lunes, 7 de agosto de 2017

La Conquista del Rey. Cap 2



¡Jae! ¡Acabo de oír lo que pasó! ― Junsu se precipitó en la habitación y casi se me echó encima cuando me senté en la cama.

Era mi primo, unos años más joven que yo, y el único amigo cercano que tenía en el mundo. Los dos éramos delgados cuando se trataba de constitución, algo característico para los Kari, pero aparte de las características faciales similares, no nos parecíamos en nada. Yo era uno de los puros de origen, no afectado por las generaciones mezcladas con los Rising Sun, y fui tocado por Dios al nacer, como tenía las cicatrices de tres líneas, casi arañazos, a la izquierda de mi vientre. Era un don concedido sólo a algunos hombres Kari, que nos dio la capacidad de tener un hijo. Mi pelo era negro Kari y largo, y mis ojos eran plateados, el color poco común y transmitido del lado de la familia de mi padre.


Ahora, Junsu era una mezcla. No tenía ninguna posibilidad de tener niños, una característica de las mezclas y de los Rising Sun. Su cabello era de color azul oscuro, alcanzando su hombro del lado izquierdo y apenas tocando la oreja a la  derecha, mientras que sus ojos eran marrones. Todos los Rising Sun tenían los ojos marrones y el pelo azul oscuro, pero sus marcas de la sien eran únicas, al igual que el color de los ojos difería entre los Kari. Junsu carecía de las marcas de la sien, pero siempre pensé que crecería como su lado Rising Sun y tendría más  anchura y más altura que yo.

Los hice cambiarlo ― susurré mientras me abrazaba.

¿Te quedarás aquí? ― Junsu preguntó esperanzado.

No. Bueno, sólo si el rey no da su consentimiento a mis términos. Entonces iremos a la guerra otra vez.

¿Consentimiento para qué? No seas así, Jae, dime. ― Junsu gimió, cómodamente apretado contra mi cuerpo.

Ellos querían sólo entregarme a él. Hacerme su Uralain y lavarse las manos de mí. Los hice escribir un contrato.

No entiendo qué quieren decir con Uralain ― Junsu murmuró.

Con ese comentario en el aire habría sido obvio para cualquiera que estábamos relacionados.

Pero luego Junsu sólo lo tomo como si nada.

¿Qué escribieron en el contrato?

Solo que el rey no puede tener a nadie en su cama excepto a mí, y quiero estar legalmente casado. Aunque podría haber sólo pedido casarnos, y él habría tenido que cumplir con las leyes de la unión.

¡Pero es el rey! ¡Deseará un heredero! ― Junsu se apartó y me gritó angustiado.

Es mejor morir que ser vendido como una puta en alguna parte. ― dije de nuevo silenciosamente.

¿Qué quieres decir con puta? ¿Qué significa Uralain? ― Alargó la palabra.

Eso significa que tengo que dormir con el rey cada vez que quiera, sin ningún compromiso, y que cuenta con una sala llena con otros como yo, que comparten su cama también.

Junsu jadeó. ― Me alegra que dijeras que no ― Me abrazó estrechamente y pude sentir sus lágrimas empapando mi camisa.

¿Firmará?

No lo sé. Los consejeros deben haberle enviado el contrato. ― Jugué con las puntas del corte recto de su cabello.

¿Si lo hace, te veré otra vez? ― Preguntó esto en un hilo de voz, casi haciéndome llorar también.

No lo sé, pero supongo que no. Lo pedí por seguridad, pero cedí todos mis otros derechos. Él será mi rey y sólo voy a ser una decoración a su lado. ― Abracé más cerca a Junsu, no queriendo pensar en la salida en absoluto.

Nuestra paz fue rota por Shindong mientras se apresuraba a mi habitación sin molestarse en llamar. ― Tengo el contrato, mi Príncipe ― dijo, sin  aliento.

¿Está firmado? ― Le pregunté, mientras Junsu se alejó de mí y se paró a un lado.

Sí, está firmado. Ahora tenemos que irnos. ― Shindong me  apresuró de nuevo.

Enséñame ― insistí, demasiado asustado como para confiar sólo en la palabra del hombre.

Shindong dejó escapar un suspiro mientras se acercó a mí, desenrolló el contrato, y me lo mostró. A pesar de sus protestas, tomé el documento y comencé a leer. Fue una sorpresa que realmente escribieran todo lo que había pedido y el documento tenía la firma y los sellos reales de ambas  casas.

Devolví el contrato, pero cuando Shindong se apresuró otra vez, lo detuve, acercándome y mirándolo a sus ojos. ― ¿Estoy a salvo, Shindong?

Por primera vez ese día, Shindong me miró, realmente me miró, y capté la compasión en sus ojos.

Sí, mi Príncipe, está a salvo.

Mentiría si dijera que no sentía alivio, pero de todos modos, estaba asustado e indispuesto. No quería marcharme de casa y yo no quería dejar a Junsu.

Hablando de él, Junsu estaba llorando, de pie, dos pasos detrás de Shindong. Su hermoso rostro estaba desfigurado por el dolor y las lágrimas. Cerré la distancia entre nosotros, abrazándolo muy cerca.

Mi primo hermoso, regirás estas salas cuando llegue el momento. Estas por encima de los tuyos y serás tan fuerte como yo sé que eres. Los Kari no son nada sin su línea gobernante. Sabes que siempre estarás en mi corazón. En  esas noches solitarias que me esperan, dedicaré un pensamiento a tu camino y trataré de no llorar por la pérdida de mi mejor amigo. Mi familia. ― Besé su frente fugazmente y escapé tan rápido como pude.

Por primera vez en días, Shindong estaba persiguiéndome iba detrás de mí mientras me dirigía del palacio hacia el coche. Mis cosas estaban cargadas ya a bordo y mientras subía al asiento, lo único que quedaba por hacer era esperar unos momentos para que Shindong me alcanzara. A pesar de mi edad, iba a ser mi escolta designado. Todavía estaba dispuesto a apostar que decidían cosas tan triviales recurriendo al palillo más corto.

Las primeras horas del camino fueron tranquilas. Estaba demasiado perdido en mis pensamientos, asustado, nervioso y confundido. Creo que Shindong estaba sólo incómodo. No me podía imaginar estar en sus zapatos. Sabiendo que todo el país dependía del concilio y entregaría a su príncipe al rey de un país más poderoso no debió haber sido fácil. Sabía que no me odiaban. Era un peón apenas perceptible en su reino: sin educación, huérfano, completamente inexperto y sin ninguna habilidad digna de mención.

Pero mi padre estaba muerto. Existía la posibilidad de que pudiera cambiar mis circunstancias, mejorar yo mismo. Se me ocurrió que podía hacer preguntas, leer libros de mi elección, y tal vez aprender algunos hechizos fáciles. Sabía que tenía magia. Había sido puesta a prueba cuando era sólo un niño, pero mi padre nunca me permitió aprender cómo usarla.

¿Cuándo tendrá lugar la ceremonia? ― Le pregunté a Shindong, sintiéndose extrañamente animado.

Se sorprendió al principio, pero respondió: ― Nos dijeron que los asistentes se encargarían de usted. Una vez que esté listo, será llevado ante el jefe del concilio y al rey. Leerán los votos allí.

¿Será privada? ― Estaba sorprendido. Después de todo, un rey y un príncipe se estaban casando. Había esperado una celebración de algún tipo.

El rey no quiere provocar insatisfacción entre su pueblo. Algunos no verían con buenos ojos al heredero de Kari sentado en el trono junto a su rey.

Eso tenía sentido, pero aún así me hizo temer por mi futuro. No esperaba ser ocultado a los ojos del público. ― ¿No lo acompañare en las reuniones del consejo y a las relaciones con el pueblo?

Me dijeron que no. Se limitará a sus habitaciones hasta que la paz entre nuestros pueblos se restablezca.

No era lo que esperaba, pero de nuevo, no era muy diferente de la vida que ya tenía. Mi padre me permitió muy pocas libertades también.

¿Qué acerca de sus Uralains? ¿Voy a verlos? ― Era uno de mis temores. Yo era inexperto, pero no era un completo tonto. Una gran cantidad de hombres, y mujeres, se quedaría sin la atención del rey, y todos ellos me culparían.

Han sido asignados a diferentes tareas o enviados a otras casas. El rey Yunho se aseguró de ello tan pronto como firmó el contrato.

Bien. Gracias ― le dije a Shindong. Estoy seguro de que estaba visiblemente aliviado.

Nunca hubiéramos aceptado tal acuerdo si no fuera por su insistencia, mi Príncipe. ¿Entiende lo difícil que es sobrevivir al nacimiento de un hijo? No habríamos arriesgado su vida.

¿Y estar en la cama permanentemente al servicio del rey es mejor? Tendría que estar con muchos otros, siempre listo para servirlo entre sus sábanas, pero también correr el riesgo de ser herido por los amantes celosos o vendido una vez que mi utilidad haya expirado. ― tragué con rabia.

Mi Príncipe, que cosas dice. El rey habría asegurado su seguridad, y nunca lo hubiera vendido. Es un príncipe, demasiado valioso, incluso perdiendo tu trono.

No hay ninguna garantía. Habría sido otro esclavo. De esta manera, tengo  un lugar en su casa, y aunque muera dando vida, una parte de  mí sobrevivirá.

Espero que su vida resulte ser larga y alegre, con muchos niños que le hagan compañía ― dijo Shindong, con una curva en sus labios.

Esto fue suficiente para hacerme sentir un poco mejor y le mostré mi primera sonrisa genuina de ese día.

En algún momento cerré los ojos y la próxima vez que los abrí, el carruaje estaba inmóvil y Shindong me apretaba el brazo, tratando de despertarme.

Estamos aquí, mi Príncipe.

Me senté erguido, parpadeando alejé el sueño y con una respiración profunda, salí.

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6 comentarios :

  1. ahora si Jae agárrate que conoceras a tu rey y no lo querrás dejar nunca mas

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  2. Pobre Jae, esta pasando por algo terrible, no comprendo por qué el Rey, su padre lo privó de comocer sus responsabilidades. Su hijo era futuro rey de su pueblo y tal parese que veia a Jae como un giñapo sin caracter incapaz de llevar a su pueblo como gobernante. Ay Diooos se van a ver por primera vez¡¡¡ esto se pone bueno¡¡¡¡

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  3. Qué raro que yunho lo haya aceptado con tanto facilidad, no sé si es confiable

    Gracias por el cap

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  4. Que pretendia el padre de Jae al no querer enseñarle nada de su reino, de la vida, pero bueno haber como le va con su rey.

    Gracias!!!

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  5. Bueno me guarde lo mejor ,empiezo a leer mi linda ,ya me atrapo pobre Jae siempre le toca lo mas difícil.....o no ....a leer. gracias

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  6. Que padre mas extraño, como iba a heredar a JJ el reino alguna vez, si nunca lo preparó para ello. Lo mantuvo ignorante y casi encarcelado. Ojalá que todo sea mejor ahora.

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