viernes, 6 de mayo de 2016

Una isla para la seducción. Cap 5





Desde el aire, la vista de la última adquisición de Yunho y Yoochun era increíble. Jaejoong no tuvo ningún problema para imaginar esa isla como un oasis para los huéspedes. A diferencia de muchas otras islas llenas de rocas, ésa estaba cubierta de verde hierba y árboles. Había un gran olivar y lo que parecía un naranjal.
Sobrevolaron la aldea de pescadores, con sus tradicionales casas blancas con tejados rojos. Los barcos se mecían en el agua. Todos eran barcos pequeños.
Un círculo pintado de blanco a doscientos metros de la aldea sobre un acantilado, tenía que ser su destino. Le sorprendió que hubiera un helipuerto, había esperado una pequeña pista de aterrizaje y así lo comentó con Yunho cuando se dirigieron caminando a la villa.
El joven que se había presentado a sí mismo como el nieto del ama de llaves insistió en llevar su equipaje.
 – El patriarca prefería viajar en barco, pero sus hijos insistieron en un medio más rápido – respondió Yunho a su comentario – Y por qué helicóptero y no avión, no te lo sé decir. Supongo que se resistiría a hacer la excavación necesaria para construir una pista.
 – Nosotros haremos esa excavación, ¿no? Quiero decir que los huéspedes podrán venir en avión.
El joven la miró con una expresión extraña.
Yunho no pareció notarlo, pero negó con la cabeza.
 – El objetivo de este centro será la relajación total. Empezará con un crucero de lujo desde el continente.
 – Apuesto a que tú te quedas con el helicóptero – pero Jae hubiera preferido el crucero.
 – Yo no soy un posible cliente.
 – Quizá deberías serlo.
 – Quizá tú también. Podemos asistir juntos a la semana de inauguración – dijo abriendo la puerta principal.
Una anciana les dio la bienvenida antes de dar unas instrucciones rápidas a su nieto.
 – Los jóvenes olvidan el decoro – dijo en perfecto inglés. Sacudió la cabeza – Quizá debería ser pescador.
 – Habrá mucho trabajo para quienes quieran, primero en la construcción y después cuando esté en funcionamiento.
 – ¿Dará primero la oportunidad a los de aquí? – preguntó esperanzada la anciana.
 – Sí – dijo rotundo – No queremos que los residentes se sientan desconectados de las instalaciones. Su participación es esencial.
El ama de llaves sonrió y los guió por el interior de la villa hasta un enorme salón de impresionantes vistas.
– ¿Quieren un refresco? – preguntó.
 – Su antiguo patrón hablaba maravillas de la limonada hecha con frutas de la isla.
 – Mandaré a una chica con una bandeja – dijo encantada.
 – Gracias. ¿Se ha informado al señor Tilieu de nuestra llegada? – preguntó Yunho.
 – Sí, aunque no sé cómo alguien no puede advertir el sonido de un helicóptero.
Jaejoong se contuvo de sonreír, lo mismo que Yunho.
 – ¿Usted prefiere viajar en barco? – preguntó Jaejoong.
 – Yo prefiero no viajar, que la gente monte en esas cosas ruidosas es un misterio para mí – agitó las manos como para apartar el pensamiento.
 – Algunas veces es necesario – dijo Yunho.
 – Si usted lo dice, Jung Yunho – se marchó.
 – Bonito, ¿verdad? – se dirigió a Jaejoong.
 – Absolutamente precioso. Podría pasar horas mirando por estas ventanas.
Se acercó a Jae, pero no la tocó.
 – Es hipnotizador. El atardecer será espectacular.
 – ¿Podremos verlo?
 – Si ése es tu deseo.
 – Has sido muy indulgente conmigo este viaje – aunque desde que le había hablado de su pasado mantenía una distancia que no podía ocultar.
El descubrimiento de esa mañana no había alterado eso, pero sí había provocado otros cambios en su conducta.
 – Te mereces un poco de mimo.
 – No me quejaré porque pienses así.
 – Bien. Y hablando de malcriar, ¿quieres asistir a la inauguración conmigo?
 – No tengo ninguna duda de que tú estarás, pero sinceramente dudo que vayas a disfrutar del descanso y la relajación que las instalaciones van a ofrecer.
 – Me aseguraré de que aún seas mimado – aseguró Yunho.
 – ¿Y tú?
 – Yo ¿qué?
 – ¿No crees que podrías hacer que te mimen un poco?
 – Me entregaré a los servicios del spa.
 – Para probar su calidad, seguro.
 – ¿Y qué pasa si es así?
 – Eres un adicto al trabajo – afirmó.
 – Como tú.
 – Me encanta mi trabajo – pero no era una adicto, cuando el negocio estuviera en marcha reduciría la jornada – Pero nunca he querido que el trabajo lo fuera todo para mí.
 – ¿Entonces por qué consideras que ser madre supondría el final de tus sueños?
 – No me refería a mi negocio.
 – Entonces, ¿a qué te referías?
– No es algo de lo que me apetezca hablar ahora – no tenía sentido abordar su viejo sueño de casarse con un hombre que lo amaro y el más reciente de que ese hombre fuera él.
Yunho abrió la boca para decir algo, pero antes de que pudiera se oyó una voz masculina.
 – Por fin habéis llegado.
Se dieron la vuelta y vieron a un atractivo hombre negro.
 – Ah, Jean-René – Yunho se acercó a él con la mano tendida – me alegro de verte.- Se volvió hacia Jaejoong – Pethi mu, éste es nuestro arquitecto, Jean-René Tilieu. Jean–René, él es Kim Jaejoong, nuestro diseñador.
Jean–René sonrió e hizo una reverencia sobre la mano de Jaejoong más que estrecharla.
 – Un placer excepcional, mademoiselle.
 – Merci, estaba deseando trabajar contigo. Encuentro tu trabajo inspirador e impresionante.
 – Ah, sabe que el camino al corazón de un hombre es la adulación, ¿no?
Yunho la agarró de la cintura y dijo:
 – Jaejoong no adula, siempre dice la verdad.
Jean-René les dedicó una mirada especulativa y después la miró a los ojos y dijo serio:
 – Entonces me siento doblemente honrado, mademoiselle.
 – Jaejoong, por favor.
 – Un nombre interesante, n’est-ce pas?
 – Lo debo a uno de los mentores de mi padre en el ejército – informó Jae.
 – Nunca me lo habías contado – dijo Yunho mirándola.
 – Es un poco embarazoso tener el nombre de un sargento que mascaba tabaco y disparaba pistolas con el mismo entusiasmo.
 – Jaejoong es un nombre femenino, ¿no? ¿Ese sargento era una mujer? – preguntó Jean-René.
 – No – se echó a reír – Jaejoong era su apodo y nunca le pregunté por qué se lo pusieron.
 – Seguramente fuera lo mejor – dijo Yunho con humor.
 – Eso fue lo que yo pensé – dijo Jae.
 – Dos grandes cabezas – dijo el arquitecto con su brillante sonrisa – Este proyecto está en buenas manos.
 – Sin duda. He estudiado tu trabajo a fondo y he trabajado lo bastante con Yunho para saber que nuestras perspectivas van a encajar perfectamente – su única preocupación era cómo sería trabajar con el contratista griego, dado que era un perfecto desconocido para él.
 – Très bien. ¿Quieres que empecemos a discutir los aspectos iniciales en la cena o esperamos a mañana? – preguntó a Yunho.
Yunho la miró a ella y preguntó:
 – ¿Qué te parece?
– ¿Está el comedor en este lado de la casa?
 – No, pero podemos cenar aquí – respondió Yunho.
 – Mais oui, la vista del atardecer es magnifique. El de ayer fue glorioso.
 – Entonces arreglado – se alejó de los dos hombres en dirección a la escalera – Estoy deseando instalarme y seguro que vosotros también. ¿Cuál es mi habitación?
 – He hecho que el ama de llaves nos ponga en la suite principal – esa vez no le había pedido su opinión y su expresión lo desafió a que dijera lo contrario.
 – Entonces nos vemos arriba – no iba a discutir, disfrutaba durmiendo con él.
Fue a la búsqueda de la habitación segura de que no sería difícil de encontrar. Cuando encontró una doncella deshaciendo su equipaje, se llevó la misma sorpresa que al ver la cama con dosel.
Estaba cubierta con una colcha de algodón blanca decorada con intrincados motivos más oscuros. Las ventanas francesas daban a un balcón que rodeaba toda la casa. El armario, el vestidor y las mesas estaban hechos de maderas oscuras. Resultaba fácil pensar que había sido la habitación de un hombre, pero le gustó. Mucho.
Disfrutando de la vista, se quitó la chaqueta y la dejó en el respaldo de un sillón de brazos que miraba a una gran chimenea preparada para encenderse. Interesante, si el tiempo era lo bastante frío, hablaría con el arquitecto de poner chimeneas en las principales zonas de las instalaciones.
 – Perdón, ¿habla inglés? – preguntó a la doncella que estaba metiendo las maletas bajo la enorme cama.
 – Sí.
 – Estupendo, porque yo no sé griego.
 – ¿Es americana, sí? – preguntó la joven con una sonrisa.
 – Sí. En el colegio estudié español – era el único idioma que sabía encontraría en cualquier instituto fuera donde fuera destinado su padre – ¿Hace frío suficiente para encender el fuego?
 – Algunas tardes, sí. No hace mucho frío, pero el fuego es bonito.
 – Ya – sonrió – . Gracias.
 – De nada.
 – ¿Cuándo dio instrucciones el señor Jung de que compartiríamos la habitación? – se sintió ridícula, pero necesitaba saberlo.
 – No lo sé – dijo un poco extrañada la doncella – pero el lunes el ama de llaves me dijo que tuviera preparada la habitación para el señor Jung y su invitado.
Así que había planeado compartir la habitación hacía tiempo.
Eso no era muy sorprendente. No hacían mucho esfuerzo por ocultar su relación, pero normalmente él no era tan descarado en lo relacionado con el trabajo. Antes de sus revelaciones de Atenas, habría tomado eso como una buena señal para el futuro de su relación. En ese momento sólo añadía confusión.
Antes de esa mañana no la consideraba adecuada como madre y esposo. También había dejado claro que no anticipaba entrar en una relación permanente con él. Todo eso quedaba descartado si estaba embarazado, sin embargo. Algo sobre lo que no tenía ninguna duda. Si era así, él insistiría en casarse. Su afirmación de que no era como su padre, dejaba claro que tendría un papel importante en la crianza de su hijo. Pero Jae no estaba segura de qué quería.
Yunho encontró a Jaejoong sentada en un sofá en la terraza del dormitorio.
 – ¿Cansado?
 – ¿Qué? – Lo miró con los ojos del mismo color que el mar – No, sólo pensaba, trataba de aclarar cosas y cada vez estoy más confuso.
 – ¿Quieres un hombro sobre el que llorar?
 – Esta vez no.
Frunció el ceño, no era la respuesta que esperaba.
 – ¿Te gusta la casa?
 – Sabes que sí. Pero casa... Creo que mansión es más adecuado. ¿Cuántos dormitorios tiene?
 – Doce, cuatro de ellos grandes suites como ésta.
 – ¿Cómo puedes decir entonces que ésta es la principal? -retó.
 – ¿Tú cómo lo has sabido?
 – La doncella estaba deshaciendo el equipaje.
 – Y por algo más, ¿no?
 – ¿Por qué otra cosa?
 – Por la cama.
 – Sí, no podría estar en otra habitación que no fuera la principal.
 – Exacto – se puso delante de Jae y tendió una mano que él agarró – Me alegro de que no vayamos a tirarla – algunas veces tenían que derribar para luego construir, esa vez no.
 – ¿Va a ser parte de las instalaciones? – preguntó no muy contento con la perspectiva.
Tiró de él, después ocupó su espacio y lo sentó en su regazo.
 – Al principio pensaba que podría serlo, pero cada vez que he venido me he sentido más unido al sitio. A Yoochun también le gusta. Creo que podemos quedárnoslo para uso personal, pero él tendrá que buscarse su propia suite principal, yo me quedo con ésta.
 – ¿De verdad?
 – ¿Por qué tan sorprendido? Estamos de acuerdo en que la cama es perfecta.
 – No me refiero a eso – se movió hasta ponerse cómodo encima de él y eso tuvo un efecto previsible en el flujo sanguíneo debajo de su cintura – No os veo a ninguno de los dos lo bastante relajados como para venir aquí.
 – Se va a casar. Después tendrá críos. Es un buen sitio para traerlos. A Junsu le gusta viajar, pero prefiere las residencias privadas a los hoteles.
 – Eso tiene sentido.
 – Sí – tiró de él y la abrazó – ¿Y tú puedes imaginarte pasando aquí unas vacaciones?
Suspiró mientras apoyaba la cabeza en su hombro.
 – Muy fácilmente. Si tuviera una propiedad como ésta, no la dejaría para casa de vacaciones – el anhelo soterrado en su voz lo sorprendió – No sé cómo lo harían los anteriores dueños.
 – ¿Cómo llevarías tu negocio desde aquí?
 – Creía que los sueños no tenían que ser prácticos.
 – Cuéntamelo – lo rodeó con los brazos y disfrutó del momento de relajada proximidad.
Le encantaba estar con Jae, lo que era el tipo de pensamiento peligroso que debía evitar antes de empezar otra vez a contar secretos. Se trataba de saber qué pasaba en su complicada cabeza, no de revelar más de la suya. Y tendría que recordarlo.
 – Vivir aquí sería un lujo, pero para responder a tu prosaica pregunta, con Internet de alta velocidad, un buen servicio telefónico y una fax a color, podría llevar mi negocio desde cualquier sitio.
 – Requeriría viajar mucho – sobre todo si seguía trabajando al ritmo que se había impuesto.
 – Ya viajo mucho.
Sin embargo comprendía su deseo de vivir allí.
 – Algunas veces se me olvida lo mucho que me gusta el sol, pero con unos pocos días en Grecia me he malacostumbrado a los cielos azules.
 – No podemos exigir eso en Seattle – dijo Jae con un suspiro.
 – Es cierto. El primer año que Yoochun y yo vivimos allí pensábamos que nunca dejaría de llover.
 – Seattle tiene cuatro estaciones.
 – Y en las cuatro llueve.
 – Cierto – dijo en un gruñido – Pero es mejor que Nueva York con sus ventiscas, créeme.
 – Aquí, sin embargo, el tiempo es perfecto – no se había marchado de Grecia huyendo del sol.
 – Si te gusta un clima cálido.
 – Como a mí.
 – A mí también – suspiró – . Quizá debería haberme mudado al Sur de California cuando dejé Nueva York.
 – No, no nos habríamos conocido.
 – Puede que estuvieras mejor.
¿Qué? Él no pensaba así. Se movió para poder mirarlo a los ojos y los vio turbulentos.
 – ¿Estás intentando decir que nuestra amistad ha ido en detrimento mío en algún sentido?
 – Bueno, no es que yo sea la persona que imaginas como la futura madre de tus hijos – en su voz resonó un dolor que él no esperaba.
 – No he dicho en ningún momento cómo sería él o ella.
Tampoco lo había pensado nunca seriamente. Había pensado en Jae en ese papel antes de empezar a acostarse con él. Admiraba su carácter y había pensado que sería una excelente madre y esposo salvo por esa vena romántica que no le había curado su matrimonio roto.
 – Pero no me considerarías a mí.
 – Tienes razón – ésa había sido su decisión final.
Jaejoong giró la cabeza por completo, pero antes ya había visto él la tristeza en sus ojos.
Oh, no, lágrimas no. Suavemente le giró la cabeza para que lo mirara.
 – No porque no piense que serías adecuado, sino porque sé que jamás considerarías... ¿cómo llamarías a mis nebulosos planes de matrimonio? Un matrimonio concertado.
 – ¿Por qué tendría que ser así entre nosotros?
 – ¿Cómo podría ser si no?
 – Por amor.
 – ¿Amor? – ¿no habían hablado ya de eso? – . Si alguna vez he tenido propensión al amor, se terminó. El amor no siempre dura. Tampoco duran mucho los lazos de sangre.
 – Así que sólo nos queda el negocio...
 – La amistad verdadera puede durar – admitió.
 – Como tu amistad con Yoochun.
 – Sí.
 – Es la única persona en toda tu vida que nunca te ha decepcionado, ¿verdad?
 – A un nivel personal, sí – le pasó un dedo por los labios – . Bueno, en realidad, no. Tú jamás me has decepcionado tampoco.
 – Hasta esta mañana – le tembló el labio inferior.
 – No me has decepcionado.
 – ¿Cómo lo llamarías entonces?
 – Es la verdad. Ya hemos asignado las culpas, ¿recuerdas?
 – No creo haberlo entendido entonces – sonrió.
 – Lo hemos acordado esta mañana.
 – No ha sido un acuerdo, ha sido lo que has dicho tú.
 – Tengo razón.
 – Tienes lo que podríamos llamar una tendencia irritante a pensar que la tienes – le acarició el cuello.
 – ¿Qué puedo decir? Normalmente la tengo.
 – Así que admites un cierto nivel de infalibilidad... – se apartó para mirarlo a los ojos.
 – Naturalmente.
 – Eres tan arrogante – sacudió la cabeza sonriendo – ¿Por qué encuentro eso cautivador?
 – Dímelo tú.
 – Me acojo a la Quinta Enmienda.
– Estamos en Grecia – señaló él  no en los Estados Unidos, aquí no rige.
 – Apuesto a que la constitución griega tiene algo parecido que impide testificar en contra de uno mismo.
 – Nos estamos saliendo del tema.
 – Cierto – reordenó sus pensamientos – ¿Por qué si confías en la amistad no crees que un matrimonio basado en ella podría funcionar?
 – No he dicho que un matrimonio entre nosotros no funcionaría, pero fallaría a la hora de hacerte feliz – y eso era lo que le había hecho abandonar la idea.
 – ¿Por qué? ¿Planeas acostarte con otros?
 – No, podría darte fidelidad – en eso no tenía ninguna duda – . Sin embargo, no podría darte algo igualmente importante para ti – hacía tiempo, en una conversación de sobremesa de una cena, Jae le había dicho que seguía esperando el final de cuento de hadas con amor y príncipe azul.
Él era una rata callejera, no un príncipe, y el amor ni estaba ni estaría en sus previsiones.
 – Hablas de amor otra vez, ¿no? – preguntó Jae.
 – Sí. ¿Puedes decir sinceramente que considerarías una propuesta de matrimonio sin él?
Jae se mordió el labio y apartó la mirada. Negó con la cabeza.
 – Lo que yo pensaba.
 – Así que... ¿dónde nos lleva esto?
 – No lo sé – si estaba embarazado trataría de convencerlo de que se casase con él al margen de los sentimientos.
Sabía que su despiadado interior se mostraría y ni siquiera lo sentiría. Si estaba embarazado ninguno de los sueños de los dos tenían preferencia. Se haría lo mejor para el niño. No sabía cómo se era padre, pero Yoochun y él se habían autoeducado en los negocios y habían tenido éxito. Con el mismo trabajo y dedicación, aprendería a ser padre. A diferencia de cuando era adolescente, no tendría que recurrir a libros usados y experiencias de primera mano. Podría permitirse consultar a los mejores educadores, leer los mejores libros y hacer todo lo necesario para ser el mejor padre posible.
 – No quiero hacerme una prueba de embarazo de farmacia – dijo Jaejoong tras un silencio.
 – Esperamos a estar de vuelta en Seattle y conciertas una cita con tu médico. Sólo tenemos previsto estar aquí tres días.
 – Se harán eternos.
No pudo mostrarse en desacuerdo.
El contratista llegó a la mañana siguiente y los cuatro se mantuvieron muy ocupados con los planos preliminares. Jean – René flirteó abiertamente con Jaejoong haciendo que sonriera cuando la expresión de preocupación se colaba en sus ojos.
Yunho no se preocupó por el otro hombre, sabía que adoraba a su esposa y jamás la traicionaría. Además, había dejado claro que Jaejoong y él estaban juntos.
La última noche, subieron las escaleras con una animada discusión sobre si colocar o no el edificio principal cerca de la villa o cerca de la playa al norte de la isla. Jaejoong estaba a favor de la playa, pero al contratista le gustaba la idea de aprovechar las conexiones de agua y electricidad que ya existían.
Jean – René había hecho de abogado del diablo arguyendo a favor y en contra de los dos sitios.
Yunho había tomado la decisión final y se había quedado con la playa. Los huéspedes apreciarían el acceso fácil al mar y la vista, sin ser majestuosa, seguiría siendo magnífica. Además, eso les dejaría a Yoochun, a él y a sus futuras familias un espacio más privado.
 – Sabes, me recuerda un poco a Hyunjoong – dijo Jaejoong.
 – ¿El contratista?
 – Jean – René. Flirtea todo el rato, pero sin carga sexual.
 – Y así era Hyunjoong.
 – Sí. Me acusaba de ser inmadura y celosa, pero después de ver a éste en acción, tengo claro que su forma de flirtear era distinta.
 – Sí, es francés y flirtearía con una abuela de noventa años del mismo modo que con una modelo.
 – Se trata de arrancar una sonrisa sin que te sientas una presa sexual.
 – ¿Hyunjoong no comprendía la diferencia?
 – ¿Cómo iba a hacerlo? Casi cualquier mujer era una presa sexual para él – dijo con disgusto.
 – Yo no flirteo – apenas, sólo lo hacía con intención y desde que estaba con Jaejoong no había querido seducir a ningún otro joven
– No, no lo haces – se echó a reír y lo abrazó en las escaleras.
Le gustó el abrazo espontáneo. Aunque nunca se alejaba de sus demostraciones de afecto, se había mostrado más recatado a la hora de ofrecerlas desde que habían llegado a la villa. Sabía que era porque le culpaba por poder estar embarazado aunque había dicho que no. O quizá estaba respondiendo a su alejamiento para no hablar de temas personales.
Simplemente Yunho no veía la necesidad de hablar del futuro cuando aún no sabían si estaba o no embarazado. También se resistía a hablar de su pasado.
Lo siguió hasta la habitación y cerró la puerta tras ellos.
 – ¿Estás lista para volver mañana a Seattle?
 – No lo sé – dijo desde la ventaba tras un largo silencio.
 – Es duro dejar esto – él empezó a quitarse la ropa.
 – Pero quiero saber.
Una parte de él, una parte grande, tenía que reconocer si era sincero, quería que estuviera embarazado. Después podría ser egoísta y convencerlo para que se casase con él.
Lo agarró de los hombros y le acarició la nuca.
– Tengo algo más interesante en que concentrarme que en una oscura vista.
 – ¿Sí? – se volvió a mirarlo con expresión suave y anhelante.
 – ¿Acaso lo dudas?
Negó con la cabeza y esperó, esperó a que lo besara, lo tocara, le mostrara que, al menos en eso, tenían algo perfecto. Y eso fue exactamente lo que él hizo.

>>>♥<<<

Volaron de vuelta a Seattle en el avión privado de Yunho. Cuando aterrizaron, supo que ya le había concertado una cita con el médico para la mañana siguiente. No se sorprendió por su excesiva eficiencia. Estaba un poco sorprendido porque hubiera conseguido una cita tan deprisa, él nunca tenía tanta suerte.
Pasó la noche con Jaejoong en el apartamento de este. No hicieron el amor, pero lo abrazó en la oscuridad protegiendo sus sueños y haciendo que se sintiera seguro.
 – Llamaremos mañana con los resultados – dijo la enfermera.
Jaejoong se puso de pie y se dirigió a la camilla.
 – Gracias. Le he dejado al doctor mi número de móvil.
 – Claro. No creo que hayamos podido nunca conseguir hablar con su casa o su negocio.
 – Viajo mucho.
 – Debe de ser bonito – dijo la enfermera.
 – Puede serlo – cuando se había mudado a Seattle le había encantado viajar, pero desde que era amigo de Yunho, lo echaba de menos cuando estaba fuera. – . También puede ser agotador.
 – Bueno, si el análisis sale positivo, puede contar con estar más cansado todavía – dijo con una sonrisa que no se podría haber descrito como tal.
¿Qué se suponía que debía responder a eso? ¿Gracias? Se concentraría en su embarazo si se confirmaba. Recogió su bolso.
 – Bueno... adiós.
 – Hasta pronto.
Raramente iba al médico... pero si estaba embarazado, eso tendría que cambiar, ¿no?



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Gracias…

9 comentarios :

  1. Por favor que este embarazado xDD Tonto Yunho.. porque no puedes olvidar el pasado y amar a Jaejoong:(

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  2. Creo que Jae ya se esta haciendo ilusiones con el embarazo posiblemente eso lo complique todo pero si no es asi la decepcion sera mucha jae volveria al plan inicial de terminar todo con Yunho?

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  3. El temor de Yunho de una relación de amor, es porque a el lo abandonaron y nunca ha sentido que lo aman.

    Gracias!!!

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  4. Que emocion solo falta saber si Jae esta embarazado y que pasara???? Yunho tiene que dejar el pasado

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  5. Yunho eres un insensiblee waaa de una vez dale tu amor a Jaeee !! ayyy por favor que de positivo el bebo ..

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  6. Yunho eres un insensiblee waaa de una vez dale tu amor a Jaeee !! ayyy por favor que de positivo el bebo ..

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  7. yo creo que si esta esperando bebe y serán felices con el pero Yunho ya quiere a Jae se lo demuestra con todo lo que hace pero el no se da cuenta de ello y creo que Jae tampoco
    Gracias

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  8. Esta embarazo solo falta que se lo confirme XD cambiaran mucho capaz Yunho ya admita que su corazón no es frío que le puede dar lo que Jaejoong desea serían felices

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  9. Cuando Yunho se pone de cabeza dura me dan ganas de bo sé que hacerle por que dice y hace cosas que estrujan el corazón de Jae y el mio de paso portan lindo y amoroso y al mismo tiempo lo hiere y lo hace sufrir por la.mabera tan insencible que tiene a ceces de desirle la cosa.. Ayyys no quiero Jae pase un embarazo sinriendo que es su unica carta para lograr el amor de Yunho. Él ya lo ama.pero se hace el inconquitable. Un soltero cautivador es lo que Yunho necesita para sentír que pueden robarle el amor se Jae.

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