S.O.R. Cap. 17 Campanas de boda

POV Jae

― Juro que ustedes, chicos, han tenido el compromiso más corto que cualquier persona que he conocido—bromeó Junsu mientras estaba tratando de acomodar mi velo— Esto fue mucho para lograr en una semana, ¡pero todo se ve increíble! Estoy muy feliz por los dos. —Abracé a Junsu con gratitud. Él estaba como mi madrina y Heechul como mi dama de honor. Yoochun era el padrino de Yunho y Siwon su otro padrino, así que todo salió a la perfección.

Yunho me dijo cuando estábamos planeando el compromiso que sabía que no quería esperar mucho para casarnos. Sabía que yo no quería una boda cursi en las Vegas, así que cuando Hyunsoo ofreció su casa al norte del estado no podía decir que no. Junsu y Yoochun habían estado aquí toda la semana asegurándose de que todo estuviera en orden y esperando por nuestros invitados de fuera de la ciudad. Queríamos algo pequeño, sólo con nuestra familia y nuestros amigos más cercanos

— ¿Puedo tener un minuto con este bello joven? —preguntó papá.

—Claro Jaewook. Estoy terminando de todos modos —dijo Junsu mientras se escabullía de la habitación cerrando la puerta detrás de él.

—Tengo que pedirte disculpas. No tenía ni idea de lo que iba a pasar cuando me fui. Tampoco fui un gran padre para ti. Sé que no puedo cambiar el pasado, pero me gustaría cambiar el futuro.

—Me gustaría eso —dije abrazándolo. Cuando Harry había llamado para ponerse al día, le conté lo del compromiso. Una hora más tarde mi padre había llamado y habíamos limado asperezas. Me sentía mucho más ligero en estos días. Él estaba muy emocionado por el compromiso y dijo que siempre le gustó Yunho. Incluso le pedí que caminara conmigo por el pasillo. Estuvo un poco sorprendido cuando le dije que la boda se llevaba a cabo en una semana, pero dijo que no se lo perdería. Ellos volaron hace dos días. Estuve feliz cuando Yunho tomó un gusto inmediato por Harry.

Vinculamos los brazos y nos dirigimos por el pasillo hacia la escalera, donde el altar se había establecido. Cuando la música empezó a sonar tomamos la lenta marcha hacia donde Yunho estaba parado. Se veía elegante con su esmoquin negro. Me encantaba mi sencillo traje de encaje blanco. Se abrazaba a mis curvas y se veía muy elegante, pero no necesitó ninguna alteración. El ministro preguntó quién me entregaba y mi padre dijo que él lo hacía con lágrimas en los ojos. Levantó el velo y me besó en la mejilla antes de poner mi mano en la de Yunho. Tomé el último paso hacia adelante.

—Nos hemos reunido hoy aquí para presenciar el matrimonio de Jung Yunho y Kim Jaejoong. —Se aclaró la garganta— A veces las personas entran en sus vidas y sólo saben que son los únicos a los que pertenecen. Ese es el caso de Yunho y Jae. Su historia comenzó hace casi veinte años. El matrimonio es más que unir los lazos de dos personas. Es la unión de dos almas que ya están en sintonía el uno con el otro. Por favor, reciten sus votos el uno al otro.

—Jae, desde el primer momento en que te vi, supe que eras el único con el que quería compartir mi vida. Tu belleza, corazón y mente me inspiran a ser la mejor persona que pueda ser. Prometo amarte por la eternidad, respetarte, honrarte y compartir mi vida contigo. Prometo siempre tratarte con amabilidad, generosidad y confianza. Voy a trabajar a tu lado para crear una vida maravillosa juntos. Yo te tomo, Jae, para ser mi legítimo esposo, para tenerte y mantenerte, a partir de este día en adelante, para bien o para mal, en la enfermedad y en la salud, tanto tiempo como podamos vivir.

—Yunho, en tus ojos, he encontrado mi hogar. En tu corazón, he encontrado mi amor. En tu alma, he encontrado mi compañero. Contigo, estoy completo, lleno y vivo. Me haces reír. Me dejas llorar. Yo soy tuyo y tú eres mío, de eso tenemos la certeza. Me comprometo a respetarte y apoyarte, a ser paciente y amoroso hacia ti, para trabajar a tu lado para lograr las cosas que valoramos y soñamos, y para saborear nuestro tiempo juntos. Me comprometo a todas estas cosas, desde el fondo de mi corazón por el resto de nuestras vidas. Yo te tomo, Yunho, para ser mi legítimo esposo, para tenerte y mantenerte, a partir de este día en adelante, para bien o para mal, en la enfermedad y en la salud, tanto tiempo como podamos vivir.

El ministro comenzó su discurso del anillo.

—Teniendo este tipo de amor en sus corazones, han elegido compartir un anillo como señal y sello de los votos que hicieron hoy. Aunque es pequeño en tamaño, un anillo tiene una gran importancia. Está hecho de un metal precioso, nos recuerda que el amor no es barato, ni común. Fabricado en un círculo, el diseño nos dice que el amor nunca debe llegar a su fin. Debemos mantenerlo continuo. Mientras ustedes lleven nuestro anillo, sea juntos o separados por un momento, será un recordatorio constante de las promesas que hicieron hoy. Por favor, reciten sus votos sobre el anillo.

—Al igual que este anillo no tiene fin, tampoco mi amor por ti. — Hablamos al mismo tiempo, deslizando nuestros anillos en su lugar.

—Que siempre se necesiten mutuamente, no tanto para llenar el vacío sino para ayudarse mutuamente a conocer su plenitud. Puede que deseen entre sí, pero no que falte. Puede que abracen a otro, pero no que envuelvan a otro. Puede que tengan éxito en todos los aspectos importantes con otros y no fallar en pequeñas gracias. Busquen cosas para alabar. Digan te amo, y díganlo a menudo. —Miró a nuestro pequeño grupo— Es para mí un placer presentar al señor y el señor de Jung Yunho. Puedes besar al novio.

Yunho alzó su mano a mi mejilla y bajó sus labios a los míos. Nuestros labios se encontraron con ternura al principio, pero yo cepillé suavemente mi lengua contra su labio inferior. La abrió para profundizar el beso, fue mágico. Cuando doblamos la esquina me sorprendí cuando vi que el comedor se había transformado en una sala de banquetes con varias mesas. Los manteles eran gris perla con servilletas de color rosa pálido. Los centros de mesa eran peonías rosas. Era íntimo, justo como lo imaginé. Charlamos un poco antes de tomar nuestros asientos. Yoochun tocó su vaso y se preparó para su brindis de padrino. Se aclaró la garganta.

—Yunho, has sido mi mejor amigo durante los últimos ocho años. Hemos pasado por muchas cosas juntos y no todo ha sido feliz o genial. Cuando te conocí todo de lo que hablabas era de un chico llamado Jae. Me preguntaba qué podría posiblemente hacerlo tan especial, hasta que lo conocí. Es fuerte y dice las cosas como son, por no mencionar el hecho de que en una escala del uno al diez es un doce. Por qué quiere a un idiota como tú está más allá de mí, pero lo hace y siendo mi mejor amigo no podría estar más feliz. Un hombre sabio me dijo una vez que el discurso del padrino debe ser tan largo como el novio hace el amor. Gracias, damas y caballeros. Ah, y nunca se vayan a la cama enojados.

—Para aquellos de ustedes que no me conozcan, mi nombre es Junsu. Jae y yo hemos sido los mejores amigos, más como hermanos durante los últimos diez años. Nuestra amistad se ha extendido por los incómodos y difíciles años de la escuela secundaria, los independientes y exigentes años universitarios. Los difíciles, pero gratificante años de la escuela de posgrado. Estoy ansioso por los años más allá de todo eso... dónde estamos entrando en la siguiente fase de nuestra vida. En el tiempo que nos conocemos, Jae y yo hemos vivido por lo general a unos siete metros de distancia, pero independientemente de la distancia, ninguno de nosotros ha dado alguna vez nuestra amistad por sentado. Somos hermanos de corazón y lo hemos sido el uno para el otro por momentos muy difíciles. Nos hemos dado apoyo el uno al otro a través de las luchas de la vida. Hemos estado el uno para el otro a través de los buenos tiempos también. A lo largo de los últimos diez años hemos pasado nuestro tiempo aprendiendo lo que queríamos hacer con nuestras vidas. Hoy estamos celebrando uno de los mejores días de la vida de Jae, su matrimonio con el hombre que ha amado toda su vida, y ese eres tú Yunho. Eres un hombre muy afortunado, pero eso ya lo sabías. Estoy tan feliz por los dos y si le haces daño te perseguiré hasta el fin de la tierra, señor Jung. —Sonrió y se sentó en el regazo de Yoochun.

Sólo había unas treinta personas en la recepción. Disfrutamos de nuestras cenas y optamos por bizcochos en lugar de la tradición de un pastel. El día era perfecto.

— ¿Qué le parece si los abandonamos y nos dirigimos a nuestra luna de miel, señor de Jung?

—Me gusta la manera en que piensa, señor Jung. —Le di un beso mientras nos dirigíamos al auto que nos esperaba.

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