S.O.R. Cap. 2 Noche de sábado no tan bien

El resto de la semana había pasado rápidamente. Mis días giraban en torno a la escuela y mis noches giraban en torno al trabajo. Estaba tratando de terminar mi tesis sobre Romeo y Julieta que se debía entregar al final del semestre. Estaba haciendo mi maestría en la Universidad Nacional de Seúl, en inglés y Literatura Comparativa. Estaba escribiendo cuando miré el reloj y me di cuenta de que ya eran las siete. Necesitaba estar listo porque teníamos una enorme despedida de soltero esta noche. El chico tirándolo había alquilado todo el lugar. Era muy probable algún chaebol con demasiado dinero en sus manos. Espero que sea una buena noche para mí. Junsu ya se había ido a ayudar a Wonbin a proveer la barra, lo más probable es que estuvieran ocupados en subir al armario de suministros.

Tiré mis gafas de montura negra en mi escritorio y me froté los ojos. Salté a la ducha y me enjabone con loción de Hechizo de Amor. Me sequé el pelo y escogí un corto pantalón de cuero negro y bustier de encaje rojo y tanga. Me puse un par de zapatos cómodos y lancé mis tacones de aguja negros en mi bolsa. Me dirigí desde nuestra pequeña casa en Itaewon a Gangnam. Entré en el estacionamiento del club a las siete y cuarenta y cinco. Saludé a Dan mientras caminaba por la puerta de atrás y me dirigía hacia la sala de descanso.

Me senté frente al espejo y empecé a aplicarme maquillaje. Desordené mi cabello rubio con reflejos negros y añadí un poco de sombra plateado brillante de ojos. Opté por un brillo de labios sin color sobre mi rojo regular. No me gustaba sobrecargar demasiado mis ojos y añadir labios brillantes, para mí sólo parecía de mala calidad, así que hacía una o la otra. Cambié mis zapatos y revisé mi bóxer.

Junsu llegó disparado con una enorme sonrisa en su rostro. Llevaba un conjunto de encaje blanco con botas altas de cuero blanco a la rodilla. Siempre le gustaba vestirse como una novia para estas cosas. Yo optaba por el diablo.

— ¡Santo calor! ¡El público se ve como una maldita sesión de fotos de GQ! ¡Quiero decir que son seriamente deliciosos Jae! — Rodé los ojos y me reí de él. Lo quería mucho, pero no se necesitaba demasiado para impresionarlo. Creo que incluso Song Gang-ho podría impresionarlo si lo intentaba lo suficiente. Él me dio un Ring-Pop. Le di una mirada “qué demonios” y él sólo se rió.

—He cambiado nuestra canción de apertura. Vas a necesitarlo. —Tuve que admitir que él se veía increíble esta noche. Su año de bronceado cortesía de una cabina de bronceado contrastaba con el blanco de su atuendo.

Nuestro jefe Rain vino a hablar con nosotros antes de que subiéramos al escenario. Estaba vestido con sus pantalones vaqueros y camisa de polo habituales de Double D.

—Caballeros. Luciendo deliciosos, como siempre. —Él sonrió mirándonos.

—Gracias, Rain —ronroneó Junsu. Tenía algo con Rain cuando empezamos a trabajar aquí, pero sorprendentemente él no se acostaba con cualquiera de los bailarines, era una de las cosas que admiraba de él. Eso no le impedía pervertir.

—Como saben, este grupo está pagando mucho y me refiero a una gran cantidad de dinero por la experiencia completa del club. Espero que puedan dársela. Si quieren un baile de regazo privado, he dispuesto a Kangin para que esté en la habitación con ustedes para su seguridad. Cualquier problema, háganmelo saber.

—Lo haré —dije con un saludo.

—Muy bien, ve a hacerme un poco de dinero. —Él me dio una palmada en el culo y yo luché contra el impulso de darle una bofetada en la cara. Me sentí mal porque era un buen tipo en general, pero era un pervertido total.

Eunhyuk llamó presentándonos y nos dirigimos hacia el escenario. En lugar de Porn Star Dancing, él lo cambió a Something In Your Mouth, de Nickelback, así que ahora entendí la necesidad del Ring-Pop. Tomé un lado del escenario mientras Junsu tomaba el otro. Eran un generoso puñado, de seguro. Lanzaban de veinte y cincuenta, mientras nuestros clientes habituales lanzaban cinco y diez. Abrí la cremallera de mi short y lo deje caer a mis pies ganándome un montón de silbidos y gritos. Lo pateé fuera del escenario. Un chico que lucía como Johnny Depp la atrapó. Le guiñé un ojo y el chico a su lado, uno rubio, prácticamente lo noqueó de su silla para agarrarlo. La canción cambió a Bad Girlfriend de Theory of a Deadman. Me estaba divirtiendo sacudiendo mi culo. Lo estaba haciendo como si mi matrícula dependiera de ello, así era.

Junsu y yo nos encontramos en medio del escenario y él me entregó un trozo de papel. Lo desplegué y leí rápidamente.

«Tengo que encontrarme con el bombón con el cuerpo de millones de dólares. »

Rodé los ojos y caminé hacia el otro lado del escenario. Empecé a bailar cuando me quedé inmóvil en mi lugar, tuve que agarrar el poste para evitar caer. Frente a mí estaba Jung Yunho, el mismo chico que me rompió el corazón hace diez años. Se veía mejor que nunca. Cuando me recuperé caminé, de acuerdo, corrí, fuera del escenario. Tan pronto como estuve fuera del escenario empecé a hiperventilar. Si no estaba preocupado por estar en el suelo me hubiera quedado en él.

Rain irrumpió luciendo cabreado.

— ¿Qué demonios estás haciendo? ¡Vuelve por ahí, ahora mismo! —gritó.

—No puedo. —Sentí lágrimas ardientes en mis ojos.

— ¿Qué coño quieres decir con que no puedes? Puedes y lo harás aunque tenga que arrastrarte de vuelta allí yo mismo. Eres el mejor bailarín que tengo. El chico pidió la fiesta reservando específicamente a ustedes dos.

—Rain, no puedo. Conozco a uno de los invitados. Por favor, no me obligues. Has a la Chula salir en mi lugar. Por favor... te lo ruego. — Las lágrimas ya habían empezado a caer. Rain no soportaba las lágrimas. Francamente, creo que lo asustaban.

— Jailbait —gritó, haciéndome estremecer. La Chula salió corriendo del bar.

—Jefe.

—Necesito que vayas ahí y reemplaces a Jae.

— ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? —preguntó él, notando las lágrimas.

Consiguió el apodo Jailbait porque tan sólo tenía dieciocho años. Bailaba de vez en cuando, cuando alguien se reportaba enfermo, pero Junsu y yo éramos los grandes jugadores en el club. La mayoría de la gente preguntaba por nosotros por nombre, al igual que esta noche.

—Estoy bien —mentí. Él se sacó sus pantalones cortos y echó su camisa en el rostro de Rain antes de dirigirse hacia el escenario. Juro que él lo olió. Asqueroso.

Un par de minutos pasaron, estaba sentado en mi silla desmaquillándome cuando miré hacia arriba y vi a Yunho en el espejo.

—Jae —susurró.

—No, creo que me estás confundiendo con alguien más —dije nerviosamente.

—Buen intento, pero ya hablé con tu amigo Junsu y me confirmó que eras tú. Además, te reconocería en cualquier lugar, Boo. — Maldito Junsu. Iba a matarlo mientras durmiera.

— ¿Necesitas algo? Porque estoy un poco ocupado en estos momentos —espeté.

— ¿Ocupado desmaquillándote? —Se cruzó de brazos mientras se apoyaba en la puerta.

—Muy ocupado —dije con acritud.

—Jae, por favor, habla conmigo —pidió. Me negué a girarme y hacer contacto visual.

—Oh, ¿igual que tú hablaste conmigo después de que me fuera? ¡Me lo prometiste, Yunho! ¡Eras mi tabla de salvación!

— ¿De qué estás hablando? —Parecía genuinamente confundido pero no me iba a echar atrás.

—Después de que me fui nunca llamaste. ¡No pudiste siquiera enviarme un maldito mensaje de texto! —Sentí a mis lágrimas volver, pero mi enojo me ayudó a suprimirlas.

—Te envié un mensaje casi todos los días y llamé, pero cada vez que llamaba me enviaba al correo de voz, que siempre estaba lleno de todos modos. Supuse que no querías hablar conmigo nunca más. Incluso volé durante las vacaciones de primavera, pero tu madre dijo que no estabas. Me dijo que te fuiste. —Hizo una pausa, como si estuviera recordando— Dijo que te diría que vine. Me partió el corazón.

Me pregunté si estaba diciendo la verdad o si simplemente le gustaba mi “cuerpo del millón de dólares”.

—Nunca tuve ningún mensaje tuyo, así que no mientas. Llevé mi teléfono conmigo a todas partes por si acaso. Te necesitaba, Yunho.

— ¿Por qué no me llamaste? —preguntó él con un borde amargo en su voz.

—Si no me querías no quise parecer desesperado.

—Nunca pensaría que estabas desesperado. —Volví mi atención hacia el espejo— Por favor, habla conmigo —pidió, lo cual no ayudó a mi resolución.

Estaba mordiendo mi labio tratando de no llorar, otra vez. Vi al chico castaño que trató de abordar al que se parecía a Johnny Depp venir detrás de Yunho y poner su brazo alrededor de su hombro.

—Vamos hermano, la fiesta espera. Pagué un buen dinero para que tuvieras una noche memorable. —Mi corazón se hundió aún más.

«Yunho era el soltero.»

—No ahora, Yoochun. ¿No puedes ver que estoy en medio de algo? Vuelve allí. Te veo en un rato —ladró Yunho claramente molesto.

— ¿No vas a presentarnos? —preguntó.

—No —dijo Yunho rotundamente.

—Vamos hombre, no seas así. Zorras antes que hermanos y todo eso.

Yunho le dio una palmada en el pecho con la palma de su mano.

—Jae, este es Park Yoochun. Yoochun, este es Jae.

— ¿Jae? ¿Cómo ese Jae? —Él miró con incredulidad a Yunho.

—El único —dijo avergonzado Yunho.

—Mierda. Quiero decir, me disculpo, un placer conocerte, Jae. —Él entró en la habitación y ofreció su mano. Las estrechamos— Guau. No puedo creer que por fin te conozca. He oído hablar mucho de ti. Todo era siempre como: Jae solía hacer eso, o a Jae le gustaba eso, y ahora estás aquí. Vaya. —Yoochun me recordaba a un loro y me di cuenta de que dijo “solía”.

—Yoochun, te amo hombre, pero por favor vete. Necesito unos minutos con Jae —pidió.

—Oh, lo entiendo. Una última vez por los viejos tiempos. Tu secreto está a salvo conmigo. —Le guiñó un ojo antes de salir de la habitación.

Yunho se sonrojó.

—Eres un idiota —le gritó Yunho. Empezó a entrar más en el vestidor y levanté mi mano.

—Ni siquiera pienso en ello —advertí.

—No te haría eso, Jae.

—Tienes toda la razón, no lo harías, porque no te lo permitiría. No soy tuyo Yunho, ya no. —Hizo una mueca como si le hubiera abofeteado— Entonces, ¿quién es la chica afortunada… o el chico afortunado? —me burlé.

—Su nombre es Park Karam. —Su tono era sombrío. No se veía como un soltero feliz.

—Bueno, felicidades. Realmente tengo que irme, pero fue bueno verte. Cuídate Yunho. —Sentía que iba a tener un ataque en cualquier momento. Agarré mi bolso y pasé junto a él para llegar a la salida.

—Jae —gritó— Boo. Por favor, habla conmigo. —Me estremecí cuando me llamó Boo pero no podía dar la vuelta, sabiendo que si lo hacía, nunca querría alejarme. Se veía igual, pero mejor. Se había convertido en un hombre, un hombre muy guapo. Por suerte, Dan estaba de pie junto a la puerta y no había manera en que Yunho pasara por delante de él, no a menos que quisiera una conmoción cerebral.

Encendí mi auto avanzando en la nítida noche de la ciudad de Seúl antes de dejar caer las lágrimas. No había llorado así en años. En el momento en que llegué a casa estaba hecho un maldito lío. Me duché y me puse el pijama con ovejas en él y me metí en la cama con la esperanza de que el sueño viniera pronto. Todavía no eran ni siquiera las diez.

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