S.O.R. Cap. 4 Todo mi culpa

POV Yunho

No había sido capaz de dormir mucho anoche. Karam me emboscó esta mañana poniéndome en un estado de ánimo aún peor.

Sentí un empujón.

—Tierra llamando a Yunho.

—Lo siento, ¿qué dijiste?

—Te pregunté qué color pensaste para las servilletas. —Karam espetó perramente.

—Oh, bueno, no me importa. Lo que tú quieras.

—Estaba pensando en color champán o quizá chartreuse. — Asentí sin comprender. En realidad no estaba escuchando nada de lo que estaba diciendo.

—Yunho, ¿está todo bien? ¿Has hecho algo en tu despedida de soltero de lo que te arrepientes? Puedes decírmelo, te perdonaré. —Él ronroneó, pasando sus dedos en mi antebrazo.

—No, estoy bien, sólo cansado. Tengo algunos recados que hacer, así que voy a la ducha. —Salí de la cocina y entré al dormitorio. Fui a la cómoda y saqué la foto que Jae había tomado en nuestra última noche juntos. Él estaba besando mi mejilla y estábamos los dos desnudos, pero sólo mostraba la cara. Solía estar en la mesa al lado de mi cama pero Karam había intentado tirarla a la basura en más de una ocasión, así que la puse lejos.

Todavía no podía creer que había visto a Jae, era como ver un fantasma. Lo echaba de menos todos los días, más de lo que quisiera admitir. Se veía increíble, pero siempre fue impresionante. Él nunca vio lo que yo vi. Su cabello era más corto y tenía finas rayas negras a lo largo. Me gustó, parecía arriesgado. Y su cuerpo... ¡Guau! Él estaba en forma y perdió la suavidad que tenía cuando era adolescente. No parecía duro y todavía tenía las mismas curvas asesinas.

«Tengo que encontrar una manera de hacerlo hablar conmigo.»

Necesitaba saber por qué huyó de mí esa última noche. Convencí, bueno soborné, a su amigo Junsu para darme información para que pudiera entrar en contacto con él. Le di todo el dinero que me habían dado para la fiesta, más de mil quinientos dólares. Yo saqué mi teléfono y comencé un nuevo texto. Esperé ansiosamente una respuesta. Me sentí un poco culpable con Karam estando en la habitación de al lado, pero no lo suficiente como para mantenerme alejado de Jae.

Él era mi kriptonita. Cuando envió un mensaje de vuelta acordando en ir a almorzar salté en la ducha más feliz de lo que había sido en años y estaba fuera en cinco minutos. Me lancé en las primeras cosas que mis manos tocaron, sin molestarme en ver si combinaban. Saludé a Karam de camino hacia la puerta y ni siquiera me molesté en decir adiós. Tenía la esperanza de que él se hubiera ido para el momento en que yo volviera. Las cosas de repente estaban cayendo en perspectiva para mí y me di cuenta de lo infeliz que era con el lugar donde se dirigía mi vida. Yo estaba haciendo lo que se esperaba de mí en lugar de lo que yo quería hacer.

Me metí en mi jeep y me dirigí a Happy Wok para recoger comida para llevar. Yo quería hablar con él, pero realmente no quería hacerlo en público a sabiendas de que uno de nosotros, lo más probable él, iniciaría una escena. Pedí para él pollo General Tso, y pollo y brócoli. Pagué y me dirigí hacia la dirección en Itaewon que Junsu me había dado. Llamé a Yoochun en el camino. Él me dijo que yo estaba loco y trató de convencerme de ir a casa con Karam a pesar de que él lo detestaba.

—Hermano, estas abriendo una lata de gusanos. Sólo deberías dejarlo estar.

—Amigo, a menos que tu nombre sea Google deja de actuar como si supieras todo.

—Eso es gracioso. ¡Definitivamente estoy usando eso!

—Estoy casi ahí. Deséame suerte.

—Buena suerte, tonto. Llámame más tarde y déjame saber cómo saliste de esto. —Le colgué el Bluetooth y me detuve en la entrada de una pequeña casa blanca con postigos negros. Yo sabía que era de él porque reconocí el coche en el que se metió la noche anterior. Me dirigí hacia la puerta negra del frente con comida para llevar en la mano. Tomé una respiración profunda y esperé que él no me lanzara sobre mi culo.

Llamé rápidamente antes de acobardarme. Él abrió la puerta y jadeó.

—Hola Jae. ¿Puedo pasar? —Le mostré mi mejor sonrisa. Él parecía molesto.

Llevaba un lindo par de gafas de montura negra y su cabello estaba en un moño desordenado. Llevaba un par de pantalones de ejercicio estrecho que hacía que sus piernas se vieran jodidamente fantásticas y una sudadera con capucha ajustada que hacía a ver su pecho hermoso, pero sabía que era todo de Jae. Él estaba aún más hermoso en la luz del día de lo que estaba la noche anterior, y mucho mejor de lo que recordaba.

—No. —Él trató de cerrarme la puerta en la cara. Sostuve mi mano evitando que la cerrara el resto del camino. Yo iba a hacer que él hablara conmigo— ¿Desde cuándo recurres al acoso, Yunho?

—Desde que tiene que ver contigo. —Estaba siendo honesto.

— Ja-ja, eres gracioso. En serio, tengo mucho trabajo que necesito hacer y me estás distrayendo —escupió.

¿Qué, acaso tienes síndrome premenstrual?

—Escucha, Yunho, he tenido dos raciones de perras horribles esta mañana. El mismísimo Satán no se metería conmigo ahora mismo. Ahora, ¿por qué estás aquí?

«Caray, estaba de muy mal humor.»

—Te lo he dicho. Tengo que hablar contigo.

—Pues habla —exigió.

— ¿Si no me vas a dejar entrar podemos al menos ir a mi coche a sentarnos o algo? —Él abrió la puerta y yo pasé a su lado sonriendo. Él señaló que tomara asiento. Puse la comida para llevar en la mesa mientras me sentaba. Miré alrededor en la habitación, que era de un verde salvia, y los muebles eran de cuero negro de gran tamaño. Tenían una gran pantalla plana montada sobre una chimenea de ladrillo. Las paredes estaban cubiertas con toneladas de fotografías en blanco y negro de él y Junsu. La mesa del centro tenía montones de revistas femeninas y un arreglo de peonías rosas. La decoración, sorprendentemente, no era demasiado femenina como yo esperaba. La cocina estaba fuera de la sala de estar y estaba pintada de un rojo tomate con muebles blancos y todos los electrodomésticos blancos. Parecía espacioso.

—Está bien, tienes lo que querías. Ahora empieza a hablar, realmente tengo mucho trabajo que hacer hoy. —Él realmente debía estar albergando algún rencor por la forma en que me hablaba.

— ¿En qué estás trabajando que sea tan importante? —le pregunté, con la esperanza de empezar sobre un tema neutral.

—Mi tesis. —Supuse que debía estar en la escuela de posgrado.

— ¿Sobre qué es? —Traté de distraerlo un poco más.

—Yunho. —Él dijo con severidad. «Tanto para una corta charla». Noté un tirón en mi suéter. «Siempre me gustó este suéter». Guau, estoy con desorden de déficit de atención hoy...

—Está bien, lo siento. Um. Sólo quiero saber lo que pasó después de que te fuiste. Juro que intenté ponerme en contacto contigo. Sólo pregúntale a tu madre. —Pude haber jurado que vi una mueca de dolor, casi como si alguien lo hubiera sacudido.

—No puedo. —Él rompió con furia.

—Fue un malentendido. Ella estaba obviamente intentando alejarte de mí. Sabía que no le gustaba exactamente, pero no pensé que le gustara nadie. —Algo cambió en su rostro, por un momento pareció horrorizado, pero cambió rápidamente de nuevo a la ira.

—Bueno ahora que hemos aclarado eso puedes irte. No cambia nada. Además, vas a casarte. —Yo ya no estaba seguro de querer casarme. No estaba seguro de nada más.

—Se suponía que íbamos a ser nosotros —murmuré para mí mismo, pero sabía que me oyó.

—Obviamente lo quieres lo suficiente para haber puesto un anillo en su dedo. ¿Te resulta familiar? —Quería decirle que Karam me había presionado a ello y que yo era demasiado poco hombre para decirle que no.

—Jae, he dicho que lo siento. Por favor… —le supliqué, tratando de obtener una visión de mi Jae, pero él había trabajado bastante construyendo la fortaleza a su alrededor.

—Está bien, ¿quieres la verdad, Yunho? ¿Quieres la jodida verdad? ¡Aquí está la verdad! ¡Me dejaste embarazado! Yo tenía mucho miedo. Sentí que me habías abandonado. Mi madre lo descubrió y me dio una paliza. Perdí el bebé. ¡¿Estás jodidamente feliz ahora?! —Sentí como si me hubieran desollado vivo.

Eso era lo último que esperaba que él dijera. « ¿Un bebé? ¿Con Jae?» Yo sentí que mi fachada de macho vaciló y las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas. Estaba devastado.

—Jae, no tenía ni idea y eso nunca me haría feliz. ¿Por qué no llamaste a casa de mis padres? Habría venido por ti, te dije eso antes de que te fueras. —Me acerqué a él, pero se apartó. Él no mostró emoción alguna.

—Es el pasado. Soy más fuerte ahora. Puedo cuidar de mí mismo. Ya no necesito que me cuides, Yunho. No necesito que nadie me cuide.

— ¿Así que ser un stripper es cuidar de ti mismo? —Me sentí mal tan pronto como salió, pero yo estaba tan enojado de que él mantuviera oculto eso de mí todos estos años.

—Paga las facturas. También significa que tengo el control. Resulta que me gusta lo que hago.

—El Jae que yo conocía tampoco necesitaba a nadie, pero me gustaba que me necesitara a mí.

—Yunho, tienes que irte. Vete a casa con tu prometido. Espero que tengas una buena vida, pero no quiero verte más. —Él caminó por el pasillo cerrando la puerta tras él.

Me senté en el sofá por un par de minutos antes de que llegara Junsu rebotando de su habitación con un par de pantalones cortos de niño y una camiseta sin mangas.

Él era bajo, blanco, y tenía el pelo negro y ojos azules. Tenía la constitución de S line, con un gran culo.

—Hey espárrago, ¿sobre qué fue todo ese griterío? —Él sonrió.

—Lo siento por eso. Me voy a ir ahora. —Me levanté y me dirigí a la puerta.

—Yunho —gritó.

—Sí. —Me volví.

—Voy a tratar de hablar con él. Las cosas estaban realmente mal después de que vino aquí. Él realmente nunca trató con lo que pasó. —Sabía que se refería al bebé y quién sabe qué más.

—Gracias Junsu, pero creo que ya te metí en suficientes problemas.

—No te preocupes por eso, soy un chico grande. —Él sonrió.

Cerré la puerta detrás de mí y me metí en mi coche. Tan pronto como mi cerebro comenzó a trabajar llamé a Yoochun. Necesitaba a alguien para hablar y, obviamente, no podría ser Karam. En menos de veinticuatro horas mi mundo se había vuelto completamente al revés.

— ¡Hermano! ¿Cómo te fue?

—Nada bien. Nada bien en absoluto.

—Ven a recogerme. Vamos a ir a tomar una cerveza y hablar de ello como hombres.

—Estaré allí en unos veinte minutos. —Colgué y corrí a través de la conversación con Jae en mi cabeza. Una vez más. No recibí ninguna respuesta, sólo más preguntas. No quería nada más que dar la vuelta, tirar su puerta abajo y hacer que hablara conmigo.

Quince minutos más tarde entré en el garaje del exclusivo complejo de Yoochun. Justo cuando estaba a punto de cerrar el coche Dont Go Away de Buckcherry salió en la radio. La canción resumió nuestra situación a la perfección, así que envié un mensaje con algo de la letra a Jae.

«Cuando cierro mis ojos tu voz es todo lo que escucho. Voy a pensar en ti esta noche. Voy a contener mis lágrimas. He esperado todos estos años. Por favor, no te vayas. Estás cometiendo un error. Tú y yo estábamos destinados. Tú abriste mis ojos y me hiciste darme cuenta, ahora todo está cambiando. Es difícil de decir. Quiero hacerte ver lo que significas para mí. No te vayas.»

Pulsé enviar y luego llamé a Yoochun para que bajara. Nos conocimos en nuestro primer día en la Universidad de Stanford y hemos sido amigos desde entonces. Yoochun es un bebé de fondo fiduciario. Él es un mujeriego, divertido, leal y da tanta mierda como recibe. Salté cuando vi el ascensor abierto.

—Hey, necesito pasar por el Duane Reade antes de llegar al bar.

— ¿Qué necesitas de allí?

—Suny va a venir más tarde y me quedé sin condones desde la última vez. ¡Acabamos con toda la caja! —dijo con entusiasmo. Rodé mis ojos.

Entramos en el Duane Reade de la esquina y él fue y recogió la caja negra de Magnums, su marca. El chico emo detrás de la registradora le dijo.

—Catorce cincuenta por favor. —Yoochun le entregó un billete de veinte— ¿Le gustaría una bolsa?

—No, ella no es tan fea. —Agarró los condones del mostrador. Caminamos al Bar Mirotic y tomamos asiento en el bar.

—Quiero una Duval por favor y asegúrese de ponerla en el vaso de tulipán. —Le golpeé el hombro porque lo hizo sonar tan pretencioso. Supongo que era porque costaba catorce dólares la botella, pero igual.

—Para usted, señor —preguntó el barman.

—Quiero un Jack, puro por favor. —Él colocó las bebidas en frente de nosotros.

—Así que, ¿qué pasó cuando fuiste allí? ¿Estaba feliz de verte hoy?

—No hombre, no lo estaba. Le pregunté para almorzar y él estuvo de acuerdo, así que aparecí con comida para llevar pensando que tal vez sería más cómodo en su propia casa, pero cuando me vio estaba enloqueciendo. Trató de cerrarme la puerta en la cara. Y entonces mencionó algo que sucedió después de que él se fuera. —Él se estaba riendo un poco, sin duda por lo de Jae cerrándome la puerta.

—Bueno, ¿qué fue lo que pasó después?

—Lo dejé embarazado. —Yoochun se atragantó con su cerveza.

—Así que ustedes tienen un niño. Es por eso que estaba tan enojado. ¿Lo has visto? —Él tartamudeó.

—No, él perdió el bebé. Mencionó algo que ver con su madre siendo la razón, pero no pude sacárselo.

—Mierda, lo siento. No sé qué decir.

—No hay nada que decir. Creo que voy a cancelar la boda. Tengo que procesar todo esto y si hay alguna posibilidad de que pudiera haber un futuro con Jae tengo que tomarla. —Los ojos de Yoochun se desorbitaron de su cabeza.

—El padre de Karam te cortará las pelotas. Él ya desembolsó cerca de un cuarto de millón por ello.

—Yo le doy el dinero, no me importa. Es sólo que no lo quiero así. Ver a Jae me hizo darme cuenta de eso. —Él me dio una palmadita en la espalda y cambió de tema a Suny, su juguete. Ella era una bomba rubia voluptuosa, magnífica en todos los sentidos de la palabra. Ella estaba enamorada de él, pero no era nada más que amigos con beneficios de sexo para él. Pagamos la cuenta y nos dirigimos de nuevo a casa de Yoochun para conseguir mi coche.

Me dirigí a casa para pensar en cómo podía terminar las cosas.

Anterior >>> ♥ <<< Siguiente

Continuara \\(^_^)//...

Niñ@s un comentario no les cuesta nada….

Gracias…