Había
sido debido a la intervención de María por lo que Yoochun había accedido
finalmente a llevarlos al desfile anual que se celebraba en un pueblecito a
quince kilómetros de la villa. Tradicionalmente, para marcar el comienzo de la
primavera y pedir por una buena cosecha en las plantaciones de cítricos, la
gente desfilaba por el pueblo en carroza y disfrazada. Aquél celebración era uno
de los acontecimientos del año en la zona. Como si el tiempo se hubiera puesto
de acuerdo con la fecha, amaneció un día soleado y con aire cálido, lo que,
combinado con el aroma a cítricos, provocó que todo el mundo estuviera de buen
humor.
Junsu
había vestido a Heechul para la ocasión con uno de sus nuevos conjuntos; un par
de vaqueros de bebé y una camisa a juego en tonos azulados y amarillos. Estaba
absolutamente adorable, pensó Junsu. Y el niño parecía estar de acuerdo, porque
no dejaba de sonreír.
¿Estaría
él de buen humor debido a la perspectiva de pasar el día en compañía de Yoochun?,
se preguntó Junsu con dureza mientras terminaba de prepararse.
¿Y
qué si quería pasar el día con Yoochun? Eso no tenía nada de malo. Junsu abrió
los ojos de par en par ante su propia ingenuidad. Por supuesto, claro que
estaba mal. Regresaría pronto a casa. Cuando estuviera en Corea, no volvería a
verlo jamás. Razón de más para aprovechar al máximo la oportunidad de pasar un
rato con él, insistió aquél voz interior. Mientras que la otra voz, un que lo
conocía mejor, lo advertía de que, si escuchaba a su oponente, podría terminar
muy dañado emocionalmente.
Era
una estupidez peligrosa construir dentro de sí fantasías que nunca serían más
que eso, una fantasía. Así que Yoochun le había hecho el amor y eso le había
cambiado la vida, pero eso no significaba que él sintiera lo mismo. Para Yoochun,
no había sido más que sexo, y él debía aceptarlo y seguir adelante. Sí, ahora Junsu
sabía lo que era sentirse sexualmente lleno, y podría soñar con lo maravilloso
que sería encontrar algún día a un hombre que pudiera amarlo sexual y
emocionalmente. Pero debía aceptar que ese hombre no sería Yoochun.
Se
repitió aquél advertencia para sus adentros tantas veces que, cuando Yoochun
vino a buscar a Heechul, se pudo mostrar casi natural, así que cuando le rozó
con la mano el brazo desnudo al agarrar al bebé, no tuvo ningún efecto sobre él.
Aunque
María le había asegurado que el desfile no tenía ningún significado religioso, Junsu
decidió ir bien cubierto para no ofender a nadie. Llevaba unos pantalones de
lino blanco con una camisa azul cobalto y chaqueta a juego.
Cuando vio el modo en que Yoochun lo estaba mirando,
se rió y le dijo:
— Está claro que quien seleccionó
esta ropa no cayó en que las llevaría alguien con un niño pequeño. Ya sé que no
es muy práctica, pero hace un día tan bueno que no he podido resistir
ponérmela.
— Has engordado — le
dijo Yoochun ignorando su comentario —
Lo necesitabas.
— Supongo que estaba casi esquelético — reconoció
Junsu.
— Esquelético no. Ésa es un palabra
muy fea, y tú nunca podrías ser feo— antes
de que Junsu tuviera tiempo de asumir que le estaba diciendo un cumplido,
Yoochun continuó —
Frágil es la palabra que yo habría utilizado. Supongo que María te ha dicho que
va a ir con su familia a la fiesta.
Junsu asintió con la cabeza.
— Tengo que advertirte de que va a haber mucha
gente.
En
cuanto los casanovas locales vieran a Junsu solo, sin duda se lanzarían sobre él,
pensó Yoochun. No era sólo el peso que había recuperado y que tanta falta le
hacía el responsable del brillo que ahora irradiaba de su rostro. Yoochun
sospechaba que el hecho de que ahora no tuviera la presión de tener que
mantenerse a sí mismo y a Heechul además de pagar las deudas de su hermano
fallecido debía influir también.
Estaban
en el coche, Heechul iba sujeto en la silla del coche canturreando feliz, y Junsu
no pudo evitar sonreír. ¿Cómo pudo no haberse dado cuenta de su belleza desde
el principio?, se preguntó Yoochun. Cuando sonreía, como estaba haciendo ahora,
tenía una expresión de serena alegría que le llegaba al corazón. Cualquier
hombre se sentiría orgulloso de tener un joven
así.
¿En
qué estaba pensando? ¿Acaso no había jurado siempre que nunca se casaría ni se
comprometería con ningún joven o mujer?
No
tardaron mucho en llegar a su destino, y Junsu soltó un pequeño grito de placer
al ver las antiguas murallas de la ciudad alzándose sobre las rocas.
— El pueblo actual se construyó
sobre un fortaleza árabe — explicó Yoochun, decidiendo que
sería más seguro y más inteligente hablar de la historia del pueblo en lugar de
permitir que sus pensamientos se dirigieran hacia otros derroteros — Nuestro antepasado fue uno de los
conquistadores normandos que luchó por la isla y la recuperó, así que le
entregaron tierras y esta ciudad, que él fortificó. Más tarde, nuestra familia
se trasladó desde la fortaleza del pueblo al castillo, aunque todavía
mantenemos fuertes lazos con este lugar. De hecho, verás muestras de ello por
doquier: en el nombre de las calles, en el escudo de armas de los Jung en
muchos muros, y algunos dicen que también en el rostro de algunos habitantes
del pueblo, porque en aquellos días era considerado un asunto de honor que la
hijo de un familia fuera escogida por el señor para calentarle la cama.
Junsu
se estremeció. No era de extrañar que, con un historia familiar así, para
Yoochun no tuviera ninguna importancia haberse acostado con él.
Yoochun
aparcó el coche en un solar que al parecer servía de aparcamiento temporal.
— Las calles del pueblo son muy
estrechas, y aunque el tráfico no está prohibido, tampoco se fomenta. En
verano, igual que ahora para el festival, vienen muchos visitantes, y más desde
que Yunho convenció a nuestro padre para que le permitiera acometer la
restauración de las antiguas termas de vapor. La leyenda dice que el arquitecto griego Dédalo diseñó la construcción del edifico que las rodeaba cuando huyó desde Creta para venir
aquí. Los trabajos de restauración terminarán este año.
— Suena fascinante — le
dijo Junsu con sinceridad, sujetando a Heechul mientras Yoochun sacaba el
carrito.
Cuando
se unieron a la marea de gente que caminaba hacia la entrada principal del
pueblo, Junsu pensó que podrían haber pasado por cualquier familia en un día de
excursión, excepto por el hecho de que, a juzgar por cómo lo miraban, todo el
mundo sabía quién era y despertaba admiración. Y por supuesto, él sólo era para
Yoochun alguien que podría haber sido la madre del hijo ilegítimo de su hermanastro.
El
sitio en el que iba a tener lugar el desfile era la plaza del pueblo, situada
delante de la iglesia principal, según les había dicho María, y hacia allí se
dirigieron Junsu y Yoochun para reunirse con el ama de llaves y su familia.
Su
avance se veía frenado por la cantidad de gente que se acercaba para presentar
sus respetos a Yoochun, pero finalmente llegaron a la plaza y fueron guiados a
través de la multitud por dos hombres jóvenes que se habían presentado como los
nietos de María. Les habían reservado un sitio
estupendo.
Cuando
comenzó el desfile, Junsu tenía de nuevo a Heechul en brazos, totalmente
despierto y mirando a su alrededor, aunque por supuesto, era demasiado pequeño
para ser consciente de lo que estaba pasando.
Junsu
tuvo que admitir que el desfile era espectacular, desde el sonido de las
trompetas hasta los heraldos lujosamente ataviados de escarlata y oro que iban
seguidos de «caballeros» arrastrando «prisioneros», y luego carrozas llenas de
gente vestida con todo tipo de disfraces.
Al
otro lado de la plaza, durante una breve pausa del desfile, Junsu vio cómo una pareja
joven se besaba. La joven giró la cara para recibir el beso de su compañero. Su
felicidad, tan evidente, hizo que Junsu se sintiera muy solo.
Alguien
que quiso acercarse más al desfile pasó por delante de él empujándolo,
provocando que estuviera a punto de precipitarse sobre Yoochun. Él lo sujetó y Junsu
comenzó a disculparse, pero Yoochun sacudió la cabeza y le dijo que se calmara
mientras le rodeaba la cintura con el brazo y lo estrechaba contra sí.
— Mientras estemos en medio de
esta multitud, creo que será mejor que te quedes pegado a mí. Estarás más seguro.
Teniendo
en cuenta que Yoochun tenía sujeto el carrito con la mano libre mientras lo
mantenía sujeto con la otra, Junsu no tuvo más opción que quedarse donde
estaba.
Yoochun
le había dicho que estaría más seguro. A salvo de que lo empujara la gente,
pero no a salvo de un peligro todavía mayor. El aroma de su colonia, tan sutil
y al mismo tiempo tan distinguible entre los fuertes olores a comida y a aire
libre, le hizo desear girar la cabeza para poder aspirar el aroma. Pero, ¿sería
capaz de conformarse con eso? ¿No se sentiría entonces tentado a besarle el
cuello, a explorárselo con besos y a acercarse a su boca? El corazón le latía
con fuerza contra las costillas, el deseo se abría paso a través de su cuerpo
como un fuego peligroso.
— ¿Te está gustando el desfile? — le
preguntó Yoochun con los labios tan pegados a su oído que Junsu pudo escucharlo
a través del ruido de la multitud. Por supuesto que era para oírlo por lo que él
se había girado. La mano de Yoochun era como un peso cálido sobre su cadera, y Junsu
estaba agradecido de que no supiera que su pecho y la parte inferior de su
cuerpo pugnaban por saber cuál de las dos estaba más necesitado del contacto de
su mano.
Cuando
llegó el momento de irse y comer algo, Junsu no sabía si sentirse aliviado o
decepcionado de que ya no hubiera necesidad de compartir semejante intimidad
física con él.
>>> ♥ <<<
Había
sido un día maravilloso, un día especial y mágico fuera del tiempo, y él lo
conservaría en su memoria como un tesoro, pensó Junsu contento a última hora de
la tarde cuando Yoochun y él regresaron al coche. Yoochun iba empujando el
carrito, y cuando llegaron a un parte de piedras, le tendió la mano para
ayudarlo a atravesarlo y luego siguió sujetándolo. Junsu sintió el corazón alborozado.
Estaban
ya de regreso en la villa cuando la felicidad de Junsu se convirtió de pronto
en miedo. Su teléfono móvil le estaba avisando de que tenía un mensaje de voz,
así que sacó rápidamente el teléfono del bolso y se disculpó con Yoochun al ver
que se trataba de un mensaje de su abogado.
Era
un mensaje largo y complejo, y las noticias eran devastadoras. Junsu palideció
y tuvo que volver a escucharlo para asegurarse de no haberlo entendido mal.
Su
abogado la informaba de que, debido al hecho de que sus padres habían
hipotecado su casa un año antes de su muerte y le habían entregado un importante
suma de dinero a Junho, y que por alguna razón, su padre había dejado de pagar
además los recibos de su seguro de vida, quedaba muy poco de herencia para Junsu
y Heechul.
Y
por si fuera poco, el abogado añadió que el abogado de la hermana de Leeteuk y
de su marido se había puesto en contacto con él para advertirle de que pensaban
solicitar en los tribunales que le retiraran a Junsu la custodia legal de Heechul
en su favor, alegando que no creían que siendo un joven soltero pudiera
proporcionarle el mismo tipo de seguridad económica a Heechul que podrían darle ellos.
El
hecho de que fueran un pareja y que vivieran en mejores circunstancias que él
significaba, le advirtió el abogado, que su petición sería tomada muy en serio,
y añadió que el proceso sería largo y muy caro, y que él le aconsejaba que
pensara mucho qué sería lo mejor para Heechul a largo plazo.
En otras palabras, su abogado pensaba que debería
renunciar a Heechul.
— ¡No! — el
móvil se le cayó de las manos mientras Junsu se sentaba en las escaleras y se
cubría el rostro con las manos.
Yoochun
recogió el móvil y comprobó que Heechul seguía plácidamente dormido en el
carrito. Al ver que Junsu no le respondía, escuchó él mismo el mensaje y se
dirigió hacia él.
Junsu
consiguió recuperar el control y levantarse, aunque se sentía enfermo de
desesperación. ¿Qué iba a hacer?
— No lo entiendo — le
dijo a Yoochun — A Annette ni siquiera le gustan los
niños. Siempre se negó a tener familia, aunque su marido lo desea
desesperadamente. Nunca miró a Heechul, ni mucho menos lo tomó en brazos. No
puedo permitir que se lo lleve. No lo querría como se merece. Sé que no.
Su
angustia despertó el sentido de protección de Yoochun. Él había crecido sin
madre y sabía lo que se sufría. Heechul ya tenía un vínculo con Junsu, y la
verdad era que él también se había encariñado con el niño. ¿Por qué había que
entregar a Heechul a unos desconocidos sólo porque eran pareja, cuando él podía
darle seguridad económica y además hacer de padre?
— Hay un solución — le dijo a Junsu
tras tomar la decisión.
— ¿Cuál?
— Casarnos.
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Nooooooo....no puedes dejarme así...aaaaaaahhhh OMG!!! casarse , wow Yoochun me encanta tus soluciones a los conflictos de Junsu, please espero la próxima continuación
ResponderEliminarMenos mal que Yoochun no tenia intencion de casarse jajajajaja ........... Ya no puede dejar a Junsu, ya lo quiere para el.....wiiiii......ademas es la unica manera de que conserven al bebe con ellos, y claro esta, nadie lo querra como Susu. Muchas gracias actuuuuu please!
ResponderEliminarOhhh myy god!!!! Ansío leer la respuesta de Junsu!!!!
ResponderEliminarPorque ¡¡¡¡ jajaja no nos dejes con la intriga de la respuesta de junsu ....que nervios jajaja =) seguro que no se lo esperaba ¡¡¡ espero tu actualización ..no nos hagas esperar mucho ¡¡ =)
ResponderEliminarOooh junsu aceptara la petición de yoochun espero que si
ResponderEliminarOhhh todo iba tan bien, en verdad que me los imagine como una pareja de casado disfrutando de las fiestas en familia.
ResponderEliminarPero que quiere la maldita bruja, es obvio que no le dará el amor y cariño que Heechul necesita. Me encanta la propuesta de Yoochun, espero que acepte, se que chunnie encontrara la forma de persuadirlo.
Esta una "cita" realmente digna de recordad, me encantó la imagen de Yoochun manteniando el agarre de la mano de Junsu, ama su contacto, hay amor entre ellos y no hayan como decirlo. Todo iba muy bien pero esta inesperada situación es como el pretexto perfecto para que Yoochun logre tenerlo cerca. Si la noticia arruinó el momento pero no por mucho¡¡¡¡
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