jueves, 23 de noviembre de 2017

Del Odio al Matrimonio. Cap 11

La primavera por fin estaba haciendo su disimulada aparición en Inglaterra pero, al parecer, no había rastro de él en la calle gris de Londres donde Jaejoong vivía con el tipo rubio.

Donde vivía con su amante, pensó Yunho. Tenía que asumirlo.

La casa era deprimente, como la recordaba. Cuanto antes se mudaran Jaejoong y su hijo a otro lugar, mejor.


¿Se iría con ellos el amante? Probablemente.

La idea de que ese otro tipo iba a estar junto a su hijo las veinticuatro horas del día mientras que él, su padre, iba a tener que pedir cita para verlo, le daban ganas de ponerse a dar puñetazos contra la pared. Pero era lo que Jaejoong había elegido, lo que deseaba.

Yunho sentía la tensión en las sienes mientras subía los peldaños.

Una quincena no era un periodo de tiempo excesivamente corto, ¿no? Por supuesto que no. Él tenía todo el derecho del mundo a dejarse caer para ver a su propio hijo. Dos semanas ya eran demasiado tiempo.

Además, aún tenían que sellar el tema financiero. Jaejoong tenía que firmar el documento que él llevaba en el maletín. Era algo de lo que se podían haber ocupado sus abogados, pero prefería hacerlo él mismo.

¿Por qué? Dejando de lado las excusas que había puesto: que quería ahorrar tiempo, que quería asegurarse personalmente de que él comprendía todo; la verdad era que ansiaba verloa. Claro, que eso no se notaría. Se aseguraría de ello.

Apretó los labios al abrir la puerta de la calle.

Y apretó tanto la mandíbula, que pensó que se le iba a partir en dos al ver a JongSuk bajar por las escaleras.

¿Qué quieres? ― preguntó JongSuk nada más verlo. Lo reconoció al instante. Era el padre del niño. Recordando las interminables reprimendas de Junsu y de sus padres al dejar que ese tío se llevara a Jaejoong y al niño la primera vez, se sintió confuso.

¿Debería quedarse cerca por si volvía a ocurrir y volver a llegar tarde de su hora de comer aunque eso fuera malo para un director en pruebas?

Si has venido a ver a Jaejoong, está fuera, con el niño. Estarán fuera todo el día. Yo le daré el mensaje. Si quieres tener acceso a él en el futuro, será mejor que conciertes una cita.

Estiró los hombros, siendo plenamente consciente de la superioridad física del coreano, sabiendo que ese tipo no se iba a quedar allí parado viendo cómo un don nadie lo trataba así.

¿Por qué no lo dejas en paz? ― preguntó finalmente, armándose de valor― Ya has hecho suficiente daño. Él no va a contar lo que le hiciste, pero no hay más que verlo para saber que se lo has hecho pasar realmente mal. Ya la has herido suficiente. ¡Así que mantente alejado!

Y se escabulló antes de que aquella mirada asesina fuese a mayores, felicitándose a sí mismo porque ahora el coreano pensaría que Jaejoong había salido.

Yunho decidió que ese hombre estaba mintiendo. Donde una vez había estado el antiguo carricoche de Changmin, había un cochecito que daba la impresión de ser de segunda mano. JongSuk había intentado proteger a su Jaejoong. Yunho comprendía el sentimiento. ¿Pero protegerlo de qué?

Jaejoong tenía lo que quería, se dijo a sí mismo. Había tenido elección. Había elegido libremente a ese tipo rubio y delgaducho, con su casa destartalada, y no a él, con la vida de lujo que podía ofrecerle. Muchas veces se había preguntado por qué, y en todas las ocasiones había llegado a la misma conclusión.

Una vez Jaejoong le había dicho que JongSuk había creído en su inocencia sin cuestionarle nada. Sin embargo, él lo había llamado ladrón y mentiroso.

Su elección, por muy dolorosa que hubiera sido para él, tenía sentido. Él, con su orgullo, su arrogancia y su desconfianza, había renunciado al derecho de esperar que él lo amara. Era su castigo, no cabía duda.

Sin estar acostumbrado a ese tipo de pensamientos negativos, y despreciando la autocompasión, Yunho subió las escaleras a toda velocidad. Cuando Jaejoong había decidido regresar a Inglaterra, él no había tenido valor para hacer otra cosa que no fuera obedecer y preparar su viaje con eficiencia. Se había negado a hablarle de las sospechas que JiHyun le había confirmado.

Era hora de dejar las cosas claras. Puede que él no quisiera verlo, pero Yunho le debía al menos eso. Una disculpa. Era el momento de hacerle saber el acuerdo que le permitiría a él y a su hijo dejar esa pocilga e irse a vivir donde pudieran llevar una vida digna.

Entonces quizá su conciencia se quedaría tranquila. Aunque su corazón nunca lo haría.

Jaejoong colocó a Changmin en su cuna, casi sin atreverse a respirar, y lo cubrió con la manta cruzando los dedos mentalmente. Parecía que por fin, después de mucho rato, el niño se había quedado realmente dormido. Le dolían la espalda y los brazos de llevarlo a cuestas toda la mañana y casi toda la noche mientras trataba de reconfortarlo.

Al pobre niño le estaban saliendo más dientes. Jaejoong se echó el pelo hacia atrás y sus ojos perdieron por un momento su ya habitual mirada triste, sonrió al verlo dormido, y por primera vez no fue una sonrisa forzada.

Sólo podía pensar en el café mientras se dirigía tratando de no hacer ruido hacia la diminuta cocina. Un café solo y muy, muy fuerte.

Había estado en pie con Changmin casi toda la noche, dándole gel en las encías inflamadas, meciéndolo una y otra vez sobre su hombro porque, cada vez que lo dejaba en la cuna, comenzaba a llorar y no quería que JongSuk no descansara. Él había sido muy amable insistiendo en que se quedaran hasta que tuvieran el futuro resuelto.

JongSuk no había dicho nada cuando él había aparecido con el niño en su puerta hacía quince días. No le había quedado otro sitio a donde ir.

Mientras entraba en el comedor con la taza de café, se dijo a sí mismo que las cosas iban mejorando, a pesar de que su corazón le decía lo contrario.

En otros quince días, los padres de JongSuk regresarían de visitar a su hijo en Canadá y habían insistido en que se quedara con ellos durante un tiempo, en una casa a las afueras de un pueblo de Herefordshire.

Basil y yo lo hemos hablado ― había dicho Enid Kim hacía un par de días― Hay una habitación de invitados perfecta que apenas se utiliza, y tú siempre has sido como uno más de la familia, Jaejoong, querido. Será mejor para ti y para tu bebé y, además, debes asegurarte de que el padre te ayude económicamente. Doy por hecho que es inmensamente rico. Así que no deberías preocuparte por el dinero. No veo por qué no vaya él a comprarte una casa, cerca de nosotros, donde podamos ayudarte a cuidar al niño. Ser eomma soltero no debe de ser fácil. Así que, hasta que se solucione todo, debes quedarte con nosotros.

Tras acurrucarse en el sofá, Jaejoong dio un trago al café y pensó en la sugerencia de Enid. Tenía poca familia, su madrastra y su hermanastra no derramarían una sola lágrima si desapareciera de la faz de la tierra al día siguiente, así que sería bueno para Changmin tener a unos abuelos adoptivos cerca. Los Kim siempre habían estado más cercanos a él que su propia familia. Pero a él le gustaría volver a trabajar, cuando Changmin fuera lo suficientemente mayor como para ir a la guardería. Quería ser independiente y no tener que confiar en la ayuda que Yunho le fuese a proporcionar.

Cada vez que pensaba en él, lo cual sucedía cien mil veces al día, era para preguntarse si su compromiso con JiHyun seguiría adelante. Si sería feliz con la vida tal y como la había planeado. Si su mujer de alto estatus había perdonado su pequeño desliz y si a él le había quedado claro que él, Jaejoong, no lo molestaría en absoluto y se mantendría alejado de su vida.

Cuando sonó el timbre, se puso en pie de un salto. El menor sonido podía despertar a Changmin, y el pobre niño necesitaba descansar.

Tenía que ser JongSuk. Se habría olvidado algo. Probablemente la llave de la puerta, entre otras cosas. Había ido a casa a mediodía para comer un sándwich en vez de comer en la hamburguesería que había enfrente de donde trabajaba, como hacía habitualmente. Había dicho que era sólo para comprobar que él estuviese bien. A pesar de que él se lo había repetido una y otra vez. Pero iba a volver a llegar tarde.

Abrió la puerta de golpe, esperando ver a JongSuk, que entraría corriendo a buscar lo que hubiese olvidado, y se encontró de frente con el hombre al que amaba, borrando de inmediato la sonrisa de su cara.

Si has venido a ver a Changmin, me temo que está dormido ― murmuró él agarrándose al marco de la puerta, como si pretendiese bloquear la entrada. Deseaba con tanta intensidad verlo, que le daba miedo. Y también deseaba que desapareciera, que le ahorrase el dolor de tener que estar cerca de él, y eso también le daba miedo, porque quería mantenerlo junto a él siempre, y eso no podía suceder jamás.

Aún no era lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a aquello, pensó mientras él pasaba frente a él hasta llegar al centro de la habitación. Dejó el maletín sobre la mesita del café, quitando de en medio la taza de café medio vacía y el periódico del día anterior.

Entonces lo veré cuando se despierte ― dijo él con seriedad. ¿Pero qué le ocurría a Jaejoong? Tenía unas bolsas tremendas bajo los ojos, estaba pálido, tenía la boca temblorosa y parecía haber pasado por un infierno.

Por su culpa, como había dicho su amante. ¡Tonterías! Él había elegido libremente regresar a ese lugar odioso y vivir con su amante inexperto.

¿Mi hijo está enfermo? ― preguntó de golpe. Era la única razón que se le ocurría que pudiera explicar el aspecto de Jaejoong.

Sintió cómo el corazón se le aceleraba. Ya estaba organizando mentalmente el ingreso de su hijo en una clínica privada y los servicios del mejor pediatra disponible.

Changmin está bien ― dijo él haciéndolo sentir aliviado ― Le están saliendo más dientes. Eso es todo. Ha estado despierto casi toda la noche, pero ahora está dormido.

Siéntate antes de que te caigas ― añadió él ― Lo que tengo que hacer aquí tiene que ver principalmente contigo.

Jaejoong se hundió en el sofá. El estado tembloroso de sus piernas no le dejó otra opción. Yunho vería a su hijo antes de marcharse, y tenía todo el derecho, pero cuando se despertara. Aunque, después de una noche tan tormentosa, Changmin dormiría durante horas. ¿Cómo iba él a soportarlo?

Yunho se sentó con él y abrió el maletín con sus dedos largos y suaves. Al recordar cómo esos dedos habían recorrido su cuerpo, Jaejoong tuvo que secarse el sudor que se acumulaba en su labio superior.

Sin ni siquiera mirarlo, Yunho extrajo un documento escrito a ordenador y dijo con voz formal:

Este documento establece los términos de nuestro acuerdo. Una suma lo suficientemente grande como para comprarte una casa adecuada y, además, pagos mensuales para asegurar que tengáis todo lo que deseéis. También establece mis derechos. Derecho a ver a mi hijo periódicamente según lo acordemos mutuamente y, más tarde, derecho a que pase sus vacaciones de verano conmigo en Corea. Hay muchas cosas que tendrá que aprender sobre su herencia. Yo ya lo he firmado en presencia de mi abogado, como podrás ver.

Jaejoong escuchó sus palabras con un zumbido en los oídos. Así era como iba a tener que ser. Viéndolo a intervalos regulares, notando cómo el dolor de amarlo se intensificaba cada vez, y observando con los años cómo la unión entre padre e hijo se hacía más fuerte, sin poder formar parte de ello.

Sintió la frialdad del papel contra sus manos y luchó por recomponerse. Él ya sabía cómo iba a ser. Lo único que tenía que hacer era aceptarlo. Enfrentarse a ello y dejar de comportarse como un tonto.

Observó el documento, suponiendo que él también debería firmarlo, y se quedó con la boca abierta al ver la suma de dinero que aparecía en él. ¿Comprarse una casa adecuada? Podía comprarse un par de palacios con esa cantidad, y quedarse con algo para él.

Yo no necesito tanto.

Apartando la vista de él, Yunho apretó los puños para evitar tocarlo y abrazarlo con fuerza contra su corazón, manteniéndolo ahí para siempre, cerca de él, preocupándose por él y amándolo.

Lo que necesitas es mucho sentido común ― dijo sin poder soportar verlo tan pálido y tan cansado, como si se hubiese quedado sin vida ― Es evidente que no estás cuidando bien de ti mismo. Y tienes que hacerlo, por el bien de mi hijo. Estás hecho un adefesio.

Tan pronto como lo dijo, se arrepintió de sus palabras y vio cómo a Jaejoong le temblaba la boca y cómo parpadeaba para evitar que las lágrimas que se acumulaban en sus ojos resbalaran por sus mejillas.

Resistiendo la urgente necesidad de tomarlo en sus brazos y decirle que, a sus ojos, siempre sería increíblemente guapo, sacó su pluma del maletín, la destapó y la deslizó por encima de la mesa hacia él.

Si lo firmas, el dinero estará a tu disposición de inmediato. Necesitaré tus datos bancarios, por supuesto. Y haré que te manden una copia de este documento en un par de días.

Y entonces desaparecería. Había ocurrido muy pronto, demasiado pronto. Esa visita había sido un error tremendo. Debía haberlo dejado todo en manos de sus abogados. Pero tenía muchas ganas de verlo. No pensaba en otra cosa desde el día en que había partido hacia el aeropuerto. Había imaginado que podría soportarlo, pero no podía. Por primera vez en su vida se enfrentaba a algo que no podía controlar.

Por supuesto. Discúlpame, voy por los datos bancarios.

Impulsado por la necesidad de apartarse antes de echarse a llorar, Jaejoong se puso en pie y se dirigió hacia la relativa privacidad de la cocina, ignorando la pluma.

Tras apoyarse en el fregadero, dejó que las lágrimas resbalasen por sus mejillas. Se llevó las manos a la boca para disimular los sollozos que amenazaban con escapar de su garganta. Había habido un tiempo en que lo había llamado guapo, pero resultaba que ya era un adefesio. Bueno, eso ya lo sabía él.

Demasiadas noches sin dormir y sólo una de ellas a causa del bebé. Largas horas de insomnio dando vueltas en la cama, pensando en Yunho, echándolo de menos con cada célula de su cuerpo. Y apenas podía comer. El esfuerzo de tener que aparentar estar bien frente a su hijo y a JongSuk lo estaba destrozando.

Decidiendo que debía recomponerse y seguir adelante con todo, tratando de ver las cosas buenas, se secó los ojos con un trozo de papel de cocina, pero se sintió de nuevo desvanecer al escuchar la voz de Yunho.

¿Por qué lloras? ¿JongSuk te está tratando mal? Si está...

Aquel tono de advertencia fue lo que acabó por sacarlo de su ensimismamiento. Jaejoong se dio la vuelta de golpe, sonrió con toda la naturalidad que puedo y trató de mantenerse calmado.

Por supuesto que no. JongSuk es absolutamente maravilloso. No le haría daño ni a una mosca. ¿Y tú? ¿Has conseguido lo que querías? ¿Cómo está JiHyun?

Aquello era doloroso, pero tenía que saberlo. Tras aquella conversación telefónica con su prometida, se había dado cuenta de que sus esperanzas de un futuro junto a ese hombre eran inexistentes, así que realmente no había sacrificado nada, ¿no?

¿Te ha perdonado? ― preguntó tratando de parecer compasivo y esperanzado al mismo tiempo.

Con respecto a JiHyun, hay cosas que debo decirte ― contestó Yunho echándose a un lado ― Vamos, éste no es el lugar apropiado. Tengo que disculparme por algo.

«¿Por qué?», se preguntó Jaejoong mientras caminaba hacia él. Incluso aunque su comportamiento hubiera sido más que cuestionable, había sido justo. Le había ofrecido matrimonio, incluso había roto con su prometida al pensar que él cambiaría de opinión y aceptaría su oferta con los brazos abiertos. Y, tras su segunda negativa, le había ofrecido una gran cantidad de dinero. Había renunciado a su intención inicial de estar junto a su hijo todo el tiempo. Al menos tenía que reconocerle eso.

No lo rozó ni un centímetro cuando Jaejoong pasó por delante de él para cruzar la puerta, aunque cada célula de su cuerpo deseaba que así lo hubiera hecho, sólo por una última vez. Era como un adicto que necesitaba su dosis sin importarle el peligro. Yunho le producía ese efecto y siempre había sido así. Le hacía desearlo con todo su cuerpo, intoxicando sus sentidos. Sentirlo cerca era una auténtica tortura.

Sus rasgos nunca habían parecido tan severos como entonces, cuando se sentó junto a él en el sofá y comenzó a hablar con voz seca y distante.

Por cosas que se dijeron e informaciones sueltas que recibí, comencé a sospechar que te había juzgado mal con el asunto del robo.

¡Bien por ti! ― exclamó él sarcásticamente. Había habido un tiempo en que habría dado lo que fuera por escuchar esas palabras salir de su boca. Pero eso había sido en el pasado. Ya no le importaban en absoluto.

Yunho apretó los dientes. Suponía que al menos se merecía eso. Eso y mucho más a modo de castigo. Lo miró de reojo y se odió a sí mismo una vez más por haber creído, aunque sólo fuera un momento, que él había robado algo de verdad.

Pero tenía que confirmar mis sospechas antes de hablar contigo. Yo trabajo con hechos, no con suposiciones. ¿Te acuerdas de la mañana que te dejé temprano para irme a Seúl?

Jaejoong apretó los labios y se negó a contestar a esa pregunta. ¡Por supuesto que se acordaba! ¿Cómo olvidar lo estúpido que había sido al creer que su matrimonio podía funcionar? No quería recordarlo, ¿pero cómo diablos iba a olvidarlo? Apretó las manos sobre su regazo y le dirigió una mirada de desprecio.

Supongo que eso es que sí, ¿verdad? ― continuó Yunho ― Cuando fui a comprobar sí lo que sospechaba era cierto, JiHyun confesó haberle dado instrucciones a su criada para que pusiera la gargantilla de diamantes en tu maleta.

Le debía aquella disculpa, pero sería una disculpa truncada. No debería haber ido allí. Amándolo más de lo que jamás hubiera creído posible, no había sido una buena idea estar con él a solas. Estaba poniendo a prueba su autocontrol físico y mental.

Era a JongSuk a quien Jaejoong deseaba. No a él.

Siento mucho haber dudado de ti ― dijo por fin, y le entregó la pluma para que firmara.

Inmediatamente él volvió a dejar la pluma en la mesa y Yunho suspiró. Una simple disculpa no servía. Le debía más que eso.

Mi única defensa ― prosiguió ― como ya he dicho, es que siempre me enfrento a los hechos. Así es como funciona mi mente. Supongo que es el banquero que hay en mí. Cuando JiHyun te acusó la primera vez, me negué a creerla. Cuando descubrieron la joya en tu maleta, aún seguía sin querer creérmelo. Pero era un hecho. No podía fingir que era de otra forma. Y, equivocadamente, interpreté tu silencio como una declaración de culpabilidad, aunque ahora comprendo que estabas bajo el efecto del shock.

Una ira tan inesperada como potente se apoderó de él en ese momento. Lo interpretó como una forma de liberarse de la espiral de anhelos sin esperanza en la que se había visto sumido desde que había abandonado Jeju.

Así que una simple disculpa por algo que era imperdonable es suficiente, ¿no? ― dijo Jaejoong apretándose las manos con fuerza― Yo no conocía a esa odiosa mujer y ella no me conocía a mí. Sin embargo no tuvo reparos en expulsarme de la casa de tu hermana, completamente humillado, y tú te aseguraste de que me pusieran en la lista negra en la agencia. ¡Y tú... ― exclamó mientras las lágrimas de rabia se acumulaban en sus ojos― ... tú sigues queriendo casarte con esa mujer incluso sabiendo de lo que fue capaz! ¡Bueno, pues espero que seas muy feliz! ― concluyó, y se echó a llorar.

Por favor, no llores ― dijo Yunho tomándole las manos y acariciándolas con sus dedos.

¡Lloro si me da la gana! ― gritó, harto de ser un mártir ― Está trastornada y es una rencorosa, pero tiene montones de dinero y se mueve en los círculos adecuados. ¡Por eso quieres casarte con ella! No la quieres. Sólo quieres lo que ella representa. Si la quisieras, no irías por ahí acostándote con la primera persona deseosa de hacerlo. ¡Y la verdad es que no sé cómo puedo amar a un cerdo semejante!

Tras decir eso último, Jaejoong cerró la boca apretando con fuerza los labios y sintió cómo la cara se le ponía roja. Se quedó en silencio deseando no haber dicho nada.

Repite eso ― dijo él apretándole los dedos con fuerza.


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Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…

9 comentarios :

  1. Bien pues ya lo dijo ahora espero que se ahora en adelante todo valla bien y se arreglen esos dos y por fin sean felices como familia
    Gracias

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  2. Si! Aunque haya sido de una forma fea, pero ya le dijo que lo ama, que emoción, Ojalá ya terminé el suplicio de Jae.

    Gracias!!!

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  3. Bueno esta dicho Jae te ama,por favor hablen no dejen pasar mas tiempo y disfruten de su vida en familia......gracias

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  4. Me gustaron ambos!!
    Pero ya quiero que esto acabe que se vaya el dolor y el resentimiento!!
    Para que puedan ser felices!!
    Gracias

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  5. Yunho nunca sabe como arreglar las cosas,siempre las hace de manera incoreecta y termina lastimando mas a Jae.
    Pero con lo que dijo Jae espero que esta vez si pueden estar juntos,Yunho le tiene que decir a Jae que lo ama tambien y quitar todas las dudas de Jae

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  6. Nooooo..... Se quedo en el momento preciso que me hace anhelar aún más la continuación.
    Por dios ya espero el momento en que ambos digan sin tapujos que se aman con locura.
    Gracias por la actualización

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  7. Le dijo adefesio jajajaja q malo Yunho. Me alegra q por fin se aclarara el tema del robo. Q emoción, Jae le dijo q lo ama aun *.* lo dicho, dicho esta y ya no puede retractarse. Gracias por el cap ^^

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  8. ahhhhh... nooo solo me pike.... ahhhh xq no solo hablan con sinceridad...ahhhhh

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  9. Así¡¡ Si, Bien Jae deja salír tooodo
    lo que llevas dentro¡¡ ya que no puedo leerte siendo fuerte y haciendo que Yunho escarmiente por andar "Suponiendose" sus "hechos" dale unos sopapos dejandole ir todo lo que sientes. Sacalo y amense muchoo muchooo¡¡

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