El
viaje de vuelta a casa transcurrió con extraña y tensa normalidad. Yunho
decidió sentarse al lado del chófer y dejar toda la parte de atrás a Jaejoong y
a los niños. Éstos estaban tan impresionados por el lujoso medio de transporte
que no se fijaron en el silencio de su padre, ni en la tensión que había en la
voz de su umma.
Yunho
rechazó su invitación de subir a casa con ellos. Y Jaejoong se sintió en cierto
modo aliviado porque sabía que necesitaba alejarse de él, pero también estaba
muy preocupado por su salud.
Yunho
sonrió a los gemelos al despedirse y, de cuclillas y mirándolos a los ojos, les
prometió que volvería a verlos pronto. Jiyool se acercó y le dio un abrazo y Yunho
alargó un brazo para que Changmin se acercase también.
Jaejoong
no supo por qué lo inquietaba tanto aquella escena, pero cuando Yunho se
incorporó y lo miró a los ojos, a él también le entraron ganas de abrazarlo. Él
alargó la mano y le acarició la mejilla.
— Te
llamaré — le dijo, antes de darse la vuelta
y subirse al coche sin más.
Jaejoong
se sintió devastado, aquello era lo mismo que le había dicho seis años antes.
Se
pasó el domingo sintiéndose vacío, mientras los gemelos lo bombardeaban a
preguntas acerca de su padre y de los planes de boda.
Y
él no llamó.
El
lunes, Jaejoong fue a trabajar y fingió que era como cualquier otro lunes por
la mañana. Su sombra lo siguió en todo momento, ayudándolo a concentrarse en el
trabajo. No obstante, estaba nervioso y poco comunicativo, esperando escuchar
el nombre de Yunho, averiguar si estaba en el edificio, si estaba bien, pero
negándose a hacer ninguna pregunta.
Krystal
no parecía estar allí, pero Jaejoong tampoco iba a preguntar por ella.
El
martes pasó igual que el lunes. Para el miércoles, las tarjetas de visita de Yunho
habían salido de su bolso y le quemaban en el bolsillo del pantalón.
— ¿Estás
bien, Jaejoong? — Le preguntó Gummy — Estás muy pálido.
— Estoy
bien — respondió — Es sólo que…
— Ven,
vamos a comer. Creo que te hace falta un poco de aire fresco y un descanso.
Compraron
unos sándwiches y café y fueron al pequeño parque que había enfrente del
edificio de Mirotic. Hacía calor para ser octubre, así que se sentaron en un
banco, debajo de un árbol.
— Está
bien — dijo Gummy — te contaré lo que sé, y tú rellenarás
los huecos en blanco… Nuestro nuevo y sexy jefe es el padre de los gemelos. No
te molestes en negarlo, me di cuenta al instante. Me parece que Jung Krystal
todavía no lo sabe, pero se siente amenazada por ti.
— ¿Tú
no te sentirías amenazada si fueses su amante? —
rió Jaejoong.
— Tal
vez. Sobre todo, si se entera que los gemelos y tú pasasteis el sábado con él.
Tampoco te esfuerces en negarlo. Pasé por tu casa cuando os estabais bajando de
su coche y decidí marcharme.
— Pues
si te hubieses quedado un rato más, habrías visto que él se fue.
— ¿Para
siempre?
— ¿Quién
sabe?
— ¿Por
eso estás así esta semana?
Jaejoong
se encogió de hombros, no contestó.
— Tonto.
¿Quieres contarme cómo os conocisteis, para empezar? Hace seis años debías de
ser un niño, en brazos de semejante hombre.
— Sólo
tiene cinco años más que yo. Gummy. No puedes etiquetarlo de pervertidor de
menores. Y para ya. Tengo hambre, quiero comer.
—
No te estoy impidiendo que
comas. Lo estás haciendo tú solo, estás como perdido.
Era
cierto, y se debía al silencio de U-Know. Tal vez éste pretendía ir a buscarlo
el viernes a Mirotic para casarse y luego volver a dejarlo en su despacho. O
tal vez había cambiado de idea…
— Te
alegrará saber que no has visto a Jung Krystal porque el jefe la ha mandado a Seúl —
la informó Gummy.
Aquello
no lo tranquilizó, ya que Seúl no era más que otra ciudad en la que dos amantes
podían encontrarse.
¿Por
qué no lo había llamado U-Know? ¿Estaría en Seúl con Krystal? ¿Era capaz de
hacerle algo así? Su cabeza le decía que no, que seguro que tenía un motivo
para lo que había hecho seis años antes, pero no podía evitar tener el corazón
en un puño.
En
realidad, no lo conocía, ni U-Know a él. Eran dos extraños unidos por los dos
niños nacidos de una sola noche de fabuloso sexo. ¿Era aquello suficiente para
casarse? ¿No sería más sensato acordar una custodia compartida de los gemelos?
¿Acaso
había accedido él a casarse?
No,
no lo había hecho, y Yunho no tenía ningún derecho a dar por hecho que había
accedido, ni a dejarlo así.
— Y
ahora viene lo más interesante — continuó Gummy — Justo antes de venir aquí me ha llamado
Donghae para que limpiase tu agenda y le pasase todo el trabajo a tu sombra. Al
parecer, el jefe está…
— Delante
de ti — la interrumpió Yunho.
Ambos
levantaron la cabeza a la vez. Gummy se tragó las palabras que iba a decir y Jaejoong
se sintió sorprendentemente aliviado.
Le
brillaron los ojos cuando lo miró, pero estaba muy serio. Jaejoong se dio
cuenta de que esa mañana se había puesto el viejo traje gris y se había
recogido el pelo con prisa.
Él
estaba impecable, como siempre. A Jaejoong se le secó la boca y tuvo que
apartar la vista de él ya que lo único que deseaba en esos momentos era
arrancarle la ropa y verlo desnudo.
Lo
deseaba. Era una sensación repentina, caliente, violenta. Quería tenerlo
desnudo y tumbado. Quería recorrerlo con la mirada, con las manos y con la
boca.
—
¿Dónde has estado? —
le preguntó con más avidez de la que había pretendido mostrar.
Yunho
se preguntó qué le diría Jaejoong si le contaba que se había pasado los tres
últimos días encerrado en su piso son su hermano, viviendo un infierno. Un
infierno después del cual había recobrado la memoria. Había averiguado la
verdad de lo que había ocurrido seis años antes, que aquel joven pálido, de
ojos negros, beligerantes, que estaba sentado con una postura frágil y tensa,
había pagado el precio de sus malditos pecados.
— Disfrutando
de mis últimos días de libertad — respondió en tono
irónico. Jaejoong se preguntó si había estado en Seúl, con Krystal.
— Bueno,
pues espero que haya merecido la pena.
— Mucho —
le aseguró él antes de inclinarse para tomarlo de los hombros y hacer que se
levantase.
De
pronto, Jaejoong se encontró apoyado contra él, recibiendo un apasionado y
hambriento beso. Sin más, a la luz del día y delante de Gummy.
Y
Jaejoong no sólo permitió que lo besase, sino que lo alentó acariciándole los
hombros y la nuca.
Cuando
Yunho lo soltó, se sintió débil y aturdido, se le escapó un gemido de
decepción.
— Me
has echado de menos — comentó él.
— Estaba
preocupado, eso es todo. Me dijiste que me llamarías.
— Bueno,
estoy bien y estoy aquí. Que disfrute del resto de la comida —
le dijo a Gummy, llevándose a Jaejoong agarrado por la cintura.
— ¡Qué
grosero! — protestó Jaejoong.
— Tu amiga ya ha visto bastante como para dar
de qué hablar en Mirotic durante un mes.
— Gummy
no es una cotilla.
— Entonces,
compénsala invitándola a nuestra boda.
— ¡Yo
no he dicho que vaya a casarme contigo!
— Pero
lo harás.
Lo
metió en el coche que estaba esperándolos y entró detrás de él. Cuando Jaejoong
se giró para protestar, Yunho lo estaba esperando.
— ¿Prefieres
herir y decepcionar a tus hijos? —
lo retó.
— ¡Tengo
derecho a tener en cuenta también mis sentimientos!
— Entonces,
tal vez prefieras que utilice métodos menos bruscos para convencerte.
Estaba
refiriéndose al sexo, recordándole que había vuelto a perder el control con el
beso del parque.
Jaejoong
separó los labios temblorosos. Estaba acalorado. Podía luchar contra él, salvo
cuando lo tocaba. Y odiaba que Yunho lo supiera.
No
se acordaba de él, pero como cualquier otro hombre atractivo y sexualmente
activo, podía escoger un blanco sencillo e ir a por él. La diferencia con él
era que estaba preparado para ofrecerle un matrimonio porque el destino había
hecho que se quedase embarazado. Sin los gemelos, habría sido una aventura más.
Jaejoong
sintió un escalofrío y apartó la mirada de él. Volvió a preguntarse si Yunho
habría estado esos últimos días con Krystal. Y si lo quería saber.
Entonces,
recordó lo que Gummy le había dicho justo antes de que llegase él.
— Has
dado por terminado mi contrato, ¿verdad? —
le preguntó.
— ¿Qué
te hace pensar eso?
Jaejoong
le contó lo que le había dicho Gummy.
— Y
tú has decidido que lo he hecho para poder presionarle más, ¿no es cierto?
— ¿Es
así?
Él
frunció el ceño con impaciencia.
— No
podrás viajar todos los días de Tokio a Seúl, yobo, eso es evidente, pero no. no he dado por terminado tu
contrato. Tienes unos meses de excedencia, para casarte e instalarte en otro
país. Cuando estés preparado, si decides que quieres volver a trabajar, te
buscaré un puesto en alguna de mis organizaciones. Tú serás quien tome la
decisión.
— Desde
luego, una pequeña concesión frente a un montón de órdenes.
— No
es una concesión. Si me conocieses mejor, sabrías que no hago concesiones… De
verdad pienso que tienes derecho a decidir si quieres volver o no a trabajar
después de que nos casemos.
— Si
es que nos casamos. Digas lo que digas, la verdad es que quieres arrinconarme
para que deje de discutir contigo.
Él
dejó escapar un suspiro.
— ¡Eso
no funcionaría! Lo creas o no, pensaba que el tema de la boda estaba zanjado.
— Entonces,
¿por qué no me llamaste para advertirme que mi sombra estaba ahí para aprender
de mí?
— Porque… —
se calló, apretó los labios y frunció el ceño — He estado ocupado, ¿de acuerdo? Tenía… cosas que hacer. Y por favor,
siéntate bien. ¡Y abróchate el cinturón! —
añadió, con inesperada violencia.
Aquello
sorprendió a Jaejoong, que dio un grito ahogado.
— ¡No
quiero que salgas despedido por la ventana! — añadió,
poniéndole él mismo el cinturón.
— Lo
siento — murmuró él — No lo había pensado.
— Y
yo creo que he reaccionado de manera exagerada, ¿verdad?
— No.
Me lo merecía — contestó Jaejoong,
levantando la mano para acariciarle la mejilla — No me has contado cómo fue el accidente, pero…
— Y
no te lo voy a contar — le dijo, apartándose
de él.
— Yunho…
— Iba
a llevarte a comer, pero he cambiado de idea. Iremos de compras.
— ¿Para
comprar el qué?
— Las
alianzas. Un traje de novia que me haga caerme de espaldas —
comentó en tono más natural — Y tal
vez algún capricho para los gemelos.
Jaejoong
no respondió a aquello, lo que obligó a Yunho a girar la cabeza. Su bello novio
estaba allí sentado, con un traje de chaqueta gris, las piernas cruzadas y
expresión adusta.
Yunho
se dio cuenta de que cuando él se mostraba vulnerable, él se ponía dulce. Y que
cuando intentaba hacer avanzar las cosas, él se bloqueaba.
— Deja
de luchar contra mí — le aconsejó — Entiendo que sientas la necesidad de
hacerlo, pero eso no cambiará nada. Vamos a casarnos dentro de dos días.
Acéptalo, Jaejoong.
Él
lo miró.
— Cualquier
otro hombre habría tenido el detalle de pedirme que me casase con él.
Al
oír aquello, otro recuerdo lo asaltó, un recuerdo diferente a los que había tenido
hasta entonces. Vio a Jaejoong desnuda sobre una colcha rosa. Sus ojos negros
lo miraban con timidez y deseo.
«Cásate
conmigo, Jaejoong…».
— Hananim… — susurró.
«Mañana»,
había contestado él en un susurro.
— ¿Yunho…?
El
sonido de la voz de Jaejoong lo hizo volver al presente. Notó que le tocaba el
brazo.
— Yunho —
repitió él con nerviosismo — No.
Él
se dio cuenta de que Jaejoong pensaba que iba a desmayarse, pero nada más lejos
de la realidad. Lo que acababa de experimentar había llegado con la claridad
del agua, después de tres días de luchar con su pasado.
Con
el pasado del que se había olvidado, pensó mientras intentaba controlar sus
hormonas. Levantó los ojos a su rostro y se hundió en su mirada negra y
ansiosa. Le encantaba. Le encantaba cómo se mordisqueaba el labio inferior con preocupación.
— Estoy
bien.
— No,
no estás bien — dijo él, poniéndole
una mano sobre el corazón — ¿Por
qué ha sido esta vez?
— Tú,
¿qué si no? — Le contestó — Te he visto desnudo en una cama rosa.
Jaejoong
se ruborizó y Yunho tuvo que contener las ganas de reír. Él sabía muy bien lo
que había visto.
— Ha
sido muy intenso — le dijo él,
apartándole la mano del pecho para llevársela a los labios — Sensual… —
añadió, besándole los dedos — apasionado.
— Yo…
Tú… — Jaejoong se puso tenso.
— Te
estaba diciendo que te quería…
— No
hace falta que me des detalles. ¡Yo no tengo problemas de memoria!
— Y
tú me estabas respondiendo que también me querías…
Jaejoong
cerró los ojos e intentó apartarse de él, pero Yunho se lo impidió.
— ¿Lo
decías de verdad, nae salang? —
Insistió — ¿Y yo?
— Sí.
— Entonces,
podemos volver a hacerlo. Sólo hace falta un acto de fe.
Estaba
hablando de nuevo del matrimonio. En realidad, nunca había dejado de hablar de
eso. Salvo que en esos momentos lo estaba llamando acto de fe. Jaejoong intentó
apartarse otra vez.
— Te
pedí que te casases conmigo…
— ¿Quieres
dejar de decirme lo que ya sé? —
replicó él.
¡Él
también había estado allí! Y recordaba a la perfección su primera vez juntos en
su minúsculo apartamento, en su todavía más minúscula habitación y en su
estrecha cama cubierta por una colcha rosa.
— Entonces,
te lo vuelvo a preguntar. ¿Quieres casarte conmigo?
Jaejoong
pensó que era un hombre despiadado, ¡un cerdo despiadado! Era una pena que no
pudiese recordar cómo lo había besado para despedirse la mañana que se había
marchado.
— Si
yo estoy dispuesto a intentarlo, ¿por qué no puedes tú también…?
Jaejoong
abrió los ojos para mirarlo. Su aspecto era fuerte. Era U-Know, delgado,
moreno, guapo, con aquellas largas y negras pestañas que enmarcaban unos ojos
oscuros y sensuales, y aquella boca suave, aquel lunar…
— ¡Está
bien! — Replicó — ¡Me casaré contigo! Pero no creas que
te perdono por lo que me hiciste. Ni que olvidaré lo que has hecho con los
gemelos para convencerme.
Él
respondió de manera inmediata y completamente arrogante. Con un rápido
movimiento, su largo cuerpo lo tenía aprisionado en un rincón del asiento.
— ¡Te
has desabrochado el cinturón!
— El
coche está parado; ahora puedo hacer lo que quiera contigo.
Y
lo hizo. Y él no intentó oponerse cuando lo besó. Cuando separó los labios de
los de él le costaba trabajo respirar y tenía la chaqueta abierta, los botones
de la camisa desabrochados y los pezones erguidos porque querían volver a ser
acariciados por él. Tenía el pelo suelo y los labios doloridos.
— Ya
está — comentó Yunho con satisfacción — el acto de fe sellado con un beso.
Ahora, vamos de compras.
Continuara
\\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no
les cuesta nada….
Gracias…
ya falta poco para que Jae le pertenezca a Yunho y no creo que después de que sean esposos este conviviendo con el y se conozcan mas Jae se quiera alegar de Yunho sera feliz ellos y sus hijos como familia
ResponderEliminarGracias
ohhhhh me encanta ... son los mejores , los gemelos son un amor =)
ResponderEliminarGracias por la actualización ¡¡¡
Eres la mejor ¡¡ =) .
Yunho es un poco tosco al hacer las cosas que le costaba un poco mas de romanticismo y se nota que Jaejoong cede mucho con Yunho espero que ya casados Yunho busque ser mas claro y no empuje su relacion y se le imponga a Jae.
ResponderEliminarLlegue hasta aquí en un día, es maravillosa la historia, muy dulce e interesante.
ResponderEliminarMe encanta gracias por compartirla.
El capítulo me sorprendió, todo pasó muy rápido 💜
Saludos, que estés bien, espero tu actualización 😘
El comportamiento de Yunho me desconcierta, desea a Jae y Jae a el tambien. Pero su modo de expresarlo es tan, no see.....espero q se abra, q explique, q aclare mas las cosas, creo q Jae se lo merece, merece q le diga TODO! Muchisimas Gracias :)
ResponderEliminarWhat?! Yunho ya recordó todo ??? Como cuando, donde ? XD bueno lo importante que ya la recobro 😊😊😊 y Jaejoong ya aceptó casarse con él XD ..
ResponderEliminarMe encanta yunho su forma de ser <3
No le cuenta q paso aquel dia dl accidente o.o pero me alegra q ya aceptara jae la propuesta matrimonial. Ya despues con calma pueden hablar de lo q paso en ese entonces.
ResponderEliminarYunho recordó lo que paso en sus accidente pero porque no le dice a Jaejoong ? Que paso ....y bueno ahora Jaejoong acepto casarse pero aun así falta mucho que contar por parte de Yunho
ResponderEliminarYunho recordo el accidente, pero creo que hizo algo malo, porque dijo que Jae había pagado por sus pecados del pasado. Haber si se lo dice mas adelante.
ResponderEliminarGracias!!!
Yunho no solo perdió la memoria... también perdió su sentido del tacto y la galantería. Que fue todo eso??? No fue una propuesta al estilo JungYunho en absoluto, sino una madeja de ordenes. Jae esta tan enamorado de él que a todo le dice que si. Los gemelo... pobres pequeños sus papás estan usandolos de anzuelo. Quiero a mi YunHo romantico se vuelta yaaa. Tengo curiosidad por saber que fue los que recordó y que piensa Mi Ratón sobre lo.que le pasa al YunJae.
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