― Gracias a los dioses, que todavía no es su tiempo.
Oí las palabras momentos antes de que finalmente lograra abrir
mis ojos.
La luz silenciosa me rodeaba, pero todavía me tomó un tiempo
para reconocer la cubierta superior de mi tienda. Volví la cabeza lentamente
hacia un lado. Eunhyuk me miraba expectante.
― ¿Qué...? ―
intenté, pero mi voz estaba demasiado ronca para continuar.
Mi mejor soldado cogió una taza de agua y la llevó a mis labios.
A medida que la frescura se deslizó por mi garganta, gemí con alivio, sólo
ahora reconociendo de uno de los dolores tan simple como la sed.
― Fue herido hace tres días mientras hablaba con el Rey Jaejoong. Los
curanderos han hecho todo lo posible, pero incluso ellos no estaban seguros de sí
sobreviviría esta vez.
Me devanaba pensando en ello, tratando de encontrar la situación
de la que habló de entre mis pensamientos dispersos, pero nada de eso flotaba a
la superficie y me decidí a tomar su palabra.
― ¿Alguien ha hablado con el Rey Jaejoong acerca de mí?―, susurré, incapaz de hacer más que eso.
― No, mi Rey. Desde la batalla, hemos estado bajo la barrera. La
frontera es segura pero no hemos tenido ningún contacto con el palacio.
― Entonces mi marido ya debe estar en camino ―. Suspiré, no queriendo a Jae tan cerca
de la batalla de nuevo. Incluso pensé en nuestros hijos, pero yo confiaba en
que Jae los dejaría en buenas manos. El palacio era un lugar diferente en estos
días.
― Supongo eso. Lo último que vio fue a usted siendo herido en el campo
de batalla ― Eunhyuk
murmuró en voz lo suficientemente alta sólo para que lo escuchara.
― ¿Qué? ― Me
incorporé para sentarme cuando un tremendo dolor me atravesó y caí hacia atrás,
jadeando.
― ¡Maldito impaciente! Ha desgarrado la herida de nuevo ― Eunhyuk gritó llamando a los curanderos
que de pronto pululaban a mí alrededor como moscas.
― ¿Jae vio? ― pregunté, entrando en
pánico.
― Sí ― Hizo una pausa, como si mordiera
las palabras. ― Estabas hablando con el Rey Jaejoong cuando un Riki llego por tu
espalda. Sólo acabaste de voltear y te corto abiertamente desde el hombro hasta
el muslo. El portador de la magia que echo la nube había muerto momentos
después de ti y la conexión se cortara. Los demás levantaron la barrera de
inmediato y hemos estado a salvo y recuperándonos desde entonces.
― Eso no es bueno, no es bueno en absoluto ― gruñí durante otra puñalada particularmente viciosa de dolor.
― No hay mucho que se pueda hacer de cualquier manera. No me
preocuparía ―
dijo de modo tranquilizador.
Resoplé a través de una risa torturada.
― Tú has conocido al Rey Jaejoong mientras estaba dando a nuestros
herederos. ¿Te parece como alguien que se cruce de brazos y no haga nada? ― Miré a Eunhyuk con mis cejas levantadas.
― Es un poco terco ― dijo distraídamente,
y luego añadió, ― y ruidoso.
― Si él lo es. Pero eso era su imagen pública en su mayor parte. En
privado, el Rey Jaejoong es una fuerza a tener en cuenta. Me preocupa que
podría haber quemado la mitad del castillo si perdiera el control de su magia.
Algo fácilmente posible si él me considera muerto ― Volví a suspirar. ― Los dioses saben con lo que podría haber amenazado a Riki.
― No hay manera incluso para nosotros de establecer contacto con Riki ― Eunhyuk añadió pacientemente.
― Donde hay determinación probablemente hay un camino. El Rey
Jaejoong no es alguien a subestimar ― en
cualquier situación.
― ¿Qué es eso? ― Eunhyuk de repente se volvió y miró a su alrededor.
― ¿Qué? ― Nada parecía diferente,
salvo la leve dificultad para respirar pero esto podría haber sido debido a mis
lesiones.
― El aire parece más pesado, lleno de estática ― dijo.
Luego vi los destellos brillantes pasar a través, algo que yo
llamaría bonito. Un fuerte crujido rompió a través del aire, me sobresaltó, luego
otro, y yo podía oír el pánico fuera incluso antes de que uno de los portadores
de la magia irrumpiera en la tienda.
― Perdóneme, mi Rey ― Hizo una
reverencia tan baja que pensé que se caería. ― Pido disculpas por sólo marchar adentro, lo siento profundamente... ―, continuó hasta que perdí mi paciencia.
― Bueno, ¿qué es? ― Le espeté, sintiendo
mi herida tirar. Tenía la esperanza de que toda la alerta mágica los curanderos
habían puesto en mí no los trajera de vuelta.
― Alguien está tratando de derribar nuestro escudo. La magia es tan
fuerte que es probable que caiga menos de una hora.
― No puede ser Riki. ¿Es de nuestro lado? ―, Le pregunté, deseando simplemente
levantarme y comprobarlo.
― Sí ―. El portador asintió.
― Debe ser el Rey Jaejoong ― le dije con una sonrisa y luego me volví hacia Eunhyuk. ― Encuentra una manera de
llevarme allí a pesar de mi herida.
Su mandíbula cayó, pero luego apretó los dientes y fue afuera.
Mirando al portador de nuevo, le pregunté:
― ¿Es posible simplemente abrir un pequeño paso por el escudo, o
tenemos que bajarlo todo?
―Todo el escudo, mi Rey. Posiblemente podríamos formar uno solo
custodiando la frontera, pero requeriría reformar los patrones de reparto y no
estaría cerca de ser tan eficaz ― Sostuvo las manos cruzadas delante de él, y pude ver que
estaba esperando que lo despidiera.
― Trabajen en la reducción de la barrera, entonces. Refuercen la
defensa y estén preparados para lanzar el escudo de forma rápida. ― Se inclinó y mantuvo la puerta de la tienda abierta para que
Eunhyuk y los curanderos entraran antes de salir.
― ¿Has venido con una solución?
― Sí. Están formando un trono inclinado, lo que permitirá que veas sin
doblarte sobre la herida. Hay ayudantes fuera listos para llevarlo hasta el
borde del escudo.
― Eso es un largo camino ―, comenté, deseando ya estar allí.
― Sí. Ellos están poniendo telas alrededor para protegerle del sol.
Debes hacer tu mejor esfuerzo para no moverte demasiado. Tu herida es todavía
peligrosa y los curanderos están unánimemente en contra de movimientos de
cualquier tipo, mi Rey ―, Eunhyuk me dijo con una voz áspera.
― Va a ser peor si no estoy allí para calmar la situación. ¿Alcanzaremos
el borde antes de que dejen caer la barrera? ―,
pregunté.
― Sí. Me dijeron que tardará más tiempo esta vez. Nuestros últimos
refuerzos tenían muchos portadores de la magia y la barrera es más fuerte y
compleja esta vez. No es una cosa fácil de disolver.
― Bien. Esperemos que el Rey Jaejoong reconozca nuestros esfuerzos en
la reducción de la barrera y deje de intentar derribarla por la fuerza―, dije en voz baja y cerré los ojos, indicando a los curanderos
para acercarse y dejarme listo.
― El Rey Jaejoong es realmente poderoso ―, dijo Eunhyuk. Pero sentí una pregunta
allí.
― Sí. Está enfocado cuando la
calma, pero su fuerza crece cuanto más agitado este y su control vacila. Es
imposible predecir lo que él es capaz de hacer cuando él esta apenado o
enojado. Recuerda la forma en que quemó a todos aquellos Riki cuando hirieron a
Changmin. Él es más que capaz de hacerlo, pero rara vez piensa en tal
destrucción, a menos que se sienta amenazado. Entonces él sólo permite que la
magia lo guie. No es la opción más inteligente, pero es suficiente para
proteger a los que ama.
Eunhyuk asintió y siguió cuando los curanderos levantaron mi
peso con magia y me llevaron fuera a mi asiento. Rodeado por cuatro polos, uno
en cada esquina y sostenían los paños blancos que Eunhyuk había mencionado. Tan
pronto como nos movimos, los ayudantes sacaron las telas y yo estaba protegido
tanto del sol, así como la vista. Sabiamente tomé el tiempo para descansar mis
ojos cansados.
A mitad de camino hacia el borde de barrera, el crujido fuerte
se había detenido y le pregunté.
― ¿Ha caído el escudo?
Eunhyuk, a lomos de su caballo junto a mí, respondió:
― Los portadores de la magia dicen que no. El Rey Jaejoong debe
haberse dado cuenta de nuestros esfuerzos por bajarlo.
― Eso es bueno ―, le dije. Debo haberme quedado dormido, porque al momento
siguiente yo estaba consciente, estaba abriendo mis ojos cuando Eunhyuk
silenciosamente me llamó.
― Estamos aquí, mi Rey.
― Alzad las cubiertas. Quiero ver ―, le dije, luchando contra mi instinto para sentarme.
Vi a un ejército a través del aspecto borroso del escudo, pero
no había rostros específicos que fueran identificables y con la respiración
contenida, esperé lo que los portadores de la magia harían.
El brillo se intensificó por un momento y luego comenzó
lentamente a desaparecer, dándome la perfecta visión de mi marido sentado alto
en su caballo. Su cabello ondeaba al viento, suelto excepto por un lado
trenzado, con una expresión dura y su armadura abrazando su cuerpo. Había pasado
tanto tiempo desde la última vez que lo vi y de pronto tuve la imperiosa
necesidad de tenerlo en mis brazos y nunca dejarlo ir.
― ¿Quién está a cargo...? ― Jae comenzó en una voz atronadora mientras su mirada saltaba
de un soldado al siguiente. Luego se fijó en mí y toda pretensión de compostura
se desvaneció. Vi el movimiento de sus labios, sabiendo que estaba diciendo mi
nombre sin siquiera escucharlo, entonces él estaba fuera de su caballo,
corriendo hacia mí.
La forma en que saltó a la silla empujó mi herida un poco, pero
la maravilla expresiva en su cara, la forma en que palideció al verme
desvaneció la última de mis preocupaciones. Me alcanzó con las manos
enguantadas entonces vacilo un aliento lejos de mi cara. Bajó las manos para
tocar mi pecho y rápidamente se alejó. Vi que había palabras en la punta de su
lengua, pero ninguna de ellas salió. De repente no pude soportarlo más y lo
alcancé, tirando de él contra mi costado algo seguro. Las telas alrededor de nosotros
se cerraron, dejándonos en un capullo de privacidad ilusorio, pero dudo que a
Jae le habría importado de cualquier manera, porque el sonido roto de sus sollozos
no era algo que podría haber controlado.
Lo sostuve mientras se sacudía, sus lágrimas húmedas contra mi
cuello, pero a pesar de todo, me sentí bendecido. Mi marido estaba conmigo de
nuevo, a salvo en mis brazos, y a pesar de la distancia, nuestro amor del uno
por el otro no disminuyo. Las cosas podrían haber ido mucho peor sin duda.
― Vi que morías ―, susurró mientras sus sollozos finalmente se calmaron. ―Nadie podía llegar a ti.
― Sólo me desperté hoy. Eunhyuk dijo que estuve cerca. Pero todavía
estoy aquí y espero estar durante mucho tiempo por venir ―. Empujé mis dedos por su cabello, sin
atreverme a mover el otro y agravar mi herida.
― Todo es un desastre ahora. He arruinado nuestra habitación. Los
concejales tienen miedo de mí y amenacé al Rey Riki. Ahora que puedo sentir
alivio, no creo que pueda hacer frente al hombre ― dijo Jae.
Mientras se ampliaban mis ojos, no podía decir que no estaba una
vez más orgulloso. Jae era extraordinario, pero su carácter suave en la corte
siempre parece engañar a todo el mundo.
―Funcionará. Estamos juntos ahora y eso es cuando somos más fuertes ― le dije, acariciando su cuello.
―Yo no quiero estar así de asustado otra vez.
Lo sentí besar el borde de mi mandíbula.
― Lamentablemente no puedo prometer que no lo harás. Nuestra vida
parece estar llena de situaciones como esta. No es nada que podamos predecir y
evitar― Suspiré, disfrutando del momento.
―No me importa―, murmuró, haciéndome
sonreír.
― Ven, ambos estamos a salvo. Dime, ¿cómo están los pequeños? ― Hice todo lo posible para besar su
frente.
― Lloraron cuando les dije que tendría que irme. Casi me rompió el
corazón ―. Jae
finalmente me afronto lo suficiente para tocar mi mejilla suavemente.
― Ellos nos verán pronto. No puedo estar más aquí. No tiene sentido de
todos modos. Estoy demasiado herido para luchar y probablemente no seré capaz de
hacerlo en los meses por venir.
―Todavía será difícil. No les dije que habías muerto. Sólo los
concejales son conscientes de la situación, pero se dieron cuenta de mi
tristeza, incluso piensa que me habían hecho enojar ― Jae frotó los dedos contra su pecho.
― Son niños. En el momento en que volvamos, sólo van a ser felices de
vernos. Han llegado a ser tan grandes en un año. No puedo esperar para
abrazarlos ― Sonreí mientras me
imaginaba el momento en que yo finalmente sería capaz de sostenerlos.
― Sí, bien. Primero tenemos que manejar mi desorden, tal vez encontrar
una solución a esta guerra ― Jae suspiró y se sentó.
― Has mencionado que amenazaste al Rey Riki. ¿Te importaría
explicarme? ―
Miré a mi marido, curioso en cuanto a qué es exactamente lo que había hecho.
Así que él me habló de toda la angustia y la decisión y cómo
trajo a Jae conmigo.
― Así que estás diciendo que has conseguido hacer algo que hemos
estado tratando durante un año en cuestión de horas ― le dije, mirándolo con orgullo.
― Sí, bueno, yo estaba enojado. Si no fuera por eso, habría dudado de
mí mismo y nunca lo habría siquiera intentado. Como sa, canalicé mi magia en el
otro lado, algo que se dijo sólo unos pocos pueden hacer. Pero en vez de
simplemente encender una vela o forzar una brisa, puse toda la habitación
alrededor del Rey en llamas. Le dije que nos encontráramos o quemaría su reino
hasta la tierra.
Silbé, impresionado. ―Tú no eres alguien con quien bromear. ― Jae me fulminó con la mirada respiró profundamente y continuó.
― Él piensa que estás muerto, por mi estado de ánimo en el momento, y
con el tiempo, una vez que finalmente reconoció que yo hablaba en serio,
accedió a un encuentro sin emboscada hoy con lo último de la luz.
― No puedo con la conciencia tranquila permitirte hacerlo solo ―, le dije mientras me hundía más
profundamente en mi silla. ― Pero no tengo ni idea de cómo manejaría un viaje así. O qué bien
haría me vea tan debilitado.
―Tal vez es mejor que yo solo me encuentro con él. Ni siquiera tiene
que saber que has sobrevivido.
―No. Tenemos que ser honestos. Si por casualidad manejamos una
alianza y Riki descubren que hemos mentido, todo podría ser para nada.
Jae miró hacia otro lado, pensando, pero luego se me ocurrió algo.
―Posiblemente podría estar allí a través de una nube. Voy a tener a
los portadores de la magia centrando la nube hacia las personas importantes en
el encuentro.
― Sí, eso es perfecto. No voy a estar solo y te verás lo
suficientemente herido como para mantenerse alejado, pero no lo suficientemente
débil como para ser percibido como una víctima vulnerable.
Esta vez lo fulminé con la mirada, para nada particularmente
feliz con su elección de palabras.
―No me mires así ―, dijo. ―Yo te prefiero fuera de la línea de mi fuego y las espadas.
―No es como que te quiero reuniéndote con la raza que nos ha estado
matando durante más de un año ―, le espeté.
― Me doy cuenta de eso, pero en este momento están asustados de mí y
deberíamos utilizar la ventaja.
― Tienes razón. Sólo tendremos que rehacer la nube en caso de que
necesitemos estar de acuerdo en algo entre nosotros. ¿Tienes alguna idea de lo
que debemos ofrecerles? Me doy cuenta de que necesitan agua, ¿pero debería ser
eso la entrada libre a nuestro país, exportación o algo más permanente, como
dirigir mágicamente un río? ―, pregunté, no estando seguro por mí mismo de cuál es la opción
que debemos considerar.
― Yo no estaría de acuerdo en la tercera opción. Es arriesgado, tanto
para nuestras tierras. Podríamos causar una sequía aquí o acabar con algo
importante de su lado. No me gusta la naturaleza desafiante, pero no me
importaría una combinación de quizás los dos primeros. Podríamos ofrecer
suministro regular de agua y fronteras abiertas en caso de que deseen mover sus
tribus a nuestra tierra o el comercio. Sería beneficioso para nuestras dos
naciones si están de acuerdo con este último.
― Estoy de acuerdo. Tal vez deberíamos insistir en el comercio, ya que
si sólo les damos agua, no vamos a recibir nada a cambio.
―Cierto. Vamos a tratar de negociar con nuestros términos y ver lo
lejos que están dispuestos negociar ― Jae asintió para sí mismo, apoderándose distraídamente de mi
mano.
― En caso de que pidan algo más, ¿cómo vas a manejar la situación? ― pregunté, curioso.
―Creo que debería decirles que tenemos que consultarlo antes de
aceptar y pedir un breve descanso en el que podemos hablar de ello.
―Sí. Eso sería lo mejor. Vamos a salir de esto y lograr la paz una
vez más. Sólo mira ―, le dije con una sonrisa,
forzando una en sus labios también.
― Debemos regresar al campamento ―. Suspiró de nuevo.
―Voy a necesitar estar listo y quiero un poco más de tiempo contigo
antes de irme.
― Tienes razón, una vez más, mi Rey. Ve a ordenar y demandar. Ahora es
tu derecho ― Le sonreí abiertamente
y el me fulminó con la mirada, pero no había ira en él, sólo simple afecto.
Con Jae montando su caballo junto a mí, quería verlo a nuestro
regreso de manera que uno de los transportistas se movió y nos miramos el uno
al otro durante casi todo el viaje de vuelta. Sabía que nunca me cansaría de mi
marido, aun si fuera sólo la simple oportunidad de ver la forma en que se
movía.
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Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Parece que se habré una luz de esperanza para esta horrible guerra.
ResponderEliminarGracias!!!
No sé que tan bueno sea que Jae tenga de nuevo el alma en el cuerpo ya se ahora sabe que su Yunho está vivo, Riki acedió por remor a su ira... tal vez un susto espasmoso de su Yunho convaleciente... para sacar su fogoso poder...ay no sé lo unico que quiero es que esa guerra termine y ellos puedan ir a casa con sus bebés¡¡¡¡
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