sábado, 15 de abril de 2017

Divorcio para Dos. Cap 8


Si no hubiera sido por la enfermedad de YongHwa y su precario estado de salud, Jaejoong se habría ido de allí inmediatamente, sólo para demostrarle lo equivocado que estaba.

 No sabes lo que estás diciendo, Yunho ― dijo con cierta acritud mientras se ponía los dos anillos en el dedo ― Sabes muy bien que estoy aquí sólo por tu abuelo y por el bebé, pero que tanto uno como otro pueden dejar de estar con nosotros en cuestión de semanas.

 No hables así ― replicó él frunciendo el ceño ― Parece como si estuvieras deseando perder a tu hijo. Ya oíste lo que dijo el médico. No hay razón para ser pesimistas. Tanto el niño como tú estáis bien y gozáis de buena salud.


Jae se cruzó de brazos con gesto desafiante.

 No me digas lo que puedo o no puedo decir, ni lo que puedo o no puedo sentir.

Yunho se pasó la mano por el pelo para echarse hacia atrás un mechón que le caía por la frente. Jaejoong lo vio y sintió la tentación de atusarle él mismo el pelo con las manos, como acostumbraba a hacer en el pasado. Necesitaba hacer algo así para recobrar la confianza y la seguridad en sí mismo. Se sentía algo nervioso y desplazado en aquella villa que había cambiado tanto desde la última vez que había estado allí. Al fondo del pasillo estaba el cuarto de los niños, que él había preparado con tanta ilusión casi cinco años atrás. ¿Lo habría él desmantelado también hasta hacerlo irreconocible? Tuvo miedo de preguntárselo.

 Jaejoong ― dijo Yunho, acercándose a él y poniéndole suavemente las manos sobre los hombros ― Perdóname. Se me olvida a veces que estás en medio de un período de desarreglo hormonal y que estarás además preocupado por las malas experiencias que has tenido hasta ahora. Yo también estoy preocupado. Me preocupa mucho volver a cometer los mismos errores del pasado y no saber estar a la altura de las circunstancias. Quiero que sepas que me esfuerzo por aprender, pero todo esto es nuevo para mí. Esta vez, deseo que todo salga perfecto tanto para el bebé como para ti. Créeme, Boo, no quiero disgustarte, no quiero discutir contigo, sólo deseo cuidarte.

Jaejoong suspiró profundamente mientras lo miraba con aire de desconfianza. ― ¿Qué hiciste con el cuarto de los niños? ― le preguntó finalmente.

Sintió sus manos apretándole los hombros durante una décima de segundo. Luego las retiró y las dejó caer como muertas a lo largo de los costados. Vio la expresión de su rostro amenazando cubrirse con la máscara con la que ocultaba habitualmente sus emociones, pero en seguida creyó ver un temblor en la comisura de sus labios como si estuviera haciendo un gran esfuerzo por intentar exteriorizar sus sentimientos. Sin duda estaba librando una gran batalla interior consigo mismo.

 Está muy cambiado ― dijo al fin ― Ahora es un cuarto de huéspedes. ― Jaejoong tragó saliva, tratando de disimular su contrariedad.

 ¿Puedo verlo?

 Claro ― dijo él, abriendo la puerta del cuarto y echándose a un lado para que él pasara.

Jaejoong entró casi con los ojos cerrados incapaz de enfrentarse de nuevo a aquel cuarto que despertaba en él tantos sentimientos del pasado. Había estado tan ilusionado en aquella época, durante los meses de su primer embarazo… Se pasaba el día comprando de forma compulsiva todo tipo de juguetes y objetos infantiles, llenando la casa de ositos de peluche, chupetes, sonajeros, patucos, vestidos, pañales y baberos. Aprendió a hacer punto y se dedicaba por las tardes a practicar, haciendo unos patucos muy artísticos llenos de filigranas, hasta llegar a convertirse en un verdadero virtuoso. Él mismo eligió el papel para decorar la habitación y se encargó también de empapelarlo. Trabajó, en suma, con mucho entusiasmo a fin de tenerlo todo listo para cuando su deseado hijo viniera al mundo.

Pero no llegó a nacer nuca. Se malogró en la séptima semana.

Después de aquello, cada vez que entraba en aquel cuarto parecía como si las paredes y los suelos, repletos de objetos infantiles, se burlaran de él. A los pocos meses, se quedó de nuevo embarazado y volvió a renacer en él, con renovadas esperanzas, el mismo entusiasmo de la primera vez.

Pero al cuarto aborto, decidió cerrar aquel cuarto y no volver abrirlo nunca más.

Abrirlo ahora era como abrir una vieja herida que aún no había cicatrizado. El sonido del picaporte le produjo el mismo efecto que si alguien le estuviera arrancando la costra de aquella herida. Un profundo dolor se adueñó de él. Era el dolor de la pérdida, del desengaño, del fracaso y de la desesperanza.

El cuarto estaba decorado con colores turquesa y crema. No había nada en él que recordase a un cuarto de niños. Era simple y llanamente un cuarto de huéspedes, con unos muebles muy elegantes de estilo parisino.

 Ha quedado muy… bonito ― dijo al fin con una sonrisa tan forzada que casi le dolieron los músculos de la cara ― Has hecho un gran trabajo. Nadie pensaría que esto fue una vez un… cuarto de niños.

Yunho se acercó a él y lo estrechó entre sus brazos, mientras él apoyaba la cabeza sobre su pecho. Luego le acarició el pelo en silencio, sabiendo que ninguna palabra podría curar las heridas del pasado.

Después de un rato, Jae se apartó de él suavemente y se secó las lágrimas con el dorso de la mano.

 Perdona. Deben de ser las hormonas, hoy estoy algo llorón.

 Es comprensible ― dijo él, apartándole el pelo de la cara ― Me resultó muy difícil tomar la decisión de remodelar ese cuarto. Sentí como si estuviera renunciando a todo lo que habíamos deseado los dos con tanto afán.

Jae intentó sonreír, pero su sonrisa se convirtió en una mueca amarga.

Espero que Vick no ensucie esos muebles tan elegantes ni ponga sus patas en ellos.

 Estoy seguro de que se comportará bien en cuanto vuelva a su disciplina de antes ― dijo él ― Tiene que estar a punto de llegar, junto con todas tus cosas. A propósito, he estado hablando con la agencia a la que alquilaste el apartamento. He conseguido que te rescindieran el contrato a cambio de pagarles el equivalente a dos mensualidades. También he dejado cerrados todos los compromisos que tenías en Japón.

 Gracias ― dijo Jae, desviando la mirada ― Ya veo que piensas en todo.

 Forma parte de mi trabajo estar pendiente de todos los detalles. Ahora, si no estás demasiado cansado, creo que sería un buen momento para hacer una visita a mi abuelo y darle la buena noticia. ¿No te parece?

 Claro que si ― dijo con otra sonrisa de circunstancias.

YongHwa acababa de comunicar el pronóstico de su enfermedad a la familia. Yoona estaba llorando, pero pareció recuperarse al ver llegar a Yunho con Jaejoong. Le dio un beso a su hijo y luego lo saludó a él algo más afectuosamente que la noche anterior.

 No sabes lo que me alegra que hayas vuelto con mi hijo. Éste es un día muy triste para todos, pero al menos vosotros habéis conseguido poner una nota alegre.

Jaejoong se limitó a responder de forma ambigua para no decir nada comprometedor.

A Yoochun se le veía realmente afectado pero resignado, mientras Changmin, apoyado de manera indolente contra la librería, tenía aspecto de estar aburrido, como si pensase que tenía cosas más interesantes que hacer que estar allí. Pero Jaejoong sabía que eso era sólo una pose, una forma de ocultar lo que verdaderamente sentía por dentro. En eso era como Yunho, no le gustaba exteriorizar sus emociones.

 Jaejoong y yo tenemos que daros una noticia ― dijo Yunho en cuanto su abuelo estuvo sentado cómodamente en su sillón y el resto de la familia reunido ― Es aún algo pronto y no queremos que echéis aún las campanas al vuelo, pero acabamos de venir de la consulta del médico y nos ha confirmado que Jaejoong está embarazado.

 ¿Tan pronto? ― exclamó Yoona con la boca abierta ― ¡Pero si sólo habéis pasado una noche juntos, desde vuestra separación! ¿Cómo puedes saber que…?

 ¡Mamma…! ― exclamó Yunho muy serio.

 Fue la noche de mi boda, ¿a que sí? ― dijo Yoochun con un brillo especial en la mirada ― Sabía que ibais a hacer un esfuerzo para comportaros de forma civilizada en ese día tan especial para Junsu y para mí, pero me di cuenta de las miradas que os cruzasteis cuando creíais que nadie os observaba. Parecía que el aire a vuestro alrededor estuviera cargado de electricidad. Todo lo mundo se dio cuenta de ello.

 No sabes cómo lo siento ― dijo Jaejoong más colorado que un tomate ― Espero que no os ofendiésemos ni a Junsu ni a ti.

 En absoluto, todo lo contrario ― replicó Yoochun muy sonriente ― Si éste es el resultado, no podría estar más satisfecho.

 Nosotros también estamos muy felices ― dijo Yunho, tomándole la mano a Jaejoong ― Este niño es muy especial, representa mucho para nosotros. Se nos ha dado una segunda oportunidad y esta vez no vamos a desperdiciarla. Pase lo que pase, estaremos juntos.

Yoona, muy cordial, abrazó ahora a Jaejoong, expresándole su alegría en una mezcla de japonés y coreano. Jaejoong recordó entonces los primeros días de su matrimonio, cuando mantenía un estrecha relación con su suegra, antes de que la muerte de Hyunbi y la pérdida de sus bebés viniera a ensombrecerlo todo.

Yoochun felicitó muy efusivamente a Jaejoong y a su hermano y se marchó corriendo para no hacer esperar a su esposo Junsu, que se había quedado en su villa con Hani.

Changmin se paseó muy tranquilo por el salón con una sonrisa burlona en la cara, mirando con sus ojos castaños, el vientre de Jaejoong.

 Buen trabajo, Yunho ― dijo mirando a su hermano ― Sabía que lo conseguirías. Ahora todo lo que tienes que hacer es conservarlo a tu lado… ¡Ah!, y asegurarte de que de verdad es tuyo, como insinuó antes mamá.

Yunho miró a Changmin muy enfadado y apretó los puños para no decir ni hacer nada inconveniente.

 No tengo la menor duda de que es hijo mío ― dijo muy serio.

 Jaejoong… ― exclamó YongHwa rompiendo la tensión del momento.

Jae fue a donde estaba sentado y le estrechó las manos que tenía tendidas.

 ¿Le ha hecho feliz nuestra noticia, abuelo? ― Le preguntó él tratando de que no se le quebrara la voz por la emoción.

 Sí muy feliz, creo que ya me puedo morir tranquilo. Sé que este bebé sobrevivirá. He rezado mucho por él. Unos vienen y otros se van. Es ley de vida, es la voluntad de Dios, ¿verdad?

Jaejoong no veía tan lógica esa ley por la cual Dios se había llevado a sus cuatro hijos, pero no tenía intención de hacer o decir nada que fuese en contra de la fe de aquel anciano que tanto la quería.

 Yo también estoy muy feliz ― dijo Jae ― Aún no me lo puedo creer. Parece un milagro.

 Es un milagro ― dijo YongHwa ― Ahora ya lo único que me queda por hacer en esta vida es ver nacer a mi biznieto.

Changmin murmuró algo entre dientes y Yunho le dirigió una mirada de reproche.

Jaejoong no había tenido hermanos y le había costado acostumbrarse a la forma que tenían los Jung de relacionarse. Había una cierta jerarquía entre ellos. Yoochun, aunque era el más fuerte, no aspiraba a ser el jefe de la familia y Changmin, por su parte, tenía un carácter demasiado parecido al de Yunho como para estar dispuesto a ponerse a sus órdenes sólo porque fuera el más joven de los tres. A veces libraban luchas de poder entre ellos que duraban días y hasta semanas. Yunho pensaba de Changmin que necesitaba madurar y asumir mayores responsabilidades en la vida. Changmin pensaba de Yunho que era un fanático del orden y que lo que necesitaba era vivir su vida en vez de tratar de controlar la de los demás.

 Esto hay que celebrarlo con champán ― dijo YongHwa ― Yunho, dile a alguien del servicio que suba una botella.

Poco después estaban todos chocando sus copas y brindando alegremente por el futuro bebé. Jaejoong, en lugar de con champán, brindó con una copa de zumo de naranja. Entre aquellas risas y muestras de felicidad, nadie hubiera pensando que sólo unos minutos antes YongHwa les había comunicado a todos su delicado estado de salud. Había un auténtico ambiente de fiesta y YongHwa se encontraba en su elemento, disfrutando a sus anchas de lo que aquello representaba: la continuación de la dinastía de los Jung.

Pero aquella fiesta, como todas las fiestas, tenía que tener un fin. YongHwa comenzó a sentirse cansado y a ponerse pálido. Yunho llamó en seguida a la enfermera que habían contratado, llevó a su abuelo al dormitorio, y estuvo con él un buen rato hasta que se quedó más tranquilo.

 Yunho ― le llamó YongHwa desde la cama cuando él estaba a punto de salir de la habitación ― Quiero que hagas algo por mí.

 Lo que tú quieras, Nonno ― respondió Yunho.

YongHwa tomó aire antes de hablar, produciendo un ronquido muy fuerte en los pulmones.

 Quiero que traigas aquí a mi ahijada Meisa Kuroki de Japón. Quiero despedirme de ella antes de que sea demasiado tarde.

Yunho frunció el ceño. Sabía que Meisa, hija de Tatsuya Kuroki, el socio de su abuelo en los negocios, era una chica rebelde e indisciplinada que había deshonrado a la familia teniendo una aventura amorosa con un hombre casado. Pero YongHwa siempre había sentido debilidad por ella, y la disculpaba diciendo que todo era producto del trauma emocional que sufrió de niña cuando su madre la abandonó. Yunho, sin embargo, era de la opinión de que Meisa había salido a su madre, que era tan frívola como ella, y que acabaría arruinando su vida como lo había hecho Maiko Kuroki hacía veintitantos años.

 Si es eso lo que quieres…

A YongHwa le costaba cada vez más trabajo respirar y la enfermera decidió ponerle la mascarilla de oxígeno para ayudarle. Yunho trató de ayudarle, pero el anciano levantó ligeramente la mano y murmuró de forma casi ininteligible a través de la mascarilla.

 Déjame ahora, Yunho. Estaré bien en unos minutos. Tú encárgate de ponerte en contacto con Meisa.

 ¿Cómo está? ― le preguntó Jaejoong cuando bajó a reunirse en el salón con el resto de la familia.

 No muy bien ― respondió Yunho con gesto serio ― No creo que viva tanto como los médicos han dicho. Quizá sólo trataban de darle esperanzas para ayudarle a mantener el ánimo.

 Si al menos no sufriese… ― dijo Jaejoong con angustia ― No podría soportar que…

 No te preocupes por eso, Boo ― dijo Yunho acariciándole la cara con la mano ― La enfermera está con él las veinticuatro horas del día y está autorizada a administrarle morfina si lo necesita. Es todo lo que podemos hacer por él en esta situación.

Jaejoong no apartó esa vez la cara y recibió con agrado su caricia, sintiendo el calor de su cuerpo y deseando poder apoyar la cabeza sobre su pecho y sentir sus brazos alrededor de él, como un par de horas antes en la villa.

 Eres un nieto maravilloso, Yunho ― dijo Jae ― La verdad es que toda tu familia te adora. Aunque, a veces, creo que esperan demasiado de ti, que descargan demasiadas responsabilidades sobre tus espaldas ― se mordió el labio inferior y bajó la mirada ― Quizá yo también esperaba demasiado de ti.

Yunho le puso un dedo en la barbilla obligándolo a levantar la cabeza y a mirarlo a los ojos.

 Yo soy el que debería haberte dado más. Pero esta vez todo va a ser diferente. No sé tú, pero yo tengo la sensación de que todo va a cambiar.

 ¿Te refieres al bebé? ― preguntó mirándolo a los ojos.

 Me refiero a todo ― dijo él, dándole un beso en la frente.

 ¿Señor Jung? ― dijo un empleado del servicio desde la puerta, con un teléfono inalámbrico en la mano ― Tiene usted una llamada de Roma. Es un miembro de su familia, interesándose por la salud de su abuelo.

Jaejoong trató de ocultar su contrariedad por ver interrumpida, de forma tan inoportuna, su conversación con Yunho, cuando parecía estar a punto de abrirle su corazón. Todo era tan confuso... Le encontraba cambiado, más ilusionado que nunca con la llegada del hijo que tanto deseaba, especialmente ahora que la vida de su abuelo estaba a punto de extinguirse.

«Todo va a ser diferente», se dijo Jae, recordando lo que él le acababa de decir.

Se despidieron poco después de la familia, dando un beso a Yoona, que era sin duda la que estaba más afectada. Era lógico, pues llevaba viviendo con YongHwa desde la muerte de Hyunbi.

Nada más llegar a la villa, Jaejoong se sintió algo cansado y Yunho insistió en que subiera al dormitorio y se echara un rato en la cama a descansar.

 ¿Dónde vas a dormir tú? ― dijo Jae con gesto receloso.

 ¿Dónde crees? ― preguntó él a su vez muy seguro de sí ― En mi cama, naturalmente.

 Pero se supone que… no debemos acostarnos ― dijo Jae con voz temblorosa.

 El médico no me dijo nada sobre ese aspecto. Se lo pregunté mientras tú te estabas vistiendo después de la prueba. Sólo me dijo que tuviéramos cuidado.

Jaejoong se sintió algo indignado de que él hubiera estado hablando de esas cosas íntimas con el médico sin estar él presente. Aunque, pensándolo bien, quizá hubiera sido mejor así, tal vez le hubiera resultado a él demasiado embarazoso.

 No fue ése el acuerdo al que llegamos ― dijo Jae ― No me parece bien reanudar nuestras relaciones matrimoniales como si nada hubiera pasado. Llevamos meses separados. No esperarás que me eche en tus brazos a la primera oportunidad.

 Tú fuiste el que me dejaste, no yo ― replicó él en un tono que daba a entender que estaba a punto de perder la paciencia ― Además, no pretendas engañarte a ti mismo. Aquella noche, bastó que te rozase para que te lanzases sobre mí como una gata en celo y me rasgases la camisa.

Jaejoong no había dado una bofetada a nadie en su vida. Odiaba la violencia de cualquier clase, pero aun así, no se dio cuenta de lo que estaba haciendo hasta que ya fue demasiado tarde. Su mano se desplazó por el aire a gran velocidad hasta ir a estrellarse en la mejilla de Yunho en una sonora bofetada que le hizo girar la cabeza a un lado.

Contempló horrorizado el color rojo oscuro que había apareciendo en su mejilla y se llevó las manos a la boca, tratando de apagar el grito que pugnaba por salir de sus labios al ver lo que acababa de hacer.

Se hizo un silencio tenso. El ambiente parecía irrespirable.

Yunho clavó sus ojos en los suyos, con una expresión de rabia y desprecio.

 Lo siento… ― dijo Jae con una mezcla de miedo, vergüenza y remordimiento ― No sabía lo que estaba haciendo… Perdona… ¿Te he hecho daño?

Él se acercó a Jae, le agarró la mano y se la llevó a la cara, dejándola allí como si fuera una compresa fría que pudiera aliviarle el dolor. Siguió mirándolo fijamente, pero ahora su expresión había perdido la dureza de antes. Esbozó una de sus habituales sonrisas irónicas.

 No te preocupes, tesoro mío. Supongo que habrán sido las dichosas hormonas esas las que han tenido la culpa. No sabía que tuvieras tanta fuerza. En todo caso, creo que me lo tenía merecido, ¿cierto?

 No, nunca debí hacerlo ― dijo Jae retirando la mano de su mejilla y poniéndose de puntillas para darle un beso en el lugar en que le había dejado marcados los dedos.

Jaejoong permaneció con los labios pegados a su mejilla respirando extasiado el perfume de su loción de afeitar con aroma de limón mezclado con el propio olor masculino de su cuerpo.

El tiempo pareció detenerse, como si un duende hubiera bloqueado las agujas del reloj, hasta que Jae creyó oír de nuevo un tictac, que no era sino el latido de su corazón, al sentir en su boca los labios de Yunho besándolo dulcemente.



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10 comentarios :

  1. aww que lindo esta siendo dulce Yunho con Jae espero y que sea sincero esto por que Jae se merece ser feliz con Yunho y su bebe pero algo me dice que esa aijada vendrá a traer problemas espero que no sea así pues ya quiero que Jae tenga a su familia feliz
    Gracias

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  2. Yunho esta cuidando muy bien de Jae pero el aun no confia en Yunho el piensa que solo es por interes deberian hablar y ser sinceros con sus sentimientos.
    Yunho se merecia esa cachetada por lo que dijo.
    Espero que esa ahijada no complique las cosas

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  3. Yo tambien pienso lo mismo que Yunho Kim que esa ahijada va a traer bastantes problemas y por que Yunho no le dice a Jaejoong lo wue siente ya que ellos dos se aman para poder ser felices el deberia de darse cuenta que Jae no tuvo familia y queria ser feliz con el y formar su propia familia

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  4. Yo tambien pienso lo mismo que Yunho Kim que esa ahijada va a traer bastantes problemas y por que Yunho no le dice a Jaejoong lo wue siente ya que ellos dos se aman para poder ser felices el deberia de darse cuenta que Jae no tuvo familia y queria ser feliz con el y formar su propia familia

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  5. Q cosas que contradictorio es para Jae es normal su actuar se siente inseguro... Ojala q todo cambie y q y un se abra a el dándole confianza y q haya comunicación entre ellos q es lo mas importante.. Besos ...

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  6. Owwwww ellos al fin se estan compartando como una pareja 😍
    El bebe esta muy bien eso es una buena noticia , que bueno que yunho sepa comprender a jae ❤
    Muchas gracias por el capitulo 😁

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  7. Oh Al fin Yunho se está dando cuenta se que son sus acciones y sus palabras las que van a dar una nueva dirección a su matrimonio¡¡ ChangMin es como un cubo de hielo y Jae sabe que es una pantalla para ocultar su bulnerabilidad siento pena por el abuelo su noricia pareció no importar demaciaso...😢

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  8. Yo no puedo esperar por la continuación wa¡ quiero capitulo esta muy interesante

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  9. Yubho se merecía esa bofetada por grosero. Esa dichosa ahijada tengo la impresión que traerá problemas y dolores de cabeza a Jae principalmente.

    Gracias!!!

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  10. Cuántas veces lo leí me encanta gracias Poleht, te extraño

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