Eran
más de las diez de la noche y Yoochun todavía no había regresado. No había nada
que lo retuviera abajo. Lo último que deseaba era que Yoochun llegara y lo
encontrara dando vueltas por ahí como si lo estuviera esperando, desesperado
por su compañía. María ya se había ido a acostar. Heechul se durmió enseguida. Junsu
no sabía qué había decidido hacer la hermana de Leeteuk respecto al niño, pero
era consciente de que no sería una buena madre para él.
Había
guardado cuidadosamente el vestido de novio en su bolsa, y no había ninguna señal
por la habitación de que aquel había sido el día de su boda a excepción del
brillo de los anillos. Y desde luego no había ningún marido con él para cumplir
los votos que habían intercambiado en la ceremonia.
Junsu
se desvistió y se dirigió al cuarto de baño antes de que le diera por cambiar
de opinión. Se sentía tentado por darse un largo baño. Se recogió el pelo y
abrió el grifo de la bañera. Siguiendo un impulso, cerró la puerta del cuarto
de Heechul para no molestarle y encendió el equipo de música del cuarto de
baño, en el que había cargada un selección de diferentes estilos.
Aquélla
noche, el desgarrado sonido de un cantante de blues llorando su amor perdido
casaba con su estado de ánimo.
El
baño era su oasis privado, y la música y el agridulce aroma del aceite de baño
que había escogido iban acordes con su estado melancólico y dolido. La música
susurraba la experiencia de lo que significaba ser una mujer entregada a un
hombre que no la correspondía.
El
baño era lo suficientemente profundo como para deslizar el cuerpo bajo el agua
hasta la altura del cuello, permitiendo que la acariciara como una seda cálida
y aromática. Su piel era tan consciente del placer que había conocido con
Yoochun y que ahora le era negado que cada pequeño movimiento de agua era casi
como un caricia física. Si cerraba los ojos, le resultaría fácil recordar,
imaginar, transferir los recuerdos de cuando Yoochun lo poseyó del pasado al
presente, fingir que era realmente un recién casado que estaba allí tumbado
esperando sus caricias…
>>> ♥ <<<
Yoochun
oyó los tenues acordes de música en cuanto abrió la puerta y entró en el
dormitorio. Había pasado más tiempo en la obra de lo que tenía planeado, y
aunque sabía que Junsu no iba a estar esperándole, hubo algo extraño en el
hecho de entrar en la villa a oscuras en su noche de bodas. Se sentía afectado
en un sentido profundo, allí donde era más vulnerable. Se había creído a salvo
del dolor procedente de la pérdida emocional debido a la muerte de su madre,
como si la intensidad de aquel dolor hubiera borrado su vulnerabilidad, pero
ahora se dio cuenta de que había estado equivocado. No le gustaba equivocarse
en nada, y le gustaba menos todavía el
deseo que lo había llevado allí aquélla noche, a aquél estancia en penumbra que
olía a la esencia de rosas que Junsu llevaba cuando intercambiaron sus votos.
La
habitación estaba vacía, y cuando abrió la puerta del cuarto de Heechul, su
único ocupante dormía plácidamente en la cuna. Al cerrar la puerta, Yoochun
miró hacia el baño. Una cantante de blues estaba sollozando la historia de su
apasionado dolor. Su sonido atenuó el ruido de su entrada. Junsu estaba tumbado
en el baño con los ojos cerrados. Unos mechones húmedos de cabello se le
escapaban del recogido que tenía en lo alto de la cabeza.
Obviamente,
no era consciente de su presencia, los labios entreabiertos y la respiración
acelerada le daban a entender que se había entregado a una ensoñación personal
e íntima. Pero no soñaba con él. Una mano descansaba a un lado de la bañera,
sin el anillo que él le había colocado hacía unas horas.
Un
sentimiento que Yoochun no quiso analizar le atravesó como una oleada,
despojándole de toda razón y reemplazándola por un poderoso torbellino de
emociones que habían surgido de su interior.
Junsu
era su esposo, y aquélla era su noche de bodas. No iba a permitir bajo ningún
concepto que fantaseara con otro hombre. Sin detenerse a analizar sus propias
reacciones, se acercó a la bañera para agarrarle la mano. Junsu abrió los ojos
e hizo un esfuerzo por incorporarse, sorprendido y reaccionando con pánico ante
el inesperado contacto de Yoochun. La violencia de su movimiento provocó que el
agua rebosara los bordes de la bañera, empapando los pantalones vaqueros y la
camisa de Yoochun.
— ¿Dónde está tu anillo de casado? ¿Por qué te
lo has quitado?
¿Por qué lo estaba mirando como si hubiera cometido un
crimen atroz?
— Me queda un poco grande y no quería
perderlo.
— Mentiroso. Te lo has quitado
porque no querías que nada te recordara a mí mientras te tumbabas aquí imaginando
a tu queridísimo Leeteuk dándote placer.
Se
quedaron mirándose como si ninguno de los dos pudiera creer lo que Yoochun
había dicho.
— Eso no es cierto — aseguró
Junsu.
— ¿Ah, no? No soy un estúpido.
Estaba muy claro cuando yo entré aquí hacia dónde se dirigían tus pensamientos,
así como la sensualidad de su naturaleza. Tu cuerpo no puede mentir al respecto
aunque tú quieras.
Antes
de que pudiera detenerlo, Yoochun había deslizado rápidamente la yema de un
dedo por la húmeda piel del contorno de su pecho, que había quedado
inintencionadamente expuesto cuando se incorporó sorprendido. Luego, lo movió
hacia su pezón, despertándolo de forma erótica.
— Y ahora dime que no estabas
pensando en tu amante — lo desafió Yoochun
furioso.
Junsu
alzó la barbilla. El corazón le latía con fuerza… por la rabia, se dijo a sí
mismo, aunque sabía de sobra que aquellos latidos rápidos e irregulares tenían
más que ver con la excitación que con la rabia.
— Muy
bien —
le dijo Junsu retador —
Sí, estaba pensando en mi amante — después
de todo era cierto, aunque Yoochun hubiera malinterpretado la identidad de ese amante,
sin darse cuenta de que era por él por quien suspiraba,
no por Leeteuk — ¿Y
por qué no iba a hacerlo si así lo deseo?
Ahora
sí que se había sorprendido a sí mismo. Y sin embargo, había una deliciosa
sensación en el hecho de haber pronunciado aquéllas palabras.
— ¿Por qué no ibas a hacerlo? — Yoochun
apretó los labios —
¿De verdad necesitas preguntarme eso? Hace menos de veinticuatro horas que te
he convertido en mi esposo.
Un
placer prohibido y fiero se apoderó de él al escuchar aquéllas palabras,
reforzando lo que ya sabía respecto a sus propios sentimientos. No estaría
tratando de llevar a Yoochun al límite para que lo poseyera, ¿verdad? ¿Y si
fuera así? Después de todo era su esposo, así que tenía derecho.
¿Derecho?
¿A qué? ¿A atormentar a un hombre para que le hiciera el amor aunque él no
quisiera? Junsu se sintió avergonzado.
— Creo
que deberías irte — le dijo a Yoochun. El agua del baño se
había enfriado y estaba empezando a temblar, tanto por el agua helada como por
el disgusto que sentía hacia sí mismo.
— ¿De verdad?
La
voz de Yoochun era tan suave como una seda que envolviera la peligrosa hoja de
un cuchillo afilado.
— Bien, pues yo creo que debería hacer esto…
Su
mano de acero ya lo tenía retenido, pero lo que de verdad tenía prisionero a Junsu
era el deseo que sentía hacia él. Ese era su peor enemigo, reconoció mientras
Yoochun lo sacaba de la bañera con un único y sencillo movimiento, ignorando
sus débiles protestas. Al fondo, la música se había convertido en un crescendo
de desesperación, pero Junsu ya no tenía que suspirar por su amante.
— Tienes la ropa mojada — qué
comentario tan absurdo.
— Entonces, como buen esposo, deberías
quitármela — se mofó Yoochun.
¿Desvestirlo? Junsu sintió que se derretía de deseo.
Los
signos de su deseo resultaban muy evidentes, pero no era a él a quien deseaba,
se dijo Yoochun. Cuando estaba tendido en el agua, era en otro hombre en quien
estaba pensando, en otras caricias.
Él lo deseaba. Era su marido.
Le agarró las manos y se las colocó sobre la tela
mojada que le cubría el pecho.
— Desvísteme — le
ordenó.
Si hacía lo que le pedía, sería su perdición.
— No — aseguró
negando con la cabeza —
No quiero.
Era
mentira, pero Yoochun no tenía medio de saberlo. Durante un minuto, cuando le
soltó las manos, pensó que iba a dejar que se marchara. Pero entonces le sujetó
la cara y empezó a besarlo tan despacio y con tanta intensidad, que Junsu supo
exactamente cuál sería su castigo por haberle dicho que no.
Trató
de resistirse apretando fuertemente los labios, manteniendo los ojos abiertos
de par en par y negándose a mirarlo, poniendo todo su cuerpo en tensión contra la
lenta y sensual seducción.
Tenía
que ser otra persona la que estuviera emitiendo aquel sonido de placer. Otro Junsu
el que echaba la cabeza hacia atrás y cerraba los ojos mientras se ofrecía a
sus caricias, el que temblaba salvajemente en un paroxismo de febril deseo
cuando las yemas de los dedos de Yoochun le rozaron suavemente el cuello y
luego el, mientras su boca atormentaba la suya con uno besos que la dejaban sin sentido.
Lo
deseaba con toda su alma. Quería sentir su cuerpo en el suyo, piel contra piel.
Su ansia por él se veía alimentada por los embistes de su lengua contra la suya
y el contacto de sus manos en su cuerpo desnudo, acariciando sus gluteos
desnudos, recorriendo la forma de su cintura y de sus caderas. Los dedos de
Yoochun se hundieron en su secreta humedad, enviando fuegos artificiales de
líquido placer al interior de su cuerpo.
Sintió
que tenía que tocarlo como lo estaba tocando él. Empezó a desabrocharle botones
con impaciencia, devolviendo la misma pasión de los labios de Yoochun mientras
la sensación de su piel bajo las yemas de los dedos acrecentaba su deseo.
Los
labios de Junsu siguieron el ansioso camino de las yemas de sus dedos,
recorriendo la fuerte columna del cuello de Yoochun y la amplitud de su pecho.
Sintió la suavidad de su vello contra la boca; sus dedos se lanzaron con
torpeza hacia el cinturón que lo separaba de la intimidad que tanto anhelaba.
Protestó cuando él le agarró de pronto las manos para
detenerlas.
— Espera — le
pidió Yoochun agarrándolo en brazos para llevarlo del cuarto de baño al
dormitorio, donde lo dejó sobre la gran cama.
Mirándolo
a través de las sombras, Junsu sintió que tenía el corazón tan lleno de amor
que no podía contener la intensidad de sus emociones, que salían de él como
lágrimas de placer. Alzó la mano para acariciarle maravillado el contorno del
rostro. Si lo dejaba ahora… pero Yoochun se estaba quitando el resto de la
ropa, y a Junsu le dio un vuelco el corazón ante la intensidad de su propio
deseo al mirarle. Absorbió visualmente la imagen, grabando cada detalle de su
presencia física antes de entregarse finalmente a la necesidad de estirar el
brazo y deslizar las yemas de los dedos por su larga y fuerte erección.
Aquel
contacto íntimo envió a Yoochun al borde del autocontrol. Lo abrazó y le besó
la boca y después el pecho, tirándole suavemente de los pezones y luego con
menos suavidad, cuando sintió la respuesta de Junsu y lo oyó gritar. Él estiró
los brazos para sujetarle la cabeza contra su cuerpo. Las manos de Yoochun lo
acariciaron, llevándolo hasta un punto de placer que le resultaba casi
insoportable.
— Amor mío — susurró
Junsu emocionado, moviéndose febrilmente con su contacto — mi único amor.
Los
pensamientos y las sensaciones se fundieron, dejando atrás al antiguo Junsu,
dejando en él su marca para siempre. Ni siquiera vio la mirada de oscura
amargura que ensombreció los ojos de Yoochun al escucharlo, ni mucho menos
registró el momento de tensión de su cuerpo mientras Yoochun se debatía entre
el orgullo y el deseo. Lo deseaba desesperadamente, y sin embargo quería
rechazar aquel deseo tras haberlo escuchado proclamar su amor hacia otro
hombre.
Al
final le pudo el deseo. El placer que sus caricias provocaban en Junsu era la
marca de su posesión.
Qué
bien encajaban juntos, parecía que estuviera hecho para Yoochun, pensó Junsu algo
mareado cuando entró en él, llenándolo, revitalizando su todavía sensible piel.
Sus músculos se cerraron alrededor de Yoochun con deseo, acunándolo con la
dulzura de cada uno de sus eróticos movimientos de placer hasta que la dulzura
dejó paso a una pasión arrebatada que lo hizo agarrarse de él mientras
navegaban por sus espasmos.
Junsu
gritó en la oscuridad, sintiendo cómo Yoochun los elevaba a ambos hacia una luz
poderosa que la llevó a reírse y llorar al mismo tiempo de felicidad mientras
él lo sujetaba a través de los poderosos escalofríos de su orgasmo compartido.
Todo
había terminado. Junsu se sentía débil, perdido… y asustado. Yoochun estaba
tumbado bocarriba, lejos de él en lugar de abrazarlo como Junsu tanto deseaba
que hiciera.
>>> ♥ <<<
Lo
había llamado «amor mío», pero por supuesto él no era nada de eso, pensó Yoochun.
Aquéllas palabras estaban dirigidas a otro hombre; el hombre en el que Junsu había
estado pensando en lugar de en él.
Qué
estúpido había sido al no darse cuenta hasta que lo hizo suyo de qué era
exactamente lo que le sucedía. No sólo lo deseaba.
Lo amaba.
Yoochun se arrepentía de lo que acababa de pasar, Junsu
estaba seguro.
Por
eso estaba tumbado tan lejos de él. ¿Cómo era posible haber sentido semejante
felicidad y experimentar ahora un dolor tan aterrador? Deseaba que Yoochun lo
abrazara y le susurrara que quería su amor. Qué estúpido era.
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
noooooo vaya lió se han montado estos dos por orgullosos ¡¡¡¡ pero bueno lo importante es que hubo noche de pasión jajaja =)
ResponderEliminarGracias por actualizar ....pero siempre me dejas con ganas de leer mas de esta historia y llegar al final ¡¡ .
Nooo nooo nooo, rayos, por orgullosos ambos se están haciendo ideas equivocadas en sus cabezas!!!
ResponderEliminarDeben hablar y aclarar las cosas por que si no se estarán haciendo daño.
Aish lo que sucede es que ahhhh esos dos no saben nada...
ResponderEliminarOtra cosa es que siento que Junsu saldra embarazado? Lol ya van dos veces que Yoochun lo hace sin proteccion🌚🌚🌚🌚 xD y cuando eso pase omg omg omg xD gracias por dejarme despejarme un rato♡
Mil gracias por la actualización.....please que alguien los encierre y no los deje salir hasta que ambos acepten el amor que se tienen...deben aclarar sus inquietudes, porque una relación envuelta en un sin fin de dudas no traerá nada bueno, solo un montón de malos ratos y recuerdos. Espero con ansias la continuación
ResponderEliminarPero porque tienen tantos enredos en sus pensamientos que desesperan!!!! Par de tontos que se aman pero piensan todo lo contrario. Espero se aclare rápido esto para que luego no se odien de verdad. Por otro lado a un no me imagino a Heechul de bebé jejejejeje. Esta muy bueno el fic gracias por compartir
ResponderEliminarPorque se martirizan, se aman..... Junsu ya lo acepto y Yoochun igual, lo ama!!todo sucedio rapido, intenso.....pero todo es porque en verdad se aman, porq son el uno para el otro. Ay Dios..... Gracias! Pdta: aver si Junsu no queda embarazo, porq lo estan haciendo sin proteccion.
ResponderEliminarMe leí los últimos caps publicados de corrido *-*
ResponderEliminarEspero acepten que se aman >.< Yoochun fue muy lindo al casarse con Junsu y aunque el diga que sólo lo hace por heechul sabemos que no es así .. espero que deje su orgullo de lado y acepte que siente amor por Junsu..
Y respecto al problema de que la hermana de Leteuk quiere quitarle el bebé a Su mmmm ahí esconden algo e.é pero bueno ahora ya no podrán porque está Yoochun para impedirlo 😃 gracias por compartir...^^/
Y ahora yoochun término enamorado de junsu espero que ellos acepten que sea aman y confiecen sus sentimientos gracias por el capitulo esperare el siguiente con ansias
ResponderEliminarUmmm como que estos dos hicieron una maestría en enredar las cosas.
ResponderEliminarNo, nooo, noooo porque siempre se lian las cosas así, Pobre Ratón mio, ha reconocido su amor en medio de los celos por un recuerdo que él mismo se ha encargado de borrar. Junsu no se da cueta de lo mucho que se está lastimando y cuanto afecta la amocionalidad de Yoochun. Van a iniciar un matrimodio atormentadose mutuamente, y cuando se confiesen su amor pieso qye ninguno va a contener las lagrimas. Hay algo que necesito decir, quiero una boda así¡¡¡ y a Chunnie como esposo(¡.¡) por otro lado eso de "el bello en su boca" jajaja me puso en jacke (^.^) yo aquí creando las imagenes de mi Chunnie y toda la cosa y de repente un sonido de disco rayandose... dije vello(@.@) achis mi Chunnie es lampiño jiji. No sé pero me resulto gracios¡¡¡jajaj
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