– ¿Qué tal ha ido?
– Un pinchazo y lista.
– ¿Lo sabrán mañana?
– Eso me ha dicho la
enfermera – había tratado de convencerle de que no lo
acompañara, pero él había insistido.
– Me alegro de no estar
solo, lo que me hace sentir muy cobarde – admitió Jae.
– Estás afrontando la
posibilidad de un cambio vital de gran calado, eso sólo puede ser
desconcertante. No es debilidad.
– Bueno, me alegro de que
estés aquí.
– Me alegro de estar.
– ¿Tienes que ir hoy a la
oficina? – dijo mientras entraban en el Mercedes.
– No, pero he prometido
cenar con Yoochun y Junsu esta noche.
– Ah, muy bien – sonrió – Si puedes
dejarme en mi apartamento. Iré en coche a la oficina desde allí.
O cerraría las persianas, se leería la biografía de Coco Chanel
y se comería una pinta de helado de chocolate que tenía en el fondo del
congelador. Al fin y al cabo, era su propia jefe y podía no ir a trabajar.
– La cena no es hasta
esta noche y esperaba que vinieras conmigo.
– Oh.
– No tengo intención de
dejarte solo para que le des vueltas.
– ¿Quién dice que le voy
a dar vueltas? – lo conocía demasiado bien.
– Somos amigos desde hace
años.
– ¿Se supone que eso te
permite leer la mente?
– Me gustaría... – sonrió – pero simplemente
te conozco.
– Desde luego que sí.
– Así que... ¿cena con Junsu
y Yoochun?
– Claro – se mordió el labio y miró por la ventanilla – Tú conoces a Junsu y yo no.
– Lo sé, ya es hora.
– Porque puede que esté
embarazado.
– Porque eres mi íntima
amiga lo mismo que ellos – explicó.
– ¿Así que por eso
tenemos que conocernos?
– Naturalmente.
– De nuevo tu
arrogancia...
– Pero recuerda, la
encuentras cautivadora.
– Es mejor para ti que
sea así.
– ¿Necesitas trabajar
hoy? – preguntó él.
– Tengo algunas cosas que
hacer, proyectos que terminar antes que lo tuyo me absorba por completo – pero no quería ocuparse de ninguno de ellos.
– ¿Es eso lo que quieres
hacer?
– No.
– ¿Entonces?
– Tengo una pinta de
helado de chocolate en mi congelador con mi nombre escrito – dijo.
– ¿De verdad? No tenía ni
idea de que te llamaras triple chocolate.
– ¿Has estado fisgando en
mi nevera? – dijo ofendido de broma.
– Los magnates nos
morimos por el chocolate, hasta los griegos.
– ¿Te has comido mi
triple chocolate? – esa vez el tono de ofendido fue auténtico.
– Claro que no. Me he
comido las cerezas bañadas escondidas debajo de la comida vegetariana que nunca
te comes, pero que compras para sentirte mejor.
– Me gustan las cerezas
bañadas.
– Con una saludable
ración de dulce, quizá...
– De acuerdo, soy adicto
al chocolate, ¿es eso un crimen?
– En Seattle no, se
consume más chocolate con café que en algunos países pequeños – estaba de buen humor y a Jae le gustaba.
– Oh, un helado de café
con chocolate sería delicioso – ¿podría tomar
cafeína si estaba embarazado? – . Aunque
sea descafeinado.
– Bueno, iremos a una
cafetería y nos lo llevaremos.
– ¿Por qué no nos
quedamos allí?
– Porque yo te concedí el
capricho de los museos en Atenas y hoy es mi día de caprichos.
– ¿Quieres ir a un museo?
– Tengo otras obsesiones
– dijo deteniéndose frente a una cafetería.
– ¿Sí? Además de hacer
dinero, no sabía de otras.
– Cierto. Seguramente
eres la única persona en el mundo además de Yoochun que sabe la mentira que es
eso – se dedicaron una mirada llena de significado – Tú eres una de esas obsesiones.
– Te estás volviendo un
pico de oro, ¿lo sabías?
– Siempre he sido bueno
con la boca.
– Eso puede decirse en
más de un sentido.
– Tú deberías saberlo.
Sintió que su ruborizaba a pesar de su historia juntos. Aun así,
se mostró de acuerdo:
– Lo sé.
El joven camarero carraspeó. Con un rubor más oscuro que el de Jaejoong,
le entregó a Yunho las bebidas. Yunho sacó el coche del aparcamiento.
– Tú no eres mi único
interés, sin embargo.
– Mis sentimientos
podrían verse heridos si no hubieras minimizado lo que sea que vayas a decirme
al pasar de obsesión a interés.
– Me gustan los peces.
– Ya lo había notado – su mirada se preguntó dónde quería llegar – Los comes con más frecuencia que la
ternera o el pollo.
– No para comerlos, para mirarlos.
– ¿Quieres ir a ver
ballenas? – adivinó.
– Hoy no. Estaba pensando
en el acuario – no era eso lo que Jae esperaba escuchar.
– Quieres ir al Acuario
de Seattle... pero si es para niños.
– Yo no pienso así.
– ¿De verdad... has ido?
– Varias veces.
– Imposible.
– Voy cuando necesito un
sitio donde pensar. Mirar los peces es relajante.
– ¿Con todos esos niños
alrededor?
– Me gustan las familias
felices.
En algún punto encima del Atlántico, Yunho se había convencido
de que Jaejoong estaba embarazado. A pesar de las escasas probabilidades
después de años de usar los parches. Por consiguiente, tenía que convencerlo de
que casarse con él era una buena opción de futuro, incluso sin amor. No podría
darle amor, pero era consciente de que podía darle más de sí mismo. Iba en
contra de su deseo de autoprotección, pero en ese momento consideraba que haber
compartido su pasado con Jae había sido un brillante movimiento táctico. Jaejoong
necesitaba sentirse conectado emocionalmente con la gente que le importaba.
Había visto el efecto que lo que le había contado había tenido sobre éñl. Se
había acercado más aunque él había intentado pasar a un nivel más superficial
de intimidad emocional. Pero con su fututo hijo en camino, podía y quería tener
una conexión más fuerte con Jae, aunque no pensaba hacerse vulnerable al amor
romántico.
Ir al acuario no era algo muy romántico, pero le permitiría a Jaejoong
atisbar una parte de su vida que no compartía con otras personas. No era mucho,
pero su instinto le decía que compartir ese hábito con Jae funcionaría en el
sentido de convencerlo de que podrían ser un matrimonio lo bastante fuerte como
para criar unos hijos.
Jaejoong disfrutó en el acuario más de lo que pensaba que lo
haría. Mucho más, pero lo que le pareció más intrigante era ver el modo en el
que Yunho miraba al resto de la gente que estaba allí. Estaba seguro de que no
tenía ni idea de lo mucho de su interior que revelaba su expresión. En su
rostro se dibujaba una sonrisa cada vez que un niño mostraba su entusiasmo a su
padre o su madre. Miraba las travesuras de los más pequeños con una sonrisa
indulgente.
– De verdad disfrutas
aquí, ¿eh? – le dijo en el túnel de cristal de peces
exóticos.
– Mucho – dijo con expresión nostálgica – Todo el mundo tiene vidas normales.
– Eso es una presunción.
– Así es – sonrió sincero.
– Tú tienes una vida normal. Ahora.
– ¿Sí?
– Sí, claro – dijo Jae.
– Soy un magnate adicto
al trabajo que dedica la mayor parte de su tiempo a ganar dinero y crear
lugares para que otra gente disfrute.
– Pues dedica algún
tiempo a disfrutar tú.
– ¿Solo?
– Ahora no estás solo – si no lo hubiera conocido tan bien habría pensado que estaba
dando argumentos para demostrar lo mucho que necesitaba tener una familia.
– No, no lo estoy.
– ¿Eso te hace feliz? – no pudo evitar preguntar.
– Sí, me gusta estar
aquí, en uno de mis lugares favoritos, contigo.
– Es especial – se puso de puntillas y lo besó en los labios – Gracias.
Los dos se echaron a un lado cuando un niño pasó corriendo a su
lado con su hermano detrás mientras sus padres les decían que fueran más
despacio.
– Disculpen, están locos
con las nutrias – dijo la madre.
– No pasa nada, suerte de
tener hijos activos.
– Es una forma de verlo – dijo con una sonrisa y salió tras ellos.
– Tú quieres tener hijos
por algo más que dejar una herencia – dijo Jaejoong.
– Sí – lo miró con un anhelo que Jae empezaba a comprender que salía
de su alma.
– Serás un padre
maravilloso – le hizo una caricia en la mejilla.
– Eso espero
sinceramente.
>>>♥<<<
Junsu llevaba un bonito vestido cuando abrió la puerta del
apartamento de Yoochun a Yunho y Jaejoong. Sonrió y abrazó a Yunho.
– Cuánto tiempo. ¿Qué tal
Grecia?
– Cálida y preciosa.
– Parece que te has
tomado tiempo para notarlo. Cuando Yoochun me dijo que te ibas a tomar unas
mini vacaciones antes de ir a la isla, casi me desmayo. Me alegro.
– Eh, no soy tan mal
socio.
– Sólo un robot puede
trabajar las horas que trabajaba Yoochun antes de conocernos, pero se está
reformando.
– Ya lo he notado – dijo él.
– Por favor, dime que vas
a hacer que Yun trabaje menos, también él necesita a alguien – se dirigió a Jaejoong.
– No contestes a eso – exigió Yunho y añadió – Gineka
mu, él es la prometida de mi mejor amigo, Kim Junsu, pianista y compositor de
fama mundial. Junsu, él es Kim Jaejoong, brillante diseñador y muy buen amigo.
Junsu alzó las cejas hasta la línea del cabello y Yunho se dio
cuenta de que había cometido un error al utilizar el término de «amigo». Sin
duda Yoochun hacía mucho que le habría contado las implicaciones asociadas a
él. Implicaciones con las que cada vez se sentía más cómodo.
– Así que lo que os une
es tu trabajo – dijo Junsu tomando las dos manos de Jaejoong.
– Empiezo a pensar así,
sí – lo miró por el rabillo del ojo – Los buenos amigos tienen que cuidarse.
– Ése es un argumento que
Yun empleaba cuando me hablaba de recibir las clases de piano que cambiaron mi
vida – dijo Yoochun apareciendo en el vestíbulo – ¿No deberíamos pasar todos al salón? Se
está más cómodo sentado.
Dedicó a Jaejoong una sonrisa que pareció sorprenderlo, pero la
devolvió y dijo:
– Me alegro de volver a
verte, Yoochun.
Junsu se lo llevó de la mano mientras Yoochun abrazaba a Yunho
al modo tradicional griego.
– Me alegro de tenerte de
vuelta en Seattle.
– Ya echo de menos la
isla.
– Siento lo mismo cada
vez que me marcho de allí – reconoció Yoochun – Es un sitio especial.
– Tan especial como para
considerar hacerla parte de mi vida normal.
– ¿En serio?
– ¿Qué te parecería
delegar un poco más de responsabilidad en nuestro bien entrenado personal y
llevarnos las oficinas a la isla?
– ¿Lo dices en serio? – abrió mucho los ojos.
– Nunca he hablado más en
serio.
– Ha sucedido algo.
– Estoy preparado para
hacer cambios en mi vida – se encogió de
hombros.
– ¿Tienes noticias que
contarme?
– Aún no.
– Pero ¿las habrá? – presionó.
– Quizá.
– Vas a tener que hacerlo
un poco mejor.
– Dame hasta mañana.
Yoochun no presionó más. Junsu lo habría hecho. Yunho podía
sentirse agradecido de que su amigo no sacaría él tema con los jóvenes delante.
Entraron al salón donde ya estaban Jaejoong y Junsu sentados en
el sofá viendo unas fotografías del viaje a Grecia en el portátil de Jaejoong.
– No me había dado cuenta
de que habías traído eso – dijo Yunho sentándose al
lado de él.
Yoochun se sentó junto a su prometido.
– He pensado que podría
interesarles tu viaje.
– Nuestro viaje.
– Nuestro viaje – puso los ojos en blanco.
– Me gustaría ir a esos
museos cuando vayamos – dijo Junsu a Yoochun.
– Pues habrá que añadirlo
a la agenda – la besó en la sien.
– ¿Vais pronto a Grecia?
– preguntó Jaejoong.
– De luna de miel – dijo Junsu.
– Creo recordar que
habías estado allí en una gira cuando eras más joven.
– Sí – Junsu pareció un poco sorprendido – ¿Has leído sobre mí?
Jaejoong se ruborizó, pero sonrió.
– Cuando Yunho me dijo
que Yoochun se iba a casar, sentí curiosidad por el joven que había conseguido
provocar en él una conducta tan humana.
– Guau – Junsu se echó a reír – Y
me habías dicho que sólo Yunho te conocía bien...
– He trabajado unas
cuantas veces para Park & Jung – dijo Jaejoong – . He coincidido con Yoochun en un par de
proyectos, aunque él no los coordinaba.
– ¿Y me encontraste
inhumano? – preguntó Yoochun haciéndose el ofendido.
– Eras tan intimidante
que di gracias de que no fueras el coordinador del proyecto – hizo un guiño de complicidad a Junsu – . Pensaba que Yunho era mucho más tranquilo y sería más fácil
trabajar para él.
– Pero después
comprendiste la verdad – dijo Junsu con una
mirada de sorna a Yunho.
– Me llevó un poco, pero
sí.
– Así que ¿no crees que
sea más fácil trabajar conmigo? – Yunho fingió
estar conmocionado.
– Creo que a cualquiera
que sea excelente en su trabajo, que cometa un mínimo de errores si no ninguno,
y que comprenda lo seriamente que te tomas el éxito de cada proyecto que
emprendes, le parecerás un gatito.
– Son muchas condiciones
– dijo Yoochun entre risas.
– Creo que Jae ha hecho
un admirable trabajo de diplomacia – dijo Junsu a su
prometido.
– No sé si ha sido una
difamación o una alabanza – admitió Yunho.
– ¿Lo ves? Diplomática – bromeó Junsu.
– Yunho, tú eres un
hombre asombroso, como Yoochun, pero eres un poco sobrehumano para el resto de
nosotros. Ocultas tu intensidad tras tu encanto.
– ¿Estás diciendo que no
soy encantador? – protestó Yoochun.
Jaejoong hizo como que cerraba la cremallera de sus labios y
todos rompieron a reír.
– No te preocupes,
Supermán, me gustas tal y como eres – dijo Junsu a Yoochun.
Al ver a sus amigos así, Yunho solía sentir una punzada de
envidia, pero esa noche sentía más esperanza porque Jaejoong también los veía.
Y quizá así pensaría que un niño de la calle griego reformado no era mal
partido.
– ¿Arrogante y todo? – preguntó Yoochun.
– Eso es parte de tu
encanto – dijo Junsu dándole una palmada en la pierna.
– Ves, yo también tengo
encanto – dijo Yoochun, mirando a Jaejoong.
– También puedo
atestiguar la arrogancia – dijo Jaejoong con una
sonrisa – Yunho y tú la tenéis en mayores
dosis que la media.
– ¿No te ha dicho él que
está justificada?
– Eso es cierto – corroboró Yunho.
Jaejoong y Junsu se echaron a reír.
– ¿Quieres ver las fotos?
– preguntó Jaejoong a Yoochun.
– Claro. Quiero ver
pruebas de Yun haciendo turismo.
– Bueno, aquí está
regateando con un joyero por una gargantilla.
Pasó una de las fotografías que él no sabía que Jaejoong había
hecho.
Se le veía en animado conversación con un hombre de unos veinte
años más que él.
– Creía que no se
regateaba en las tiendas de verdad – dijo Junsu – He leído sobre Grecia.
– ¿Qué daño puede hacer
intentarlo? – Preguntó Yunho – Era una pieza cara. Si quería sacarla ese día, tenía que ofrecerme un
incentivo.
– ¿Y lo hizo? – preguntó Junsu.
– ¿Hace falta
preguntarlo? – Dijo Jaejoong entre risas – Claro. Nadie dice no al magnate Yunho.
– Recuerda esa frase
mañana – dijo Yunho entre dientes. Pero los tres la
oyeron y lo miraron intrigados – Enséñales
las fotos de Atenas desde la Acrópolis – cambió de tema.
– Da lo mismo – dijo Junsu – ¿Tú sabes de
qué habla?
– Sí, y no es algo que
resulte cómodo discutir ahora – miró a Yunho con
el ceño fruncido.
– ¿Tiene algo que ver con
que me haya propuesto llevarnos las oficinas a la isla? – preguntó Yoochun.
– ¿Que has hecho qué? – exigió Jaejoong conmocionado de un modo evidente.
– ¿Qué? – Intervino Junsu mirando a Yoochun confundido – ¡Me habías dicho que habría que esperar a
hablarlo con él hasta que lleváramos casados al menos un año!
– ¿Junsu y tú ya lo
habéis hablado? – preguntó Yunho sorprendido también.
– Hemos hablado de
diferentes opciones para el futuro. Junsu quiere tener la experiencia de vivir
en otras partes del mundo y yo quiero que sea muy feliz – dijo Yoochun.
Yunho miró a Jaejoong para ver cómo se tomaba la conversación. Jae
lo miraba con intensidad.
– Vas a retirar todas las
barreras si ese análisis es positivo, ¿verdad?
– ¿Esperarías algo
distinto? – dijo despiadado, pero sincero.
– Supongo que no. Trataba
desesperadamente de no pensar en ello.
– Lo siento.
– ¿Por mostrar tus cartas
demasiado pronto?
– Por hacerte pensar en
ello.
– ¿En qué estamos
pensando exactamente? – preguntó Yoochun.
Hubo un silencio y Junsu dijo:
– Déjalos en paz, Yoochun
– suspiro – Además es
evidente que es algo de lo que Jaejoong no quiere hablar antes de estar seguro
en uno u otro sentido.
– ¿Qué sentido? – preguntó Yoochun en tono de queja.
Otro silencio.
– Bueno, ¿qué hay para
cenar? – preguntó Jaejoong echándose a reír.
El resto de la velada fue bien. Junsu mantuvo a Yoochun a raya y
Jaejoong ignoró todas sus preguntas. Pero cuando salieron de casa de Yoochun, Jaejoong
se dirigió hacia el ascensor en lugar de a casa de Yunho.
– ¿Adónde vas? – le preguntó él.
– A casa – suspiró y lo miró –
Necesito un poco de tiempo para mí mismo.
Sintió una punzada en el mismo sitio que cuando su madre lo dejó
en el orfanato.
– ¿Estás seguro? – Consiguió
preguntar – Pareces dormir bien entre mis
brazos.
– No estoy seguro de si
voy a dormir algo.
– Mayor razón para que no
estés solo.
– Lo siento – sacudió la cabeza y le dedicó una mirada triste.
Que no era bueno rogar cuando alguien quería dejarte era una
lección que había aprendido de pequeño. Dio un paso atrás.
– ¿Me llamarás cuando
sepas algo?
– Por supuesto.
Pero no lo hizo.
Yunho se obligó a esperar hasta después de la comida para
llamarla. Para entonces el médico tenía que haber hablado con ella. Su llamada,
sin embargo, la atendió el contestador. No dejó mensaje. Una hora más tarde,
llamó a casa de Jae, de nuevo otro contestador. En la oficina, su secretaria
atendió el teléfono y le informó que no se la esperaba en la oficina.
Fue más tarde a la oficina después de haber vuelto a llamarlo.
– Tienes un aspecto
horrible, ¿qué pasa? – preguntó Yoochun.
Yunho se lo contó. Todo.
– Deberías haberlo
llevado antes a conocernos a Junsu y a mí – fue lo primero
que dijo Yoochun.
– ¿Por qué?
– Llevas meses
acostándote con Jaejoong y sois amigos desde hace años. ¿Cómo no sabía yo esto?
– Sabías que éramos
buenos amigos.
– No tan buenos – sacudió la cabeza – Jae
es la razón por la que me decías que el sexo con un amigo estaba muy bien, ¿no?
– Sí.
– ¿Has estado con alguien
más desde que empezaste tu relación con él?
– ¿Crees que eso es de tu
incumbencia?
– Seguramente no, pero
responde de todos modos – insistió Yoochun.
– Una vez, cuando pensaba
que iba a ser una relación de sólo una vez.
– ¿Y eso no te dice nada?
– ¿Qué? Me gusta la intimidad con Jaejoong. Estoy demasiado
ocupado con la empresa como para tener relación con más jóvenes.
– ¿Estás mal de la
cabeza?
Yunho recordó haberle dicho a Yoochun una vez lo mismo respecto
a Junsu.
– Eso no es así. Los dos
sabemos lo que teníamos y lo que no teníamos.
– ¿Y ahora?
– Y ahora a lo mejor está
embarazado.
– ¿Y eso lo cambia todo?
– Naturalmente.
– ¿Por qué?
– Y tú lo preguntas – por cómo habían crecido esperaba que él lo entendiera.
– No me entiendes. ¿No te
das cuenta de que Jae piensa que te casas con él sólo porque está embarazado?
– Es que ésa es la única
razón. Si no, ni lo habría considerado.
– ¿Por qué diablos no?
– Él se merece algo
mejor.
– Tú eres el mejor.
– Tú tienes prejuicios – pero su rotunda afirmación era agradable de escuchar.
– Soy tu hermano, como
dice Junsu. Eso supone que tengo permiso.
Yunho sintió una calidez que no había sentido en décadas, pero
no lo demostró.
– Pues deja un momento tu
perspectiva y míralo desde el lado de Jaejoong.
– No veo la diferencia – en los ojos de Yoochun había algo que se parecía demasiado a la
lástima para que Yunho se sintiera cómodo –
eres un buen hombre, Yunho.
– No he dicho que no lo
sea – sólo que Jaejoong se merecía algo mejor.
– Entonces, ¿cuál es el
problema?
– Quiere estar enamorado
de su siguiente marido – explicó Yunho – Como le estuvo de Hyunjoong.
– ¿Y tú no la amas?
– No.
– ¡No me lo creo!
– El amor no le funciona
a todo el mundo – en eso sí creía al cien por cien.
– Tienes razón – suspiró Yoochun – pero
darte por vencido sin probar no es propio de ti.
– Algunas veces probar es
la cosa más estúpida que se puede hacer.
– No pareces tú.
– Y tú pareces un disco
rayado – replicó Yunho.
– Bueno, pues di algo que
me haga comprender esa actitud derrotista.
– Anoche se marchó.
– Cuando tú querías que
se quedase – afirmó, lo conocía demasiado bien.
– Dijo que lo sentía – lo que había dicho su madre una y otra vez.
– También dijo que te
llamaría, ¿no?
– Sí.
– Pues confía en que lo hará.
– ¿Cuándo? – saltó Yunho.
– Cuando esté preparado.
– No eras tan
complaciente con Junsu.
– Yo estaba enamorado de Junsu
– retó con la mirada.
Parecía que si no estaba enamorado, no tenía derecho a
preocuparse o estar impaciente.
– Como no voy de héroe
romántico, tengo que esperar para saber si mi amante está embarazado...
– Tienes que esperar
porque é llamará cuando esté preparado, no antes.
– De eso ya soy
consciente.
Yoochun lo miró como si fuera una especie recién descubierta.
– Aún no puedo creer que
hayas tenido una amante casi un año y no me lo hayas dicho.
– No la consideraba mi
amante.
– Amigo mío, esto va cada
vez mejor. ¿Cuándo ha cambiado eso?
– En Grecia.
– Ese viaje ha tenido
mucho impacto incluso antes de la pérdida del parche.
– Si tú lo dices...
– Lo que yo diga no
importa. Lo que importa es lo que digáis Jaejoong y tú.
– Él ha dicho que iba a
llamar y no lo ha hecho – casi rugió Yunho.
– Ten paciencia y cree en
vuestra amistad si no crees en otra cosa.
– No tengo más opciones.
– Entonces haz que te
funcione la que tienes, que es lo hacemos los hombres como nosotros. No
abandones.
Yoochun se fue y Yunho se obligó a concentrarse en el trabajo,
tenía un montón de papeles encima de su mesa. Eran las nueve de la noche cuando
se rindió y salió de la oficina.
Jaejoong seguía sin llamar aunque lo había llamado cada hora
desde después de comer.
>>>♥<<<
Jaejoong estaba sentado fuera del acuario viendo pasar a niños y
adultos. Tenía una mano apoyada en el vientre. No se sentía diferente. Su
cuerpo no había cambiado, pero dentro de él crecía un bebé. Su bebé. El bebé de
Yunho. Debería haberle llamado nada más saberlo, pero no había podido. Tenía
que pensar y no podía hacerlo con él cerca.
Amaba a un hombre que había hecho un gran esfuerzo para
asegurarse de que él entendiera que jamás la amaría. Y ese hombre iba a pedirle
que se casara con él.
En un mundo normal, eso debería suponer una negativa inmediata
por su parte. Antes de conocer y amar a Yunho, no habría considerado la
posibilidad de casarse con un hombre que no la amara, pero tenía que entender a
Yunho. En su mundo, el amor sólo garantizaba el sufrimiento. Su historia lo
dejaba claro. Había querido a su madre y ella lo había abandonado. Había
querido a sus hermanos, y se los habían arrebatado. Aunque llegara a amarlo,
jamás lo admitiría.
Una de las preguntas a las que le daba vueltas en la cabeza era
a si podría aceptar eso y casarse con él. No tenía ninguna duda sobre su
capacidad para criar a su hijo solo. Yunho además podría ser parte de la vida
del niño aunque no se casaran. Pero no podría ser un padre a tiempo completo si
no vivían juntos. Y Yunho no se iba a contentar con una media jornada como
padre. Además que no se casara con él no significaba que él no se fuera a casar
nunca. Lo que llevaba a otra cuestión: ¿podría soportar permanecer al margen
mientras él formaba una familia con otra mujer o joven? ¿Podría soportar ver a
su hijo sólo la mitad del tiempo con su padre mientras otros lo disfrutaban
todo el tiempo?
A diferencia de lo que le ocurría a Yunho, estar en el acuario
no le daba respuestas.
>>>♥<<<
Yunho entró en su apartamento vacío y se enfadó al ver que el
personal de limpieza había vuelto a dejarse encendidas las luces del salón.
Había pasado casi una semana desde que se suponía que Jaejoong tenía que haber
llamado. No estaba en su trabajo, según su asistente. Había ido a su
apartamento, pero no había abierto la puerta. Su teléfono estaba apagado y al
final había dejado de llamar. El temor de haber sido abandonado estaba vivo
dentro de él, pero lo ocultaba, incluso a Yoochun. No podía soportar la
sensación de desvalimiento que sentía dentro cada hora que pasaba sin que Jae
llamase. ¿Había perdido a su amigo? ¿Iba a intentar mantenerlo lejos de su hijo
si además estaba embarazado? Si lo estaba, no iba a apartarlo de su hijo. Sería
parte de su vida aunque no se casase con su madre. Lucharía por la custodia. Jae
sería el de los fines de semana, si no quería casarse con él. Cualquier juzgado
le daría la razón.
Disgustado por el rumbo de sus pensamientos, se quitó la corbata
y entró en el salón. Se quedó paralizado ante la visión que encontró. Jaejoong
estaba acurrucado en su sofá bajo una manta. Como si hubiera notado su
presencia, parpadeó y abrió los ojos.
– Hola – dijo alzando la vista.
– Me dijiste que
llamarías.
– No podía, tenía que
pensar.
– ¿Y me haces esperar
casi una semana?
Hizo una mueca por la frialdad de la voz.
– Decidí que no era algo
para hablar por teléfono, pero... quizá debería haber llamado para decírtelo.
– Sí, deberías. He estado
preocupado. He ido a tu apartamento y no abrías la puerta.
– No estaba. Me marché a
mi lugar favorito para pensar después de probar con el tuyo.
– ¿Dónde es eso?
– La playa.
– ¿No podías haberme
hecho saber que estabas fuera de la ciudad?
– Si hubiera hablado
contigo, me habrías convencido para verte.
– Quizá porque era lo que
los dos necesitábamos – en su voz se notaba la
frustración – Al menos podías haberme
dicho que me esperarías hoy aquí.
– Debería – se sentó y se apartó el pelo de la cara. En la playa no había
encontrado ninguna paz – Estaba tan
cansado... y pensaba que vendrías después de trabajar, no me he dado cuenta de
que trabajas hasta muy tarde.
– No es tan tarde.
– Cómo que no.
– ¡Maldita sea! Vamos al
grano. Si hubiera sabido que estabas aquí, habría venido inmediatamente – respiró hondo para evitar alzar la voz – Estaba preocupado. ¿Eso lo entiendes? – ¿le importaba? – He llamado a tu móvil una y otra vez.
– Lo tenía apagado – bajó la vista.
– Ya me he dado cuenta.
Jae asintió, se puso de pie, se acercó a Yunho y lo miró a los
ojos. En el azul de sus ojos había emociones que él no comprendía.
– Cuéntame – exigió él con tono más suave.
– Siento no haber
llamado. Ha sido desconsiderado y egoísta por mi parte. Debería haberlo hecho
por mucho que me costase. He pensado mucho, pero nada tenía sentido lo mirara
desde donde lo mirara. Cuando he llegado hoy eran más de las cuatro. He pensado
que me echaría una siestecita y tú estarías aquí y podríamos hablar.
– Y me he quedado a
trabajar hasta tarde para tratar de no pensar en que no llamabas.
– Esta situación asusta, Yunho.
– Estoy de acuerdo, pero
pensaría que dos amigos afrontan mejor el miedo juntos que por separado.
– Seguro que tienes razón
– apartó la mirada –.
Sabía... sabía que querrías casarte y yo no sabía qué quería hacer.
– Así que estás
embarazado.
– Sí – lo miró otra vez a los ojos –
o somos muy desgraciados o tenemos mucha suerte, depende de cómo se mire.
– ¿Tú cómo lo miras?
– Mucha suerte. ¿Cómo si
no? Me emociona tener un hijo tuyo aunque toda la situación me dé miedo.
Al notar su fragilidad, lo abrazó con la esperanza de poder
convencerlo de los planes que había concebido esos días.
– ¿De qué tienes tanto
miedo?
– De muchas cosas.
– ¿Qué es lo que más te
asusta?
– Que acceda a casarme contigo y después tú acabes
enamorándote... de otro.
¿Eso era lo que le daba más miedo? No le habría dejado más
estupefacto si le hubiera dicho que le daban miedo los extraterrestres.
– No me voy a enamorar de
otro joven.
– Eso no puedes saberlo
seguro.
– Sí puedo. Confía en mí,
Jaejoong. No hay ninguna posibilidad.
– ¿Crees que hay alguna
posibilidad de que algún día te enamores de mí? – enterró el rostro en su pecho esperando su respuesta.
Deseó mentir, haría todo mucho más fácil, pero no podía.
– Si fuera capaz de
enamorarme, ya lo habría hecho.
– ¿De verdad crees eso?
– Completamente.
– Todo el mundo es capaz
de enamorarse.
– Eso es discutible.
– Sí, supongo que sí – sonrió – Hay cierta gente
que argumenta ese punto de vista de un modo convincente, sin embargo nunca te
he considerado uno de esos.
– ¿Que más te da miedo?
– Ah, lo normal. Lo que
pasará con mi negocio, qué pasa si pierdo el bebé, qué pasa si soy una madre
terrible, si me pondré como una ballena, si seré capaz de aprender griego... – contuvo las lágrimas.
– Vas a casarte conmigo – ¿para qué más querría aprender griego?
– ¿Qué voy a hacer si no?
He contemplado la situación desde todos los puntos de vista y, si no me caso
contigo, tendremos que compartir la custodia y no soy tan ingenuo como para
pensar que te vas a conformar con ser un padre de fin de semana. Acabaremos en
un juzgado.
– Yo...
– No trates de negarlo.
– No iba a hacerlo.
– Bien – le temblaron los labios – No podemos construir un matrimonio con mentiras.
– De acuerdo.
– Aun así el tema de la
custodia no era lo que más me preocupaba.
– ¿No? – ¿qué podía preocuparle más?
– No, era la certeza de
que, si no me casaba contigo, algún día te casarás con otro y formarás una
familia.
– ¿Te preocupa que me
case con otro? – preguntó sólo para aclarar las cosas.
– Claro que me preocupa,
te amo.
– ¿Me amas? – algo dentro de su pecho se hizo pedazos.
– Sí.
– Como amigo – intentó.
Le pasó los brazos por el cuello y negó con la cabeza haciendo
que las lágrimas le salpicaran.
– No, no como amigo.
– No podrás convencer a nadie de que me amas como a un hermano.
Volvió a negar con la cabeza y en sus labios apareció una
misteriosa sonrisa.
– Como al único hombre en
el universo, como a la otra mitad de mi corazón, como a esa parte de mi alma
que ha estado perdida toda mi vida hasta que te conocí.
Se habría tambaleado si no hubieran estado abrazados.
– ¿Así era como amabas a Hyunjoong?
– no supo por qué hizo esa pregunta.
– Lo que sentía por Hyunjoong
no era siquiera una sombra de lo que siento por ti.
¿Podía creer eso? Y si lo hacía ¿qué diferencia suponía? Su
madre también lo había querido, pero lo había abandonado cuando había tenido
que elegir.
– Y aun así no has
llamado.
– Amarte no me hace perfecto, ni tampoco evita que pueda ser egoísta.
De hecho me hace pensar mucho en mí porque me hace muy vulnerable. Quiero
casarme contigo para que no puedas dejarme – las lágrimas se notaban en su
voz – Quiero pasar contigo el resto de mi
vida, y deseaba tanto estar embarazado que no pude dormir la noche antes de la
llamada del médico.
– ¿Querías estar
embarazado? – preguntó, ignorando la culpa que sentía.
– Sí, más que nada. Lo
que seguro que hace que te preguntes si perdí el parche a propósito, pero te
juro que no fue así.
– Claro que no, pero ¿por
qué querías estar embarazado?
– ¿Me has escuchado algo?
Sabía que un bebé me uniría a ti. No porque no sea perfectamente capaz de ser
madre soltero, sino porque tú no querrías que lo fuera. Me da vergüenza sentir
de ese modo, pero no puedo evitarlo. Jamás lo habría hecho a propósito, pero no
disimularé que me siento muy afortunado. Lo que seguramente te hará
reconsiderar si deberías casarte conmigo o no.
– Y si lo deseabas tanto,
¿por qué has desaparecido tantos días?
– Porque cuando tuve lo
que pensaba que quería, vi la imagen de toda una vida casado con un hombre que
no me ama, y me asusté.
– ¿Has sido tan infeliz
los últimos meses?
– No.
– Entonces, ¿por qué
habrías de serlo siendo mi esposo? – su razonamiento
era ilógico.
– Espero no serlo.
– Me aseguraré de que no
lo seas – iba a volver a acusarlo de arrogancia, pero
antes de eso, decidió ofrecerle su propia verdad – Yo también quería que estuvieras embarazado y me alegra mucho que
hayas decidido casarte conmigo.
No pudo resistirse a la expresión que sus palabras habían
provocado en su rostro, la besó largamente.
– ¿Crees que nuestro
mutuo egoísmo es reprochable? – como si la
respuesta importase.
– Creo que hace tiempo
que los dos estamos encantados con el resultado, lo otro no importa.
– Creo que puedes tener razón – lo miró a los ojos –
¿Podemos hacer el amor ahora?
– ¿Es seguro para el
bebé?
– Completamente.
– ¿Lo has preguntado?
– Por supuesto. Sé lo que
pasa cuando estamos juntos y lo vamos a estar mucho.
Le gustó la idea, pero una vocecita le dijo que tuviera cuidado,
que todo podía acabarse.
– ¿Te vendrás a vivir
conmigo?
– Este fin de semana.
– Ya no vamos a dormir
separados.
– No, pero tengo que
trabajar y no podré hacer la mudanza hasta el fin de semana.
– Contrataremos una
empresa.
– Tengo que estar para
supervisar.
– ¿Quieres una gran boda?
– No – lo miro nerviosa – Sólo
nuestras familias.
– Yo no tengo familia.
– Sí la tienes. Ahora
conozco tus secretos. Además de Yoochun, tú hermano en todos los sentidos menos
el biológico, está tu madre, su marido, y tus dos hermanastros. Quiero que
vengan.
– ¿Por qué?
– Porque creo que algún
día te importará que hayan estado aquí. Además herirás a tu hermana si no la
invitas.
– ¿Por qué piensas eso?
– Insistió en que
conocieras a sus hijos, ¿no? Te considera su hermano y sufriría si notara que
tú no la consideras igual.
– Sí la considero así, es
mi hermana para lo bueno y lo malo.
– Es para lo bueno.
– Si tú lo dices.
– Casi soy madre. Ahora
soy prácticamente un oráculo – dijo e hizo un
chasquido con la lengua.
Yunho se echó a reír y lo tomó en brazos. Hacer el amor sonaba
mejor que hablar de la familia. La llevó a su habitación, la de los dos.
– ¿De verdad nos vamos a
mudar a Grecia? – preguntó Jae mientras él le daba besos.
– La isla sería un buen
sitio para criar a un hijo.
– Me casaré contigo a
pesar de todo.
– Has dicho que es lo que
querías.
– Sí – le agarró el rostro con las dos manos para que lo mirara – Esto no es una transacción comercial. No
quiero tu dinero o lo que me puedas comprar. Te amo, Yunho.
Se lo repetía, pero había tardado casi una semana. Quizá él no
entendía el amor, pero no pensaba que fuera tan fácil hacer daño a alguien si
se le amaba. De todas formas, no iba a seguir dándole vueltas a eso. Jaejoong
había aceptado casarse con él aunque, estrictamente, no se lo había pedido.
Eso era lo único que importaba.
Sin decir nada, Yunho lo llevó al dormitorio y lo dejó en la
cama con exquisito cuidado. Jae sonrió y él le hizo un gesto de que esperara un
minuto. Tomó el teléfono de la mesita y marcó.
– Felicítame. Vamos a
tener un bebé y Jaejoong accede a casarse conmigo – sonrió a Jaejoong mientras hablaba.
Del otro lado se oyó un murmullo de voz masculina.
– Sí, te llamo mañana y
te cuento los detalles – un silencio – Sí – colgó.
– ¿Yoochun? – preguntó Jae sólo para estar seguro.
– Sí. Sabía que esperaba
tu llamada. Estaba preocupado por mí.
– Eres un hombre
especial, Yunho. ¿Está feliz por ti?
– Por los dos. Junsu y él
nos llevarán mañana a celebrarlo, si tú quieres.
– Claro. Aunque tengo que
trabajar durante el día. Me he tomado demasiado tiempo libre.
– ¿Crees que tu asistente
se vendría a la isla?
– ¿Brandi? Se lo
preguntaré, pero no sé si podré seguir pagándole su sueldo cuando recorte la
lista de clientes – empezó a desnudarse y eso recordó a Yunho por
qué lo había llevado allí – No quiero
trabajar todo el tiempo si no tengo que hacerlo.
Unos ojos color chocolate lo devoraron mientras se quitaba los
vaqueros y la camiseta.
– Me alegra mucho oír
eso. Buscaremos una forma de pagar a Brandi.
– Quieres decir que le
pagarás tú – dijo mientras se quitaba la blusa.
– ¿Por qué llamaste a tu
empresa Cerulean Designs? – preguntó para cambiar de
tema.
– Buen intento, pero creo
que no hemos cerrado el tema.
– Tampoco se te ha
olvidado que íbamos a hacer el amor, ¿no?
– Yo no soy el que está
completamente vestido.
– Eso lo arreglo
rápidamente.
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un
comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Me gusta su relacion. Ya se empieza asomar el amor. Solo hace falta corregir unas cositas, por ejem al final de este CAP dice: yo no soy el que esta completamente vestida. O por ahí decía algo de única amiga. Corregir solo esos detallitos. Después todo esta súper ^^ gracias por actualizar Amiguis :)
ResponderEliminarGracias Jaque por la correpción ^_^
Eliminar*-* al fin Jae le dijo que lo ama ~aw~ ahora solo falta que Yunnie lo acepte también...y espero que lo haga pronto...
ResponderEliminarGracias por compartir el fic^^/ espero la actu :)
Yunho se asusto cuando penso que Jae lo abandonaba ojala Jaejoong le ayude a superar ese miedo y logre que abra su corazon creo que su hijo ayudara mucho por que si no seriamuy triste para Jaejoong jamasescuchar un te amo gracias por adaptar este fic esta muy bueno espero puedas actualizar pronto
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarEn verdad me encanto el cap! Yunho solo debería permitirse amar a jae . pienso que pronto se verán métidos en un gran lío al pasar por un matrimonio sin amor.
Por otra parte espero no te moleste que otra vez te haga referencia en revisarlo antes de publicarlo ya que encontré varios errorcitos en la adaptación y es que en varias ocaciones te refieres a Jae como "ella" y no "él" y en lo particular me es complicado para mi leerlo ya que me saca totalmente del concepto y siento que de pronto estoy leyendo dos historias y no solo una donde la pareja es el yunjae y no una donde leo que es de yunho y una chica. Espero no te moleste mi observación y que en los próximos capítulos ya no se vean esos errorcitoa tan marcados por lo demás felicidades por tu trabajo!
A su forma Yunho ama a Jae, se lo demuestra, aunque para Yunho todavia no reacciona que eso es amot.
ResponderEliminarGracias!!!
Jae ha pensado mucho sobre su situacion ahora que sabe que está embarazado y le ha dicho a Yunho que lo ama,ahora solo falta que el se enamore de Jae
ResponderEliminarJaejoong está embarazado aunque la idea de que Yunho no lo ame lo hace sentir triste...
ResponderEliminarsu relacion esta avanzando bien ..waaa me emociona que Jae este en espera ..Yunho le da mucha seguridad y se que pronto su amor tambien ..seria lindo que se casaran junto al yoosu :3..pero tanta felicidad tambien me da miedito ..ayyy yo solo quiero verlos con su bebe felices !! .. es la primera historia que estoy siguiendo aqui en tu blog y me encanta !!
ResponderEliminarGracias ^^
ya se enteraron que seran padres y están felices Jae ya le dijo a Yunho que lo ama y sus temores de que el se enamore de otro pues claro que nunca lo ara por que Yunho lo ama a el y aun el no se da cuenta de ello pero se dará y espero que pronto
ResponderEliminarGracias
Eso es lo que esperábamos todo Jaejoong que estés embarazado yeeee por le dijiste tus sentimientos solo falta que el miedo que tiene Yunho desaparezca y el también te declare su amor
ResponderEliminarEn serio creo que Jar es realmente valiente por afrontar tal situación solo, estar embarazado del hombre que amas y creer que en su corazón no hay espacio para tí es algo que pesa. Me encantó la reunión con el YooSu, Justo estaba pensando en como veía mi Chunnie la relación de Yunho con Jae. Y e aquí que son una cosa muy comica cuando intercambian impresiónes. Jajaj me dió mucha risa leerlo todo chismoso queriendo descubrir el secreto y luego alegando por su encango jajaja. Ya era hora de que le soltara a Su Hyung que se pasa de cabeza dura. Me va a gustar cuando Yunho asepte su amor por Jae.
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