—
¿Casarnos? — repitió Junsu sin
entender.
— Sí — confirmó
Yoochun con frialdad — Si tú y yo nos casamos, nadie intentará
apartar a Heechul de ti.
— ¿Cómo? Eso… eso es imposible.
Yoochun
frunció el ceño. Su resolución, igual que su orgullo, se acrecentó ante la
negativa de Junsu.
— ¿Por qué no?
«Tú no me amas». Aquéllas
palabras debieron haber salido con facilidad de su boca, y brillaban con
demasiada fuerza en su corazón.
— No tiene sentido — le
dijo Junsu con debilidad.
— Al contrario, tiene mucho
sentido —
contraatacó Yoochun —
Yo sé lo que la falta de amor paterno y la pérdida de la madre pueden provocar
en un niño, y dado que está en mi mano asegurarme de que eso no le ocurra a Heechul,
entonces…
— Pero, ¿casarte conmigo? Heechul no es
responsabilidad tuya, después de todo.
— No estoy de acuerdo. Mientras Heechul
y tú estéis viviendo bajo mi techo, sois tan responsabilidad mía como la gente
de mi padre lo es para él. Eso es lo que significa ser un Jung. No puedo
abdicar de mi responsabilidad como no puedo negar mi apellido ni mi sangre. Es
mi deber hacer honor a mi responsabilidad hacia mi sangre y hacia ti.
— Eso… eso es feudal —
comenzó a decir Junsu, pero Yoochun lo detuvo.
— Tú crees que tienes una responsabilidad
hacia Heechul, y que debes anteponer sus necesidades a las tuyas, ¿verdad?
Junsu
asintió con la cabeza, sintiendo cómo se le encogía el corazón al ver dónde
quería llegar.
— Entonces debes entender que yo
también tengo mi propio sentido de la responsabilidad.
Junsu se dio cuenta de que hablaba en serio, pero aun
así sacudió la cabeza y dijo:
— Pero nosotros no
somos nada para ti…
— Estáis bajo mi techo. Por lo
tanto, sois mi responsabilidad — repitió
Yoochun antes de continuar —
Aunque por otro lado, si te he entendido mal y no sientes que debes anteponer
el interés de tu sobrino…
— Por supuesto que sí.
— Entonces estarás de acuerdo en
que, si te casas conmigo, eso será exactamente lo que hagas, le proporcionarás
la seguridad de unos padres y también la económica.
¿Qué podía decir él? Era imposible negar la lógica del
argumento de Yoochun.
Cada
palabra que decía reforzaba lo que Junsu pensaba de él: era un hombre con un
profundo sentido de la responsabilidad.
Sus
emociones se debatieron entre la esperanza y el miedo, el deseo y el rechazo,
la necesidad y el orgullo. Yoochun le estaba ofreciendo un modo de asegurar el
futuro de Heechul. Pero él deseaba ocupar un lugar permanente en su corazón, y
eso nunca se lo iba a ofrecer. ¿De verdad quería someterse a la angustia
emocional de vivir con Yoochun como esposo si él no lo amaba? ¿No sería mejor
para él rechazar su proposición? Pero, ¿y Heechul? ¿Acaso no era su obligación
anteponer sus necesidades?
¿No
estaba preocupado por criar solo a Heechul, y no era plenamente consciente de
lo importante que sería para él tener un hombre en su vida que pudiera servirle
como modelo? Heechul no tenía parientes varones; sólo lo tenía a él. Si se
casaba con Yoochun, no sólo le proporcionaría seguridad material, sino que
también sería como un padre para él. Los sentimientos de él no importaban.
Como si le hubiera adivinado el pensamiento, Yoochun
continuó con firmeza:
— Ambos debemos pensar en Heechul.
Es un niño que ya ha perdido a sus padres y a sus abuelos. Te quiere y depende
de ti. Tú mismo has dicho que esa mujer que lo reclama no sería una buena madre
para él.
— Pero casarnos… — protestó
Junsu débilmente. Yoochun se encogió de hombros.
— Puedes considerarlo como un acuerdo de
negocios temporal, si lo deseas.
Un
acuerdo de negocios. Cómo le dolieron aquéllas palabras. Pero no eran sus
sentimientos los que importaban, se dijo Junsu con firmeza.
— Como padrastro de Heechul, haré
todo lo que esté en mi mano para asegurarme de que sea feliz y esté bien
cuidado. Y antes de que lo preguntes, te diré que no, no tengo ningún deseo en
particular de tener hijos propios. Después de todo, no soy el primogénito de mi
padre y no estoy obligado a darle un heredero.
Y
por supuesto, aunque se casara con él, eso no impediría que buscara placer
sexual fuera del matrimonio. Se sintió atravesado por el dolor y sus intentos
de ocultar sus verdaderos sentimientos hacia él fueron vanos. Quería ser el único
joven que le diera placer; quería ser completamente suyo; quería su deseo y su
amor.
Junsu
sintió la amargura del futuro tan negro que le esperaba. Pero si rechazaba la
propuesta de Yoochun y la hermana de Leeteuk trataba de conseguir la custodia
de Heechul, ¿cómo se iba a sentir? No tenía dinero para enfrentarse a un largo
caso judicial, ni tampoco contaba con las reservas emocionales ni físicas para
afrontar meses o quizá años sin saber si tendría que entregar a Heechul. Junsu no
podía ignorar el efecto que ese tipo de presión provocaría seguramente en Heechul.
¿Por
qué estaba dudando? Desde un punto de vista lógico, lo que Yoochun proponía era
la solución ideal. Y si no tenía cuidado, tal vez él comenzara a tratar de
averiguar por qué se resistía, qué emociones ocultaba.
La
idea de la humillación que sufriría si Yoochun descubriera que se había
enamorado de él fue lo que la impulsó a decir:
— Es que el matrimonio me parece un paso muy
importante.
— ¿Muy importante? Sin embargo,
me has dicho un y otra vez lo comprometido que estás con Heechul, y con su
padre. Él ya no podrá compartir su vida contigo, pero Heechul sí.
— Comprendo lo que dices, y te
agradezco que lo sugieras — se sintió obligado a
decir Junsu —
pero… bueno, me resulta difícil de aceptar que te cases conmigo para proteger a
Heechul. Estás siendo muy generoso con los dos, pero yo también tengo mi
orgullo, y la idea de aprovecharme de tu generosidad me preocupa.
— ¿Ah, sí? ¿No te preocupará el
hecho de que yo me aproveche de nuestro estatus matrimonial? — le
preguntó Yoochun.
El rostro de Junsu se sonrojó por la culpa y el deseo.
— Eso no
se me ha pasado por la cabeza — mintió. Lo cierto era
que sí, pero no temía que Yoochun lo intentara, sino sus propias reacciones
ante él. Pero no podía reconocerlo.
— No tenemos tiempo que perder — le
dijo Yoochun arrancándolo de sus pensamientos — Cuanto antes nos casemos, antes estará a salvo Heechul. Entonces
podrás decirle a tu abogado que no vas a renunciar a Heechul bajo ningún
concepto porque tus circunstancias han cambiado y ya no eres una madre soltero,
sino que tienes marido. Pero, por supuesto, la decisión debes tomarla tú.
Junsu admitió sin remedio que sólo había una decisión
que tomar. Asintió con la cabeza y dijo con voz ronca:
— Sí. Quiero decir sí, gracias. Me casaré
contigo.
>>> ♥ <<<
Cuando
Yoochun dijo que había que hacer las cosas rápido, hablaba en serio, admitió Junsu
dos días más tarde con la cabeza aturdido por la velocidad de los
acontecimientos.
Al
ser un Jung, Yoochun conocía a la gente
exacta con la que debía hablar tanto en Sicilia como en Corea para que se
encargaran de todos los asuntos legales, pero de todas maneras a Junsu le
sorprendió enterarse de que iban a casarse a la mañana siguiente en la capilla
privada de la villa.
Una
vez terminada la cena, Junsu se disculpó. Los acontecimientos de los últimos
días la habían agotado más emocional que físicamente. La medicación lo estaba
ayudando a superar la anemia, pero Junsu tenía sus dudas de que el médico
pudiera recetarle algo para el dolor de corazón que sospechaba que le esperaba.
Había
bajado a Heechul y lo había puesto en el carrito mientras cenaban porque María
había ido a ver a su familia y Junsu no quiso dejar al niño solo en su
dormitorio.
Yoochun
se levantó para retirarle la silla mientras le decía algo en italiano a su
abogado, que se había reunido con ellos para cenar. Luego se giró hacia él y le
aseguró con firmeza:
— Os acompañaré a la habitación — dijo llevando
el carrito hacia la puerta.
Heechul
se despertó cuando Yoochun lo sacó del carrito, y la sonrisa de su sobrino al
mirarlo fue la único prueba que necesitó Junsu para saber que había tomado la
decisión correcta para Heechul.
Pero, ¿y para él?
Iba
a casarse con un hombre que lo excitaba sexualmente y de quien se había
enamorado completamente, un hombre cuya conversación le estimulaba y cuya
personalidad le intrigaba. Un hombre con el que nunca se aburriría y que
mostraba indicios de una gran compasión por los demás. Nada deseaba más que ser
el auténtico compañero de un hombre así, ser amado por él como su alma gemela.
Pero eso, por supuesto, era una fantasía absurda.
Habían
llegado a su dormitorio. Yoochun abrió la puerta para él y dio un paso atrás
para que pasara él primero. Encima de la cama había tres bolsas de color crema
para trajes.
— Vestidos de novio — le
informó Yoochun —
Por desgracia no hay tiempo para que lo elijas tú, así que le pedí a una casa
de modas de Milán que me enviara esto con Ricardo.
Ricardo
era el abogado, y Junsu se preguntó cómo se habría sentido llevando tres trajes
de novio desde Milán hasta Sicilia.
Heechul
se había vuelto a dormir, así que Yoochun lo dejó en medio de la cama y rebuscó
en su bolsillo para sacar una cajita turquesa.
Junsu
observó en silencio cómo avanzaba hacia él. Tenía un nudo de dolor en la
garganta y una terrible sensación de pérdida en el corazón.
Sin
duda el anillo que estaba a punto de recibir sería tan exquisito y caro como
los vestidos de novio que había encima de la cama. Y tan desprovistos de los
auténticos sentimientos que deberían encerrar como su propio matrimonio.
Yoochun
había abierto la tapa de la caja, y como él había adivinado, el brillo de los
anillos que había dentro la hizo parpadear.
El
diamante solitario rodeado de un círculo de diamantes más pequeños iba a juego
con la alianza de oro y diamantes que lo acompañaba. Eran anillos que llegaban
al corazón con su belleza y su exclusividad, pero los diamantes eran un pobre
sustituto del amor, pensó Junsu con tristeza.
No
le sorprendió que los anillos fueran tan de su gusto, ni que el de compromiso,
que Yoochun insistió en deslizarle en el dedo, le encajara perfectamente. Él
seguía sujetándole la mano. Sin pensar en lo que hacía, Junsu alzó la vista
hacia él con los ojos abiertos en una mezcla de pánico y deseo al ver el modo
en que Yoochun lo estaba mirando a él, con los ojos oscurecidos mientras bajaba
la mirada desde sus ojos a su boca y comenzaba a inclinar la cabeza. Quedaba
muy clara su intención de besarlo.
Junsu
sintió pánico. Sacudió la cabeza y se apartó de él mientras se apresuraba a
decirle:
— No hay necesidad de esto. Los dos sabemos
que no significa nada.
¿Por
qué estaba frunciendo el ceño? Junsu hubiera pensado que le gustaría que fuera
tan sensato y frío, que no esperara que él se comportara como si fuera un
auténtico prometido. Si ese hubiera sido el caso, entonces…
¿Entonces
qué? Entonces ahora mismo estaría en sus brazos y él demostraría el amor que
sentía en su corazón.
Un
pequeño ruido indicó que Heechul se había despertado, y, contento ante la oportunidad,
Junsu se apartó de Yoochun para acercarse a su sobrino.
Una
vez con Heechul en brazos, resultaba más seguro darse la vuelta y mirar a Yoochun.
Sujetaba al niño como si fuera una barrera entre ellos. Había algo que tenía
que decirle. Aspiró con fuerza el aire y le dijo con voz ronca:
—
Gracias — Junsu tragó saliva y luego añadió — por todo. Sé que esto no es algo que
realmente quieras hacer. Para mí es distinto, por supuesto. Yo tengo que
anteponer los intereses de Heechul. Pero… lo que intento decir es que… te
agradezco lo que estás haciendo.
Yoochun
asintió con la cabeza, pero su expresión indicaba que la gratitud de Junsu no
significaba gran cosa para él. ¿Se lo estaría pensando mejor? ¿Lamentaba
haberse comportado de manera tan galante y haber asumido una responsabilidad
tan grande? Cuando se marchó sin decir nada más, Junsu no supo si sentirse
aliviado o decepcionado.
>>> ♥ <<<
En
el corredor que había fuera del dormitorio de Junsu, Yoochun miró hacia las
sombras sin ver nada. Su reacción ante el rechazo de Junsu cuando intentó
besarlo lo había asombrado, pillándole desprevenido. Pero lo que sentía era
irritación, nada más. Irritación porque él se aferraba de un modo tan ingenuo y
obstinado a su amor adolescente y lo elevaba a un estatus que no se merecía.
Había
rechazado su beso basándose en una lealtad mal entendida hacia un hombre que
nunca se había tomado la molestia de enseñarle lo que era el placer. Bien, pues
que Junsu renegara del placer que podrían compartir si él quisiera, ¿a él qué
más le daba?
Pero
sí le daba, reconoció Yoochun mientras se dirigía hacia las escaleras. Le
importaba mucho. Se detuvo de golpe a mitad del escalón. ¿Le importaba? ¿Le
importaba Junsu? ¿Era ésa la razón por la que iba a casarse con él? ¡No! Se iba
a casar con él porque era su responsabilidad y nada más.
>>> ♥ <<<
La
luz del amanecer se filtraba en la habitación a través de la ventana sin
cortinas. Junsu no sabía si sentirse alarmado o aliviado. Apenas había dormido,
¿cómo iba a hacerlo sabiendo lo que la mañana traería consigo? Y ahora que el
día ya estaba allí podía sentir la envergadura de lo que la esperaba.
Fuera
de las bolsas protectoras, los vestidos flotaban como frágiles fantasmas en la
brisa. Junsu ya había decidido cuál se pondría… el más sencillo de los tres, el
de seda color crema cortado al bies y con pequeñas perlas bordadas en las
costuras. Tenía el escote alto y las mangas largas y un polisón que caía
después en forma de media cola. Lo había escogido porque consideraba que su
sencillez y la manga larga eran más adecuadas para la ocasión.
No
había tiempo para entretenerse con los preparativos. María, que le había
llevado un desayuno que fue incapaz de probar, regresó para ayudarlo a vestirse
y encargarse de Heechul por él.
Junsu
se inclinó sobre la cuna para mirar al bebé dormido. Podía comprobar por sí
mismo el bien que le había hecho el tiempo que llevaban allí. Parecía mucho más
sano, y también más feliz. Al principio, a Junsu le asombraba el modo en que Heechul
miraba a Yoochun cuando estaban en la misma estancia, lo contento que se ponía
cuando le sonreía o lo cargaba en brazos. Si nunca volviera a ver a Yoochun, lo
echaría de menos, pero apenas tenía dos meses de vida… lo olvidaría. Estaba muy
bien decirse a sí mismo que no sería justo privar a Heechul de la presencia de Yoochun,
pero ¿no estaría enmascarando el hecho de que quería casarse con Yoochun?
¿Estaría haciendo lo correcto, o se estaba precipitando al hacer algo de lo que
más tarde se arrepentiría?
Era
demasiado tarde. María estaba sujetándole el vestido. Tras darle un suave beso
a Heechul, Junsu se dio la vuelta y se quedó quieto mientras María se movía a
su alrededor con un emoción que Junsu sabía que debería compartir.
Resultaba
tan irreal vestirse de novio… En el pasado, cuando había soñado con aquel
instante, siempre se imaginó en la casa de su infancia con sus padres, y no en
aquél tierra de hombres poderosos y arrogantes que vivían según su orgullo y su
honor. Junsu soñaba con casarse con Leeteuk y vivir un amor tranquilo, y no la
pasión fiera y peligrosa que Yoochun despertaba en él.
María
sollozaba emocionada, alabando la belleza de su vestido y la buena suerte de Junsu
por haber encontrado a un hombre tan maravilloso, un Jung, como marido.
Enseguida
llegó el momento de bajar. El abogado de Yoochun la esperaba para acompañarla a
la capilla privada, y le dijo que Yoochun ya estaba allí esperándolo.
La
capilla era pequeña pero maravillosa, los techos y los muros estaban
profusamente decorados con frescos de imágenes bíblicas. Junsu sintió el peso
de muchos años de devoción, y el pánico comenzó a apoderarse de él ante la
asombrosa naturaleza del compromiso que estaba a punto de adquirir en aquel
lugar santo. Vaciló en el paso y sintió la fugaz mirada que le lanzó el
abogado. Estaba haciendo esto por Heechul, se recordó tembloroso, y se
concentró en la espalda recta y firme de Yoochun. Por alguna razón, mirarle lo
tranquilizaba y lo inundaba de una conciencia espiritual relacionada con el
motivo de aquel compromiso. Así que su cuerpo dejó de temblar.
El
abogado, que lo llevaba del brazo, se detuvo para dirigirle una sonrisa de
aprobación, como si hubiera presentido su determinación de hacer lo correcto.
Pero cuando Yoochun se giró para mirarlo fue cuando se sintió realmente capaz
de dar los pasos finales que la acercaban hasta él, como si el propio Yoochun
le estuviera dando fuerzas.
La
ceremonia fue sencilla, las palabras, emotivas y bellas, y el sacerdote,
comprensivo y al mismo tiempo firme en señalar la importancia del compromiso
que estaban adquiriendo. Luego les unió las manos y les pidió que repitieran
detrás de él sus votos el uno al otro.
Esa
vez, Junsu no rechazó el beso de Yoochun. De hecho, deseaba desesperadamente
colgarse de él. Necesitaba realidad en un mundo que parecía demasiado irreal.
En
el pequeño despacho de la capilla estaban los papeles que había que firmar, y
luego Yoochun lo guió de vuelta hacia la capilla para salir por el pasillo.
María y Heechul, que estaba despierto en el carrito, los esperaban fuera. Ya
estaba hecho. Heechul se encontraba a salvo. Pero, ¿qué precio tendría que
pagar? Sólo el tiempo diría si tendría la fuerza suficiente para afrontar el
amor que sentía por Yoochun sabiendo que él no lo amaba. Lo cierto era que ya
tenía práctica, pensó recordando a Leeteuk. Pero lo que sentía por Leeteuk no
podía compararse en ningún sentido con sus sentimientos hacia Yoochun.
Yoochun
observó el rostro pálido y serio de Junsu. Ahora era suyo. Su esposo. Un
sentimiento que no fue capaz de analizar se apoderó de él. Era algo primitivo,
masculino y muy posesivo. El vestido de seda acariciaba el cuerpo de Junsu de
forma tan voluptuoso que casi sintió celos de aquel contacto íntimo. Yoochun
era consciente de la mirada de admiración que le estaba dirigiendo su abogado,
y quiso apartarlo de él, apartarlo de las miradas de deseo de todos los demás
hombres. Junsu y el niño estaban ahora bajo su protección. Ahora era esposo y
padre, y su deber consistía en mantenerlos a ambos a salvo. Su futuro era
responsabilidad suya.
Era esposo, pero no amante… ni amado.
¿Quería serlo?
El
hecho de plantearse siquiera aquél cuestión supuso una herida en su orgullo.
A
Junsu le asombraba la atención que le había prestado Yoochun a todos los
detalles teniendo en cuenta la precipitación de la boda. Había un fotógrafo, y una
pequeña pero elegante recepción con champán a la que se había invitado a las
personalidades locales. Yoochun le informó a Junsu mientras estaban juntos
saludando a los invitados que era lo que se esperaba, y hubiera provocado
comentarios si no se mostraban orgullosos delante de la gente.
— Ah, y por cierto — añadió — le he dicho a María que, para no
molestar a Heechul, como su cuarto está pegado al tuyo, lo lógico era que tú
continuaras durmiendo en tu habitación en lugar de en mi suite.
Eran
unas palabras muy simples, y en el pasado las hubiera escuchado con gratitud,
pero ahora Junsu tuvo que admitir que supusieron un golpe mortal para su
corazón.
— No me gustaría que fuera de
otra manera — consiguió responder,
pero no se atrevió a mirarle mientras hablaba para que no pudiera advertir en
sus ojos sus auténticos sentimientos.
Pero,
¿qué otra cosa cabía esperar? Sabía que Yoochun no lo amaba, que sólo se había
casado con él por el bien de Heechul, y sin duda debería mostrarse agradecido porque
le hubiera dicho de manera tan sutil que no quería compartir cama con él.
Los
invitados se marcharon, y Yoochun acompañó a su abogado al coche que lo
esperaba para llevarlo al avión privado que lo llevaría de regreso a la
capital. Heechul, que había permanecido despierto durante la recepción, estaba
ahora dormido en sus brazos. El vestido de seda, a pesar de toda su elegancia,
le hacía sentirse incómodo, dada la auténtica razón de aquél boda. Estaba
deseando quitárselo y ponerse la ropa que se había comprado él, por muy barata
que fuera comparada con las cosas que le había comprado Yoochun.
Igual
que el champán que había bebido lo dejó con ganas de tomar agua fresca y
limpia, aquélla ropa de marca formaba parte de un estilo de vida que no era
realmente el suyo, y reforzaba el hecho de que en cierto sentido, Yoochun lo
había comprado con la misma facilidad con la que Yuhwan compró a su hermano.
Aunque
por motivos diferentes. Todo lo que Junsu había accedido a hacer era por el
bien de Heechul.
Eso
no era cierto. ¿Acaso un parte de él no había accedido a casarse con Yoochun
porque se había enamorado de él y había aprovechado la oportunidad de compartir
su vida con él?
¿Compartir
su vida? Estaría loco de atar si de verdad pensara que existía alguna posibilidad
de que eso sucediera. Si Yoochun no quería siquiera compartir cama con él,
existían pocas posibilidades de que le dejara compartir nada más. Una única
lágrima cayó en el rostro de Heechul, haciéndole abrir los ojos y luego
bostezar antes de volver a cerrarlos. Su confianza conmovió el corazón de Junsu,
que curvó los labios en una sonrisa tierna mientras se inclinaba para secarse
la lágrima.
>>> ♥ <<<
Observándolo
sin ser visto desde el umbral, Yoochun frunció el ceño. Sólo podía haber una razón
para que un novio llorara de pena el día de su boda, y ésa era que se había
casado con un hombre al que no amaba. Cualquiera que la viera con Heechul podía
ver cuánto significaba para él… era el hijo del hombre al que había amado.
Con
las curvas de su cuerpo ocultas por el bebé dormido, parecía más una virgen del
Renacimiento que un novio, intocable y solitario. Pero Yoochun deseaba tocarlo,
quería abrazarlo, quería oírlo gritar de placer como había hecho antes. Lo
deseaba, admitió Yoochun apartándose del umbral de la puerta antes de que Junsu
pudiera verlo acechándolo como un adolescente en celo. Durante un instante, se
preguntó si no sería ésa la razón por la que deliberadamente avisó demasiado
tarde a sus hermanos para que no pudieran llegar a tiempo a la boda.
No,
lo había hecho por responsabilidad hacia Junsu y Heechul, eso era todo. Ahora
tenía responsabilidades hacia su negocio, había tenido que posponer varias
reuniones importantes debido a los preparativos de la precipitada boda.
No
tenía necesidad de quedarse por la villa como si estuviera esperando las
migajas de atención que quisiera arrojarle Junsu. Tenía cosas más importantes
que hacer.
>>> ♥ <<<
Fue
María la que le informó a Junsu que Yoochun había salido y que no sabía cuándo
volvería.
¿Fue
simpatía o lástima lo que vio en ojos de María?, se preguntó Junsu mientras le
pedía que lo ayudara a desabrocharse el vestido de novio… una tarea que debió
haber hecho Yoochun. Aunque para él no hubiera supuesto ningún placer hacerlo,
ni tocarlo. Sin embargo, para Junsu el placer que le había provocado había sido
el más peligroso y el más dulce que había experimentado o experimentaría jamás.
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Junsu esta enamorado de Yoochun......en q momento dejo de querer a leetuk.....bueno, igual pienso que no era amor real lo q Junsu sentia por leetuk, mas era admiracion y conformismo..... Yoochun es distinto, es el ideal para el, pero ahora mismo los dos piensan que no producen nada en el otro. Wao.....si supieran, si pudieran verse reflejados sus sentimientos se darian cuenta. Gracias!!!!!
ResponderEliminarAy no, esos dos van a sufrir muchisimo y solo porque ninguno se atreve a hablar claro sobre sus sentimientos hacia el otro, pero me da que el que mas va a sufrir en todo esto es Junsu porque una vez los hermanos sepan que ya estan casados me da que le van a hacer la vida de cuadritos.
ResponderEliminarPor dios ...cuando las personas no admiten lo que sienten uno por el otro, solo asegurara momentos difíciles, solo espero que ambos descubran lo que sienten y se atrevan a decirlo.
ResponderEliminarOjala no haya mucho sufrimiento más adelante, gracias y espero la continuación
OMG se caso con el eso fue sumamente rapido!
ResponderEliminarRealmemte quiero conti!
Y gracias este fic me sirvio para distraerme un rato de lo q esta pasando u u
Muchas gracias por eso!
Ummmm se nita que lo que el ratón mañoso quiere es atrapar al delfin.el sabe cuan valioso es junsu además que le a cogido cariño a Heecul
ResponderEliminarWow, que maravillosa historia... adoro cada uno de los personajes que el YooSu representa...
ResponderEliminarCuánto tiempo serán capaces de reprimir sus sentimientos y deseos mutuos... espero que no mucho... XD!!
Me muero porque Yoochun haga nuevamente suyo a Junsu, pero ahora, demostrándole todo el amor y la pasión que despierta en él.
Gracias por el capítulo*
Veo que eres una lectora o una que comenta nueva.
EliminarEspero que el blog sea de tu agrado y sigas comentando. ^_^
Cada vez me gusta más esta historia. Veo que YC ya tiene sentimientos más fuertes por Junsu *-* arw espero la sigas pronto...
ResponderEliminarOmo, ya estan casados, pero Yoochun esta siendo muy frio con Junsu, no es justo. Espero que las coas mejoren entre ellos. U.U
ResponderEliminarDios mi Ratón pobrecito, preparó toda su boda con detalle él inclyso pensó en entregar el anillo con beso y todo y Junsu rechazó tal gesto??? Este par se está asiendo experto en negar lo que siente. Tal como pensé el recuerdo de Leeteuk le puede mucho a mi Chunnie, tanto que no se permite decir nada a favor de su amor disfrazada de responsabilidad y preocupación, bueno creo que antes deberia aseptar que está enamorado de Junsu. Estoy facinada y.muy agradecida contigo Yoleth por esta adaptación Yossu tan hermosa.
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