El gran salón estaba en la sala del trono,
donde el mismo rey se sentó en toda su gloria. Traté de prestar atención a los
detalles, pero con esos ojos marrones intensos perforando a través de mí era imposible
concentrarse en cualquier otra cosa. Me sentí como si estuviera de pie en frente
de todo el concilio después de haber cometido un pecado mortal, a pesar de que la
sala estaba vacía de todo el mundo excepto el rey, el hombre que supuse era jefe
del concilio, y Changmin, quien estaba junto a mí.
Ambos, Changmin y yo nos inclinamos,
pero donde su reverencia era automática, la mía era vacilante, una reacción a
la imponente figura de mi futuro esposo.
― Changmin, ven ― dijo el Rey Rising Sun en su poderosa
voz, haciéndome temblar.
Changmin se precipitó sobre el espacio abierto
entre nosotros y se arrodilló a los pies
de su rey. Intercambiaron palabras suaves, murmurando en un tono demasiado tranquilo
para poder escucharlos, pero luego Changmin se puso de pie y en voz lo suficiente
alta como para asustar, anunció.
―
El rey Jung Yunho, línea real Darrben del Reino de Rising Sun.
El rey se puso de pie, su altura y
tamaño llevándose mi aliento, e inclinó ligeramente la cabeza hacia un lado
como una muestra de respeto hacia mí. Lo apreciaba, aunque podría haberlo hecho
sin la sonrisa burlona.
Pero entonces, Changmin volvió a hablar.
― El Príncipe Kim Jaejoong, línea real
Ceelorie del Reino de Kari.
Me incliné también, pero era consciente
de mi posición, y mi reverencia no era nada
casual. Me incliné hasta el final de mí cintura, nivelando mi torso con el suelo.
Estaba vestido con sus colores, yo era algo entre un visitante y un intruso en su
casa, y antes que la noche transcurriera, estaría compartiendo su cama. No había
necesidad de pretender que era cualquier cosa menos la conquista que había declarado
que yo fuera en sus apariciones públicas.
Pero, cuando me enderece y miré al rey,
su sonrisa había desaparecido, y una escalofriante seriedad consumía su rostro.
Hubiera sido fácil mirar su cara y cuerpo
durante horas, pero el jefe del concilio eligió ese momento para hablar.
― Soy el jefe del concilio y asesor del reino,
Yesung. Si viene al estrado, Príncipe Jaejoong, comenzaremos la ceremonia.
Me sonrojé por mi ignorancia y me precipité
hacia adelante, deteniéndome sólo a unos pocos pasos del trono. El rey ya había
tomado el lugar a mi derecha y Yesung se situó en la parte inferior de la escalera,
justo en frente del trono, con un libro en sus manos. Changmin había salido de la
habitación cuando yo no estaba prestando atención y las palabras de Yesung fueron
silenciadas por el sonido de mis pensamientos de pánico. Changmin no era alguien
que yo conocía, pero su sonrisa fácil y atractivo aspecto me hizo sentir más a
gusto, algo que realmente necesitaba, cuando el rey del reino enemigo y su jefe
del concilio estaban a mi lado.
Estaba demasiado asustado para mirar a los
costados, y mirando a Yesung no era mucho mejor. Por lo tanto, dejé mi mirada fija
en el suelo hasta que oí el sonido inconfundible de pergaminos siendo desenrollados.
Vi como Yesung llamó a su magia y creó una superficie empañada, plana frente a
nosotros, luego puso el documento sobre el mismo.
El rey tomó la pluma colgando en el aire
y firmó en la parte inferior del documento, aceptando nuestra unión. Entonces
la pluma flotó hasta mí, pero antes de que pudiera presionarla en el papel, Yesung
habló.
― Recuerde que debe firmar con su nuevo nombre
y título.
Debí haberlo mirado con confusión, porque
dijo ― Príncipe Jung Jaejoong del Reino de Rising Sun, línea real Ceelorie del Reino
de Kari.
Honestamente, no tenía idea de que mi nombre
cambiaría. Asumí, cuando era un niño, que un día una mujer tomaría mi nombre y título.
Destacaba cómo las cosas podían cambiar en cuestión de días.
Con la firma en su lugar, Yesung se
inclinó ante nosotros y desapareció. Yo podría bromear y decir que estaba en
una nube de humo, pero él de hecho uso una puerta, huyendo tan rápido que
apenas tuve la oportunidad de notar su partida.
El rey tomó mi mano de repente, empujándome
a un ataque de temblores, y me llevó fuera
del salón hacia las mismas habitaciones que había abandonado antes de ir a la ceremonia.
Nunca se me ocurrió que iba a quedarme en sus aposentos. Yo había estado demasiado
confundido y sacudido cuando por primera vez llegue allí, como para prestar
atención a los artículos de uso privado.
Una vez que la puerta se cerró detrás de
nosotros, el rey dejó caer mi mano y me dejó de pie delante de la puerta. Se dirigió
a la silla junto a la ventana y comenzó a desatar su chaleco. Supongo que
debería haber estado sorprendido o confundido, pero en cambio tuve la oportunidad
de verlo por primera vez.
El rey era un verdadero Rising Sun, su
altura sobrepasaba la de cualquier otro Rising Sun que había visto, incluso en
su palacio. Era más alto que yo por la longitud de mi antebrazo, pero era
amplio como dos de mí y un poco más. Fue aterrador imaginarlo junto a mí, en
cualquier forma o situación.
El chaleco que llevaba puesto fue tallado
en cuero negro, atado con numerosas trenzas y casi moldeado sobre su forma, pero
debajo de él, tenía la misma tela de color rojo oscuro envuelta alrededor de él
como yo. El pelo destacaba contra el rojo, más azul de lo que me había imaginado
que sería, y estaba trenzado muy parecido al mío, sólo que en ambos lados de la
cabeza, dejándolo sólo en la parte
superior de la cabeza suelto.
A diferencia de los míos, sus pantalones
eran negros y en vez de sandalias que sólo con años de práctica podría atar, llevaba
botas negras y pulidas.
― ¿Te gusta lo que ves? ― Esa poderosa voz preguntó,
sobresaltándome tanto que tropecé dos pasos hacia atrás.
Él sólo sonrió y continuó desenvolviendo
la tela de todo su cuerpo. Si bien no tenía palabras para contestarle, no tenía
problemas para concentrarme en su rostro. Sus labios tenían un matiz azul, un toque
de color que no había visto en nadie antes, y sus marcas de la sien me hicieron
desear acercarme y explorarlas, tanto así que realmente recuperé los dos los pasos
que previamente había robado entre nosotros.
Me las arreglé para detenerme, y en cambio
sólo observé la forma en que las marcas salían de su piel en el mismo color que
su pelo. Su forma era extraña, casi como los ángulos agudos de las aves en
vuelo, pero tan pequeños que apenas los podía distinguir. Siguieron la línea de
toda la parte superior de su ceja izquierda, tocaron el rabillo del ojo,
abrazaron su pómulo, y se deslizaron en una punta aguda a la esquina de sus labios
azulados.
Él me sonreía de nuevo, probablemente, burlándose
de mi reacción, pero mientras me habría importado en algún otro tiempo o lugar,
en esta situación no me avergonzaba de ser curioso. Rara vez había visto a un Rising
Sun puro, y nunca a uno tan imponente como él, tan cerca o, tan desnudo. Su torso
estaba completamente expuesto a mis ojos, y ¿cómo podría haber resistido a ver todos
esos músculos bien formados?, y ¿cómo podría perdonarme perderme la vista del mismo
patrón de marcas que se extendían desde la parte inferior de su ombligo hacia abajo
de sus pantalones?
― ¿No hablas, mi Príncipe? ― preguntó el rey, mientras sus dedos empezaron
a desatar las cuerdas que sostenían sus pantalones en su lugar.
Me sonrojé, forzando mis ojos hacia
arriba. ― Jae, por favor. ― casi
susurré
― ¿Jae? ― Inclinó la cabeza hacia un lado otra vez, observándome.
― Sólo soy Jae. El príncipe ya no es más ― Lo dije, pero no estaba triste por
ello. Era sólo un título, que nunca fue verdaderamente mío.
― Pero eres un príncipe, mi Príncipe. ¿O es
que no ves a Rising Sun como un reino gobernante digno? ― Sus cejas formaron una mueca, como
decidiendo si yo, de hecho, lo hubiera querido decir como un insulto.
― No, mi Rey. Tu reino es hermoso e
impresionante. Yo nunca implicaría tal cosa.
― Entonces, ¿qué quieres decir? ― Todavía estaba serio, pero de alguna manera,
estaba también un paso más cerca de mí de lo que estaba antes.
― Sólo era un príncipe de nombre, sólo un
heredero. Soy Jae. ― Incliné
la cabeza hacia abajo, demasiado inseguro para mirarlo.
― ¿Así es como tus más cercanos te llama? ― El rey preguntó.
― Sí.
― Muy bien. Eres Jae, pero sólo en estas
habitaciones. Todos los demás te llamarán Príncipe. ― Entonces él estaba tranquilo y tuve que
buscar en sus ojos. Tuve que tratar de ver lo que estaba pensando.
Su rostro no reveló nada, pero sus pantalones
cayeron agrupándose bajo sus pies, hablando de su mal comportamiento, y no podía
apartar la mirada. Sus marcas, de hecho, conducían todo el camino hasta su polla.
Lo abrazaban casi posesivamente mientras su colocación se hacía más gruesa
cuanto más se acercaban a esa pieza larga y dura de hombre.
― ¿No te desnudarás ante tu esposo? ― El rey me sobresaltó de nuevo, y por
puro instinto me abracé a mí mismo, tomando unos pocos pasos de él. ― ¿Es
verdaderamente un crimen desnudarte frente a los demás? ― preguntó, haciendo caso omiso de mi
retirada.
― Sí ― dije en voz baja, sabiendo instantáneamente lo que él y Changmin
habían estado hablando.
― Así que nadie alguna vez te ha tocado, besado.
Nadie jamás ha explorado ese magro cuerpo tuyo, mostrándote todas las formas en
que podrían hacerte gritar.
Me sonrojé de color rojo oscuro, y
chillé ― Nadie.
― ¿No dejarás que tu marido te muestre,
entonces?
No me defraudes Yunho, por favor se gentil con Jae, ay por Dios pobre falquito mio, le va a dar un infarto con semejate esposo siendo su primera vez. Yunho, Yunho se lindo con él por favooooor.
ResponderEliminaruuuuuuuu nadie es nueve sito para ti solito Yunho le toco estrenar a Jae en todos los sentidos y si que lo disfrutara iuuuuuuuuu
ResponderEliminarGracias
Pufff que rápido va el yunho de matrimonio a la cama solo son pasos de minutos se a superado hahahha
ResponderEliminarUn cuerpo puro y magro, que jamás alguien a excepción de su madre ha tocado, entonces Yunho se delicado y gentil con él porque serás su primera vez en varios aspectos.
ResponderEliminarGracias!!!