Yunho
se anudó la corbata azul oscuro que añadía el toque sobrio a su camisa color
carbón y a sus pantalones ajustados negros. La imagen que le devolvió el espejo
fue totalmente sombría. Parecía como si fuese a asistir a un funeral. Ése era
su pensamiento mientras bajaba a cenar.
El
funeral de sus esperanzas.
Jamás
en su vida había tenido tan pocas ganas de comer, pero había que pasar por
encima de los sentimientos. Puede que los coreanos fueran famosos por su
naturaleza volátil, pero los Jung jamás dejaban ver sus sentimientos en
público. Los dolores tenían que guardarse dentro. Había que guardar las
apariencias.
Esa
noche tenía que ofrecerle a Jaejoong su libertad.
Mientras
viviera no olvidaría el momento exacto en que habían muerto todas sus
esperanzas.
Había
sentido el corazón lleno de amor por Jaejoong, el eomma de su hijo, un corazón
palpitante de alegría ante la anticipación, con el recuerdo de la pasión que
habían compartido la noche anterior, y había ido a su habitación para pedirle
perdón y convencerlo para que volviera a amarlo.
Él
había estado sentado en la cama. En su ausencia, había regresado a la ropa con
la que, obviamente, se sentía cómodo, dejando de lado la ropa de diseño. Estaba
hablando con el hombre con el que se había ido a vivir antes de que él lo
hubiera obligado a marcharse.
La
realidad finalmente había golpeado su conciencia al oír su frase: «No te sientas así, JongSuk. Es el padre de
mi bebé. ¿Qué otra cosa podía hacer en mis circunstancias? Arreglaré las cosas
por ti, no te preocupes».
Al
repetir esa frase en su cabeza, un torrente de celos recorría su cuerpo hasta
alojarse en su corazón. Pero ése no era el asunto. El asunto que importaba era
el modo en que él se había comportado.
No
tenía ningún derecho a pedirle nada. Las circunstancias en las que se
encontraba no le habían dejado otra opción más que hacer lo que él decía. Él no
tenía ningún derecho a obligarlo a dejar su país, a sus amigos, al hombre al
que probablemente amara. No tenía derecho a tratar de hacerlo encajar a la
fuerza en su mundo, convirtiéndolo en la idea de lo que el eomma de su hijo
debería ser. Y había creído lo peor de él, despreciando sus declaraciones de
inocencia. Incluso cuando había empezado a tener sospechas sobre JiHyun, no las
había compartido con él.
Había
ido de mal en peor.
Él ya
estaba en el comedor. Él decidió que no dejaría que se notase su dolor en sus
ojos y lo saludó con frialdad, tomó asiento frente a él, al otro lado de la
mesa y sacudió su servilleta.
Esa
noche Jaejoong estaba especialmente guapo. ¿Sería porque era eso lo que se
esperaba de él? Había desaparecido la ropa informal que seguramente habría
preferido para la ocasión. Iba vestido con un traje de Milán. Un atuendo de
seda que resaltaba el color de sus ojos y dejaba sus brazos al descubierto.
Yunho
desvió su atención hacia la comida, que acababa de ser servida, ignorando el
vino. No pensaba dejar que se le soltara la lengua. Por su comportamiento y su
desconfianza, había renunciado a cualquier derecho a hablar sobre su amor y a
pedirle una segunda oportunidad.
Jaejoong
estaba masticando algo que no podía tragar porque tenía la garganta cerrada. Yunho
iba vestido de forma austera y parecía extremadamente serio. La sobriedad de su
ropa parecía ideal para una ocasión tan especial.
Y
tenía que sentirse agradecido por ello, suponía mientras notaba las lágrimas en
los ojos. Si él hubiera mostrado la más mínima señal de que recordaba la pasión
que habían compartido la noche anterior, si hubiera mostrado una pizca de
calidez, él se habría sentido totalmente destrozado, incapaz de pasar por lo
que sabía que vendría después.
Tras
haber colgado el teléfono a JiHyun, se encontraba en estado de shock y ya no
quería ir a buscar a Yunho. Se había quedado al borde de la cama tratando de
ordenar sus pensamientos de alguna manera.
Yunho
estaba loco por su hijo, así que había hecho el esfuerzo de pedirle a él que se
casara con él para legitimar al niño. Él había dicho que no. Y seguro que esa
prometida suya se habría sentido aliviada.
Aquella
mañana debía de haberse levantado horrorizado. Había traicionado a la mujer a
la que realmente deseaba como esposa no una, sino dos veces. Así que había ido
corriendo a su lado y su sentido del honor lo habría hecho confesar, poner
punto final al compromiso, porque tenía una obligación con su hijo y porque el
eomma del niño lo había recibido en su cama con ansia. Parecía que él le había
hecho cambiar de opinión sobre el matrimonio.
No era
de extrañar que tuviese un aspecto tan sombrío durante la cena, pensaba Jaejoong
mientras daba un trago al vino para ayudar a pasar la comida. Y todo era por su
culpa. De algún modo iba a tener que arreglar las cosas.
Cuando
se llevaron su plato y colocaron otro en su lugar, Jaejoong se echó hacia
atrás. Ni siquiera podía mira la comida que le habían servido, y mucho menos
intentar comerla.
― Como parece que ninguno de los dos tiene
hambre ― dijo Yunho poniéndose en pie ― Sugiero que tomemos el café fuera.
Sin
saber qué decir, Jaejoong se puso en pie sintiendo como si su estómago
estuviese en caída libre para luego recuperarse y colocarse en su garganta.
Había
llegado el momento de la verdad. Tendría que soportarlo, porque lo amaba más
que a su vida y quería que fuese feliz.
Necesitaba
saber que era feliz, viviendo la vida que él y JiHyun habían planeado para los
dos, no una vida que le había sido impuesta.
Él
tenía que mentir como nunca en toda su vida había mentido. Decirle que lo de la
otra noche no había significado nada y que no se casaría con él. Le juraría que
él y Changmin desaparecerían discretamente y que él podría ver a su hijo
siempre que quisiera. También le instaría a decirle a JiHyun que podía estar
segura de que él nunca le exigiría nada, que sería invisible. Si la otra mujer
estaba tan dolida por la ruptura como le había dado la impresión por teléfono,
entonces podría olvidar y perdonar la infidelidad y considerarla como algo que
jamás volvería a repetirse.
El
café estaba esperándolos fuera, situado en la mesa donde, esa misma mañana, él,
Changmin y Minette habían desayunado a la luz del sol. Entonces él se había
sentido completamente feliz.
― ¿No te sientas?
Sintiendo
un enorme nudo en la garganta, Jaejoong se sentó en la silla que él le ofrecía.
Yunho le había hablado, pero sabía por el tono frío y distante de su voz, que
ya lo había dejado fuera.
Se
sentiría asqueado consigo mismo. Rendirse a la lujuria animal y primaria no era
algo especialmente admirable, algo de lo que estar orgulloso, pero su error, olvidando
tomar la píldora, había significado que Yunho tuviera que mirar a su futuro de
forma diferente, con una persona diferente de la que realmente deseaba.
― ¿Tienes frío? ― preguntó
Yunho al notar que la mano de Jaejoong temblaba al agarrar la taza, sentado
enfrente de él, lo suficientemente lejos. No estaba seguro de poder resistirse
a tocarlo si se sentaba más cerca.
― Estoy bien ― contestó él pasándole su
taza, deslizándola sobre la superficie de la mesa. Jaejoong sabía que sonaba
como si la estuvieran estrangulando.
Observó
a Yunho y lo vio exactamente como lo que era: un hombre que se había
comprometido con su deber. No podía posponerlo por más tiempo. Tenía que darle
libertad para estar con la mujer que había asegurado que estaban hechos el uno
para el otro. Él lo amaba y no podía soportar la idea de haber arruinado su
vida.
Tomó
aliento tratando de que su corazón recuperase su ritmo normal y que su boca
dejara de temblar. Hasta que no consiguiera eso, no sería capaz de decir su
discurso y sonar convincente al expresar que se alegraba de romper cualquier vínculo
entre ellos, excepto lo que tuviera que ver con su hijo.
― Pues no lo parece ― añadió
Yunho. Parecía estar a punto de echarse a llorar. ¿Serían los efectos
secundarios de la conversación que había tenido previamente con el hombre con
el que quería estar? Una conversación que, sin duda, le habría recordado la
vida que él y ese tal JongSuk habían planeado en común. No podía echarle en
cara que hubiera hecho el amor con él la noche anterior. Él no podía decir nada
mejor de sí mismo.
Durante
todo su compromiso con Jun JiHyun, había
sido libre de tener una amante, con el consentimiento de su prometida, porque
en sus círculos, tales tratos eran totalmente aceptables. Era una libertad que
tenía y que había aprovechado al conocer a Jaejoong.
― No te mantendré aquí mucho tiempo ― dijo
él de pronto― Aquí fuera
tenemos privacidad garantizada. Si tienes frío, iré por algo para taparte ― lo
único que quería era tener la libertad para tomarlo en sus brazos, abrazarlo.
Él
negó con la cabeza, y estaba a punto de decir su discurso cuando Yunho lo
interrumpió y comenzó a hablar.
― Eres libre de marcharte cuando desees. Me
equivoqué al insistir en que dejaras tu tierra. Puedes volver con Changmin a
Inglaterra, si eso es lo que deseas. Naturalmente, exigiré un régimen de
visitas razonable y os ayudaré a ambos económicamente. Sin embargo... me
gustaría pensar en ti y en mi hijo viviendo en el campo, con el aire limpio y
puro. Yo pagaré el dinero necesario para que podáis permitíroslo.
― ¡No hay ninguna necesidad de pagarme nada! ― contestó
él exaltado. Ya era bastante que aceptara darle libertad e irse con la mujer a
la que deseaba. Él ya había decidido por los dos y había convenido que un
compromiso roto era un precio demasiado alto que pagar por su hijo.
Olvidando
la última noche, él habría dado lo que fuera por escucharlo decir esas
palabras, aunque sólo fuera por ahorrarse el dolor de tener que vivir con un
hombre que nunca lo amaría. Trató de ponerse en pie, pero volvió a sentarse
cuando Yunho dijo:
― Te lo debo, Jaejoong. No pienso discutir si
voy a pagarte o no. Aunque hay otra opción. Mi oferta de matrimonio todavía
sigue en pie.
Jaejoong
sintió como si su corazón hubiese estallado de dolor y se le puso la cara
blanca mientras trataba de respirar. Había pasado casi todo el día en un estado
de increíble felicidad, convencido de que podrían tener una vida magnífica en
común, convencido de que aceptar su oferta de matrimonio era lo correcto para
ambos, viviendo en un cuento de hadas absurdo. Él había creído que Yunho era un
hombre libre. Pero no lo era.
Levantó
los ojos para mirarlo y sintió cómo le temblaba la boca. Él le estaba poniendo
su futuro a su disposición y él jamás lo había querido tanto.
Sólo
tenía que decir la palabra mágica y él aceptaría seguir adelante. Su sentido del
honor se ocuparía de eso. Era el honor el que se había encargado de recordarle
esa segunda opción. Había debido de tener mucho coraje para decir esas
palabras.
Él no
podía hacerle eso, y no lo haría.
Ponerse
en pie le costó un gran esfuerzo. Conseguir encontrar la voz para hablar fue un
esfuerzo mucho mayor.
― ¿Te importa ocuparte de reservar el vuelo?
Teniendo en cuenta que me gustaría marcharme con Changmin lo antes posible.
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Noooo (mi corazón se rompió en este capítulo) esos malos entendidos y la llamada de esa bruja lo estropearon todo.
ResponderEliminarGracias por la actualización
nooooooooooooo por dios piensa bien un poco mas se feliz con la familia que deseas tener con tu yunho esa loca lo bino a arruinar todo
ResponderEliminarGracias
No por favor hablen,no se separen sin hacerlo,esa bruja logro amargar a Jae.No supongan nada hablennnn...gracias
ResponderEliminarNooooo otra vez las cosas estan mal por culpa de los malentendidos deberian de hablar claramente,Yunho debido a esa llamada tuvo una idea equivocada y Jae por culpa de esa JiHyun arruino todo,ahora que pasara???
ResponderEliminarNOOOOOO.... CONCHALES ESOS ORGULLOS QUE ESTAN CIEGOS PARA VER Q SE MUEREN POR DENTRO Y NO ES LO QUE QUIEREN DECIR LO QUE SALE DE SUS BOCAS... AHHHH NOOOO ESA BRUJA XQ NO DEJA EN PAZ A JAE... COMO CONSIGUIO SU NUMERO AHHHH.... MALAMALA... VAS A QUEDAR FEA Y PELONA...PORSERTAN MALA... TU TE BUSCASTE QUE TE TERMINARAN... YA RESPIRE.... GRACIASX COMPARTIR..
ResponderEliminarYunho y Jae ojalá tengan la oportunidad de expresar sus verdaderos sentimientos y aclarar todo antes que se vaya Jae, y todo es por no decir las cosas como son y no con creo...
ResponderEliminarGracias!!! pues
Otra vez las intrigas :'( parece q todo se va arreglar y de nuevo pasa algo q los separa. Q cólera me da.
ResponderEliminarAmiga gracias por actualizar. Ahora si a dormir siendo las 3 am aca o.o
Por qué??? Ambos, por una vez en su vida deberían ser honestos y decirse lo que pasan, esa mujer intrigosa aaaaiishh. Y Yunho, ahí esta ese magnifico hombre inteligente que segyn el "no trabaja con supuestos sino con hechos" sacando supuestos que le lian la vida¡¡¡ Jae le dió un perfecto "A que me detienes por que no puedes vivier sin mi" al encargarle la reservación del vuelo. No dejen que los separen otra vez¡¡
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