― ¡Princesa JiHye! ― Escuché a
Changmin gritar detrás de mí.
Instintivamente, me volví sin tener en cuenta la batalla en la
cual estaba comprometido actualmente.
Siseé cuando la espada cortó mi clavícula y fui vagamente
consciente de que el soldado había dejado caer su espada y se deshacía en
disculpas.
Mi atención, sin embargo, estaba en JiHye y la miré a correr
hacia mí con lágrimas en los ojos. Inclinándome, la dejé arrojarse a mis brazos
y luego la levanté en el aire y en contra de mi lado ileso.
Sosteniendo mi propia espada, sentí como alguien me la quitó
mientras me centré en las lágrimas de mi hija.
― Lo siento, papá, yo no quería. ― Ella estaba susurrando, sollozos atormentando su pequeño
cuerpo. Ahora, con un año de edad, ella era ya completamente una dama, y el
inmenso orgullo de Yunho, ella era capaz de vestirse con los envoltorios
diarios.
― ¿Qué es lo que sientes, querida? ― La abracé más cerca y arrastré mis dedos por su cabello de
color azul oscuro. Con cada día que pasaba, se parecía más a Yunho y mientras
algunas noches me hicieron extrañarlo menos, era todo lo contrario con los
otros.
― Que te hicieras daño ―. Ella resopló. ― Lo siento, yo sólo quería que vieras mi magia.
Para entonces, un curandero se ocupaba de nosotros, frotando
ligeramente mi herida y tratando de cerrarla a pesar de mi completa atención a
mi hija.
― Cariño, no es tu culpa. Siempre miraré cuando escuche tu nombre o si
me necesitas. Soy tu papá. Es lo que los padres hacen ―. Besé su ceja y fruncí el ceño ante al
curandero por encima de su cabeza. La herida se selló y había mucho tiempo
después para limpiarla y vendarla.
― Pero, papá, papi nos dijo que te cuidemos y aseguremos de que no te
hagan daño ―. JiHye me
miró a los ojos con sus magníficos ojos marrones y al igual que en cualquier
otro momento, cuando ella era inocentemente traviesa pero jugaba o quería algo
irrazonable, me rendí. Su magia era seguramente hechizante y todos los hombres
de su vida estaban destinados a cumplir sus órdenes.
― Estoy seguro de que papá está muy orgulloso de ti y te lo dirá
cuando hables con él. ¿Ahora dime lo que pasó con tu magia? ― Fui al árbol donde Changmin seguía
insistiendo en dejarla correr en el campo de batalla, pero yo le hice caso y me
senté en un banco de piedra con vistas a los posibles duelos.
― Ah, papá, hice volar una hoja alto y lejos ―, dijo con una sonrisa, las lágrimas
seguían brillando en sus mejillas sonrosadas.
Entonces Changmin añadió:
― Una hoja cayó sobre sus bloques de color y se puso tan disgustada
que lo envió de vuelta para arriba en el árbol.
El orgullo residía tanto en su rostro como en su voz y lo
entendí. Mientras que dedicaba cada momento libre que tenía a mis hijos, yo
todavía no era capaz de pasar tanto tiempo con ellos como podría haber deseado.
Ellos dependían de sus ayudantes y durante el pasado año, esos hombres se
habían vuelto tan cercanos como familia para nosotros.
― Oh, eres asombrosa, mi pequeña Princesa. Papá estará muy orgulloso
de ti ― le dije a
mi hija y besé su pequeña nariz mientras se acomodó en mi regazo.
Pronto ella estaba jugando con mis dedos y mis anillos, perdida
en un mundo de fantasía. Changmin aprovechó la oportunidad para pedir
disculpas.
― Perdóneme, mi Rey, por dejarle conseguir lo mejor de mí.
Él se inclinó respetuosamente, y yo no podía hacer otra cosa más
que sonreír. Changmin era de lejos mi persona favorita en el palacio al lado de
mis hijos y era difícil no amarlo.
―No hay nada que perdonar, Changmin. Es una niña. Ella va a huir de
nuevo, incluso si hay tres de ustedes prestando atención. Los niños son
impulsivos e impredecibles. Hiciste tu mejor esfuerzo.
― No lo hace más fácil, mi Rey ―, murmuró,
mirando al suelo.
― No, no lo hace. Pero tengo que confiar en que van a hacer lo mejor
posible. Mis hijos están jugando en el agua ahora con tres de sus ayudantes
velando por ellos. Pero se necesita muy poco para que cualquiera de ellos se
ahogue o se deslicen y golpeen sus cabezas. Ellos podrían tener a todo el
ejército en guardia alrededor de ellos y todavía no me sentiría cómodo
dejándolos fuera de mi vista. Por desgracia, tengo que atender a mis deberes,
no importa lo mucho que los amo y por eso, tengo que confiar en cada uno de
ustedes. Ya fue bastante duro perder a Ull y Ura sin habernos reunido con ellos
primero. Ahora, esto me quebraría.
Changmin abrió los labios para hablar, pero JiHye lo hizo
primero.
― ¿Quiénes son Ull y Ura? ¿Me he reunido con ellos?
Una pregunta bastante inocente, pero que todavía envió una
puñalada en mi corazón. Todos eran tan grandes que ya, con un año me llegaban a
la cadera, pero yo sabía que su crecimiento se detendría ahora por algunos años
antes de reanudar cuando alcanzaran sus años sexuales. Yo sólo tenía los vagos
recuerdos de mi infancia, porque pocas veces había visto a cualquier otro niño,
y era muy difícil de reconocer las etapas del desarrollo del cuerpo y los
períodos donde la magia tenía prioridad y la forma del cuerpo se quedó
estancada. Ull y Ura habrían sido del mismo tamaño pero con más conocimiento.
Ellos habrían velado por sus hermanos.
― Ellos son su hermano y hermana, que murieron antes de nacer ―, le susurré, abrazándola más cerca.
― ¿Por qué tuvieron que morir? ―, JiHye
preguntó en voz baja, su pequeña voz quebrada.
― Una muy mala mujer empujó a Papá por las escaleras y tu hermano y
hermana eran demasiado pequeños para nacer. Así que murieron y tu papá y yo les
dimos nombres de manera que siempre los pudiéramos recordar.
JiHye se volvió en mi regazo y me abrazó, con la cara enterrada
en mi cuello mientras hablaba con sollozos interrumpiendo sus palabras.
― Los recordaré también, papá.
― Gracias Princesa. Ahora vamos a ir a ver a tus hermanos. Tenemos
magia que aprender hoy.
Ella gritó cuando fingí lanzarla al aire antes de bajarla a la
tierra, luego se fue a correr hacia los baños donde mis hijos prefieren
permanecer durante las horas de entrenamiento. Lo encontré divertido, cómo
incluso con tres hijos, la hija de Yunho era la más parecida a él. Sólo de
imaginar nuestro futuro donde íbamos a luchar para encontrarle un marido y ella
moviéndose sigilosamente en medio de la noche para matar enemigos era más que
cómico. Me imaginé que ella era la que más probabilidades tenia de dar a Yunho
hebras blancas brillantes en su cabello.
― ¿Dónde están mis Príncipes mimados? ― Grité cuando llegamos a los baños.
Gritos infantiles de indignación llenaron mis oídos. Era tan
bueno tenerlos conmigo, haciendo cada día una aventura inolvidable.
Me senté a un lado, lo suficientemente lejos del agua a pesar de
saber que los pequeños me mojarían más temprano que tarde. Era una parte de
nuestra rutina por ahora. Esperaría hasta que llegaron a mí corriendo y gritando,
e iríamos a nuestros cuartos a ponernos ropa limpia antes de ir a la siguiente
parada obligatoria del día.
Esta vez fui interrumpido por un curandero diferente que vio mi
herida y mis envoltorios empapados de sangre. Encontró su camino a mi lado.
― Mi Rey, debe cubrir la herida y encontrar nuevas prendas para que
usted use. Es impropio de un Rey mostrar su piel de esta manera.
Naturalmente, se me dijo con todo el respeto que tal situación
podría exigir, pero mi temperamento consiguió lo mejor de mí, y antes de que
pudiera morderme la lengua, intentaba morderlo a él.
― Usted debería cuidar de sus propios malditos asuntos. No es la
primera vez que he conseguido una herida y sin duda no será la última. Voy a
cambiarme cuando encuentre tiempo para ello y si usted está tan ofendido por mi
piel expuesta usted debería mirar a otra parte ― Echando humo para cuando había
terminado, ni siquiera me di cuenta del repentino silencio en las piscinas. Yo
sólo tenía ojos para el curandero que al instante comenzó a disculparse.
― Perdóneme, mi Rey, no quise decir ninguna ofensa ―. Él se inclinó antes de correr lejos.
Aun así, yo estaba tan harto de todo y ni siquiera era
consciente de que estaba murmurando.
― El soldado se arrepintió y pidió perdón, entonces Changmin y ahora
el maldito curandero ―.
Apreté mis manos en puños. ― De entrada y salida para cada cosita insignificante. No necesito
disculpas, o ninguna otra petición para perdonar algún otro comentario tonto. ― Dando un paso de distancia, grité las palabras a través de mis
dientes, seguro de que no había nadie alrededor para oír. ― En lo que a mí respecta, es libre
de tomar su maldita disculpa y ponerla en algún lugar donde no brille el sol
sobre ella.
― Mi Rey―, dijo Changmin, de repente
detrás de mí.
Me volví, gruñendo a pesar de darme cuenta de su evidente
incomodidad ante lo que había oído, sin duda.
― ¿Qué?
Entonces tuve un buen vistazo a las caritas de mis hijos detrás
de él y de repente estaba tan agotado aun siendo todavía mediodía. El calor
subiendo mis mejillas ayudó poco y automáticamente le vociferé a Changmin.
― No has oído ni una palabra ― antes de
centrarme en mis hijos.
Siwon era cauteloso, de pie delante de sus hermanos y hermana,
como si los protegiera. Los gemelos miraban asustados y sosteniendo sus manos
mientras JiHye miraba al curandero con tanto desprecio que era terriblemente
difícil no ver a su padre en su pequeña expresión.
― Vengan, mis queridos, vámonos y cambiémonos. No creo que ninguno de
nosotros quiera quedarse aquí más tiempo.
Ellos obedecieron sin rechistar, sus pequeñas manos agarrando
mis ropas, mientras que sus ayudantes obedientemente nos siguieron.
El curandero se había mezclado en las sombras en algún lugar, y
yo estaba más que preparado para no tener que verlo de nuevo.
― ¿Cómo estuvo su mañana, mis Príncipes? ― Les pregunté mientras subíamos las
escaleras que aún mantienen malos recuerdos para mí.
― Hemos jugado ―, dijo Onew.
― Y saltado ―,
añadió Minho.
― Ellos salpicaron agua por todas partes. Los ayudantes eran un dolor
sobre ello, pero nadie les dijo que dejaran de hacerlo ― añadió Siwon, mirando a los gemelos con
una mirada juzgadora.
No es que los gemelos prestaron atención.
― Ustedes son niños, Siwon. Se les permite divertirse y jugar como lo
deseen. Si no es peligroso para su salud o para la de los demás, o
intencionalmente crueles o groseros, nadie les detendrá.
― Pero es de mal gusto ―, insistió, como si fuera años más viejo. ― Alguien tendrá que
limpiarlo. Al igual que nos hiciste limpiar cuando arrastramos toda la ropa del
armario y la dejamos en todas partes.
Suspiré mientras nos metimos en nuestros cuartos y luego me
senté en la cama, tirando a mis hijos más cerca de mí.
― Sí, tienes razón, es de mala educación. Y si fueras mayor, volvería
a usar el mismo argumento que estás utilizando ahora. Pero todavía quiero que
juegues mientras eres capaz, que disfrutes y recuerdes todos y cada día que te
has divertido. Hay gente que va a limpiar después de que se les pague para
mantener la piscina respetable. Sin embargo, voy a hacer un acuerdo contigo.
Cada vez que pienses que tu o uno de tus hermanos han hecho algo grosero, pero
nadie les ha dicho que paren, quiero que vengas a mí y vamos a hablar de ello.
Si siento que la situación lo requiere, voy a dar a la gente que ha despreciado
un poco más en el pago y voy a considerar el asunto cerrado. ¿Entiendes lo que
estoy sugiriendo?
― Sí, mi Rey ―,
dijo Siwon, el primero de ellos en notar los títulos oficiales utilizados por
el palacio.
― A cambio, quiero que me prometas que vas a disfrutar con tus
hermanos. Si nadie encuentra tus acciones objetables, quiero que dejes de lado
tus preocupaciones y te diviertas con tus hermanos y hermana. No dejes que las
preocupaciones te detengan. ¿Me lo puedes prometer? ― Le pregunté, tomando sus pequeñas manos
en las mías y acercándolo más.
― Voy a hacer mi mejor esfuerzo, mi Rey ―, susurró con solemnidad.
― Bien ―
Sonreí. ― Ahora
quita ese ceño de tu frente y actúa conforme a tu edad, mi pequeño hijo ― Alisé las líneas entre las cejas con mi
pulgar con afecto.
― Sí, papá ―
susurró Siwon y sonrió hacia mí. Era una bella expresión.
―Muy bien ― Sonreí entonces volví la
mirada a los gemelos.
― Y ustedes dos, ¿se comportaron hoy?
Onew parecía inquieto, como si fuera a escapar, pero vi a Minho
apretar su mano y susurrar algo antes de Onew se calmara.
Respondieron juntos.
― Sí, papá. Nos comportamos hoy―
Completamente orquestado pero adorable.
― Ustedes son pequeños mentirosos, es lo que son― Entrecerré los ojos en ellos.
― Nosotros fuimos buenos, honestamente ― dijo Minho con seriedad.
Lo vi apretar la mano de Onew de nuevo, y yo mantuve mis ojos en
ellos. Vi como Onew estaba a punto de hablar, dijo Minho ―Bien―, con pura exasperación.
Tomó todo lo que tenía en mí no estallar en carcajadas al ver su
expresión.
― Empujamos el agua con magia en los bancos cada vez que uno de los
ayudantes estaba a punto de sentarse.
― Eso no fue muy amable de su parte ― le
dije con toda la seriedad que pude reunir.
― No, pero fue muy divertido. Justo le dijiste a Siwon que debemos
divertirnos ―
dijo Minho inteligentemente.
Onew se hundió un poco más en sí mismo.
― Estás retorciendo mis palabras y lo sabes, pequeño provocador de
problemas ― Puse mis
codos en las rodillas y me incliné más cerca de su rostro. ― Creo que yo solo podría
decirle a su padre acerca de esto.
Por supuesto, me olvidé de cuán sensible era Onew, y él de
inmediato comencé a llorar. Minho le movió a sus brazos casi antes de las
primeras lágrimas hubieran caído, y yo los abrace a ambos. La mañana se estaba
convirtiendo lentamente en un desastre y yo no podía culpar a nadie más que a
mí mismo.
― Calla, mi bebé. No estoy enojado contigo ―. Besé la frente de Onew cuando yo les
apreté con fuerza.
― ¿Pero estás enojado conmigo? ―
Preguntó Minho.
― No, no lo estoy. Sólo creo que sabes que debes actuar mejor que de
esa manera, y te voy a castigar haciéndole contar esta historia a su padre. Eso
será lo suficientemente incómodo ―, le dije, pero en realidad sabía la opinión de Yunho en
situaciones como estas. Podría decir esto y en su sentido para mí, pero en
realidad, sólo estaría molesto porque habían quedado atrapados. Si se trata de
un esquema bien hecho, y no hay evidencia de la culpa queda olvidada, y tienen
que tener una buena mentira preparada de antemano. Él lo llamaría la educación
de la vida en la política real. Yo diría que es un comienzo para un futuro de
delincuencia.
Minho resolló un poco, pero Onew lentamente se calmó. Sabía que
tenía ganas de hablar con Yunho, y cuando llegó la confesión, Minho tomaría ese
papel, como siempre.
― Debes tener en cuenta los sentimientos de tu hermano de vez en
cuando también. Sé que le deseas lo mejor, pero esto todavía le hace daño ―. Hablé con Minho, esperando una
reacción, y el rubor de la vergüenza era exactamente eso.
― Lo haré, papá―. Él me miró con la
cabeza hacia abajo todavía.
Cuando asentí, él lo tomó como un despido, lo cual fue. Ambos
corrieron a unirse a JiHye y Siwon, donde ya se desnudaban como si las
envolturas alrededor de ellos fueran tan simples como un paño que cubría con un
solo corte simple para que la cabeza pase a través.
Llamé a los ayudantes para vestirnos y permití que mi mente se
llenara con pensamientos de Yunho. No lo había visto lo suficientemente cerca
para tocarlo desde que habíamos dejado el campamento y lo echaba de menos
terriblemente. Los niños le conocían como el Rey en una nube que les preguntaba
acerca de sus vidas y les decía lo mucho que los amaba. Era una situación
desafortunada, pero con cada conversación que intercambiamos, me alegré de que
aún estuviera vivo y lo suficientemente bien como para decirme lo mucho que me
extrañaba. Por ahora, lo mejor que podía esperar eran nuestras palabras
intercambiadas cada segundo día y su sonrisa que aún me daba fuerzas.
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Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Que niños tan lindos, cada uno con diferente personalidad, e inquietos como todo niño.
ResponderEliminarGracias!!!
Que lindos esos pequeños, Jae no tiene un minuto de paz con ellos haciedo de las suyas alrededor. Es muy tierno imaginar a cada uno con una personalidad definida desde sus primero momentos de vida, y sumamente extraño leer sus descripciones tan desarrolladas a sólo un año de edad. Definitivamente el más gracioso es Shiwon por ceremonioso y con ese aire maduro y sentido de su deber. Es como leer a un general de la guardia real en chibi jajaaj
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