KangTa contestó el teléfono celular que
vibró en su bolsillo.
—
¿Qué? — Le
espetó a su contacto — Entonces, ¿has encontrado un lugar para
llevarlo? ¿Conseguiste la orina para verter sobre él? — Él escuchó — Entiendo
que pienses que es desagradable, pero sería inútil ocultarlo si ellos pueden
olfatearlo. La orina lo enmascarará. Haz lo que te pido. Sabes el precio que tendrás
que pagar si no lo haces. —
Golpeó el botón de finalizar y se metió el teléfono en el bolsillo.
Salió de la suite hacia el área contigua
que se había establecido como un comedor, y vio cómo dos de sus hembras
apareadas preparaban la mesa para la cena que se llevaría a cabo en menos de
una hora. Se había asegurado de cada detalle con mucho cuidado, hasta el
momento en que le entregaría a Siwon, el Alfa más grande en dos siglos, la
bebida fatal.
KangTa sonrió para sus adentros al
pensar en la forma en que la semana se había desarrollado. El Beta de Siwon
estaba encerrado, y todos estaban tan distraídos por la situación
con él y el americano
que no tenían ni idea de que había
un traidor entre ellos.
Se acercó al mini bar y se sirvió una
copa. Él la levantó en el aire mientras
susurraba en voz baja:
— Por una noche para recordar. — Se bebió el licor de un trago,
saboreando el ardor que causó en su garganta.
Un golpe en la puerta
se escuchó, sacándolo de su ensimismamiento. Hizo un gesto a una de las hembras para abrirla.
Jin y su compañero Kazuya entraron.
— Jin. — KangTa inclinó la cabeza hacia el Alfa de la manada de Japón, a
continuación, se acercó a su compañero — Kazuya. Te ves encantador, como siempre. — Le tomó la mano y suavemente depositó
un beso en él.
— Gracias, KangTa. — Kazuya sonrió genuinamente — Nos
sentimos honrados de ser tus invitados y honrados de ser incluidos en este
monumental evento. Es hora de que dejemos de pelear entre las manadas y unamos
fuerzas para ayudar a nuestra especie sobrevivir.
— Hablas como un verdadero compañero Alfa.
Continuaron con una pequeña charla a
medida que cada Alfa y su compañero llegaban. Siwon y Heechul fueron los
últimos, ambos caminando con la
confianza que viene con el hecho de gobernar desde hace dos siglos. KangTa se
obligó a sonreír y mostrar
efusión con Heechul
así como lo había hecho
con los otros compañeros. Se recordó que esta sería la última vez que
tendría que ver a la pareja envuelta en su propio poder. Ese pensamiento fue
suficiente para provocar una sonrisa sincera cuando él los invitó a todos a
sentarse alrededor de la mesa.
Él planeó para ellos una cena tranquila,
para dar a Siwon y su compañero una buena última cena antes de que dejen esta
vida. Luego él personalmente entregaría a cada pareja una copa de su vino más
antiguo y más caro. El veneno comenzaría a inundar el sistema de Siwon en menos
de media hora de consumirlo, y todo el infierno se desataría.
>>>♥<<<
— No puedo creer que ese cobarde gallina
llorara cuando lo pinché con la punta de mi espada — gruñó Jae mientras él y los otros
tres mejores amigos subían las escaleras para reunirse en su habitación. Habían
terminado de cenar hace un par de horas y habían estado sentados alrededor,
dándole a la lengua cuando Junsu miró su teléfono
y se dio cuenta que faltaban sólo cuarenta y cinco
minutos para que Jae, Key y Seulong supuestamente debían encontrarse con los
machos en el gimnasio.
— Jae, cortaste su muñeca. Eso es un poco más
que un pinchazo — señaló
Changmin.
— Se curó en menos de un minuto. Podría
entender su lloriqueo si le hubiera cortado la mano, pero en serio.
Key y Seulong
se rieron de Jae a medida que todos se amontonaban en su habitación.
Jae inmediatamente dio la vuelta y
señaló a Junsu y Changmin.
— Bien, ustedes dos tienen que encontrarse con
Hayami y Luhan en… —
miró su teléfono — veinte minutos en el consultorio de Luhan. —
Se volvió hacia Key y Seulong — Creo
que deberíamos usar trajes de baño bajo la ropa. De esa forma, si la capa
superior sale, no estaremos mostrando los calzoncillos.
— Está bien, nos vamos a cambiar y nos
encontraremos aquí en quince minutos — le dijo Key a medida que él y Seulong se iban. Jae les hizo un gesto,
en dirección a su armario.
— Está bien, Jae. Nos vamos — gritó
Junsu mientras él y Changmin
se dirigían a la puerta.
— Espera, aguarda. — Jae asomó la cabeza alrededor de la
puerta del armario — ¿Qué le dijiste al hombre lobo que estarías
haciendo esta noche?
— Que estaría pasando tiempo con Changmin. Lo
cual no es realmente una mentira.
Jae sonrió, pero fue triste.
— Lamento que hayas tenido que ocultarle esto
a él. ― Junsu se
encogió de hombros.
— Me consuela saber que Yunho va a patear tu
trasero cuando todo termine.
Changmin rió.
— Gracias por eso, Su — se quejó Jae.
— Es
mejor ser realistas. —
Junsu se despidió cuando él y Changmin
se fueron.
Jae se detuvo en su armario,
contemplando cuán enojado iba a estar el Beta.
— No será bonito, eso es seguro — murmuró mientras continuaba la
búsqueda de su ropa.
Veinte
minutos más tarde,
Jae, Key y Seulong se sentaban en medio del gimnasio con una baraja
de cartas, vasos que habían robado en la cena, y un poco
de vodka que Hayami había
adquirido de alguna forma a escondida. Habían puesto
las almohadas de sus camas alrededor de un círculo
para descansar en ellas, y Jae
habían establecido su iPhone para reproducir música de club. Key logró
averiguar cómo encender sólo la mitad de las luces,
así que no estaba tan brillante,
pero un suave resplandor caía sobre el piso.
— Bien, ahora sólo tenemos que… — Antes de que Key pudiera terminar su
frase, la puerta del gimnasio se abrió y entraron cuatro lobos.
—
¿Dónde está el quinto hombre? — preguntó Jae con un guiño.
— El Alfa tenía un asunto para que él se
encargara, así que señores, tendrán que conformarse con nosotros cuatro — respondió Jiro.
— Estoy seguro que nos las arreglaremos de
alguna manera — coqueteó
Key.
Jae indicó dónde debían sentarse y Seulong
les pasó los vasitos de chupitos.
— Bueno, vamos a empezar esta noche de inmediato. — Jae levantó su copa llena con
suficiente vodka para tomar de un trago — ¡Por una noche para recordar!
Todos levantaron sus copas y los
tintineos llenaron la habitación mientras ellos brindaban conjuntamente y
bebían.
Jae vigiló a los cuatro lobos para ver
si había algún indicio que se habían dado cuenta que sus bebidas estaban
alteradas. Él sonrió cuando sostuvieron sus vasos en alto por otro trago. Key
llenó los chupitos a medida que Jae comenzaba a barajar.
— Bien, entonces, ¿saben cómo jugar al póker?
— Buscamos los detalles básicos en Internet — le informó Hangeng. Jae miró a Key y Seulong
por el rabillo del ojo.
— Excelente — es lo que salió de sus labios, pero estaba
pensando: Como quitarle un caramelo a un bebé.
Repartió las cartas.
— Vamos a mantener
la sencillez y jugar a cinco cartas.
Ahora bien, al igual
que en un juego regular,
ustedes pueden optar
por retirarse, pueden
hacer un farol, y pueden pedir. Ya que no estamos
jugando por dinero, la manera más fácil de determinar cómo van a quitarse la
ropa se basa en las apuestas. Por ejemplo, si apuestan un dólar eso sería igual
a un calcetín. Si estuvieran apostando cinco dólares eso sería una camisa, y
así sucesivamente. ¿Tiene sentido?
— Así que, ¿cuanto mayor sea la apuesta, más
íntima será la ropa que se retire? — preguntó Jiro.
— Exactamente. — Jae sonrió.
— Realmente has pensado en esto, ¿cierto? — preguntó Josif.
— Nosotros los occidentales nos tomamos
nuestro póker muy en serio, sin importar el método de pago. — Repartió las cartas en la mesa y recogió
las suyas. Todo el mundo hizo
lo mismo y miraron a sus manos — Bueno. Entonces, que empiece el jugador a mi
izquierda… Key, has tus apuestas. — Jae lo miró expectante.
Más temprano, Jae les había dicho que se quedaran
en el juego sólo cuando la apuesta fuera menos de cinco
dólares, y doblaran en cualquier otro momento. A él no le gustaba presumir,
pero sabía de póker. Tendría a estos chicos en sus calzoncillos en cualquier
momento. Haría las grandes apuestas para atraerlos, y sin importar el hecho de
que fueran lobos, ellos eran hombres y él era sólo un chico. Ellos no querrían
doblar las apuestas… ya sea que eso los hiciera parecer inseguros y débiles.
Jae le había sonreído a Key y Seulong
entonces, y las hizo reír cuando puso a reproducir “The Gambler” de Kenny
Rogers. Seulong tuvo que preguntar:
—
¿Es que ustedes los norteamericanos tienen una canción para todo? ― Su respuesta había
sido:
— Deberías ver nuestra televisión real. ― Key plantó su apuesta.
«Y así comienza», pensó Jae.
>>>♥<<<
— Está bien, vamos. — Hayami se frotó las manos con nerviosismo.
—
¿Estás bien Hayami?
— Preguntó Changmin — Pareces un poco nervioso. Hayami lo miró y sonrió.
— Pregúntame después que sobreviva a esto con
mi virilidad intacta. ― Changmin
se sonrojó y rápidamente siguió a Junsu.
Llegaron a la parte inferior de la escalera
en el lado este de la mansión.
Las habitaciones de la manada de China estaban cerca.
— Está bien. — Señaló Hayami — Iré con ustedes y me aseguraré que las
habitaciones están vacías. Entonces Luhan y yo iremos a esperar debajo de las
ventanas para que ustedes comiencen a arrojar las mercancías.
Junsu asintió. Changmin se estremeció.
— Creo que voy a vomitar. ― Junsu lo agarró por los hombros.
— Resiste, Min. Conseguiremos esto, ¿de
acuerdo?
— Conseguiremos esto — repitió Changmin, sonando de todo
menos confiado.
Hayami probó el pomo de la puerta de la
primera habitación que él sabía que era de Jiro y Hangeng. Se abrió suavemente
en un interior oscuro. Sonrió.
— Está despejado, jóvenes. — Él les hizo señas dentro — Voy
a ver las otras dos y seguiré mi camino. Ustedes dos dense prisa, ¿de acuerdo?
Changmin y Junsu asintieron a medida que
empezaban a entrar en el cuarto oscuro.
Junsu se fue en línea recta hacia el
armario, mientras que Changmin comenzó a quitar las sábanas de las camas.
— Realmente creo que deberíamos estar usando
guantes para esto. — Changmin
se estremeció cuando tiró las sábanas y las enrolló en una bola.
— Oye, deja una de esas sábanas desenrolladas.
Podemos poner toda la ropa en una pila en la sábana y arrojar todo junto — gritó
Junsu desde el armario.
— Buena idea.
Junsu salió del armario, con los brazos
llenos de ropa.
— Hagamos esto.
Changmin rió. Se acercó a la ventana y
la abrió. Luego dio un codazo a la pantalla mosquitera y esta cayó tres pisos
más abajo, donde estaban Luhan y Hayami.
Hayami los saludó y les hizo señas para
que él comenzara a arrojar las cosas hasta abajo. Changmin sonrió y le dio un
pulgar en alto. Él agarró el primer conjunto de sábanas y las arrojó fuera.
Miró hacia abajo y vio a Luhan recogerlas y ponerlas en una carretilla.
De ahí en adelante trabajaron como una
máquina bien engrasada. Junsu corrió alrededor agarrando
todo lo que posiblemente pudiera
cubrir una parte del
cuerpo, Changmin lo tiró por la ventana, y Hayami y Luhan lo agruparon en una
carretilla.
Cinco minutos más tarde, se movían a la
habitación de al lado.
Changmin empezó a tirar las sábanas de
las camas de nuevo mientras Junsu destrozaba una versión susurrada de
“Heartless”. Changmin se unió a él mientras trabajaban.
En el tercer
y último cuarto,
Changmin se asomó por la ventana mientras
dejaba caer el último artículo de ropa.
— ¿Cómo
se está viendo la hoguera? —
susurró tan fuerte como pudo. Hayami sonrió.
—
¡Va a ser épico!
Él se rió mientras Junsu lo jalaba de
vuelta.
— Vamos, Min. No tenemos tiempo para
coquetear. ― La
boca de Changmin cayó abierta.
— Definitivamente no estaba coqueteando.
— Sólo sigue diciéndote eso, cariño. Tal vez
cuando Jae se convierta en una monja será verdad. — Se echó a reír mientras tiraba de Changmin
fuera de la habitación y bajaban las escaleras. Se apresuraron en dirección al
gimnasio.
— Me pregunto, ¿qué tan lejos han llegado en
el juego? — preguntó Changmin.
— No debería tomar mucho tiempo. Jae dijo que
estaban jugando a cinco cartas con descarte. Eso es un juego bastante rápido de
póker. — Junsu aceleró
el paso mientras pensaba en cómo Jae podría estar sentado allí, tratando de
mantener a los hombres lobo desnudos ocupados.
Lograron llegar al gimnasio y miraron
por las ventanas de las puertas.
Junsu se asomó silenciosamente y casi se
muere de risa.
—
¿Qué? ¿Qué está pasando? — Changmin dio un tirón en la manga de Junsu.
Sacudiéndose con risitas silenciosas,
señaló a la ventana.
Changmin silenciosamente miró por el
borde de la ventana y rápidamente se cubrió la boca por lo que vio.
Seulong y Key se sentaban, viéndose
bastante incómodos, en sus trajes de baño. Frente a ellos, cuatro hombres
disgustados sentados con nada más que calcetines. Habían tomado las almohadas y
las colocaron sobre sus regazos. Jae no se veía mucho más feliz cuando él tiró de su camisa sobre su cabeza.
Aunque, todavía tenía sus pantalones.
Junsu
sacó su teléfono
y envió un mensaje a Hayami para hacer que trajera
su trasero hasta aquí y ayudara a ir de puerta en puerta para anunciar la fiesta.
Changmin y Junsu se fueron rápidamente y
casi chocaron con dicho lobo.
—
¡Whoa! Entonces, ¿estamos bien? — Él sostenía los volantes en sus manos y le entregó a cada chico una
pila.
Junsu asintió.
— Démonos prisa. ¿Has visto alguna señal de
Yunho? ― Hayami negó con
la cabeza.
— No, así que será mejor mover nuestros
traseros.
Todos despegaron a la carrera, dirigidos
a las escaleras. Llegaron a la segunda planta y de inmediato comenzaron a
llamar a las puertas. Al abrirse las puertas sonrieron y empujaron volantes en
las manos de los ocupantes.
Cuando llegaron al final de la segunda
planta y estaban en camino a la tercera, Junsu envió a Jae un texto, haciéndole
saber que los animales estaban en movimiento. Los hombres y mujeres lobo ya
estaban dirigiéndose hacia el gimnasio. Luego rápidamente escribió un mensaje
de texto a Luhan que decía: “nene,
enciende mi fuego”, y se rió disimuladamente mientras
golpeaba enviar.
Junsu y Changmin se habían adelantado a Hayami,
tratando de repartir tantos volantes como fuera posible antes de que lo
inevitable pasara.
Hayami finalmente los alcanzó y tomó el
resto de los volantes.
— Ustedes dos adelántense y salgan de aquí.
Tengo un mal presentimiento. ― Junsu se veía alarmado.
—
¿Qué pasa? ― Él
las empujó.
— Sólo váyanse. Y dense prisa.
Los chicos no le preguntaron de nuevo,
sino que se unieron a la multitud de Canis lupis caminando por las escaleras.
Hayami entregó el último volante y se
fue. Había bajado el último escalón de la escalera, cuando de repente una mano
agarró su cuello.
— ¿Por
qué hay un incendio en el jardín delantero?
— Oh. Hola, Beta. — Hayami rió nerviosamente — Te
dejaron salir. ¿Fue por tu buen comportamiento, o…?
Yunho dio un paso hacia él y gruñó.
— Responde a la pregunta, Hayami.
— El fuego… está bien, bueno. Verás, lo que
sucedió… lo que pasa… mierda. — Él gimió y decidió que sería mejor simplemente ceder — Jae
está quemando la ropa, las sábanas, y todas las cosas de los machos sin pareja
de la manada de China — escupió
Hayami finalmente.
Yunho lo miró como si le hubiera crecido
una segunda cabeza.
—
¿En dónde está mi compañero ahora? — La voz de Yunho fue tranquila,
demasiado tranquila.
— Um, obteniendo el resto de su ropa.
—
¿De dónde?
— De, uh, los, um, machos. — Hayami estaba tratando de detenerlo
tanto tiempo como podía, esperando que Jae ya estuviera fuera de la habitación.
—
¿Cómo está consiguiendo la ropa de ellos, Hayami? — Los
ojos de Yunho estaban brillando y sus colmillos descendieron.
— Es algo así como una historia divertida, en
realidad. Verás, Jae, Changmin, Key, Seulong, y Junsu…
— ¿¡CÓMO!? — gruñó Yunho.
— Están jugando strip póker. — Hayami dio varios pasos
hacia atrás mientras su Beta luchaba por controlar a
su lobo — Si te hace sentir mejor, Jae está ganando. Creo. — En retrospectiva, decidió que tal vez
esa última parte no era realmente de ayuda.
Yunho extendió la mano y lo agarró por
el pescuezo y lo empujó hacia adelante.
— Llévame a él.
>>>♥<<<
Jae escuchó que su teléfono
dejó escapar un pequeño pitido.
Él colocó su actual mano de cartas boca abajo en el
suelo delante de él, y comenzó a estirarse, levantando sus brazos por encima de
su cabeza.
— Chicos, necesito un descanso sólo por un
segundo. ¿Qué tal otro trago?
Los lobos enfrente de él tenían los ojos
pegados a su figura mientras se arqueaba y se estiraba. Todos asintieron al unísono, pero no hablaron. Jae sonrió a Key,
quien simplemente se rió entre dientes mientras servía otra ronda de tragos.
Mientras Jae siguió estirándose, se
inclinó hacia Seulong. Él se acercó a su oído y susurró:
— La caballería está en camino.
Seulong hizo un leve movimiento de
cabeza y sonrió a los hombres, mientras tomaban sus tragos.
Jae miró a su cuerpo
medio vestido. «Hombre, eso estuvo
cerca», pensó.
Cuando
la puerta del gimnasio se abrió de golpe y sus oídos se encontraron con el ominoso silencio, supo
que había hablado demasiado pronto.
>>>♥<<<
Yunho y Hayami llegaron a la puerta del
gimnasio y Yunho tuvo una sensación de déjà vu.
— Si mi compañero está en el otro lado de esa
puerta… — murmuró la
amenaza sin terminar.
Varios
lobos se habían
reunido y estaban
mirando por la ventana. Hubo un
murmullo a través de la multitud de: “¿Están desnudos?” junto con risitas y carcajadas.
El Beta gruñó y la multitud se abrió
como el mar rojo. Yunho caminó lentamente hacia delante, y cuando llegó a la
ventana, tuvo que clavar sus garras
en las palmas de sus manos para evitar entrar en fase por lo que vio. Todos los
lobos a su alrededor cayeron de rodillas mientras su poder se vertía sobre ellos.
Se volvió hacia la multitud.
— Todos vuelvan a sus habitaciones. Ahora. — Su tono tranquilo no ocultaba la rabia dentro de él. Sin decir una
palabra, los lobos se levantaron y salieron rápidamente.
Yunho miró a Hayami, quien seguía de
rodillas.
— Levántate — le dijo con voz ronca — ¿Sabías que él iba a hacer esto? ¿Sabías
cómo me sentiría al respecto y le permitiste hacerlo de todos modos? — Sus
ojos brillaban y estaba luchando
con cada respiración para evitar que su lobo golpeara al cachorro delante de él.
— Asumo toda la responsabilidad — le dijo Hayami con firmeza.
— Voy a tratar contigo cuando haya terminado
con él. — Yunho lo
despidió.
Él casi tiró la puerta del gimnasio al
abrirla y caminó dentro. El olor del miedo golpeó su nariz mientras los cuatro
hombres desnudos se dieron la vuelta y encontraron sus ojos brillantes.
— Incó-modo — canturreó Jaejoong mientras observaba a Yunho entrar
enfurecido. Él se puso de pie, dejando
el círculo de hombres desnudos
y jóvenes semidesnudos.
Yunho miró a Jaejoong lo suficiente para
ver que él estaba usando pequeños trozos de tela que apenas cubrían sus partes
esenciales.
Luego
tuvo que apartar
la mirada. Él se sacudió
y luchó por el control,
pero casi lo perdió cuando se dio cuenta que sus compañeros de manada no
llevaban mucho más. Para el momento en que sus ojos se posaron en los machos
una vez más, estaba seguro de que había un charco de sangre en el suelo de sus
garras clavándose en sus manos.
Yunho estaba viendo rojo en este punto.
— ¡Cambien
a sus lobos! — le
gruñó a ellos.
Esperó y cuando no pasó nada, tomó
largos pasos amenazadores hacia adelante.
—
¿Se atreven a desafiarme mientras se sientan desnudos en una habitación
con mi compañero?
Jiro gruñó, pero bajó los ojos.
— No podemos entrar en fase. Lo hemos
intentado. ― Los
ojos de Yunho se dispararon a Jaejoong.
Él se encogió de hombros inocentemente,
mordiéndose el labio inferior.
— Uups.
Ahora de pie, Seulong y Key
retrocedieron lentamente mientras Yunho avanzaba hacia Jae.
—
¿Qué hiciste? — le
preguntó.
Él miró a los hombres Chinos, luego otra
vez a Yunho.
— ¿Tenemos
que hacer esto aquí, en frente de ellos?
— Hayami — llamó Yunho.
—
¿Sí, Beta?
— Por favor, asegúrate que estos hombres
regresen a sus habitaciones de forma segura. Tan pronto como se vistan Key y Seulong,
llévalos a sus habitaciones también.
Key y Seulong tenían sus ropas puestas
antes de que terminara de hablar.
Yunho se giró de nuevo a Jiro.
— Si pones una mano sobre mi compañero de
manada, voy a desgarrarte miembro a miembro. Espero que esta experiencia te
haya enseñado a no meterte con nuestras parejas.
Jae sonrió, pero rápidamente se
desapareció cuando Yunho lo fulminó con la mirada.
— Tienes mi palabra de que no vamos a tomar
represalias — gruñó
Jiro.
Yunho
asintió una vez e hizo un gesto a Hayami
para llevar al grupo fuera. Él dejó escapar un lento suspiro.
Cuando Jae empezó
a hablar, levantó
una mano para detenerlo.
— Vístete, por favor. — Su voz era tensa, sus ojos estaban
entrecerrados.
Jae tomó su camisa y la deslizó por su
cabeza, luego se deslizó en sus zapatos.
— Vamos — le dijo él. Con suavidad,
pero con firmeza,
lo tomó de la mano.
>>>♥<<<
Yunho abrió la puerta de la habitación
de Jaejoong y le hizo señas para que entrara. Él no había hablado desde el
gimnasio. No confiaba en sí mismo. Sin mencionar que su lobo le hacía morderse
la lengua, ya que, a pesar de que estaba
enfadado, no permitiría que Yunho hiriera a Jaejoong con sus palabras.
Una vez dentro, él se acercó a la cama y
se dejó caer. Rodó sus hombros en
derrota. Odiaba verlo de esa manera, pero no pudo librarse de la imagen de él
apenas vestido delante de esos hombres desnudos.
—
¿Por qué? — le
preguntó, con voz ronca, mientras trataba de mantener a su lobo bajo control.
Jaejoong lo miró, sin lágrimas en los
ojos, sólo simple determinación.
— Tenían que aprender a no meterse conmigo y los
míos. ― Yunho gruñó.
— Es mi trabajo protegerte y defender tu
virtud.
—
¡Y un demonio que lo es! — Gruñó él — Es mi
virtud, Yunho. ¡La palabra clave es MÍ! No me voy a sentar como un pequeño compañero
obediente cuando alguien intenta algo contra mí. O contra ti, para el caso.
Yunho gruñó.
Jaejoong se puso de pie y caminó hacia
él, pero él se dio la vuelta. Estaba demasiado enojado para su tacto. Su
espalda no lo detuvo.
— Siento haberme guardado esto de ti — le dijo mientras lo envolvía entre
sus brazos desde atrás — Siento
haberte lastimado. Lamento haberte preocupado.Si te sirve de consuelo, ésta
será probablemente la última vez que me quite la ropa en público.
El pecho de Yunho retumbó.
—
¿Probablemente?
— gruñó.
Él sonrió mientras frotaba la cara
contra su espalda.
— Bueno, no voy a poner mi sueño de ser un
chico de espectáculo de las Vegas en un segundo plano por el momento.
Jae esperó mientras el lobo de Yunho
lentamente se calmaba a medida que él lo abrazaba. Finalmente, se volvió hacia él.
Puso sus manos a cada lado de su rostro, empujando mechones de cabello rubio
fuera del camino. Pasó el pulgar suavemente por su labio inferior y Jae sintió
que se quedaba sin aliento.
— Te he necesitado, y te eché de menos — susurró Yunho.
Jae no habló. No podía mientras lo
sostenía hipnotizada por sus brillantes ojos ámbar. Él se inclinó hacia
adelante e inhaló profundamente. Sus ojos se cerraron mientras su pecho
retumbaba a medida que gruñía.
Luego, sus labios estaban sobre los
suyos. Suaves al principio, pero luego deslizó la lengua por sus labios y Jae
se quedó sin aliento ante el contacto. Yunho comenzó a retroceder hasta que Jae
sintió la cama contra la parte posterior de sus piernas. Él lo puso de espalda
sobre la cama, cubriendo su cuerpo
con el suyo, nunca rompiendo el beso. Las manos de Jae subieron por su propia
voluntad y pasó los dedos por su cabello, suspirando ante la suavidad. Yunho lo apretó con más
firmeza en el colchón y él sintió su mano en su pantorrilla. Poco a poco pasó la mano a la parte posterior
de su muslo, tirando de su
cuerpo más cerca hasta que su mano ahuecó su
trasero.
Jaejoong gimió al sentir su mano sobre él,
no es que él nunca hubiera tenido a un hombre poniendo su mano en su trasero,
pero esto era diferente. Muchísimo más íntimo
y posesivo. Yunho dejó rastros
de besos por sus mejillas, su cuello, hasta su clavícula
mientras Jae trataba de recuperar el aliento.
Cuando
él le mordisqueó, él jadeó.
El sonido se abrió paso entre la niebla
de deseo que había nublado la mente de Yunho. Se echó hacia atrás y lo miró a
los ojos, acariciando suavemente su rostro con las yemas de los dedos.
— Deberíamos parar — susurró mientras trazaba sus labios rojos
y húmedos en un estado de trance.
— Ajá — murmuró Jae.
— Jaejoong — gruñó Yunho — Dime que me detenga.
Jae cerró los ojos con el fin de escapar
de su abrasadora mirada ámbar. Respiró hondo y soltó el aire lentamente.
Aclarando su garganta, por fin pudo hablar.
— Yunho, quiero que te detengas. — Él abrió un ojo para echar un vistazo
hacia él — ¿Cómo estuvo eso?
Una sonrisa amenazaba con cruzar sus
facciones.
— Casi convincente.
Un pensamiento golpeó en la mente de Jae
mientras consideraba lo que él le estaba pidiendo que dejara de hacer.
—
¿Eres virgen?
Yunho sacudió la cabeza y se echó a
reír.
— Eres muy contundente, ¿no es así? ― Jae arqueó una ceja.
— Jaejoong, tengo 125 años de edad — le
dijo, como si eso lo explicara todo.
— Eso no es una respuesta — gruñó él. Entonces otro pensamiento lo
golpeó — ¿Debería espantarme que seas tan viejo?
— Si quieres que lo explique detalladamente
como una ciencia, realmente un Canis lupis envejece un año por cada seis de un
humano. Tengo más como veinte en “tus años”, en un sentido. Si alguien debería
espantarse ese debería ser Junsu. Yoochun tiene sólo tres.
Eso hizo reír a Jae.
— Oh, esto es demasiado divertido.
Definitivamente voy a tener que meter eso en su cabeza. — Luego se tornó seria — Bien,
entonces veinte los puedo manejar. Ahora, Capitán Evasor, responde a la primera
pregunta.
— No.
Jae pareció desconcertado.
— No. ¿Te niegas a responder? ― Yunho gruñó.
— No, la respuesta a la pregunta es no.
Jae se limitó a mirarlo, no muy seguro
de cómo responder. Sabía que no debía escandalizarse, pero no pudo evitar sentir
el dolor que cruzó su corazón por su
respuesta.
—
¿Estás bien? — preguntó
Yunho con suavidad.
—
¿Cuándo fue la última vez? — le preguntó en voz baja, y Yunho gimió.
—
¿Realmente quieres hacer esto?
—
¿Cuándo, Yunho?
Él inclinó su cabeza de vuelta para que
lo mirara cuando él trató de rehuir.
— Ya han pasado cinco años. ― La boca de Jae se abrió.
— Oh. — Sus ojos se movieron hacia el techo. Yunho le acarició la mejilla con
suavidad.
—
¿Estás bien?
Después de un momento, él inhaló a
través de sus dientes apretados.
— Bueno, yo nunca pensé que saldría con un
perdedor… ¿Cinco años?
— Sus ojos se encontraron con los suyos ahora, formándosele una sonrisa burlona— Realmente sobrestimé tu sensualidad.
Él rodó alejándose de Jae y pasó un
brazo sobre su cara.
— Eres exasperante, Jae.
— Eso es lo que te gusta de mí. — Yunho
gruñó sin comprometerse — Así
que… ¿significa eso que ya no estás enojado conmigo? — preguntó Jae esperanzado.
Él levantó el labio en una mueca, y él
pudo ver sus colmillos todavía desplegados.
— Voy a tomar eso como un “Cuando se congele
el infierno”. Es bueno saber.
Luego, aleatoriamente.
—
¿Acaso Matty — gruñó Yunho el nombre — te
tocó? ― Él se echó a
reír.
—
¿De verdad aún estás perturbado por eso? — Cuando él no respondió, él resopló y
puso sus ojos en blanco — Nos besamos, pero eso es todo. Y sólo lo
hice para mantenerlo ocupado de modo que Changmin pudiera escaparse de allí.
Yunho lo tomó por sorpresa cuando estuvo
sobre él una vez más, su boca cubriendo la suya.
De repente, la puerta de la habitación
de Jae se abrió de golpe, y Yunho rodó lejos de Jae con un aullido de dolor y
rabia.
Jae se incorporó y vio a un muy asustado
Hayami en su puerta. Sintió un tirón en su interior, casi como un ligamento
siendo estirado, pero no estaba ni de
cerca dolorido como Hayami y Yunho obviamente
estaban.
Yunho gruñó mientras se forzaba a
ponerse en pie.
—
¿Qué le ha pasado?
— apretó sus dientes.
Hayami negó con la cabeza, visiblemente
luchando a través de su propio dolor.
— Se desplomó en la cena que estaba teniendo
con los otros Alfas. Heechul cayó a su lado. — Los ojos del lobo lucían cada vez más salvaje
cuanto más hablaba.
Yunho agarró la mano de Jae y se dirigió
hacia Hayami.
— ¿Dónde
está Yoochun?
— Él está de camino con Junsu a la suite… — jadeó—… donde es la cena — explicó Hayami mientras se dirigían
hacia las escaleras.
Jae se detuvo cuando dos puertas se
abrieron y Key, Seulong, y Changmin salieron al pasillo.
Key y Seulong estaban doblados de dolor.
Yunho gruñó de nuevo, apoyándose a sí
mismo en la barandilla de la escalera. Jae le soltó la mano y corrió a ayudar a
los chicos.
—
¿Qué ha pasado?
— Key se estremeció.
— Siwon ha caído — les dijo Yunho, todavía luchando por
el dolor — Jaejoong, tú y los otros chicos métanse en una
habitación y cierren la puerta.
Jae lo miró a los ojos.
— No, yo voy contigo. Todos vamos contigo. — Cuando él empezó a interrumpir, él lo
cortó — Changmin podría ser capaz de ayudar.
Yunho entrecerró los ojos.
—
¿Cómo?
— Él es un sanador gitano. Puede curar a los
hombres lobo.
Tanto
la cabeza de Hayami como la de Yunho se giraron para mirar a Changmin,
con sus bocas abiertas. Changmin parecía como si quisiera meterse en un agujero.
—
¿Cómo sabes eso?
— preguntó Yunho. Changmin comenzó con:
— No ha sido confi… — pero Jae habló sobre él.
— Él identificó la hierba que evita que los
lobos cambien sin siquiera buscarla. Él simplemente lo supo. Luhan dijo que eso
es sólo un don que los sanadores gitanos tienen y que no ha habido una en una
manada en más de un siglo.
Yunho no podía creer lo que estaba oyendo.
¿Cuáles eran las probabilidades de que un mestizo,
un latente, y un
sanador gitano terminaran siendo los mejores amigos y todo en la misma manada?
El destino realmente tenía sus manos en la Manada
Coreana.
— Está bien, vamos — reconoció — Pero
no te quiero fuera de mi vista. ― Jae asintió una vez, y luego comenzó ayudar a Key a caminar. Changmin
y Seulong les siguieron mientras Hayami abría la marcha.
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no
les cuesta nada….
Gracias…
Bueno no le fue mal a Jae con Yunho por lo que hizo. Ahora a ver a Siwon y Heechul para salvarles la vida, seguro Changmin los cura.
ResponderEliminarGracias!!!
Ojala que Chaming pueda curar a Siwon y hechull claro como siempre Kangtan un traidor tiene que cojer a las personas a traicion para asi poder llegar a ser un lider ahora hay que ver quien es el traidor de la manada coreana gracias Poleth por este capitulo esperare con ansias el sicuiente ya que esta muy interesante
ResponderEliminarOh por dios, Oh por dios cayo Siwon, ¿Qué pasara ahora? espero que Chanming los salve y que las marcas aparezcan en Jae y Yunho para que al fin puedan estar juntos.
ResponderEliminarGracias por el capítulo lo has dejado muy interesante, espero por la continuación.
Omg,omg!!! Esto se esta poniendo mejor en cada capitulo, nooooo siwon y heechul, yunho y los demás por favor que se apuren, tienen que llegar antes que sea demasiado tarde 😣😣😣
ResponderEliminarLo bueno que Yunho supo controlarse y asi no le fue tan mal a Jae por su travesura,omo ahora Siwon y Hechul han caido espero que Changmin pueda salvarlos y asi no le pase nada a Jar
ResponderEliminarJae si que pudo hacer a los otros chicos lobo caer en la trampa y pagar con su vergüenza el echo que llevo a Yunho a su encierro
ResponderEliminarespero que Min si pueda ayudar a Siwon a ponerse bien y no lo puedan lastimar mas pues esa manada tiene lo mejor de los chicos lobos escondidos y esa es una carta bajo la manga que los de mas no saben y si que se sorprenderán cuando se enteres de el poder que tiene esta manada
Gracias
Hay dos cosas que me tiene muera de Risa, primero Hayami sacando su choro mareador para enrrollar a Yunho jajaj él ya debería saber le esperaba esa tamada del "Pescuezo" jajajaja es que la imagen es de muerte jajaja. Segundo el coraje de Yunho jajaj ahy por diós el todo "No me toques, en este momento toy nojadito" y de la nada Jae lo desarma con un abrazo jajaja ame el ojo abieto de Jae.
ResponderEliminarEstoy que muero de miedo si los miembroa sienten dolor qué tal que Mi Chunnie al ser primogenito lo siente mucho mas fuerte(¡.¡) no me gustó nada ese "Shiwon ha caido" Nuuuhh eso no va a pasar Changmin la salvación no temas Minie¡¡¡ Vayaa Yoochun si que es un cachorro, tres añitoooo aigoooo, Jae nanten cerrada la boca sobre eso ni se te ocurra jugar al matapasiones jajaja