Yunho
se miró el reloj y anduvo por el vestíbulo del ayuntamiento como un gato
enjaulado. Levantó la vista y miró a los hombres que había allí, observándolo.
— Como
digáis una sola palabra, os mato —
gruñó.
— Vienen
de camino — le dijo Lee Donghae — Hay mucho tráfico.
— Si
no estás seguro. Yunho, tal vez deberías pensártelo mejor.
— Tal
vez seas mi hermano y un buen médico. Yoochun, pero no tienes ni idea de lo que
estás diciendo. Así que guárdate tus opiniones para ti mismo.
Yoochun
levantó ambas manos y retrocedió.
Yunho
se dio la vuelta y siguió andando de un lado a otro. En cierto modo, su hermano
tenía razón, pero no podía leer sus pensamientos ni entender las emociones que
sentía, ni la urgencia con la que necesitaba que Jaejoong se casase con él.
Había
esperado durante seis largos años a que llegase ese momento, a que aquel joven se
convirtiese en su esposo.
— El
coche acaba de llegar — le informó Donghae en
voz baja.
Él
se giró y fue hacia la puerta, justo a tiempo para ver a su chófer ayudando a Jiyool
a salir del coche. Se le encogió el corazón al ver a su preciosa hija, que
parecía una princesa con aquel vestido rosa.
Eso
había sido gracias a Jaejoong, que había querido hacer el sueño de la niña
realidad, a pesar de no querer dicho sueño para él.
Después
salió su hijo, con vaqueros, zapatillas y una camisa de cuadros azules y rojos.
La umma de su hijo no había cometido el error de ofender la dignidad del niño
disfrazándolo con ropa de boda.
El
corazón se le encogió todavía más.
Y
todavía más al ver un par de bonitas piernas aparecer por la puerta del coche,
seguidas del resto de aquella bella criatura que iba a convertirse, a su pesar,
en su esposo. Iba vestido completamente de blanco y una chaqueta de encaje que
se ceñía a su delgada cintura. Calzaba unos zapatos blancos y se había adornado
el pelo con una sola rosa de color rosa.
Lo
vio levantar la vista, quedarse inmóvil, recorrerlo con la mirada con sus
intensos ojos negro. Y sintió que su cuerpo entraba en ebullición.
Jaejoong
se encontró clavado a la acera con una sensación general de calor. Desde allí
abajo observó a Yunho, que estaba en lo alto de las escaleras y parecía todavía
más alto de lo que era, más moreno, y diez veces más atractivo de lo que él
quería pensar que era. Iba con un bonito traje negro y elegante y una camisa
blanca que brillaba bajo el sol. Tenía los labios apretados con arrogancia y
firmeza, pero seguían siendo unos labios sensuales.
Tuvo
que bajar la vista para poder empezar a moverse. De pronto, sus zapatos le parecieron
demasiado frágiles para soportar la pesadez que sentía en las piernas. Los
gemelos ya iban corriendo escaleras arriba, hacia él dando gritos, esperando y
recibiendo la cariñosa acogida que ya se habían acostumbrado a obtener de su
parte.
Jaejoong
los siguió despacio, consciente de que no debía estar haciendo aquello, de que
no quería hacerlo, pero sin poder evitar seguir avanzando, como si Yunho lo
atrajese.
Jiyool
estaba dando vueltas para que la viese mejor, Changmin tiraba de una de sus
manos y le decía algo, algo que Yunho no debía de estar oyendo, porque tenía
toda su atención fijada en él. Y a él el corazón le latía muy rápido, sabiendo
que no debía sentir nada por él. Cuando llegó a la parte alta de las escaleras
y se vio obligado a levantar la barbilla para mirarlo, sintió que se ponía a
temblar.
Él
lo miró a los ojos. Le tomó las manos y se las llevó a los labios.
— Estás
increíble — le dijo.
Entonces
llegó Gummy corriendo, parecía nerviosa y le costaba respirar.
— Siento
llegar tarde. Hay un tráfico horrible…
Y
la llegada de su amiga salvó a Jaejoong de decirle a Yunho una estupidez, como «tú
también».
Yunho
hizo el papel de anfitrión y presentó a todo el mundo. Yoochun le dio la mano a
Jaejoong con firmeza.
— Es
un placer conocerte oficialmente por fin.
Jaejoong
se preguntó si se lo decía con sinceridad. Su sonrisa, su actitud e incluso su
tono de voz eran contenidos. ¿Acaso no tenía buen concepto de él? ¿La estaría
comparando con la bella Kwon Boa? ¿Estaría pensando en la relación que había
tenido con Yunho en el pasado mientras retiraba la mano?
Se
le secó tanto la garganta que no pudo ni tragar saliva. Consiguió sonreír a Lee
Donghae, pero le dolió la boca al hacerlo. Entonces apareció la funcionaría del
ayuntamiento y les pidió que la siguieran. Jaejoong pensó que se iba a desmayar.
Entonces.
Yunho pasó un brazo alrededor de su cintura y lo empujó hacia delante. Su
sonrisa era tan tensa que era evidente que sabía que Jaejoong seguía luchando
consigo mismo acerca de lo que iba a hacer.
— Mi
reacio esposo — murmuró con ironía
cuando su coche los llevaba hacia el aeropuerto.
Habían
dejado a Donghae y a Gummy en las escaleras del ayuntamiento, preguntándose
adonde ir a comer. El hermano de Yunho se había disculpado y había desaparecido
justo después de la ceremonia.
Jaejoong
se preguntó si la palabra ceremonia definía las frías promesas que se habían
hecho en treinta breves minutos que habían hecho que pasase de ser el simple Kim
Jaejoong, al súper elegante señor de Jung Yunho.
— Cuando
se te quebró la voz en mitad de tu declaración, pensé que alguien iba a
irrumpir en la sala para anunciar que no podías casarte conmigo —
bromeó Yunho.
Jiyool
había acudido en su ayuda, le había tirado del pantalón y le había dicho que no
había terminado la frase.
— Mira
cómo brilla tu anillo, umma — comentó Jiyool,
recordándole que los gemelos los acompañaban.
Eran
perfectos para evitar cualquier conversación adulta, pensó Jaejoong
sonriéndoles. Bajó la mirada a su anillo de compromiso, que estaba al lado de
la alianza. Cuando había ido a ponerle la suya a Yunho, le habían temblado
tanto las manos que a punto estuvo de caérsele al suelo.
Yunho
alargó la mano y les acarició la cabeza a los gemelos. No dijo nada. Jaejoong
levantó la vista y él siguió sin hablar, pero el brillo de sus ojos oscuros le
hizo sentir calor por todo el cuerpo.
Se
habían convertido en esposos, para bien o para mal, ya estaba hecho.
Y
el motivo estaba entre ellos, un niño y una niña con cara de alegría.
«¡Admítelo.
Jaejoong!», se dijo a sí mismo con impaciencia. «Al
fin y al cabo, y por mucho que hayas intentando luchar contra ello, estás
exactamente donde querías estar».
El
sol estaba empezando a ponerse cuando sobrevolaron una casa con jardín que hizo
que a Jaejoong se le cortase la respiración.
Para
llegar hasta allí habían utilizado el jet privado de Yunho, que los había
llevado hasta el aeropuerto Internacional de Icheon, en Seúl. Después se habían
subido a uno de sus helicópteros para viajar sesenta kilómetros más al sur y
llegar a la casa de campo de los Jung.
Los
gemelos estaban cansados después de tantas horas de viaje y no pareció
impresionarles la primera vista de su nueva casa.
Por
su parte. Jaejoong estaba empezando a darse cuenta del tipo de hombre con el
que se había casado.
— Bienvenidos
a la Villa Jung — murmuró Yunho cuando
hubieron aterrizado — ¿Qué
te parece? — le preguntó después a Jaejoong con
curiosidad.
— Es…
grande — fue lo único que pudo decir.
— No
es un castillo — comentó Jiyool
decepcionada.
— Parece
que hoy no consigo complaceros —
suspiró Yunho.
— He
visto una piscina enorme — dijo Changmin — ¿Podemos bañarnos ahora?
— Bueno,
tal vez pueda complacer a mi hijo —
añadió Yunho.
Abrió
la puerta, bajó y ayudó a descender a los gemelos, que echaron a correr como si
les acabasen de abrir la puerta de una jaula. Jaejoong sintió pánico al ver que
se alejaban.
— ¡U-Know,
ve a por ellos! — gritó alarmado,
intentando salir del helicóptero sin fijarse en lo alto que era.
Yunho
se dio la vuelta justo a tiempo para sujetarlo con sus fuertes brazos. Sin
pensarlo, Jaejoong puso los brazos alrededor de su cuello y se aferró a él.
— Sabía
que te arrojarías de nuevo a mis brazos en cuanto vieses mi casa —
comentó Yunho riendo.
— Muy
gracioso. Déjame bajar.
Él
dejó de reír. En vez de bajarlo al suelo, lo apretó más contra su cuerpo. Jaejoong
supo lo que vendría después y se agarró con fuerza al cuello de su camisa.
— Yunho,
no.
— Dios,
Yunho, sí — lo contradijo él. Atrapando su
boca con los labios.
Lo
besó con avidez y Jaejoong sintió que un escalofrío lo recorría. Con un gemido
sordo, de deseo, Yunho metió la lengua dentro de su boca, echando abajo todas
sus defensas y haciendo que apoyase la cabeza en su hombro, con el corazón latiéndole
a toda velocidad. Era horrible y maravilloso al mismo tiempo, porque Jaejoong necesitaba
tanto aquel beso que no merecía la pena seguir intentando engañarse.
Lo
deseaba. Estaba hambriento de él, confundido, loco y desinhibido, y le devolvió
el beso con toda la pasión que tenía dentro. Cuando Yunho se apartó, él tenía
los ojos llenos de lágrimas.
— Tenías
que haberme hablado de ella — le dijo.
— No
pude — respondió él con voz ronca — Ya te había hecho demasiado daño al
abandonarte. No podía volver a hacértelo hablándote de ella.
— La
querías…
— No —
negó él con firmeza — No
teníamos ese tipo de relación. Era mi amiga antes de ser mi prometida.
Decidimos casamos porque nuestras familias lo querían, pero… ¡Maldita sea! —
Murmuró — Era muy buena.
Jaejoong
se estremeció y se preguntó qué habría sentido Yunho por aquella mujer para
describirla sólo como buena.
— La
quería, pero no como debía haberla querido. Ahora lo sé, pero por entonces no
lo entendía — respiró
entrecortadamente — Ella
no necesitaba mi dinero porque tenía el suyo. No necesitaba que yo la elevase
de categoría social porque ya estaba a mi altura. No esperaba demasiada pasión
por mi parte y no le importaba que pasase más tiempo trabajando que a su lado.
— Si
me vas a confesar que hacíais el amor por obligación, no quiero oírlo —
le dijo Jaejoong.
— ¡Nunca
hicimos el amor! — exclamó él, dejándolo
por fin en el suelo y jurando en coreano.
Jaejoong
se quedó allí, temblando, mirándolo con incredulidad. Eso no podía creerlo,
conociéndolo como lo conocía.
— Antes
de marcharme a Japón, nunca habíamos hablado de anular nuestro compromiso —
continuó Yunho — pero
sí dijimos que emplearíamos ese tiempo que estuviésemos separados en pensar
acerca de ello.
— Eso
me parece una excusa barata.
— ¡Lo
sé! ¿Acaso crees que no soy consciente de ello? Utilicé esa excusa para
convencerme a mí mismo cuando llegué a Tokio y te conocí. Por eso me olvidé de
ti, para castigarme a mí mismo por haberte deseado más a ti que a ella.
— Entiendo
que te culpes de su muerte, pero…
— ¿Qué
dices? ¡Yo no la maté! Fue ella la que casi me mato a mí. ¡Ella conducía! ¿No
has leído todos los artículos que Krystal colgó en Facebook?
Jaejoong
negó con la cabeza.
— Temía
encontrarme con fotografías desagradables.
— Las
había — admitió Yunho — Tardaron horas en sacamos del coche. Yo
no recuerdo nada, sólo que Boa estaba tensa, distraída, contándome algo… —
se llevó un dedo a la frente — No
recuerdo el qué, pero sí su tensión. Yo también estaba nervioso porque tenía
que hablarle de ti, entonces… Dios — juró al ver que Jaejoong había
empezado a llorar — No
te pongas a llorar delante de mí, yobo
— le advirtió — O no seré responsable de lo que ocurra después, ni de dónde ocurra.
Jaejoong
controló sus lágrimas. Yunho murmuró algo más en coreano y luego se acercó para
besarlo de nuevo.
— Tú…
— Cállate —
le ordenó él, besándolo para que no hablase — ¿Es que no te das cuenta de cuándo un hombre está loco por ti? ¿No te
parece suficiente haber hecho que me desmayase a tus pies?
— Eso
fue porque te sentías culpable…
— ¡Fue
al verte! Al ver tus bonitos ojos negros fulminándome.
Todavía
estaban en la plataforma en la que había aterrizado el helicóptero. Ninguno de
los dos se había dado cuenta de que el piloto se había marchado, ni de que ya
no se oían las voces de los niños, ni de que desde las ventanas de la casa los
estaban observando con interés.
Entonces.
Jaejoong se acordó de los gemelos.
— Yunho,
los gemelos han desaparecido. —
Él retrocedió.
— Hay
todo un ejército de empleados en la casa, todos ellos capaces de vigilar a dos
niños, para que yo pueda ocuparme de lo que tengo aquí.
— ¿Y
qué tienes?
— Un
esposa. Mi pareja, encadenado en mí en más de un aspecto —
lo agarró con más fuerza para que fuese consciente de que, físicamente, era su
prisionero — Me
quieres. Estás tan loco por mí como yo por ti. ¿Por qué no cedes y me lo dices
para que pueda bajar la guardia y seguir adelante?
Jaejoong
arrugó la nariz sin dejar de mirarlo. Se mordisqueó el labio inferior. El
comportamiento de Yunho era descaradamente arrogante y confiado. Pero… había
algo más en él que lo perturbaba en esos momentos.
— ¿Seguir
adelante? — Él sonrió.
— No
te preocupes, no vamos a ir a una cama infantil con una colcha color rosa.
— ¡Te
acuerdas de todo! — exclamó Jaejoong.
— Humm.
— ¿Por
qué no me lo habías dicho antes?
— Porque
tenía que aprovecharme de tu lado más comprensivo hasta que te tuviese aquí —
le explicó él — Tenía
que permitir que pensases que me iba a desmayar cada vez que discutíamos.
— Eso
es…
— ¿Vil,
artero, apestoso? — sugirió Yunho.
— ¿Cuándo
lo recordaste todo?
— En
casa de Jun… — dijo él sin el más
ligero rastro de arrepentimiento — Luego
me pasé tres días encerrado en casa con mi hermano, durante lo que mi cerebro
me bombardeó con las imágenes que había olvidado. No obstante, no te lo dije
para que siguieses centrado en lo importante de verdad.
— Es
decir, en ti.
— Y
en lo que sentías por mí — añadió Yunho.
Los
niños se acercaron corriendo, con varios empleados de la casa persiguiéndolos.
De repente, parecían tan llenos de energía que Yunho suspiró.
— Supongo
que no querrás decirme que me quieres antes de que terminemos esta
conversación… — murmuró esperanzado.
«Antes
me lo tendrás que decir tú a mí», pensó Jaejoong.
— ¡Umma,
tienes que venir a ver lo grande que es la casa! —
exclamó Changmin.
— ¡Es
casi tan grande como un castillo! — Añadió su gemela
entusiasmada — Y
ellos… — dijo señalando a los empleados — no nos dejan meternos en la piscina.
— Yo
creo que no nos han entendido cuando les hemos dicho que sabemos nadar —
explicó Changmin.
— Yo
creo que sí — dijo Yunho — Ya te castigaré más tarde por tenerme
en vilo — añadió entre dientes dirigiéndose a Jaejoong.
— Eso
suena… interesante — le respondió éste. De
repente, notó que le levantaba del suelo.
— Perdonadnos,
pero tenemos una… tradición que mantener. — Jaejoong se
ruborizó, pero él sonrió a los niños.
— Vuestra
umma está… cansado. Voy a llevarlo a la cama. Si de verdad queréis bañaros,
utilizad la piscina cubierta climatizada, pero que os acompañen al menos dos
adultos, ¿de acuerdo?
Los
gemelos asintieron. Él asintió también, dio instrucciones a sus empleados y
luego se dirigió hacia la casa.
— ¿Hay
piscina exterior y piscina cubierta? — preguntó Jaejoong
sorprendido.
— ¿Estás
impresionado? — Él asintió.
— ¿Y
esa… tradición de la que has hablado? — inquirió.
— Tenemos
que negociar unos límites. Buscar un lecho conyugal. Y llevo un collar con un
diamante, asquerosamente ostentoso, pero muy sexy en el bolsillo. Además, tengo
que hacer cumplir otras tradiciones, pero ésas requieren ciertas palabras
mágicas para… ponerse en marcha.
Jaejoong
se abrazó más a su cuello y pasó la lengua por su labio superior. Él bajó la
vista para observar cómo lo hacía, luego volvió a mirarlo a los ojos.
Jaejoong
pensó que era tan sexy que casi no lo podía soportar, y el corazón se le
aceleró. Yunho dejó de andar. La tensión aumentó.
— ¿Y?
Todavía
estaban en el exterior, a unos pasos de la casa. Jaejoong se movió entre sus
brazos, apretándose más contra su cuerpo.
— Dilo
tú primero.
— ¿Lo
que quieres es que te sirva mi corazón en una bandeja, verdad?
— Humm —
dijo él asintiendo — Ya
ves, todavía no te he perdonado por lo que me dijiste hace seis años…
Se
refería a la llamada de teléfono. Yunho lo sabía, y sabía que iba a tener que
esforzarse mucho en hacerle olvidar aquello.
— Tienes
que saber, hermoso mío que esas palabras no salieron de labios de este hombre.
Aquel hombre desapareció hace seis largos años y no reapareció hasta que no
volvió a ponerlos ojos en ti. Si lo piensas bien, eso sí que es una declaración
de amor.
Jaejoong
pensó que tenía razón. Seis años antes, se había enamorado de Lee U-Know.
Cuando lo había llamado por teléfono, ocho semanas después, había sido otro Yunho,
diferente, roto, el que había contestado al teléfono.
— Está
bien, me parece justo. Yo también te quiero —
le dijo con voz temblorosa — Nunca
he dejado de quererte en estos seis horribles años. Me alegro de que hayas
vuelto a encontrarte a ti mismo, Jung Yunho, y, sobre todo, me alegro de que me
hayas encontrado a mí.
Su
expresión seria cambió con una sonrisa.
— Eso
se merece un premio — le dijo él.
— Humm —
murmuró Jaejoong — Eso
suena… interesante.
La
casa podía esperar. Jaejoong no se fijó en nada mientras Yunho lo subía por las
anchas escaleras. Ni siquiera se fijó en el esplendor barroco del dormitorio en
el que entraron, ni en la enorme cama en la que lo tumbó.
Sólo
veía al hombre que acababa de tumbarse a su lado, con un collar con un enorme
diamante en la mano.
— Te
voy a hacer el amor hasta que creas que te estás muriendo —
lo amenazó Yunho en un murmullo, con voz profunda, suave y sensual.
Jaejoong
separó los labios para pasar la lengua por el diamante.
— Sí,
por favor — accedió.
Fin
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Niñ@s un comentario no
les cuesta nada….
Gracias…
me encanto y aclaradas todas las dudas de Jae a darle duro a el amor que tienen muchos años que recuperar mientras cuidan a los niños ellos a disfrutar de su luna de miel
ResponderEliminarGracias por compartirlo me encanto y mas el final
Woooo que bonito q buen final todos contentos.... esa petición final ahhhh . Q súper por el jajaja. Gracias x compartir besos. Muy lindo.
ResponderEliminarMe encantó esta historia! !! Especialmente el final...aun que jae debería haber hecho sufrir un pico más a yunho...jejejejeje.
ResponderEliminarGracias por compartir con nosotras!
Espero que estés bien! Saludos!!!
Si Yunho hubiese hablado sinceramente desde el principio todo hubiese estado bien. Pero bueno es fic jajajajaja y tiene que haber drama. Me molestaba Yunho y mas Jaejoong, Yunho lanzaba comentarios desatinados, mentia y Jae estaba herido, pero nomas Yunho lo tocaba, Jaejoong se dejaba, feliz, incapaz de decirle no. Me molestaba q su relacion predomine la lujuria, la pasion, el deseo......porq yo considero q eso viene con la verdadera persona amada, pero sobretodo cuando hay respeto, me dejo entender. Cuando se suponia que Jaejoong debia ser fuerte y hacer respetar sus opiniones, no lo hacia, pues precisamente porq Yunho lo inquietaba sexualmente. No me gusto q Jaejoong tenga tan poca conviccion. A finales resulto que Yunho no amaba a Boa, pero la culpa estaba en el. Yo odio la infidelidad en todas sus formas, aunq aqui Yunho y Boa no se querian como pareja, si se querian como amigos. Odie la mentira de Yunho, su forma de proceder, de hacer las cosas y de imponer su voluntad. Yo en su lugar hubiera buscado la forma honesta, sincera y buena de hacer las cosas......pues eso jajajajaja eso basicamente, me gusto, si, pero como en todo fic habra cosas que te haraan molestar.....muchisimas gracias por todo, por subirlo continuamente, me gusto en verdad, a pesar de que me haya hecho rabiar jajajajaja. Un besote, mil gracias <3 :-)
ResponderEliminarjajajajaj Yosy con todo lo que escribiste se nota que la historia te tenia tramada, es bueno saber que te gusto y disgusto a la vez. A mi me pasa muy a menudo tambien ^_^
EliminarWaaaa!!! Qué bonito final!' Por fin juntos que cabezota Jae!! Debería tener continuación! :3 les viene una vida muy interesante :D gracias por compartir! Me encanto la historia :)
ResponderEliminarQue alegría que se perdonaron y casaron !! <3 <3 ahora son una linda familia y que crezca cada ve mas XD
ResponderEliminarmuchas gracias por la historia estuvo muy bonita ;)
Maricielo gracias por cada uno de tus comentarios, me alegra mucho de que te haya gustado la historia.
EliminarEspero que sigas disfrutando del resto de historias del Blog ^_^
La actitud de yunho tan presumida jajaja ese es su defecto pero jaejoong lo ama asi. El ama tambien a jae. Muy bonito el final. Gracias por compartirlo amiga *.*
ResponderEliminarMe gusto mucho,difíciles las personalidades del yunjae ,pero eso no fue un obstáculo para que se amaran ,gracias.
ResponderEliminarGracias Virginia por leer y Comentar, veo que estas muy juiciosa leyendo las historias. Me alegra mucho que te agraden.
EliminarUn abrazo ^o^
por fin todo aclarado para que puedan vivir felices con su familia su amor revivió y creció..
ResponderEliminarGracias
Hermoso final, aunque lleno de dudas que al final se aclararon y que les permitirá ser felices para siempre, con una familia que ira creciendo, porque de seguro Jae ya estaba embarazado otra vez, no se cuidaron, y con los gemelos fue a la primera, mas ahora que lo hicieron mas veces, jajaja....
ResponderEliminarMe encanto, gracias por compartirlo!!!
Sólo diré....😍😍😍😍
ResponderEliminarJae se rindió ante Yunho...😂😂😂
tu historia es bonita te felicito
ResponderEliminarPrecioso
ResponderEliminarExcelente final
Me ha gustado muchísimo
Que bueno que aclararon todo!!!
No hay forma se no quedar toda enamorada de la seguridad de Yunho sobre el amor que Jae le tiene. Me encató que lo presionara haciendo uso de la sensualidad que podía despertar en Jae. Que le hablara de Boa fue bueno porque Jae no va a tener que lidiar con el.fantasma de ningun recuerdo. Lo unico que me deja curiosa es la actitud de mi Chunnie con Jae, receloso y sin atisvo de simpatia. Pero bueno todo por apoyar a su Hyung.
ResponderEliminarLinda historia felicitaciones
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