Hacía
diez días que se habían casado. María le había informado de nuevo de que
Yoochun había salido temprano de la villa para una reunión. Todas las noches,
Yoochun se metía en su cama y le hacía el amor, y cada mañana se despertaba solo.
Aunque le resultara doloroso reconocerlo, Junsu tenía que admitir que la
intimidad física que ahora compartían, en lugar de acercarlos más, había
destruido el lazo que sentía que habían empezado a construir. Yoochun ya no lo
buscaba para hablar con él. Ya no le sonreía, ni parecía tener ganas de estar a
su lado. Incluso en la cama había una tensión reprimida en Yoochun que parecía
ira. ¿Se arrepentiría de haberse casado con
él?
En
la naturaleza de Junsu, estaba el entregarse a aquellos que amaba sin contar
con las consecuencias, y con Yoochun era así más que con nadie. Odiaba pensar
que pudiera estar amargándole la vida. Quería que fuera feliz, verlo sonreír,
escucharle reír. ¿Aunque eso significara que fuera con otra mujer joven cuya presencia le proporcionara esas
cosas?
Lo
amaba, y eso significaba anteponer la felicidad de él, se dijo Junsu mientras
estiraba el brazo para quitar los dedos exploradores de Heechul de la esquina
de la alfombra en la que estaba tumbado.
El
patio en el que estaba sentado Junsu estaba caldeado por el sol de la mañana;
su cuerpo todavía sentía la estela de un intenso placer sexual. Junsu alzó la
vista con indolencia cuando María apareció de pronto, pero esa indolencia
desapareció en cuanto le dijo con urgencia:
— El príncipe está aquí y quiere verlo.
¿El
príncipe? ¿El padre de Yoochun? Yoochun le había dicho que su padre sufría una enfermedad
de corazón terminal y estaba prácticamente desahuciado. ¿Qué razón habría para
que quisiera verla a él?
— ¿Estás segura de que es a mí a
quien quiere ver y no a Yoochun? — le preguntó a María,
confuso.
— Quiere verlo a usted — confirmó la
mujer, añadiendo —
tiene que darse prisa.
No debe hacerle esperar.
En
contra de sus deseos, Junsu se vio coaccionado a entrar rápidamente en la casa
con Heechul en brazos.
María
había hecho pasar al padre de Yoochun al salón más grande. Tenía veinte metros
de largo por quince de ancho, y estaba decorado con muebles rococó. Los ricos
tapices de seda bordada en tonos azules creaban unas sombras de oscuridad,
haciendo casi imposible distinguir nada con claridad. Para Junsu fue un impacto
ver las bellas facciones de Yoochun tan claramente reflejadas en el rostro del
hombre sentado en una silla de ruedas. Detrás de él había un hombre de mediana
edad y aspecto fornido. Junsu dio por hecho que se trataba de su asistente. La
boca del príncipe reflejaba orgullo, y
tenía los ojos más fríos que el mármol negro. Junsu se dio cuenta de que era
todo lo que Yoochun le había advertido que sería, y el corazón se le encogió al
pensar en esos tres niños pequeños dejados al cuidado de ese hombre sin piedad
tras la muerte de un madre que los quería.
— Bueno — la
mirada furiosa del hombre recorrió a Junsu de la cabeza a los pies — No necesito preguntarte por qué te has
casado con mi hijo. Sólo puede haber una razón.
Yoochun,
a quien María había alertado por teléfono de la llegada de su padre a la villa,
llegó justo cuando su padre y Junsu se enfrentaban. Ninguno de los dos se
percató de su presencia. La hostilidad entre ambos era casi como un campo
magnético.
— De
hecho, hay dos razones — corrigió Junsu al príncipe con decisión
— Una es el amor que siento por mi
sobrino, y la otra es el amor que siento hacia el propio Yoochun.
El
orgullo y la verdad brillaron con claridad en sus palabras, provocando que
Yoochun se quedara dónde estaba en lugar de alertarlos de su presencia.
— ¿Amas a mi hijo? — El
padre de Yoochun se encogió de hombros con desprecio — Por supuesto que sí. Es un hombre rico.
— Amo a Yoochun por lo que es, no
por su dinero. Lo amaría exactamente igual si fuera pobre. De hecho, me
gustaría que lo fuera — aseguró con vehemencia.
El príncipe lo miró con frialdad.
— Esas palabras son propias de un
ignorante y un estúpido. Qué ingenuo eres. Supongo que crees que Yoochun te
corresponde, ¿verdad? Eso es lo que piensan los que son como tú.
Yoochun
ya había escuchado suficiente. No iba a permitir que su padre insultara a Junsu.
Hizo amago de avanzar, pero una vez más, el sonido de la voz emocionada de Junsu
se lo impidió.
— No, no lo pienso — le
respondió la joven a su inquisidor — Sé
que Yoochun se casó conmigo por un sentido del deber y la caballerosidad.
Quiere evitar que me quiten a Heechul para que no sufra como sufrió él de niño.
Junsu
sabía que estaba siendo cruel, pero, ¿acaso no había sido cruel aquel hombre
con sus tres hijos mayores? ¿No les había negado el amor que tenían derecho a
esperar de él? ¿No debería él, debido al amor que sentía por Yoochun,
equilibrar la balanza aunque sólo fuera un poco, y demostrarle lo maravilloso
que era su tercer hijo, aunque su padre no fuera capaz de verlo por sí mismo?
— No amo a Yoochun porque sea
hijo suyo, ni porque tenga dinero y posición. Lo amo porque, a pesar de todo lo
que ha tenido que pasar, el amor que le dio su madre ha llegado a su corazón,
convirtiéndole en algo que el dinero no puede comprar.
— ¿Y de qué se trata?
— Puede que Yoochun tenga su
orgullo, el orgullo de sus antepasados, pero también tiene un espíritu
generoso. Es compasivo y sabio; comprende el auténtico significado del amor.
Siendo niño nunca conoció el auténtico amor de un padre, y sin embargo lo ha
superado en lugar de permitir que acabara emocionalmente con él. Por eso ha
tomado bajo su protección a un niño que no es nada suyo.
»Tal vez usted sea un príncipe, pero Yoochun ostenta un título mucho más
elevado, y es de hombre bueno y sincero, el mejor de los hombres. El tipo de
hombre en el que los demás se fijarán siempre por lo que es, no por lo que
tiene. El tipo de nombre que merece tener un padre cariñoso que lo valore como
le corresponde. Nunca obligaré a Yoochun a cargar con mi amor. Ya tiene
bastantes cargas. Pero tampoco permitiré que usted crea que necesita algo que
no sea él mismo para ganarse el amor de una mujer o joven. Estaría orgulloso de
seguirlo hasta el fin del mundo vestido de harapos si él me lo pidiera.
Junsu
prácticamente escupió sus últimas palabras al padre de Yoochun, girándose sobre
sus talones al hacerlo, incapaz de soportar su compañía durante un segundo más.
No iba a permitir que el padre de Yoochun denigrara al hombre que amaba, por
muy asustado que lo hiciera sentirse, se dijo Junsu con firmeza… y entonces
contuvo el aliento al ver a Yoochun de pie delante de él.
— Junsu.
Estaba
enfadado con él. Tenía que estarlo. Sacudiendo la cabeza, Junsu lo esquivó,
sujetando con firmeza a Heechul mientras salía.
Yoochun
lo dejó ir. Lo que necesitaba decirle era mejor hacerlo en privado. Y además,
quería hablar con su padre.
Acercándose
a la silla de ruedas, se quedó mirando al hombre que estaba sentado en él.
Yunho le había enseñado con su ejemplo a tratar a su padre con respeto, como un
deber y como un prueba de amor a su madre fallecida. Pero no era un respeto que
surgiera libremente de su corazón.
— ¿Cómo has podido, tú, un Jung, casarte con este… cualquiera? — Inquirió
furiosamente el príncipe —
Eres mi hijo. Tienes un deber hacia mí y hacia tu apellido. Ahora me has
avergonzado a mí y a ese apellido casándote con ese joven insignificante que
debería haberse ido por donde vino cuando supiste que su hijo no era de Yuhwan.
No me extraña que te hayas casado en secreto para ocultar tu vergüenza.
Había
muchas cosas que Yoochun quería decirle a su padre. Pero observó que la vena de
la frente se le había empezado a hinchar por la fuerza de su rabia, y también
se dio cuenta de que el ayudante que el doctor Vittorio había contratado para
que lo atendiera durante el día estaba preocupado. Qué patético resultaba ahora
aquel hombre que había dominado la infancia de Yoochun y la había hecho sentir
necesidad de aprobación y atención junto con la amarga consciencia de que nunca
las conseguiría.
Ahora,
como resultado del modo en que los había tratado siendo niños, en el momento en
que un buen padre debería estar recibiendo a aquéllas alturas de su vida amor y
cuidados, el príncipe sólo podía reclamar la frialdad del deber. Yoochun pensó en el modo en que Heechul había empezado a reconocerlo, cómo le sonreía
y estiraba los brazos hacia él. Se hizo la promesa de que nunca
traicionaría la confianza de aquel niño, y que protegería y cuidaría aquel amor
mientras Heechul lo necesitara.
— Padre, lo que confundes con
secretismo fue en realidad rapidez. Y la razón por la que me casé tan deprisa
con Junsu fue porque temía que se diera cuenta de lo poco que soy al lado de él
y me dejara.
Mientras hablaba, Yoochun se dio cuenta de que estaba
diciendo una gran verdad.
— Lejos de avergonzarme de mi
esposo, me siento muy orgulloso de él, y nada me habría gustado más que mis
hermanos hubieran sido testigos de nuestra boda.
— ¡Tus hermanos! ¡Bah! Los tres
hacéis piña y habláis con una sola voz, cuando es a mí, a vuestro padre, a
quien debéis lealtad.
— No es la lealtad lo que nos une
a nosotros tres, padre. Es el amor que nos tenemos. Y en cuanto a lo de la
lealtad, ahí hemos seguido tu ejemplo. Nuestra lealtad es para el apellido Jung, no para quienes lo ostentan.
Yoochun
observó cómo algo parecido a la vulnerabilidad cruzaba el rostro de su padre,
pero fue rápidamente reemplazado por la ira.
— A cada palabra que dices queda
muy claro que eres hijo de tu madre — le dijo a Yoochun con desprecio — He venido aquí para ver qué podía
salvarse de la locura de este matrimonio, y estaba dispuesto a pagar a ese Coreano
para que se fuera. Pero ahora te dejaré para que sufras las consecuencias de
tus propios actos.
— Como deberían hacer todos los
hombres — aseguró Yoochun con calma. Luego se dirigió al
ayudante, ignorando a su padre —
Mi padre te trata injustamente, Aldo. Sé que no es culpa tuya que se hayan
ignorado las instrucciones del doctor Vittorio. Si llevas a mi padre al
castillo, hablaré con el doctor Vittorio y le pediré que vaya a ver a mi padre
en cuanto pueda. Padre, Aldo te llevará ahora a casa.
La
expresión de su padre se nubló por la furia y la confusión al ver que Yoochun
se negaba a entrar en un agrio intercambio de palabras con él.
— Sé que
te sientes decepcionado por que no haya sido posible encontrar a ese hijo que Yuhwan
decía que existía, pero tal vez sea mejor así — le
dijo Yoochun a su padre dándose cuenta de que Junsu había tenido un profundo
efecto sobre él, aunque ni él mismo lo supiera. ¿Por qué si no estaría allí,
pensando en los sentimientos de su padre y sintiendo de hecho lástima por él
cuando en otras circunstancias sólo habría experimentado odio?
— Llévame al coche, Aldo — ordenó
el príncipe.
Yoochun
caminó en silencio al lado de la silla de ruedas mientras escoltaba a su padre
hacia el coche.
Antes
de que el ayudante activara la rampa eléctrica que colocaría la silla en el
asiento adaptado, Yoochun apoyó las manos en los hombros de su padre y se inclinó
para besarlo, primero en un mejilla y luego en otra. No en gesto suplicante,
sino por primera vez como alguien victorioso que podía permitirse ser generoso.
Era Junsu quien le había entregado aquel regalo.
Junsu.
Mientras
el coche se alejaba, Yoochun miró hacia las ventanas de la segunda planta.
María lo esperaba en el vestíbulo.
— Tengo que hablar con mi esposo
— le dijo con tirantez — Y no quiero que nadie nos moleste por
ninguna razón.
Cuando
cruzó el vestíbulo por segunda vez, llevaba un cubitera con un boté de champán
Cristal y dos copas. María sonrió para sus adentros. Una casa como la villa
necesitaba una gran familia que la ocupara, muchos bambini… y no mucho se equivocaba, o el primero no tardaría mucho
en llegar. Tenía que hablar con su hijo. Estaba justo en la edad de prepararse
como niñera…
— Creo que tienes que decirme algo.
Qué
calmado sonaba Yoochun cuando dejó cuidadosamente la cubitera con el champán
sobre la mesita.
Junsu
se sintió desesperado. Sabía que Yoochun exigiría una explicación por lo que
sin duda había escuchado.
— Lo siento si he hablado cuando
no debía y he ofendido a tu padre — tenía
la voz tensa por la necesidad de protegerse, y no se atrevía a mirarlo.
— Al diablo con mi padre. Ahora no es él quien
importa y lo sabes.
— No, no lo sé.
Junsu
prácticamente tartamudeaba, el corazón le latía con fuerza mientras se
preguntaba qué habría escuchado Yoochun. Él contó en silencio hasta diez.
Podían pasarse el día jugando a aquel juego, pero en aquel instante, lo que quería
eran resultados. Le dio la espalda a Junsu y se dispuso a abrir la botella de
champán y a servir las dos copas. Luego le pasó un mientras buscaba la manera
de obtener la respuesta que tanto anhelaba.
Finalmente, le preguntó sin preámbulos:
— Le dijiste a mi padre que me
amabas, pero a mí me contaste que todavía amas a Leeteuk. ¿Cuál es la verdad?
¿Se
atrevería a decírselo? Junsu le dio un sorbo rápido a su copa. Yoochun lo miró
de un modo maravilloso, con una expresión increíble en los ojos. Como si… como
si quisiera acariciarlo y tranquilizarlo con la mirada. ¿O sería únicamente
efecto del champán? Si era así… Junsu dio otro sorbo. Ahora se sentía algo
mareado, libre de dudas e inhibiciones, orgulloso del amor que le profesaba.
— La verdad es que…
— ¿Cuál es la verdad? — lo
urgió Yoochun.
Junsu
miró hacia la puerta del cuarto de Heechul. Le habría encantado que Heechul se
despertara en aquel momento sin haber terminado la siesta. Pero su sobrino
parecía más inclinado a apoyar a su nuevo padre que a él, porque siguió
durmiendo plácidamente.
— ¿La verdad es? — repitió
Yoochun.
— Te amo — le dijo Junsu temblando — No era mi intención, y no quería,
pero te amo.
Yoochun le quitó la copa de champán con tanta rapidez
de la mano, que Junsu apenas tuvo tiempo de parpadear antes de verse en brazos
de Yoochun.
— Dímelo otra vez — le
pidió contra sus labios.
Junsu
trató de formar las palabras, pero, ¿cómo iba a hacerlo cuando Yoochun le
estaba mordisqueando los labios? Lo estaba seduciendo con la lengua,
atormentándolo hasta el punto de que el único sonido que fue capaz de emitir
fue un largo gemido de deseo seguido de otro de placer cuando lo besó con toda
la pasión y el amor por los que Junsu tanto había suspirado.
Más
tarde, cuando estaban desnudos en la cama, con los cuerpos saciados y el aire
que los rodeaba estaba plagado del suave eco de las promesas de amor que se
habían hecho el uno al otro, Junsu trazó con un dedo la arrogante línea de la
mandíbula de Yoochun, riéndose cuando él le agarró la mano y le besó la palma
con gesto posesivo.
— Todavía queda un poco de champán — le
dijo a Junsu.
Él
se rió y se sonrojó ligeramente. Había protestado al principio cuando le vertió
un poco de champán sobre la piel, besándolo y saboreándolo entero, pero sus
protestas no duraron mucho.
— Si tenemos un hijo, no vamos a ponerle de
nombre Cristal — le advirtió Junsu.
Yoochun
sonrió. Lo estaba mirando con tal sensualidad que a Junsu le dio un vuelco el
corazón de alegría y de amor.
— Si tenemos un hijo, sin duda me
veré obligado a encerrar en las mazmorras de mi padre a cualquier hombre que le
ofrezca champán.
— Pensé que podríamos llamarla como tu madre.
- Se quedaron mirándose.
— ¿De verdad crees que nosotros… ahora…? — preguntó
Yoochun con ternura. Junsu asintió con la cabeza.
— Sí — le
dijo simplemente —
Después de cómo me has hecho el amor, es imposible que no hayamos creado una nueva
vida. Ha sido tan mágico, Yoochun, tan poderoso y maravilloso, y yo te amo
tanto…
— Atrapaste mi corazón desde el primer momento
que te vi, ¿lo sabías?
— ¿Cómo? ¡Pero sí parecía una rata mojada!
— Una rata mojada con el corazón
de un león y el espíritu de una paloma. Mi único y gran amor, mi corazón — le dijo Yoochun con dulzura.
Entonces lo tomó entre sus brazos y lo besó.
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Tan Hermoso 😣😣 Junsu defendiendo a Yoochunnie y por fin admitieron su amor~♡ *w*
ResponderEliminarGracias por compartir 😀 me encanto 😚
OMG!!!!! Perfecto el momento en que Junsu dijo su confesión de amor, Gracias ya esperaba este instante en el que ambos hicieran frente a sus sentimientos sin malos entendidos de por medio.
ResponderEliminarLo ame de inicio a fin
Vaya final mas bonito ...por fin hubo declaración y fue genial ¡¡¡ =)
ResponderEliminarGracias por publicar esta historia ....me encanto ¡¡¡
Ahora necesito dosis yunjae ¡¡¡ =) .
Oohhh.... me gusto mucho, seguro tendrán muchos bebes, gracias por tu trabajo, estuvo muy bonito~~
ResponderEliminarAy ya se acabó. Estuvo muy tierno el final. Gracias por compartir!!!
ResponderEliminarSe borro mi comentario :( Quien iba a decir que ese padre egoista seria de ayuda ahora no? ..... De alguna manera sirvio, ya que asi Junsu pudo expresar sus sentimientos aunque sea por defender a su marido....wiiii que lindo suena, su esposo wiiii ........... Se entregaron,y ademas Yoochun casado, se enamoro y padre de muchos muchos bebes......y el que no queria enamorarse. Todo sucedio un poco rapido entre ellos, pero se aman, son su amor verdadero.....asi que todo feliz.....su confesion fue hermosa y como terminaron entre sabanas, hermoso! Muchas gracias, este es el final, no hay epilogo? ....... GRACIAS!
ResponderEliminarOMG yo queria bebes!! Bebes!! XD
ResponderEliminarExcelente final quede con ganas de más pero excelente x3 gracias por tu esfuerzo x3
Ohhh!!!! Pero que hermoso tanto amor 😍 muy muy preciosos gracias por el fic
ResponderEliminarMe encanto esta historia!!!! Me alegra de que Junsu haya defendido a su hombre ante el malvado príncipe.
ResponderEliminarEspero que hayan en camino muchos bambinis!!
Muchas gracias por compartir la historia con nosotras, la disfrute mucho ^^
Un poco tarde pero bueno gracias por este fic me encanto comenzare a leer las otras historias que voy atrasada. Gracias yoleth
ResponderEliminarHermoso...y ya acabo :'( estuvo muy bonito sorry x no comentar en los otros caps pero cada capitulo me dejaba con ganas de mas...Gracias Yoleht
ResponderEliminarHermoso...y ya acabo :'( estuvo muy bonito sorry x no comentar en los otros caps pero cada capitulo me dejaba con ganas de mas...Gracias Yoleht
ResponderEliminarTarde pero seguro, wwwaaaa al fiin esos se quitaron todos los malos pensamientos que tenian y son felices, me alegré muchisimo al leer como Junsu se enfrentó al padre de Yoochun, ese señor solo le importa el apellido, por que esta mas que comprobado que no los quiere para nada.
ResponderEliminarMejor que se quede lejos para que ellos tres sean felices con sus parejas.
Gracias por esta historia, ahora empezaré a leer la parte del HayaMin.
Tsuki gracias por tus comentarios, me alegra mucho cuando te pones a actualizarte con las historias y comentas en todos los cap ^_^ Te pareces a mi cuando me pongo al día con las historias de Moneiba.
EliminarUn abrazo y que disfrutes Seducción Siliciana
Que hermoso fue todo... un bb yoosu ahhhj q bonito ... hermosas palabras de amor... ahhhh lloro estoy tan sensible.... 😭😍😘😆😄
ResponderEliminarEstoy tan orgullosa de Junsu¡¡¡ a que su suegro nunca imagino que defendería a su esposo de tal manera y sostubiera la verdad de su amor por mi Chunnie con tanto ardor y entereza. Llore por la necesidad de Yoochun por escuchar de labios de Junsu una y otra vez que lo ama. Creo que la nota sobre el fururo matrimodio de Mi Ratón me tiene mas llorona de lo normal e igual por eso me quedo con ganas de leer más de este Yoosu. Amo que le diga a Jusu que es dueño de su corazón. Mil gracias por adaptar historias tan buenas y hacerlas geniales.
ResponderEliminarWOW!! Me encantó, no tengo más palabras que gracias!!
ResponderEliminarWooo¡¡¡ Hacia mucho que tenía ganas de leer de nuevo esta historia y no hay manera de no amar cada cap. Definitivamente me encanta lo bien que encajan la personalidad y la emocionalidad de cada personajes. Y por supuesto este es de los finales que uno ama por la plenitud de una amor que se vive con tal intenciadad. Ay no puedo evitarlo estoy muy emocionada.
ResponderEliminarPues nada, que hace días tenía ganas de recordar esta historia y al fin se me hizo!!!! Dios que está es de las historias que una no se cansa de leer una y otra y otra vez!!!
ResponderEliminar