viernes, 21 de octubre de 2016

De Amante a Esposo. Cap 6




Qué maravilla estar contigo, Cariño—saboreó Yunho antes de introducir su lengua en la boca de Jaejoong con una sensualidad que provocó estremecimientos en su cuerpo menudo.

Sin aliento y debilitado por la maravillosa habilidad de sus manos y sus labios, Jaejoong trató de recuperarse.

Deberíamos hablar primero…


Convencido de que esa conversación le impediría saciar ese deseo cuya fuerza hacía de ello algo ingobernable, Yunho lo empujó sobre los cojines y lo inmovilizó con su cuerpo. Todo él estaba centrado en proporcionarle tanto placer que la sería discusión quedaba eliminada en ese momento, y sometió sus labios rosados y sensuales a la pausada exploración de sus labios, de sus dientes y su lengua.

Una oleada de puro erotismo invadió a Jaejoong, cómo un lanzallamas dirigido hacia una hoja de papel. Acariciaba incesantemente los hombros y la espalda de Yunho, mientras el calor en sus entrañas se hacía cada vez más intenso. Frustrado por la molestia de la camisa, empezó a tirar de la tela. Yunho se separó un poco de él y se desabrochó los botones, dejando al descubierto parte de su pecho bronceado y musculoso, cubierto de vello.

Jaejoong aspiró hondo. Era precioso, absolutamente precioso; incluso más perfecto de lo que él recordaba. Sin pensarlo, conducido por un deseo que jamás había imaginado que volvería a sentir, se puso de rodillas y deslizó las manos sobre aquel pecho fuerte y recio, descendiendo después sobre su estómago plano. Mientras su cuerpo grande y fuerte se estremecía de placer, él se sorprendió de su  desinhibición. Él se terminó de quitar la camisa y la tiró a un lado.

¿Por qué íbamos a querer hablar cuando podemos hacer esto? —rugió Yunho con voz trémula.

De nuevo le llevó las manos a su cuerpo para que él siguiera acariciándolo, y lo hizo con la desinhibida sensualidad que era la otra cara de la moneda de su naturaleza fría y controlada.

Yunho…

Sólo de tocar su piel cálida, él sintió el calor del deseo. Pegado a él. Yunho se movió de tal modo que los dedos de Jaejoong se deslizaron sobre el fino vello que se estrechaba y desaparecía por debajo de la cinturilla del pantalón.

Tócame — le urgió él mientras le agarraba las caderas suavemente redondeadas para apretarlo contra él y que sintiera la dureza de su erección bajo la tela de su pantalón.

No deberíamos… no podemos… —empezó a decir Jaejoong, presa de una turbación imposible de controlar.

Pero incluso mientras hablaba, su cuerpo menudo y esbelto traicionaba ya esas palabras con sus eróticos movimientos. Se deleitó con su calor viril, regocijándose  con su fuerza y su masculinidad. Cuando él aplastó sus labios ya hinchados y sensibles sobre los suyos, gimió sin poderlo remediar y dejó caer la cabeza hacia atrás, muy consciente de las sensuales palpitaciones entre sus muslos.

Al notar que le abría la camisa y su pantalón caía hasta las rodillas, salió de la febril inconsciencia en la que estaba sumido con un gemido de sorpresa.

Debemos…

Yunho se quedó completamente anonadado mientras contemplaba con deleite sus preciosas curvas adornadas con un hermoso y diminuto bóxer de seda y encaje.

Jaejoong quedó asombrado con la clara apreciación que vio en su resplandeciente mirada. Aunque un rubor de timidez tiñó sus mejillas, no pudo ahogar la emoción que sintió al ver la admiración en sus ojos.

Con un dedo fue acariciando sus delicados y rosados pezones.

No sé lo que tiene tu cuerpo — le confesó Yunho en tono ronco y sensual, mientras lo abrazaba con más pasión que ceremonia —  pero me vuelve loco, cariño.

La erótica caricia de sus labios sobre su sensible pecho derribó cualquier barrera que aún pudiera quedar. Cuando Yunho se puso de pie y lo levantó en brazos, él temblaba intensamente.

Cruzó el vano rematado con un arco más allá del entramado cubierto de rosas y subió las cortas escaleras de caracol. Jaejoong se sorprendió al ver la sencilla belleza de  la habitación de la torreta. La cama con dosel estaba cubierta con una fina gasa, y su apariencia de habitación de cuento de hadas resaltaba aún más con las ventanas góticas de cristal emplomado.

Caramba…

Jaejoong sintió cómo si flotara en un sueño del cual no quería despertar.

Sé lo que te gusta — afirmó Yunho en tono ronco mientras lo tumbaba en la cama con tal delicadeza que él se echó a temblar de anticipación — Sé exactamente lo que te gusta.

Sí…

En una décima de segundo su memoria, ajeno a toda disciplina, retrocedió dieciocho meses para recordar algunas de las cosas tan románticas que había hecho Yunho por él. Una bañera rodeada de velas y con el agua cubierta de pétalos de rosas. Pequeños regalos, cómo un frasco de perfume, o bien tarjetas y flores. Le había regalado un ejemplar de su libro favorito encuadernado en piel, y la grabación de una película que no había visto desde la infancia que había buscado para él.  Le había parecido cómo si él poseyera una sorprendente facilidad para saber lo que  le hacía feliz. Sus recuerdos empezaron a avanzar hacia la brusca conclusión de su romance, que había sido para él una desagradable sorpresa de la que nunca se había recuperado; pero cerró ese recuerdo y lo guardó de nuevo en el pasado.

Jaejoong…

Yunho bajó la orgullosa cabeza para besarlo apasionadamente, y los recuerdos del pasado se quedaron reducidos a una terrible sombra.

Te deseo…

Cuando él se fijó en su rostro moreno y joven, lo inundó por completo un fiero anhelo, una sensación que no dio cabida a ningún pensamiento racional. Todo él estaba inquieto, tenso. Él deslizó las manos rozando con hábiles caricias las puntas de los rosados pezones, y él arqueó la espalda mientras el placer lo recorría cómo una marejada imparable. Allí agachó la cabeza, y utilizó su boca  para juguetear con los tiernos pezones mientras le retiraba la última prenda de ropa.

Cuando él le separó los muslos él sintió que se derretía por dentro, y su deseo resurgió de nuevo con más fuerza. Bajó la mano para acariciar su sexo mojado y caliente, y el primer estremecimiento de deleite recorrió su cuerpo hambriento de pasión. Y así Jaejoong se abandonó a las sensaciones, todo él caliente y mojado, cómo una flor abriendo sus pétalos al sol. Con habilidad él fue recorriendo todo su cuerpo inquieto de deseo, y antes incluso de que él pudiera adivinar lo que pretendía, él lo sometió a una intimidad que sorprendió a Jaejoong.

Sus atenciones fueron una tortura exquisita. Perdió el control cómo jamás lo había perdido antes, con jadeantes chillidos y gemidos temblorosos que partían de sus labios entreabiertos. El febril nudo de deseo que le tensaba las entrañas se fue haciendo cada vez más intenso, hasta que alcanzó una intensidad tan grande que al poco se desató en él una oleada de liberación.

¿Te sientes bien…?

Jadeando, Jaejoong regresó flotando a la realidad, aturdido por la intensidad de lo que acababa de experimentar.

Más que bien…

Una pícara sonrisa de satisfacción embelleció su boca grande y sensual.

Bien. No te he dado oportunidad de ceder a tus inhibiciones…

Con un movimiento ágil se colocó entre sus muslos delgados, con las manos firmemente apoyadas en sus caderas mientras le apartaba los muslos y se colocaba sobre él. Jae se sentía lánguido y débil, y muy sensible. Yunho se hundió en él con una fuerza profunda y pausada que le arrancó gemidos de placer, despertando de nuevo su deseo. Su letargo desapareció cuando él lo llenó por completo con su miembro caliente y erecto, y la primera sacudida de renovada excitación lo zarandeó.

Por favor… — susurró él con tensión, mientras el deseo se concentraba y aumentaba con cada embestida.

Yunho le agarró las manos, dominándolo con su nueva energía y su pasión.

Qué gusto estar dentro de ti — le confesó con un jadeante susurro de satisfacción, y cierto desconcierto en la mirada —  Me siento tan bien…

El cuerpo de Jaejoong parecía haber cobrado vida propia, y se arqueaba respondiendo a los movimientos de Yunho, mientras que el salvaje deseo se elevaba inexorablemente hasta que él alcanzó el clímax de nuevo y se perdió en los intensos espasmos del placer.

Después estaba tan relajado, tan alejado de la realidad, que sentía cómo  si flotara en otro mundo. La turbadora dicha de la liberación se había vertido en una intensa oleada de fiera emoción. Lo abrazó y medio adormilado le fue dando besos  en el hombro.

Una risa ronca de apreciación hizo vibrar su cuerpo musculoso y esbelto, y Yunho le respondió abrazando con ganas su cuerpo menudo.

Te he echado de menos; eres tan cariñoso, Yobo.

Tengo tanto sueño — murmuró él.

Yunho lo apoyó de nuevo sobre él y le retiró el pelo de la cabeza con movimientos suaves y arrulladores.

Entonces duerme.

Mmm…

Momentos después, cuando su cuerpo estaba lánguido por el sueño, despertó ante la erótica insistencia del suyo. Sus cinco sentidos cobraron vida de nuevo en respuesta a sus caricias, y susurró su nombre en señal de instantánea aceptación.

Fue la experiencia más intensa y dulce de su vida. Una lenta y profunda unión de placer sin fin que culminó en otro alucinante torbellino de erótico gozo. Una dicha profunda y satisfactoria lo empapó por completo. En ese momento, con la guardia muy baja, las palabras de amor se formaron de pronto en sus labios; y tal vez las habría pronunciado de no haber sido porque un sexto sentido lo apartó de ese peligroso límite y lo silenció. Fue el recordatorio más cruel de la realidad que podría haber sufrido.

Has estado sublime, Yobo… — le dijo Yunho con pereza.

Con los ojos abiertos y la mirada perdida de asombro y miedo, una fatídica sensación de déjà vu comenzó a atormentarlo. Se había acostado con él otra vez, se había quedado dormido entre sus brazos cómo un bobo confiado, y había estado a punto de decirle por segunda vez que lo amaba. Allí, en el fondo de su ser, además  de toda la rabia y la desconfianza que lo obligaba a estar a la defensiva, estaba el  amor que pensaba que había superado. El pánico y la confusión y los sentimientos que se había ocultado incluso a sí mismo dieron paso rápidamente a la rabia y la vergüenza. Aquél era el hombre que lo había abandonado sin remordimientos. ¿Lo habría echado  de verdad de menos?  Sí… tanto, que jamás había vuelto a llamarlo.

¿Qué había pasado con ese nuevo comienzo y la amistad que él había sugerido?

¿Acaso habría intentado proporcionarle una falsa sensación de seguridad? Esos pensamientos sueltos parecieron tomar fuerza al tiempo que iban relacionándose.

Jaejoong paseó la mirada por la habitación con curiosidad. El decorado era muy delicado, muy a tono con sus preferencias personales, pensaba con creciente suspicacia. No sólo eran los tonos pastel sus favoritos, sino que también adoraba las flores frescas. Jaejoong reconoció que jamás había visto tantas rosas y lirios frescos colocados de una manera tan preciosa en una habitación cómo aquélla. ¿Qué era lo que hacía falta para provocar sus sospechas y que se pusiera en guardia? ¿Una  alarma contra incendios? ¿El ataque frontal de un tanque militar?

La escena del picnic había sido igualmente preparada para que el momento tuviera un atractivo especial, reflexionó con cierta angustia. Estudió los lazos de seda que embellecían el poste de la cama que tenía más cerca y estuvo a punto de atragantarse con la convicción de que seguramente todo aquello era nuevo, y de que en realidad había sido pescado con un cebo muy interesante a manos de un experto pescador. ¿Y, peor aún, cuántas horas habían pasado desde que había visto o  pensado en sus hijos? Ese pensamiento le provocó un sentimiento de culpabilidad tremendo.

Estás muy callado — dijo de pronto Yunho —  Detesto poner fin a nuestro idílico interludio, pero no he comido nada desde que desayuné, y casi es la hora de la cena.

Jae se apartó de él con movimiento brusco para ponerse de pie.

Me has hecho hacer el ridículo…

Levemente aturdido mientras admiraba sus bonitas facciones, delicadas cómo las de un duendecillo, incluso con el cabello revuelto y el rostro desmaquillado, Yunho se puso tenso y apoyó un codo sobre la cama.

Creo que no te entiendo.

Jaejoong saltó de la cama cómo si hubiera sentido un intenso dolor en su cuerpo. El sol se escondía por el oeste, pero todavía entraba bastante luz por los ventanales de arco apuntado, demasiada cómo para que no sintiera vergüenza. La desnudez nunca le había resultado tan incómoda o humillante cómo en ese momento. Al ver sus boxer en la alfombrilla a los pies de la cama, los recogió con manos temblorosas y se los puso rápidamente.

Yunho retiró la sábana y se incorporó.

¿Qué ocurre?

No me puedo creer que me hagas esa pregunta — soltó Jaejoong con rabia —  Te lo puse tan fácil también, ¿verdad? Dame un poco de sol, unas rosas y un entorno bello cómo éste, y caeré en las mieles de la seducción…

¿Qué seducción? — Yunho se puso la ropa interior y después fue a hacer lo mismo con los pantalones — Jamás he tenido que seducir a un joven en mi vida.

No creas ni por un momento que voy a olvidarme de lo que me estás haciendo — le espetó Jaejoong mientras tiraba de la sábana para enroscársela al cuerpo con una serie de movimientos precipitados.

Su ropa aún estaba fuera, en la hierba. La vergüenza que sentía le pareció un castigo justo a su libertino comportamiento.

Con lágrimas de dolor y de rabia en los ojos, Jaejoong bajó corriendo la escalera de caracol. El increíble encanto de la colcha arrugada, de los cojines desperdigados  sobre la colcha y de las copas de vino olvidadas en el claro de césped rodeado de árboles lo impresionó de nuevo. Se puso a buscar su camisilla, Pero no la encontró.

¿Es que te has vuelto loco? — Le preguntó Yunho desde la terraza, donde en ese momento se estaba poniendo la camisa — ¿Estamos haciendo el amor, y al momento empiezas a gritarme?

¿Qué pasó con la amistad? — le chilló él.

Yunho se quedó quieto, con la camisa a medio abotonar. La pelusilla morena que cubría su rostro dibujaba una sombra alrededor de su preciosa boca. Sus bellos ojos entrecerrados lo miraban con vehemencia.

La opción estaba ahí… pero tú la ignoraste.

Temblando de incredulidad, Jaejoong lo miró también a los ojos. Yunho le tendió una mano larga y morena.

Vuelve a la cama, mi joven señor. Pediré que nos traigan algo de comer.

Jae retiró la ropa del suelo, dejó caer la sábana y se la puso a toda velocidad.

¡Debes de estar de broma! Vine a Italia porque confié en ti, porque quería ser justo contigo y con los niños.

Yunho levantó los brazos extendidos con un gesto muy coreano y los dejó caer de nuevo.

Y lo has sido… y eso te honra. Hoy hemos avanzado y dejado atrás el pasado… Es un paso importante…

El único lugar al que he avanzado ha sido a tu cama, y más que un paso adelante me parece un retroceso.

Pero te lo has pasado bien en mi cama — respondió él sin vacilar —  No te he oído quejarte.

No se trata de eso…

Yunho le dedicó una sonrisa encantadora que consiguió que se le  encogiera el estómago con una mezcla de tensión y de resentimiento.

Tal vez tu explicación sea demasiado ilógica para que yo esté de acuerdo. Me deseabas, Jaejoong.

Con lágrimas de rabia en los ojos, Jaejoong se agachó para levantar y sacudir la colcha con el fin de localizar sus zapatos.

Y te ha parecido bien volver a tenderme una trampa, ¿no? Como sabes que todavía me atraes, te pareció bien traerme hasta aquí con engaños, prometiéndome una falsa amistad.



Yunho observó cómo introducía sus pequeños y delicados pies en los zapatos, y se dijo cuánto le gustaba esa parte de su cuerpo también.

Te aseguro que esta ridícula escena no me resulta en absoluto divertida — gimió con impaciencia —  Todavía no entiendo qué es lo que te pasa.

¿De verdad? — Jaejoong le echó una mirada llena de amargura —  ¿No te parece mal lo que has hecho?

Con expresión implacable, Yunho se encogió de hombros; era un veterano endurecido por la batalla cuando se trataba de esquivar preguntas directas.

¿Qué es lo que he hecho?

Debería haber sospechado que planeabas algo nada más ver este precioso escenario. Era demasiado maravilloso para ser cierto.

Yunho se sentía cada vez más frustrado. Él era un hombre muy práctico. A Jae le gustaban los cuentos de hadas, las camas con dosel y las flores. Él se había asegurado de que se viera rodeado de todas esas cosas y de que se sintiera verdaderamente encantado. En cuanto a él, todo había ido de maravilla; Jae había sido feliz, y por lo tanto él también. ¿Qué problema tenía Jaejoong? Era el único joven que le había gritado en su vida.

¿Desde cuándo es una ofensa darte lo que quieres para que lo disfrutes?

Todo ha sido un engaño… un asqueroso y cruel montaje.

¡Dios!… ¡Quiero casarme contigo! — Gimió Yunho con incredulidad —  ¿De qué manera ha sido para ti un engaño?

Jaejoong estaba tan disgustado, que sintió un alivio enorme al ver la camisilla que no encontraba, pues le daba la excusa de poder agacharse para recogerla. Le dolía tanto todo aquello que quería gritar; porque sabía que había deseado que fuera real, lo había deseado tanto que aún tenía el sabor de ese deseo en la boca.

Te pedí que te casaras conmigo y me dijiste que no. Cuando quiero algo, no ceso hasta conseguirlo — Yunho lo miró con desafío —  Yo soy así. Así hago las cosas. No engaño a nadie.

Enrabietado por su negativa a reconocer su error; Jaejoong se puso derecho.

¿Ah, no? ¡Fuiste romántico conmigo y no significó nada! Me animaste a encariñarme contigo y después me abandonaste — condenó, lleno de dolor y vergüenza; temeroso de romper a llorar, echó a andar por el camino del bosque —  Bueno, no pienso dejarme engañar de nuevo con la misma charada. No me puedes manipular cómo si fuera parte de un trato de negocios.

¿Qué entiendes tú por romántico?

Los pétalos de rosa en la bañera… las flores… las tarjetas… mi película favorita… el libro… — recitó angustiado, más enrabietado aún por su incomprensión.

Yunho parecía disgustado.

No entiendo por qué hay que darle tanta importancia a unos pequeños regalos y algunos detalles que tuve contigo — dijo de manera concisa —  No tuve intención ni de animarte ni de engañarte. Jamás había tenido una relación de ese tipo en mi vida…

Sí… lo sé. ¿Por eso te referiste a mí cómo «sólo el criado» cuando se presentó tu amigo a hacerte una visita? — Jaejoong soltó una risotada amarga mientras cruzaba el arco de piedra.

Yunho se encogió por dentro. No sabía que él hubiera oído ese comentario.
Ese amigo era un cotilla. Sólo intentaba proteger nuestra intimidad. ― Jaejoong hizo una mueca, a punto de echarse a llorar.

No, estabas diciendo la verdad. Sólo fui eso para ti, lo único que querías que fuera… el criada}o que te calentara la cama.

¡Tal y cómo lo dices, haces que parezca algo sórdido y vulgar! ¡Pero no fue así! — Tronó Yunho —  El primer día que te permití que me gritaras dejaste de  ser el criado para pasar a ser mi igual.

Sorprendido por su explosión de genio, Jaejoong le echó una mirada sorprendido y echó a andar más deprisa.

Bueno, lo de hoy ha sido rastrero… ¿Qué hiciste? ¿Trajiste a un decorador para que preparara el escenario de mi seducción?

Dios… — pronunció Yunho con incredulidad —  No volveré a tratar de complacerte mientras viva… ¡Eres una persona imposible de complacer!

No confío en ti. ¿Y te extraña?

Jaejoong se dio la vuelta para dirigirse de nuevo a él.

¿Dónde estaban tus guardias de seguridad esta tarde? — Le preguntó —  Su ausencia es prueba de que querías llevarme a la cama.

Yunho extendió sus manos morenas con gesto elegante.

Sin comentario…

Su evidente falta de vergüenza enfureció tanto a Jaejoong que le entraron ganas de gritar.

¡Ojalá te pudras en el infierno por esto, Jung Yunho!

No es un crimen que quiera casarme contigo…

Mira, cuando esté tan desesperado por tener un marido que tenga que  aceptar a uno que se siente culpable por haberme dejado embarazado, te avisaré.

Bajo el porche, Yunho le agarró de la mano y tiró de él con suavidad, obligándolo así a que se diera la vuelta para mirarlo.

Tal vez agradezca la existencia de esos dos niños más de lo que crees tú — susurró en tono cortante —  Heechul se sometió a todos los tratamientos de fertilidad existentes y aun así nunca pudo concebir.

Sorprendido por esa revelación, Jaejoong lo miró sin pestañear con los ojos como platos. Y sólo sintió más dolor. Su primer pensamiento fue que su fertilidad debió de parecerle un golpe irónico, ya que su fallecido esposo había tenido que soportar repetidamente la continua decepción con su deseo de concebir un hijo.

Y tal vez también sea consciente de cuánto les debo a mis abuelos por aceptarme en su hogar y educarme cómo a un hijo — añadió Yunho.

Si alguna vez me caso, querría tener una relación más personal con mi esposo y mis hijos — le dijo Jae en tono seco.

Cuando Jaejoong se dio la vuelta y entró corriendo en la villa, Yunho sintió cómo si un detonador se disparara en su interior, y cruzó las puertas interiores que accedían al vestíbulo de mármol cómo si hubiera entrado un tornado.

¿Qué podría ser más personal que lo que tenemos ahora? — rugió tras de él.

Sorprendido por su furia y abrasado por el calor de su fiera mirada, Jaejoong se quedó inmóvil.

Sólo es algo físico — murmuró en tono despreciativo.

¿Y qué tiene eso de malo? — Dijo Yunho en tono agresivo—  ¡Si estuviera en el otro extremo del mundo, tomaría un avión sólo para pasar una hora contigo en la cama! Es la mejor relación sexual que he experimentado en mi vida. Me hace feliz; más que feliz. ¿Por qué no puedes sentirle tú igual?

La vergüenza tiñó sus mejillas. No podía dar crédito a lo que él acababa de decirle.

Yunho…

De algún lugar a sus espaldas se oyó una tos, cómo la que emite una persona cuando quiere advertir a alguien de su presencia. Ante sus ojos, Yunho se quedó helado.

Yunho… — repitió Jaejoong.

Despacio, de mala gana, muerto de vergüenza sólo de pensar que alguien hubiera podido escuchar los últimos minutos de su conversación, Jaejoong se dio la vuelta. Un hombre mayor de pelo blanco que tenía a su hijo Yoochun tranquilamente en brazos les sonreía con felicidad desde el otro extremo del largo vestíbulo.

Jung SungKee — dijo el hombre en el tono más alegre y amigable del mundo —  Y tú debes de ser…

Jaejoong — dijo Yunho con rotundidad, mientras le daba la mano y le quitaba disimuladamente la camisilla para guardarla Dios sabía dónde, puesto que tenía la mano vacía cuando volvió a mirársela —  Deja que te presente a mi abuelo.

Yunho le rodeó la cintura a Jaejoong, y SungKee lo urgió para que lo precediera  al salón.

Jaejoong… esta es mi esposa, Seonmi.

Una mujer mayor entrada en carnes con brillante cabello canoso y con Changmin en su regazo lo saludó en un inglés con un fuerte acento coreano.

Yunho despidió a la niñera que esperaba órdenes, mientras Jaejoong se decía que al menos no estaba sucumbiendo a un ataque de histeria. Tenía la cara tan colorada que podría haberse frito un huevo en sus mofletes. ¿Cuánto tiempo  llevaban los abuelos de Yunho esperando a que ellos aparecieran? ¿Acaso sospechaban de la causa de su ausencia? Era imposible que no hubieran notado que tenía el pelo revuelto, o que Yunho, cuyo aspecto distaba mucho de su elegancia habitual, no llevaba ni americana ni calcetines. Ni a SungKee ni a Seonmi podría habérsele pasado por alto el detalle de que su nieto y la eomma de sus bisnietos acababan de tener una terrible discusión. Pero ninguno de los encantadores abuelos de Yunho dio muestras de desaprobación alguna.

SungKee sonrió cuando Yoochun extendió los brazos para reunirse con Jaejoong, y se lo pasó a su eomma.

Por supuesto, quieres irte con tu eomma. Seonmi y yo nos alegramos mucho cuando nos enteramos de la existencia de estos niños. Espero que entendáis que no podíamos esperar ni un día más para venir a conocerlos. El tiempo es muy valioso a nuestra edad.

Yunho se dio cuenta inmediatamente de que se había equivocado al  asumir que sus abuelos quedarían muy disgustados por el escándalo provocado por la existencia de sus dos hijos ilegítimos. Sus abuelos parecían felices y contentos con la situación, se decía mientras se inclinaba un poco para besar la suave y empolvada mejilla de su abuela.

Tu abuelo quería avisarte de nuestra visita, pero ya sabes lo mucho que me gustan las sorpresas — le informó Seonmi en tono cantarín.

Es una sorpresa maravillosa — respondió Yunho sin vacilar.

Explicándole que la artritis le tenía un poco anquilosada, Seonmi invitó a Jaejoong a que se sentara junto a ella.

Son dos niños preciosos; fuertes, saludables y llenos de vida. Debes de estar muy orgulloso de ellos — comentó Seonmi mientras acariciaba a Changmin, que se recostaba sobre el pecho de su bisabuela, feliz con aquel momento de atención.

Igualmente emocionado, SungKee acarició la rizada mata de cabello de Yoochun antes de que Jaejoong dejara a su hijo en la alfombra para que pudiera gatear un rato.

Quiero que sepas que pase lo que pase entre Yunho y tú, siempre os consideraremos a ti y a los niños cómo parte de la familia y seréis muy bienvenidos a nuestra casa — dijo SungKee.

Aquella generosa declaración conmovió profundamente a Jaejoong. Vio que Yoochun iba directamente hacia su padre.

Os quedaréis unos días, por supuesto… — le decía Yunho en voz baja a sus abuelos —  Desgraciadamente, mañana tengo una reunión a primera hora en Bruselas, y tendré que salir a última hora de la tarde. Pero a Jaejoong le encantará que le hagáis compañía.

Jaejoong se sintió culpable. ¿Estaría inventándose una excusa por la discusión que habían tenido? Vio que tomaba a Yoochun en brazos con una alegría y una confianza que sorprendió  a  la  pareja  mayor.  Los  mellizos  ya  empezaban  a  querer  a  su  padre.

¿Habría tomado él la decisión correcta?

Media hora después, Yunho insistió en ayudar a Jaejoong a llevar a los mellizos a su cuarto. Cuando los acostaron, pues los niños ya se habían bañado y cenado, avanzó con él por el pasillo hasta el dormitorio que le había sido asignado para la duración de su estancia.

Tengo una pregunta que quería hacerte… es de cuando estabas embarazado de los mellizos…

Jaejoong lo miró con sorpresa.

¿Cuándo hiciste exactamente esas llamadas al número de teléfono que te di? ― Jaejoong apretó los labios con gesto pensativo.

Fue en verano… a finales de junio, principios de julio… ― Yunho lo miró con interés.

¿Y la carta que dijiste? ¿Cuándo la enviaste?

Más o menos en la misma época.

Pero entonces eso debió de ser unos seis o siete meses después de romper. Para entonces, hacía tiempo que sabrías que estabas embarazado ¿Por qué esperaste tanto tiempo antes de intentar contactar conmigo? — preguntó con incredulidad.

Esperé a ver si me llamabas tú primero. ― Él frunció el ceño.

No lo entiendo.

Jaejoong alzó la barbilla, rechazando la intensa sensación de rechazo que aún sentía en su interior.

Quería saber si saldría de ti ponerte otra vez en contacto conmigo. Pero no lo hiciste, lo cual me dejó muy claro lo que necesitaba saber.

¡Te habría llamado de haber sabido que estabas embarazado! — Le respondió Yunho con incredulidad y frustración —  Cuando quisiste llamarme, tu nombre había sido borrado de la lista… Y por eso no pudiste hablar conmigo.

Algunos de nosotros no funcionamos de ese modo cuando se trata de nuestra vida amorosa — murmuró Jaejoong con amargura.

Yunho aspiró hondo para contenerse. Con sorpresa, se dio cuenta de que estaba a punto de perder los estribos de nuevo con Jaejoong. Pero aspiró y trató de serenarse. No perdería los estribos con sus abuelos bajo el mismo techo. Desgraciadamente, SungKee pensaba que todas las mujeres y doceles eran cómo su esposa, flores frágiles de eternas sonrisas, naturalezas adorables y nada de carácter.

El único lugar donde Jaejoong cedía era en la cama, pensaba Yunho con pesar, pensando que era una auténtica pena haberle permitido salir de la torre. Jamás antepondría la comida al sexo. Ya era hora de idear algo creativo y poner en  práctica un acercamiento nuevo. Pero de momento sentía que lo mejor era retroceder un  poco.

Quédate en la villa un tiempo — le aconsejó Yunho a Jaejoong en tono sereno, ignorando con elegancia su último comentario —  Así tendré más tiempo para buscarte un apartamento adecuado para ti y los niños en Londres.

Jaejoong se quedó desconcertado con el cambio de tema, además de la serenidad que mostraba Yunho con la perspectiva de que él y los niños tuvieran su propia casa.

Yunho… — lo miró con incertidumbre —  Entiendo que sigas enfadado conmigo, pero de verdad creo que hemos tomado el camino equivocado y…

Hace un par de horas estabas en mi cama… por favor, no me pidas que seamos amigos — insistió Yunho en tono cortante y burlón —  Es demasiado tarde para eso.

Tal vez jamás fuera una posibilidad — concedió Jaejoong.

No esperes que me quede tan tranquilo si te acuestas con otro hombre — Yunho quiso ponerle los límites antes de marcharse.

Consternado de que Yunho pensara que él pudiera lanzarse a los brazos de otro hombre, Jaejoong le tomó la mano con un gesto íntimo que fue totalmente involuntario.

No soy así. ¿Acaso no lo sabes todavía? No planeo…

Estás arriesgándote demasiado — con un brillo de advertencia en sus ojos dorados, Yunho lo empujó suavemente contra la pared y apoyó las manos a ambos lados de su cabeza —  No toques si no quieres que se te toque, Yobo…

El fuego de su mirada despertó un cosquilleo vergonzoso que lo recorrió de arriba abajo. Estaba tan cerca de él, que se estremeció, y sintió vergüenza al darse cuenta de que no era aprensión lo que lo dominaba. Una inconsolable anticipación le aceleraba el pulso.

Necesitas trabajar tu nivel de resistencia, porque yo no me he dado por vencido — dijo Yunho en voz baja, cómo un tigre ronroneando —  Cuando quiero algo, voy a por todas. Al siguiente round, es muy posible que juegue sucio, Cariño mio.

Con una sonrisa sardónica, dejó caer las manos, se puso derecho y se retiró con exagerada cortesía para dejarle vía libre.



Anterior >>> ♥ <<< Siguiente

Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…

7 comentarios :

  1. No todo es sexo yunho. Ojalá lo entienda yunnie y empiece a mejorar sus tácticas de conquista para jae XD jaejoong lo quiere asi q yunho solo tiene q cambiar a una actitud mas amorosa...
    Gracias por actualizar amiga ^^

    ResponderEliminar
  2. por que no puede ser mas dulce y romántico Yunho con Jae así lo ganaría mas rápido si el de verdad se quiere casar con el y no le haga creer a Jae que lo único que quiere de Jae es seco y los hijos que le demuestre que el también le interesa como persona y como su pareja de vida
    Gracias

    ResponderEliminar
  3. Yunho no es que lo llenes de todo lo que le guste las mejores cosas los mejores lugares no así Jaejoong no te siente sincero por eso tiene miedo Yunho cambia un poco no utilices lo que sabes que Jae siente por ti eso es caer bajo no solo te cases solo porque tubo a tus hijos u.u

    ResponderEliminar
  4. Yunho debe entender que no solo es sexo con Jae el quiere que lo quiera de verdad y no solo haga montajes para que convenza a Jae de casarse con el debe buscar la manera de acercarse.
    Los abuelos están mas que felices con sus nietos

    ResponderEliminar
  5. por fin hubo acción !! jajajaj pero duro poco el momento feliz u.u
    que bella escena ver a los abuelitos con sus bisnietos se nota que los quieren aww... que tiernos.... jaejoong sigue poniendo resistencia vamos a ver cuanto tiempo mas aguanta jajajaj

    ResponderEliminar
  6. Nada de los que hace Yunho resulta justo para Jae, cuando nada le cuesta ganar siendo más considerado y romantico de manera sincera. Ay esos bebés son la cosita más linda que hay¡¡¡ de entrada son mimositos y traviesos, no hay modo de que los abuelos no los adoraran a primera vista y si Jae lo piensa tiene a los abuelos de sus lado😉 no tiene la voluntad de resistirse a Yunho pero tal vez, si de ponerlo en una situación que lo ate mde manos y lo haga reconocer que lo ama. Ese instinto posesivo de no soportar ver a Jae en brazos de otro es algo que Jae puede usar en su favor😉.

    ResponderEliminar
  7. Me encanta esta historia, es la 3ra vez que la leo. Me encanta el blog en general.

    ResponderEliminar