Yunho
se quedó con ellos hasta que los gemelos estuvieron dormidos. Había preparado
pasta para todos, conviniendo su visita en un acontecimiento familiar en el que
todo el mundo debía participar.
Y
lo hizo con una alegría que tapó sus propias fisuras. Jaejoong le había
sorprendido al cuestionar su matrimonio. No se lo había esperado y, en esos
momentos, su consciencia lo estaba atormentando porque le había pedido que
confiase en él cuando en realidad sabía que él tenía cierta razón.
— Volveré
a primera hora de la mañana — le prometió.
— Podrías
quedarte…
Podría
quedarse. Jaejoong estaba acercándose a él por primera vez y Yunho sabía, muy a
su pesar, que tenía que rechazar la invitación.
— No
— le dijo, suavizando la negativa con un beso en los labios — Vamos a casarnos en menos de treinta y
seis horas. Tendremos que esperar a después. Tengo mis principios.
Jaejoong
abrió mucho los ojos y se apretó contra él. Lo deseaba, eso no podía negarlo.
— No
quiero confundir a los gemelos siendo el primer hombre que vean en tu cama
antes de casarnos — decidió.
— Muy
honorable por tu parte — bromeó él con
solemnidad — aunque podrías marcharte antes de que amaneciese…
— No
es tanto que sea honorable, como que aquí las paredes son de papel y tú a veces
eres muy… escandaloso.
Yunho
sonrió al ver que se ruborizaba.
— Mañana
no podremos vernos — le dijo él — Tengo demasiadas cosas que hacer.
— Pensé
que íbamos a ir de compras.
— ¿A
por mi vestido? Creo que eso puedo hacerlo solo.
— ¿Quieres
decir que me estás castigando por no permitir que me lleves de vuelta a la
cama?
El
brillo de los ojos de Jaejoong le dio la razón. Suspiró y rió después. Era
precioso. Tímido, luchador, cabezota, sexy. Inteligente, independiente… y casi
suyo.
Y
él tenía que marcharse de allí antes de quemar sus naves y contárselo todo.
¿Honorable?
No. ¿Despiadado, manipulador y calculador? Sí, era todo eso. Y también era un
cobarde por no arriesgarse a compartir con él lo que ya sabía.
Se
pasó los dedos por el pelo y echó la cabeza hacia atrás. Le dio las buenas
noches y se marchó.
Jaejoong
cerró la puerta y se apoyó en ella con una tonta sonrisa en la cara. Se fue a
su habitación con ella y durmió con ella, y cuando se levantó a la mañana
siguiente, seguía sonriendo. Después de llevar a los gemelos al colegio, se
pasó el resto del día corriendo de un lado a otro para arreglarlo todo para
poder marcharse a Seúl.
Cuando
volvió a casa, estaba tan cansado que se tiró en el viejo sillón, dejando caer
las bolsas con las compras a su alrededor. El teléfono empezó a sonar. Sonrió
porque pensó que sería U-Know quien la llamase, pero no era él.
— Está
bien — dijo Gummy sin más preámbulos — ¿Sabías que nuestro nuevo y estupendo
jefe tuvo un grave accidente de tráfico más o menos por la época en que tú le
quedaste embarazado de los gemelos?
Jaejoong
suspiró.
— Sí.
Hubo
una breve pausa antes de que Gummy murmurase:
— Eres
una caja de sorpresas, Kim Jaejoong. No pensé que supieras que su prometida
había muerto en ese mismo accidente. Supongo que te dejó para volver con ella,
¿no? No me extraña que se cayese desmayado cuando te vio, ¡debió de ser su
culpabilidad la que le dio el golpe!
Jaejoong
se sintió aturdido al recibir tanta información y tan traumática. Durante
varios segundos, pensó que él también iba a desmayarse.
— Venga,
Jaejoong… ¡Di algo!
— ¿Cómo
te has enterado de todo eso? — susurró.
— Todo
el mundo lo sabe en Mirotic. ¡Está hasta en Facebook! ¡Lo ha puesto allí la
vengativa Krystal!
El
teléfono volvió a sonar cinco minutos más tarde. Jaejoong seguía sentado en el
sillón. En esa ocasión, sí era U-Know.
— Jaejoong… —
dijo con urgencia. Lo sabía. Lo habían avisado.
— Te
odio — murmuró él, y colgó.
U-Know
había estado prometido con otra cuando lo había cortejado en Sapporo. Había
utilizado otro nombre para que no lo descubriesen y todo lo que le había
contado acerca de los dos nombres no era más que una maniobra para protegerse.
Le había mentido a él y había traicionado a su prometida.
¿Habría
sido ella también de una buena familia coreana, como U-Know? ¿Habría sido
guapa? ¿Habría sido agradable, dulce e inocente? ¿Habría muerto sin saber que
su prometido la estaba engañando?
Se
levantó del sillón y fue hasta donde tenía el ordenador. Cinco minutos más
larde estaba sentado a la mesa del comedor, mirando a la criatura más bella y
morena que había visto nunca. Tenía los ojos claros y su sonrisa era cálida.
Estaba al lado de Yunho, que la rodeaba con un brazo.
…Jung
Yunho, el hijo mayor y heredero del industrial coreano Jung Dongho, y Kwon BoA,
la única hija del industrial Kwon, celebrando su compromiso, que forja una
alianza destinada a conmocionar al mundo industrial…
No
quería seguir leyendo, pero no podía parar.
Había
fotografías y artículos acerca de la deslumbrante pareja, enlaces con noticias
acerca del accidente que no pudo evitar leer también. Hasta encontró una foto
suya con Yunho en un restaurante, seguida de un artículo en el que se decía que
Yunho tenía un amante cuando su prometida había muerto. Se hablaba incluso de la
existencia de los gemelos y que su aventura había comenzado en casa de Jun.
Aunque aquello no era cierto. Si Jaejoong hubiese conocido a Yunho a través de Jun,
lo habría sabido todo de él y no habría habido nada entre ellos, y, por lo tanto,
no habría tenido los gemelos.
Sintió
náuseas y corrió al cuarto de baño, pero no llegó porque alguien llamó al
timbre antes de manera insistente. Se obligó a ir a abrir la puerta, aunque no
quería ver a nadie.
U-Know
estaba allí. Parecía diferente, había tensión en su rostro.
— De
acuerdo — dijo enseguida — Debí habértelo contado.
Jaejoong
gimió e intentó darle con la puerta en las narices, pero él empujó la puerta, así
que Jaejoong se dio la vuelta y se marchó. Oyó que la puerta se cerraba
mientras él se ponía delante de la ventana.
Yunho
lo siguió, se detuvo en la puerta. Él lo recorrió con la mirada. Iba
impecablemente vestido, como siempre. Lo que veía era lo que había, pensó con
amargura, un depredador sexual con una vela despiadada que le llegaba a lo más
hondo.
Él
recorrió la habitación con la mirada, como si estuviese buscando algo. Parecía
enfadado.
— No
están en casa — le dijo Jaejoong — Si hubiesen estado aquí, no te habría
dejado entrar.
Él
miró el ordenador portátil que había encima de la mesa. Apretó los labios, se
acercó a el y vio lo que había en la pantalla.
Jaejoong
se abrazó con tanta fuerza que le dolieron las costillas.
— Me
dejaste para irte con otra mujer, y yo no lo sabía —
susurró.
— Lo
siento — murmuró él.
— ¡No
quiero que me digas que lo sientes! —
Exclamó Jaejoong, como un animal herido — ¡Sólo quiero que admitas que me has mentido!
— No
te he mentido — contestó él, cerrando
el ordenador.
— Ah,
se me había olvidado que no te acordabas de mí —
comentó él en tono sarcástico.
— ¡De
acuerdo! Sé desde la primera noche por qué me había olvidado de ti. ¡Te borré
de mi mente porque me sentía culpable, Jaejoong!
Jaejoong
se mareó al oírlo confesar la verdad. Y Yunho no parecía encontrarse mucho
mejor que él. Estaba rígido, tan sorprendido como él de su propia confesión.
— Eres
un cerdo.
— Sí.
— Teniendo
en cuenta cómo tratas a las mujeres, no me extraña que Krystal haya hecho lo que
ha hecho.
— ¿Qué
quieres decir?
— Ni
el infierno tiene la furia de una mujer despechada —
dijo él con sarcasmo — Era
tu amante antes de que apareciese yo. Debes de…
— No
era mi amante.
— Entonces,
¿qué era?
— Mi
ayudante. Mi…
— ¿Asistente
personal?
— ¡No!
Y deja de ser irónico — protestó con
impaciencia — Mi
relación con Krystal es sólo profesional. Está bien… —
suspiró — Sé que ella… siente
algo por mí. Por eso decidí ponerla a cargo de Mirotic, para que se le pasase
el… encaprichamiento mientras yo prestaba atención a otras cosas. A ella no le
gustó, pero aceptó el reto. Entonces volviste a entrar tú en mi vida y es
evidente que Krystal ha dejado que sus sentimientos ofusquen su sentido común.
— ¿Te
has acostado alguna vez con ella?
— No.
— ¿Has
querido acostarle alguna vez con ella?
— ¡No!
Si te digo la verdad, es una pesada. Cuando Donghae me dijo que te estaba
poniendo las cosas difíciles en Mirotic, decidí hacer algo más permanente con ella,
por eso la mandé a Seúl y le dije que se buscase otro trabajo. ¡Y ésta ha sido
su vengativa respuesta!
— De
acuerdo — susurró Jaejoong — Te creo.
— Gracias
— respondió él.
— ¡Pero
no pienses que te voy a perdonar! —
replicó Jaejoong al instante —Debiste
haberme contado lo de tu prometida.
—
Lo intenté varias veces,
pero… sabía que iba a dolerte. Y no podía predecir cómo ibas a reaccionar. Así
que decidí esperar a que estuviésemos casados antes de explicarte… lo de Boa —
ni siquiera podía decir su nombre sin tragar saliva antes — Y también tenía que pensar en lo que
era mejor para los gemelos.
— ¡Cómo
le atreves a meterlos en esto! — Gritó Jaejoong — ¡Y no creas que me has impresionado con
tus excusas! Desde el principio, las cosas siempre han sido como tú querías.
¿Qué pasa conmigo, con lo que yo quería?
— Tú
me querías a mí. Desde que me viste en ese maldito restaurante, Jaejoong…
Bueno, pues ya me tienes, atado, apuntalado y hasta envuelto de regalo. ¡Te
estoy dando lo que querías!
— ¡Eres
un engreído!
— Yo
también quería tenerte a ti. ¿Por qué vamos a negar que ambos queríamos lo
mismo?
— Yo
no quería ser la cruz que utilizases para salvar tu conciencia.
Y
lo odiaba por haberlo convertido en aquello. ¡Siempre lo odiaría por ello!
— ¿Sabía
tu prometida de mi existencia? — inquirió.
— No.
Aquello
lo alivió.
— Vino
a buscarme al aeropuerto. Pisamos un charco de aceite de camino a Seúl. Y ella…
murió después… — hizo una pausa antes
de añadir — Y
no creo que necesites saber más.
Jaejoong
asintió. Lo sentía por la pobre Kwon Boa. Hasta sentía cierta lástima por U-Know
y por lo que había perdido aquella noche. Una laguna de seis semanas de tu vida
no era nada en comparación con la imagen del accidente.
Dos
personas, un coche, aceite, dos cuerpos rotos… Se llevó la mano a la boca. Dos
vidas destrozadas entre el metal. Tres vidas más, la suya y la de los gemelos,
cayendo al agujero negro de la mente de Yunho.
— Ahora
no me extraña que me dijeras que no me conocías y que no me querías conocer
cuando te llamé.
Su
cerebro se había negado a permitir que lo recordase.
— Lo
que te dije aquel día fue, es, imperdonable —
aceptó — Sólo puedo alegar en
mi defensa que no me acordaba de ti. Y Boa… —
tragó saliva — Boa
y yo estuvimos en coma después del accidente. Ella no salió… yo sí…
Había
dolor en sus elegantes pómulos. Jaejoong reconoció la culpabilidad del
superviviente y le dolió por él, muy a su pesar.
— El
día que me llamaste fue el día que la enterramos… Fue, yobo, el peor día de mi vida.
Jaejoong
se dio la vuelta y se tapó la boca con la mano. Nunca se había sentido tan mal.
— Yo estaba
destrozado — continuó Yunho — Casi no era capaz de funcionar como ser
humano. No recuerdo haber borrado tus llamadas de mi teléfono móvil, y ahora sé
que luego las olvidé, como había olvidado todo lo relativo a ti…
Él
cerró los ojos, intentando no seguir sufriendo, pero no podía. Sufría por la
pobre Boa, por Yunho, por sí mismo y por los gemelos.
— Cuando
nos encontramos de nuevo…
— Por
favor — susurró Jaejoong — No sigas.
Había
oído suficiente, había entendido suficiente. Boa. la pobre Boa, había sido el
verdadero amor de Yunho y él la había engañado. Se había olvidado de él para
poder seguir viviendo. Eso no lo convertía en un hombre malo, sólo en un hombre
con defectos.
Durante
seis largos años, Jaejoong se había considerado una aventura para U-Know. Al
enterarse del accidente, y de que había perdido la memoria, había recuperado la
dignidad. Una dignidad que acababa de perder de nuevo. Si Kwon Boa no hubiese
fallecido en aquel maldito accidente, en esos momentos estaría casada con Yunho,
probablemente rodeados de hijos. Y él y los gemelos seguirían fuera de su vida.
En
su lugar, y debido a una trampa del destino, a él le había tocado el premio
gordo: casarse con U-Know. Un padre para sus hijos. «Qué suerte»,
pensó. «¿Acaso no soy yo el afortunado?».
En
comparación con Kwon Boa, lo era.
Miró
las bolsas que había en el suelo y volvió a sentir náuseas al pensar lo que
había en su interior: su vestido de novia. Un precioso vestido para Jiyool y un
conjunto para Changmin que esperaba que el niño encontrase adecuado para
asistir a una boda.
Una
boda.
Se
sintió tan dolido que le dio la espalda y cerró los ojos.
— Jaejoong…
Él
negó con la cabeza, en silencio.
— Quiero que te marches —
murmuró — Los gemelos no tardarán en llegar. Preferiría que no
estuvieses aquí cuando lo hiciesen.
Él
guardó silencio. Jaejoong se dio la vuelta y lo miró. Su expresión volvía a ser
arrogante. Echaba chispas por los ojos. Tenía los labios apretados. Todos los
músculos de su cuerpo estaban en tensión.
— Me
estás echando — dijo entre dientes.
— ¿Qué
esperabas que hiciese? — Preguntó Jaejoong — ¿Qué me lo tragase y continuásemos como
si no hubiese pasado nada?
— ¡Crees
que puedes quitarme a mis hijos!
— También
son mis hijos. Y no he dicho nada de quitártelos.
— ¡Pero
lo estabas pensando! — Replicó Yunho
enfadado — ¡Quieres castigarme!
¡Quieres echarme de tu vida!
— ¿Acaso
no es eso lo que hiciste tú conmigo hace seis años? —
Jae se dio la vuelta, se alejó de él.
— Márchate,
U-Know. Ahora mismo, no te soporto más.
Volvió
a llevarse la mano a la boca. Se dio la vuelta. Estaba destrozado, temblando,
con el corazón en un puño.
Se
hizo de nuevo el silencio. Delante de él, vio cómo las primeras gotas de lluvia
golpeaban la ventana. El cielo se había oscurecido mientras discutían, poniendo
fin a dos semanas de buen tiempo. «Los gemelos van a mojarse», pensó.
De
pronto oyó un ruido detrás de él, se puso tenso y se giró. Yunho estaba
acercándose con una expresión que no le gustaba nada. Impulsivamente, Jaejoong
se puso detrás del sofá porque algo en él había cambiado. Su actitud había
cambiado.
Sintió
que una corriente eléctrica lo recorría.
— ¡No
te atrevas a acercarte a mí! — le advirtió.
Como
si el sofá fuese a protegerlo. Yunho lo apartó y lo hizo retroceder hasta que
llegó a la pared que tenía detrás.
— ¿Qué
estás haciendo? — le preguntó,
levantando los puños para golpearle el pecho, pero él siguió avanzando hasta
que sus cuerpos estuvieron pegados.
Jaejoong
nunca lo había visto comportarse de manera tan amenazadora, nunca había visto
aquel extraño brillo en sus ojos. Se preguntó si debía asustarse. No estaba
asustado, estaba…
— Voy
a comprobar si de verdad no me soportas más —
murmuró, metiendo sus largos dedos entre su pelo para echarle la cabeza hacia
atrás.
— No
quiero…
No
pudo decir más porque Yunho lo hizo callar con sus labios y con la invasión de
su lengua. Las defensas de Jaejoong se tambalearon. Lo agarró por la pechera de
la camisa. Las piernas se le quedaron sin fuerza. Se retorció, su traicionero
cuerpo ardía de deseo por él. Su boca respondió al apasionado beso. «No
es justo», pensó, sintiéndose impotente mientras
se rendía.
Entonces
Yunho dejó por fin de torturarlo y levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.
— Puedes
seguir soportándome, yobo.
Lo
soltó, se dio la vuelta y atravesó la habitación.
— Estaré
esperándote mañana a las once y media para casarnos —
le dijo mientras colocaba el sofá en su
sitio con toda tranquilidad — No
llegues tarde.
— No
iré — replicó él, todavía temblorosa.
— Claro
que vendrás. No puedes permitirte no hacerlo. —
Él contuvo la respiración, lo miró a los ojos.
— ¿Qué
quieres decir?
Él
llegó a la puerta con aire arrogante, seguro de sí mismo. Se giró para mirarlo.
— Tu
sueldo mensual depende de mí —
le recordó — Y
tal vez lo que no sepas es que el precio de este apartamento, también. Si quieres que te lo confirme,
llama a Jun —
le sugirió — Él
te contará que compré su cartera de propiedades al mismo tiempo que Mirotic.
Jaejoong
dio un grito ahogado. Tuvo que apoyarse en la pared para no caerse.
— Supongo
que estabas deseando decírmelo desde el principio —
comentó.
— Todo
lo contrario. Habría preferido no tener que hacerlo —
sonrió con ironía — No
obstante, no tenemos tiempo para andarnos con rodeos mientras… curas tu orgullo
herido.
— ¿Qué
orgullo? No tengo de eso. ¡Tú me lo has arrancado!
En
ese momento, ni la pared fue capaz de aguantarlo. Le temblaban las piernas y
tenía el estómago revuelto. Dando tumbos, rodeó el sofá y se sentó en él,
haciéndose un ovillo como un perro herido.
— Mira…
— dijo Yunho suspirando — tenemos
que…
— Cállale.
Te odio. Vete — susurró él.
— ¡Cuando
uno rompe las reglas tiene que pagar por ello! Hace seis años, yo rompí las
reglas, pero has sido tú el que ha pagado por ello. Ahora, tengo que
resarcirte.
Estaba
hablando otra vez de la boda. ¿De verdad pensaba que casándose con él iba a
resarcirlo?
— No
pienso ser la cruz que lleves a cuestas para aliviar tu culpabilidad.
— No
me refería a eso.
— Pues
a mí me ha sonado así.
— Está
bien, lo diré de otra manera —
respiró hondo — Yo
rompí las reglas. Los gemelos han pagado por ello. Y quiero compensarles por
ello.
— Con
eso rematas todos tus insultos hacia mí.
Él
suspiró con el ceño fruncido. Su expresión cambió y Jaejoong no pudo evitar
preocuparse por él.
— No
te atrevas a desmayarte otra vez delante de mí, U-Know.
— No…
— Sí,
vas a desmayarte — dijo él haciendo un
esfuerzo y poniéndose en pie.
Vio
que se ponía tenso mientras se acercaba a él y lo agarraba del brazo. Un
segundo más tarde, se estaba apoyando en el marco de la puerta, aturdido.
— ¿Por
qué ha sido esta vez? — le preguntó Jaejoong
con recelo.
— ¿Por
tu dulce y cariñoso tono de voz?
— No
estoy para bromas. Necesitas sentarte…
— Lo
que necesito es que dejes de enfrentarte a mí.
— ¿Qué
quieres que haga? ¿Qué perdone todos tus pecados?
— Sí —
contestó él, mirándolo a los ojos — Te
has comprado el vestido, yobo. Y
sabes que, en el fondo, te importo — levantó la mano y le
acarició los labios — Ódiame
después, cuando estemos casados. Entonces me lo tomaré mejor.
Jaejoong
echó la cabeza hacia atrás para apartarla de su mano.
— ¿Cómo
puedo estar seguro de eso?
— Llámalo
instinto.
Lo
que estaba haciendo Yunho era aprovecharse de su comprensión.
— Te
juro por mi propia vida que no lo lamentarás —
le dijo poniendo una mano encima de la suya.
Él
la apartó y fue hasta el sofá, donde volvió a hacerse un ovillo.
— Piensa
cómo se sentirán los gemelos si te apartas de mí ahora.
Jaejoong
miró las bolsas de la compras. Y pensó en los gemelos. Lo necesitaban. Querían
lo que él les ofrecía. No podía quitarles aquella felicidad porque tuviese
problemas con Yunho.
— No
dormiré en tu cama — dijo casi sin darse
cuenta.
— Está
bien — contestó él, y después de
aquello, se marchó.
Jaejoong
se dio cuenta de que había sido una retirada táctica y se lamentó por haber
cedido.
Continuara
\\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no
les cuesta nada….
Gracias…
Oww, sabía que no podía ser tan perfecto, me rompió el corazón, me siento decepcionada de Yunho.
ResponderEliminarSaludos, espero estés bien, ojala actualices pronto, esperaré con ansias la continuación, no me imaginó que es lo que pasara 💜💕
no puedo creerlo como es posible que Yunho se porte así de mal con Jae yo creía que el lo amaba y que por eso quería casarse con el pero le a dejado claro que no es eso sino para quitar su culpa y eso no me gusta el pobre de Jae si que lo tiene acorralado y el lo chantajea como puede hacer Jae para irse y no casarse con Yunho y este se quede sin la oportunidad de fregarlo Yunho malo te arrepentirás por tratar así a Jae
ResponderEliminareso me pone mal decepción absoluta
Gracias
Yunho tantas mentiras y secretos siguen lastimando a Jaejoong, además de que lo pones en una situación difícil utilizando a los gemelos, solo espero que la situación mejore y todo se aclare así como el que los secretos se acaben..... gracias por la actualización espero ansiosa la continuación.
ResponderEliminarNo me imagine eso en realidad Yunho fue deshonesto y desleal desde el principio y Jaejoong y sus hijos son solo victimas de todo esto que pena esperaba mas de Yunho no lo crei capaz de eso y lo peor es que ahora se imponga en la vida de Jaejoong. Gracias por actualizar.
ResponderEliminarMe va a dar algo. Ahhhh lo q una hace x despecho. Carambola pobre jj. Este yun tan ahhh. Gracias x la actu. Besos
ResponderEliminarQue coraje que todo eso suceda un día antes de la boda! ( ̄^ ̄)
ResponderEliminartodo por la culpa de una bitch despechada ¬_¬
ahora ... Ira o no ira Jaejoong a la boda ??
Que nervios !!
Pero yunho aquel dia se iba con Boa? Dejaba a jae por ella? O sera q discutian acerca d sus sentimientos y paso el accidente? Ojala aclaren eso.
ResponderEliminarAmiga, hasta donde entendi. Yunho y Boa no alcanzaron a hablar de Jae porque paso el accidente, pero Yunhoo si tenia la intensión de terminar las cosas con Boa
EliminarYunho me decepcionas como es posible y esta aptitud que estas teniendo es imperdonable eres un chantajista usas a los gemelos Jaejoong realmente te ama no se que pensar de tus sentimientos Yunho u.u
ResponderEliminarEntonces Yunho fue un traidor, por eso su subconciente se negaba a recordar, haber ahoraque sucede.
ResponderEliminarGracias!!!
Una prometida Muerta... Demonios Yunho por donde lo quera ver él no tenía intenciones serias con Jae le ocultó su compromiso, lo borró por la culpa de ver a su promeida que lo amaba, muerta y sin saber que había sido engañada por un hombre que ella creía perfecto. Y ese aire de superioridad con que Yunho acorrala a Jae usando a sus hijo. No se vale Jae es el único que salie herido, y a Yunho parese importale comoensarlo para calmar su consiencia y su deber de padre.
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