— No te oyes nada bien, YeYung San. — la voz de Yamashita Tomohisa de escuchó al
otro lado de la línea.
— No te preocupes, Yamapi kun. No
es nada importante. — trató de minimizar el problema.
Hacía tres días que había salido a la luz lo de aquel impostor. Durante
ese tiempo, las cassiopeias eran las que más información habían recabado sobre
aquel chico, pues se habían dado cuenta de que aquel que encontraron en el
aeropuerto de Seúl, no era su Oppa, ahora estaban volcadas en la misión de
saber quién era. Y para ello, las chicas se habían valido de todos los
medios posibles para seguir al otro Jaejoong,
consiguiendo una detallada rutina que el chico seguía.
Y no sólo él, pues al quedarse a vivir en el departamento de Yunho (lo
cual le cargaba más de rabia), Changmin y su anfitrión también modificaron sus
rutinas. El menor pasaba todos los días a buscar a su Hyung hacia las 8 de la
mañana, a esa hora se encontraba con el impostor que regresaba de su sesión
de ejercicios matinales que incluía varias vueltas a la manzana del edificio de
Yunho, así como una rutina en un parque cercano. Después, Changmin y Yunho se
iban hacia SM y el otro chico se dedicaba a recorrer Seúl como un turista más,
sólo que tratando de disimular su rostro… sí, claro.
En una de esas tantas sesiones, las cassiopeias le habían descubierto un
tatuaje bastante peculiar y enorme en la espalda a su doble. Con aquello habían
confirmado que efectivamente, no era Jaejoong. Se trataban de dos alas, un
color negro, como de murciélago, estaba del lado izquierdo de su cuerpo, la de
la derecha era un ala blanca, como la de una paloma. Ambas de abarcaban desde
las clavículas hasta parte de los brazos y hasta la cintura.
Jaejoong, con su miedo a las agujas, a duras penas había podido soportar
que le hicieran el tatuaje cerca de su nuca…
— YeYung San… YeYung San… — la voz de su amigo le devolvió a
la realidad.
— Lo siento… yo…
— Si no fuera algo importante, no
te pondrías así. Ya sé… necesitas una noche fuera para relajarte y olvidar las
presiones ¿Qué te parece si salimos hoy?
— sugirió el
menor. Jaejoong sabía cómo acababan las noches fuera con su amigo.
— No estoy de humor, Yamapi Kun. — se negó a la invitación del menor.
— Sabes que lo necesitas. — le insistió.
— No sabes lo que estoy pasando
en este momento. — le dijo con algo de
exasperación creyendo dejar zanjado el tema.
— ¿Hablas del supuesto YeYung que
se pasea por Seúl? — el menor estaba
demasiado bien informado. — no
sabía que podías trasladare tan rápido hacia alá. — dijo mofándose. — deberías mostrarme cómo. — dijo entre risas. — pero hablando en serio, hombre… no dejes que
estas cosas te irriten… es lo que ellos buscan, sacarte de tus casillas para
tenerte como ellos quieren… — le aconsejó.
— demuéstrales que te vale un reverendo carajo
lo que estén haciendo. Tienes tu vida, YeYung San, eres libre, no vas a
desperdiciarla con ellos.
El jovencito había hablado sin pensar en lo que esas palabras
significaban en realidad para el mayor.
— Entonces… — le preguntó con una sonrisa algo cínica en el
rostro. — ¿A dónde vamos esta noche,
Yamapi Kun?
>>> ♥ <<<
Yunho aporreó el puño contra su escritorio, le dolía, le dolía demasiado
verlo así. La mañana para él no había traído más que malas noticias y
desilusiones nuevamente.
Una página de internet había publicado un vídeo grabado por unas fans
japonesas aquella misma madrugada en la que se veía salir de un antro (centro nocturno, club, pub) a Jaejoong
acompañado de un cantante japonés, ambos tan ebrios como una cuba.
— ¿Ocurre algo, Yunho ah? — Andreé salía de darse una ducha, llevaba puestos unos pants de
entrenamiento y una camiseta sin mangas, dejando ver el enorme tatuaje de su
espalda.
— No fue nada, JaeSun… — le respondió cortante.
Después del encuentro con su madre, ambos DBSK habían optado por empezar
a llamar al hermano de Jaejoong por su nombre coreano, al chico no pareció
disgustarle, así que utilizaban ambos para referirse a él.
— Para ser nada… te lo estás
tomando muy en serio. — ahora que había
convivido más con ellos, además de haber mejorado bastante su coreano, el mayor
había conocido mejor a los dos amigos de su hermano y sabía que Yunho no se
molestaba por nada.
El mayor se acercó a donde se encontraba y según lo que pudo ver, algo
había visto en la computadora que lo había dejado así, por lo que le dio play
al video de la página que Yunho tenía maximizada en la LapTop.
— Jaejoong… — murmuró el pelinegro. — está ebrio.
— era una afirmación, no una
pregunta.
— Él no es así… — intentó defenderlo el moreno.
— Yunho… ¿Qué está pasando en
realidad con ustedes? — le preguntó con preocupación. — en el tiempo en el que he estado aquí, sólo
has hablado con él aquella vez que te llamó molesto… no se han visto, tampoco
se han comunicado de otra forma, ni te he visto darle una explicación. ¿Qué
sucede? Porque incluso tus fans se comportan de una tan protectora que no han
dejado de seguirme y más de un par ha tratado de preguntarme quién soy y que
hago viviendo con su Oppa.
— le hizo ver el mayor.
Yunho le miró con pesar, sabía que había estado mintiendo por omisión,
que había ocultado muchas cosas a JaeSun, pero esperaba que pudiera hablar
pronto con Jaejoong y todo se aclararía, pero no era así. Dudaba si decirle o
no lo sucedido al mayor.
— Creo que si es problema de mi
hermano, me incumbe… tal vez así pueda entender un poco de lo que yo también
siento. — dijo al ver el dilema en rostro
de Yunho.
El más joven bajó el rostro por un momento, sopesando la situación, si
podría contarle todo. Y no supo por qué, no supo cómo, no supo por qué, no supo
si para desahogarse o porque en realidad quería que JaeSun estuviera enterado
de la situación de su hermano, pero de su boca salió toda la historia, cómo lo
conoció en la secundaria, cómo se hicieron compañeros de training en SM, los
malos tratos, las humillaciones, la demanda... la amenaza de Lee So Man sobre
ellos… la decisión de Changmin y de él mismo de quedarse.
¡Absolutamente todo! Excepto…
JaeSun se sentó en el suelo alfombrado frente al chico, escuchando
atentamente cada palabra del moreno y en todo lo que le iba contando podía ver
claramente todo aquello que el menor guardaba por su hermano. ¿Cómo podía Jaejoong
pasar por alto ese sentimiento que expresaba el rostro de Yunho cada vez que
hablaba de él? Porque la mirada del menor sólo adquiría ese brillo cada vez que
el tema era sobre Hero.
Hasta que hubo un punto que atrajo la atención del pelinegro.
— ¿Tu padre hizo declaraciones a
la prensa? — le preguntó con molestia en la
voz.
— Sí, bueno...
— Perdóname que te lo diga y
quizá suene mucho a mi educación occidental, pero... ya eres mayor de edad como
para dejar que tu padre se inmiscuya en tus asuntos, sobre todo los que afecten
directamente a tu carrera. — le dijo con tono de acusación. — se supone que debes tomar ya tus decisiones
por ti mismo, tu padre ya no debería influir… es más, por lo que me has
contado, dejó de influir hace mucho tiempo en tu vida, desde que tomaste la
decisión de dejar a tu familia en tu región y llegar a la capital para tratar
de hacer tu sueño realidad… — le restregó en la cara. — eres un ser independiente, vives por tu
cuenta, si no aún estarías pegado a él.
— el mayor lo observaba como
si pudiera atravesarlo con la mirada. — ¿o
es que acaso lo utilizas de pretexto para esconder tus verdaderas razones para
hacer todo esto?
Yunho desvió la mirada ¿Acaso era tan obvio? No podía negar que su mayor
razón había sido y siempre sería él, pero no esperaba que Andreé se diera
cuenta tan fácilmente. De repente cambió su actitud, sentándose reto en su
silla.
— No entiendo qué quieres decir. — le dijo con reto en la voz.
El mayor sonrió levantándose de su lugar en la alfombra, para ir a
detenerse justo frente a él. Puso una mano en cada posabrazos del sillón en el
que estaba sentado frente a la computadora, tomándolo completamente
desprevenido. El moreno lo miraba con los ojos abiertos mientras lo veía
acercar su rostro al suyo, tan pero tan cerca que podía sentir su cálido
aliento sobre sus labios. Yunho sentía su rostro arder, la expresión de Andreé
era indescifrable, pero él le miraba esos labios sonrosados, esos tan idénticos
y a la vez tan diferentes a los de su hyung. Mientras el mayor le miraba
directamente a los ojos, de repente, cambió su actitud y entreabriendo sus
labios suspiró.
— Yunnie ah… — le llamó suavemente. Y ese tono de voz le hizo
recordar con mayor fuerza a Jaejoong, haciendo que toda la sangre de su cuerpo
se concentrara en sus mejillas. — ¡Já, lo sabía!
— dijo el mayor mientras se
alejaba de él con una sonrisa en sus labios y tono triunfador de voz. — Yunnie ah está enamorado de mi hermano mayor
Boo… — evidenció el mayor antes de soltar una
carcajada.
Yunho se había puesto de mil colores ante aquella afirmación, ante el
hecho de haber sido descubierto tan fácilmente.
El pelinegro se giró y lo miró fijamente, Yunho esperaba algún
comentario hiriente, sarcástico que lo hiciera bajar de esa nube, que le
restregara en la cara que lo que estaba sintiendo estaba mal moralmente
hablando que no debía, ni podía amar como lo hacía a Jaejoong.
— No te preocupes, Yunho ah… — habló una vez que se hubo tranquilizado. — no voy a revelar tu secreto… tampoco soy quien
para juzgarte. No soy ese tipo de personas, tal vez sea por el ambiente en que
crecí, no sé, pero puedo decirte una cosa.
— se acercó al menor y le
colocó una mano sobre el hombro. — después de lo que me has dicho que has hecho
por él… no puedo imaginar a nadie mejor para mi hermano que tú. Sólo espero que
JJ te corresponda… lo espero en verdad, cuñado.
— añadió lo último en tono de
broma y sin dejar de sonreír.
Yunho correspondió a la sonrisa notablemente confundido ¡Estaba
recibiendo el consentimiento del hermano menor de Boo? No sabía si reír, llorar
o qué… era la situación más… cómica que hubiera enfrentado nunca. Andreé lo
había tomado totalmente desprevenido.
El celular de Yunho sonó sacándolo de su trance, en la pantalla pudo ver
que se trataba de Changmin.
— ¿Qué ocurre, Max? — le escuchó preguntar cuando contestó.
Andreé le dio la espalda al escuchar quién era ¿Acaso se había vuelto
demasiado intuitivo o era que las cosas eran demasiado obvias y por serlo
pasaban desapercibidas para las personas que siempre vivían en esas situaciones
, pero no para él que era ajeno al ambiente? Frunció el ceño… ¿o era que sus
sentimientos por una persona estaban cambiando tan rápidamente que no lo
dejaban darse cuenta? Miró a Yunho… Amaba a Jaejoong, lo amaba tanto que estaba
ciego ante lo demás y esa ceguera era la que hería y mataba a todo lo que vivía
y sonreía por él… lo había visto, lo había sentido. Y por un momento, el
pelinegro deseó ser quien causara aquellas sonrisas, aquel brillo en sus ojos.
Por una vez deseaba que esos ojos color chocolate lo miraran, como miraban a
Yunho.
— ¿Qué estás diciendo? — Yunho giró el sillón en el que estaba sentado
y buscó una página en internet específica.
>>> ♥ <<<
La luz del sol que se colaba entre las cortinas le llegó a los ojos
fastidiando el sueño que tanto trabajo le costó agarrar. La cabeza le
martillaba y el sabor a cartón que tenía en la boca le indicó lo que le
sucedía. Tenía una resaca y la mejor que había obtenido en muchos meses.
El pelicastaño se estiró para luego frotarse los ojos tratando de
despejarse un poco la visión. La buena noticia era que aquel era su día libre,
la mala… la mala que uno de sus celulares empezó a sonar, empeorando su dolor
de cabeza. Tomó el aparato, apunto de lanzarlo contra la pared para que lo
dejaran en paz, pero al ver en la pantalla el número de su abogado, el joven
contestó.
— ¿Kim Jaejoong Sshi? — habló el hombre al otro lado de la línea, lo
reconoció de inmediato, era su abogado.
— ¿Qué ocurre? Para que me llames a estas horas significa que
algo importante sucedió — dijo con algo de preocupación.
— Así es, me temo que las cosas
se han complicado, innecesariamente, y con consecuencias desastrosas para la
demanda interpuesta, Jaejoong Sshi. — afirmó el hombre.
— ¿Qué quiere decir? — Jaejoong sintió un vació en el estómago, que nada tenía que ver con la cruda que estaba padeciendo en aquel momento.
— Será mejor que tanto usted como
Kim Junsu Sshi y Park Yoochun Sshi regresen a Corea lo más rápido posible… el
apoyo para la demanda que creyó que sería la aparición de aquel joven que usted
ha denominado un impostor, se ha vuelto contra nosotros.
— Explíquese. — exigió el joven.
— Quiero hacerle una pregunta y
espero que me responda lo más sinceramente posible…
— Adelante. — consintió.
— ¿Ha tenido contacto con alguno
de los jóvenes que aún quedan en SME? ¿Se ha visto con ellos? ¿Han coincidido
en algún lugar? ¿Han hablado por teléfono? Cualquier cosa que pudiera poner en
riesgo el convenio de confidencialidad que se firmó al iniciar la demanda.
— No… — se apresuró a negar el pelicastaño, sin
embargo, se quedó callado recordando la llamada que días antes le había hecho a
Yunho para reclamarle. — Yo…
sí… le llamé a Jung Yunho a su celular…
— reconoció.
— Ese ha sido el peor error que
pudo haber cometido… será mejor que regrese cuanto antes a Corea y no estoy
bromeado. Las cosas están mucho peor que antes.
>>> ♥ <<<
Habían pasado varios días antes de que Lee So Man se dignara a darles un
pequeño espacio en su apretada agenda para verlo, pero ni el tiempo había
menguado el enojo de ninguno de los dos chicos que ahora le miraban fijamente.
— ¿Qué demonios significa esto,
Lee? — hacía mucho tiempo que Yunho le había perdido
el respeto a Lee So Man, por lo que tratarlo como la escoria que realmente era
se había vuelto algo cotidiano.
— No sé a qué te refieres. — contestó sin alejar sus ojos de los documentos
que revisaba en esos momentos.
— Esta maldita demanda por haber
roto el convenio de confidencialidad… ¿Qué estupideces estás haciendo? — reclamó Changmin.
— No voy a discutir procedimientos
jurídicos de la empresa con ustedes… se levantó porque descubrimos que Jaejoong
tuvo contacto con uno de ustedes ¿No es así, Jung Yunho? — preguntó mirándolo directamente a los ojos por
un momento.
— ¿Acaso nos espías? — preguntó sin afirmar ni negar nada.
— No es espiar… lo haces parecer
un delito… simplemente, vigilamos los intereses de la empresa para la cual
laboramos, nuestros NEGOCIOS e INVERSIONES, es todo. — y volvió a poner su atención en los papeles
que tenía enfrente.
Los espiaban y eso cada vez le confirmaba que ellos ya sabían de la
llegada de Andreé a pesar de que intentaron que pasara inadvertida para ellos.
Changmin apretó los puños, reconocía que Jaejoong era conocido por sus
arranques de celos con respecto a Yunho.
— Es inúltil, Hyung… este gusano
no dirá nada más… sólo te recuerdo una cosa, Lee… nosotros además del acuerdo
de confidencialidad, tenemos firmado algo más. Si por tus estupideces no
cumples lo pactado, nada nos detendrá aquí.
— le dijo el
más joven con voz dura.
— ¡Niños estúpidos, lárguense de
aquí! — vociferó el hombre de traje.
Max sonrió, le gustaba sacarlo de sus casillas recordándole su — otro
— contacto.
Caminaban rápidamente por el pasillo, de tal manera que necesitaban
salir respirar aire que estuviera viciado como aquel que en ese momento les
rodeaba. Unos pasos tras ellos resonaron en el suelo de mármol del lugar y un
pesado silencio se había apoderado de ellos. El más pequeño no podía creer que
a pesar de todo lo ocurrido, su hyung estuviera defendiendo a Jaejoong a capa y
espada. Su corazón había soportado mucho, demasiado tiempo todo eso.
No podía ignorar aquello, el niño tomó aire, sintiendo que algo se
agolpaba en su corazón, su pecho estaba presionado, necesitaba... necesitaba
sacar todo lo que le estaba estresando, por lo que con un movimiento jaló a su
hyung hacia un salón vacío. Yunho estaba totalmente sorprendido de la acción de
su DongSeng.
— ¿Por qué? ¿Por qué sigues
pensando en él? — era la primera vez que
reclamaba, la primera vez en todo aquel tiempo que se dejaba llevar por sus
sentimientos y es que el coraje por todo lo que estaba sucediendo era lo que lo
tenía así. — ¿Por
qué no te das cuenta de que yo estoy junto a ti? ¿De que por ti estoy donde
estoy? ¿Qué pasa contigo, Yunho? ¿Por qué sigues defendiendo a alguien que sólo
piensa de ti lo peor? ¿Que sólo puede creer que lo traicionaste?
El mayor se le quedó mirando con más sorpresa que al inicio. No esperaba
una reacción así por parte de él, de él menos que de ninguno. Durante aquel
tiempo, Changmin se había vuelto su apoyo, era lo que necesitaba para seguir
adelante, para recordarle que a pesar de todo no estaba solo, sin embargo...
— ¿Por qué no puedes darte cuenta
de...
— ¡Basta! Por favor... — rogó el moreno con seriedad. — Este no es el momento.
— Nunca lo será. Si sigues
pensando en él, muriendo por él, nunca será el maldito momento... pero ya me
cansé de esperar. No puedo dejar de pensar en lo que pudo ser y en lo que
debería ser, tampoco puedo dejar de pensar en que tú lo amas...
El mayor se giró de espaldas, no podía mirarlo a los ojos. Era demasiado
evidente que así era.
— Jamás te has detenido a pensar
que puedo ser...
— ¡No, no puedes! — Changmin sintió el alma en el suelo. — Nunca podrás, nadie podrá. ¿Crees que no lo he
intentado en todo este tiempo? Incluso antes de que todo esto sucediera, antes
de que yo mismo admitiera esto... y no se puede, nadie puede... Ni siquiera su
propio hermano, porque cada vez que lo veo las diferencias se hacen cada vez
más notorias, porque no puedo estar con nadie sin comparar, sin desear que sea
él... Nadie puede, Changmin ah... nadie...
— aseguró con una sonrisa
algo resignada de su parte.
El menor lo sabía, pero necesitaba escucharlo de sus propios labios para
entenderlo por fin, para ¿Darse por vencido? Apretó los puños con fuerza.
— Sí, me duele, me duele que dude
de mí, pero no me importa si él... si él es libre, si ya no va a estar
subyugado... no me importa...
— ¿Acaso te importó que yo me quedara?
¿Nunca te preguntaste por qué me quedé a tu lado? — le quiso hacer
ver, tenía que terminar por completo con esto, ya no había vuelta atrás.
— Min, Por favor. — pidió el mayor con el rostro entristecido.
— ¿Por favor, qué? Lo sabes ahora
¿No es así? El motivo por el cual me quedé en SM... fuiste tú. — le aclaró.
— Entonces... me imagino que
ahora ya no tendrás motivo alguno para quedarte aquí... En este calabozo. — dijo recordando la frase que
Changmin había utilizado en aquel momento cuando se decidió a quedarse con él. — necesitas pensar, aclarar las cosas...
— No, necesitaba esto...
necesitaba saber que ya no tengo nada por lo que luchar, que nunca lo tuve
contigo...
— Changmin...
— No, es la verdad. — el menor respiro profundo. No había llorado y no lo iba a hacer, no por
él.
— Eres uno de mis mejores amigos,
hemos permanecidos juntos todo este tiempo, y no quiero perder lo que hemos
construido, lo que tenemos... así como no quise perder a nuestra familia
antes... — Yunho hablaba de los otros miembros del grupo.
— No te alejes, por favor... — le pidió en un suave ruego. — sólo... dame tiempo... dame tiempo para
hacerme a la idea, de ir matando este... no, más bien de cambiarlo... de que
vuelvas a ser sólo Yunho y no... — se detuvo y sonrió suavemente. — pero no te alejes ni me apartes... es lo único
que te pido.
Yunho se acercó a él y lo abrazó tratando de darle consuelo. Lamentando
no poder corresponder al cariño tan especial que Min había depositado en él,
pero en el corazón no se manda y aunque lo había intentado antes, el chico se
había dado cuenta de que nunca podría olvidar a Jaejoong.
— Vamos, JaeSun nos espera en el
auto. — dijo con una tímida
sonrisa. Tal vez era una de las personas que menos quería ver en aquel momento.
— Ve con él, por favor... yo...
les alcanzo en unos minutos... — pero Yunho no
quería dejarlo solo. — por
favor... yo... estaré bien.
El mayor asintió soltando lentamente el abrazo para dirigirse a la
salida de la sala. Mientras el menor sonreía como si esperase aquello que
acababa de suceder para poder dar fin a todo lo que sentía y darle la vuelta a
la página, volver a comenzar.
Respiraba profundo, tratando de tranquilizarse, de volver a aparentar
normalidad para que nadie pregunte, tratar de ser siempre aquel que no
demostraba sentimiento alguno, para protegerse a si mismo del dolor...
— Changmin Ah... — la voz femenina llegó a sus oídos y el joven
sonrió de mala gana al verse descubierto por ella. — ¿Te encuentras bien?
— Min Ae Noona... — le llamó el chico con ironía. — ¿En qué puedo ayudarte? — preguntó
recomponiéndose.
— Es lo mismo que iba yo a
preguntarte... — dijo la pelinegro
acercándose a él.
Y Changmin sintió que un extraño escalofrío le recorría la espalda,
advirtiéndole lo peligrosa que esa mujer podría llegar a ser.
No Min, no confies el ella, es una traidora, una fiel al dinero. Min pronto llegará alguien para tí, el indicado.
ResponderEliminarGracias!!!