miércoles, 2 de noviembre de 2016

De Amante a Esposo. Cap 10 Final




Tienes que aceptar que lo que hiciste estuvo mal, Yunho…

¿En qué estuvo mal? Ahora eres mi esposo. Mis hijos llevaran mi apellido…

Quiero que nuestra relación se base en nosotros, no sólo en los niños…

¡Entonces deja de comportarte cómo un niño! ― Jaejoong aspiró hondo y levantó un dedo.


Uno… me casé contigo porque me amenazaste con quitarme la custodia de los niños si no lo hacía…

¡Jamás te habría hecho eso! — Exclamó Yunho —  ¿Es que todavía no me conoces?

Dos… — dijo Jaejoong en tono de desafío —  No quiero acostarme con un tipo  que me hace sentir que sólo valgo para el sexo.

Ni yo dormir con un esposo que piensa que puede utilizar su cuerpo cómo arma para negociar.

Tres… — continuó Jaejoong con tenacidad —  Yo…

Yunho alzó ambas manos con una explosiva demostración de rabia.

¡Me largo de aquí!

No… ¡No seas así! —gimió Jaejoong mientras corría y se plantaba delante de la puerta para impedir que se marchara.

Quítate de en medio.

Pero tenemos que hablar…

No estoy de humor. Quítate…

No…

Como respuesta, Yunho lo levantó en brazos, cruzó la habitación y lo echó sobre la cama. Se echó encima de él, y Jaejoong lo miró con los ojos como platos.

Yunho…

Cuando dices mi nombre, es cómo una invitación — con la mirada llena de pasión, Yunho tomó sus labios con una urgencia que lo hizo derretirse y sentir un calor que derribaba sus defensas.

Jaejoong se apartó de él con un sollozo de pesar.

Yunho lo miró con un gesto de reproche que a Jaejoong se le antojó excesivo para lo que él había hecho.

Juré no volver a casarme. Pero cambié por ti. Juré que jamás tendría hijos, y  he aprendido a aceptar y amar a nuestros hijos — susurró con una tristeza que a Jaejoong le rompió el corazón —  Y también pensé que tú eras distinto, que eras cariñoso y sincero. ¿Dónde demonios está todo eso?

Su fiera amargura lo confundió. De pronto sintió que se había equivocado, aunque no supiera bien cómo. Lo que sí que vio en su mirada fue que se sentía decepcionado; que él lo había decepcionado, incluso traicionado, y esa acusación le dolió. ¿Era diferente a quién? Nunca le había visto expresar tanta emoción anteriormente, y la demostración de Yunho lo conmovió.

Instantes después, la puerta se cerró. Él se había marchado. Jaejoong se dijo que había hecho lo que se había propuesto. Había permanecido fiel a sus convicciones. Pero no había podido matizar lo que había tenido intención de decir. Sin embargo, le había trasmitido el mensaje básico, se dijo, y teniendo en cuenta la hostilidad de Yunho, había sido algo difícil de conseguir.

Le dolían los músculos de tanta tensión. Despacio y con torpeza, se echó en la cama. Seguía vestido con el precioso traje y la diadema. Él se los habría quitado de estar allí. Sin previo aviso, sintió que lo invadían unas dudas terribles. Momentos después, se dio cuenta de que estaba llorando.

Al día siguiente bajó a desayunar a las ocho. No había pegado ojo esa noche; se había quedado despierto, esperando que Yunho volviera para estar con él. ¿Y si Yunho le pedía el divorcio? ¿Se irían de luna de miel después de lo que había pasado?

Se había levantado a las seis para ver si lo llevaba todo, y después se había pasado un buen rato tratando de taparse las ojeras con maquillaje.

El comedor estaba vacío, Pero Jaejoong se sentó y desayunó bien mientras trataba de tranquilizarse.

El alivio que sintió cuando Yunho entró tranquilamente en el comedor, vestido con pantalón beis y un suéter de punto, fue indescriptible.

¿Estás listo? —le preguntó.

Jaejoong sintió aún más alivio al darse cuenta de que se iban a marchar de luna   de miel.

¿Todavía quieres hablar conmigo? —le preguntó mientras se montaba en la limusina.

¿Llevas más shorts cómo ése en el equipaje? — dijo Yunho, evitando cómo siempre contestar a ese tipo de preguntas.

Yunho…

Se inclinó hacia él y le puso un dedo en los labios.

No… No me lo vuelvas a decir, Yobo. «Tenemos que hablar» debe de ser la frase más temida por los hombres.

Yunho ocupó su sitio, y Jaejoong decidió no presionarlo. Tenían que hablar. Pero en ese momento no quería arriesgarse. La noche anterior él le había dicho que había  cambiado  por  él,  y  esa  declaración  le  había  sorprendido  y  dado otra perspectiva. Siempre le pedía más, y sabía que era injusto y poco razonable por su parte.

En el aeropuerto los esperaban un contingente de periodistas. Rain y sus hombres los mantenían a distancia, y Yunho le echó el brazo por los hombros e ignoró la salva de preguntas que les hicieron medio a gritos. Alguien dijo algo sobre la «noticia del día», y Jaejoong se quedó helado ¿Qué noticia?

Se encogió sólo de pensar que las revelaciones de Junsu podrían haber llegado a los periódicos de nuevo, y empezó a rezar fervientemente para que no hubiera sido así. No tuvo valor para preguntarle nada a Yunho.

Cuando subieron a su jet privado, Jaejoong vio enseguida varios periódicos colocados ordenadamente y los ojeó hasta sacar el más horrible de todos, donde se veía una foto bastante mala de ellos dos bailando en la pista del baile del salón de Dove Hall.

Yunho le puso la mano sobre la suya antes de que él pudiera levantar la publicación.

No pierdas el tiempo —le aconsejó.

Pero Jaejoong deseaba el castigo, y cuando pasó las hojas vio más fotos, además de todos los detalles de su boda. Se le llenaron los ojos de lágrimas, y trató de dominarse. Había sido un estúpido y un sentimental al confiar de nuevo en Junsu.

Siento mucho esto — murmuró con sensación de ahogo.

Olvídalo.

Pero su discreción era demasiado para él. Antes de que se le terminaran de saltar las lágrimas, le dijo que se iba a tumbar y corrió al compartimento donde estaban las camas. Sentado en la cama, trató de dominar los sollozos. Medio minuto después, se abrió la puerta.

Yunho se sentó a su lado y lo abrazó.

No es para tanto.

Todo el mundo hizo un esfuerzo tan enorme para que nuestra boda fuera un secreto, y yo voy y meto la pata hasta el fondo — sollozó Jaejoong —  No tendría que haberlo invitado…

Creíste que era tu amigo.

Eso es lo que más me duele…

Ya, ya… —suspiró Yunho—  Lo sé.

¿Por qué no estás furioso conmigo?

Me gusta ver que eres tierno por dentro — confió —  Si fueras tan duro como yo, no serías la misma persona, Yobo.

Jae aspiró hondo para calmarse.

¿Por qué estás tan agradable conmigo?

¿Anoche no lo fui?

Jae se volvió para acurrucarse junto a él. El amor le corría por las venas con la fuerza de un ciclón, y el deseo iba detrás. Jaejoong se acercó más a él, de modo que sus pezones rozaban su pecho musculoso.

Yunho ahuecó un poco una almohada, se apañó de él y lo tumbó despacio.

Estás agotado. Deberías dormir un poco.

¿Dónde estuviste anoche? —le susurró él.

Emborrachándome.

Ah…

Jaejoong no se lo imaginaba. Sabiendo lo mucho que le gustaba controlarlo todo, sintió que lo había empujado a hacer algo muy extraño en él.

Pensándolo bien — le anunció Yunho desde la puerta con expresión seria —  tenías razón en cuanto a lo del chantaje. Fue muy cruel por mi parte. Hice mal. Y no quiero buscar ninguna excusa. Sabía lo que hacía. No estaba preparado para cortejarte… Ni siquiera sabía si podría hacerlo… Sólo sé que lo deseaba, que quería estar contigo.

Jaejoong se preguntó qué suponía que significaba lo de «cortejarlo». Entendió que era muy dominante, muy impaciente y obstinado, y que por eso habría querido arreglar el asunto del modo más directo posible.

¿Y ahora?

Ahora nuestra luna de miel.

Yunho poseía una isla privada. Llegaron hasta allí en helicóptero que el mismo Yunho pilotó. Desde el aire le mostró la enorme casa blanca, enclavada en un terreno boscoso por encima de una playa de arenas blancas, y sobrevoló la isla para enseñarle también el pueblo.

Pasaremos aquí el resto de la semana, y luego si te apetece un poco de acción, iremos a Ibiza a pasar el fin de semana.

En la casa, los muebles de mimbre decoraban la terraza de azulejas bajo arcos  de piedra con vistas al mar. Decorada en tonos de azules y blancos que brillaban con la claridad del día, el interior de la casa era sencillamente encantador. Los muebles antiguos rústicos destacaban por el contraste con la tapicería de algodón en tonos naturales y los cómodos sofás. Y más allá del encanto de las salas, estaban los maravillosos cuartos de baño de mármol y una cocina que un chef de fama mundial no habría rechazado.

—Me encanta… Me gusta muchísimo.

Yunho dejó su equipaje en el fabuloso dormitorio principal.

A mí me pasa lo mismo… Siempre ha sido un lugar especial para mí.

¿Habría llevado a Heechul a esa isla? Se reprendió a sí mismo por envidiar a una persona que estaba muerta. Pero de todos modos se imaginó al exquisito Heechul en aquella casa mientras Yunho lo observaba con adoración.

Cenaron a la luz de las velas en la terraza y bebieron champán.

¿Por qué no me hablas de Heechul? — le preguntó Jaejoong de pronto, sorprendido por haberlo dicho sin pensar.

Yunho frunció el ceño con sorpresa, y el silencio se prolongó. Retiró la silla y se puso de pie.

¿Y por qué tengo que hablar de él?

Jaejoong, muerto de los nervios, se obligó a sonreír.

Bueno, estuviste con él casi diez años. ― Yunho soltó una carcajada llena de ironía.

Y tal vez sea algo que prefiera olvidar.

Sus palabras quedaron suspendidas mientras Jaejoong lo miraba con sus enormes ojos verdes muy abiertos.

¿Quieres decir qué…? Yo… No entiendo lo que quieres decir… —balbuceó con nerviosismo, incapaz de creer lo que él acababa de implicar.

Yunho sacudió su hermosa cabeza con aparente estupefacción.

¿Las lunas de miel son siempre tan horribles? ― Jaejoong se quedó helado y se puso pálido.

Sin decir más, Yunho se volvió en dirección a la playa.

Tras un momento de parálisis, Jaejoong se levantó y fue tras de él, se descalzó por el camino y corrió por la arena. La noche era clara, y la luna llena iluminaba toda la playa.

No puedes culparme por sentir curiosidad. No me hablaste de él en Japón, cuando nos conocimos; y después, cuando yo quería saber más de él, me dijiste que no tenía derecho a saber nada de tu matrimonio — le recordó apresuradamente.

Eso fue al principio. En Japón, no tenía razón para hablarte de él. Pensé que te disgustaría saber que había estado casado y, cómo la mayoría de los hombres,  evité el tema. No hablo de él porque no quiero.

Pero pienso que si uno quiere a alguien de verdad y lo pierde, querría hablar de ello… al menos alguna vez. ¿No sería más conveniente para ti?

Entre Kim Heechul y yo no existía eso —Yunho se metió las manos en los bolsillos y se quedó mirando el mar fijamente.

Entonces, por favor, dime cómo era vuestra relación —murmuró Jaejoong—  De verdad necesito saberlo.

Yo tenía veinte años. Él veinticuatro. Mis amigos pensaban que era precioso, y todos me dijeron la suerte que tuve de que él se fijara en mí. Heechul estaba dispuesto a todo, y a esa edad era lo único que yo necesitaba. Pensé que era algo sin importancia. Estaba a punto de terminar nuestra relación cuando él me dijo que estaba embarazado.

Al oír el gemido entrecortado de Jaejoong, Yunho se volvió hacia él.

Sé lo que estás pensando — dijo con pesar —  Pero no resultó ser tan sencillo, mi joven señor.

Pero lo que él le había dicho pareció explicar de pronto tantas cosas que Jaejoong se quedó petrificado. Había pasado por lo mismo antes de que él llegara con los mellizos.

¿Qué pasó?

Ni siquiera lo dudé… Yo era un chico coreano bien educado. Me casé con él, con lo cual hice feliz a nuestras familias. Un mes después de la boda, acompañé a SungKee a Londres a una reunión de negocios; cuando volví, él me dijo que había perdido el bebé.

Jaejoong hizo una mueca.

Lo siento mucho.

No lo sientas. Heechul se empeñó en tener un hijo para sustituir al que había perdido. Yo no quería. Era demasiado joven. Pero, de haber nacido un niño, lo habría hecho lo mejor posible. Cinco años después de casarnos seguíamos sin tener hijos, y fui con él a ver a un buen médico porque me preocupaba el extraño tratamiento que estaba tomando. De manera totalmente accidental, me entere de que jamás había estado embarazado.

Jaejoong se llevó la mano a la boca.

Oh, Dios mío…

Habíamos pasado todo ese tiempo viviendo su mentira. No pude creer que hubiera podido ser tan idiota. Había sido demasiado ingenuo incluso para pedirle que me lo demostrara antes de casarme con él.

Yunho suspiró.

Sabes, pensaba que tu matrimonio con Heechul había sido perfecto —susurró Jaejoong en tono de disculpa.

En la superficie así le parecía a muchas personas, Heechul no tenía amigos de verdad, y en su imaginación, nuestro matrimonio era una fantasía perfecta. Pero cuando me enteré de que me había mentido sobre el embarazo, le dije que quería el divorcio… Él respondió intentando suicidarse.

Ay, no… —gimió Jaejoong horrorizado.

Entonces fue cuando me di cuenta de que Heechul no era en realidad responsable de lo que había hecho. Era una persona inestable, un fantasioso obsesionado conmigo — reconoció con tanta tristeza que a Jaejoong se le encogió el estómago —  No soportaba estar solo, y jamás dejaba de decirme lo mucho que me amaba.

Y te sentiste muy atado.

Jaejoong entendía finalmente por qué no era muy dado a las declaraciones de  amor. Lim Taecyeon había dicho que, después de casarse con Heechul, Yunho se había convertido en un adicto al trabajo. Él había pensado que había utilizado su trabajo para escapar de la presión de una relación que siempre le había exigido más de lo que podía dar. Para alguien tan reservado cómo él, tanta emotividad debía de haberle supuesto un desafío mayor.

Estaba muy atado a esa relación. Él era mi esposo y mi responsabilidad. Sus padres habían fallecido ya. Lo llevé a que hiciera un tratamiento psiquiátrico, pero no le sirvió de mucho. Mejoraba durante un tiempo y luego volvía a lo mismo de siempre. Estaba tomando un tratamiento muy fuerte cuando se estrelló con el coche. Ni siquiera debía haber conducido.

El silencio se prolongó un buen rato, hasta que Jaejoong finalmente se armó de valor para preguntarle lo que todavía deseaba saber.

¿Lo amaste alguna vez?

Él soltó el aire que estaba conteniendo.

No… No lo amé jamás. ― Jaejoong pestañeó para no llorar.

He estado muy celoso de él, y sin embargo pienso que debió de ser tan infeliz… Lo mismo que tú.

Cuando él murió me sentí muy, muy culpable, porque sabía que de nuevo era dueño de mi vida y que lo había deseado con tanto ahínco que lo sentía en cada poro de mi piel —reconoció con voz ronca—  Jamás he podido perdonármelo.

A mí me parece que lo hiciste lo mejor posible. Permaneciste a su lado — murmuró Jaejoong en voz baja —  No todo el mundo habría hecho eso en tus circunstancias. ¿Lo saben todo tus abuelos?

Saben muy poco. Pero debían sospechar que las cosas no iban bien. Era más fácil disimular para proteger a Heechul — le dijo Yunho con rotundidad —  ¿Te importa si voy a dar un paseo?

La brusquedad de ese ruego lo desequilibró, puesto que en ese momento tenía los cinco sentidos puestos en él. Había tantas cosas más que le habría gustado preguntarle y decir…

No, por supuesto que no —mintió, y regresó directamente a la casa.

Deseaba estar solo, y él estaba seguro de que no le había sido posible hacer  eso estando con Heechul. Era lógico que recelara del amor de un joven, de los compromisos y de las exigencias después de una experiencia tan terrible. Había perdido varios años de su vida con una persona profundamente perturbada, y sin embargo se había comportado con mucho honor. Se sorprendió al darse cuenta de que lo amaba aún más por no haber abandonado a Heechul. Sin embargo, al no querer confiar su tragedia a sus abuelos había aumentado su preocupación.

Pasado un rato Jaejoong se fue a la cama, pero dejó la luz de la lámpara encendida para que él la viera por debajo de la puerta. Una hora después, le oyó entrar en la casa. Al momento percibió el leve ruido de la ducha y esperó un poco para ver si iba a verlo.

Permaneció tendido en la cama, pensando en Yunho y en el estado de su matrimonio. Nada bueno, concluyó con temor. Finalmente, él le había hablado de Heechul, y él entendía mejor muchas más cosas. Al comprometerse a un segundo matrimonio, había puesto más fe en ello de lo que él jamás podría haber comprendido y apreciado.

Las exigencias y los enfrentamientos no parecían una recompensa muy justa para lo que él había hecho. Y estaba claro que él no estaba a punto de ir a su dormitorio… Aunque no era de extrañar, teniendo en cuenta que él le había dicho que no pensaba acostarse con él. Antes de que pudiera arrepentirse, Jaejoong se levantó de la cama de un salto.

Yunho estaba tumbado en su cama con las manos detrás de la cabeza y la sábana cubriéndole de cintura para abajo.

La luz de la luna revelaba el brillo de sus ojos, totalmente abiertos, y Jaejoong se apoyó contra la puerta, con el corazón acelerado.

Soy yo…

¿En qué puedo ayudarte? — le preguntó él pausadamente. Afortunadamente, la oscuridad ocultaría sus mejillas sonrosadas.

Quiero sexo… —balbuceó.

Yunho ahogó una sonrisa triunfal. Las penas compartidas eran menos penas.

Ven aquí…

Le hundió la mano entre los cabellos y lo besó ardientemente. Jae gimió con la urgencia de su beso, y en un instante el calor mojaba su miembro ya más que despierto.

No soy capaz de pensar en nada ni en nadie salvo en ti, mi joven señor.

Deslizó la lengua provocativamente entre sus labios mientras le quitaba el camisón.

Ni yo…

Cuando todo él temblaba ya de anticipación y de deseo, Yunho hizo una pausa.

Prométeme que te pondrás mañana el traje de novio, para que yo pueda quitártelo…

Jaejoong lo miró algo aturdido, pensando que debía de haberle oído mal.

No me lo he traído.

Mandaré que lo traigan — lo abrazó contra su pecho musculoso —  Entonces, esposo mío… ¿te vestirás para mí si te lo pido?

Sí…

Filistea — susurró con voz ronca —  ¿Cómo puedes llamar sólo sexo a algo tan sublime?

Tan excitado que no podía ya pensar a derechas, Jaejoong cerró los ojos al ser asaltado por sus labios exigentes y se deleitó con la oleada de su ardiente pasión.

Cuatro semanas después, Jaejoong aparcaba su todoterreno en el puerto. Como había llegado algo temprano, sacó a Yoochun y a Changmin de sus asientos y los sentó en la silla de paseo plegable que siempre llevaba cuando salía con ellos.

Tomó un refresco en una taberna, y se sentó en la terraza para disfrutar del sol del atardecer, del glorioso paisaje del mar y de la maravillosa sensación de relax. A Yunho se le daban de maravilla las lunas de miel. Sólo pensar que aún le quedaban cuatro semanas más de felicidad le entraban ganas de echarse a reír. Él ya lo había llevado de compras, a bailar, a navegar y a pescar.

La primera semana había sido de días llenos de sol, en los que no habían  podido despegarse el uno del otro ni un momento. Jamás había vivido nada tan intenso; jamás había pensado que pudiera sentirse tan cerca de él cómo se sentía en ese momento, ni que Yunho pudiera ser tan tierno y afectuoso. Lo mimaba todo el tiempo. De noche le regalaba su amor de tantas maneras distintas y fascinantes… Jaejoong  estaba seguro de que estaba más enamorado que nunca de Jung Yunho.

Con la luz del sol calentándole la espalda, Jaejoong avanzó por el muelle para ir a recibir a su marido, cuyo yate había visto entrar momentos antes en el  puerto. Vestido con pantalones cortos y camiseta negra, Yunho bajó con agilidad del barco. Con su media barba, parecía un apuesto pirata. Sintió aquella sensación en las entrañas que sólo él conseguía evocar y se quedó inmóvil.

Sus brillantes ojos ámbar lo miraron con amor mientras agachaba la cabeza para besarlo con dulzura y pasión. Se apartó de él y bajó la vista con sorpresa. Yoochun le tiraba del pantalón corto para llamar la atención.

Estoy besando a vuestra eomma… compadeceos de mí — dijo Yunho, abrazando de nuevo a Jaejoong.

Consciente de las miradas de sus hijos, Jaejoong se retiró y fue a sacar a sus hijos de las sillas.

Vamos a casa.

Después de dejar a los niños con la niñera, Yunho lo empujó entre risas a la habitación y cerró la puerta al entrar.

Yunho… — protestó él.

Hay algo que quería decirte… —lo interrumpió él con tirantez —  Es culpa tuya que no te lo dijera en la noche de bodas.

Consternado por la repentina tensión, Jaejoong bajó la voz.

¿Decirme el qué? ¿Qué fue culpa mía?

El bajó la vista y estudió el suelo con expresión seria.

Me siento tan ridículo diciéndolo. Te quiero… ¿de acuerdo? Me enamoré de ti en Japón, pero no me di cuenta de que te amaba. Mis emociones eran tan fuertes que no pude creer que fuera normal sentir algo así.

Jaejoong pestañeó.

¿Lo dices en serio? —murmuró con turbación.

Sí. Es algo que te desequilibra.

¿Que te desequilibra?

Allí estaba yo, tratando de olvidarme de un matrimonio infeliz, cuando llegaste tú. Me desvié y adentré en un territorio que no sabía ni que existiera — reconoció en voz baja—  Yo, que todo lo planeo, me di cuenta de que contigo no había nada planeado. No supe que era amor. Pensaba que era mi confusión después de la muerte de Heechul… que estaba disgustado.

Entonces me amabas ya — concedió, intentando asimilar lo que él le decía — No es de extrañar que me sintiera tan mal cuando todo terminó. Me había sentido tan seguro de tu afecto hasta ese momento…

Yunho lo miró con humildad, apelando a su comprensión.

Cuando me dijiste que me amabas, sólo pude pensar en Heechul. Y no porque me recordaras a él en modo alguno. Pero sus confesiones de un amor que jamás pude corresponder seguían obsesionándome.

Tal vez necesitaras tiempo para superar lo que había pasado con él. ¿De verdad me ibas a decir que me amabas el día de nuestra boda?

Tú lo fastidiaste. Me dijiste que la noche de bodas quedaba cancelada.

¿Pero por qué no dejabas de insistir en que sólo nos unía el sexo?

Al principio creía que era así, y luego me pareció más seguro continuar…

¡Estuviste a punto de romperme el corazón! —confesó Jaejoong impulsivamente, con tanta emoción que se echó a llorar.

Yunho la abrazó sin ceremonias. Mientras se disculpaba en coreano y en inglés, le cubría de besos las mejillas húmedas por las lágrimas.

Lo siento… Lo siento, Jaejoong. No puedo ser feliz sin ti. Nadie más es capaz de hacer que sienta lo que siento contigo, sin embargo he tardado mucho en darme cuenta.

¡Pues debías de estar muy tonto! —susurró con llorosa condena. Yunho lo abrazó y acunó hasta que él se tranquilizó un poco.

Sé que no le merezco, Pero te amo con todo mi corazón, Yobo. Los niños y tú me habéis devuelto a la vida, y cada día me levanto sintiendo que he sido finalmente bendecido con un gran bien —juró en tono apasionado.

Jae se abrazó a él con fuerza.

Yo también te amo —susurró lleno de felicidad—  Finalmente puedo decirlo.

Yo jamás dejaré de decirlo, Yobo.

>>>♥<<<

Qué cosita más preciosa —suspiró Jung Seonmi mientras se asomaba a la cuna para ver a su nueva biznieta, una niña llamada Jihye —  Es tan delicada cómo su eomma. Y pensar que mi nieto y tú decíais que no habría más niños en unos años.

Jaejoong se sonrojó y sonrió. Jihye tenía ya tres meses. Su concepción no había sido planeada. Yunho le había susurrado una noche que le encantaría ver su cuerpo hinchado con el fruto de su amor, y desde entonces no habían tomado precauciones. Jihye había estado en camino a las pocas semanas.

Yoochun y Changmin tenían ya tres años, y eran dos niños dinámicos y charlatanes, uña y carne cuando se trataba de planear trastadas, pero cada uno con una personalidad muy distinta a la del otro. Yoochun era explosivo, mientras que Changmin era el más tranquilo y reflexivo de los dos.

Habían llegado a la villa italiana con los abuelos de Yunho dos días antes. SungKee y Seonmi, sin embargo, no se quedarían en esa ocasión. La pareja estaba a punto de marcharse para hacer un tour guiado por sus ciudades favoritas en Italia. Jaejoong dejó a los niños al cuidado de su cariñosa niñera y bajó las escaleras con Seonmi para darle un beso de despedida. Agitó la mano al ver a SungKee, que ya esperaba a su esposo en el coche con una sonrisa.

A veces a Jaejoong le costaba creer que llevara dos años casado. Su eomma y su padrastro habían estado a principios de verano para hacerles una larga visita. Yunho cuidaba de que viera a su familia lo más posible. Se esforzaba en hacerle feliz, y a él le encantaba eso de él. Su unión se hacía cada vez más sólida a medida que la confianza mutua florecía y añadía una sensación de seguridad. Los dos valoraban enormemente lo que tenían juntos.

Yunho había hecho algunos cambios muy drásticos en su horario de  trabajo para poder pasar más tiempo con ellos. Al principio no había sido fácil, y Jaejoong y los niños lo habían acompañado en algunos de sus viajes. Pero cuando se había quedado embarazado de Jihye, él había tenido miedo de que acabara agotado. Así que en el presente veía mucho más a su esposo, y eso le encantaba.

En realidad ese día era el de su segundo aniversario, pero cuando le habían preguntado él le había dicho a todo el mundo que no, que no tenían pensado hacer nada especial. Era una absoluta mentira. Algunas cosas, sin embargo, no podían compartirse. Se colocó los tirantes de perlas de su camisilla verde de gasa y se encaminó hacia la torreta.

Cuando iba caminando por el sendero del bosque lo vio entre los  árboles. Apretó el paso sin darse siquiera cuenta de ello. La romántica escena de lujosas colchas, cojines de seda y una mesa de mármol cargada de deliciosos manjares era tan bella cómo la recordaba, y sonrió de emoción. Yunho, recostado sobre los cojines con un vaso de vino en la mano, fue a levantarse.

No te muevas —le urgió Jaejoong en voz baja—  Pareces un emperador romano.

Que salgan las bailarinas…

Sólo estoy yo… ¿Te basto?

Yunho paseó por su cuerpo su mirada ardiente.

Me gusta lo que traes puesto… Te queda de maravilla, pero te quedará mejor cuando  te lo quite, Yobo —confió con esa sinceridad tan característica en él.

En respuesta, Jaejoong meneó los hombros y balanceó las caderas. Con una mirada sensual le hacía sentirse el joven más bello y sexy del mundo.

Eres tan previsible, señor Jung.

Yunho se echó a reír mientras tiraba de él con posesividad. Lo recostó sobre los cojines y lo besó ardientemente.

¿No te parece maravilloso saber que hemos pasado menos de tres años juntos y que seguramente tendremos otros cuarenta y siete por delante?

Conmovido por la alusión al feliz matrimonio de sus abuelos, Jaejoong le dijo cuánto lo amaba. Él le respondió con fervor, y ambos se perdieron en la pasión compartida.

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Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…

19 comentarios :

  1. Por ser un poco terco con tus sentimientos Yunho estabas empujando a Jaejoong a tomar decisiones que no debía lo estas haciendo que pensara en lo que no era pero se justifica estuviste en un matrimonio inestable ...pero finalmente te distes cuanta que lo amabas que querías pasar tus años con el wooo resultantes ser muyyy romántico porfin Jae se sintió libre de decir que te ama sin ningún miedo ...me gusto mucho la historia gracias

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  2. Gracias por tu maravillosa adaptacion ame la historia de principio a fin...que linda familia formaron con tres peques y ellos tan enamorados

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  3. Mil gracias...lo leí de inicio a fin después de tener días ocupada.....sufrí cuando Yunho hablo sobre divorcio, pero de algún modo toda esa situación lo llevo a aclarar lo que realmente sentía por Jaejoong ...así ambos declarando su amor abiertamente lograron ser felices

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  4. Muy bueno el final lastima que Junsu se haya portado mal ya que Jaejoong quiso darle una segunda oportunidad el se aprovechó de su amistad

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  5. Realmente hermoso lo leí todo en horas ...no me imagino al yunjae de otra manera juntos y felices ....gracias

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  6. Al final todo entre ellos se aclaro,Yunho le dijo a Jae que lo amaba y el también.
    Fue un bonito final los 2 junto con sus hijos son felices

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  7. Kyaaaa q hermoso gracias x la histotia esta muy bonita graciassss....

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  8. Que hermosa historia!!!! La ame demasiado! Yunho al principio me parecía demadisdo serio, pero con el tiempo se le va entendiendo mas, y Jae era tan lindo!!!! Amo estas historias donde tiene hijos y son tan lindos!! :3 gracias por compartir! Bonito fanfic :)

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  9. Ahhhh q bonito.... bueno w hombres si desde el principio hubieran hablando creo q se hubieran entendido mucho mejor y no pensar cosas que no son y hubieran disfrutado mucho más tiempo juntos .. ahhh q pasado de yunho yun jejejeje.. q cosas pasar dos veces x casi lo mismo... gracias x este fic hermoso me encanta q haya bbs le da más inocencia a la escena.
    .. jejeje besos... 😉✌✌✌✌

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  10. me encanto el final Yunho le aclaro a Jae que no amaba a Heechul y que al único que el ama y amara es a el pues en el supo lo que era el amor verdadero y con sus bebos realizo su familia feliz hermosa y amorosa como resulto ser el serio Yunho sorpresas que da la vida todo un romantico estava oculto en el serio y nada expresivo señor Jung Yunho
    Gracias me encanto la historia

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  11. Estuvo hermoso al fin yunho hablo y le comunico a ja3 todo lo q sentia *.* se quedaron juntitos <3 recien pude dejar mis comentarios . gracias amiga por compartirlo. Me encanto.

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  12. Despues de tanto enojo por las acciones de Yunho me vengo a montar la lloradera con todo lo que reveló a Jae y la declaración de su amor. Pobre Yunho no era para menos que desconfiara del amor de Jae. Finalmente supieron abrir su corazón al amor que él otro le ofrecía. Heechul tuvo una vida lamentable mientras que Junsu no supo valorar a un amigo. Ok semejante final merece un 1000 Gracias por tan linda adaptación, jaja me quedo imaginando a mi Chunnie bebé haciendo de las suyas con Bebé Minie oh cosiiitoooos¡¡¡

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  13. MUY LINDO FUC LO LEI DE UN TIRON ME APASIONO LA HISTORIA GRACIAS!!!!!

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    1. Gracias Tsuki por comentar, me alegra que lla historia haya sido de tú agrado. Un abrazo ^_^

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  14. Te extraño Poleht,vuelve a escribir tus historias....Un abrazo 🌹

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  15. Ojalá este blog recuperará a su creadora!!! Me encata volver y releer. Pero sería genial poder tener una actualización y sobre todo tener noticias tuyas Poleth. Se te extraña mucho.

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  16. Me fascinó, tiene un final tan romántico. 😍

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