A
Junsu le temblaban las manos mientras le ponía el pañal a Heechul y le daba un
beso. El niño le sonrió. Aquel era el día en que conocerían el resultado de las
pruebas de ADN, de hecho el doctor llegaría en menos de media hora, según el
mensaje que le había dado María de parte de Yoochun a la hora del desayuno.
Yoochun.
Junsu no había estado a solas con él desde que se durmió en sus brazos dos días
atrás. Estaba muy claro el mensaje que había querido transmitirle. Lo supo
desde el momento en que se despertó solo en la oscuridad.
Tal
vez debería sentirse avergonzado por lo que había hecho. Eso era probablemente
lo que Yoochun pensaba, pero no estaba avergonzado. No se avergonzaba de nada,
ni de un solo segundo. Había querido conocer la profundidad de su propia
sensualidad, y ahora lo había conseguido. Y si Jung Yoochun pensaba que eso
significaba que iba a perseguirlo para conseguir más de lo mismo, entonces no
podía estar más equivocado.
Tal
vez algún día podría encontrar a alguien de quien pudiera enamorarse como se
había enamorado de Leeteuk, pero esa vez Junsu sería consciente de su propia
naturaleza sexual y de sus deseos.
Pobre
Leeteuk. Él odiaba hacer daño a la gente, y ahora sospechaba que probablemente
le habría dejado creer que lo amaba antes de hacerle daño con la verdad. Sólo le caía bien como persona,
pero no lo deseaba como hombre. El amor que Leeteuk sentía por él, estaba seguro,
había sido el de un amigo, no el de un amante. Eso lo hacía sentirse triste y
arrepentido, más por su falta de comprensión y de agudeza que por otra cosa.
Pero la ira que sentía había desaparecido, arrastrado por el torrente de pasión
que había conocido en brazos de Yoochun.
Agarró
a Heechul y lo acunó, en parte para distraerse de la dirección que estaban
tomando sus pensamientos y también para ocultar su leve sonrojo, aunque nunca
había necesitado excusas para mostrar el amor que sentía por su sobrino. Heechul
estaba más grande, tenía más peso y respondía a las atenciones con sonrisas y una
alegría que llenaban de felicidad el corazón de Junsu.
Haría cualquier cosa con tal de mantenerlo a salvo.
Deseaba
que lo que tenía por delante pasara rápido, así sabría hacia dónde se dirigiría
el futuro de Heechul, si estaría allí en Sicilia o en Corea. En cualquiera de
los dos casos, Junsu estaría a su lado.
— Eres mi bebé — le
susurró con amor —
Mi adorable y maravilloso bebé.
Su
gorgojeo lo hizo reír, y Yoochun, que había escuchado sus palabras y su suave
risa, se detuvo en el pasillo delante de la puerta de su dormitorio, por el que
acababa de pasar, rechazando de inmediato la sensación que inundó su corazón.
Junsu
no significaba nada para él. ¿Cómo podía ser de otra manera? Sólo esperaba que
su hijo no fuera al final de Yuhwan. De ese modo podría enviarlo a Corea en el
primer vuelo, sacarlo de su vida y olvidarse de que alguna vez lo había
conocido.
Pero, ¿y si el bebé era de Yuhwan?
Era
lo mismo. Él tenía su propia vida. Junsu y el niño se convertirían en
responsabilidad de su padre, no suya, y el castillo sería su hogar… si su padre
le permitía a él quedarse.
Eran
casi las once. Yoochun había estado en la obra desde las siete, y necesitaba darse
una ducha antes de que llegara Luca. Yoochun se acarició la mandíbula. No había
dormido bien, se había despertado en mitad de la noche con una sensación de
pérdida y soledad.
Se
maldijo a sí mismo entre dientes. ¿No era suficientemente malo que hubiera
tenido sexo sin protección con un joven ligero de cascos, como para que encima
tuviera la patética sensación de que su cama estaba vacía sin él?
>>> ♥ <<<
Junsu
trató de sonreír con naturalidad mientras entraba en el salón que antes había
considerado la estancia más hogareña de todas las habitaciones de la zona de
recepción de la villa, pero que ahora le parecía enorme.
El
doctor Vittorio y Yoochun ya estaban allí. El médico iba vestido formalmente
con un traje oscuro, en contraste con Yoochun, que llevaba una camisa de
algodón blanco de manga corta y unos pantalones de algodón suave. Tenía el
cabello húmedo, como si acabara de salir de la ducha. A Junsu le dio un vuelco
el estómago y se le encogieron los músculos ante ese dolor que acompañaba ahora
siempre a su presencia.
El
médico le sonrió mientras Yoochun avanzaba y le quitaba a Heechul de los brazos
antes de que él pudiera protestar.
Sintió una oleada de aprensión, y palideció.
¿Le habría dado ya el médico los resultados de las
pruebas a Yoochun?
¿Habría ido a por Heechul porque…?
La
entrada de María con café y sus bizcochos caseros de almendra, además de un
biberón para Heechul, alivió la tensión de Junsu.
María
les sirvió café y los dejó allí antes de que el doctor Vittorio abriera su
maletín de cuero, diciendo con voz pausada:
— Como sé que ambos estaréis ansiosos por escuchar el resultado de las
pruebas, no lo retrasaré más.
Miró
a Junsu, lanzándole una mirada que le provocó un vuelco al corazón. Era una mirada
de compasión, pensó. Vio cómo sacaba unos papeles del maletín y le pasaba un
juego a cada uno de ellos.
— Comprobaréis que las pruebas no
dejan lugar a dudas de que Yuhwan no es el padre Heechul.
¡No
era su padre! A Junsu le temblaba la mano, todo su cuerpo se sintió debilitado
por el alivio. Se le cayeron los papeles. Tuvo que sentarse. Ahora podía admitir
cuánto deseaba aquel resultado, y no sólo porque quería creer que Leeteuk era
el padre de Heechul. Por el bien del niño, no quería que su padre fuera Jung
Yuhwan.
¿Y
por él? Porque no confiaba en sí mismo si tenía que permanecer cerca de Jung Yoochun.
Yoochun
frunció el ceño cuando vio la reacción de Junsu, y lo frunció todavía más
cuando observó cómo Luca lo ayudaba a sentarse en uno de los sofás de seda.
Yoochun
se acercó a ellos con Heechul todavía en brazos, inclinándose para recoger los
papeles que él había dejado caer. Se dio cuenta de que el taco de papeles de Junsu
era mucho más grueso que el suyo, y también se fijó en la expresión preocupada
de Luca cuando se acercó a él y le dijo:
— Deja que lo recoja yo, Yoochun.
No agarró a Heechul, sino el documento de las pruebas
de ADN.
Junsu
se reclinó en el sofá. Todo había terminado. Heechul era suyo y sólo suyo. El
alivio que sentía hacía que se sintiera ligeramente mareado, como si fuera
demasiado para poder digerirlo.
Ignorando
las palabras de Luca, Yoochun echó un vistazo a las hojas impresas con datos.
La primera era una copia exacta de la suya, pero la segunda era distinta.
Tuvo
que leer dos veces lo que ponía antes de poder asumirlo, y entonces apretó los
labios mientras miraba primero a Luca y luego hacia el sofá en el que estaba
apoyado Junsu con los ojos cerrados.
Luca
le puso a Yoochun la mano en el brazo con expresión de preocupación y de
inquietud, pero Yoochun ignoró el mensaje implícito y le quitó la mano mientras
se dirigía con paso firme hacia el sofá.
No
tenía nada que temer ahora de Yoochun, se tranquilizó Junsu alzando los brazos
para recibir a Heechul, dando por hecho que la única razón por la que se había
acercado a él a pesar de la expresión de furia de su rostro era para
entregárselo. Pero en lugar de darle a Heechul, se sentó a su lado mientras
agitaba delante de él los papeles que estaba
sujetando.
— ¿Qué diablos significa esto? — inquirió. Junsu
lo miró desconcertado, y el doctor Vittorio intercedió.
— Yoochun, Junsu todavía no ha leído los
resultados.
— No necesita leerlos, ¿verdad? Después
de todo, él ya sabe perfectamente que no es la madre de Heechul.
Junsu
contuvo el aliento y miró con indefensión, al médico, que se encogió de hombros
en gesto de disculpa y le dijo:
— Lo siento… debería haberte
advertido. Pero no le entregué a Yoochun una copia de tus resultados. Como iba
a hablar más tarde contigo sobre tu estado de salud, tenía pensado
mencionártelo entonces.
— Entonces, si no eres la madre de Heechul, ¿quién diablos eres tú? — inquirió
Yoochun sin esperar apenas a que el médico terminara de hablar antes de
lanzarle la pregunta con furia.
Yoochun
seguía con Heechul en brazos. Junsu deseaba con toda su alma recuperar a su
sobrino, pero para ello necesitaría acercarse a Yoochun.
Le resultó más fácil susurrar:
— Por favor, dame a Heechul.
— ¿Por qué? No es tu hijo.
Parecía
como si quisiera herirlo, sus palabras eran un golpe deliberado, un rechazo de
su posición en la vida de Heechul. Pero, ¿por qué? Heechul no significaba nada
para él. Después de todo, no era hijo de Yuhwan.
— No, no es mi hijo — reconoció
Junsu alzando la barbilla con decisión mientras se enfrentaba a él — Pero es de mi familia. Soy su tío.
— ¿Su tío?
— Sí.
— ¿Y dónde está su verdadera
madre? Déjame averiguarlo. Viviendo la vida loca con el hombre que se buscó
para sustituir a Yuhwan… si es que hay sólo un hombre más. ¿Hacéis turnos para
daros la gran vida?
Junsu ya había tenido más que suficiente.
— No tienes derecho a decir eso. No sabes nada
de mí ni de mi modo de vida.
El
color le tiñó las mejillas al darse cuenta del modo en que Yoochun lo estaba
mirando. Sabía que él quería recordarle lo que había sucedido entre ellos, y en
cómo él se había abandonado a su acto amoroso. Había sido una mentira decir que
Yoochun no sabía nada de él. Por supuesto que sabía muchas cosas de él. Desde
luego, más que cualquier otro hombre. Tal vez más de lo que sabría nunca ningún
hombre. No había muchos dispuestos a aceptar a un joven con un hijo.
Junsu exhaló un suspiro tembloroso.
— Mi hermano no está de fiesta — dijo
con voz compungida — Y
antes de que preguntes cómo puedo estar tan segura de ello, te diré que ha
muerto.
Junsu
inclinó la cabeza, concentrándose en el modo en que sus dedos se deslizaban por
la tela de su chaqueta como si le fuera la vida en ello.
— Junho… mi hermano… nuestros
padres, Leeteuk, su prometido… y los padres de él, todos murieron en un
accidente de tren a principios de este año. Se dirigían a Escocia para visitar
un castillo que Junho quería ver como posible escenario de su boda. Dejaron a Heechul
conmigo porque…
— Porque tu hermano no quería que le
molestara.
La brutalidad de la frase de Yoochun le llenó el
corazón de dolor.
— Es difícil cuidar de un bebé cuando tienes que pensar en algo tan
importante como organizar una boda, y Heechul no se encontraba muy bien.
Nuestros padres estuvieron de acuerdo en que sería mejor para él quedarse
conmigo.
— ¿Así que tu hermano es la madre
de Heechul, y seguramente también el que se acostó con Yuhwan?
— Sí. Él me habló de Yuhwan. Y… del hecho de
que estaba embarazado.
— ¿Te contó que Yuhwan era el padre?
— Pensó que podría serlo — respondió
Junsu con cautela. Gracias a Yoochun, ahora sabía lo que lo su hermano había
estado haciendo durante su estancia en Cannes, y entendía por qué Junsu no
estaba segura de quién era el padre de Heechul.
— Has mencionado a un prometido.
— Sí, Leeteuk.
— Leeteuk.
El
modo en que Yoochun pronunció aquel nombre le hizo ver a Junsu que lo había
reconocido… y por qué.
— Dime algo. Cuando te referías a
Leeteuk en nuestras conversaciones, ¿hablabas en nombre de tu hermano o en el
tuyo?
Junsu frunció el ceño.
— Lo siento… no te entiendo.
— ¿Era el amante de tu hermano o el tuyo? — le
preguntó con brusquedad.
Junsu
podía sentir la humillación quemándole. Alzando la cabeza, lo miró de frente y
contestó con calma.
— Primero fue mi amante y luego de Junho. Pero
eso no es asunto tuyo.
No iba a explicarse ni a intentar defenderse. Que
creyera lo que quisiera creer. El doctor Vittorio,
que se había acercado a la ventana,
debía haber regresado, porque Junsu lo escuchó decir
con firmeza:
— Ya es suficiente, Yoochun. Lo
único que tienes derecho a saber es que Junsu es pariente de sangre del
pequeño.
— Y su tutor legal — añadió
él con determinación.
— Necesito hablar con Junsu sobre
su salud, pero me temo que hay algo más que debo deciros. Tu padre me llamó
esta mañana insistiendo en que le dijera el resultado de las pruebas de ADN.
— ¿Y lo has hecho?
— Sí, porque se estaba alterando
mucho. Naturalmente, se ha sentido muy desilusionado al saber que Heechul no es
su nieto.
Sin
duda había sido así, reflexionó Yoochun, pero para ser sinceros, él se sentía
aliviado por el bien de Heechul. Al menos ahora el niño se libraría de que lo
malcriaran y al mismo tiempo lo manipularan emocionalmente. Yoochun y sus hermanos
consideraban que eso era lo que había llevado a Yuhwan a convertirse en el
adulto que fue.
Junsu
agradeció que el médico desviara la atención de Yoochun de él, y más todavía
cuando le preguntó si podía hablar con él a solas sobre los resultados de los
análisis de sangre.
Estaba
a punto de asentir con la cabeza cuando Yoochun lo sobresaltó enfrentándose al
médico y diciéndole con sequedad:
— La confidencialidad de los
pacientes está muy bien, Luca, pero teniendo en cuenta mi interés en la salud
de Junsu, debo advertirte que pienso enterarme de los resultados y de tu
diagnóstico.
Al
referirse al «interés en su salud», ¿le estaba recordando que él pagaba las
facturas del doctor Vittorio?, se preguntó Junsu incómodo. Resultaba humillante
saber que no podía sencillamente levantarse y decirle que él pagaría sus
propias facturas y le compraría a Heechul su ropa.
— Junsu debe dar su permiso. —Ambos lo estaban
mirando.
Yoochun
conocía ahora el secreto que le había estado ocultando, así que no tenía mucho
sentido negarse. Aunque por supuesto, estaba también su orgullo, resentido
cuando él señaló que Junsu no tenía dinero para pagar al médico.
— No sé qué interés puedes tener
en mi salud —
le dijo a Yoochun antes de girarse hacia el médico — Pero como parece que lo tienes, entonces sí, doctor Vittorio, doy
permiso.
El
médico abrió el maletín y sacó otro fajo de papeles, dirigiéndole una sonrisa
tranquilizadora a Junsu.
— Efectivamente, sufres de anemia
— le dijo —
Pero los análisis de sangre que te he mandado hacer no muestran causa de
preocupación de ningún tipo en el recuento de tus glóbulos rojos, así que creo
que tu estado se debe a otros factores. Eres un joven solo a cargo de un niño
pequeño, sin un compañero ni familia que te apoye. Tú mismo me dijiste que Heechul
había tenido problemas de salud, y supongo que la muerte de tanta gente cercana
debe haber supuesto un trauma. Si además tienes problemas económicos… — el
médico se detuvo un instante al tiempo que a él se le teñían las mejillas.
— Yo… la naturaleza de las
muertes de mi hermano y de nuestros padres causó retrasos a la hora de arreglar
las cosas. Heechul y yo, por supuesto, somos los únicos beneficiarios de la
herencia de mis padres, pero su seguro no cubría este tipo de eventualidad. Mi
abogado está haciendo todo lo que puede, pero no sabe cuánto tiempo
transcurrirá antes de que pueda recibir algo. Yo tenía algunos ahorros, pero no
muchos, y cuando Heechul cayó enfermo tuve que dejar de trabajar. Entonces… — Junsu
se mordió el labio, no quería traicionar a Junho — tuve que pagar ciertas cantidades de dinero que se debían.
— ¿Quieres decir que tu hermano te dejó
deudas? — la retó Yoochun.
— Él no sabía lo que iba a ocurrir.
— Pero sabía que tenía un hijo que mantener, y
que iba a casarse pronto.
— Las cosas no han sido fáciles — le admitió Junsu
al médico, ignorando a Yoochun.
— No tienes ningún problema de
salud grave, pero no quiero minimizar el riesgo de tu anemia. Necesitas comer
adecuadamente y descansar. Un poco de sol y de liberación de las preocupaciones
con las que cargas te vendría muy bien.
Junsu sonrió con tristeza.
— Haré todo lo posible por seguir
el consejo — le dijo, girándose
hacia Yoochun para añadir con frialdad — ahora que Heechul ha dejado de ser un potencial Jung, me gustaría
volver a Corea lo antes posible. No hay necesidad de que sigamos aquí.
Ahora
le tocó a Yoochun el turno de no responder. Él tenía razón. No había ninguna razón
para que siguieran allí. Había cumplido con su obligación para con sus hermanos
y el apellido Jung. Sólo le quedaba informar a Yunho del resultado de las
pruebas de ADN.
Por
supuesto, también estaba la cuestión de la recompensa económica a Junsu por aquél
interrupción de su vida, tal y como Yunho había dicho.
Yoochun
frunció el ceño. Eso sería sin duda responsabilidad suya, ya que estaba en la
mejor posición para juzgar cuál debía ser la compensación. Recordó la zona en
la que vivían Junsu y Heechul, y las circunstancias en las que los había
encontrado. Todo eso, añadido a la información sobre su salud que acababa de
darle el médico, hizo que tomara una decisión al instante.
— Al contrario — corrigió
a Junsu con sequedad —
Hay dos buenas razones por las que deberíais quedaros aquí, y me sorprende que
no se te hayan ocurrido a ti.
Junsu lo miró con incertidumbre y esperó.
— Seguro que el doctor Vittorio
estará de acuerdo conmigo en que, teniendo en cuenta tu mal estado de salud…
— Mi estado de salud no es malo. Tengo anemia,
eso es todo. —Ignorando
su arrebato, Yoochun continuó hablando.
— Y teniendo en cuenta el hecho de que Heechul
está haciendo grandes progresos aquí, tiene sentido que me parezca esencial que
sigáis aquí hasta que tu salud haya mejorado.
— No puedo hacer eso — protestó
Junsu. Pero mientras pronunciaba aquéllas palabras, se dio cuenta de que nada
deseaba más que quedarse.
—
Yoochun tiene razón — el doctor Vittorio se unió a la
conversación, asintiendo con la cabeza — De hecho, no se me ocurre mejor prescripción para Heechul y para ti.
— Tengo un trabajo, un apartamento, y…
— Tienes un serio problema de
salud que sin duda irá a peor si regresas rápidamente a la vida que llevabas.
No, he tomado un decisión — aseguró Yoochun con
firmeza — Heechul y tú os
quedaréis en Sicilia hasta que el doctor Vittorio considere que estás bien para
irte.
Junsu
contuvo el aliento. ¿Cómo se podía ser tan arrogante? Pero, ¿qué podía decir él?
Conocía a Yoochun lo suficientemente bien como para saber que no tenía sentido
discutir con él. Y tenía razón respecto a su salud y la de Heechul. Nunca se lo
perdonaría si insistía en volver a Corea y el niño empezaba a estar peor. ¿Cómo
iba a darle allí un ambiente parecido al que tenía ahora? Además, si se
quedaba, entonces tal vez…
¿Tal
vez qué? El hecho de que Yoochun se hubiera acostado con él no significaba
nada. Sería un estúpido si creyera lo contrario, se dijo. A él no le importaba él
en absoluto. Lo que habían compartido había sido sólo sexo, y más le valía no
olvidarlo.
¿Sólo?
¿Cómo podía la palabra «sólo» aplicarse a la maravillosa experiencia que había
vivido entre sus brazos? Pero no debía admitirlo, ni siquiera ante sí mismo. De
hecho, no debía ni pensar en ello.
>>> ♥ <<<
Había
sido un mañana muy difícil, y Junsu se sentía aliviado por estar finalmente a
solas con Heechul y disfrutar del día soleado en un parte en sombra del jardín.
Al
menos había disfrutado, pensó torciendo el gesto al alzar la vista y ver a Yoochun
dirigiéndose con firmeza hacia ellos. Su sombra proyectaba un larga silueta
delante de él que rozó a Junsu antes de que él lo alcanzara, recordándole,
aunque no había necesidad, que no había parte de él que Yoochun no hubiera
tocado, física y emocionalmente.
— Ese Leeteuk — le
preguntó bruscamente —
¿estabas enamorado de él? —Junsu apartó la vista.
¿Qué quería ahora?
— Sí — reconoció.
— ¿Fue tu primer amante?
Él
volvió a mirarlo con expresión asombrado.
— Sí.
Heechul,
que estaba tumbado sobre una cómoda hamaca que María le había buscado, gorgojeó
triunfante cuando se encontró los dedos de los pies, distrayéndoles
momentáneamente a ambos.
— Antes de que digas nada, le he
puesto protección solar — dijo Junsu en medio del
silencio para defenderse de la pregunta que sospechaba que iba a llegar. Pero
entonces se dio cuenta con cierto dolor de que ya no había razón para que a
Yoochun le importara lo que le sucediera a su sobrino.
Sin
embargo, tal vez él tampoco se había dado cuenta de ese hecho, porque respondió
con frialdad:
— Eso me ha dicho María. Sin embargo, está bien que no lo expongas al
sol directo. Su piel no está acostumbrada — se
giró hacia él, apoyando el pie sobre un piedra para inclinarse sobre Junsu — ¿Y ha sido tu único amante?
A él le dio un vuelco al corazón.
— No veo qué relevancia puede tener eso para
ti.
Se
sentía muy orgulloso por haber mantenido la voz calmada, convencido de que no
había revelado nada, hasta que Yoochun se puso de pie y dijo con una voz que
parecía encerrar satisfacción:
— ¿Y qué ocurrió? Está claro que
no tuvo nada que ver con tu falta de disposición en la cama.
Junsu se debatió entre la tristeza y la indignación.
— Lo que Leeteuk y yo sentíamos
el uno por el otro no tenía nada que ver con el sexo — le
dijo, dándose cuenta demasiado tarde de cómo podía interpretarse aquello — Lo que quiero decir es que nos
queríamos y… nuestra relación no estaba basada únicamente en el sexo — se
corrigió.
— ¿Lo amabas pero no te excitaba?
— ¡No! Quiero decir, sí… lo amaba y por su
supuesto que me excitaba.
— Entonces, ¿qué ocurrió?
Al
ver que Junsu parecía dudar, Yoochun se sentó en el banco de piedra que había a
su lado.
— ¿A qué te refieres? — preguntó
él.
— Dijiste que podía ser el padre
de Heechul, y que era el amante de tu hermano, lo que me lleva a preguntarte,
¿por qué? Según lo que me has dicho, os queríais y ya erais amantes.
Junsu miró a Heechul. Así evitaba tener que mirar a Yoochun.
— Mi hermano era extremadamente guapo.
Le gustaba presumir que podría tener cualquier hombre que quisiera, y quería a Leeteuk.
— Tu hermano era un fulano que
cambiaba sexo por posesiones materiales y por un poco de esa vida de lujo que
anhelaba todavía más que a los hombres suficientemente estúpidos como para considerarlo
atractivo.
— Leeteuk
se enamoró de él — continuó Junsu negándose a discutir con
él — En su momento fue muy
doloroso. Pobre Leeteuk. Debió de ser muy difícil para él. Sabía cuánto lo
amaba yo, y no quería hacerme daño, así que…
— ¿Así que siguió teniendo relaciones sexuales
contigo además de con él?
— ¡No! — Junsu se sintió
conmocionado ante aquélla mentira —
No, por supuesto que no. Eso era impensable.
Entonces sonrió con amargura al caer en la cuenta.
— Si lo que te preocupa es tu salud, y
ésa es la razón para que me hagas tantas preguntas, puedo asegurarte que estás
a salvo de que yo te haya contagiado algo. Me hice un chequeo completo cuando
caí enfermo de un virus que me contagió Heechul.
— Debió costarte trabajo vivir
sin sexo cuando te dejó por tu hermano — dijo
Yoochun, ignorando su comentario.
Junsu se puso a la defensiva.
— ¿Por qué dices eso?
— Porque lo deseabas mucho cuando
estuviste conmigo — le dijo él con
brusquedad — Más de lo que he
visto nunca a ningún joven.
— Siento que eso te haya
resultado ofensivo — la voz de Junsu estaba
ahora cargada de orgullo.
— No he dicho eso — aseguró
Yoochun lacónicamente —
Sólo he dicho que estabas desesperado por que te tocara un hombre.
— Preferiría no seguir hablando de esto.
Qué
remilgado sonaba. Pero lo que Yoochun estaba diciendo le recordaba demasiado lo
abandonado que se había sentido.
Junsu
se revolvió incómodo en la silla mientras Yoochun observaba pensativo sus
movimientos.
Al
principio, le había sorprendido descubrir que no era la clase de joven que
había pensado. Pero no podía negar que aquel descubrimiento había aclarado
varios puntos que le tenían desconcertado. Hablar ahora con él añadía cierto
picante a lo que Yoochun ya sabía, como si fuera una salsa añadida a un plato
que ya se le antojaba apetecible.
— ¿Por qué no me dijiste desde el
principio que no eras la madre de Heechul? Eso nos habría ahorrado muchos
problemas.
— No me diste la oportunidad, ¿no
crees? ¿Cómo iba a hacerlo, si ya tenías una opinión formada sobre mí? Además,
me daba miedo que si Heechul resultaba ser hijo de tu hermanastro, tu familia
lo apartara de mí en cuanto supieran que no era su madre.
— Te di mi palabra de que eso no ocurriría — señaló
Yoochun.
— Bueno, ya no tengo que preocuparme
de eso, ¿verdad? Porque Heechul no es hijo de Yuhwan, gracias a Dios. Siempre
confíe en que Leeteuk fuera el padre.
— ¿Porque lo amabas? Era muy astuto.
— Sí — admitió
Junsu — Aunque también quiero a Heechul
por sí mismo.
Estaba
hablando en serio, pensó Yoochun mirándolo. Heechul tenía mucha suerte al
contar con una figura materna en su vida que lo protegiera tanto.
—
Todavía queda la cuestión de tu recompensa por haber venido hasta aquí — continuó
Yoochun — No puedo decirte
la cifra hasta que haya hablado con mi hermano mayor.
— No quiero dinero — Junsu
se sintió ofendido.
— Ya habíamos
quedado en que serías recompensado. Es nuestro deber.
Qué
arrogante sonaba. A Junsu se le cerró la garganta. Veía con claridad la imagen
que tenía Yoochun de él. Un joven sin importancia, cuyos sentimientos no
importaban, alguien a quien se le podía pagar para que desapareciera de su
vida.
— No. No lo aceptaré.
La ferocidad de su voz pilló por sorpresa a Yoochun.
— ¿Por qué no? Después de todo,
estuviste de acuerdo enseguida en venir conmigo a Sicilia cuando te dije en Corea
que habría una compensación económica.
Junsu
quiso decirle que aquello era distinto. Eso fue antes de que la tocara y él
supiera que… pero no debía admitirlo ni siquiera ante sí mismo.
— Creí entenderte que Yuhwan había
creado una especie de fondo financiero para su hijo — dijo
con tirantez.
Yoochun se encogió de hombros.
— El dinero saldrá de nosotros, los hermanastros
de Yuhwan. Es lo mismo.
— No, no lo es — insistió
él — Tú hablas de tu orgullo,
del orgullo de los Jung. Bien, pues no
eres la única persona que tiene orgullo. Yo también lo tengo, y no aceptaré
dinero. Heechul no es un Jung. Mi
orgullo es tan importante para mí como el tuyo lo es para ti, y no quiero tu
dinero.
Para
su asombro, Yoochun se dio cuenta de que sentía deseos de abrazarlo y no dejarlo
marchar. Pero apartó de sí aquel sentimiento con decisión.
— Tal vez no, pero tienes que pensar en Heechul.
— Estoy pensando en él. No quiero
que crezca pensando que es aceptable vivir de los demás. Quiero que me hagas la
cuenta de todo lo que te has gastado en nosotros para que te lo pueda devolver
en cuanto reciba la herencia de mis padres.
— Por supuesto que no — le
dijo Yoochun con arrogancia —
Tu propuesta es ofensiva, y me siento insultado como Jung que soy.
Junsu
abrió los ojos de par en par. ¿Y qué pasaba con las ofensas hacia él?, deseó
preguntarle. Pero sabía que no tenía sentido. Yoochun podría describir a su
padre como un hombre arrogante, pero él no era mucho mejor. Arrogante e
increíblemente sexy. Junsu rechazó aquel pensamiento no deseado que había
atravesado de alguna forma sus defensas.
¿Sus
defensas? ¿Por qué iba a necesitar defenderse contra el conocimiento de que
Yoochun era un hombre muy atractivo? ¿Qué más daba, si ya no tendría que volver
a verle ni estar con él y volver a revivir el placer que le había enseñado?
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Por fin se descubrió la verdad ¡¡ ahora solo toca esperar que yoochun deje de ser un idiota ¡¡¡¡
ResponderEliminarGracias por la actualización ¡¡¡ un beso :)
Yoochun no puedes dejar ir a Junsu de tu vida ya ustedes se entendieron bien en la cama así que pueden vivir juntos toda la vida. Esperaré paciente el siguiente cap, gracias por actualizar!!!!!
ResponderEliminarPor fin ya se sabe toda la verdad. Ufffff ..... Y Yoochun esta celoso, jajajajaja le pica q Junsu sienta por Leetuk.....pero Junsu yo creo q ya empieza a sentir mas por Yoochun de lo q sintio por Leetuk.....muero por el siguiente. Muchas Gracias <3
ResponderEliminarAhora que ya se sabe toda la verdad, me encanta como Yoochun encuentra pretextos para no dejar ir a Junsu, quiero leer que otra excusa inventa cuando Junsu esté en condiciones de regresar a Corea xD
ResponderEliminarAaaaaahhhh por fin se supo la verdad......yo la esperaba desde que sucedió el encuentro entre Yoochun y Junsu ya que esperaba que Yoochun descubriera la falta de cicatriz causada por la cesaría del nacimiento de Heechul,pero ya estando todo aclarado, espero con ansias ver como los dos van aceptando que entre ambos puede haber algo hermoso si se dan la oportunidad de amar
ResponderEliminarMuero por la continuación, la espero con ansias ...gracias!!!!!
ResponderEliminarCreo que Yoochun si le va a cobrar pero de otra forma jejeje. Me encanta este Yoosu.
ResponderEliminarAhora a espedar que yoochun dejede ser tan idiota y pueda estar con junsu
ResponderEliminarHasta que se supo la verdad!!! Ya Junsu se quito ese peso de encima. Es lo mejor.
ResponderEliminarTan bello Yoochun queriendo inventar excusas para que Junsu se quede, él lo quiere aunque no lo acepte
Que lindo el doctor por ayudar a Junsu en esa situación tan fuerte. Creo que enterarse de la Verdad le resultó a mi Chunnie como un zopapo tamaño "Soy un idiota prejuicioso" Sabía que estaba muerto de celos por Leeteuk pero creo que no poede soportar la idea de su recuerdo en el corazón de Junsu e incluso pensar que lo lastimó. OPD lo ama y ahora no sabe como retenerlo¡¡¡
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