cientos
de veces a su cuestión.
Pero el ratón conocía demasiado bien a ese delfín travieso que se había
colado a su corazón hasta adueñarse completamente de él. Sabía que había cosas
que no podía ocultarle por más que lo intentara, definitivamente a él no
podía mentirle.
Se levantó del sofá y entró a la cocina para observarlo mejor, el
pelirrojo se movía tarareando una melodía de su nuevo álbum, una que habían
escrito en conjunto los cinco y que tenía gran significado para ellos, porque a
pesar de todo ese tiempo en que estuvieron separados... las cosas no cambiaron
y están como deberían ser.
Suspiró suavemente, pensando en todo lo que habían pasado esos dos años
en los que habían sido pareja, en cuánta paciencia y amor le había demostrado
su delfín para aguantarle muchas cosas pues, a pesar de todo, se levantaron
chismes y malos entendidos que intentaron enturbiar su relación, como cuando se
regó el rumor de que andaba con Park Min Young, su coprotagonista de drama. El
delfín hizo oídos sordos cuando, a pesar de que no una, ni dos, ni cien veces,
sino mil, Park Yoochun estuvo más que enredado (mediática y metafóricamente
hablando) con aquella chica... Pero Yoochun hacía sus promesas todos los días,
sin fallar y sin faltar a ninguna, aunque estuviesen cada uno por su lado.
Y amó cada llamada, y aborreció cada vez que alguien le decía que hacía
una bonita pareja con Min Young Noona, y adoró las veces en que Junsu le dijo confío en que cumplirás hoy tu PROMESA...
y la cumplía y cada mañana llamaba para renovarla, para hacerle ver a su delfín
que no la había olvidado, que no lo había olvidado.
Su Junsu fue muy paciente por dos años enteros, los cuales... ¡¡¡se
cumplirían en dos semanas!!!... justo el día del concierto de COMEBACK...
— ¿Cómo se me pudo olvidar? — se preguntó el ratón golpeándose su amplia
frente con la palma de la mano a modo de castigo.
— ¿Qué ocurre, Chunnie? — preguntó extrañado el delfín, al ver la cara
de preocupación de su novio.
El pelinegro se acercó a él y le abrazó por la espalda, apoyando su
cabeza en su hombro, mientras Junsu untaba un poco de mayonesa a ese pan que
utilizaría para hacerle un emparedado a su pareja.
— Ya sé, ya sé... mayonesa en
ambos lados, sin mostaza y con lechuga, no cebolla ni tomate y con
pepinillos...
— dijo el delfín enumerando los
ingredientes que le gustaban a su ratón.
— aún no sé cómo puedes comer esas cosas...
saben feo... — dijo poniendo unas rebanadas de jamón y queso
para luego poner los pepinillos encima.
El ratón suspiró y besó con ternura el cuello de su novio, disfrutando
de la suavidad de su piel, Junsu se estremeció ante el contacto inesperado.
— Chunnie... — suspiró.
— Soy un mal novio, Su... ¿Me
perdonas? — le preguntó al oído.
El delfín se giró para mirarlo al rostro, sin romper aquel abrazo.
— Pero ¿Por qué dices eso? — Junsu suspiró. No le gustaba cuando su niño se
deprimía, Yoochun era muy sensible, muy sensitivo, casi cualquier cosa podía
elevarle el ánimo, así como abatirlo. — ¿Qué pasó?
— Yo te arrastré a esto, Junsu...
yo y mi maldita falta de confianza. — el ratón frunció el ceño,
molesto consigo mismo. Besó la frente de su niño, para después apoyar su frente
contra ella, la diferencia de estatura entre ambos no es mucha después de todo. — aún no sé cómo es que permaneces a mi lado.
— Si me explicaras lo que sucede,
entonces podría decirte porqué sigo al lado de la persona que amo. Aunque la
respuesta sea más que obvia y ya te la haya dicho no una, sino mil veces. — declaró el delfín, sintiendo la respiración algo desacompasada de su
ratón.
Micky suspiró. ¿Por él podría hacerlo? ¿Empezar a confiar en sí mismo?
¿Volver a creer en una Promesa
Eterna? Yunho lo había hecho, a pesar de todo, ahora era el ESPOSO de Jaejoong.
Estaban juntos ante la sociedad. De una manera u otra, aquello era una promesa
eterna... ¿Estaría él listo para hacer una? Bueno, para hacerla, cualquiera la
podría hacer, pero cumplirla... cumplirla era otra cosa.
Con suavidad besó los labios de su novio, le hacía falta sentirlo nuevamente,
y es que sólo junto a él, entre sus brazos, Yoochun podía pensar que lo eterno
realmente existía, que la eternidad era estar entre esos brazos y no desear
escapar jamás de ellos. Desear besar sus labios cada mañana y no saciarse de
ellos, escuchar su risa juguetona, sentir su mirada dulce y jamás querer dejar
de escucharle ni mirarle... ¿Eso significa eternidad para un sentimiento?
El ratón se separó y le miró con ternura. Si eso era, entonces Junsu era
su eternidad. Eso ya era algo que no podía negar. Besó las mejillas de su
delfín y a pesar de que éste le seguía preguntando lo que le ocurría, Micky le
ignoraba, mientras dejaba húmedos besos por sus mejillas hacia su cuello y Junsu
optó por callar, optó por demostrarle a ese chico que tanto amaba, lo que
sentía por él. Lo que tal vez con palabras no creía, pero que con sus caricias
y sus besos esperaba que comprendiera y es que Junsu jamás se había entregado
así a nadie y jamás había sentido esto por nadie más que por Yoochun.
Y no importaban los qué dirán, y no importaban los rumores, bien o mal
intencionados, Junsu sólo creía en unas palabras, las que salieran de los
sensuales labios de su ratón… en esas promesas que le realizaba cada mañana sin
faltar, en sus dulces palabras llenas de cariño. Porque Junsu creía que todas
las palabras dichas por su ratón era verdaderas. Y muchos de sus
comportamientos le confirmaban lo mucho que lo amaba.
Junsu respingó al sentir una suave mordida de parte de Yoochun en su
cuello, luego una ligera succión. Su cuerpo estremeció y no pudo evitar que un
gemido escapara de entre sus labios. Las manos de su novio se deslizaron desde
su espalda hasta su cintura, levantando un poco la camisa que llevaba en ese
momento, dejando la piel a su alcance despejada para pasar por ella la yema de
sus dedos, causando con esto que el delfín se estremeciera aún más. Yoochun
conocía todos y cada uno de los puntos débiles de su cuerpo.
Los botones de la camisa pronto fueron abiertos y los carnosos labios de
Park se apropiaron de las tetillas ya duras de su chico, Junsu no pudo más que
apoyarse en la mesa para no caer, pues, a pesar de que su novio le sostenía de
la cintura con uno de sus brazos, sentía que sus piernas le fallarían en
cualquier momento y caería al suelo, temblando de placer. La humedad y el
aliento de Yoochun le hacían gemir ante las sensaciones que se le presentaban.
Con suavidad, el pelinegro lo tomó de los muslos y, después de apartar
todo lo que había en la mesa, lo hizo sentarse sobre ella. Sus labios jamás se
apartaron de su piel, y los iba deslizando cada vez más abajo, sobre sus
pectorales, su abdomen, hasta su ombligo, mientras sus manos comenzaban a
pelear con el cinturón que ataba el pantalón del pelirrojo.
— Yoochun… Chunnie… espera… y si…
si… alguien viene… — murmuró con los
labios entreabiertos, buscando que el aire llegara a sus pulmones.
— Nadie vendrá… — aseguró el ratón con una sonrisa al mismo
tiempo que lograba su cometido y lograba abrir ese maldito zipper que se había
vuelto su enemigo en los últimos segundos.
Los labios de su novio se apoderaron de su erección, repartiendo
pequeñas lamidas en toda su extensión. Junsu se aferró a los cabellos de Yoochun,
cuando este por fin lo introdujo por completo a su boca. Las sensaciones eran
tan intensas que no supo en qué momento, el mayor lo despojó por completo de
sus bóxers y pantalones, y ahora con uno de sus dedos, acariciaba sutilmente su
entrada. El delfín no hacía más que gemir y desear que pronto entrara en él,
porque aquel fuego que ardía en su interior, sólo Yoochun podía extinguirlo.
Un dedo travieso se coló a su interior, buscando prepararlo para lo que
seguía y el delfín se acomodó un poco mejor en la orilla de esa mesa para darle
mejor acceso a su amante. Pronto se le unió un segundo y tercer dígito a
ese primero y Junsu estaba al borde del orgasmo, pues la lengua de Yoochun no
había dejado ni un centímetro piel por explorar en su extensión.
Yoochun se puso de pie, abandonando a su niño, sólo el tiempo suficiente
para liberar su propio miembro que palpitaba dolorosamente en sus pantalones.
— Chunnie… — le llamó con suavidad el delfín, en un gemido
que le excitó demasiado. Y le hizo gemir a él también por la necesidad de estar
en aquel cuerpo que le pertenecía, que era suyo desde hace tanto tiempo ya.
Yoochun tomó su miembro dirigiéndolo a la entrada dilatada de su niño,
quien lo esperaba ansioso, recibiéndolo en esa cálida estrechez que casi le
hizo gritar de placer cuando estuvo por completo en su interior. Junsu jadeaba,
repitiendo su nombre con muchos trabajos, mientras el pelinegro luchaba por
contenerse, esperando a que su novio se acople a él y le permitiera moverse en
su interior para no lastimarlo.
— Chunnie… te… necesito… ya… — fue lo único que el delfín pudo articular y el ratón empezó con un
movimiento suave, que poco a poco fue tomando velocidad.
Junsu se apoyó con una mano en la mesa, ayudando a su novio con el
movimiento, mientras su propia mano se deslizaba hasta su erección, buscando
ese doble placer que la masturbación le daba. Pronto sus labios se vieron
cubiertos por los de Yoochun, en un beso húmedo y apasionado, que lo estaba
llevando cerca del colapso.
— Junsu… — murmuró su nombre contra sus labios,
moviéndose cada vez más rápido, cada vez más profundo, tocando ese punto en su
delfín que pronto lo hizo estallar contra su abdomen. Micky sintió el cuerpo de
su novio estremecerse, temblar de placer cuando alcanzó su orgasmo y él no
tardó en derramarse en su interior, cuando aquellos deliciosos espasmos
llegaron a él, estimulando aún más su miembro, llevándolo y haciendo que sobre
pase su propio límite.
El delfín rodeó el cuello de su ratón con ambos brazos, entregándole un
beso lento y tierno, que Yoochun no dudó en contestar. El pelinegro lo tomó de
las caderas, haciendo que rodeara su cintura con sus piernas y lo llevó a la
habitación donde lo recostó en su cama, deshaciéndose del resto de la ropa que
aun quedaba encima de ambos.
— Chunnie… la cena… — murmuró el delfín, siendo interrumpido por un beso de Yoochun.
— Eso puede esperar… — le hizo levantar el rostro y mirarlo directamente. — Su… yo… te amo… — le murmuró con suavidad y el pelirrojo sólo
pudo sonreír ante esa declaración. — pero ya no quiero más promesas de un día.
Y aquello lastimó el corazón del delfín. Lo amaba, pero no quería más
promesas ¿Qué era lo que estaba intentando decir?
— ¿Yoochun?
— No quiero hacerte más promesas
de un día, Junsu, porque voy a hacerte una… una sola y la más importante de mi
vida… te amo… te amaré siempre, hasta el último día de mi existencia… y esa es
mi promesa, la que cumpliré cada día, a cada minuto por el resto de mi vida, Junsu…
tal vez… tal vez no es lo que querías, tal vez no es una ceremonia civil,
porque yo no creo en un papel que me ate a ti… yo creo en un sentimiento y ese
sentimiento tú lo has cimentado cada momento a mi lado por los últimos dos
años. — le sonrió para luego besarle
suavemente y atraerlo a su cuerpo para que reposara su cabeza en su pecho.
El delfín aún no podía creer lo que había escuchado, pero su corazón
brincó de felicidad al escuchar aquellas palabras de su ratón.
— Y lamento ser un mal novio, Su…
porque nuestro aniversario es el mismo día que nuestro concierto de COMEBACK,
no podremos festejar como quisiéramos.
El delfín se acercó a él y depositó un tierno beso en sus carnosos
labios.
— Festejaremos, Yoochun… y de la
mejor manera, como siempre nos ha gustado… sobre un escenario… y sabiendo que
tú me amas, yo te amo… y eso es PARA SIEMPRE.
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Parte 3. El SoongMin... Porque sólo tenerte a mi lado es lo que necesito
para despertar cada día
— Kyaaaa... ¡Estoy muerto! — dijo el menor dejándose caer en el sofá de la sala.
Acababan de regresar de un ensayo y estaba cansado. No era que hubiera
perdido condición, no eso sí que no, pues el menor había hecho ejercicio todos
los días durante el año sabático que se tomaron… sin embargo, oh… que leader — Sshi se estaba tomando demasiado en serio
los ensayos y los estaba haciendo trabajar tiempo extra para perfeccionar esos
pasos nuevos que aún no tenían muy bien dominados.
— ¿Será que la edad te está
pasando factura? — preguntó su novio
con una sonrisa desde la puerta.
El menor le miró como si pudiera matarlo únicamente con ese gesto.
— ¡Babo! Tú eres mucho mayor que
yo. — le devolvió el golpe.
— Oye… sólo te llevo 2 años. — se quejó el gemelo yéndose a parar junto a él. — ¿Por qué no te das un baño? Ya sé, ya sé que
te diste una ducha en el gimnasio antes de venir, pero un largo baño te
relajará y descansarás los músculos.
Changmin hizo un puchero y cerró los ojos con fuerza. En realidad, sólo
pensar en moverse en ese momento era para que el jovencito sólo se sintiera más
cansado que antes, ni siquiera quería pensar en levantarse de ese sofá para ir
a comer. No, definitivamente el cansancio lo mataría.
JaeSoong lo miró y sonrió, en serio parecía — cachorrito a medio morir — con
esa carita de cansancio.
— Espera aquí. — le dijo con un suspiro mientras se dirigía hacia el pasillo.
Se encontraban en el departamento del mayor. JaeSoong había querido que
salieran a cenar o solamente ir por ahí, pero al parecer entre los planes del
Líder, — padre — de
su pareja, solamente estaba la idea de cansar tanto a Changmin que no les
permitiera ir a ningún lado… y es que había visto esa mirada en Jung Yunho, esa
con la que parecía burlarse de él. (N.A. Y luego dirá el Gommie que no es
celoso XP)
Pero el mayor demostraría que estaba ahí para SU Changmin, le gustara a
quien le gustara.
Después de unos minutos, y medio adormilado en el sofá, el menor lo vio
regresar. El gemelo se paró en frente de él y le tendió su mano.
— Vamos. Está lista la bañera. — al parecer el mayor había ido a prepararle ese
relajante baño que le había dicho.
Changmin negó con un movimiento de cabeza. Parecía que hasta hablar le
cansaba mucho.
— Oh, Vamos, Min… — le llamó su novio con una risa, mientras lo
tomaba de la mano, jalándolo para levantarlo y hacerlo llegar al baño. — ya estás bastante grandecito para estos berrinches
y eres demasiado alto para que yo te cargue.
— añadió el castaño a la
broma.
— Mmm… Jae… no ahora, por favor… — se quejó el menor con una mueca un tanto infantil.
— Vamos, niño…
— No soy un niño… — dijo el menor frunciendo el ceño.
— No lo parece, con ese berrinche… Va, arriba…
Y al final el menor se dejó levantar. Tomado de la mano de su novio, se
dejó guiar por él hasta el baño de la habitación principal.
— Anda, desvístete y métete a la
bañera, después podrás dormir todo lo que quieras, ya más relajado. — dijo mientras intentaba salir del baño para ir
a preparar algo de comer.
— JaeSoongie… — dijo con un puchero el menor a la vez que su
novio giraba para mirarlo. — ayúdame… estoy cansado… — había levantado los brazos para que le ayudara
a despojarse de la playera.
— Y luego me dirás que no eres
un niño… y uno muy mal consentido, me quejaré con tu Umma. — dijo el mayor en tono de broma mientras se
acercaba a él y le quitaba lentamente la polo. JaeSoong hizo un gesto, hacía
tiempo que no podían hacer el amor debido a que los ensayos se habían vuelto
más fuertes y no quería que Changmin se sintiera más cansado al día siguiente y
no rindiera como se suponía que debía.
— JaeSoong… — el menor se sentía culpable, desde que habían tenido su primera vez
hacía casi un mes y medio, no habían podido volver a intimar. Y no por falta de
ganas, pero parecía que Appa
se las olía cada vez que quería estar a solas con su pareja y se las ingeniaba
para cansarlo más esos días.
— ¿Ahora qué, Min? — el mayor fue tomado por sorpresa cuando el
moreno se inclinó y le robó un apasionado beso que lo dejó sin aliento,
mientras sus brazos rodeaban su esbelta figura y lo acercaban más a él,
sintiendo cada centímetro de piel cálida bajo sus dedos, los cuales había
apoyado en el amplio pecho del menor.
JaeSoong gimió en el beso ante el contacto de la lengua de menor con la
suya, mientras los dedos del moreno se ocupaban de deshacerse de su camisa.
— ¿No que estabas muy cansado? — preguntó con una ceja levantada el mayor,
cuando sintió las manos de Changmin en el cinturón que sostenía sus pantalones.
— Necesito relajarme, ¿Recuerdas? — murmuró contra sus labios a la vez que los
deslizaba por sus mejillas hasta su cuello.
Entre ambos se quitaron las prendas que estorbaban en aquellos momentos.
Suspiró con suavidad cuando se separaron. Changmin lo había tomado por sorpresa
completamente, ahora estaban ahí, completamente desnudos en el baño de su
habitación. El menor le tomó la mano y le hizo entrar con él a la amplia
bañera. El contacto del agua tibia con su piel ardiente lo hizo estremecer, los
brazos de su pareja pronto rodearon al castaño, mientras sus labios buscaban
los suyos. Un beso suave, pero necesitado que compartieron, una intimidad que
habían buscado hacía días, pero que no se había podido volver a dar... y a
pesar de estar juntos todos los días, se extrañaron demasiado.
— Changmin... — murmuró cuando el moreno tomó el jabón líquido
para empezar a acariciar su espalda, su cuello. Pareciera que quien necesitara
el momento de relajación fuera él y no el moreno. Y es que las manos del más
joven hacían que olvidara todo lo demás.
JaeSoong suspiró y se movió sólo un poco más cerca de él, sólo un poco
más rozando su piel, tomando también un poco de aquel gel de baño, deslizando
sus manos por hombros y pecho… y aquel sutil toque fue suficiente para olvidar
todo, cansancio, molestia, cualquier cosa, pues estaban juntos a pesar de todo.
— No hagas... eso. — pidió el menor con un gemido contenido, cuando
las manos de su pareja se deslizaron por su pecho, jugando un momento con sus
tetillas, hasta bajar mucho más...
— ¿Que no haga qué? — murmuró con suavidad el castaño, con una sonrisa sensual. — mmm... no te estás relajando. — se quejó mordiéndose el labio inferior al
sentir el miembro cada vez más despierto de Changmin muy cerca de su mano. — ¿Qué puedo hacer para que por fin puedas
relajarte, eh? — murmuró de manera sensual junto al oído del
moreno.
Un gemido escapó de los labios entreabiertos del menor y una sonrisa se
formó después al sentir aquella mano dándole un suave masaje en su miembro.
— Creo que… vas por buen… camino. — respondió el moreno entrecortadamente, para
luego jalar al castaño hacia sí y poder besar sus labios.
El mayor se acomodó de tal manera que sus erecciones se rozaron,
arrancando un suspiro de satisfacción en ambos. El moreno besaba la blanca piel
de su cuello, sabiendo que por donde su lengua traviesa pasara, dejaría una
clara muestra de que aquel chico era suyo por completo, mientras el castaño, no
desperdiciaba tiempo, necesitaba aquel contacto, necesitaba sentirlo, movía sus
caderas suavemente, rozando el miembro de su pareja, provocándolo, quería
hacerle perder el control.
Changmin dejó escapar un gemido ronco, Andreé lo estaba tratando de
volver loco, pero no sería tan fácil, no todavía… a ciegas buscó el gel de baño
nuevamente, dejando caer un poco entre sus dedos, a la vez que sostenía a su
pareja de las caderas, lo suficiente para levantarlo levemente y deslizar sus
dedos hasta su entrada, la cual lentamente fue estimulando con movimientos
circulares con la yema de sus dedos hasta deslizar por completo un dígito en su
interior.
— Chang… Min… — gimió el mayor mordiéndose el labio inferior
con fuerza cuando aquel intruso estuvo por completo en él y es que con ayuda
del jabón como lubricante, había dolido mucho menos que la primera vez, y el
placer que le estaba dando en aquel momento pronto sustituyó cualquier
molestia. Un segundo dedo se coló en su interior, para buscar prepararlo para
lo que seguía, para dilatarlo lo suficiente para recibirlo.
El menor se comportaba, dulce, paciente con su pareja, quería que ambos
disfrutaran de aquel momento, que fuera tan especial como la primera vez que Changmin
tuvo el privilegio de estar en su interior.
El gemelo se separó de él lo suficiente para mirarlo a los ojos…
— Te amo… — murmuró con suavidad, al mismo tiempo que
haciendo un movimiento, retiraba los dedos de su pareja de su interior, para
luego lentamente guiar su miembro hasta su estrecho pasaje.
Changmin gimió con tono grave al estar totalmente en su interior, la
necesidad que tenía el uno del otro era insoportable. JaeSoong se aferró a sus
hombros, jadeando suavemente, mientras Changmin besaba y lamía con suavidad sus
tetillas, esperando que pronto se acostumbrara a él.
El gemelo comenzó a moverse con un ritmo lento que fue aumentando,
conforme su propia excitación crecía. Su cuerpo temblaba por el placer, su
interior se contraía, apresando deliciosamente aquel duro falo que entraba y
salía de su estrecho pasaje. El moreno guiaba sus movimientos, tomándolo de la
cintura, para luego deslizar sus manos hasta sus nalgas, masajeándolas,
apretándolas con urgencia, incitándolo a elevar cada vez más su ritmo. Sus
labios no dejaban en paz la piel que tenía a su alcance, besando, lamiendo,
mordisqueando lo que podía, disfrutando de su aroma, de su sabor.
— Ch… Changmin… ahhh… — exclamó el mayor cuando su niño tomó su
erección y empezó a masturbarlo al mismo ritmo que él llevaba con sus caderas,
causándole doble placer, llevándolo hasta el límite de su excitación.
— Un… más… Jae… ahhh… — pidió el menor entrecortadamente.
JaeSoong enterró sus uñas en los hombros de Changmin cuando aquella
deliciosa sensación se incrementó, el miembro de su novio había llegado
justo a ese lugar, y el movimiento se repetía una y otra vez, hasta que no pudo
más, el castaño alcanzó su clímax, derramándose en la mano de su amante,
mientras seguía con sus movimientos, consiguiendo que Changmin, estimulado por
su orgasmo, alcanzara el suyo en su interior.
>>> ♥ <<<
El sol se colaba por la ventana cuando Changmin abrió nuevamente los
ojos. Después de aquel — relajante — baño, su novio y él habían acabado haciendo el
amor nuevamente en la cama del gemelo, quedándose dormidos uno en brazos del
otro.
El menor sonrió al verlo abrazado contra sí, durmiendo pacíficamente con
su cabeza sobre su pecho y no pudo hacer nada más que sentirse agradecido con
la vida por aquel ser que le había tocado por destino, porque gracias a él sólo
podía sentirse amado, protegido, completo, porque era lo que le hacía falta en
su vida. Y con sus pros y sus contras, sus caracteres tal vez un poco
contrarios, pero complementarios al fin y al cabo. Ahora podía decir que era
feliz, que había encontrado el lugar al que pertenecía. Esa persona a la que
amar y por la cual ser amado, a la cual proteger y ser protegido por él a su
vez.
El sonido de su estómago al quejarse le hizo sentir la necesidad de
levantarse para ir en busca de algo que desayunar para esa mañana. No le
despertaría, mejor que él siguiera descansando, después de la pasada noche que
habían tenido. Y es que a pesar de todo, el moreno no se sentía cansado, por el
contrario, tal vez era que la felicidad lo embargaba por completo y por eso no
sentía ni agotamiento ni nada más que amor por ese hombre que yacía entre sus
brazos.
El castaño giró para abrazar el cálido cuerpo junto a él, pero al
entreabrir los ojos, se encontró solo en su cama. ¿Se habría ido Changmin a su
departamento en la madrugada? Era cierto que Yunho había limitado las salidas
de toda la noche, pero Changmin siempre se quedaba con él después de hacer el
amor, bueno, al menos lo había hecho la vez anterior, su primera vez antes de
esta. Frunció el ceño ligeramente, cuando de repente la puerta de la habitación
fue abierta y el menor entraba, vestido únicamente con el pantalón deportivo
que llevara puesto el día anterior, y sosteniendo una bandeja con un plato con
un poco de fruta, leche y café recién hecho.
— Y yo que venía a levantarte… — dijo el moreno haciendo con un gesto con la
nariz a la vez que dejaba la bandeja en la mesita junto a la cama.
— ¡Babo! Me asustaste, creí que…
— ¿Qué? ¿Qué me había marchado? — el moreno se acercó a él y le besó en los labios tiernamente. — ¡Jamás!
— le dijo mientras volvía a
recostarlo contra la cama, apresándolo con su cuerpo, mientras sus manos
acariciaban sus costados con lentitud — ¿Acaso nunca voy a saciarme de ti? — se preguntó Changmin mientras le besaba
lentamente, dejando que sus lenguas se reconozcan en una apasionada danza.
Los teléfonos móviles de ambos empezaron a sonar, haciendo que se
separaran. JaeSoong vio el número de su hermano parpadeando en su pantalla,
mientras — Appa — parpadeaba en la de Changmin. El mayor frunció
el ceño. Era hora de separarse, de que cada uno retomara sus obligaciones…
… pero el menor no pensaba lo mismo, colgó la llamada sin contestarla
para luego apagar su celular, después tomó el móvil de manos de su novio y
también lo apagó…
… aquella mañana la dedicaría a su pareja como no lo había podido hacer
en más de mes y medio. Esa mañana, le daría tiempo y amor, le pesara a quien le
pesara, porque JaeSoong era su razón de ser y existir, por que JaeSoong era su
motivo para despertar cada mañana.
>>> ♥ <<<
Parte 4. TVfXQ... Welcome Back!!!!!!!!!
Staples Center — Los Ángeles, California, USA… Un día de
Febrero de 2012
Los nervios a flor de piel, sonrisas que demostraban la emoción de
volver al lugar donde se pertenece. Podían escuchar afuera de aquellas paredes
las cientos de miles de voces que coreaban sus nombres, que cantaban alguna de
sus canciones en un coreano tal vez algo pausado, en un japonés un tanto
entendible, pero finalmente estaba ahí, ese sentido de permanencia.
JaeSoong los observaba un tanto retirado. Jamás los había visto así de
felices, sus sonrisas eran sinceras y podía sentir la emoción de su hermano
correr por sus venas también. La sonrisa de Changmin abarcaba casi todo su
rostro, Yunho estaba serio, pero nervioso porque todo saliera a la perfección
ese día y el YooSu, entre juegos y bromas, pasaban el rato tratando de
controlar su propio nerviosismo.
Faltaban apenas unos minutos para empezar. Los cinco enfundados en
chaquetas de cuero y pantalones que se ajustaban a sus siluetas (N.A. XD pobre Junsu,
le ha de estorbar XD), se juntaron con el resto del staff para comenzar. — Shadows
— eran las primeras en salir. Su
primera aparición en público, las chicas respiraron profundo para luego tomarse
las manos y elevar juntas una oración.
Los chicos sonrieron, les recordaba tal vez demasiado bien sus inicios.
Después las llamaron y ellos también elevaron una oración para después iniciar
su ritual de antes de empezar su concierto. Los cinco junto con — Shadows
— y los demás bailarines pusieron
sus manos uniéndolas al frente, Jaejoong llamó a su hermano, para que él
también pusiera las manos junto a las suyas y empezaran con ese movimiento de arriba
hacia abajo.
— Uknow Yunho... — se escuchó la voz del líder.
— Fighting! — contestaba el resto del staff y sus compañeros
de grupo.
— ChoiKang
Changmin... — Gritó el menor.
— Fighting! — le respondieron al unísono.
— YounWoong Jaejoong... — y una sonrisa que no podía ocultar en su
rostro.
— Fighting! — fue la respuesta.
— Micky Yoochun... — ¿Hacía cuánto que no hacían algo así?
— Fighting! — respondieron de nuevo.
— Xiah Junsu... — el delfín sintió la adrenalina correr por sus
venas.
— Fighting! — le respondieron
— TVXQ... — gritaron los cinco sin fallar.
— Fighting!!! — Fue el grito generalizado al separar las manos
hacia arriba.
Todo había valido la pena, aunque después de que dejaran SM los cinco y
anunciaran su retorno con SONY MUSIC, la otra disquera había intentado poner
una y otra vez mil trabas legales para impedir su retorno, incluso que
utilizaran el nombre de TVXQ, pues alegaban que les pertenecía.
Lo bueno que JaeSoong había prevenido algo así y los papeles que habían
firmado los chicos antes de su contrato los avalaba como TVXQ en Norteamérica,
bloqueando así cualquier intento de SM por destruirlos.
Después de que la agencia le hubo dado su baja a Min Ae y casi
destruyera la carrera de y la existencia de Lee SooMan, el gemelo le había dado
batalla a SM... se había convertido en algo muy personal, debido a que esa
compañía todavía se las debía por haberlo intentado utilizar en contra de su
hermano. Y esa se la pagarían en grande, cuando lograra recuperar las
creaciones de su hermano, de Yoochun y de Yunho de manos de SM ENT y AVEX
TREX... no descansaría hasta que esas canciones volvieran a sus respectivos
dueños. Y Andreé Carter tenía un par de ases legales bajo la manga que no dudaría
en usar. Además, TVXQ era sólo el comienzo, aún quedaba mucho talento en SM,
JaeSoong no dudaba en que podría arrebatarle lo — poco
— que le quedaba a la agencia.
Empezando con SuJu’s y siguiendo con SHINee. El gemelo sonrió… aún no habían
escuchado lo último de Andreé Carter.
Las luces se apagaron, JaeSoong sintió esas — mariposas en el estómago — . Todo iba a dar comienzo.
Los primeros fuegos artificiales se dejaron escuchar, junto con las
primeras notas de TRIANGLE. Cinco siluetas se veían al centro del escenario,
las cinco se movían haciendo la coreografía, pero no cantaban, las luces les
iluminaban las espaldas, por lo que sus rostros no podían distinguirse. La
música cambió de Triangle a RISING SUN, era un remix de varias canciones. Las siluetas
se movían en perfecta sincronía, haciendo un recorrido por las coreografías de
las canciones más importantes del grupo. Hasta que llegaron a la más
significativa de todas, tal vez la que les dio fama a nivel mundial.
— UNDER MY SKIN!
— se escuchó el coro en voz de los cinco.
Y el grito generalizado de la audiencia se dejó escuchar.
Cada uno salía de un lugar diferente del escenario, mientras Jaejoong
empieza a cantar la versión en inglés de esta canción...
— The start is sweet, a common attraction
Approaching me, you said it'd always be this way... —
Jaejoong y Yoochun aparecieron desde abajo del escenario. Changmin y Yunho
bajaban en un arnés y Junsu era traído por una plataforma, mientras las chicas
de — Shadows — se hacían a un lado para que los
chicos tomaran sus lugares para empezar la coreografía original... pero las
fanáticas no dejaban de gritar, no dejaban de corear una y otra vez el nombre
del grupo. Y la emoción fue tan grande que ni Jaejoong, ni Changmin pudieron
seguir y la emoción los embargó a todos. Los cinco sonrieron, y se abrazaron
mientras escuchaban al público corear sus nombres, mientras escuchaban ese
sonido que los cinco amaban y que no habían podido escuchar juntos desde hacía
poco más de dos largos años.
Y allí estaban, en un escenario, juntos como debía ser...
…THE ONLY ONE ETERNALLY…
¡TVXQ POR SIEMPRE!
**FIN**
jajaja bueno seri k seria algo mas serio pws se embaraze jaejoong y sus fans se enteren o los padresz de ajeoong no saben y luego yuno y jaejoong kiere decirlos pero no pueden eso les dejo en su peeeensamikento comento soy yo YURI KIMICHI
ResponderEliminarQue hermoso final, todas soñamos que se hiciera realidad esta unón, que está unuón se llegue a dar.
ResponderEliminarGraciasz!!!
Gracias nuevamente, la leí otra vez, es hermosa y tan nostálgica.
ResponderEliminarGracias!!! ❤️💕💞😍