Autor: MiyuChan
Pareja: YooMin
Extensión: Onse-Shot
¿Si seguía mirando tan
fijamente al cielo acaso él volvería? Si le pedía a las estrellas que se lo
regresaran ¿Lo harían? Como le gustaría que fuera así de fácil y así de
milagroso. De verdad, como le gustaría.
- Yoochun...
Desde esa noche,
aquella noche... Cada vez que el sol desaparecía del cielo dejando la oscuridad
del cielo, él estaba ahí, esperando. Día tras día, tras día, tras día. Aún no
regresaba, pero tenía fe en que el día llegaría.
- Yoochun-Ah... Te enfermarás aquí.
Suspiró tristemente,
su respiración volviéndose blanca al salir de su boca. No despegó su vista en
ningún momento de esa estrella brillante, esa que brillaba más que el resto,
sobre el mar.
Recordaba la noche en
que todo había empezado... Bueno, sólo un poco. Estaba bastante ebrio y era de
madrugada. Aún estaba oscuro y Yoochun, no muy consciente de lo que pasaba a su
alrededor, caminaba por la plaza que quedaba a unas cuadras de su departamento.
Se echó sobre una banca solitaria, húmeda por el rocío de la noche. Miró al
cielo y algo captó su atención.
Varias lucecitas daban
vueltas en el cielo, se veían pequeñas y brillantes. Una de las luces, la más
brillante de todas, comenzó a caer de pronto rápidamente, como una estrella
fugaz. Los ojos de Yoochun se abrieron de par en par al verla.
- ¿Debería pedir un deseo? - sonrió, pero su
sonrisa se borró al notar que la luz comenzaba a caer más y más rápido, ¡Y
hacia donde él estaba! - Mierda... -
se levantó apenas, pero no pudo hacer mucho.
El cielo fue
iluminado por una luz brillante y cegadora, la cual le hizo cerrar sus ojos con
fuerza y cubrirse con los brazos. La impresión fue tanta que incluso sintió que
la embriaguez desaparecía. Cuando pudo abrir sus ojos y ver que había pasado no
vio nada fuera de lo normal o de mayor importancia. Todo se veía igual que hace
un rato. Se acercó lentamente hacia donde creía que había caído la cosa
brillante, pero llegó sólo al lago del parque. La luz de hace un rato aún lo
tenía algo tonto, pero entre la oscuridad vio (y escuchó) a alguien o algo que
chapoteaba con fuerza en el agua. Sacó su celular y alumbró hacia donde venía
el sonido y vio a alguien casi a la mitad del lago. ¡Se estaba ahogando!
- Diablos... - susurró. Se sacó la chaqueta y las zapatillas y saltó al agua.
El frío del agua casi congelada se sintió como mil agujas clavándosele en el
cuerpo. No era una sensación muy placentera, pero siguió nadando.
Siguió nadando hasta
llegar a la persona que intentaba salir a la superficie. Era un chico. Se
acercó más a él e intentó tranquilizarlo.
- Oye, tranquilo. Quédate quieto. - le dijo algo agitado,
intentando no hundirse a causa de sus movimientos. El chico lo miró y se sujetó
de él, tranquilizándose un poco. -
Relájate ¿Si? - le sonrió y comenzó a nadar hacia la orilla con el chico a
cuestas. Este se quedó completamente quieto, dejándose arrastrar.
Al llegar a la orilla
lo ayudó a salir. El chico comenzó a toser, escupiendo algo de agua. Yoochun se
estrujó la camiseta y volvió a mirar al chico.
- ¿Cómo llegaste ahí? - le preguntó
sacudiéndose el cabello, y fue recién en ese momento en que se percató de un
pequeño (no tan pequeño) detalle. -
¡Estás desnudo!
El chico estaba en el
suelo, tiritando. Lo miraba desde su posición sin moverse, además de las
pequeñas convulsiones de frío que tenía a ratos. Sus labios estaban un poco
morados y varias gotas de agua se escurrían por su piel. Los ojos de Yoochun
viajaron, sin querer, por todo su cuerpo, hasta posarse sobre su...
- Ehh, toma esto. - Alejó la vista y le
cubrió la espalda con la chaqueta que se había sacado antes de lanzarse al
agua. El chico se envolvió con ella y estornudó con fuerza. - ¿Cómo llegaste ahí? ¿Por qué estás
desnudo?
- Mal cálculo. - dijo sonriendo. Una
expresión extraña se dibujó en su rostro, junto con una sonrisita. Era como
timidez, inocencia y vergüenza juntas. Aquella expresión le hizo sentir a
Yoochun una paz increíble. Le devolvió la sonrisa inconscientemente, ignorando
totalmente el hecho de no haber entendido ni un poco a qué se refería con "mal cálculo".
- Debería llamar a una ambulancia. - pensó en voz alta y
buscó su celular, pero no muy grata fue la sorpresa de que cuando metió la mano
en su pantalón su celular estaba ahí. No lo había sacado...
Estaba todo mojado.
- Demonios... - miró con lástima su
celular y lo guardó de nuevo en su bolsillo mojado. Le tendió la mano al
desconocido y lo ayudó a levantarse. - Te
llevaré a mi departamento, si te dejo aquí te morirás de frío. - el chico
se levantó y se paró a su lado. Seguía sin decir nada, además de las dos
palabras únicas que le había dicho hace un rato.
Caminaron en silencio.
Poco a poco comenzaba a amanecer, pero el frío que sentía Yoochun no disminuía
ni un poco. Estaba completamente mojado y ahora sólo estaba con calcetines. Le
había prestado sus zapatillas al chico, ya que estaba descalzo y se lastimaría.
- Ya casi llegamos. - dijo Yoochun frotando
sus brazos con sus manos, en un vano intento de darse calor. El chico no le
respondió, sólo se envolvió más con la chaqueta que (gracias, gracias a Dios)
cubría todo lo necesario.
Caminaron unas calles
más y llegaron a un edificio. El chico sólo seguía a Yoochun, así que no fue
necesario decirle que lo siguiera. No hablaba absolutamente, ni se escuchaban
sus pasos. Incluso ni siquiera sabía si estaba respirando. Subieron hasta el
tercer piso y Yoochun se paró frente a la puerta nº 11, sacó sus llaves y abrió
la puerta.
- Pasa. - le dijo al chico
detrás suyo. Este dejó de mirar las zapatillas de Yoochun y entró junto con él.
- Iré a cambiarme de ropa, te traeré algo
en seguida. Quédate ahí. - fue hasta su habitación, dejando al chico solo.
Al volver traía
consigo, además de ropa seca puesta, unas toallas y algo de ropa. Eran una
camiseta blanca y unos pantalones grises sueltos. Se los pasó al chico y le
sonrió.
- No sé si te quedarán. Creo que eres un poco más alto
que yo. Sécate primero. - le dio unas toallas y luego ropa. El chico lo recibió en
silencio, mirando la ropa con curiosidad. Se secó el cabello y miró fijamente a
Yoochun durante unos segundos sin siquiera pestañar. Luego sonrió y se sacó la
chaqueta, quedando desnudo. Se puso el pantalón y luego se puso la camiseta.
Los pantalones le quedaban algo cortos, pero se le veían bien.
- Es lo mejor que tengo, espero estés
cómodo. -
se encogió de hombros y observó al chico mirarse completamente, estirando la
ropa y moviéndose un poco.
- Gracias~ - sonrió mostrando sus
blancos y perfectos dientes. Hablaba extraño, su pronunciación era extraña pero
no estaba seguro de qué era exactamente.
- ¿Cómo te llamas? - vio como el chico
volvía a sentarse y se sentó junto a él. Este lo miró a los ojos, pero Yoochun
se dio cuenta de aunque lo mirara durante largo tiempo jamás lograría saber en
qué podría estar pensando, ni mucho menos que estaba sintiendo.
- Changmin. - contestó, de nuevo con ese acento
extraño que tenía.
- Soy Yoochun. ¿Cómo llegaste ahí? Hmm... ¿Y por qué
estabas desnudo? - le preguntó mientras secaba su cabello con una toalla.
- Mal cálculo. - respondió
despreocupado. Era la misma respuesta que le había dado hace un rato.
- ¿Te hicieron... algo? - preguntó algo
asustado. ¿Por qué estaría entonces desnudo a esas horas de la noche en medio
de un lago?
- ¿Algo? - preguntó él, imitando la voz preocupada de Yoochun. En seguida
rió y negó con la cabeza.
- ¿Seguro?
- Papá tenía razón. - dijo jugando con el
borde de la camiseta.
- ¿Eh?
- Los humanos son insistentes. - se quejó.
- ¿Los humanos? - Preguntó confundido. ¿A qué se referiría
exactamente con eso?
El chico se levantó
ignorando su pregunta y comenzó a mirar las cosas que había en la sala. Se
interesó principalmente en una torre de revistas, junto a una torre de CD's en
un mueble. Sacó una de las revistas y comenzó a hojearla con rapidez,
observando las imágenes de cada página. Sus ojos brillaban al ver cada imagen
impresa en las hojas.
- ¿Dónde vives? - le preguntó Yoochun, notando como cada
vez hojeaba más rápido. Debía tranquilizarlo si no quería que rompiera sus
revistas.
- Lejos. - respondió sin siquiera mirarlo. Tomó otra revista del montón y
comenzó a hojearla.
- ¿Qué tan lejos? - se acomodó dejando su codo sobre su rodilla
y su mentón apoyado en su mano.
- Mucho. - siguió mirando la revista concentradamente.
- ¿Vives con alguien? ¿Saben que estás aquí? - volvió a preguntar,
irritándole un poco que no le respondiera bien.
- Papá se enojó conmigo. - dejó la revista junto
a las otras, y para impresión de Yoochun no volvió a sacar otra.
- ¿Por...Por qué? - preguntó temiendo estar entrometiéndose
mucho. De hecho, lo estaba haciendo, pero al preguntar eso sintió que había
sido un gran error hacerlo.
- Porque es tonto. - dijo haciendo un pequeño puchero que
desde el punto de vista de Yoochun era más que adorable.
- Debe estar preocupado por ti.
- Tiene cosas más importantes que hacer. - comenzó a revisar
ahora los CD's, sacándolos de la caja, viéndolos y dejándolos donde estaban. - Como dar órdenes y enojarse por todo. Se
quedó quieto y se quejó, mientras se sobaba el estómago.
- ¿Qué pasa? - se levantó y se le acercó. Pudo oír el
estómago de Changmin y rió. - Ven, te
daré algo de comer. Debes estar hambriento.
Changmin se levantó y
lo siguió hasta la cocina. Yoochun revisó los cajones y muebles que tenía, y de
uno de ellos sacó una bolsa. La abrió y echó el contenido en un plato el cual
dejó en la mesa.
- ¿Te gustan las galletas de chocolate? - le ofreció del plato
y Changmin se sentó en una silla. Sacó una y se la llevó a la boca, la tragó
rápidamente y volvió a comer otra tras otra. - Hey, no comas tan rápido, te atorarás. - fue al refrigerador y
sacó una caja. Puso dos vasos y los llenó con jugo de naranja. Sonrió al verlo
devorar con tantas ganas las galletas y comió con él.
Así había sido como
llegó el chico. Por más que le preguntara cosas jamás respondía, así que había
terminado por quedarse en su casa. En todo caso a Yoochun no le molestaba, todo
lo contrario, pero le intrigaba saber más sobre él. Quería, necesitaba saber
más de él.
- Te digo que el chico es de lo más raro que hay.
Cada cosa que ve la mira como si nunca la hubiese visto antes. - le decía una tarde a
uno de sus mejores amigos, Yunho. Este escuchaba cada palabra, sin interrumpir,
mientras caminaba a su lado.
- ¿Cómo dijiste que se llamaba? - le preguntó cuando
Yoochun paró de hablar para tomar algo de la lata de bebida que traía en una
mano.
- Changmin. Él se ve normal, como tú o como yo,
pero actúa como de otro mundo.
- Bueno, si dices que tú entras en la categoría de gente
normal entonces no sé qué imagen pueda hacerme de él. En todo caso, quizás el
chico sea extraterrestre y tú lo ignoras.
- ¿Eh? Si, claro. Como todos los días estás ebrio y
cae un extraterrestre a mitad de la noche no sería raro que este fuera uno de
esos casos. - rió.
¿Y si era un
extraterrestre en realidad? Sería interesante. Debería ir y preguntarle "Changmin, ¿Eres un alien que viene a
conquistar la tierra?". En caso de que dijera que si tendría que
despedirse de su libertad y la de todos los humanos. Gracias al cielo aquello
no sucedería ya que de seguro Changmin sólo era un adolescente que escapó de
casa, se embriagó, quiso nadar desnudo y de una u otra manera se golpeó en la
cabeza olvidando todo.
"O sólo se hace el que no recuerda nada para parecer
interesante".
- Como sea, creo que sólo debes insistirle y lograrás
averiguar lo necesario. - dijo Yunho deteniéndose junto a Yoochun, esperando a que
cambiara la luz del semáforo para poder cruzar la calle.
- Creo lo mismo. Hasta ahora sé que peleó con su padre o
algo así, y que su padre es alguien muy importante en donde viven.
-Es un comienzo. - comenzaron a caminar una vez que el hombrecito verde se
encendió. Siguieron unas cuadras hasta llegar a una esquina. - Ya me voy, se hace tarde y tengo hambre. -
rió y Yoochun lo imitó.
- Nos vemos, baby. Bye~ - le dio un golpecito
en el hombro.
- Adiós, Chunnie. - se despidieron con la mano y cada uno
siguió su camino.
Esa noche, mientras
cenaba con Changmin, siguió con su tarea auto impuesta de interrogarlo lo más
que pudiera. Fue entonces cuando descubrió algo nuevo del chico: no tenía
madre.
-Solía sentarme con mi familia para cenar todas las noches. Eran
muy agradables, pero ya no. - dijo revolviendo la comida en su plato. Yoochun lo miró
expectante. - Desde que mamá se fue papá
se enoja por todo y mis hermanas están muy malcriadas.
-¿Dónde está tu madre?
- En un viaje largo. - sonrió melancólico. - Ya no la puedo ver, pero ella me ve a mí
donde sea. Debe de estar muy contenta de que yo esté aquí, aunque quizás
molesta por desobedecer a papá. - sonrió con amargura.
- ¿Ella quería venir?
- ¿Y quién no? Aquí es hermoso. Ella siempre quiso
venir, pero papá estaba muy ocupado siempre y a ella le daba miedo venir sola.
Ya sabes, es muy lejos. Fue tanto su deseo de venir que comenzó a enfermar.
- Y tú viniste por ella... - sintió como si la
historia fuese de otro mundo...Y aquello le conmovió demasiado. Changmin
asintió y siguió comiendo.
- Yo la adoraba... - fue lo último que
dijo.
No volvió a responder
las preguntas de Yoochun ese día, así que él tampoco insistió. Sabía que a
veces a Changmin le daba por contar cosas, pero cuando se le iba el arranque se
callaba y ahí concluía el tema si o si.
Pasados los días
Yoochun había comenzado a notar cosas que antes ignoraba. Y lo principal era la
belleza espacial que el chico poseía. Sus ojos chocolate eran hermosos, al
igual que su cabello suave. Su nariz era perfecta y sus labios finos y resecos
a la vista. Había notado que cuando sonreía (esa hermosa sonrisa infantil) sus
ojos se cerraban de manera desigual, un gesto peligrosamente tierno. Sus
dientes eran perfectos y blancos, y sus orejas eran grandes, pero sin duda
lindas.
Todas esas cosas y más
comenzaban a preocuparlo. No podía estarse fijando en: a) un chico, y b) que ni
siquiera sabía de donde venía ni si era quien decía ser.
Una tarde nublada
ocurrió algo que lo dejó bastante confundido. Pudo escuchar como unas gotitas
chocaban contra el vidrio de la ventana, así que pudo deducir que había
comenzado a llover. No le dio demasiada importancia y siguió con lo que hacía
(leer la revista que había comprado por la tarde), cuando escuchó a Changmin
gritando su nombre con fuerza.
- ¡Yoochun! ¡Yoochun! - lo llamó un tanto desesperado, haciendo
que el susodicho se levantara del sillón y ocurriera hasta donde estaba
Changmin.
Como siempre el chico
estaba en su habitación, mirando por la ventana. Estaba la ventana abierta y
medio cuerpo del chico se asomaba por esta. Yoochun lo tomó de la cintura y lo
jaló hacia adentro.
- Changmin, no hagas eso que puedes caerte. - lo regañó. - Mírate, quedaste todo mojado. - cerró
la ventana.
- Yoochun~ - se quejó volviendo a
pararse frente a la ventana con rapidez. -
Yoochun-ah, ¡El cielo se está cayendo!
- ¿Eh?
Yoochun se quedó
callado, mirando detenidamente la expresión preocupado-asustado del menor. No
pudo evitar comenzar a reír y revolverle el cabello, con una enorme sonrisa
dibujada en su rostro.
- El cielo no se está cayendo, Changmin. Está
lloviendo, sólo eso. - sonrió. Changmin ladeó su cabeza, dándole a entender a Yoochun
que no sabía a qué se refería. - ¿No
sabes qué es la lluvia?
- Hmm-Hmm. - negó con la cabeza.
-Mira, ¿Ves el cielo? Las nubes son siempre blancas, pero ahora
están grises. Es porque tienen mucha agua dentro, la lluvia cae cuando tienen
demasiada agua y deben soltarla.
Por alguna extraña
razón que no conocía cada vez que Changmin demostraba no saber algo Yoochun se
veía en la necesidad de explicárselo. Y no era como si fuese alguien con
problemas mentales o un niño que le juega una broma haciéndose el que no sabe
nada, era como si de verdad fuera de otro planeta.
- Allá donde vivo no llueve. - dijo de pronto,
mirando aún con curiosidad las gotas que caían del cielo.
Gracias a eso pudo
saber que donde el chico vivía jamás llovía. No podía imaginarse donde era, y
por lo mismo la idea de que Changmin fuese un extraterrestre estaba menos
alejada de su realidad.
Le intrigaba
conocerlo. Saber más de él y por qué actuaba como actuaba. Changmin era un
rompecabezas sin armar al que le faltaban piezas, las cuales aparecían a medida
él revelaba más cosas sobre si mismo.
Últimamente se había
resignado a seguir interrogándolo, ya que se había dado cuenta de que Changmin
revelaba cosas de si mismo sin darse cuenta, lo hacía inconscientemente
mientras hablaban, eran pocas las veces en que Changmin respondía las preguntas
que Yoochun le hacía.
Miró el calendario un
día y notó que ya habían pasado casi tres semanas desde que Changmin vivía en
su casa y sólo sabía lo mínimo de él. Debía saber más de él, necesitaba
saberlo. ¿Cómo podía alojar a alguien en su casa sin saber quién era de verdad
o de dónde venía?
- ¿Por qué nunca me dices dónde vives? - dijo esa noche,
recostado sobre la esponjosa alfombra blanca de la sala, mirando la televisión.
Changmin, que estaba sentado en el sofá, tardó un rato en contestar.
- Te lo dije, es lejos.
- Que es lejos, Changmin. - se enderezó y se giró
para mirarlo - Pero quiero saber dónde,
exactamente.
- No me creerías. - se encogió de hombros. - Los humanos son así.
- ¡Otra vez con eso de "los humanos"!
¿Quién eres en realidad?
Changmin suspiró
pesadamente y se levantó. Caminó hasta la ventana y miró al cielo. Yoochun dudó
un rato y lo siguió.
- No, aquí no está. - caminó a otra ventana y Yoochun lo
siguió. El chico miró al cielo concentradamente - Tampoco aquí. - corrió hacia las escaleras y subió rápidamente,
adelantándosele a Yoochun. Este escuchó como desde una habitación gritaba "¡Aquí está!"
Yoochun caminó más
rápido y llegó a su propia habitación, encontrándose con Changmin quien miraba
fijamente al cielo, por la ventana.
- Ahí está. - dijo al ver que Yoochun ya estaba a su lado. Este lo miró
expectante. Changmin apuntó al cielo, sus ojos brillantes y llenos de secretos. - Junto a esa estrella, la más brillante.
- ¿Allá vives? - preguntó en un impulso. Changmin asintió. Podía sonar idiota, e
incluso loco, pero le creía. No sabía por qué, pero sabía que Changmin no le
mentiría. - ¿Entonces eres... algo así
como un extraterrestre?
- Me crees... - dijo en un susurro, más que impresionado.
- Hmm, es extraño... - lo miró a los ojos y
sintió una gran ternura - ...pero si, de
una forma muy loca te creo. - Changmin rió, sus ojos cerrándose de manera
tiernamente desigual. - ¿Eres un
extraterrestre? - volvió a preguntar.
- Algo así... - rió.
- Woah, eso explica muchas cosas. - recordó todas las
cosas extrañas que el menor hacía, y luego recordó su conversación con Yunho y
rió. - Déjame decirte que no pareces uno.
- El prototipo de extraterrestre que tienen los
humanos es de un hombrecito verde, alargado, de gran cabeza y ojos enormes y
negros. Esos son sólo inventos.
- Bueno, es que no me esperaba que un ser de otro platena
fuese tan... - se quedó callado y sonrió algo sonrojado. Todo lo que se le
venía a la mente para completar la frase era "lindo",
"tierno", "adorable" y otras cosas bastante homosexuales. -
¿Cómo es allá? - cambió el tema
drásticamente.
- Lindo, pero me gusta aquí... - sonrió.
- Quiero saber más de ti y de dónde vives. - le pidió haciendo que
se sentara junto a él en la cama, Changmin iba a ignorar su petición, pero
Yoochun le pidió con la mirada que lo hiciera.
Changmin sólo sonrió y
comenzó a hablar.
>>> ♥ <<<
Abrió sus ojos y miró
la hora. Eran las tres de la mañana. Se había quedado dormido, y al mirar a su
lado notó que Changmin también.
Le había contado
muchas cosas. Ahora sabía que allá donde vivía había muy poca gente, y que su
padre era como un rey para ellos. Era por eso que nunca tenía tiempo para su
hijo mayor, Changmin. Su madre había fallecido hacía un año y medio, luego de
enfermarse gravemente. Su padre insistía en que había sido su tonto deseo de
viajar a la Tierra, por lo cual le había prohibido a Changmin viajar por ella.
Aún así Changmin lo había desobedecido y había venido, luego de una larga
discusión. Changmin deseaba cumplir el anhelo de su madre, pero al estar a
punto de llegar tuvo problemas y cayó en la mitad del lago.
Le había preguntado
por qué estaba desnudo, ya que aquello era lo que más curiosidad de daba, y la
respuesta fue bastante simple. Él venía con ropa, claro, con la ropa de su
planeta. Esa ropa estaba hecha de un no sé qué (lo había nombrado pero Yoochun
no recordaba ya la palabra), ese no sé qué no existe en la Tierra, entonces
simplemente se deshizo al llegar. Claramente Changmin no sabía que pasaría eso,
de lo contrario hubiese venido con otra cosa.
Yoochun se quedó
mirando a Changmin largo rato, luego de salir de sus pensamientos, observando cómo
dormía placenteramente a su lado. Se veía hermoso. Se levantó y tiró del las
mantas, cubrió el cuerpo de Changmin y volvió a su lugar, acostándose a su
lado. Movió su mano lentamente y acarició su mejilla, no había podido evitarlo.
Cerró sus ojos y se quedó rápidamente dormido.
Ahora que sabía que
era realmente Changmin todo era mucho más fácil. Le era más normal responder a
las extrañas dudas que tenía a veces Changmin, y también lo hacía todo más
divertido. Cuando le dijo todo a Yunho este no pudo no estallar en risas.
- ¡Te lo dije! -
rió - ¡Yo te lo dije, sabía que lo era! - rió
Yunho.
- ¿Y crees que
sabía que hablabas en serio? ¡Es tan extraño que algo así me parezca normal!
... O que no me asuste.
- Lo sé, a mí
también, pero así es la cosa. Y déjame adivinar, ¿Te gusta el niño
extraterrestre?
- ¿Eh? ¡No!
Claro que no, ¿Cómo crees que podría pasar algo así?
Se quedó callado y se
sonrojó. ¿Qué le gustaba? No estaba seguro, podría pasar, pero no quería que
pasara. No podía porque... porque... ¡Ni siquiera tenía una razón!
Al llegar a su casa
esa noche todas las luces estaban apagadas. Dejó su bolso sobre el sillón y fue
a la cocina para buscar algo de comer (estaba hambriento y cansado, sus horarios
en la universidad no le beneficiaban en nada) y al llegar a su habitación vio
que Changmin estaba completamente concentrado mirando la televisión, casi
pegado a la pantalla. Cambiaba los canales con rapidez, viendo las imágenes de
distintas películas y programas que daban en los canales que pasaban.
-Changmin, te lastimarás la vista. - lo regañó prendiendo
la luz.
-He estado viendo cosas... - susurró, mirándolo a los ojos. - Aún hay muchas cosas que no sé, Yoochun.
- volvió a mirar la televisión. - Quiero
saber qué cosas hacen los humanos, qué les gusta. Enséñame, Yoochun. - el
mayor apagó la tele y se sentó a su lado.
- ¿Qué quieres saber?
- Eso a lo que los humanos llaman amor... ¿Existe?
- No estoy seguro, dicen que si.
- ¿Alguna vez lo has sentido?
- Creí sentirlo con una chica, pero en realidad no
fue amor completamente. - sonrió recordando a la linda chica con la que había
salido durante casi dos años.
-¿Cómo se siente? - Yoochun notó como la curiosidad crecía en su mirada.
- ¿Nunca lo has sentido?
- Allá donde vivo no existen esas cosas, mi padre dice que
son tontas e innecesarias.
- Eso no es cierto, la gente las necesita para vivir.
-¿Cómo se demuestra el amor?
- Hmm, con actos - sonrió - por ejemplo... las parejas se besan demostrar que se quieren.
- ¿Se besan?
- Si, ¿Sabes qué es un beso? - Changmin negó con la
cabeza.
- Es cuando... dos personas unen sus labios en forma
de cariño.
Changmin ladeó su
cabeza. Al parecer no se imaginaba cómo podría hacerse, o cómo podría
demostrarse amor con eso. Yoochun dudó un poco... ¿Qué debería hacer?
- ¿Cómo se hace eso? - dijo él de manera
suave. Yoochun se le acercó lentamente y lo miró a los ojos. Cuanta inocencia
reflejada en su mirada, ¿Sería capaz de corromperla?
-Así... - puso su mano derecha sobre la nuca de Changmin. Este se quedó
completamente quiero, casi estático. Yoochun se le acercó con lentitud y
presionó su boca contra la del menor. ¿Cómo podía ser capaz de hacer esto? Se
quedaron casi por un minuto así, hasta que Yoochun se separó del menor y lo
miró a los ojos. Sentía su rostro ardiendo.
- ¿Eso es un beso?
-Algo así... - mordió su labio.
-Quiero otro.
-¿Eh? - lo miró impresionado. Changmin repitió lo que había dicho.
- Quiero otro.
- Bueno, yo...
Se quedó callado y
sólo volvió a besarlo. Seguía nervioso, pero no tardó en tomarle el gusto a los
labios de Changmin e intensificó el contacto. Se sentía... rico. Cerró sus ojos
y comenzó a mover sus labios. Abrió un ojo y miró el rostro de Changmin. Su
expresión era tan hermosa que hubiese querido detener el tiempo en ese
instante. Detenerlo y observarlo así, por siempre. Dentro de un rato se
separaron y se miraron a los ojos.
- Enséñame más cosas... - lo miró por detrás de sus largas pestañas.
Yoochun tragó saliva.
-¿Estás seguro de que quieres... aprender conmigo?
- Si, enséñame.
Yoochun puso sus manos
en los hombros de Changmin y lo recostó sobre la cama. Se ubicó sobre él, sus
piernas una a cada lado de su cintura. Se sonrojó mucho al ver la expresión
ansiosa y curiosa de Changmin. Primero besó la comisura de sus labios de manera
suave. Luego besó su mejilla y siguió con cortitos besitos hasta su cuello.
Tomó su mano y la acercó a su rostro, besando la palma y luego sus dedos, con
una suavidad increíble. Llevó sus manos temblorosas a su pecho y comenzó a
desabrochar los botones, lentamente uno por uno.
-Yoochun... - susurró Changmin, pero sin pedirle que se detuviera. Yoochun
besó su pecho, sintiendo su particular suavidad y aroma. No era su primera vez
haciéndolo, pero jamás había sido tan suave y delicado con alguien. Sentía que
su pecho estallaría en cualquier momento.
- ¿Quieres que siga? - preguntó sin alejar sus labios de la tersa
piel de Changmin. Este asintió sin abrir sus ojos.
- Si... - respondió apenas y Yoochun continuó.
Sus manos se movían
por sus caderas con una suavidad casi fictisia, era tan increíble. Bajó
lentamente, sin dejar de besar, hasta llegar a su estómago. Depositó un beso en
su cadera, luego junto a su ombligo, uno en su vientre. Las mismas manos que lo
tocaban se encargaron de deslizar sus pantalones hasta quitarlos completamente.
- No estoy seguro de que... quieras realmente hacer esto. - le dijo al menor,
masajeando sus muslos.
- Si quiero, si quiero. - le rogó. Yoochun
siguió besando su cuerpo.
Bajó lo suficiente
como para quedar frente a la entrepierna despierta del menor. A decir verdad,
era bastante tentadora la idea de hacérselo a un chico virgen e inocente.
("¡Pero qué dices, idiota! ¡Suenas como un viejo pedófilo!" se
regañó) Tomó el miembro de Changmin con una mano y oyó un sonido de impresión
proveniente de él. Comenzó a lamerlo lentamente, pudo sentir como Changmin
dejaba de respirar y se tensaba. A medida continuaba con lo que hacía Changmin
levantó un poco sus caderas. Yoochun se animó y lo metió entero en su boca.
Nunca había hecho algo así, estaba más nervioso que nunca. Tener algo en la
boca que él también tenía más abajo era bastante extraño. Ignoró todo
pensamiento que lo distrajera y comenzó a mover su cabeza de arriba hacia
abajo, suavemente. Changmin hizo un sonido raro, como un quejido ahogado. Se
movía bajo su cuerpo de manera extraña, y su respiración se aceleraba
rápidamente. Una mano se posó sobre su cabeza de pronto, haciéndole saber que
aquello le agradaba.
Varios sonidos
ahogados como el anterior se hicieron presentes, y los movimientos del cuerpo
del menor se hacían más seguidos. Su respiración se agitó más, así que Yoochun
supo que debía detenerse si no quería que terminara tan rápido. Alejó su rostro
de su miembro, limpiando su boca. Se quitó la camiseta y luego los pantalones,
los cuales tiró por ahí, se acercó al rostro de Changmin nuevamente y sonrió al
verlo rojo como un tomate, sus ojos entrecerrados y una mano tapando su boca.
Acarició su mejilla y sonrió.
- Estás ardiendo, Changmin. - besó su mejilla
caliente y quitó el cabello que caía sobre su frente, corriéndolo con una mano.
Se estiró por sobre el cuerpo del menor para alcanzar el cajón junto a la cama,
lo abrió y sacó una caja. De esta sacó una tira de no sé qué. Cortó una bolsita
con los dedos y guardó la caja donde estaba. Abrió la bolsita y sacó algo que
desde el punto de vista de Changmin era sólo un trozo húmedo de plástico.
-¿Qué es eso? - preguntó con curiosidad, su voz sonaba urgente.
- Es... algo para protegerte a ti y a mí. - tomó su erección y
gimió suavemente. Se puso el condón con cuidado, sus dedos habían quedado
húmedos y pegajosos.
- Ahora... - susurró mordiendo su labio. ¡Maldición! Había olvidado todo lo
que seguía, estaba tan nervioso. -
Respira profundo, puede que esto duela...
- Bueno... - mordió su labio y respiró tal y como Yoochun le había indicado.
- Abre las piernas lo más que puedas - le indicó y Changmin
hizo caso.
El mayor ubicó su
miembro frente a la entrada de Changmin y entró en él de una estocada, la tarea
haciéndosele más fácil por el lubricante del condón. Changmin gritó con fuerza
y tapó su rostro con ambas manos.
"¡Por la mismísima...! ¡Debías prepararlo antes!" se regañó mentalmente
al segundo después.
- Changmin... Changmin-ah, ¿Estás bien? - susurró sintiendo la
urgencia de comenzar a moverse, pero le importaba más Changmin.
-¿S-Siempre duele así? - se quejó sin quitar sus manos de su rostro.
- Te acostumbrarás... Tranquilo. - le acarició la
cabeza.
- Déjame verte, quiero ver tu carita. - Changmin quitó las
manos de su rostro. Sintió sus mejillas húmedas, así que las secó con sus
muñecas.
- Yoochun, me estoy derritiendo... - dijo alarmado al
notar que de sus ojos brotaban gotas cristalinas. Yoochun rió enternecido.
- No pasa nada, son lágrimas... Fue por mi culpa,
perdóname.
-¿Lágrimas?
-Salen cuando duele mucho algo... - le besó la mejilla, secando las
lágrimas con sus labios tibios. - ¿Aún
duele?
-No mucho... - susurró. Yoochun depositó un beso en su frente.
- Voy a moverme.
Tal y como le había
dicho, el mayor movió sus caderas con lentitud de adelante hacia atrás. Era
totalmente embriagante la sensación de embestir contra el cuerpo virgen de
Changmin. Volvió a moverse y Changmin emitió un pequeño quejido. Yoochun
repitió la acción varias veces, gimiendo
- Y-Yoo...
Yoochun... ¿Cómo se siente el amor? - dijo apenas Changmin, su respiración estaba tan agitada que le
impedía hablar bien.
- ¿Cómo se siente? - repitió Yoochun, acelerando el movimiento de sus caderas
contra las del menor. Este asintió. - No
lo sé exactamente... N-No sabría explicarlo. - besó su cuello.
-¿Y cómo... cómo sabré cuando lo s-sienta? Ahh... - gimió suavemente. Sus
brazos rodearon la cintura de Yoochun con fuerza.
- Cuando... Cuando sientas mariposas revoloteando p-por tu
estómago... - C-cuando sientas que e-eres incapaz de hablarle sin
s-sonrojarte... - besó sus mejillas y luego sus labios. - cuando tu corazón lata con r-rapidez y parezca que va a explotar... -
tomó su miembro y comenzó a masturbarlo -
No importa cuál de esas cosas y otras sientas. Ahh~ - mordió su labio.
Apenas podía hablar a causa de lo agitado que estaba. - Tú sabrás cuando s-sea el amor verdadero... Lo reconocerás.
- Ah... Ahh... - gimió ya sin poder seguir acallando los sonidos que querían salir
urgentemente de su garganta. -
Y-Yoochun...
- ¿Duele? - preguntó sin dejar de embestirlo ni de masturbarlo. ¿Desde cuándo
hacía tanto calor en su habitación?
- N-no... No - negó con la cabeza, moviéndola de un lado a otro con fuerza
varias veces.
- ¿Te gusta? - sonrió de lado, mordiendo luego su piel color canela. Changmin
esta vez asintió, rojo como un tomate.
- Eso quería oír... - lo besó en los labios y aumentó su
velocidad, para hacerle gozar al máximo su primera vez. Changmin, a su vez,
gemía como nunca lo había hecho. Y es que ya no podía aguantar los sonidos que
le pedían a gritos salir de su boca, como un impulso que no podía controlar.
El menor entre abrió
sus ojos, pero le era difícil ver bien con todos esos puntitos de colores y esa
maldita neblina que se formaba frente a sus ojos. Su corazón iba a estallar a
causa de la rapidez de los latidos de su corazón, y su estómago se le iba a
salir por la boca porque se le revolvía entero.
Sentía también que el
calor comenzaba a acumularse completamente en su zona baja a medida la mano de
Yoochun incrementaba su velocidad por toda la extensión de su masculinidad. Y
aquello se sentía horriblemente delicioso.
- Y-Yoochun... V-Voy a... Voy a... - ¿Iba a qué? Sentía
que iba a terminar pronto todo esto, pero no sabía cómo ni cuándo.
Un gemido fuerte salió
de su boca y levantó sus caderas cuando aquello llegó. Su semen se esparció por
la mano de Yoochun y sus abdómenes. Changmin se quedó quieto, estático
disfrutando de su orgasmo, para luego caer rendido y dejarse hacer por Yoochun.
Bastaron unas cuantas estocadas más para que el mayor se corriera en su
interior. Gimió con fuerza y Changmin sintió como algo caliente se desparramaba
en su interior. El mayor se dejó caer sobre su cuerpo y jadeó con fuerza.
Estaban ambos
completamente sudorosos y exhaustos. Changmin aún podía sentir aquella
sensación allá abajo, la cual iba desapareciendo de a poco. Su respiración
estaba peligrosamente agitada, al punto de hacerle creer a Yoochun que en
cualquier momento podía ahogarse.
Yoochun no le dijo
nada, sólo depositó un tierno beso en los labios resecos e hinchados de
Changmin, quien no tardó mucho en corresponderle. Luego de un rato Yoochun se
enderezó y salió del interior del menor. Se estiró para poder alcanzar una caja
de pañuelos desechables que estaba sobre la mesita de noche.
- Déjame limpiarte. - sacó algunos pañuelos y luego de limpiar su mano limpió el
estómago de Changmin y el suyo. Se quitó el condón ya usado y lo envolvió con
dos pañuelos, luego se limpió él y tiró los pañuelos arrugados a un basurero en
la esquina de la habitación. - Comienza a
hacer frío, mejor tapémonos. - se movieron los dos, Changmin apenas, y se
cubrieron con las mantas, sintiendo el calor que comenzaba a darles.
-Gracias... - sonrió Changmin aferrándose al cuerpo de Yoochun, de pronto
sintiendo sus ojos horriblemente pesados.
-¿Por qué? - preguntó algo dudoso.
-Por enseñarme... Enseñas bien.
- ¡No digas eso que me siento pervertido! - se sonrojó. Changmin
escondió su rostro en el pecho desnudo del mayor y aspiró con fuerza.
- Hueles rico... - se quedó ahí, quieto. Yoochun acarició su cabeza y rió.
Pasó un rato y
Changmin pudo notar, por la calmada respiración y lo quieto que estaba, que se
había quedado dormido.
- Min... ¿Estás despierto? - le susurró, pero el
chico no contestó. Yoochun sonrió y cerró sus ojos. - Buenas noches.
>>> ♥ <<<
Yoochun despertó esa
mañana más animado que nunca. Hacía mucho tiempo que no dormía tan bien, había
sido un largo sueño y muy relajante. Se estiró y Changmin se movió a su lado,
balbuceando cosas in entendibles para el mayor. Este rió y le sacudió el
hombro.
- Changminnie~~ - lo llamó tiernamente, sacándolo de su
profundo sueño. Changmin se estiró en la cama y se sentó, frotando sus ojos.
- ¿Hmm? - apoyó su cabeza en el hombro del mayor, aún algo adormilado.
- Es hora de despertar, dormilón. - le revolvió el
cabello.
- Dormí rico. - sonrió frotando sus
ojos. La cara de sueño que tenía era bastante graciosa y tierna.
-¿Te duele algo? ¿Fui muy... bruto? - preguntó
preocupado, recordando que había sido Changmin quien recibió. Siendo su primera
vez debía estar más que adolorido.
- Para nada. - estiró sus brazos, levantándolos. - Y no duele casi nada.
- Que bueno. - suspiró aliviado. - Debo ir a la tienda a comprar algunas cosas, Changmin. No has salido
nada desde que estás aquí, ¿Quieres venir?
- Bueno. - sonrió.
- Primero debemos ducharnos, ¿Eh? - se levantó y se puso
ropa interior.
- ¿Juntos? - sonrió enormemente y Yoochun rió.
- Si quieres.
Luego de bañarse (y
si, se habían bañado juntos), salieron de la casa y caminaron hasta la parada
de autobús. Durante el viaje Yoochun no pudo evitar reír varias veces al ver a
Changmin pegado al vidrio totalmente emocionado por lo que veía, y más de una
vez tuvo que disculparse con el resto de los pasajeros por los gritos
exagerados de parte del menor.
- ¿Allá no tienen de esas cosas súper mega-tecnológicas y
futuristas que salen en las películas? - preguntó Yoochun cuando entraban al
supermercado. - Sabes que son las
películas, ¿No?
- Claro que sí, no soy tonto. - se quejó y Yoochun
giró los ojos - Y si, si tenemos. incluso
mejores. - respondió, sus ojos brillando al ver todas las cosas que había.
- ¿Entonces?
- ¿Entonces qué? - preguntó acelerándose, pero Yoochun lo sujetó de la camiseta y
lo regresó a su lado.
- ¿Por qué te impresionan tanto las cosas que hay aquí?
- Allá todo es moderno, avanzado y blablabla; en
cambio aquí... es todo tan hermoso, y simple, y antiguo, y simple y... - se quedó callado y
paró frente a cierto pasillo que le llamó más la atención que todos los otros. - Woah...
- ¿Qué pasa? - se paró junto a él y miró el pasillo. - Oh, los dulces.
-Dulces... - caminó como hipnotizado, mirando todo a su alrededor ¡Tantas
cosas que jamás había visto!
- ¿Nunca has comido dulces, Changmin?
- No... - tomó una bolsa de algo y lo miró curioso. - He oído de ellos pero mi papá no los permite ¿A qué saben?
- Ehh... Saben... dulce. - rió. - No sabría decirte, son muy ricos y
agradables y te hacen feliz, supongo. Podemos llevar algunos para que pruebes.
-¿Podemos llevar esto? - le mostró una bolsa de gomitas dulces y
Yoochun sonrió.
- Claro, tú sólo elige.
Y finalmente...
terminaron comprando sólo dulces y nada de lo que Yoochun debía comprar. Como
fuese, mientras fuera para darle en el gusto y ver una sonrisa en el rostro de
Changmin, Yoochun haría lo que fuera necesario.
Al llegar a su casa
pusieron una película en el DVD (una de extraterrestres, ya que Changmin quería
reírse de la imaginación de los humanos). El mayor puso todas las cosas que
compró sobre la mesita de centro y se sentó junto a Changmin.
- Prueba lo que quieras, Min - se sentó sobre la
alfombra y Changmin hizo lo mismo. Tomó la bolsita de gomitas dulces que había
elegido primero y comenzó a comerlos con ganas. Luego eligió otra, y otra, y
otra. Yoochun sonrió al verlo comer con tantas ganas y comió con él.
Esa noche volvieron a
dormir juntos en la cama de Yoochun, completamente satisfechos y llenos de
azúcar. Eran cerca de las 3 de la mañana cuando Yoochun decidió hablarle
a Changmin.
-Minnie... ¿Estás despierto?
-Si... - contestó sin siquiera moverse.
-No puedo dormir. - se quejó.
-Yo tampoco. - rió, girándose para mirarlo.
-No debimos comer tanta azúcar, ¿No crees?
- Quizás...
Yoochun prendió la
lámpara y miró al techo. Changmin se sentó en la cama y estiró sus brazos. El
mayor lo observó detenidamente largo rato, se sentó a su altura y sin decirle
nada depositó un suave beso en sus labios. Changmin no dijo nada, ni siquiera
se movió. Cuando se separaron el menor sonrió.
- Intentamos dormir, ¿Si?
- Intentémoslo - lo abrazó con fuerza y se recostaron sin desarmar el abrazo.
Yoochun aspiró con parsimonia el exquisito aroma de Changmin, cerrando sus
ojos.
Y tal como lo dijeron,
ambos se quedaron dormidos en un tierno abrazo.
Pasados unos días miró
el calendario. Ya casi se cumplía un mes desde la llegada de Changmin. ¿Debería
prepararle algo especial? Debía pensarlo. No pudo evitar sonreír como un
idiota... pues así es como sonríen los enamorados, como unos grandes, grandes
idiotas.
Definitivamente, con
Changmin a su lado lo pasó muy bien, su vida había mejorado drásticamente.
Fueron los mejores días de su vida.
Fueron los mejores
días.
Lo siguiente fue en un
día lluvioso, "se caía el cielo" como hubiese dicho el menor. Fue ese
día en que Changmin le dijo. Era tarde y la lluvia estaba cesando. Yoochun fue
a su habitación, ya que desde hacía rato el menor no daba señales de vida. Lo
encontró en su habitación, mirando por la ventana con la vista perdida. Se
asustó mucho al notar que estaba llorando.
- ¡Changmin! ¿Te sientes bien? - le preguntó quitando
algo de cabello de su frente.
- N-no... - habló apenas a causa de los sollozos.
- ¿Te duele algo?
- Aquí... - puso su mano sobre su corazón.
- ¿Qué pasó pequeño?
Changmin no respondió,
sólo lo abrazó con fuerza y comenzó a llorar con dolor en su pecho. Yoochun
correspondió el abrazo, sin saber qué era lo que le pasaba.
-Changminnie... ¿Qué pasa? - dijo totalmente preocupado. Algo malo
tenía que ser para que llorara tan desesperado.
-No quiero...
-¿Qué no quieres?
-Yoochun... - sollozó. - Tengo...
tengo que irme...
¿QUÉ?
- ... ¿Irte? ¿Adónde?
- Yoochun... - se separó y lo miró a los ojos. Los propios estaban rojos
al igual que sus mejillas, las cuales estaban también húmedas.
- ¿Dónde, Changmin? ¿Adónde irás? - volvió a preguntarle.
- Debo volver a casa... Sólo s-se nos permite estar en la
Tierra 30 días... mañana es el último día que... podré estar aquí.
-Oh... - no dijo nada más. Soltó el abrazo y su rostro se transformó en
una mueca del dolor más grande que alguien pudiera tener, disimulado de manera
increíble - discúlpame un momento... -
se alejó y se fue de la habitación, dejando a Changmin solo.
El menor suspiró,
secando sus ojos húmedos, y volvió a mirar por la ventana, resignado. ¿Por qué
debía irse? Ya no quería volver. Quería quedarse aquí, con Yoochun.
Pasaron los minutos,
quizás incluso horas, y Changmin seguía en la habitación, recostado sobre la
cama. Su cabeza miraba hacia la almohada, lo que le impedía un poco respirar
bien.
La puerta se abrió.
Changmin movió un poco su cabeza para mirar, y ahí estaba Yoochun mirándolo
fijamente. Changmin se enderezó y esperó a que el mayor le dijera algo.
-Changmin... - susurró. Se le veía más tranquilo. Miró el reloj de su muñeca y
luego volvió a mirarlo. - Es tarde, será
mejor que te duermas, mañana saldremos temprano.
-¿Temprano? ¿Por qué? - preguntó sin entender. Su voz sonaba débil. Yoochun le sonrió.
-Quiero mostraste unos lugares que me gustan mucho. Aún no las
conoces y quiero que las veas antes de que... te vayas.
-Oh - se sintió más aliviado que nunca.
- ¿Dormimos juntos? - su sonrisa creció y Changmin le devolvió
el gesto.
- Claro.
Esa noche Changmin no
pudo dormir. Su pecho dolía, no sabía qué era, pero cada vez que lo recordaba
sus ojos ardían y se humedecían rápidamente. Una lágrima solitaria corrió por
su mejilla, cerró sus ojos para impedir la salida del resto.
Temprano por la
mañana, tal y como lo había dicho, Yoochun despertó a Changmin. Eran cerca de
las 9 de la mañana (temprano para Yoochun a quien le encantaba dormir).
Tomaron desayuno tan
calmadamente como si nada fuera a pasar. Yoochun notó que Changmin ni comía, se
le veía decaído. Yoochun le regaló una sonrisa para tranquilizarlo.
- Hoy será un día digno de recordar, Changmin. - sonrió. - Así que despreocúpate de todo.
Changmin sonrió
dolorosamente y siguió comiendo, sin decir nada. Al salir las calles estaban
algo vacías, estaba todo calmado. Hacía algo de frío, pero el sol que brillaba
lo compensaba. Yoochun estiró sus brazos y respiró profundamente.
- ¿Vamos? - le tomó la mano y Changmin sintió que su corazón saltaba y que
su estómago cosquilleaba.
-Pero... ¿Hoy no debías ir a la u-ni-ver-si-dad? - pronunció sílaba por
sílaba para no decirlo mal.
- ¿Qué importa? Esto es mil veces más importante. Ya le
dije a Yunho que no me esperara.
- Ah...
Comenzaron a caminar
calmadamente. Yoochun no paraba de hablarle de distintas cosas, mientras
Changmin lo escuchaba atentamente. De vez en cuando algunas cosas llamaban su
atención como un perro que dormía en el jardín de una casa, un gato que salía
de un tarro de la basura, entre otras cosas. Luego de haber tomado un autobús
se bajaron luego de cómo media hora de viaje.
-Aquí es, nuestra primera parada. - sonrió parándose
frente al enorme lugar colorido. Changmin abrió su boca impresionado y sus ojos
brillaron.
-Woaah...
-¿Listo? - sonrió enormemente Yoochun y entraron al gran parque de
diversiones.
Se subieron a muchos,
muchos juegos distintos. El que más le había gustado a Changmin había sido la
Montaña Rusa. Se habían subido casi cinco veces, aunque Yoochun se quejara cada
viaje diciendo "Odio las alturas,
odio las alturas, odio las alturas" miles de veces.
Estaban comiendo un
algodón de azúcar cuando a Yoochun se le ocurrió mirar la hora. Se quejó por lo
bajo y miró al cielo, notando que estaba ya casi por atardecer.
- Se nos hizo tarde, debemos irnos. No podremos visitar más
lugares.
- Ahh~ - se quejó - ¿Dónde vamos?
- Ya lo verás.
Se subieron a un
autobús y se dirigieron a quien sabe donde. Changmin apoyó su cabeza en el
hombro de Yoochun y este acarició su rostro con una mano, pero cuando notó que
unas personas sentadas más adelante los miraban raro alejó su mano
completamente sonrojado.
- Aquí nos bajamos - dijo una vez que llegaron a su destino.
Lo siguió en silencio y sus ojos se abrieron de par en par al mirar hacia
delante - ¿Qué te parece?
Changmin no dijo nada,
sólo sonrió adolorido y tomó de la mano a Yoochun. Siguieron caminando hasta
llegar a la orilla. Una vez ahí pudo ver con mayor detalle lo hermoso del
lugar.
-Ésta es la playa. - sonrió quitándose los zapatos. - Quítate los tuyos también ¡Vamos! - lo animó. Changmin le hizo
caso e hizo lo que le dijo.
El mayor le tomó la
mano y corrió con él, hasta llegar al agua. Metieron los pies y ambos gritaron
al mismo tiempo "¡Está helada!", y comenzaron a reír.
- Es lindo, ¿No? - preguntó Yoochun notando como Changmin miraba fijamente el
oleaje. El sol comenzaba a esconderse, el hermoso cielo anaranjado se reflejaba
en el agua, creando el paisaje más hermoso que Changmin haya visto alguna vez.
- Es... precioso... - susurró. Yoochun rió maliciosamente.
- ¿Y esto? - pateó el agua con fuerza mojando a Changmin y comenzó a reír a
carcajadas, el menor gritó.
-¡Hey! ¿Por qué hiciste eso? - se quejó. Yoochun volvió a tirarle agua,
esta vez con la mano. Changmin volvió a quejarse - ¡Ya! - se tapó con los brazos para taparse del agua que el mayor
le tiraba. Luego miró a Yoochun algo molesto, haciendo un gran puchero - ¿Quieres guerra? ¡Tendrás guerra! -
comenzó a tirarle agua con ambas manos dejándolo todo mojado.
- ¡Oye! ¡No es justo! - se tapó con los brazos y volvió a patear
el agua.
- ¡Tú empezaste!
Comenzaron a correr
uno tras otro, riendo a carcajadas y lanzándose toda el agua posible. De pronto
Yoochun se tiró sobre la espalda del menor abrazándolo con fuerza, sin parar de
reír. El sol ya se estaba escondiendo y sólo quedaba una suave línea anaranjada
sobre el mar, que desaparecía de a poco.
Changmin aún reía, al
igual que el mayor, pero notó que la risa de Yoochun de pronto se volvió
extraña. Soltó el abrazo y se giró para verlo... y al ver su rostro pudo ver la
sonrisa más dolorosa que haya visto alguna vez. Esta sonrisa se torció, dando
paso a las abundantes lágrimas que comenzaron a mojar sus mejillas.
- ¿Yoochun?...
- Perdón... - se tapó el rostro con ambas manos - pero no quiero que te vayas... -
susurró en su oído, volviendo a abrazarlo con fuerza. Changmin no dijo nada - Quédate conmigo, por favor...
-No puedo... - dijo al fin, luego del largo silencio que los rodeaba. Yoochun
se aferró más a su cuerpo.
-¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿Por qué?! - se separó de su
cuerpo y, sujetándolo por los hombros, le gritó. Se impresionó al ver como de
los ojos del menor comenzaban también a brotar lágrimas. Su corazón se partió
en mil pedazos en ese instante.
-Lo siento... - dijo sin parar de llorar. Tapó sus ojos con sus manos, secando
sus mejillas en un vano intento de dejar de llorar - De verdad lo siento... - Yoochun no dijo nada y volvió a
abrazarlo, acariciando su cabeza. Changmin escondió su rostro en el cuello del
mayor y aferró sus manos a su espalda.
El silencio regresó
como hace un rato. Lo único que se escuchaba ahora eran las olas que llegaban
hasta la orilla, calmadas. El frío ya se había hecho presente en sus, ahora,
entumidos cuerpos. Su abrazo era lo único que les brindaba calor.
- Te amo... - dijo de pronto Changmin, sin alejarse
del cuerpo del otro - ...mucho... -
completó acurrucándose más en sus brazos. Yoochun no dijo nada, sólo se sentó
sobre la arena tomando la mano de Changmin e indicándole que hiciera lo mismo.
Pasaron las horas.
Ambos estaban recostados sobre la fría arena de la playa, mirando las miles y
miles de estrellas brillantes que adornaban el cielo oscuro. Estaban cubiertos
con una manta que el mayor había traído. Ninguno hablaba, sólo se escuchaban
sus respiraciones calmadas y el sonido melódico del mar.
- ¿Cuando...Cuando te irás? - preguntó Yoochun de
pronto, asustando un poco a Changmin ya que creía que estaba durmiendo.
- Estás muy cansado, así que dentro de un momento te
dormirás. - suspiró y se quedó callado largo rato - ...Cuando despiertes ya no estaré.
- No dormiré. - se negó al instante, sentándose nuevamente.
-Yoochun... - le rogó. No quería que siguiera insistiendo, aquello le dolía más - por favor, no hagas esto.
- Sigo sin entenderlo... ¡No quiero entenderlo! ¡No quiero
que te...!
Changmin cortó la
frase con un repentino beso. Yoochun ni siquiera cerró sus ojos, la impresión
fue demasiada, pero comenzó de pronto a sentir una calidez increíble
recorriendo su cuerpo. Era el beso más suave que haya recibido en toda su vida
(y a sus 23 años había besado a muchas chicas). Cerró sus ojos y puso su mano
en la nuca del menor, acercándolo más, intensificando el contacto. Sus labios
comenzaron a moverse con parsimonia sobre los otros, disfrutando el momento...
Pues sabía que sería la última vez que podría probar sus labios.
Cuando se separaron
volvieron a abrazarse. Esta vez se quedaron sentados. Yoochun comenzó a sentir
mucho sueño, pero no podía dormir. No quería, si lo hacía Changmin se iría... y
por Dios, ya lo quería demasiado, y volver a vivir sólo sería una tortura.
- Debes dormir, Chun - apoyó su cabeza en su hombro.
- Lo sé, pero no lo haré.
Y claro que le hubiese
gustado no hacerlo, pero pasaron los minutos y el sueño aumentó (y con él el
dolor). Los ojos se le cerraban solos.
- Yo también te amo... - susurró de pronto, casi
dormido.
- ¿Eh?
- Antes dijiste que me amabas... Yo también te amo.
- Ah... - sonrió dolido.
Ya no podía más... No
podía mantenerse despierto durante más tiempo. "Lo intenté..." pensó,
suspiró con fuerza y cerró sus ojos.
-
Gracias por enseñarme
tantas cosas, Yoochun-ah... De verdad gracias. - Oyó a Changmin susurrándole al
oído. Luego depositó un suave beso en su mejilla gélida.
-
¿Changminnie? -
pronunció, pero algo le impedía abrir los ojos. -¡Changmin, no te vayas! - le
gritó sin poder si quiera moverse.
-
...Gracias.
-
¡Prométeme que
volverás, por favor! - comenzó a desesperarse por no poder ni moverse ni abrir
sus ojos.
-
Lo intentaré...
-
¡Promételo!
-
Lo haré. Volveré.
-
Changmin - comenzó a llorar sin poder moverse. Escuchó
sus pasos en la arena, se estaba alejando. - ¡Changmin, Changmin! - su desesperación creció y gritó con fuerza.
Se sentó con rapidez y
abrió sus ojos de golpe. Lo primero que vio fueron sus manos ¿Había sido un
sueño? Llevó una mano a su rostro y notó que sus mejillas y sus pestañas
estaban húmedas. Miró la hora en el reloj de su muñeca, ya eran cerca de las 10
de la mañana. Miró a sus lados con rapidez. Había un hombre anciano recogiendo
la poca basura que había tirada, pero...
- ¿Changmin? - miró a todos lados, pero no estaba - ¿Changminnie? ¡Changmin! - se levantó,
pero no estaba en ningún lado. - N-no...
No puede ser - comenzó a desesperarse nuevamente. Llevó su mano derecha a
su cabeza y se jaló el cabello.
Se había ido. Se había
ido... ¡Se había ido!
- ¡¡NO PUEDES HACERME ÉSTO!! - gritó a todo pulmón,
alarmando al hombre que pasaba por su lado.
- ¿Te encuentras bien, jovencito? - le preguntó el
anciano, tocándole el hombro.
- S-Si... Si. - asintió nervioso.
- Estás pálido.
- Yo... estoy bien. Debo irme. - habló apurado. Tomó
su bolso el cual estaba tirado a sus pies y comenzó a caminar aceleradamente
(con la dificultad de caminar por arena), olvidando la manta.
- Espere, dejó su...
-Da igual. - respondió al instante y siguió su camino.
¿Por qué de pronto
comenzaba a sentir que su corazón se estrujaba, se apretaba, se rompía, se
quemaba y se detenía? ¿Por qué le dolía tanto haberse enamorado, sabiendo que
este día llegaría tarde o temprano?
Dolía. Dolía al punto
de no poder expresarlo con palabras. Dolía al punto de no poder respirar. Dolía
al punto de ni siquiera ser capaz de llorar.
No podía creerlo, ni
mucho menos quería hacerlo.
Cuando se dio cuenta y
salió de su trance mental se dio cuenta de que estaba parado frente a la puerta
de la casa de alguien. Miró el número ¡La casa de Yunho! Tocó la puerta,
agitado. Oyó pasos acercándose. Se abrió la puerta y se asomó Yunho por esta.
- ¡Yoochun! Es muy temprano, ¿Qué pasó?
- Yunho, Yunho, Yunho - habló con rapidez, llevándose una mano a
a la cabeza.
- Te ves horrible, ¿Estuviste bebiendo?
- Ojala, así no recordaría nada. - entró cuando su
amigo lo hizo pasar.
-Te haré un café, lo necesitas. Sígueme. - lo llevó a la cocina
y le indicó que se sentara. - ¿Pasó algo?
-Se fue... Se fue. - pronunció apenas.
-¿Quién se fue? - le pasó la taza con café caliente y se sentó a su lado.
-Changmin...
-¿Qué? ¡¿Por qué?! - se le acercó. Yoochun tomó la taza y luego de soplar bebió una
gran cantidad de un sólo sorbo, importándole muy poco que estuviera caliente.
-Debía irse... Se fue anoche. - volvió a llevar su
mano a su cabeza, desesperado. - No
quería que se fuera, de verdad no quería... No quería.
-Lo siento... - pasó su brazo por su hombro.
- Me siento horrible... - tapó su rostro cuando sintió que sus
ojos se humedecían. - Soy patético... Un
hombre de 23 años llorando como niña.
-Al diablo con eso, si quieres llorar hazlo... - lo abrazó con fuerza
y Yoochun se deshizo en un llanto triste y doloroso. El llanto más doloroso que
Yunho haya escuchado.
Aún hacía frío. Las olas
chocaban entre ellas, haciendo aquel ruido que tantos recuerdos le traían.
- Por favor, Yoochun. Es tarde.
- Sólo un rato más... - siguió mirando al cielo.
- Yoochun, a él no le gustaría verte así. - le dijo Yunho,
levantándose. Yoochun al fin dejó de mirar al cielo y lo miró a los ojos.
- Yunho...
- Chunnie - le sonrió y le dio la mano para ayudarlo a pararse. - Te estás haciendo daño.
- Él dijo que volvería. Lo prometió. - bajó la mirada y Yunho
hizo que volviera a mirarlo.
-Claro que lo hizo, pero no tienes que desesperarse... Quizás no
sea hoy, quizás no sea mañana. - lo abrazó - pero volverá.
Tenlo por seguro. Por ahora debes seguir tu vida como antes, y cuando menos te
lo esperes él golpeará la puerta de tu casa.
Yoochun rió y soltó el
abrazo. Le dijo "Tienes razón" y volvió a mirar al cielo, esta vez
con una sonrisa dibujada en su rostro. Tomó aire y gritó con fuerza:
- ¡¡YA LO SABES,
CHANGMIN! ¡¡TE ESTARÉ ESPERANDO!!
Recogió su bolso y
abrazó a Yunho con fuerza, dándole las gracias. Ambos comenzaron a caminar y se
fueron de ese lugar.
"Si no es hoy,
quizás será mañana. Si no es mañana, algún día será. Pero ese día
llegará."
Ahhh mi pobre Chunnie, se que el día en que regrese Minpronto llegara, porque ellos en verdad se aman
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