domingo, 27 de agosto de 2017

Del Odio al Matrimonio. Cap 3


Ningún joven, con bebé o sin él, había sido visto saliendo del edificio. Ésa fue la información que recibió Yunho mientras caminaba por Finsbury Circus por la mañana, prefiriendo gastar algo de energía andando en vez de sentarse tras el volante.

Cuando divisó la residencia actual de Kim Jaejoong, colgó el teléfono y vio cómo el coche discretamente aparcado frente al edificio se alejaba. Se metió el móvil en el bolsillo de la chaqueta, desechando la información innecesaria que había obtenido de que un hombre alto y rubio había recibido un cochecito negro aquella mañana antes de salir corriendo del edificio.


El hecho de que el último amante de Jaejoong hubiera salido del edificio corriendo, probablemente porque llegara tarde, no le importaba en absoluto. Y el nudo que sentía en su interior no tenía nada que ver con los celos. Por supuesto que no. Se trataba más bien de la rabia de saber que, el niño que probablemente fuese su hijo, iba a tener una niñez bajo el dudoso cuidado de innumerables «tíos» y una eomma sin moral alguna.

Si el niño era suyo.

Y, de pronto, el deseo de que el niño fuera suyo lo golpeó con fuerza, dejándolo pegado al suelo durante unos segundos, hasta recuperar finalmente la compostura y encarar los escalones con la cabeza bien alta. De un modo u otro, lo descubriría.

>>>♥<<<

Duerme bien, cariño ― dijo Jaejoong mientras colocaba a su hijo dormido en la cuna, arropándolo con cuidado.

Cuando salió de la habitación, se quedó quieto durante un momento y tomó aliento, sorprendido de poder mantenerse en pie.

Los sollozos de Changmin exigiendo su desayuno lo habían despertado poco antes de las cinco y media de la mañana. Así que mientras le daba de desayunar, lo bañaba y jugaba con él, había conseguido mantener sus temores a distancia.

Pero ya habían regresado, dispuestos a atacarlo.

Se daba cuenta de que iba a tener que decirle a Jung Yunho que Changmin era su hijo. Aparte de hacer las maletas y salir corriendo, sin saber a dónde, no se le ocurría otra solución.

Él ya sospechaba tremendamente y, si él trataba de mentir al respecto, Yunho insistiría en hacer la prueba del ADN para obtener la verdad. Y eso le proporcionaría más pruebas en su convencimiento de que él era un mentiroso y de que él merecía la custodia.

Así que tendría que decírselo y esperar que le encontrara sentido y que viera que, el reconocer a un hijo suyo, no haría ningún bien en su relación con su esposa. Por lo que recordaba de su, por aquel entonces, prometida de ojos negros, no tenía ni un ápice de compasión.

Se sentía físicamente enfermo. Recordando. No quería recordar, así que apretó los dedos contra sus sienes para intentar bloquear todas esas imágenes de nuevo. Pero no funcionó, y las escenas que condujeron a aquella última noche se repitieron en su cabeza como una pesadilla interminable.

Él y los gemelos de cuatro años del señor Valenti, Matteo y Yijool, habían regresado de la isla el día anterior. Yunho se había marchado el día antes para asistir a lo que él había llamado una urgente reunión de negocios. Una vez en tierra, el señor Valenti los había recibido, para deleite de los niños, que no habían visto a sus padres en cuatro semanas.

Cuando el helicóptero de la compañía despegó camino de Seúl, el señor Valenti había suspirado y había dicho:

¡Menudo verano! Este año mi mujer y yo no podremos escapar del calor de la ciudad. Demasiadas reuniones de negocios. La pobre Jihye se queja de que se está marchitando, y está deseando ver a sus hijos de nuevo. Le hubiera gustado estar aquí ahora, pero está ocupada preparando su fiesta de cumpleaños.

Jaejoong hizo todo lo posible por sentirse compasivo, pero sabía que no podía. Si los Valenti no se hubieran visto obligados a quedarse sin vacaciones, Yunho, el hermano de Jihye, no habría tenido que pasarse por la isla para comprobar que el nuevo niñero se estuviera haciendo cargo correctamente.

Y entonces no se habrían encontrado el uno al otro, ni se hubieran enamorado apasionadamente, haciéndose feliz mutuamente. Pero el idilio de la isla había acabado, y en un par de días iba a regresar a Inglaterra porque la niñera permanente de los niños ya se había recuperado y los esperaba en el distrito de Oltrano, al otro lado del Amo, donde residían las familias adineradas de Seúl.

Pero no había acabado realmente. Yunho no se había declarado con esas palabras, pero el instinto de Jaejoong le decía que él sabía que estaban hechos el uno para el otro.

¿Acaso no le había dicho en su última noche en la isla que lo acompañaría hasta Londres porque tenían mucho de qué hablar?

De vuelta en Seúl, en el último día de Jaejoong, Jihye lo invitó a unirse a su fiesta de cumpleaños, planeada para aquella misma noche. Los invitados que iban a pasar la noche ya habían comenzado a llegar, entre ellos la espectacular y glamorosa  Jun JiHyun, que viajaba con su criada.

Ya no eres el niñero. Hasta que te marches mañana por la mañana, serás un invitado muy preciado. Por favor, no me decepciones.

Jaejoong se vio obligado a aceptar ante semejante invitación, aunque, en condiciones normales, se hubiera mantenido alejado de un grupo de extraños tan sofisticados.

Y sólo por el convencimiento de que Yunho asistiría a la fiesta de su hermana, Jaejoong se encontró a sí mismo rebuscando entre su maleta algo apropiado que ponerse.

No lo había visto desde que había abandonado la isla, pero no dejaría que eso lo pusiera nervioso. Yunho era un hombre ocupado, pero un hombre de palabra. Confiaba en él sin reservas. Estaría allí esa noche, si no antes, y estaría encantado de acompañarlo a Londres para hacer planes sobre su futuro.

La fiesta estaba en todo su apogeo cuando Jaejoong se unió a ella. Aún no había rastro de Yunho. Él estaba haciendo todo lo posible por no ponerse ansioso ante su ausencia.

El gran salón parecía estar vivo con el murmullo de todos los ricos y poderosos charlando entre ellos. Las mujeres y doceles, ataviados con trajes de diseño y joyas exclusivas, lo hacían sentir completamente fuera de lugar.

Él había imaginado que el sencillo traje de algodón color crema con corpiño ajustado y pantalón sería apropiado. Pero no lo era en absoluto. Estaba totalmente pasado de moda en aquel lugar, y él se habría retirado de vuelta a su habitación si Jihye no lo hubiera agarrado del brazo he insistido en presentárselo a sus amigos, colocándole una copa de champán en la mano.

Jaejoong estaba a punto de preguntarle a su anfitriona si Yunho iba a asistir cuando lo vio.

Estaba bajo el arco de la puerta, hablando con la glamorosa  Jun JiHyun. Suspiró aliviado y se odió a sí mismo por haber dejado que la ansiedad lo embargara.

¿Cómo se había podido plantear el hecho de si Yunho iba a aparecer antes de su vuelo de por la mañana? Él lo amaba, y lo que habían compartido había sido especial para ambos, no sólo una simple aventura de verano.

El amor lo derretía por dentro. Yunho estaba indescriptiblemente guapo. Llevaba puesta su chaqueta color crema y unos pantalones oscuros y estrechos, y la perfección de sus rasgos la dejaba casi sin aliento. Y era de él. Increíble pero cierto.

Jaejoong se apartó del grupo con el que estaba para intentar que él lo mirara. Y, como si hubiese expresado su deseo a todo volumen, Yunho apartó los ojos de la hermosa mujer, que parecía tenerlo inmerso en una conversación muy seria, y lo miró a él, manteniéndole la mirada durante un momento, haciendo que su corazón se acelerase igual que se había acelerado cuando él había aparecido en la cala desierta aquella noche cálida mientras él salía del agua medio desnudo.

Entonces, desvió su atención hacia algo que acababa de decir JiHyun mientras le sonreía y le tocaba el brazo con delicadeza.

Jaejoong se bebió el champán sintiéndose feliz. Yunho se uniría a él cuando esa mujer dejara de atosigarlo. Era demasiado educado como para dejarla con la palabra en la boca.

Pero Jihye hizo eso por él cuando se acercó, le colocó ambas manos sobre los hombros y le dio dos besos a su hermano. Yunho sacó una pequeña caja de uno de los bolsillos de su chaqueta y se la entregó a Jihye. Era su regalo de cumpleaños.

Jaejoong estaba contemplando la imagen con una sonrisa cuando  Jun JiHyun se deslizó hacia él con el sigilo de una serpiente. Y la analogía se hacía más evidente con aquel vestido negro que se ajustaba a todo su cuerpo y aquellos ojos negros que brillaban envenenados.

¿Puedo hacerte una sugerencia? ― preguntó JiHyun sin más preámbulos ― Será mejor que te vayas. Ver a un empleado babeando por mi prometido hace que todo el mundo se sienta avergonzado. Te pone como una moto, y eso no está nada bien. Sé que ha pasado tres semanas contigo y con los gemelos en la isla, pero sólo porque Jihye no se fiaba de tu capacidad como niñero. Y, conociéndolo, seguro que Yunho flirteó un poco para acabar con el aburrimiento. Va en su naturaleza. No significa absolutamente nada. Así que haznos un favor a todos, sobre todo a Yunho, y olvídate de ello, sea lo que sea lo que es «ello». Ya me ha dicho que ha estado a punto de no venir a la fiesta porque sabía que estarías aquí babeando detrás de él, como hiciste en la isla, aburriéndolo como una ostra. Pero él y yo teníamos cosas que ultimar sobre nuestra inminente boda.

Cuando la mujer se había marchado, Jaejoong se había sentido físicamente enfermo. Aún podía recordar el sentimiento, cómo él se había quedado con náuseas y sudores fríos mientras JiHyun volvía a reunirse con Jihye, que había estado admirando el brazalete de esmeraldas que su hermano le había regalado. JiHyun había agarrado a Yunho del brazo y le había dicho algo, algo urgente a juzgar por su cara, algo que había hecho que Yunho frunciera el ceño inmediatamente.

Entonces los dos habían abandonado la sala y Jaejoong se había sentado en una silla, a punto de derrumbarse. Así que ni siquiera iba a hablar con él. Estaría demasiado ocupado con su futura esposa, discutiendo sobre los planes de boda. Apenas podía comprenderlo.

¿Acaso toda la pasión había sido mentira? ¿Todo lo que había dicho? ¿Su seducción no había sido más que un juego para no aburrirse? En aquel momento le había parecido casi imposible de creer. Aunque, por otra parte, JiHyun no habría dicho que era su prometida si no hubiera sido verdad. ¿Qué ganaría diciendo cosas que podrían desmentirse con facilidad?

La gente había comenzado a mirarlo. Una criatura desgraciada con un traje barato en un silla y dando la impresión de que su mundo se había hecho pedazos.

Y así había sido.

Reuniendo toda su fuerza de voluntad, se había puesto en pie y se había acercado a Jihye con la necesidad de asegurarse. Puede que JiHyun hubiese mentido. En aquel momento no se le ocurría razón alguna, pero a veces ocurrían cosas extrañas.

Es precioso ― dijo Jaejoong refiriéndose al brazalete.

Sí. Yunho siempre me ha malcriado ― contestó Jihye.

Entonces, también ira a malcriar a JiHyun. He oído que están prometidos. Ella es preciosa.

La belleza sólo está a flor de piel ― dijo Jihye ―  Sin embargo, esta unión, que fue el último deseo de nuestro difunto padre, traerá consigo muchas ventajas ― entonces, con una sonrisa, cambió de tema― Ven, vamos a mezclarnos por ahí. Te presentaré a...

Lo siento ― dijo Jaejoong con un susurro. Se sentía estúpido por haber albergado la esperanza de que Jihye negase lo que JiHyun había dicho ― Tendrás que perdonarme. Me duele la cabeza.

¡Oh, querido! ― dijo Jihye ― ¿Qué puedo hacer? ¿Llamo al ama de llaves? Estás muy pálido. ¿Tienes algo que puedas tomar?

 Sólo necesito tumbarme. Por favor, no te preocupes ― se sentía como un mentiroso, pero la migraña era lo único que se le ocurría para ahorrarse la angustia de tener que hablar con gente cuando por dentro se estaba muriendo ― Por la mañana estaré bien ― añadió, sabiendo que, en realidad, pasaría mucho tiempo antes de poder sentirse medianamente bien.

Con una última sonrisa consiguió salir de la sala y vio cómo la criada personal de JiHyun bajaba las escaleras del hall con una extraña expresión de triunfo.

Ignorando el saludo de la mujer, porque no podía arriesgarse a hablar y echarse a llorar, Jaejoong se dirigió hacia una puerta que daba al jardín trasero, encontró allí un banco de piedra y se sentó, dejando que la oscuridad lo envolviera.

¡Qué ingenuo había sido al creerse las promesas de Yunho! Él era un hombre altamente sofisticado, provenía de una familia de banqueros muy respetados, era increíblemente rico, carismático y muy guapo. ¿Cómo iba a plantearse la posibilidad de atarse con un don nadie que no tenía nada a su favor salvo una fogosidad ardiente en la cama?

Aquella certeza lo hizo pedazos por dentro, pero tenía que aceptarlo. No era la primera persona que se dejaba llevar por un hombre encantador y tampoco sería el último.

No tenía ni idea del tiempo que se quedó allí sentado. Lo único que sabía mientras subía por las escaleras del servicio para llegar a su habitación, era que había perdido su corazón, pero le quedaba la dignidad.

Y, si Yunho lo buscaba antes de que se marchara por la mañana, se mantendría sereno. Nada de lágrimas ni recriminaciones. Sólo le ofrecería enviarle una bonita tostadora como regalo de boda, si es que se dignaba a decirle la fecha del enlace.

Pero no iba a ir a buscarlo, pensaba Jaejoong mientras se preparaba para irse a dormir. Era tarde y suponía que la fiesta ya habría acabado. Y Yunho se habría marchado tras haber ultimado los planes de su inminente matrimonio, sin espacio en su cabeza para pensar en aquel empleado con el que se había entretenido para pasar los días en la isla privada de su familia.

Tenía que aceptarlo, reconocer que había sido utilizado por un maestro de la seducción, tratar de olvidarse del dolor y seguir con su vida.

Tragándose los sollozos, abrió la maleta y metió dentro el traje de cualquier manera.

Nunca volvería a ver a Yunho. Amarlo se había convertido en todo su mundo y, a pesar de lo que le habían dicho esa noche, no podía acabar con eso. Se giró hacia la cama, odiando la perspectiva de pasarse la noche llorando, y entonces se sobresaltó al notar cómo la puerta se abría de golpe.

 Jun JiHyun estaba en el marco de la puerta mirándolo con desprecio. De detrás de ella surgió Yunho, que entró en la habitación. Se había quitado la chaqueta y llevaba la camisa de seda abierta a la altura del cuello, revelando su piel bronceada, esa piel que había sido su perdición.

Pero tenía la cara pálida y los ojos tristes. Su boca sensual era una línea recta y severa en el momento en que su prometida estiró el brazo, señalando la maleta de Jaejoong.

 ¡Ábrela! Estará allí. Si no, registra cada centímetro de la habitación.

 ¿Qué crees que estás haciendo? ― preguntó Jaejoong en total desventaja, llevando una de las camisetas viejas que usaba para dormir y con el pelo suelto, y sabiendo que su pregunta había sonado más como la de un niño asustado que como la de un adulto enojado.

JiHyun lo ignoró, avanzando hacia la maleta y golpeándola con un zapato.

 Se han hecho algunas acusaciones ― dijo Yunho.

Entonces se giró y apareció en la puerta la criada de JiHyun. Jaejoong no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo pero, fuera lo que fuera, no le gustaba.

¿Qué acusaciones, Yunho?

¡Que me has robado! ― exclamó JiHyun con odio ― Filomena, repite lo que viste para que no haya lugar a dudas.

El discurso en coreano que siguió fue imposible de seguir. Jaejoong sólo era capaz de entenderlo si se hablaba lenta y claramente. Además, ¿cómo podía concentrarse cuando la cabeza le daba vueltas ante semejante acusación?

Filomena dice ― comenzó a traducir Yunho ― que te ha visto salir de la habitación de JiHyun hace un par de horas. Cuando te preguntó, pensando que estarías buscando a JiHyun, te negaste a contestar.

Yo no me he acercado a su habitación ― dijo Jaejoong acaloradamente ― Si ni siquiera sé cuál es. ¡Yo no he robado nada!

Yunho prosiguió como si él no hubiese hablado.

JiHyun había dejado su joyero abierto sobre el tocador. Al irse a dormir se ha dado cuenta de que le faltaba una pieza muy valiosa. ¿Una gargantilla de diamantes? ― le preguntó a JiHyun. Ésta asintió apretando los labios y Yunho volvió a dirigirse a Jaejoong ― Llamó a Filomena para preguntarle si ella lo había cambiado de sitio y le dijo que te había visto salir de su habitación mientras todos estaban en la fiesta.

¡Yo no me he llevado nada! ― exclamó Jaejoong al borde de su paciencia ― ¿Cómo puedes creer que sí?

¿Cómo podía? Incluso tras haberle mentido, utilizado, después de aquellas largas noches de pasión, cuando le había hecho creer que era feliz, después de esas cenas íntimas para dos, ¿al menos no lo conocía lo suficiente como para saber que era sincero?

Su ceño fruncido se incrementó cuando Filomena se inclinó para abrir la maleta. Jaejoong se acercó para detener aquella invasión a su privacidad, pero la mano de Yunho lo detuvo.

Siento mucho todo esto ― dijo él ― No hay nada que temer. Te lo prometo.

Pero sí que lo había. Jaejoong lo sabía en su interior. Lo habían engañado. ¿La criada? ¿JiHyun? Parecía totalmente ridículo, pero supo que era una realidad cuando Filomena comenzó su discurso triunfante y se puso en pie mostrando la joya en su mano.

Después de eso, Jaejoong se quedó demasiado sorprendido como para decir nada más en su defensa, ni siquiera cuando Yunho le preguntó:

¿Y bien?

Jaejoong sabía que Yunho se creía lo que veían sus ojos, y eso, sabiendo que además iba a casarse, había conseguido tirar su amor a la basura como un billete de autobús utilizado. Era lo último que necesitaba para que su cerebro dejase de funcionar.

¿Nada que decir? ― insistió Yunho mirándolo fijamente. Entonces se dio la vuelta y se marchó.

Su futura esposa había quitado la llave de dentro de la puerta.

Me aseguraré de que salgas cuando el conductor venga a buscarte por la mañana para llevarte al aeropuerto. Puedes estar agradecido de que no esté de humor para presentar cargos. Sería un placer saber que estás entre rejas, pero tengo que pensar en mi boda, y ése es todo el placer que necesito en este momento.

Jaejoong se tragó el nudo que sentía en la garganta, preguntándose si, después de todo, él y Changmin deberían intentarlo. Encontrar algún lugar donde esconderse hasta que Yunho se rindiera y regresara a Corea, con su mujer.

Recordar todo aquello le había hecho perder el sentido de la proporción, y se obligó a sí mismo a reunir lo que le quedaba de sentido común. Salir corriendo sin lugar a donde ir sería lo peor que podría hacer por su bebé.

Se acercó a la ventana y miró a la calle con la esperanza de que Yunho se cansara y no regresara. ¿Para qué querría un banquero aristocrático y su mujer un hijo ilegítimo? ¿O de qué les serviría la mala publicidad que les daría la lucha por la custodia?

Changmin era su hijo. Seguramente él se daría cuenta de que sería un crimen separarlo de su eomma.

Pero, por otra parte, diría que él no estaba preparado para criar a un niño. Entonces cambió de opinión y deseó que apareciese pronto para poder zanjar el asunto cuanto antes. Sólo entonces podría empezar a buscar una solución a su situación actual.

Y entonces lo vio, aproximándose a la puerta de la calle con paso decisivo e intimidante. El corazón le dio un vuelco y, en un impulso desesperado, Jaejoong abrió la puerta del piso y corrió escaleras abajo para encontrarse con él. Sabía que estaba siendo irracional, tratando de mantenerlo lo más alejado posible del niño, y, en su carrera para evitar que abriese la puerta, tropezó con algo y cayó al suelo.

Yunho subió los escalones y abrió la puerta de la calle. Tuvo que morderse la lengua para no hacer ningún comentario cáustico al ver al eomma de su posible hijo tirado en el suelo, despeinado y mirando asombrado el viejo cochecito de bebé.

Él estiró la mano pero, ignorando ese gesto, Jaejoong se puso en pie sin ayuda.

¿Me has traído de vuelta el carrito?

Él asintió con la cabeza. Recordaba aquella mirada perfectamente, aquellos ojos grandes e inocentes, claros y directos. Había sido todo parte de su interpretación. Sólo tenía que recordar eso para volver a despreciarlo.

No personalmente ― dijo él con frialdad― Yo no me dejaría ver ni muerto con una cosa así por la calle, pero tú pareces tenerle cariño, así que he hecho que te lo devuelvan.

Jaejoong lo miró con los ojos muy abiertos. Le había hecho un gran favor. Era un gesto que le pegaba mucho al hombre del que una vez se había enamorado, pero no tenía nada que ver con el hombre que había resultado ser. Había engañado a su prometida, había seducido y engañado también a un empleado, prometiéndole un futuro juntos y todas esas cosas y creyendo la palabra de cualquiera antes que la suya. Y no podía olvidarse de cómo había contactado con la agencia y se había asegurado de que no volviese a trabajar de lo suyo.

Pero, sin embargo, le había hecho un favor, y no pudo menos que decir:

Gracias.

Tienes algo que decirme.



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Continuara \\(^_^)//...

Niñ@s un comentario no les cuesta nada….

Gracias…



Gua... yo después de una situación como la de Jae, francamente no habria podido decir nada para defenderme. Está claro que la bruja esa  sabia que pasaba entre Jae y Yunho, por eso la trampa ¬.¬

14 comentarios :

  1. Por que?? esta tan bueno el capitulo que lo siento tan cortito

    muchas gracias por un capitulo más esperare con ancias el siguiente.

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  2. En la mejor parte terminó 😭💔la espera sera larga pero se que valdra la pena.... Gracias por el cap.😘

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  3. Entonces había sido JiHyun y su empleada quienes le tendieron la trampa a Jae. y JiHyun de alguna manera hizo q Yunho se decepcionará de JaeJoong antes de la trampa del robo.
    Me da cólera esa harpía.
    Gracias por el cap amiga ^.^ estaré atenta al próximo capitulo 👏😘

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  4. Malditas Jihyun y su sirvienta,arruinaron la vida de Jaejoong; Yunho tendrás que hacer muchos méritos para volver a recuperar a Jae.
    Gracias estuvo genial el capítulo, tanto así que lo sentí tan corto, espero la continuación con ansias

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  5. Que hará Yunho ahora que sepa que Changmin es su hijo, ojala Yunho no sea cruel con Jae y que crea o por lo menos investigue a fondo lo del robo.

    Que emocionante está, gracias!!!

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  6. Me gusta mucho esta historia, esperaré el proximo capítulo con ansias 😉

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  7. Bueno ya sabemos que la maldita de Jihyun le tendio una trampa a Jae ...pero que Yunho le creyera es otra cosa è.é espero que Jae no se lo deje tan facil!! Ya quiero leer el siguiente cap xd este se quedo en lo mejor(?)

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  8. No se por que pero algo me dise que Yunho le contó a esa lo de Jae y que se enamoró de el y pop e eso armó todo esto para desacreditar a Mar ante los ojos de Yunho y así esa quedarse con el espero que Yunho ahora que esta de nuevo con Jae se de cuenta de la verdad por que Jae es inocente y merese ser amado
    Gracias

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  9. Por no creerle a jj , yh merece sufrir
    Ojala que haiga un galán para jj y así a yh le de cólera por los celos
    Pobre de jj , interesante cap
    Gracias

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  10. Nooo!! Pobre Jae, ya odio a esa tipa.
    Estúpido Yunho, cómo dudo de Jae (estaba la supuesta evidencia) pero si lo amaba, mínimo dudar y escuchar la versión de JJ.
    Muy buen capítulo, gracias por la actualización :D

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  11. POBRE JAE SIEMPRE LE TOCA LIDIAR CON ESTAS MALVADAS,ESPERO QUE YUNHO NO LE SAQUE A SU BEBE...GRACIAS

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  12. Pobre Jae,JiHyun le puso una trampa y Yunho lo creyo y dejo sin trabajo a Jae,le dira la verdad???

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  13. Un Banquero super audas e inteligente dejó que una vibora lo engañara... Increible. Jae tiene toda la razón en dudar de su buena boluntad ya que habiendole bajado las estrellas para llevarlo a la cama. Lo desdeño crellendolo un ladrón y farsante. Pero tiene razón en que no puede reclamar a ChangMin ni su derecho de ya que en primera de cambiós lo miró como poca cosa junto con su omma Jae tiene que sacar el coraje u decirle sus verdades.

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  14. Solo diré, eso un cliché porque siempre lo creen.... XD

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