La Conquista del Rey. Cap 9

“Oh, si yo le enseñe. El Rey será mío de nuevo. Deja sangrar al sucio Kari! Mío de nuevo”

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Todo duele. La respiración era difícil, toda mi espalda dolía incluso si yo movía un dedo podía sentir la corriente de dolor viajando a través de ellos. No estaba seguro de si quería abrir los ojos, pero una voz a mi izquierda me dijo

― Por favor despierta, mi Príncipe ― Mi Rey hablo y no era como el Rey que había encontrado por primera vez ― Oh, gracias a los dioses, ¿estás despierto? Tengo que ir a buscar al sanador. ― Se puso de pie tambaleándose, pero aun así se precipito hacia la puerta y hablo con alguien que estaba parado  fuera.

Se le veía cansado, agotado de hecho, con sus ojos apenas abiertos y sus ropas sucias, nada dignas de un Rey. Mientras caminaba de espaldas a mí, todo lo  que pude ver fue preocupación.

― Por favor, no te muevas. Los sanadores no estaban seguros de sí despertarías de nuevo. Dijeron que la herida era demasiado profunda y que debía ser fuerte. Me alegro de que seas tan fuerte. ― Me susurro mientras se inclinaba hacia mí y me besaba en la frente.

Yo solo observaba, no estaba seguro de mis sentimientos ahora, no estaba seguro de sí debería estar agradecido con él cómo lo estaba cuando me trataba como a un verdadero príncipe. Después de todo, él solo quería un niño, e incluso como marido, él no fue capaz de protegerme. Dejo que me atacaran, que me hirieran. Mi Rey lo único que quería era un niño, un niño que sería mi muerte.

― Tú no me protegiste ― dije las palabras en voz áspera, no podía reconocer mi propia voz. Vi el shock en su rostro convertirse en dolor. Su boca se abrió, pero entonces el sanador se precipito a la habitación, poniendo fin a todo intercambio entre nosotros.

Se asomó y estimulo mi espalda, haciendo que silbara y gruñera y que momentáneamente todo se volviera negro. Después que todo fue hecho, y ellos estaban seguros de que no estaba en peligro de muerte, hicieron su magia, uniendo el tejido nuevamente, curando mis heridas, y cuando se fueron me quede con nada más que moretones en mi cuerpo y un Rey triste, que me observaba.

― Lo siento ― dijo con ojos cautelosos y mirada distante.

Yo no tenía ninguna palabra que decir. El dolor había disminuido, el peligro se había ido, pero también se había ido la intimidad entre Yunho y yo. Yo tenía miedo de nuevo, no de la novedad, sino miedo por mi vida. No tenía a nadie a quien recurrir, nadie que me ayude. Estaba completamente solo. Deseaba tener  a Junsu junto a mí, para abrazarme y consolarme. Necesitaba consejos desesperadamente y en Rising Sun no tenía amigos.

― ¿Quién es Junsu? ― El Rey pregunto de repente, dejándome perplejo por la forma en que él sabía exactamente de ese nombre.

Lo mire confuso y desconfiado.

― Acabas de decir “necesito a Junsu” ― el suspiro bajo la cabeza y froto sus ojos ― Dime quien es y lo voy a traer.

No me esperaba eso. Tal vez a él realmente le importaba. O tal vez solo quería sacarme de sus espaldas. Pensé en tener que dormir con él otra vez, y me estremecí. ¿Cómo lo iba a hacer cuando no confiaba en él? Pero de nuevo, ¿no era la misma situación en la que estaba cuando firme el contrato?

― Es mi primo ― le susurre.

― Está bien. Voy a enviar por el ¿Puedo hacer otra cosa que te ayude?

Pensé en ello, y junto al Rey, el único al que conocía era a Changmin, ― ¿Puede venir Changmin y sentarse conmigo?

La mandíbula de Yunho se apretó, pero después de un tiempo dijo “Por supuesto” y rápidamente salió de la habitación.

No estuve solo mucho tiempo hasta que Changmin entro con Yunho a su izquierda. Había preocupación en su rostro, pero cuando vio que yo lo veía, sonrió.

― Estábamos todos preocupados por usted ― dijo mientras ocupaba el asiento vacío al lado de la cama.

― ¿Por qué? ― le pregunte, desconcertado por sus palabras. Ninguno de ellos me conocía. Yo era el enemigo, algo que mi cercana muerte había atestiguado y ciertamente no había estado allí es tiempo suficiente para hacer amigos.

Changmin no dudo en decir ― Usted es bueno y de fácil sonrisa. Nunca nos trata mal, y ah sido bueno para el Rey.

― ¿Qué quieres decir?

― ¿Acerca de nuestro Rey?

― Sí.

― Bueno, después de pasar una noche contigo, había estado sonriendo como nunca lo había visto desde que era un niño. Él ya se preocupa por usted.

― El solo quiere tener un hijo ― le dije y volví la cabeza de hacia la  ventana.

― No creo que eso sea todo. No ha dormido en días desde que usted fue atacado. El velaba por usted, le acariciaba el pelo, le decía que todo estaría bien, si usted despertaba. Sin embargo, usted no está embarazado, asique no podría haber estado preocupado por él bebe.

Me di la vuelta, mirándolo con los ojos muy abiertos ― ¿No me estas mintiendo?

― Yo no miento, mi Príncipe. El rey estaba preocupado. Coloco guardias apostados en el extremo de la sala. Nadie puede entrar en la torre sin explicar porque está allí.

Tal vez al Rey realmente le importaba. Tal vez había llegado a quererme y no se preocupaba por el niño en lo absoluto. Pero yo sabía que era una mentira. Yunho quería la paz permanente entre nuestros dos reinos y necesitaba un niño. Pero tal vez…

― Te das cuenta de que debería estar sentado a tu lado. ― Changmin rompió el hilo de mis pensamientos ― Es altamente inadecuado para un simple ayudante cuidar tu salud. Es una mala señal para la unión que tu cónyuge no esté a tu lado.

De pronto me sentí avergonzado. No podría tener certeza sobre los motivos de Yunho, pero yo sabía muy bien lo que significaba el deber. Los rumores  podrían poner en peligro su reinado, y la poca estabilidad que nuestros reinos tenían.

― ¿Lo llamarías por mí? ― le pregunte tentativamente, todavía acostado sobre mi vientre, con la cabeza apoyada en la almohada.

Changmin sonrió ― Por supuesto, mi Príncipe ― se levantó y salió de la habitación dejándome solo de nuevo.

Cuando regreso, Yunho tenía dudas, me miraba como si le tuviera miedo, y me sentí mal por eso. No debería tener miedo de mi cónyuge sin importar las diferencias entre nosotros.

― ¿Me abrazas hasta que me duerma? ― le pregunte suavemente, pensando en que era realmente lo que necesitaba. A pesar de que Yunho no sintiera nada  por mí, solo estar entre sus brazos se sentía mejor que estar en  casa.

Él estaba vacilante, como si evaluara si realmente estaba siendo bien recibido, o si le estaba jugando una mala pasada. Pero una vez la decisión estuvo tomada, se deshizo de su chaleco, envolvió su ropa y se arrastró detrás de mí.

― Gracias

― De nada, mi Príncipe ― susurro antes de besar mi cuello.

Tal vez también había esperanza para nosotros, pensé entonces, una promesa de algo más que nuestros herederos. Tal vez Yunho aprendería a cuidar de mí, como un cónyuge debe, y tal vez todo lo que necesitaba era una oportunidad. Tal vez todo lo que tenía que hacer era darle una.

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