A
Jaejoong se le olvidó cómo se respiraba. No había sido una broma. Yunho no
había sido ni siquiera irónico. Él sintió fuego dentro y se le contagió la
tensión que sentía él. Tensión sexual.
Levantó
la vista y vio que sus ojos ardían, haciendo que los suyos también se
oscureciesen.
Quería
decir algo cortante, despectivo, necesitaba decirlo, pero no le salían las
palabras. Él le había dicho unos minutos antes que quería besarlo de nuevo, y él
había preferido ignorar la advertencia. En esos momentos, se sentía como un
conejo atrapado delante de un coche que le iba a pasar por encima. Había
separado los labios para protestar, pero cometió el error de pasarse la lengua
por ellos. Como si él hubiese esperado exactamente aquella señal, él gimió y
levantó la mano para meter los dedos entre su
pelo.
Luego
agachó la cabeza y lo besó.
Después
de aquello, nada volvió a tener sentido para Jaejoong, que se dejó llevar por
las sensaciones. Soltó la toalla y se aferró a la pechera de su camisa,
clavándole las uñas en el pecho caliente y sólido y entregándose al apasionado beso.
Sólo
había pasado una noche en sus brazos, seis años antes, pero su cuerpo todavía
la recordaba con toda su fuerza e intensidad. ¡Era como si nunca se hubiesen
separado! A Jaejoong le latía con fuerza el corazón, le daba vueltas la cabeza,
todos sus sentidos estaban fuera de control. Se abandonó contra su cuerpo largo
y fuerte, se apretó contra él.
Yunho
estaba intentando evitarlo. Sabía que no debía estar haciendo aquello. No era
justo, no estaba bien. Además, seguía encontrándose mal, aunque había intentado
ocultarlo. Sintió que su ordenado mundo se desbarataba con aquella bella
criatura llamada Kim Jaejoong.
Intentó
apartarse, alejarlo de él, pero aquélla había sido una noche de experiencias
desbocadas, admitió mientras le acariciaba los hombros y lo abrazaba contra él.
Luego lo levantó del suelo y profundizó todavía más el beso.
Sintió
las duras puntas de sus pezones clavándosele a través de la camisa. Se dio la
vuelta y lo sacó del baño. Fue hasta su dormitorio y cayó con él en la cama.
Nunca había sentido algo tan fuerte por un docel. Nunca había deseado tanto a
uno. Él se arqueó bajo su cuerpo y él se puso de lado y notó que le temblaban
los dedos al intentar bajarle la cremallera del traje.
Este
se deslizó por su cuerpo, dejando al descubierto el cremoso pecho de Jaejoong,
que al notar el aire frío en sus pezones intentó entrar en razón.
— Yunho,
¡no podemos hacerlo!
Él
no debió de oírlo. Estaba como hipnotizado por sus pechos. Tomó uno de ellos
con la mano y luego acercó los labios. Y unos segundos después Jaejoong había
vuelto a perderse en el incontrolable deseo que sentía por él.
Le
desabrochó la camisa con urgencia y le acarició el pecho musculoso y él tembló
y murmuró algo contra su boca. A Jaejoong le sorprendió la fuerza de su propio
deseo. Dejó de luchar contra lo que estaba sintiendo, dejó de intentar ignorar
las sensaciones salvajes que le producían sus caricias. Estaba desesperado por
acariciarle todo el cuerpo. Apenas se sorprendió al darse cuenta de que, de
repente, ambos estaban desnudos. Él le acarició el vientre y luego siguió
bajando la mano, metiéndola entre sus muslos. Y él tembló y gimió y le pidió
con sus manos y su cuerpo que siguiese.
Y
eso que sabía que debía parar aquello, pero no tenía la fuerza de voluntad
necesaria para hacerlo y sus caricias lo estaban volviendo loco.
— Ah,
Dios, Yunho, por favor…
Él
se puso encima de Jae. Sus ojos ardían de pasión, respiraba con rapidez y gimió
justo antes de volver a besarlo. Luego lo penetró de un solo empellón,
haciéndolo gritar.
—
Ohhh Hananim — gimió él.
Y
Jaejoong sintió que las estrellas empezaban a estallar en su cabeza al notar
que se movía. Le clavó las uñas en los brazos, como si necesitase aferrarse a
él para seguir con vida. Fue tan insensato, tan salvaje, que cuando llegó al
clímax se puso tan tenso que Yunho tuvo que sujetarlo para que pudiese seguir
soportando su peso.
Después,
se quedaron tumbados, aturdidos. Jaejoong no quería pensar, no quería bajar de
la nube en la que estaba porque sabía que lo esperaba un buen golpe.
Yunho
estaba tumbado encima de él, abrazándolo, sin fuerzas. No debían haber hecho
aquello y unas imágenes extrañas flotaban por su dolorida cabeza. Era la
primera vez que perdía así el control, no sabía cómo había pasado, ni por qué.
Era como si otra persona se hubiese metido en su cuerpo.
Y
estaba volviendo a tener recuerdos, puertas que se abrían y se cerraban
violentamente en su mente. Gimió.
— Hananim — rió,
intentando quitar tensión al momento — ¿Acaso salimos en algún momento de la cama?
Jaejoong,
que seguía debajo de él, se sintió molesto por el comentario y lo empujó, se
incorporó y le dio una bofetada.
Luego
se quedó respirando entrecortadamente, horrorizado por su propia violencia.
—
¿Te estás refiriendo a la
única noche que pasamos juntos antes de que me dejaras? —
Le preguntó — Te
encanta comportarle como un machote, ¿verdad, U-Know? Te pasaste dos semanas
cortejándome y luego, después de una noche conmigo, con tu misión cumplida, me
olvidaste, me dejaste embarazado y te marchaste.
Yunho,
que se había dejado caer de espaldas a su lado, se tomó aquellas palabras igual
que se había tomado la bofetada, con tranquilidad. Y el hecho de que no
reaccionase sólo consiguió que a Jaejoong le entrasen ganas de golpearlo de
nuevo.
Pero,
en vez de hacerlo, salió de la cama con piernas temblorosas y buscó algo con lo
que taparse. Vio la camisa de Yunho tirada a un lado de la cama y se
estremeció, prefería que lo quemasen vivo antes de ponerse algo suyo. ¿Cómo se
había atrevido a hacer una broma acerca de lo que acababa de ocurrir? ¿Y cómo
había ocurrido? ¿Cómo había permitido que volviese a seducirlo? Tomó una
almohada de la cama y se tapó con ella. Sintió ganas de llorar. Se odiaba a sí
mismo y lo odiaba a él. Y casi no se tenía de
pie.
Hizo
acopio de fuerzas y empezó a recoger su ropa, negándose a mirarlo, negándose a
fijarse en que seguía tumbado, sin decir nada, con la mano de nuevo en la
frente.
Luego
fue hacia la puerta. Tenía que marcharse. Tenía que…
—
No puedo creer que te
hiciese eso. - Él se detuvo, tembloroso, en la
puerta.
—
¿No puedes creerlo o no
quieres creerlo? — replicó.
Sin
pensarlo, se giró a mirarlo y vio que estaba poniéndose en pie. Al ver su
cuerpo desnudo, sintió que se derretía.
¿Por
qué tenía que ser él, el único hombre que lo pusiese así?
—
Me parece, U-Know, que el
mayor problema es que no quieres conocerte a ti mismo, por eso me parece que tu
pérdida de memoria no es más que una farsa.
Él
levantó una mano con violencia para hacerlo callar. Jaejoong se quedó inmóvil y
vio cómo iba hacia una puerta y desaparecía tras ella, dejándolo solo y
disgustado por haber permitido que lo tratase así… otra vez.
Se
le escapó un sollozo y dejó caer la almohada antes de darse la vuelta y correr
hacia el cuarto de baño donde había empezado todo. Las luces le hicieron daño
en los ojos mientras se vestía. No había encontrado las medias, pero le daba
igual.
Sólo
quería salir de allí sin tener que volver a verlo. Al ir hacia la puerta se vio
en el espejo y las lágrimas llenaron sus ojos. ¡Parecía un borracho, con los
labios hinchados y las mejillas rojas! Estaba despeinado y tenía los ojos tan
oscuros que parecía que se había estado drogando.
Bueno,
en cierto modo, lo había hecho. Se había dejado llevar por la droga del sexo
irresponsable, y nunca se había sentido tan mal. Abrió la puerta del baño,
recorrió el pasillo y fue al salón con la intención de recuperar su bolso y
marcharse de allí.
Se
quedó inmóvil al ver a Yunho.
Estaba
al lado de un mueble abierto en el que había varias botellas y copas. Se había
puesto los pantalones y la camisa, pero no se la había abrochado del todo,
estaba descalzo y despeinado. Su rostro estaba pálido, pero sujetaba con fuerza
una copa en la que no había agua.
—
Whisky —
dijo, al captar la dirección de su mirada — He decidido que prefiero convertirme en un borracho antes de que vuelvas
a darme otro susto.
— No
va a haber más sustos — dijo él.
— ¿Eso piensas? —
preguntó él, pasándose la mano por el pelo — Intenta entrar en mi cabeza, yobo.
Es un campo de minas, de sustos y preguntas.
Dio
un trago a su copa.
En
ese momento, la personalidad de Yunho había vuelto a cambiar. Había sido el
ultra sofisticado hombre de negocios y el hombre encantador. Había sido el
hombre débil, el fuerte, el vulnerable y el apasionado. Y en esos instantes,
era cínico y distante. Era como si hubiese recuperado sus defensas.
Y
tal vez eso no fuese tan malo. Jaejoong deseó tomar su bolso y marcharse, pero
seguía pegado al suelo, preocupado, porque veía en su rostro que no estaba
bien, y estaba muy pálido.
—
Yunho, por favor, no te
bebas eso — murmuró con voz temblorosa — No creo…
—
Dime, ¿en qué fecha dices
que estuvimos juntos? — lo interrumpió.
—
¡Estuvimos juntos!
— De acuerdo, pues dime cuándo fue.
Jaejoong
tomó aire y le dijo la fecha. Yunho pareció estremecerse.
— ¿Durante
cuánto tiempo?
— Ya
te lo he dicho…
— Pues
repítemelo. ¿Durante cuánto tiempo?
Él
apretó los labios, tenía que traspasar la barrera de la vergüenza antes de
contestar.
— Dos
semanas.
— Dos
semanas — repitió Yunho. Luego se dejó caer
en la silla más cercana y se llevó la mano a la frente — ¿Quieres decir que concebimos unos
gemelos en sólo dos semanas?
—
No —
respondió él, acercándose también a una silla para sentarse — Tardaste dos semanas en convencerme
para que me metiese en la cama contigo, y sólo una noche en concebir a los
gemelos. A la mañana siguiente me dijiste que tenías que volver a Seúl. Me
prometiste que volverías en un par de días, pero no lo hiciste.
—
No pude volver. Tuve el accidente
y, al parecer, perdí seis semanas de mi vida.
—
¿Quieres parar ya, U-Know? —
Dijo él enfadado — ¡Tus
semanas perdidas no tienen nada que ver con esto!
Él
levantó la cabeza.
— ¿Cómo
puedes llegar a esa conclusión?
— También
te lo he dicho ya — gritó él — Te llamé a tu teléfono móvil. Casi no
me dejaste ni hablar. Me dijiste que no me conocías y que no volviese a
llamarte…
Yunho
se puso en píe.
—
Me diste calabazas —
continuó Jaejoong — En
otras circunstancias, me habría dado igual, pero estaba preocupado por mí y
por… los gemelos. Acababa de enterarme de que estaba embarazado e intenté
contártelo, pero me colgaste el teléfono.
—
¡No me acuerdo de esa
llamada! — dijo él enfadado. Lo miró a los ojos.
—
Esa conversación tuvo lugar
ocho semanas después de que me dejaras, Yunho. ¿No me dirás ahora que perdiste
la memoria durante ocho semanas en vez de seis?
Después
de aquel comentario sarcástico, se hizo el silencio y Jaejoong se preguntó por
qué se estaba molestando en repetírselo todo. De todos modos, él seguía sin
reaccionar.
—
Aunque no te acuerdes de mí —
continuó — cualquier hombre un
poco más sensible al menos habría barajado la posibilidad de que hubiese
existido durante esas semanas perdidas —
él había estado tan asustado, que casi le había suplicado que lo escuchase — pero a ti el tema no te interesaba lo
más mínimo, ¿verdad?
Él
siguió callado.
Jaejoong
pensó que debía de ser porque ya no podía seguir defendiéndose. Se levantó y
fue a por su bolso.
—
Hazme un favor y mantente
alejado de mí — balbució, tembloroso — Si decides que quieres tener contacto
con mis hijos, tendrás que pasar por mi abogado, porque no quiero que te
acerques a ellos.
Y
después de aquello, iba a marcharse. No iba a volver a mirar atrás.
Se
dirigió hacia la puerta y oyó que algo se caía. Se giró, sabiendo lo que iba a
ver, y se encontró con U-Know tirado en el suelo del salón.
Volvió
a repetir la acción del restaurante, se arrodilló a su lado casi sin darse
cuenta.
—
U-Know … —
lo llamó, alargando una mano temblorosa para tocarle la mejilla.
Estaba
muy frío.
Se
levantó y corrió hacia la cocina. Un minuto más tarde estaba de vuelta con un
paño húmedo y un vaso de agua que no servía para nada, ya que Yunho no había vuelto
en sí.
—
Venga, U-Know … —
lo alentó, llevando el paño húmedo a su frente y a sus labios. Lo tocó porque
necesitaba tocarlo, pero sin saber qué debía hacer para ayudarlo.
Pasó
otro minuto y él siguió sin moverse. Jaejoong pensó que tenía que llamar a un
médico, tal vez a una ambulancia. Buscó su bolso, que estaba tirado en medio
del salón. Estaba a punto de incorporarse para ir a buscarlo cuando otro
teléfono empezó a sonar. Miró hacía la chaqueta de Yunho, que estaba donde él
la había dejado al llegar, en el respaldo de una silla.
Sin
pensarlo, alargó la mano, tomó la chaqueta y buscó el teléfono en él.
—
Yunho, soy Donghae. Acaban
de llamarme de…
—
Oh, gracias a Dios — dijo Jaejoong
aliviado — Donghae, soy Jaejoong.
U-Know ha vuelto a desmayarse. Necesita un médico o…
—
Yo me ocuparé —
respondió Donghae, sin pedirle más explicaciones — En un par de minutos habrá alguien allí.
Jaejoong
se sentó al lado de Yunho y pasó los siguientes cinco minutos asustado,
abrazándose las rodillas con un brazo mientras apoyaba la otra mano en el pecho
de él, donde podía sentir el reconfortante latir de su corazón. Todavía no
había vuelto en sí cuando llamaron al timbre y se levantó a abrir.
Donghae
estaba en la puerta, con el hombre que habían visto en la entrada del edificio.
—
Este es Yoochun, el…
—
El hermano, sí. Ya lo sé —
lo interrumpió Jaejoong, sonriendo al otro hombre, que no le devolvió la
sonrisa.
—
¿Dónde está? —
preguntó éste bruscamente.
—
En… en el salón —
contestó él, sorprendido por su actitud. Él entró en el apartamento.
— Yoochun
también es médico — le explicó Donghae
mientras entraba.
Jaejoong
empezó a entender la brusquedad de Yoochun. La discusión entre los dos hermanos
debía de haber sido acerca del desmayo de Yunho en el restaurante. Alguien
debía de haber avisado a Yoochun para que lo examinase, pero Yunho debía de
haberle dicho que se fuera.
Siguió
a ambos hombres y se sentó en una silla del salón, desde donde observó cómo se
arrodillaban al lado de Yunho. A él el corazón le latía muy despacio. Le daba
la sensación de que estaba entrando en estado de shock, porque no sentía nada
en absoluto.
Incluso
cuando Yunho mostró signos de recuperación, siguió sin sentir nada. Lo vio
sentarse, sujetándose la cabeza con ambas manos. Su hermano le estaba diciendo
algo en voz baja y Yunho respondía en el mismo tono, en coreano. Los tres
hombres parecían saber lo que había ocurrido, aunque él seguía sin tener ni
idea. Sabía que lo que le había pasado a Yunho no era normal.
Entonces,
oyó que Yoochun le decía que tenían que meterlo en la cama.
De
pronto, Jaejoong se levantó, como si acabase de entrar en razón. Sin decir una
palabra, entró en la habitación de Yunho e intentó ordenarla un poco antes de
que entrasen los demás.
Encontró
sus medias y los calcetines de Yunho, y recordó que estaba descalzo.
Donghae
y su hermano debían de estar preguntándose por qué…
«¡Para
ya!», se dijo a sí mismo, intentando
acallar a su conciencia. Entonces, un sonido al lado de la puerta hizo que
levantase la mirada.
Yunho
estaba apoyado en el marco.
—
Veo que los dos estamos en
la misma longitud de onda, para variar… —
comentó al ver la habitación ordenada.
— Tienes
un aspecto horrible — contestó él,
incorporándose.
—
Me siento horrible —
hizo una mueca — Lo
siento. ¿He vuelto a asustarte?
A
él no le salían las palabras, así que tragó saliva y asintió. Luego, le dio la
sensación de que Yunho iba a caerse otra vez, así que se acercó y le pasó un
brazo por la cintura.
— Tienes
que meterte en la cama.
Él
le puso el brazo encima de los hombros.
— Sí.
— Voy
a llamar a tu hermano y a Donghae para que le ayuden…
— No,
les he dicho que se marchen.
— ¿Por
qué?
— Porque
su presencia aquí te incomodaba.
— ¿Y
qué más da eso? Tu salud es más importante que mi vergüenza. Hace cinco minutos
estabas inconsciente… ¡otra vez!
— Pero
ya no lo estoy — respondió él —aunque no sé si podré seguir en pie
mucho tiempo más, así que si me ayudas…
— Ah —
Jaejoong lo agarró con más fuerza — Vamos
a la cama.
— Es
la mejor invitación que me han hecho en todo el día…
— ¡No
te atrevas a hacer otra broma al respecto! ¿Sabes lo horrible que ha sido ver
cómo te caías? ¡Pensé que estabas muerto! Pensé que te había dado un infarto, o
algo y…
— De
acuerdo, de acuerdo — lo tranquilizó Yunho
— No llores, valiente Jaejoong.
Sólo ayúdame a llegar a la cama.
Él
apretó sus temblorosos labios y lo ayudó. Era cierto que era valiente. Aunque
sentado a su lado, en el suelo del salón, se había sentido impotente y asustado.
Al
llegar a la cama Yunho quitó el brazo de sus hombros y se dejó caer. Sin decir una palabra, Jaejoong apoyó una
rodilla en la cama para agarrar la colcha y taparlo.
— No
tengo frío — le dijo él, atravesándolo con la
mirada.
— Pues
estás frío — insistió él.
— Pensé
que no querías volver a acercarte a mí.
Era
una provocación, realizada con voz suave y ronca y que hizo que los músculos
del corazón de Jaejoong se agitasen como respuesta. Abrió la boca para insistir
en que no quería estar cerca de él, pero al final suspiró y se sentó a su lado
en la cama, bajando los hombros en señal de derrota.
— Cuéntame
qué te pasa — le pidió.
Él
estuvo callado tanto tiempo que Jaejoong pensó que se había dormido, pero
cuando giró la cabeza para mirarlo vio que lo estaba observando con aquellos
ojos injustamente cautivadores. Entonces se le hizo un nudo en el estómago
porque se dio cuenta de que seguía enamorado de él.
— Ellos
sabían lo que te pasaba. Donghae y tu hermano, el médico —
añadió — Lo vi en sus caras
cuando les abrí la puerta. Durante el noventa y nueve por ciento del tiempo
eres tan fuerte y vital que ni un tanque podría derrumbarte… —
sin darse cuenta, apoyó la mano en su pecho, encima de su corazón — pero te he visto desplomarte dos veces,
y frotarte la frente antes de que ocurra, como si…
— Me
doliese. Sí, me duele — terminó Yunho por él
— El accidente de tráfico me
dejó… una presión en el cerebro que aparece de vez en cuando.
— Entonces,
¿no soy yo la causante del problema?
Sonó
tan vulnerable al decir aquello, que Yunho suspiró y puso una mano encima de la
de él.
— A
veces duele mucho…
— ¿Tanto
que te desmayas… mucho?
— No.
De vez en cuando. Raramente. A veces tengo recuerdos, que vienen seguidos de…
— Un
desmayo.
— Sí.
— ¿Y
no se puede hacer nada para evitarlo?
— ¿Por
qué no hablamos mejor de los gemelos?
¡Los
gemelos…! Jaejoong tuvo que volver de nuevo a la realidad.
— Vaya —
dijo, poniéndose en pie de un salto. ¡Había vuelto a olvidarse de ellos! Se
miró el reloj — Es
tarde. Tengo que irme…
— ¿Para
relevar a la canguro? — preguntó él, otra vez
serio.
— Sí.
Jaejoong
miró a su alrededor e intentó recordar dónde había puesto sus medias para que
nadie las viese.
— Yoona
es muy buena, pero le prometí que volvería a casa sobre las doce…
— Como
Cenicienta.
— No…
como una umma soltero que valora a una buena canguro y no quiere abusar de ella.
Yunho
se miró el reloj y frunció el ceño, sólo faltaban quince minutos para las doce
de la noche. Se destapó y fue a incorporarse.
— Yo
te llevaré…
— ¡No!
— Gritó Jaejoong — ¡Quédate donde estás! Llamaré un taxi… -
Él lo miró como si le hubiese ofendido.
— ¡O
te llevo yo, o aceptas que le lleve mi chófer!
— Está
bien, que me lleve tu chófer, pero no hace falta que grites.
— ¡Gamsahabnida!
— dijo él entre dientes, alargando la mano para tomar
un teléfono que había al lado de la cama.
Marcó
un número y le dio la espalda.
Para
él aquel gesto fue como otro rechazo, así que salió de la habitación. Cada vez
que tenían una conversación, pasaban de estar tranquilos a montar en cólera sin
más preámbulos. En esos momentos, ya no sabía lo que pensaba, ni por qué estaba
esperando en el pasillo mientras él hacía la llamada.
Cuando
lo vio aparecer, no pudo evitar preguntarle:
— ¿Seguro
que estarás bien solo?
— No
me hagas parecer tan patético — replicó Yunho — Y deja de mirarme con esos ansiosos
ojos de color ónix, porque me excitas. Haz algo sensato, márchate, Jaejoong.
Le
abrió la puerta y se quedó allí, esperando a que saliese.
Así
que él se fue, con los labios apretados, temblando. Yunho se quedó en la puerta
y lo observó hasta que las puertas del ascensor estuvieron cerradas. Entonces, Jaejoong
abrió la boca y permitió que sus labios temblasen, y dejó que los ojos se le
llenasen de lágrimas.
Continuara
\\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no
les cuesta nada….
Gracias…
Jaejoong cayó mas rapido de lo que pense me preocupa lo que tiene Yunho parece grave espero que recupere sus memorias y que pueda conocer a sus hijos gracias por la actualizacion.
ResponderEliminarJae sigue tan enamorado de Yunho como el inicio pero no le puede perdonar su abandono y no le cree lo de el accidente y esas secuelas que Yunho le quedaron me tienen intranquila por que no se si sean de cuidado o le este pasando esto seguido por la impresión de haber encontrado a Jae y le pasen por eso seguido y si esto le seguirá pasando o terminara en algún momento y ya espero que Yunho conozca a sus hijos y si este encuentro traerá otro bebe Jae si que se preocupara pero Yunho pegara brincos de alegría aunque Yoochun si que le molestara lo que esta pasando
ResponderEliminarGracias por compartirlo
Me alegra y a la vez me molesta que Jaejoong se haya dejado llevar asi de rapido. Yunho tiene un comportamiento raro.....sus comentarios a veces no hace gracia a como esta en realidad la situacion. Ha perdido 6 años! Dejo embarazado a Jae y tiene dos niños....eso de por si es muy serio. Tambien su enfermedad o secuelas de su accidente. Si esto continua asi, no se como puedan llevar una buena comunicacion por los bebes, deben dejar de pensar con el cuerpo.....y ponerse a pensar en los bebes <3 :-) muchisimas gracias :-)
ResponderEliminarLo sabia algo asi tenia q haber pasado para q yunho dejara a jae pero igual tienen q aclararse algunas cosas.
ResponderEliminarRecien poniéndome al dia amiga gracias por los caps
Lo sabia algo asi tenia q haber pasado para q yunho dejara a jae pero igual tienen q aclararse algunas cosas.
ResponderEliminarRecien poniéndome al dia amiga gracias por los caps
Parece muy graves los problemas que yunho tiene T___T se llagara a morir por eso ?? NOO... Mejor no pienso en cosas feas...
ResponderEliminarPor lo menos Yunho ya sabe de sus bebes y Jae, el por que Yunho nunca regreso... Que interesante ...!
Bueno el calor del amor de parte de Jaejoong esta pero Yunho aun no lo recuerda completamente
ResponderEliminarDios que le pasa a Yunho será grave espero qué no y pueda conocer a los niños gracias
ResponderEliminarQue feo lo que le pasa a Yunho, pero debe ver a sus hijos. Debe conocerlos y asi reconocer su parecido con él.
ResponderEliminarGracias!!!
Oh si¡¡¡ por supuesto que el guapo hermano de Yunho tenía que ser Mi Chunnie¡¡¡aigooo es su medico¡¡¡ me da la impresión de que no le agrada Jae. Me gustó que Jae le pusiera las cosas serías a Yunho poniendo ley de por medio en cuanto a que quiera ver a los niños, pero me desepcionó terriblemente siendo bedil cuando ya había sonado tajante. La reacción de Yunho al enterarse de su paternidad fue tan insencible... aunque creo que es porque lo que tiene es serió y bueno veamos que pasa. Yo estoy saque y saque congeturas jajja
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