viernes, 6 de mayo de 2016

Una isla para la seducción. Cap 6





Yunho la esperaba cuando salió.
 – ¿Qué tal ha ido?

 – Un pinchazo y lista.
 – ¿Lo sabrán mañana?
 – Eso me ha dicho la enfermera – había tratado de convencerle de que no lo acompañara, pero él había insistido.
 – Me alegro de no estar solo, lo que me hace sentir muy cobarde – admitió Jae.
 – Estás afrontando la posibilidad de un cambio vital de gran calado, eso sólo puede ser desconcertante. No es debilidad.
 – Bueno, me alegro de que estés aquí.
 – Me alegro de estar.
 – ¿Tienes que ir hoy a la oficina? – dijo mientras entraban en el Mercedes.
 – No, pero he prometido cenar con Yoochun y Junsu esta noche.
 – Ah, muy bien – sonrió – Si puedes dejarme en mi apartamento. Iré en coche a la oficina desde allí.
O cerraría las persianas, se leería la biografía de Coco Chanel y se comería una pinta de helado de chocolate que tenía en el fondo del congelador. Al fin y al cabo, era su propia jefe y podía no ir a trabajar.
 – La cena no es hasta esta noche y esperaba que vinieras conmigo.
 – Oh.
 – No tengo intención de dejarte solo para que le des vueltas.
 – ¿Quién dice que le voy a dar vueltas? – lo conocía demasiado bien.
 – Somos amigos desde hace años.
 – ¿Se supone que eso te permite leer la mente?
 – Me gustaría... – sonrió – pero simplemente te conozco.
 – Desde luego que sí.
 – Así que... ¿cena con Junsu y Yoochun?
 – Claro – se mordió el labio y miró por la ventanilla – Tú conoces a Junsu y yo no.
 – Lo sé, ya es hora.
 – Porque puede que esté embarazado.
 – Porque eres mi íntima amiga lo mismo que ellos – explicó.
 – ¿Así que por eso tenemos que conocernos?
 – Naturalmente.
 – De nuevo tu arrogancia...
 – Pero recuerda, la encuentras cautivadora.
 – Es mejor para ti que sea así.
 – ¿Necesitas trabajar hoy? – preguntó él.
 – Tengo algunas cosas que hacer, proyectos que terminar antes que lo tuyo me absorba por completo – pero no quería ocuparse de ninguno de ellos.
 – ¿Es eso lo que quieres hacer?
– No.
 – ¿Entonces?
 – Tengo una pinta de helado de chocolate en mi congelador con mi nombre escrito – dijo.
 – ¿De verdad? No tenía ni idea de que te llamaras triple chocolate.
 – ¿Has estado fisgando en mi nevera? – dijo ofendido de broma.
 – Los magnates nos morimos por el chocolate, hasta los griegos.
 – ¿Te has comido mi triple chocolate? – esa vez el tono de ofendido fue auténtico.
 – Claro que no. Me he comido las cerezas bañadas escondidas debajo de la comida vegetariana que nunca te comes, pero que compras para sentirte mejor.
 – Me gustan las cerezas bañadas.
 – Con una saludable ración de dulce, quizá...
 – De acuerdo, soy adicto al chocolate, ¿es eso un crimen?
 – En Seattle no, se consume más chocolate con café que en algunos países pequeños – estaba de buen humor y a Jae le gustaba.
 – Oh, un helado de café con chocolate sería delicioso – ¿podría tomar cafeína si estaba embarazado? – . Aunque sea descafeinado.
 – Bueno, iremos a una cafetería y nos lo llevaremos.
 – ¿Por qué no nos quedamos allí?
 – Porque yo te concedí el capricho de los museos en Atenas y hoy es mi día de caprichos.
 – ¿Quieres ir a un museo?
 – Tengo otras obsesiones – dijo deteniéndose frente a una cafetería.
 – ¿Sí? Además de hacer dinero, no sabía de otras.
 – Cierto. Seguramente eres la única persona en el mundo además de Yoochun que sabe la mentira que es eso – se dedicaron una mirada llena de significado – Tú eres una de esas obsesiones.
 – Te estás volviendo un pico de oro, ¿lo sabías?
 – Siempre he sido bueno con la boca.
 – Eso puede decirse en más de un sentido.
 – Tú deberías saberlo.
Sintió que su ruborizaba a pesar de su historia juntos. Aun así, se mostró de acuerdo:
 – Lo sé.
El joven camarero carraspeó. Con un rubor más oscuro que el de Jaejoong, le entregó a Yunho las bebidas. Yunho sacó el coche del aparcamiento.
 – Tú no eres mi único interés, sin embargo.
 – Mis sentimientos podrían verse heridos si no hubieras minimizado lo que sea que vayas a decirme al pasar de obsesión a interés.
 – Me gustan los peces.
 – Ya lo había notado – su mirada se preguntó dónde quería llegar – Los comes con más frecuencia que la ternera o el pollo.
– No para comerlos, para mirarlos.
 – ¿Quieres ir a ver ballenas? – adivinó.
 – Hoy no. Estaba pensando en el acuario – no era eso lo que Jae esperaba escuchar.
 – Quieres ir al Acuario de Seattle... pero si es para niños.
 – Yo no pienso así.
 – ¿De verdad... has ido?
 – Varias veces.
 – Imposible.
 – Voy cuando necesito un sitio donde pensar. Mirar los peces es relajante.
 – ¿Con todos esos niños alrededor?
 – Me gustan las familias felices.
En algún punto encima del Atlántico, Yunho se había convencido de que Jaejoong estaba embarazado. A pesar de las escasas probabilidades después de años de usar los parches. Por consiguiente, tenía que convencerlo de que casarse con él era una buena opción de futuro, incluso sin amor. No podría darle amor, pero era consciente de que podía darle más de sí mismo. Iba en contra de su deseo de autoprotección, pero en ese momento consideraba que haber compartido su pasado con Jae había sido un brillante movimiento táctico. Jaejoong necesitaba sentirse conectado emocionalmente con la gente que le importaba. Había visto el efecto que lo que le había contado había tenido sobre éñl. Se había acercado más aunque él había intentado pasar a un nivel más superficial de intimidad emocional. Pero con su fututo hijo en camino, podía y quería tener una conexión más fuerte con Jae, aunque no pensaba hacerse vulnerable al amor romántico.
Ir al acuario no era algo muy romántico, pero le permitiría a Jaejoong atisbar una parte de su vida que no compartía con otras personas. No era mucho, pero su instinto le decía que compartir ese hábito con Jae funcionaría en el sentido de convencerlo de que podrían ser un matrimonio lo bastante fuerte como para criar unos hijos.
Jaejoong disfrutó en el acuario más de lo que pensaba que lo haría. Mucho más, pero lo que le pareció más intrigante era ver el modo en el que Yunho miraba al resto de la gente que estaba allí. Estaba seguro de que no tenía ni idea de lo mucho de su interior que revelaba su expresión. En su rostro se dibujaba una sonrisa cada vez que un niño mostraba su entusiasmo a su padre o su madre. Miraba las travesuras de los más pequeños con una sonrisa indulgente.
 – De verdad disfrutas aquí, ¿eh? – le dijo en el túnel de cristal de peces exóticos.
 – Mucho – dijo con expresión nostálgica – Todo el mundo tiene vidas normales.
 – Eso es una presunción.
 – Así es – sonrió sincero.
– Tú tienes una vida normal. Ahora.
 – ¿Sí?
 – Sí, claro – dijo Jae.
 – Soy un magnate adicto al trabajo que dedica la mayor parte de su tiempo a ganar dinero y crear lugares para que otra gente disfrute.
 – Pues dedica algún tiempo a disfrutar tú.
 – ¿Solo?
 – Ahora no estás solo – si no lo hubiera conocido tan bien habría pensado que estaba dando argumentos para demostrar lo mucho que necesitaba tener una familia.
 – No, no lo estoy.
 – ¿Eso te hace feliz? – no pudo evitar preguntar.
 – Sí, me gusta estar aquí, en uno de mis lugares favoritos, contigo.
 – Es especial – se puso de puntillas y lo besó en los labios – Gracias.
Los dos se echaron a un lado cuando un niño pasó corriendo a su lado con su hermano detrás mientras sus padres les decían que fueran más despacio.
 – Disculpen, están locos con las nutrias – dijo la madre.
 – No pasa nada, suerte de tener hijos activos.
 – Es una forma de verlo – dijo con una sonrisa y salió tras ellos.
 – Tú quieres tener hijos por algo más que dejar una herencia – dijo Jaejoong.
 – Sí – lo miró con un anhelo que Jae empezaba a comprender que salía de su alma.
 – Serás un padre maravilloso – le hizo una caricia en la mejilla.
 – Eso espero sinceramente.

>>>♥<<<

Junsu llevaba un bonito vestido cuando abrió la puerta del apartamento de Yoochun a Yunho y Jaejoong. Sonrió y abrazó a Yunho.
 – Cuánto tiempo. ¿Qué tal Grecia?
 – Cálida y preciosa.
 – Parece que te has tomado tiempo para notarlo. Cuando Yoochun me dijo que te ibas a tomar unas mini vacaciones antes de ir a la isla, casi me desmayo. Me alegro.
 – Eh, no soy tan mal socio.
 – Sólo un robot puede trabajar las horas que trabajaba Yoochun antes de conocernos, pero se está reformando.
 – Ya lo he notado – dijo él.
 – Por favor, dime que vas a hacer que Yun trabaje menos, también él necesita a alguien – se dirigió a Jaejoong.
 – No contestes a eso – exigió Yunho y añadió – Gineka mu, él es la prometida de mi mejor amigo, Kim Junsu, pianista y compositor de fama mundial. Junsu, él es Kim Jaejoong, brillante diseñador y muy buen amigo.
Junsu alzó las cejas hasta la línea del cabello y Yunho se dio cuenta de que había cometido un error al utilizar el término de «amigo». Sin duda Yoochun hacía mucho que le habría contado las implicaciones asociadas a él. Implicaciones con las que cada vez se sentía más cómodo.
 – Así que lo que os une es tu trabajo – dijo Junsu tomando las dos manos de Jaejoong.
 – Empiezo a pensar así, sí – lo miró por el rabillo del ojo – Los buenos amigos tienen que cuidarse.
 – Ése es un argumento que Yun empleaba cuando me hablaba de recibir las clases de piano que cambiaron mi vida – dijo Yoochun apareciendo en el vestíbulo – ¿No deberíamos pasar todos al salón? Se está más cómodo sentado.
Dedicó a Jaejoong una sonrisa que pareció sorprenderlo, pero la devolvió y dijo:
 – Me alegro de volver a verte, Yoochun.
Junsu se lo llevó de la mano mientras Yoochun abrazaba a Yunho al modo tradicional griego.
 – Me alegro de tenerte de vuelta en Seattle.
 – Ya echo de menos la isla.
 – Siento lo mismo cada vez que me marcho de allí – reconoció Yoochun – Es un sitio especial.
 – Tan especial como para considerar hacerla parte de mi vida normal.
 – ¿En serio?
 – ¿Qué te parecería delegar un poco más de responsabilidad en nuestro bien entrenado personal y llevarnos las oficinas a la isla?
 – ¿Lo dices en serio? – abrió mucho los ojos.
 – Nunca he hablado más en serio.
 – Ha sucedido algo.
 – Estoy preparado para hacer cambios en mi vida – se encogió de hombros.
 – ¿Tienes noticias que contarme?
 – Aún no.
 – Pero ¿las habrá? – presionó.
 – Quizá.
 – Vas a tener que hacerlo un poco mejor.
 – Dame hasta mañana.
Yoochun no presionó más. Junsu lo habría hecho. Yunho podía sentirse agradecido de que su amigo no sacaría él tema con los jóvenes delante.
Entraron al salón donde ya estaban Jaejoong y Junsu sentados en el sofá viendo unas fotografías del viaje a Grecia en el portátil de Jaejoong.
 – No me había dado cuenta de que habías traído eso – dijo Yunho sentándose al lado de él.
Yoochun se sentó junto a su prometido.
 – He pensado que podría interesarles tu viaje.
 – Nuestro viaje.
 – Nuestro viaje – puso los ojos en blanco.
 – Me gustaría ir a esos museos cuando vayamos – dijo Junsu a Yoochun.
 – Pues habrá que añadirlo a la agenda – la besó en la sien.
 – ¿Vais pronto a Grecia? – preguntó Jaejoong.
 – De luna de miel – dijo Junsu.
 – Creo recordar que habías estado allí en una gira cuando eras más joven.
 – Sí – Junsu pareció un poco sorprendido – ¿Has leído sobre mí?
Jaejoong se ruborizó, pero sonrió.
 – Cuando Yunho me dijo que Yoochun se iba a casar, sentí curiosidad por el joven que había conseguido provocar en él una conducta tan humana.
 – Guau – Junsu se echó a reír – Y me habías dicho que sólo Yunho te conocía bien...
 – He trabajado unas cuantas veces para Park & Jung – dijo Jaejoong – . He coincidido con Yoochun en un par de proyectos, aunque él no los coordinaba.
 – ¿Y me encontraste inhumano? – preguntó Yoochun haciéndose el ofendido.
 – Eras tan intimidante que di gracias de que no fueras el coordinador del proyecto – hizo un guiño de complicidad a Junsu – . Pensaba que Yunho era mucho más tranquilo y sería más fácil trabajar para él.
 – Pero después comprendiste la verdad – dijo Junsu con una mirada de sorna a Yunho.
 – Me llevó un poco, pero sí.
 – Así que ¿no crees que sea más fácil trabajar conmigo? – Yunho fingió estar conmocionado.
 – Creo que a cualquiera que sea excelente en su trabajo, que cometa un mínimo de errores si no ninguno, y que comprenda lo seriamente que te tomas el éxito de cada proyecto que emprendes, le parecerás un gatito.
 – Son muchas condiciones – dijo Yoochun entre risas.
 – Creo que Jae ha hecho un admirable trabajo de diplomacia – dijo Junsu a su prometido.
 – No sé si ha sido una difamación o una alabanza – admitió Yunho.
 – ¿Lo ves? Diplomática – bromeó Junsu.
 – Yunho, tú eres un hombre asombroso, como Yoochun, pero eres un poco sobrehumano para el resto de nosotros. Ocultas tu intensidad tras tu encanto.
 – ¿Estás diciendo que no soy encantador? – protestó Yoochun.
Jaejoong hizo como que cerraba la cremallera de sus labios y todos rompieron a reír.
 – No te preocupes, Supermán, me gustas tal y como eres – dijo Junsu a Yoochun.
Al ver a sus amigos así, Yunho solía sentir una punzada de envidia, pero esa noche sentía más esperanza porque Jaejoong también los veía. Y quizá así pensaría que un niño de la calle griego reformado no era mal partido.
 – ¿Arrogante y todo? – preguntó Yoochun.
 – Eso es parte de tu encanto – dijo Junsu dándole una palmada en la pierna.
 – Ves, yo también tengo encanto – dijo Yoochun, mirando a Jaejoong.
 – También puedo atestiguar la arrogancia – dijo Jaejoong con una sonrisa – Yunho y tú la tenéis en mayores dosis que la media.
 – ¿No te ha dicho él que está justificada?
– Eso es cierto – corroboró Yunho.
Jaejoong y Junsu se echaron a reír.
 – ¿Quieres ver las fotos? – preguntó Jaejoong a Yoochun.
 – Claro. Quiero ver pruebas de Yun haciendo turismo.
 – Bueno, aquí está regateando con un joyero por una gargantilla.
Pasó una de las fotografías que él no sabía que Jaejoong había hecho.
Se le veía en animado conversación con un hombre de unos veinte años más que él.
 – Creía que no se regateaba en las tiendas de verdad – dijo Junsu – He leído sobre Grecia.
 – ¿Qué daño puede hacer intentarlo? – Preguntó Yunho – Era una pieza cara. Si quería sacarla ese día, tenía que ofrecerme un incentivo.
 – ¿Y lo hizo? – preguntó Junsu.
 – ¿Hace falta preguntarlo? – Dijo Jaejoong entre risas – Claro. Nadie dice no al magnate Yunho.
 – Recuerda esa frase mañana – dijo Yunho entre dientes. Pero los tres la oyeron y lo miraron intrigados – Enséñales las fotos de Atenas desde la Acrópolis – cambió de tema.
 – Da lo mismo – dijo Junsu – ¿Tú sabes de qué habla?
 – Sí, y no es algo que resulte cómodo discutir ahora – miró a Yunho con el ceño fruncido.
 – ¿Tiene algo que ver con que me haya propuesto llevarnos las oficinas a la isla? – preguntó Yoochun.
 – ¿Que has hecho qué? – exigió Jaejoong conmocionado de un modo evidente.
 – ¿Qué? – Intervino Junsu mirando a Yoochun confundido – ¡Me habías dicho que habría que esperar a hablarlo con él hasta que lleváramos casados al menos un año!
 – ¿Junsu y tú ya lo habéis hablado? – preguntó Yunho sorprendido también.
 – Hemos hablado de diferentes opciones para el futuro. Junsu quiere tener la experiencia de vivir en otras partes del mundo y yo quiero que sea muy feliz – dijo Yoochun.
Yunho miró a Jaejoong para ver cómo se tomaba la conversación. Jae lo miraba con intensidad.
 – Vas a retirar todas las barreras si ese análisis es positivo, ¿verdad?
 – ¿Esperarías algo distinto? – dijo despiadado, pero sincero.
 – Supongo que no. Trataba desesperadamente de no pensar en ello.
 – Lo siento.
 – ¿Por mostrar tus cartas demasiado pronto?
 – Por hacerte pensar en ello.
 – ¿En qué estamos pensando exactamente? – preguntó Yoochun.
Hubo un silencio y Junsu dijo:
 – Déjalos en paz, Yoochun – suspiro – Además es evidente que es algo de lo que Jaejoong no quiere hablar antes de estar seguro en uno u otro sentido.
 – ¿Qué sentido? – preguntó Yoochun en tono de queja.
Otro silencio.
 – Bueno, ¿qué hay para cenar? – preguntó Jaejoong echándose a reír.
El resto de la velada fue bien. Junsu mantuvo a Yoochun a raya y Jaejoong ignoró todas sus preguntas. Pero cuando salieron de casa de Yoochun, Jaejoong se dirigió hacia el ascensor en lugar de a casa de Yunho.
 – ¿Adónde vas? – le preguntó él.
 – A casa – suspiró y lo miró – Necesito un poco de tiempo para mí mismo.
Sintió una punzada en el mismo sitio que cuando su madre lo dejó en el orfanato.
 – ¿Estás seguro? – Consiguió preguntar – Pareces dormir bien entre mis brazos.
 – No estoy seguro de si voy a dormir algo.
 – Mayor razón para que no estés solo.
 – Lo siento – sacudió la cabeza y le dedicó una mirada triste.
Que no era bueno rogar cuando alguien quería dejarte era una lección que había aprendido de pequeño. Dio un paso atrás.
 – ¿Me llamarás cuando sepas algo?
 – Por supuesto.
Pero no lo hizo.
Yunho se obligó a esperar hasta después de la comida para llamarla. Para entonces el médico tenía que haber hablado con ella. Su llamada, sin embargo, la atendió el contestador. No dejó mensaje. Una hora más tarde, llamó a casa de Jae, de nuevo otro contestador. En la oficina, su secretaria atendió el teléfono y le informó que no se la esperaba en la oficina.
Fue más tarde a la oficina después de haber vuelto a llamarlo.
 – Tienes un aspecto horrible, ¿qué pasa? – preguntó Yoochun.
Yunho se lo contó. Todo.
 – Deberías haberlo llevado antes a conocernos a Junsu y a mí – fue lo primero que dijo Yoochun.
 – ¿Por qué?
 – Llevas meses acostándote con Jaejoong y sois amigos desde hace años. ¿Cómo no sabía yo esto?
 – Sabías que éramos buenos amigos.
 – No tan buenos – sacudió la cabeza – Jae es la razón por la que me decías que el sexo con un amigo estaba muy bien, ¿no?
 – Sí.
 – ¿Has estado con alguien más desde que empezaste tu relación con él?
 – ¿Crees que eso es de tu incumbencia?
 – Seguramente no, pero responde de todos modos – insistió Yoochun.
 – Una vez, cuando pensaba que iba a ser una relación de sólo una vez.
 – ¿Y eso no te dice nada?
– ¿Qué? Me gusta la intimidad con Jaejoong. Estoy demasiado ocupado con la empresa como para tener relación con más jóvenes.
 – ¿Estás mal de la cabeza?
Yunho recordó haberle dicho a Yoochun una vez lo mismo respecto a Junsu.
 – Eso no es así. Los dos sabemos lo que teníamos y lo que no teníamos.
 – ¿Y ahora?
 – Y ahora a lo mejor está embarazado.
 – ¿Y eso lo cambia todo?
 – Naturalmente.
 – ¿Por qué?
 – Y tú lo preguntas – por cómo habían crecido esperaba que él lo entendiera.
 – No me entiendes. ¿No te das cuenta de que Jae piensa que te casas con él sólo porque está embarazado?
 – Es que ésa es la única razón. Si no, ni lo habría considerado.
 – ¿Por qué diablos no?
 – Él se merece algo mejor.
 – Tú eres el mejor.
 – Tú tienes prejuicios – pero su rotunda afirmación era agradable de escuchar.
 – Soy tu hermano, como dice Junsu. Eso supone que tengo permiso.
Yunho sintió una calidez que no había sentido en décadas, pero no lo demostró.
 – Pues deja un momento tu perspectiva y míralo desde el lado de Jaejoong.
 – No veo la diferencia – en los ojos de Yoochun había algo que se parecía demasiado a la lástima para que Yunho se sintiera cómodo – eres un buen hombre, Yunho.
 – No he dicho que no lo sea – sólo que Jaejoong se merecía algo mejor.
 – Entonces, ¿cuál es el problema?
 – Quiere estar enamorado de su siguiente marido – explicó Yunho – Como le estuvo de Hyunjoong.
 – ¿Y tú no la amas?
 – No.
 – ¡No me lo creo!
 – El amor no le funciona a todo el mundo – en eso sí creía al cien por cien.
 – Tienes razón – suspiró Yoochun – pero darte por vencido sin probar no es propio de ti.
 – Algunas veces probar es la cosa más estúpida que se puede hacer.
 – No pareces tú.
 – Y tú pareces un disco rayado – replicó Yunho.
 – Bueno, pues di algo que me haga comprender esa actitud derrotista.
 – Anoche se marchó.
 – Cuando tú querías que se quedase – afirmó, lo conocía demasiado bien.
 – Dijo que lo sentía – lo que había dicho su madre una y otra vez.
 – También dijo que te llamaría, ¿no?
 – Sí.
– Pues confía en que lo hará.
 – ¿Cuándo? – saltó Yunho.
 – Cuando esté preparado.
 – No eras tan complaciente con Junsu.
 – Yo estaba enamorado de Junsu – retó con la mirada.
Parecía que si no estaba enamorado, no tenía derecho a preocuparse o estar impaciente.
 – Como no voy de héroe romántico, tengo que esperar para saber si mi amante está embarazado...
 – Tienes que esperar porque é llamará cuando esté preparado, no antes.
 – De eso ya soy consciente.
Yoochun lo miró como si fuera una especie recién descubierta.
 – Aún no puedo creer que hayas tenido una amante casi un año y no me lo hayas dicho.
 – No la consideraba mi amante.
 – Amigo mío, esto va cada vez mejor. ¿Cuándo ha cambiado eso?
 – En Grecia.
 – Ese viaje ha tenido mucho impacto incluso antes de la pérdida del parche.
 – Si tú lo dices...
 – Lo que yo diga no importa. Lo que importa es lo que digáis Jaejoong y tú.
 – Él ha dicho que iba a llamar y no lo ha hecho – casi rugió Yunho.
 – Ten paciencia y cree en vuestra amistad si no crees en otra cosa.
 – No tengo más opciones.
 – Entonces haz que te funcione la que tienes, que es lo hacemos los hombres como nosotros. No abandones.
Yoochun se fue y Yunho se obligó a concentrarse en el trabajo, tenía un montón de papeles encima de su mesa. Eran las nueve de la noche cuando se rindió y salió de la oficina.
Jaejoong seguía sin llamar aunque lo había llamado cada hora desde después de comer.

>>>♥<<<

Jaejoong estaba sentado fuera del acuario viendo pasar a niños y adultos. Tenía una mano apoyada en el vientre. No se sentía diferente. Su cuerpo no había cambiado, pero dentro de él crecía un bebé. Su bebé. El bebé de Yunho. Debería haberle llamado nada más saberlo, pero no había podido. Tenía que pensar y no podía hacerlo con él cerca.
Amaba a un hombre que había hecho un gran esfuerzo para asegurarse de que él entendiera que jamás la amaría. Y ese hombre iba a pedirle que se casara con él.
En un mundo normal, eso debería suponer una negativa inmediata por su parte. Antes de conocer y amar a Yunho, no habría considerado la posibilidad de casarse con un hombre que no la amara, pero tenía que entender a Yunho. En su mundo, el amor sólo garantizaba el sufrimiento. Su historia lo dejaba claro. Había querido a su madre y ella lo había abandonado. Había querido a sus hermanos, y se los habían arrebatado. Aunque llegara a amarlo, jamás lo admitiría.
Una de las preguntas a las que le daba vueltas en la cabeza era a si podría aceptar eso y casarse con él. No tenía ninguna duda sobre su capacidad para criar a su hijo solo. Yunho además podría ser parte de la vida del niño aunque no se casaran. Pero no podría ser un padre a tiempo completo si no vivían juntos. Y Yunho no se iba a contentar con una media jornada como padre. Además que no se casara con él no significaba que él no se fuera a casar nunca. Lo que llevaba a otra cuestión: ¿podría soportar permanecer al margen mientras él formaba una familia con otra mujer o joven? ¿Podría soportar ver a su hijo sólo la mitad del tiempo con su padre mientras otros lo disfrutaban todo el tiempo?
A diferencia de lo que le ocurría a Yunho, estar en el acuario no le daba respuestas.

>>>♥<<<

Yunho entró en su apartamento vacío y se enfadó al ver que el personal de limpieza había vuelto a dejarse encendidas las luces del salón. Había pasado casi una semana desde que se suponía que Jaejoong tenía que haber llamado. No estaba en su trabajo, según su asistente. Había ido a su apartamento, pero no había abierto la puerta. Su teléfono estaba apagado y al final había dejado de llamar. El temor de haber sido abandonado estaba vivo dentro de él, pero lo ocultaba, incluso a Yoochun. No podía soportar la sensación de desvalimiento que sentía dentro cada hora que pasaba sin que Jae llamase. ¿Había perdido a su amigo? ¿Iba a intentar mantenerlo lejos de su hijo si además estaba embarazado? Si lo estaba, no iba a apartarlo de su hijo. Sería parte de su vida aunque no se casase con su madre. Lucharía por la custodia. Jae sería el de los fines de semana, si no quería casarse con él. Cualquier juzgado le daría la razón.
Disgustado por el rumbo de sus pensamientos, se quitó la corbata y entró en el salón. Se quedó paralizado ante la visión que encontró. Jaejoong estaba acurrucado en su sofá bajo una manta. Como si hubiera notado su presencia, parpadeó y abrió los ojos.
 – Hola – dijo alzando la vista.
 – Me dijiste que llamarías.
 – No podía, tenía que pensar.
 – ¿Y me haces esperar casi una semana?
Hizo una mueca por la frialdad de la voz.
 – Decidí que no era algo para hablar por teléfono, pero... quizá debería haber llamado para decírtelo.
 – Sí, deberías. He estado preocupado. He ido a tu apartamento y no abrías la puerta.
 – No estaba. Me marché a mi lugar favorito para pensar después de probar con el tuyo.
– ¿Dónde es eso?
 – La playa.
 – ¿No podías haberme hecho saber que estabas fuera de la ciudad?
 – Si hubiera hablado contigo, me habrías convencido para verte.
 – Quizá porque era lo que los dos necesitábamos – en su voz se notaba la frustración – Al menos podías haberme dicho que me esperarías hoy aquí.
 – Debería – se sentó y se apartó el pelo de la cara. En la playa no había encontrado ninguna paz – Estaba tan cansado... y pensaba que vendrías después de trabajar, no me he dado cuenta de que trabajas hasta muy tarde.
 – No es tan tarde.
 – Cómo que no.
 – ¡Maldita sea! Vamos al grano. Si hubiera sabido que estabas aquí, habría venido inmediatamente – respiró hondo para evitar alzar la voz – Estaba preocupado. ¿Eso lo entiendes? – ¿le importaba? – He llamado a tu móvil una y otra vez.
 – Lo tenía apagado – bajó la vista.
 – Ya me he dado cuenta.
Jae asintió, se puso de pie, se acercó a Yunho y lo miró a los ojos. En el azul de sus ojos había emociones que él no comprendía.
 – Cuéntame – exigió él con tono más suave.
 – Siento no haber llamado. Ha sido desconsiderado y egoísta por mi parte. Debería haberlo hecho por mucho que me costase. He pensado mucho, pero nada tenía sentido lo mirara desde donde lo mirara. Cuando he llegado hoy eran más de las cuatro. He pensado que me echaría una siestecita y tú estarías aquí y podríamos hablar.
 – Y me he quedado a trabajar hasta tarde para tratar de no pensar en que no llamabas.
 – Esta situación asusta, Yunho.
 – Estoy de acuerdo, pero pensaría que dos amigos afrontan mejor el miedo juntos que por separado.
 – Seguro que tienes razón – apartó la mirada –. Sabía... sabía que querrías casarte y yo no sabía qué quería hacer.
 – Así que estás embarazado.
 – Sí – lo miró otra vez a los ojos – o somos muy desgraciados o tenemos mucha suerte, depende de cómo se mire.
 – ¿Tú cómo lo miras?
 – Mucha suerte. ¿Cómo si no? Me emociona tener un hijo tuyo aunque toda la situación me dé miedo.
Al notar su fragilidad, lo abrazó con la esperanza de poder convencerlo de los planes que había concebido esos días.
 – ¿De qué tienes tanto miedo?
 – De muchas cosas.
 – ¿Qué es lo que más te asusta?
– Que acceda a casarme contigo y después tú acabes enamorándote... de otro.
¿Eso era lo que le daba más miedo? No le habría dejado más estupefacto si le hubiera dicho que le daban miedo los extraterrestres.
 – No me voy a enamorar de otro joven.
 – Eso no puedes saberlo seguro.
 – Sí puedo. Confía en mí, Jaejoong. No hay ninguna posibilidad.
 – ¿Crees que hay alguna posibilidad de que algún día te enamores de mí? – enterró el rostro en su pecho esperando su respuesta.
Deseó mentir, haría todo mucho más fácil, pero no podía.
 – Si fuera capaz de enamorarme, ya lo habría hecho.
 – ¿De verdad crees eso?
 – Completamente.
 – Todo el mundo es capaz de enamorarse.
 – Eso es discutible.
 – Sí, supongo que sí – sonrió – Hay cierta gente que argumenta ese punto de vista de un modo convincente, sin embargo nunca te he considerado uno de esos.
 – ¿Que más te da miedo?
 – Ah, lo normal. Lo que pasará con mi negocio, qué pasa si pierdo el bebé, qué pasa si soy una madre terrible, si me pondré como una ballena, si seré capaz de aprender griego... – contuvo las lágrimas.
 – Vas a casarte conmigo – ¿para qué más querría aprender griego?
 – ¿Qué voy a hacer si no? He contemplado la situación desde todos los puntos de vista y, si no me caso contigo, tendremos que compartir la custodia y no soy tan ingenuo como para pensar que te vas a conformar con ser un padre de fin de semana. Acabaremos en un juzgado.
 – Yo...
 – No trates de negarlo.
 – No iba a hacerlo.
 – Bien – le temblaron los labios – No podemos construir un matrimonio con mentiras.
 – De acuerdo.
 – Aun así el tema de la custodia no era lo que más me preocupaba.
 – ¿No? – ¿qué podía preocuparle más?
 – No, era la certeza de que, si no me casaba contigo, algún día te casarás con otro y formarás una familia.
 – ¿Te preocupa que me case con otro? – preguntó sólo para aclarar las cosas.
 – Claro que me preocupa, te amo.
 – ¿Me amas? – algo dentro de su pecho se hizo pedazos.
 – Sí.
 – Como amigo – intentó.
Le pasó los brazos por el cuello y negó con la cabeza haciendo que las lágrimas le salpicaran.
 – No, no como amigo.
– No podrás convencer a nadie de que me amas como a un hermano.
Volvió a negar con la cabeza y en sus labios apareció una misteriosa sonrisa.
 – Como al único hombre en el universo, como a la otra mitad de mi corazón, como a esa parte de mi alma que ha estado perdida toda mi vida hasta que te conocí.
Se habría tambaleado si no hubieran estado abrazados.
 – ¿Así era como amabas a Hyunjoong? – no supo por qué hizo esa pregunta.
 – Lo que sentía por Hyunjoong no era siquiera una sombra de lo que siento por ti.
¿Podía creer eso? Y si lo hacía ¿qué diferencia suponía? Su madre también lo había querido, pero lo había abandonado cuando había tenido que elegir.
 – Y aun así no has llamado.
 – Amarte no me hace perfecto, ni tampoco evita que pueda ser egoísta. De hecho me hace pensar mucho en mí porque me hace muy vulnerable. Quiero casarme contigo para que no puedas dejarme – las lágrimas se notaban en su voz – Quiero pasar contigo el resto de mi vida, y deseaba tanto estar embarazado que no pude dormir la noche antes de la llamada del médico.
 – ¿Querías estar embarazado? – preguntó, ignorando la culpa que sentía.
 – Sí, más que nada. Lo que seguro que hace que te preguntes si perdí el parche a propósito, pero te juro que no fue así.
 – Claro que no, pero ¿por qué querías estar embarazado?
 – ¿Me has escuchado algo? Sabía que un bebé me uniría a ti. No porque no sea perfectamente capaz de ser madre soltero, sino porque tú no querrías que lo fuera. Me da vergüenza sentir de ese modo, pero no puedo evitarlo. Jamás lo habría hecho a propósito, pero no disimularé que me siento muy afortunado. Lo que seguramente te hará reconsiderar si deberías casarte conmigo o no.
 – Y si lo deseabas tanto, ¿por qué has desaparecido tantos días?
 – Porque cuando tuve lo que pensaba que quería, vi la imagen de toda una vida casado con un hombre que no me ama, y me asusté.
 – ¿Has sido tan infeliz los últimos meses?
 – No.
 – Entonces, ¿por qué habrías de serlo siendo mi esposo? – su razonamiento era ilógico.
 – Espero no serlo.
 – Me aseguraré de que no lo seas – iba a volver a acusarlo de arrogancia, pero antes de eso, decidió ofrecerle su propia verdad – Yo también quería que estuvieras embarazado y me alegra mucho que hayas decidido casarte conmigo.
No pudo resistirse a la expresión que sus palabras habían provocado en su rostro, la besó largamente.
 – ¿Crees que nuestro mutuo egoísmo es reprochable? – como si la respuesta importase.
 – Creo que hace tiempo que los dos estamos encantados con el resultado, lo otro no importa.
– Creo que puedes tener razón – lo miró a los ojos – ¿Podemos hacer el amor ahora?
 – ¿Es seguro para el bebé?
 – Completamente.
 – ¿Lo has preguntado?
 – Por supuesto. Sé lo que pasa cuando estamos juntos y lo vamos a estar mucho.
Le gustó la idea, pero una vocecita le dijo que tuviera cuidado, que todo podía acabarse.
 – ¿Te vendrás a vivir conmigo?
 – Este fin de semana.
 – Ya no vamos a dormir separados.
 – No, pero tengo que trabajar y no podré hacer la mudanza hasta el fin de semana.
 – Contrataremos una empresa.
 – Tengo que estar para supervisar.
 – ¿Quieres una gran boda?
 – No – lo miro nerviosa – Sólo nuestras familias.
 – Yo no tengo familia.
 – Sí la tienes. Ahora conozco tus secretos. Además de Yoochun, tú hermano en todos los sentidos menos el biológico, está tu madre, su marido, y tus dos hermanastros. Quiero que vengan.
 – ¿Por qué?
 – Porque creo que algún día te importará que hayan estado aquí. Además herirás a tu hermana si no la invitas.
 – ¿Por qué piensas eso?
 – Insistió en que conocieras a sus hijos, ¿no? Te considera su hermano y sufriría si notara que tú no la consideras igual.
 – Sí la considero así, es mi hermana para lo bueno y lo malo.
 – Es para lo bueno.
 – Si tú lo dices.
 – Casi soy madre. Ahora soy prácticamente un oráculo – dijo e hizo un chasquido con la lengua.
Yunho se echó a reír y lo tomó en brazos. Hacer el amor sonaba mejor que hablar de la familia. La llevó a su habitación, la de los dos.
 – ¿De verdad nos vamos a mudar a Grecia? – preguntó Jae mientras él le daba besos.
 – La isla sería un buen sitio para criar a un hijo.
 – Me casaré contigo a pesar de todo.
 – Has dicho que es lo que querías.
 – Sí – le agarró el rostro con las dos manos para que lo mirara – Esto no es una transacción comercial. No quiero tu dinero o lo que me puedas comprar. Te amo, Yunho.
Se lo repetía, pero había tardado casi una semana. Quizá él no entendía el amor, pero no pensaba que fuera tan fácil hacer daño a alguien si se le amaba. De todas formas, no iba a seguir dándole vueltas a eso. Jaejoong había aceptado casarse con él aunque, estrictamente, no se lo había pedido.
Eso era lo único que importaba.
Sin decir nada, Yunho lo llevó al dormitorio y lo dejó en la cama con exquisito cuidado. Jae sonrió y él le hizo un gesto de que esperara un minuto. Tomó el teléfono de la mesita y marcó.
 – Felicítame. Vamos a tener un bebé y Jaejoong accede a casarse conmigo – sonrió a Jaejoong mientras hablaba.
Del otro lado se oyó un murmullo de voz masculina.
 – Sí, te llamo mañana y te cuento los detalles – un silencio – Sí – colgó.
 – ¿Yoochun? – preguntó Jae sólo para estar seguro.
 – Sí. Sabía que esperaba tu llamada. Estaba preocupado por mí.
 – Eres un hombre especial, Yunho. ¿Está feliz por ti?
 – Por los dos. Junsu y él nos llevarán mañana a celebrarlo, si tú quieres.
 – Claro. Aunque tengo que trabajar durante el día. Me he tomado demasiado tiempo libre.
 – ¿Crees que tu asistente se vendría a la isla?
 – ¿Brandi? Se lo preguntaré, pero no sé si podré seguir pagándole su sueldo cuando recorte la lista de clientes – empezó a desnudarse y eso recordó a Yunho por qué lo había llevado allí – No quiero trabajar todo el tiempo si no tengo que hacerlo.
Unos ojos color chocolate lo devoraron mientras se quitaba los vaqueros y la camiseta.
 – Me alegra mucho oír eso. Buscaremos una forma de pagar a Brandi.
 – Quieres decir que le pagarás tú – dijo mientras se quitaba la blusa.
 – ¿Por qué llamaste a tu empresa Cerulean Designs? – preguntó para cambiar de tema.
 – Buen intento, pero creo que no hemos cerrado el tema.
 – Tampoco se te ha olvidado que íbamos a hacer el amor, ¿no?
 – Yo no soy el que está completamente vestido.
 – Eso lo arreglo rápidamente.



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12 comentarios :

  1. Me gusta su relacion. Ya se empieza asomar el amor. Solo hace falta corregir unas cositas, por ejem al final de este CAP dice: yo no soy el que esta completamente vestida. O por ahí decía algo de única amiga. Corregir solo esos detallitos. Después todo esta súper ^^ gracias por actualizar Amiguis :)

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  2. *-* al fin Jae le dijo que lo ama ~aw~ ahora solo falta que Yunnie lo acepte también...y espero que lo haga pronto...
    Gracias por compartir el fic^^/ espero la actu :)

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  3. Yunho se asusto cuando penso que Jae lo abandonaba ojala Jaejoong le ayude a superar ese miedo y logre que abra su corazon creo que su hijo ayudara mucho por que si no seriamuy triste para Jaejoong jamasescuchar un te amo gracias por adaptar este fic esta muy bueno espero puedas actualizar pronto

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  4. Hola!

    En verdad me encanto el cap! Yunho solo debería permitirse amar a jae . pienso que pronto se verán métidos en un gran lío al pasar por un matrimonio sin amor.

    Por otra parte espero no te moleste que otra vez te haga referencia en revisarlo antes de publicarlo ya que encontré varios errorcitos en la adaptación y es que en varias ocaciones te refieres a Jae como "ella" y no "él" y en lo particular me es complicado para mi leerlo ya que me saca totalmente del concepto y siento que de pronto estoy leyendo dos historias y no solo una donde la pareja es el yunjae y no una donde leo que es de yunho y una chica. Espero no te moleste mi observación y que en los próximos capítulos ya no se vean esos errorcitoa tan marcados por lo demás felicidades por tu trabajo!

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  5. A su forma Yunho ama a Jae, se lo demuestra, aunque para Yunho todavia no reacciona que eso es amot.

    Gracias!!!

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  6. Jae ha pensado mucho sobre su situacion ahora que sabe que está embarazado y le ha dicho a Yunho que lo ama,ahora solo falta que el se enamore de Jae

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  7. Jaejoong está embarazado aunque la idea de que Yunho no lo ame lo hace sentir triste...

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  8. su relacion esta avanzando bien ..waaa me emociona que Jae este en espera ..Yunho le da mucha seguridad y se que pronto su amor tambien ..seria lindo que se casaran junto al yoosu :3..pero tanta felicidad tambien me da miedito ..ayyy yo solo quiero verlos con su bebe felices !! .. es la primera historia que estoy siguiendo aqui en tu blog y me encanta !!

    Gracias ^^

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  9. ya se enteraron que seran padres y están felices Jae ya le dijo a Yunho que lo ama y sus temores de que el se enamore de otro pues claro que nunca lo ara por que Yunho lo ama a el y aun el no se da cuenta de ello pero se dará y espero que pronto
    Gracias

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  10. Eso es lo que esperábamos todo Jaejoong que estés embarazado yeeee por le dijiste tus sentimientos solo falta que el miedo que tiene Yunho desaparezca y el también te declare su amor

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  11. En serio creo que Jar es realmente valiente por afrontar tal situación solo, estar embarazado del hombre que amas y creer que en su corazón no hay espacio para tí es algo que pesa. Me encantó la reunión con el YooSu, Justo estaba pensando en como veía mi Chunnie la relación de Yunho con Jae. Y e aquí que son una cosa muy comica cuando intercambian impresiónes. Jajaj me dió mucha risa leerlo todo chismoso queriendo descubrir el secreto y luego alegando por su encango jajaja. Ya era hora de que le soltara a Su Hyung que se pasa de cabeza dura. Me va a gustar cuando Yunho asepte su amor por Jae.

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