Fue entonces cuando comencé a respirar
de nuevo. Ahí realmente no había presión. Yunho estaba dispuesto a darme tiempo.
― Déjame verte, ¿por favor? ― Susurré, con un toque de miedo en mi voz.
Pero Yunho no dudó. Rodó fuera de mí y
se tumbó sobre su espalda. Extrañe la sensación de tenerlo en mí de inmediato,
tanto el calor y la ilusión de demasiado peso presionando contra mí, pero aún
así me senté y me volví para mirarlo. ― Dime que íbamos a hacer.
Miré su amplio pecho, los pezones, que
eran mucho más pequeños que los míos, músculos que aparecían en lugares donde
dudaba incluso que poseía. Tenía la postura y las líneas de un guerrero,
cicatrices contando sus batallas, dedos callosos por sostener una espada. Pero
las marcas fueron lo que más me fascinó.
― Estamos a punto de tener sexo.
Lo escuché hablar y distraídamente le
pregunté, ― ¿Cómo? ― Antes de enfocar mi atención en su polla.
Era larga y dura, curva casi hasta el
ombligo cuando estaba excitado. No había piel suelta en la punta, sólo estos
cantos fascinantes formando una corona redondeada. También había tres barras de
metal brillante perforando la piel debajo de ella, y supuse que era la cosa
dura que había sentido cuando estaba encima de mí. Pero lo que me cautivó más
fue su escroto. Era tan suave como el resto de él, apretado contra su cuerpo y
no pude resistirme a tocarlo.
― Entraré en ti con mi polla ― dijo, rompiendo mi atención
regresando a su cara, y estoy seguro que mis ojos se ampliaron con esa información.
― Por todos los Dioses, ¿cómo?
Se rió de mí entonces, pero sus dedos se
perdían bajo mi espalda, sobre las mejillas mi culo y directamente al centro de
mi grieta. Salté sobre él en ese contacto, escapando de la mano perversa, y
parecía aún más confundido.
Yunho estaba temblando con una risa
incontrolable y no podía comprender que era tan divertido.
― Entraré allí ― dijo finalmente, y esa pieza de
información me había dejado en la cama por completo.
― ¡No lo haré! ― dije decididamente, ni siquiera
importando que estuviera desnudo frente a él.
Todavía estaba riendo, pero reaccionó. ―
¿No confías en mí?
Eso me tuvo en todo tipo de confusión.
Por supuesto que confiaba en él. Pero no había forma de que su polla fuera a ajustar
donde él me mostró. Sí, todo tipo de confusión.
― Cabrá ― dijo de pronto, y mis ojos regresaron de nuevo a él. ¿Era capaz de
leer las mentes? Nunca había oído hablar de tal cosa sobre los Rising Sun.― Sé que
tienes miedo y dudas. Solo tienes que venir aquí. Confía en mí, te mostraré
todo.― Yunho se sentó en el
borde de la cama y esperó a que fuera hacia a él.
De mala gana lo hice. Debido a que esto
era algo que se suponía debía suceder, no importa si lo quisiera o no, y pensé
que no muchas personas disfrutarían del sexo si fuera tan desagradable. Sí, eso
sonaba perfectamente lógico.
― Te prepararé para ello, y realmente te va a
gustar, una vez te acostumbres a la sensación de que penetre tu cuerpo.
Susurró contra mi pecho mientras me
tiraba hacia delante, sus manos en una posición segura sobre las mejillas de mi
culo.
― ¿Estás seguro? ― Pregunté, ya jadeando cuando su dedo
pasó por mi grieta otra vez. Sólo tocaba, explorando gentilmente y ni una sola
vez presionando nada dentro de mí.
Yunho se rió entre dientes. ― Sí, estoy
seguro. Ahora vuelve a la cama.
Así que me encontré en mi espalda una vez más, con sus dedos tocando
gentilmente mi piel, tirando de mis pezones. Asumí que los míos eran diferentes
debido a la capacidad de procrear y no estaba seguro todavía de lo que yo
pensaba al respecto. Pero cuando tomó uno en su boca y lo chupó, decidí que
adoraba absolutamente esa parte de mi cuerpo. No, no los habría cambiado por
él, nunca.
Sus besos siguieron algún camino invisible por mi cuerpo, y me
sorprendió lo mucho que reaccioné a ellos, doblando, inclinando, girando en
todas direcciones, alejándome de aquellos labios y presionando contra ellos.
Era como si mi cuerpo no pudiera decidir lo que quería y yo era la última
persona que valía la pena escuchar.
Entonces llegó a mi polla y sentí vergüenza otra vez.
¿Qué pensaría de mí? Tenía la piel floja en mi punta y sin barras
decorando mi polla. También era lampiño por encima, pero mis bolas estaban
cubiertas de pelo corto, negro suave y ciertamente no era tan grande o tan
ancho como él.
Yunho lamió la longitud de mi polla, y susurró en mí punta mientras
miraba fijamente a mis ojos. ― Eres
hermoso.
Entonces sentí sus dedos tocando mi escroto, frotando en la piel y si
hubiera sido capaz de ronronear, lo hubiera hecho.
― Dobla las rodillas para mí.
Tengo que verte para esto ― dijo, y aunque estaba nervioso, decidí cumplir y concentrarme
en el toque de su mano contra mi muslo.
― Te ves tan lindo. Tan lindo en
todas partes ― murmuró, haciendo sonrojarme. De
alguna manera me perdí completamente el momento en que sacó una caja de madera.
Lo que no me perdí fue que sostenía un frasco de aceite con esencia de flores.
― ¿Qué estás haciendo? ― Pregunté,
ya sin aliento.
― Te voy a preparar, ― dijo,
mientras goteaba algo de ese aceite por debajo de mi escroto.
Sentí que lo deslizo por encima de mi grieta, todo el camino hacia abajo
hasta que consiguió empapar las sábanas, y me estremecí ante la sensación de
cosquillas. Luego sacó algo delgado y largo, con una barra metálica plana en el
extremo, lo sacó de su caja y lo recubrió con aceite.
― ¿Qué es eso? ― pregunté
confundido.
― Es un relleno. El más pequeño.
Se utiliza para preparar aquellos que no tienen experiencia y a aquellos que
tienen grandes compañeros de cama.
Me quedé quieto, fingiendo que entendía lo que acababa de explicar, pero
en verdad estaba más allá de mí. Una demostración vale más que mil palabras, y
una vez sentí esa cosa entre mis piernas tuve la clara imagen de su explicación
en mi cabeza.
Quería alejarme, pero Yunho me había asegurado con su cuerpo,
sosteniéndome en el lugar con el torso y la mano y no había manera de que
pudiera haberme movido.
― Respira. No pienses en ello.
Piense en nuestro beso, lo bien que se siente, y respira profundo, adentro y
afuera. Confía en mí. ― Yunho dijo, y traté de escucharlo.
Mi respiración era profunda y mis pensamientos tan lejos como pude
enviarlos, pero todavía sentía la rigidez empujando dentro de mí. Me sentía
incómodo y resbaladizo, pero yo era más que capaz de manejar eso.
Cuando sentí los dedos dando vueltas alrededor de mi apertura, sabía que
todo eso estaba dentro de mí y me sentí orgulloso de alguna manera. Por
supuesto, las palabras de Yunho hicieron maravillas para aumentar ese orgullo.
― Eso fue increíble. Lo hiciste
muy bien. Sólo sé que te va a encantar cuando esté dentro de ti.
No sonaba como un rey en absoluto. De hecho, no podía incluso imaginarlo
en la corte, o dirigiendo un ejército. Sólo su cuerpo testificaba que tipo de guerrero que era. Conmigo, fue muy gentil y
amable, cuidadoso con cada detalle, nada como de lo que pensé sería un
gobernante.
― ¿Qué pasa ahora? ― Pregunté,
realmente me emocionaba la posibilidad de conseguir más atención por parte de
él.
― Ahora nos besamos un poco, y
luego voy a poner un relleno más grande en ti. ― dijo
Yunho mientras sus labios encontraban los míos.
Moviéndome contra él mientras el relleno se movía en mí, sintiendo sus
labios chupando sobre los míos y disfrutar el resplandor de la excitación me
tenía deseando que las cosas sucedieran más rápido. Estaba curioso, excitado.
Quería saber más, sentir más. Quería más de Yunho y sabía que nunca
sería el mismo Kari que había entrado en el palacio de mi Rey.
Oh Yunho está siendo tan lindo y cuidadoso, siento mucha ternura por Jae tan inocente, en serio creo que eso es justo lo que tiene loco a Yunho, verlo tan dosil y timido descubriendo el plaser que Yunho puede ser capas de hacerlo sentir y el amor que sé va a entregarle. UUUUY un pirsing que sexy en Yunhooo¡¡¡
ResponderEliminarauuuuuuu ternurita claro que las cosas no serán igual quedaras perdido de amor por Yunho que no querrás que te deje solos nunca mas
ResponderEliminarGracias
Que dulce e inocente es Jae, que ante lo desconocido teme, pero puedes mas la curiosidad y lo que va sintiendo.
ResponderEliminarGracias!!!