Jaejoong
se quedó sorprendido por la ternura de aquel beso. La noche de la boda de su
hermano había sido todo muy distinto. Una pasión desenfrenada se había adueñado
de ellos y se habían besado y abrazado de forma salvaje. Había sido algo
primitivo y descontrolado.
Lo
de ahora era diferente. Exquisitamente diferente.
Más
suave, más reposado y sensual, pero no menos excitante. Sentía el mismo calor
subiendo desde las puntas de los pies hasta el centro mismo de su intimidad,
mientras Yunho deslizaba la lengua por la comisura de sus labios.
Jae
abrió la boca para él y gimió de placer cuando sus lenguas se juntaron. Se
abrazaron con naturalidad, como dos viejos amantes después de una larga
ausencia.
Yunho
parecía tan familiar y sin embargo tan excitante y seductor… Su lengua se unió
a la suya en una danza erótica y sensual. Jae deseaba más, más besos, más
caricias, más de todo lo que él le había dado aquella noche loca hacía ya seis
semanas, más de eso que había deseado en secreto desde entonces.
Continuaron
besándose hasta que Yunho puso las dos manos en la parte baja de su espalda y lo
atrajo hacia sí, haciéndolo sentir de inmediato la dureza y el calor de su
miembro entre los muslos. Jae recordó la potencia de su erección de otras
ocasiones y pensó que sería inútil resistirse. Su cuerpo estaba ya preparado.
Cada poro de su piel respiraba el deseo que sentía y que anulaba cualquier asomo
de sensatez.
Yunho
le desabrochó la camisa, botón a botón, con mucha parsimonia y luego deslizó
los dedos por la hendidura de su escote. Él se estremeció al contacto y se
apretó a su cuerpo, deseando más. Y Yunho se lo dio. Inclinó la cabeza y
acarició uno de sus pezones desnudos con los labios y la lengua hasta que el
pezón se puso terso y duro y Jae se puso a jadear.
― Pareces
más sensible ― le dijo Yunho con la
voz apagada mientras acercaba su boca al otro pezón.
― Serán
las hormonas ― dijo Jae soltando un gemido al sentir
su lengua en el otro pezón.
Yunho
lo besó entonces en la boca con renovada pasión y él le devolvió el beso,
entregado y sin ninguna reserva.
― ¡Dios! ― dijo Yunho
apartando la boca unos segundos para respirar ― No sé si debemos seguir. No estoy seguro de saber controlarme. Podría
haceros daño, a ti o al niño.
Jaejoong
encajó esas palabras peor que si hubiera recibido una bofetada.
― El
médico te dijo que no había ningún problema, ¿no? ―
dijo Jae con las manos alrededor de su cuello para impedir que se fuera.
― Jaejoong,
te deseo tanto… ― replicó él con la respiración
entrecortada.
― Entonces
tómame ― susurró.
Yunho
lo levantó en brazos con suma facilidad, como si fuera más ligero que una
pluma, y subió las escaleras con él hacia el dormitorio principal. Lo dejó en
la cama y se quitó la ropa mientras miraba con ojos encendidos cómo Jae se
quitaba la suya.
Se
echó al lado de él, de costado, poniendo una pierna sobre su cuerpo con mucho
cuidado para no aplastarlo con su peso y lo besó en la boca de nuevo.
Jae
aprovechó esa postura para tomar su miembro con la mano y sentir su dureza y su
magnitud. Comenzó a acariciarlo, sintiendo cómo la sangre inundaba aquel
músculo, haciendo su erección cada vez más poderosa. Los movimientos rítmicos
de su mano, arriba y abajo, parecían acompasarse con sus jadeos, despertando
cada vez más su deseo. Contempló satisfecho el poder sexual que como docel
tenía sobre él.
Yunho
le soltó la mano y comenzó a besarlo por todo el cuerpo, empezando por el pecho
y siguiendo por el estómago, el ombligo y el abdomen hasta llegar al centro
mismo de su intimidad, limpio y depilado.
― Tenías
un aspecto muy sexy en aquella salita de la clínica ―
dijo él ― Pensé que habrías
dejado de depilarte después de separarnos.
― No,
ya estoy acostumbrado. Así me siento más limpio y fresco.
― Y
condenadamente atractivo ― dijo Yunho acercando allí su
boca.
Le
acarició de manera sublime la punta de su con la lengua y con los labios.
Jaejoong
arqueó la espalda.
Todo
su cuerpo ardía de placer. Estaba a punto de alcanzar el clímax. Lo estaba
deseando, pero él lo hizo esperar. Prolongó su placer, llevándolo al borde del
orgasmo y trayéndolo de nuevo una y otra vez hasta que, entre sollozos y
espasmos de placer, le rogó que lo llevase al final.
Yunho
hizo lo que le pidió, pero no como él esperaba. Lamió de forma suave pero continúa
la punta hipersensible de su miembro, hasta que todo su cuerpo se estremeció de
placer y cada una de sus miles de terminaciones nerviosas se excitaron al
unísono como activadas por una corriente eléctrica que lo elevara a la cima de
una montaña para dejarlo luego caer dulcemente a los verdes prados del valle.
― Ahora
me toca a mí ― dijo Yunho, tomando
su mano y llevándola de nuevo a su miembro.
― Pero,
¿no quieres…penetrarme?
¡Qué
bobo era!, pensó Jaejoong por sentir vergüenza de hablar de aquello, después de
todo lo que habían compartido en el pasado.
― Claro
que sí, pero no haremos nada de eso hasta que no tengamos el visto bueno del
médico ― dijo él besándolo en el cuello, y luego añadió
mirándolo con picardía y un gesto de complicidad ― Ya sabes el ritmo y la presión que me gusta.
Jaejoong
se puso manos a la obra y comenzó de nuevo a acariciar su miembro tal como
sabía que a Yunho le gustaba, contemplando satisfecho el placer que le
proporcionaba. Cuando le oyó jadear y notó entre sus dedos las primeras
convulsiones, aumentó el ritmo y la presión de su mano progresivamente hasta
que él se derramó sobre su vientre con un intenso gemido de placer.
Jae
se quedó tumbado boca arriba mirándolo y preguntándose si Yunho tendría alguna
idea aproximada de lo mucho que él lo amaba. Yunho podía haber insistido en hacer
el amor de forma tradicional, con penetración, pero había preferido no hacerlo
para proteger así a su bebé.
Al
bebé que Yunho quería más que a nada.
Al
bebé que Yunho quería más que a él.
Comprendió
la fragilidad de la situación en que se estaba. Yunho había dicho que seguirían
juntos en su matrimonio pasase lo que pasase con el bebé. Pero, ¿qué tipo de
matrimonio sería? ¿Continuaría Yunho con sus aventuras, como había hecho su
padre al principio hasta que decidió sentar la cabeza? ¿Sería Jae capaz de
perdonarlo como había hecho Yoona con Hyunbi? Jaejoong no estaba tan seguro de
poder convivir con un marido mujeriego. Hacer la vista gorda requería más
fortaleza y temple de los que él tenía.
Yunho
se levantó de la cama y se puso los pantalones.
― ¿A
dónde vas? ― Le preguntó Jae.
― A
traerte un refresco y algo de comer ― respondió él,
subiéndose la cremallera ― Llevas
sin tomar nada desde que vinimos de ver a mi abuelo y necesitas alimentarte. Y
por partida doble.
«Todas estas atenciones y desvelos son por el bebé. Por favor, mi
adorado bebé, te lo ruego, no te mueras», se
dijo, poniendo las dos manos en el vientre.
Cuando
Yunho volvió con una bebida y algo de comida en una bandeja, Jaejoong se había
quedado dormido. Estaba acurrucado, en posición fetal, con una mano debajo de
la mejilla. El intenso color negro de sus largas pestañas contrastaba con el
rubio platino de su pelo.
Dejó
la bandeja en la mesita sin hacer ruido y se sentó al borde de la cama para mirarlo.
A
veces le resultaba difícil saber exactamente lo que sentía por su esposo. Nunca
había querido enamorarse de nadie. Durante toda la vida, había buscado en su
trabajo la forma de controlar sus emociones. Había puesto un candado en su
corazón para protegerse, como había hecho cuando encontró el cuerpo de su
pequeña hermana de tres meses frío en la cuna. Él solo tenía seis años, y el
dolor tan profundo y los desgarrados lamentos de sus padres le causaron una
gran impresión. Llegó a pensar que él o uno de sus hermanos podrían morir al
día siguiente de forma inesperada. O quizá alguno de sus padres. Había sido una
experiencia que había marcado su vida y le había hecho madurar antes de tiempo.
Sus padres le habían pedido que fuese fuerte y ayudase a sus dos hermanos menores.
Tan fuerte y responsable como había tenido que ser cuando su padre sufrió el
trágico accidente. Las circunstancias de la vida no le habían dado tiempo a que
su dolor y sus sentimientos afloraran a la superficie. Había tenido que hacerse
cargo de los trámites del funeral, de hacer todos los papeles necesarios para
poner todos los negocios y propiedades a su nombre… Había echado sobre sus
espaldas toda la responsabilidad de los negocios de la familia. Su trabajo
había llenado toda su vida, de tal forma que no sabría decir qué otra cosa
había hecho en la vida además de eso.
Los
sentimientos le asustaban. La sensación de sentirse vulnerable e indefenso por
estar enamorado le daba pánico. Pensaba que amar a alguien demasiado podría
acarrearle un sufrimiento del que luego sería imposible librarse.
Lo
veía en Jaejoong. Jae trataba de controlar sus emociones, pero al final eran
sus emociones las que lo controlaban a él, quedando a merced de sus
sentimientos. Ellos eran los que dictaban su conducta, impidiéndole actuar de
forma racional y sensata.
Pero
así era Jaejoong, el docel por el que se había sentido atraído desde el primer
instante que lo vio. Era tímido, recatado, inseguro de sí mismo, un pobre chico
perdido en busca de una familia en la que encontrar protección y seguridad.
Se
inclinó hacia él y le apartó un mechón de la cara. Él dio un pequeño suspiro y
sus labios temblaron una fracción de segundo, como si fuera un niño. Seguía con
una mano debajo de la mejilla. Miró la otra, que tenía puesta de forma dulce y
protectora sobre su vientre.
Sintió
un vuelco en el corazón. Puso él también su mano sobre la suya y rezó en
silencio por el niño que habían concebido, no fruto de un amor mutuo y
correspondido, sino de un momento de enojo y amargura.
Confió
en que Dios no le hiciera pagar por sus pecados.
Jaejoong
se despertó durante la noche y encontró a Yunho sentado a su lado, apoyado en
un codo, mirándolo a la luz de la luna cuya luz se filtraba a través de una de
las ventanas. Había un leve gesto de contrariedad en su mirada, como si se
sintiera molesto por algo, como si tuviera una pesada carga en su conciencia.
― ¿No
te he dejado dormir? Espero no haberte molestado ―
dijo Jaejoong, pasándose la punta de la lengua por los labios resecos.
― No,
no me has molestado ― dijo él apartándole un mechón de la cara
y colocándoselo por detrás de la oreja ― Suelo tener a menudo problemas para conciliar el sueño.
― Trabajas
demasiado ― dijo Jae inclinando la cabeza a un lado para rozar
con su mejilla la mano que Yunho había dejado sobre su hombro ― Quieres hacerlo todo tú solo. ¿Cuándo
fue la última vez que te tomaste un día libre?
Él
hizo un gesto de indiferencia mientras seguía jugando con su pelo.
― Tengo
a mi cargo una empresa muy grande y compleja, Jaejoong. Eso exige mucha
dedicación. Máxime ahora que mi abuelo no va a poder ayudarme más.
― Pero
tus hermanos Yoochun y Changmin te ayudarán, ¿no?
Él
enrolló un mechón de su pelo alrededor de uno de los dedos, como si fuera un
ovillo.
― Me
son de gran ayuda y trabajan duro para sacar la empresa adelante, pero hay
algunas cosas que tengo que hacer por mí mismo y no puedo delegar en nadie.
― No
has respondido a mi pregunta. ¿Cuándo fue la última vez que te tomaste un día
libre?
Él
dejó que el ovillo de pelo que había hecho alrededor del dedo se desenredara y
luego lo miró fijamente a los ojos.
― Creo
que me tomaré unos días libres cuando mi abuelo… Quizá podríamos irnos los dos
a algún sitio si el médico te da permiso para viajar. Podría ser para nosotros
como una segunda luna de miel.
Jaejoong
pasó la yema de su dedo índice por el borde del labio superior de Yunho.
― ¿Y
si perdemos al bebé?
Yunho
tomó su dedo y lo besó tiernamente, mientras clavaba sus ojos en él.
― Hasta
ahora todo ha ido bien, Boo. No pierdas la esperanza. Esta vez lo vamos a
conseguir, vamos a tener lo que los dos deseamos.
Cuando
él acercó los labios a los suyos, Jaejoong elevó en silencio una plegaria al
cielo rogando para que lo que él acababa de decir fuese verdad, aunque sabía
muy bien que lo que él deseaba era mucho más de lo que Yunho estaba dispuesto a
darle.
Anterior >>> ♥
<<< Siguiente
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no
les cuesta nada….
Gracias…
Yo de Jaejoong me fuera y no le dijera nada a Yunho ya que el merece descanso para no perder a su bebe ya que a Yunho solo le interesa mas sus empresas y su hijo como quien dice el solamente quiere un heredero y Jaejoong donde queda el gracias Poleth por este capitulo esperare el siguiente con ansias
ResponderEliminarFue un momento muy lindo y dulce,solo falta quitarle la inseguridad de Jae, Yunho necesita vacaciones y demostrarle a Jae que lo ama de verdad
ResponderEliminarDIOS QUE NO PASE NADA Y QUE YUNHO LE DEMUESTRE QUE LO AMA, QUE HABRÁ SU CORAZÓN Y LE DIGA CUANTO LO AMA....GRACIAS
ResponderEliminarEspero que con el nacimiento del bebe yunho y jae sean mas sinceros con sus sentimientos y sean verdaderamente felices ❤
ResponderEliminarYunho no sabe definir lo que es el amor, por lo mismo no sabe que ama a Jae, haber cuando se da cuenta de eso.
ResponderEliminarGracias!!!
Yunho bien que disfruta estar con Jaejoong XD yo solo quiero que su bebé llegue a nacer y este sanito . gracias por el cap amiga.
ResponderEliminarJae no tiene fe en el mismo y cree que Yunho no lo ama a el por ser Jae o que le pasa el solo piensa que Yunho esta por el e y por el abuelo ya va siendo hora de que Yunho le demuestre cuanto lo ama a el por si solo
ResponderEliminarGracias
Es muy triste que Yunho no pueda quiera ver el amor que Jae le ofrece, pero es mucho más triste que él mismo no quiera reconocer el amor que sente por Jae. Fue muy desolador leer que un padre tiene fé en la espera de un bebé que es fruto de sentimientos tan lamentables, cuando debería volcar en esa espera la idea de que es el resultado de un amor que se está descubriendo y que espera ser entregado. Ojala que en esos meses de espera ese sentimiento se fortalezca y pueda ser confesado. Porque sería muy triste para Jae si el bebe nace sin la certeza del amor de sus padres.
ResponderEliminar