Junsu estaba de pie en la habitación que
estaba compartiendo con Jae y Changmin en la mansión donde vivían Yoochun y su
familia. Había pasado una semana
desde que aterrizaron en Corea y el torbellino de la preparación para la
ceremonia de vinculación había comenzado. Esta noche, en cuestión de menos de
una hora, esas preparaciones finalmente darían el fruto de su propósito. Esta noche Junsu se ataría
a Yoochun para toda la eternidad.
No hace falta decir que estaba un poco ansioso,
y sería una mentira si no admitía que estaba un poco asustadizo
sintiendo que en cualquier momento algún lobo demente saldría de la nada para
llevárselo furtivamente en un caprichoso intento de convertirlo en su compañero.
Bueno, si se tomaba un minuto para pensar realmente en esos miedos simplemente
podría estallar en una carcajada histérica sabiendo que hace tres meses ni
siquiera sabía que existían los hombres lobo.
Se miró en el espejo en el sencillo traje
blanco con adornos de flores, el traje cubría muy bien sus marcas. Heechul
eligió este traje como reemplazo para el original que se arruinó en el
accidente. El blanco resaltaba su blanca piel y acentuaba sus ojos y halagaba
su cabello rojo y aunque no era el primer traje, todavía era bastante
impresionante a su propia manera.
Hoy no sólo era la ceremonia de los Ritos de Sangre,
sino que también
era su décimo octavo cumpleaños. ¿Quién habría pensado que en su décimo
octavo cumpleaños estaría en Corea preparándose para vincularse con un hombre
lobo? Sí, él tampoco.
— ¿Cómo te va por ahí, el joven príncipe lobo? —Junsu escuchó a Jae preguntar desde la cama en la que estaba recostado
mientras Changmin terminaba de pintar las uñas de sus pies.
Junsu
volteó para enfrentar a sus dos mejores amigos,
agradecido más allá de las palabras de que ellos
estuvieran aquí para apoyarlo y al menos, dar sus comentarios sarcásticos para
ayudar a mantener sus nervios bajo control.
—Estoy nervioso, pero la verdad
es que estoy mucho más que listo
para ser vinculado a Yoochun.
—Bueno, créenos cuando decimos que ya
queríamos que te dieras prisa, porque todo eso de los “Alfas chiflados
derribando tu puerta para meterse en tus pantalones” se está poniendo viejo —le dijo Jae secamente.
—Elegante, Jae, verdadera elegante. —Changmin puso los ojos en blanco.
—Bueno, mejor Susu que yo, eso es todo lo que
tengo que decir.
—Espera un minuto —comenzó Changmin— Si
recuerdo bien, el Jae ebrio era todo acerca de que cierto lobo fuese su hombre.
¿Qué pasó?
Jae puso los ojos en blanco, su boca
apretándose.
—Todos sabemos que eso nunca va a pasar.
Además, estoy empezando a pensar que no me vería bien con pelaje de todos
modos. —Jae resopló
ante su propio comentario— ¿Lo entienden? ¿Pelaje? ¿No me vería bien
con pelaje? No, ningún comprador, ¿eh? Está bien pues, público exigente.
Junsu se acercó a Jae y se arrodilló
delante de él, con las cejas levantadas.
—Jae, eh, sobre eso. Tengo que decirte… —En ese momento la puerta de su
habitación se abrió y Yunho entró.
Jae saltó de la cama, haciendo que Changmin lanzara
esmalte de uñas por todas partes.
—Yunho, qué bueno de tu parte unirte a nosotros
en nuestra habitación privada, donde podríamos estar desnudos en cualquier
momento dado. Justo estaba diciéndoles a mis dos amigos aquí lo mucho que
deseaba que un gruñón, arrogante y condescendiente hombre lobo vanidoso
irrumpiera sin ser invitado. Así que gracias por eso. Realmente, gracias.
Yunho se limitó a mirar a Jae fijamente
y sus ojos lo asimilaron de la cabeza a los pies. Jae sintió el calor en su
rostro elevarse bajo su escrutinio.
— ¿Qué, nunca has visto a un chico en un traje
elegante y a la moda?
—dijo bruscamente. Yunho gruñó.
—No tan a la moda como ese. ¿Le falta una
chaqueta o algo de tela?
La mandíbula de Jae cayó abierta, sus
ojos se ensancharon. Changmin tosió en su mano y Junsu simplemente se puso la
palma de la mano en la boca.
Jae miró a Yunho fijamente a los ojos mientras
se acomodaba mejor su camisa casi transparente, desafiándolo con su mirada
letal a hacer otro comentario.
Yunho se le acercó, parándose
directamente frente a él. Jae tuvo que inclinar hacia atrás la cabeza para
mirar a su figura imponente.
—Esta conversación no ha terminado, Jaejoong,
y no vas a dejar esta habitación hasta que te pongas una chaqueta, u suéter o lo
que sea, no me importa. Pero no vas a andar por ahí de esa manera. —Luego se volteó hacia Junsu— Es
el momento. Él te está esperando. Una vez que Jaejoong agregue un poco de tela
a su cuerpo voy a llevarlos a ti y a tus amigos a la sala de reunión. — Sin decir una palabra, se volteó y
regresó al pasillo, esperando que ellos lo siguieran.
Changmin ya estaba sacando una chaqueta corta
color crema suave que combinaba con el traje azul marino de Jae.
—Sólo ponte esto y vámonos. Es el día de Junsu,
¿de acuerdo? —le
susurró Changmin a su amigo que estaba echando humo.
Jae le arrebató
el suéter a Changmin y se lo puso, sin apartar los ojos de la forma rígida de Yunho. Finalmente apartó
sus ojos y miró a Junsu. Su rostro se suavizó de inmediato.
—Está bien Susu, vamos a hacer esto. Tengo la
cosa esa de tu discurso así que estamos bien. ¡Y te ves increíble!
Junsu sonrió ante el cumplido. Asintió,
tomando una respiración profunda, y se volteó para seguir a Yunho a donde Yoochun
lo esperaba.
>>>♥<<<
Al acercarse a la sala de reunión Jae y Changmin
le dieron un abrazo a Junsu. Ninguno habló, ya que ya se había dicho todo lo
que necesitaba decirse. Jae le entregó a Junsu la hoja de papel que tenía sus
votos y le dio un guiño rápido. Yunho escoltó a Jae y a Changmin a sus lugares
en el salón, dejando a Junsu de pie solo.
Cuando Junsu se acercó a la entrada y
miró al salón, vio que estaba oscuro. Mientras él seguía mirando, pequeñas
luces se encendieron en el suelo una por una. Notó que eran velas siendo
encendidas y que formaban un círculo. Todas las personas estaban alrededor del
círculo. Él podía ver las dos primeras filas, pero luego el resto de los
rostros se desvanecían en la oscuridad que la luz de las velas no alcanzaba. También
vio que en el centro
del círculo había una silla, una palangana de agua y toallas.
Pero lo más importante de pie en medio de la suave luz de las velas era Yoochun.
Llevaba pantalones vaqueros holgados y
una camisa blanca de vestir desabotonada, las mangas
largas enrolladas, mostrando sus fuertes antebrazos. Y estaba descalzo. Podía ver sus tatuajes como una enredadera
trepando desde debajo del cuello de la camisa, abrazando su cuello y su rostro
en una adorable caricia. Junsu tomó una respiración profunda y luego entró en el salón.
Con cada paso que daba una
vela era encendida a cada lado de él en el suelo, creando un camino iluminado. Estaba silencioso,
a diferencia de una boda no había música para que él entrara. Pero eso no
importaba porque todo lo que podía oír era el latido de su corazón cada vez más
fuerte hasta que estuvo frente a Yoochun. Miró
su hermoso rostro y una gran sonrisa se dibujó en él. Junsu se rió, recordando cómo le
había dicho que él sería el de la gran sonrisa tonta. Sólo que él no se veía tonto,
estaba impresionante.
—Hola —susurró sin aliento.
—Hola, Luna. —Su voz era una caricia en su rostro. Yoochun
lo tomó de la mano y luego se volteó hacia Siwon que había estado allí todo el
tiempo, pero Junsu sólo tenía ojos para Yoochun.
>>>♥<<<
—Yoochun, Junsu —comenzó Siwon, con voz fuerte y
profunda— ustedes están aquí hoy para completar el vínculo de
emparejamiento. Aunque el destino los ha reunido y los ha destinado el uno al
otro, ustedes dos han elegido por su propia voluntad estar aquí para profesar
su amor y compromiso con su compañero.
—Lo
hacemos —respondió Yoochun por ellos. Junsu
lo miró y él le apretó
la mano para tranquilizarlo. «Como el Alfa responderé
por nosotros como compañeros emparejados. Cuando mi padre se dirija a ti
directamente, entonces hablarás.»
Junsu asintió una vez en reconocimiento
a su pensamiento. Yoochun volvió su atención a su padre cuando Siwon dijo:
—Yoochun, es el momento de que recites tus
votos formales a tu compañero. Junsu, te sentarás en la silla mientras Yoochun
recita los votos y mientras lo hace él lavará tus pies. Esto simboliza su
voluntad como el líder y Alfa de servirte, su compañero. De atender tus
necesidades más básicas, sin importar cuán grandes o pequeñas sean, y de darle
el honor que te mereces como su Luna. Una vez que él te haya contestado, Yoochun,
puedes ponerte de pie y recitar los votos que has escrito.
Sosteniendo su mano, Yoochun lo llevó
hasta la silla para que se sentara. Yoochun arremango sus pantalones, dejando
al descubierto sus pantorrillas y pies. Él observó mientras traía la palangana de agua y la dejaba
en el suelo junto a él.
Luego le quitó las zapatillas que él había estado usando
y sacó una de las toallas
y la puso bajo sus pies. Vio con asombro como él tomaba un paño pequeño y lo
sumergía en el agua, recogía sus pies y comenzaba a lavarlos con el paño.
Mientras le lavaba los pies habló:
—En este día me arrodillo ante ti, como un
sirviente de mi compañero, para preguntarte si me completarás. ¿Te entregarás a
mí? ¿Calmando finalmente a la bestia en mi interior, poniendo orden en el caos,
llevando luz a donde sólo ha habido oscuridad? ¿Vincularás tu vida a la mía, tu
destino al mío, y tu alma a la mía y, al hacerlo, completar el vínculo de
emparejamiento? —Mientras Yoochun esperaba la respuesta
de Junsu, enjuagó sus pies y comenzó a secarlos ligeramente con la última
toalla. Cuando él finalmente respondió lo dejó sin aliento.
Junsu se puso de rodillas para que
estuvieran cara a cara. Puso sus manos en las suyas, sosteniendo su mirada con
la suya y recitó la respuesta que Heechul le había enseñado.
—En este día me arrodillo contigo, mi
compañero. Te completaré como tú me completarás. Me entregaré a ti, calmando a
la bestia, poniendo orden en el caos, y llevando luz a donde sólo ha habido
oscuridad. Vincularé mi vida a la tuya, mi destino al tuyo, y mi alma a la tuya
y completaré nuestro vínculo de emparejamiento. Te tomaré como mío, mi
compañero y mi Alfa. —Yoochun
no podía respirar y por un momento su mente quedó en blanco mientras miraba el
rostro de su propio milagro personal.
Se dio cuenta de que había estado en
silencio demasiado tiempo cuando Junsu le apretó las manos para llamar su
atención. Él esperaba pacientemente
a que leyera los votos que había escrito para él. Ninguno de los dos se levantó
sino que permanecieron de rodillas, con la mirada fija en los ojos del otro. Se
aclaró la garganta y luego habló:
—Junsu, Luna, compañero. Tienes muchos
nombres. Cada uno de ellos tiene un significado especial, pero la única cosa
que quiero llamarte es mío. —Yoochun hizo una breve pausa, mirando las emociones atravesando el
rostro de Junsu. Quería mirar en su mente y ver lo que estaba pensando, en
cambio, siguió buscando en sus profundos ojos verdes— No
estaba seguro de cómo decirte todo lo que siento por ti y la profundidad de
esos sentimientos, pero alguien muy sabio me ayudó y por eso transmitiré sus
palabras y añadiré unas cuantas propias. No sé si hay alguna manera de explicar
o entender realmente el vínculo entre compañeros. No es humano; está más allá
del reino de la razón y eso hace que sea difícil de creer que siquiera es
posible. Sé que no te he conocido por mucho tiempo. Sé que los dos somos
jóvenes. Pero nos haremos cercanos más rápido de lo que cualquiera de nosotros
puede imaginar. Te convertirás en mi mejor amigo, mi amante, y yo me convertiré
en el tuyo. Incluso ahora sé que lo sientes, que nadie en este mundo me amará
alguna vez como tú lo harás y nadie te amará como yo te amaré. Hemos nacido
para amarnos el uno al otro y ese amor se hará más fuerte a medida que pase el
tiempo. Me preocupa que no vaya a hacerte feliz —la voz de Yoochun era tan suave,
mezclada con emociones apretados— pero esa sabia voz me ayudó a ver que lo
haré. También voy a hacerte enojar, ponerte triste, irritado, y probablemente
un poco claustrofóbico a veces. —Junsu le sonrió,
lleno de adoración
y él siguió adelante alentado
por su respuesta— Pero haré todo lo que esté en mi poder para
hacerte feliz. Mi lobo intervendrá cuando mi lado humano se pase de la raya. El
lobo sólo ve en blanco y negro. Todo lo que entiende es que tú eres nuestro compañero.
Él te amará, te protegerá, proveerá para ti, jugará contigo y te alegrará
mientras mi parte humana llenará los vacíos de emociones que el lobo no
entiende. Tú me harás un mejor Alfa, un hombre mejor. Te daré lo que ningún
otro hombre puede, la otra mitad de tu alma.
Cuando Yoochun terminó vio que Junsu
tenía lágrimas corriendo por sus mejillas, sus ojos llenos de amor. Alzó la
mano con la que sostenía la suya y le limpió suavemente las lágrimas.
—Junsu, es momento de que recites los votos
que has escrito para tu compañero —le dijo Siwon suavemente, consciente de sus emociones.
Él tuvo que soltar las manos de Yoochun
mientras desdoblaba el trozo de papel que tenía en la mano. Cuando levantó la
vista y vio a Yoochun mirándolo sonrió. Yoochun le guiñó un ojo lo que hizo que
se aceleraran sus latidos.
«Tranquilo, amor. Soy sólo yo, sólo nosotros. Háblame» le susurró Yoochun en
su mente, ayudando a calmarlo para
que pudiera desdoblar el papel y leérselo.
—Yoochun, hay tantas
cosas que no sé de ti, tantos
secretos que aún tengo que descubrir, pero hay algunas cosas que
sí sé. Sé que tu rostro es lo primero que quiero ver en la mañana y lo último
que vea antes de cerrar
los ojos por la noche. Sé que tu sonrisa es la que quiero
ver cuando la vida te llene de alegría. Sé que quiero ser el que te abrace cuando estés
lastimado o desanimado, y cuando la vida
te de un golpe bajo quiero ser el único que te ayude a volver a levantarte. Sé
que si somos tan bendecidos, quiero que seas el padre de mis hijos, y espero
que tengan tus hermosos ojos negros. Sé sin lugar a dudas, que de los millones
de personas en esta tierra, tú fuiste creado para mí y yo para ti. Todas estas
cosas yo las sé. Lo que tú
necesitas saber es que soy tuyo y sólo tuyo. Tienes mi corazón. Tienes el poder para llenarlo de amor y tienes el poder para destruirlo. Tienes
que saber que no pasará un día sin que no dé gracias a Dios de que eres
mío. Tienes que saber que voy a enfadarme contigo,
yo te daré un infierno
cuando lo necesites, pero también te amaré
incondicionalmente y sin reservas. Te daré todo lo que soy, y no espero nada
menos de ti.
Yoochun miró a su compañero, sin
palabras ante sus preciosas palabras. Ni siquiera se dio cuenta que su padre le
estaba haciendo una pregunta hasta que Junsu volteó para mirar a Siwon.
—Yoochun, ¿qué ofrenda le traes a tu compañero
para demostrarle que vas a proveer para él y atender sus necesidades tanto
físicas como emocionales?
—le preguntó Siwon.
Yoochun
se levantó y trajo a Junsu con él. Metió la mano en su otro bolsillo y sacó una pequeña caja negra y
escuchó a Junsu contener la respiración.
Yoochun abrió la caja negra y se
arrodilló de nuevo en una rodilla. Él tomó la mano izquierda de Junsu en la suya y la sintió
temblar. Se llevó la mano a los labios y la besó y la mantuvo en sus
labios hasta que el temblor se detuvo.
—He traído un anillo. No hay otro como él en
todo el mundo, al igual que no hay otro como mi Luna. Grabado en coreano
alrededor de la banda están las palabras: Wanlyo (llena), ya que sin ti mi alma
está incompleta; jeoldae (absoluto), que es como es mi amor por ti; bulbyeon (inamovible),
no hay nada en esta tierra que me separe de ti, e modu (completo), que has
llenado el vacío en mí completando al hombre y al lobo. En el centro está un
diamante rojo muy raro. Elegí el rojo por dos razones. Primero, que eres mi jageun
hwajae (pequeño fuego). Y segundo, que es un recordatorio de este día cuando
ambos derramamos sangre para vincular nuestras almas el uno al otro. —Yoochun miró a Junsu, suplicándole con
los ojos que entendiera lo mucho que lo necesitaba— Junsu, te amo. Eres mi compañero y de hoy en
adelante todos los lobos sabrán que eres mío. Pero porque soy egoísta y un
bárbaro justo como me llamó mi eomma, no quiero que sólo los lobos sepan que
eres mío. Quiero que cada hombre sepa que estás tomado. Me doy cuenta que no
estás listo para casarte conmigo ahora mismo. Eso está bien, esperaré. Pero
estoy pidiéndote que me digas que un día serás mi esposo en el sentido humano
de la palabra. Usa este anillo como símbolo de que tu corazón ha hablado. Junsu,
¿quieres casarte conmigo?
Los ojos de Junsu se cerraron y cuando los abrió vio que brillaban con lágrimas no derramadas. Yoochun se levantó y lo atrajo
hacia él. Apretó los labios a su oído y le susurró:
—Por favor, dime esas son lágrimas de
alegría.
Junsu asintió, pero
eso no era lo suficientemente bueno para Yoochun.
Necesitaba oírlo de sus labios. «Voy a hacértelo decir
en voz alta, mi amor. Necesito escucharlo de ti.» Yoochun le envió su pensamiento y luego esperó su
respuesta.
Él se apartó de él para poder mirarlo a
los ojos.
—Me casaré contigo, Yoochun.
Yoochun podía ver una pequeña chispa de
picardía en sus ojos; él tenía algo bajo la manga.
— ¿Cuándo Luna? ¿Cuándo te casarás conmigo? —susurró.
—Me casaré contigo ahora, aquí, en este lugar —le dijo, con los ojos llenos
de determinación.
Hubo
un grito ahogado
que recorrió el salón, llegando
lejos en la oscuridad
donde estaba de pie los anónimos. El aliento de Yoochun quedó atrapado, no
podía creer lo que estaba oyendo. Se volteó para mirar a su padre.
—Alfa, cásanos —dijo con firmeza. Junsu se rió ante la
urgencia en su tono. Se dio la vuelta para mirarlo— No quiero que tengas la oportunidad de
cambiar de opinión. —Su
voz era alegre pero Junsu podía ver en sus ojos que hablaba en serio, nunca iba
a dejarlo ir.
La voz de Siwon los trajo a ambos de su mundo privado de vuelta a dónde
y lo que estaban haciendo.
—Antes de que los votos matrimoniales sean
dichos, sólo hay una ofrenda, Yoochun. ¿Dónde está la segunda?
—Tengo otra ofrenda pero quisiera dársela a
mi compañero en privado cuando completemos los Ritos de Sangre.
Siwon se giró hacia Junsu.
— ¿Aceptas esta solicitud?
—Sí —respondió Junsu, con las cejas levantadas mientras miraba a Yoochun.
—Está bien, supongo que ahora haremos los
votos matrimoniales
—dijo Siwon mientras le sonreía a Junsu.
—Oye, parecía un buen momento como cualquier
otro —le dijo mientras sus mejillas
se encendían con calor—
Oh, y puede hacer la versión rápida. Estoy bastante seguro que lo que ya
hemos dicho cubre todo lo demás. —La multitud se rió ante sus palabras y luego se calmó cuando Siwon
miró hacia la oscuridad. Trayendo su atención a Yoochun y Junsu, dijo los votos
matrimoniales y todo el mundo escuchó una vez más como Yoochun
y Junsu se comprometieron en la forma humana.
—Yo ahora los declaro esposos. —Siwon terminó los votos matrimoniales y luego agregó—
Yoochun, es el momento para que tú y tu compañero
lleven a cabo los Ritos de Sangre. Una vez hechos su vínculo estará completo.
Yoochun se volvió hacia él y le tomó el
rostro entre las manos y lo besó ruidosamente en la boca. El beso pareció durar
una eternidad y Junsu estaba segura de que incluso
Jae estaría sonrojándose. Cuando él por fin se apartó colocó un beso más suave en sus labios y dijo:
—Compañero, ven. He esperado el tiempo
suficiente. —Los
ojos de Junsu se abrieron mientras miraba al rostro de su compañero, el rostro
de su lobo.
>>> ♥
<<<
Junsu
no podía decir que no estaba nervioso
mientras Yoochun lo llevaba
a su habitación en la mansión. Cuando Yoochun había terminado ese beso y le
habló, se dio cuenta que Yoochun no estaba a cargo y el lobo estaba en control.
Al llegar a la puerta, Yoochun se volvió y lo miró.
—No tengas miedo, estoy aquí. Estoy en
control, pero el lobo se ha adelantado porque los Ritos de Sangre son una unión
entre el lobo y su pareja, tú. No vamos a hacerte daño, Junsu.
Junsu le sonrió y se inclinó para
besarle suavemente los labios.
—Compañero, confío en ti —susurró él.
Un gruñido bajo retumbó desde Yoochun
mientras suavemente lo metía en la suite. Junsu podía oler flores y cuando miró
hacia el suelo supo por qué. Había un sendero de pétalos de rosa que conducían
a la suite. Había estado en su habitación varias veces en las últimas dos
semanas. Básicamente era como una suite de hotel, sólo que muy lujosa.
Tenía una sala de estar con chimenea, la
cual Junsu se dio cuenta que tenía una manta extendida frente a él con una
cesta llena de comida. La suite también tenía una pequeña cocina y un comedor.
Mientras seguían el camino de
pétalos de flores en el suelo se encontró admirando
todas las velas
encendidas por todas partes que emitían
un resplandor suave.
Al llegar a la habitación que Junsu sabía era
donde Yoochun dormía, sintió su estómago caer a sus pies y su respiración
acelerarse.
Yoochun abrió la puerta y la visión
momentáneamente le quitó a Junsu los miedos y lo dejó sin aliento. Había velas
de diferentes formas y tamaños en todo el lugar. Tenía que haber cincuenta o
más. La cama estaba cubierta con una colcha que Junsu nunca había visto; era
una colcha con dos lobos en el centro.
Uno más grande que el otro. El lobo más
pequeño estaba metido en la parte delantera
del pecho del lobo grande mientras lo protegía. Era una hermosa
colcha y lo decía todo. Al mirar alrededor de la habitación, Yoochun se
alejó de él. Lo vio tomar un cuenco de agua que estaba en una placa de
calentamiento y colocarlo sobre la mesa de noche. Junto a ello colocó varias
toallas. Él debió de sentir su confusión porque se volvió y le sonrió.
—Es para limpiar las marcas de mordeduras,
amor, eso es todo.
Junsu sintió calor correr por su cuello
y cara ya que él lo había recogido de sus pensamientos.
Se sentó en la cama y miró a Yoochun,
sorprendido por su propia confianza mientras él lo miraba a sus hermosos ojos.
—Entonces, ¿cómo funciona esto?
—Tendrás que quitarte la chaqueta y la camisa,
amor —le dijo Yoochun, con los ojos
brillando con malicia. Luego agregó—: Si lo deseas, puedes ir al cuarto de baño y
allí hay una bata para ti.
Él le sonrió.
—Eres malo, ¿lo sabías? Tratando de asustar a
un chico inocente, deberías estar avergonzado.
Yoochun lo tomó de la mano y se la besó
antes de que pudiera alejarse.
—Debería estarlo, pero no lo estoy.
Junsu sintió los ojos de Yoochun en él
mientras se retiraba al baño a cambiarse.
>>>♥<<<
Unos minutos más tarde, salió con una
bata blanca de felpa que le llegaba a las rodillas. Con la cabeza gacha, los
ojos entornados, no podía evitar sentirse vulnerable sabiendo que no había nada debajo de la bata.
Sin embargo, se recordó
una vez más, como lo había hecho cientos de veces, mientras estaba en el cuarto
de baño, Yoochun era su esposo y su compañero. Oyó la inhalación de Yoochun y
finalmente alzó la vista.
Su mandíbula había caído abierta, los
ojos muy abiertos mientras lo veía de la cabeza a los pies y viceversa. Junsu
nunca se había sentido más hermoso.
«Nunca
has estado más hermoso, amor.» Oyó las palabras de Yoochun y aún en su mente sonaba sin aliento.
Él respiró hondo y se pasó las manos por
el cabello. Junsu podía sentir lo agitado y lo desesperado que estaba por
completar los Ritos de Sangre, pero él estaba tratando de ser amable con él.
Se acercó a él y le tomó los brazos,
tirando de ellos alrededor de su cintura para rodearlo. No sabía qué hacer,
así que sólo dejó al instinto hacerse cargo. Lo miró a los ojos con toda la confianza del mundo. Inclinó
la cabeza y le expuso
su cuello. Vio sus ojos brillar más fuerte y escuchó un gruñido.
— ¿Estás seguro de que estás lista? —le preguntó Yoochun, con la voz ronca
por la emoción.
—Yoochun, confío en ti.
Lo sintió acercándolo, y luego su mano
tiró de la bata suavemente hasta que expuso su cuello y hombro. Sus dedos trazaron
las marcas de emparejamiento
en su espalda, ya no se veían estropeadas por las marcas de garras, sanadas por
completo y enteras. Piel de gallina erupcionó en toda la piel de Junsu y se
estremeció bajo su tacto. Él acunó su nuca y Junsu lo sintió colocar la nariz
contra su piel y le oyó respirar profundo. Oyó un ruido sordo en su pecho. Se
tensó brevemente y luego se relajó al sentir sus labios sobre su piel.
Él le dio suaves besos desde su barbilla
a su hombro luego de vuelta hasta el cuello justo
debajo de la oreja. Junsu
sintió sus labios abiertos y una caricia
de su lengua, luego se escuchó un gruñido profundo mientras un dolor
agudo le atravesó el cuello, y luego se había ido. Todavía podía sentir la boca
de Yoochun en él, pero donde primero sintió dolor ahora sentía placer. Estaba
haciendo a su estómago hacer cosas raras. Se sintió empujando contra el cuerpo
de Yoochun y oyó un suave gemido.
Un momento después
se dio cuenta que los gemidos provenían de él. Debería haber estado
avergonzado, pero no podía hacerse a sí mismo sentir eso cuando este era su
compañero, la otra mitad de su alma quien lo sujetaba.
Entonces Yoochun se estaba alejando.
Envolvió sus brazos alrededor de su cuello desesperado por traerlo de vuelta,
pero Yoochun era más fuerte y continuó retrocediendo hasta que pudo ver su
rostro. Junsu vio las lágrimas de él que corrían por sus mejillas y sintió en
su corazón la intensidad de su mirada. La mirada cambió bruscamente a
preocupación mientras miraba a su cuello. Tomó una de las toallas
que había dispuesto
y la sumergió en el agua caliente,
exprimió el exceso, y la llevó a su cuello para limpiar la sangre. Él no
pudo evitar una mueca de dolor que cruzó su rostro cuando el agua tocó la herida.
Yoochun volvió suavemente su cara a la
suya.
— ¿Te he hecho daño?
—No, quiero decir, dolió por un momento, pero
luego… —Junsu
no sabía si podría incluso poner en palabras
lo que había sentido una vez que el dolor había
desaparecido.
— ¿Luego qué, mi amor? —preguntó él.
¿Él no lo sabía? ¿No podía oír sus
gemidos y sentir las emociones saliendo de él? Yoochun se acercó más, su cuerpo
rozando el suyo.
—Sentí tu deseo —susurró él— Te
he oído, mi amor. Sólo quiero oírte decirlo. Tan a menudo evitas este tema por
completo, que he estado empezando a pensar que tal vez no estabas atraído por
mí.
Junsu dejó escapar una risa sin aliento.
—Mentiroso —bromeó él— Después del dolor inicial, se sintió bien. No,
se sintió enloquecedoramente impresionante. —Yoochun le sonrió a su compañero, pero Junsu
continuó — Siempre te he deseado, Yoochun. Simplemente nunca me
he sentido cómodo hablando de ello. Pero ten por seguro que después de sentir tu
boca hacer eso en mi piel… —Junsu se estremeció ante el recuerdo— yo, sin duda, te deseo, hombre lobo.
Yoochun decidió no torturarlo más con
preguntas sobre sus afecciones físicas por él. En su lugar, le recordó que los
Ritos de Sangre aún no se habían completado.
— ¿Estás listo, Luna? —Junsu tomó su mano y lo llevó hasta la
cama. Él lo empujó para que se sentara
en el borde. Con él sentado y él de pie,
su cara estaba al nivel de su cuello. Junsu miró como Yoochun desabrochó los botones
de su camisa blanca hasta que estaba abierta y luego se la sacó. Lo miró y
aunque ya había hecho esto dos veces, esta vez se sentía diferente, más íntimo.
Yoochun se volvió y expuso el cuello
como lo había hecho Junsu por él. Algo muy dentro de Junsu se agitó a la vista
del cuello descubierto. Sintió el deseo de
marcarlo, reclamarlo, reclamarlo a él. Se inclinó hacia Yoochun y puso su brazo
alrededor de sus fuertes hombros.
Lo besó en la mejilla
y la mandíbula hacia abajo a
su cuello, justo como él lo había hecho. Lo besó hasta que su cuello se encontró
con su hombro. En ese punto el instinto se hizo cargo, la sangre lobo de Junsu
se presentó para reclamar a su compañero. Una vez más, como había sentido las
dos primeras veces que tomó la sangre de Yoochun, Junsu sintió que sus dientes
se alargaban un poco y cuando se pasó la lengua a través de ellos se dio cuenta
que se sentían mucho más afilados. Antes de que pudiera dejar de pensar en eso abrió
la boca y hundió sus dientes profundamente en la carne de Yoochun.
Oyó un gemido procedente del pecho de Yoochun
y luego el gruñido al que se había acostumbrado. Yoochun
envolvió sus brazos
alrededor de su cintura y lo atrajo hacia sí. Junsu cerró los ojos
mientras disfrutaba de la sangre de Yoochun. Sintió algo, como si su alma
estaba siendo tejida en la de Yoochun. El vínculo, pensó, el vínculo se había completado.
Después de un par de minutos sintió a Yoochun
apartándolo, de mala gana tuvo que ceder. Ninguno de los dos habló durante unos
segundos. Junsu mantuvo los ojos cerrados mientras
su respiración se tranquilizaba. Cuando abrió
los ojos para mirar a Yoochun vio la sangre que corría por su cuello. Al igual
que él había hecho, mojó una de las toallas
y limpió con cuidado la sangre. Yoochun
se sentó allí en silencio,
observando cada movimiento que él hacía.
Finalmente Junsu no pudo más con el
silencio.
— ¿Qué estás pensando? —le preguntó.
—No tienes que preguntar, Luna, sólo puedes
mirar.
—Lo sé, pero quiero que me lo digas. Quiero
que compartas tus pensamientos conmigo sin que tenga que invadir tu privacidad —explicó Junsu.
—Soy tu compañero, Junsu. Estamos vinculados.
Tienes todo el derecho a invadir mi mente, pero si quieres que hable entonces
eso es lo que vas a conseguir. —Le sonrió y le agarró la mano para tirarlo en la cama junto a él. Yoochun
deslizó su espalda contra la cabecera de la cama.
Cuando se deslizó para tirar a Junsu
contra sí, él comenzó a resistirse.
—Quiero ser capaz de mirarte mientras
hablamos.
—En un momento, Luna. Primero déjame
abrazarte. Puedo sentir nuestra unión cada vez más fuerte ahora que hemos
compartido nuestra sangre. Mi sangre está en ti ahora y siempre llevarás mi
olor. Permíteme a mí y al lobo abrazarte y disfrutar de nuestra esencia toda
sobre ti.
Junsu puso sus ojos en blanco, pero
accedió a sus deseos.
—Tu eomma tenía razón cuando dijo que eras
posesivo, bárbaro autoritario.
—Nunca he dicho lo contrario, mi amor —se burló Yoochun de él.
Lo atrajo hacia sí y él apoyó la cabeza
en su pecho, sus piernas dobladas contra su lado. Junsu sintió un ruido sordo
en su pecho y una sonrisa curvó sus labios mientras pensaba en decirle que
ronroneaba.
«No ronroneo, compañero, gorjeo.»
Junsu miró a Yoochun.
—Tu lobo está haciendo eso cada vez más,
¿sabes?
—El vínculo es muy fuerte ahora. Vas a
sentirlo y a escucharlo más fácilmente ahora. Él está muy enamorado de ti,
¿sabes? —le dijo Yoochun.
Junsu apoyó la cabeza en su pecho y disfrutó de la mano de Yoochun
frotando arriba y abajo
en su brazo.
—Se suponía que me dirías lo que estás
pensando, ¿recuerdas? —preguntó
Junsu.
—Estoy pensando en cuán asombrado estoy de
ti, de tu habilidad para tomar todo lo que ha sucedido desde que nos conocimos
y aún sonreír, bromear, tomarme como tu marido y compañero. Me podrías haber dado
la espalda, correr por tu vida. —Yoochun se detuvo un momento y Junsu simplemente esperó pacientemente para ver si iba a decir algo más— Estoy pensando que soy el lobo más
afortunado del mundo por haber encontrado un compañero increíble.
—Es curioso que —dijo Junsu— estuviera
pensando lo mismo de ti.
— Sintió a Yoochun besar la parte superior de su cabeza y se acurrucó más
cerca. Junsu le tendió la mano izquierda y estudió la escritura en el anillo.
Se acordó de las palabras que había dicho Yoochun que fueron grabadas en él y
sintió que el calor la llenaba.
—Es la cosa más preciosa que he recibido, Yoochun. —La voz de Junsu se llenó de asombro
por el hermoso regalo que él le había dado. Recordó entonces que le había dicho
a su padre que la segunda ofrenda era algo que él quería darle a él en privado—
Entonces, ¿dónde está mi segunda ofrenda, oh, lobo mío? — le preguntó Junsu con voz altiva
mientras se sentaba y se volvía para mirarlo.
—Oh, sí, acerca de eso —comenzó él. Junsu lo interrumpió
rápidamente.
—Ni siquiera intentes actuar como si no
tuvieras algo, bola de pelos. — Golpeó su pierna juguetonamente.
— ¿Alguna vez te he dicho que eres una cosita
violenta? —le preguntó
Yoochun mientras abría el cajón de la mesita de noche. Le entregó una
caja envuelta en papel de color
púrpura con una simple cinta
atada alrededor de él. Junsu
desató la cinta y abrió el paquete para encontrar una caja de zapatos.
—Um, zapatos. Bien, muchas gracias —dijo
Junsu, tratando de mantener
la confusión fuera de su voz, sabiendo que estaba fallando miserablemente. El
rostro de Yoochun estaba en blanco. Junsu no podía leer ninguna emoción en él,
ni podía agarrar nada a partir de su vínculo.
—Los zapatos representan mi habilidad para proporcionarte
calzados para tus pies y tal vez algún día para nuestros hijos. —Yoochun se aclaró la garganta y
continuó balbuceando mientras seguía— Ves, es importante que sepas que contarás
con algo en tus pies, por lo que…
Junsu levantó la mano para detener a Yoochun
de ir más lejos.
—No hay zapatos en esta caja, ¿no? — Yoochun negó una vez.
—Ni uno solo.
Mientras Junsu empezaba a abrir la caja
de Yoochun, lo oyó murmurar en voz baja:
—Peludo mentiroso.
Empezó a decir algo en respuesta, pero
se detuvo cuando vio la luz en el rostro de Junsu, tan brillante como el sol
que rompe a través del rocío de la madrugada.
— ¡Yoochun! No puedo creer que lo recuerdes —Junsu sacó la primera copia de la
edición de Al borde del Peligro por
Shel Silverstien. Lo sostuvo con reverencia y pasó la mano por encima de la
cubierta.
—Ábrelo —oyó que Yoochun
le dijo. Cuando
abrió la tapa pudo sentir su sello ceder por primera vez, lo más reciente del libro. Si fuera posible,
su rostro se hizo
aún más brillante a medida que veía el autógrafo en la portada.
—Esto es tan condenadamente increíble —le dijo Junsu mientras cerraba el
libro y se arrojó en sus brazos. Yoochun se sorprendió por el movimiento, pero
lo atrapó con facilidad y lo abrazó con fuerza— Gracias, gracias, gracias —le oyó susurrar.
—Si hubiera sabido que ibas a reaccionar de
esta manera por un libro me habría propuesto con él en lugar de con un anillo —bromeó.
—El libro es increíble, sin duda. Pero que
hayas recordado algo tan aleatorio, sin embargo, tan importante para mí,
significa mucho. Tienes habilidades, hombre lobo. Importantes, locas
habilidades.
Yoochun
lo besó suavemente en los labios y luego lo dejó alejarse
de él. Él se sentó a hojear
el libro y se contentó con sólo mirarlo. Junsu finalmente levantó la vista del libro cuando sintió
que Yoochun comenzaba
a frotar su espalda. No pudo
evitar la gran sonrisa que se extendió por su cara. Él era suyo, podía sentir
el vínculo de su compañero cada vez más fuerte ahora que los Ritos de Sangre se
habían completado.
— ¿Va a seguir haciéndose más fuerte? —le preguntó Junsu.
La frente de Yoochun se frunció mientras
pensaba y se quedó callado por un momento.
—Por lo que mi padre me ha dicho será más
fuerte debido a los Ritos de Sangre, pero una vez consumado el emparejamiento
será aún más fuerte.
Los ojos de Junsu se abrieron de par en
par ante sus palabras, y Yoochun se dio cuenta de cómo había sonado.
—Junsu, no estoy tratando de presionarte. Sé
que dijimos que íbamos a hacer el amor una vez que nos casáramos, pero si no
estás listo voy a esperar durante tanto tiempo como sea necesario. Nunca voy a
presionarte. ¿Me crees? —le
preguntó Yoochun y la desesperación recubría su voz.
Junsu lo miró.
—Creo
en ti y te quiero aún más por tu paciencia. Pero no es necesario. Estoy listo, Yoochun.
Estoy listo para ser tuyo en cada manera posible.
Yoochun
se congeló por sus palabras,
y luego una lenta sonrisa
se extendió por su cara. Junsu sentía esa sonrisa
desde el fondo de sus pies hasta la punta de su cabello rojo. Él se puso de pie
y Junsu observó mientras él comenzaba a soplar las velas hasta que sólo había
cuatro ardiendo, una en cada esquina de la habitación. Yoochun se acercó a Junsu.
Él inclinó la cabeza hacia atrás para mirarlo
mientras la luz de las velas bailaba
con sombras sobre su rostro.
El aliento de Junsu quedó
atrapado cuando vio los ojos del lobo de Yoochun brillando azul.
Le tomó el rostro entre sus manos y lo
besó suavemente, luego le susurró:
—No puedo creer que estés aquí, y seas mío. —Su cuerpo tembló de emoción mientras
la miraba fijamente a los ojos— Te amo,
Park Junsu. Te amaré hasta mi último aliento.
Dio un suspiro tembloroso cuando lo
sintió desatar la bata y lentamente empujarla por sus hombros hasta que cayó
suavemente en el suelo a sus pies.
Yoochun
nunca quitó los ojos de él mientras
lo tomaba en sus brazos.
Cuando sus labios se reunieron con los de Junsu, él tembló por el
contacto de piel con piel. Sintió sus manos en su espalda, sus dedos moviéndose
suavemente sobre su piel. Yoochun se retiró y los dos estaban respirando
dificultosamente mientras continuaba torturándolo con sus suaves caricias.
Yoochun se rió de sus pensamientos.
—No es una tortura, amor —le dijo suavemente. Lo acercó a la cama y luego le levantó la barbilla
con los dedos para que lo mirara a los ojos— Quiero hacer el amor contigo, Luna. —Los ojos de Yoochun continuaron
brillando mientras la miraba fijamente.
Y mientras Junsu sentía su amor fluyendo
a través de su vínculo, envolviéndose alrededor de él y llenándolo, supo que
estaba listo, listo para ser el compañero de Yoochun. Finalmente.
—Entonces, ¿por qué seguimos hablando? —susurró Junsu. Se empujó hacia la cama
con él y en sus brazos, brazos que siempre lo sostendrían, siempre protegerían,
y siempre lo envolverían de amor.
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Yo queria que Junsu le dijera la verdad a Jaejoong para que se diera cuenta por que le atrae Yunho y tambien si Chaming va a tener pareja gracias por el capitulo esperare el siguiente y el final
ResponderEliminardios, enserio junsu? en que momento le vas a decir a jae sobre que que tiene sangre de hombre lobo, se que ese es tu momento y toda la cosa, pero porfavor que no estas viendo que el pobre de jae esta sufriendo, el que no lo diga no significa que no sufra, al pensar que jamas podrá estar con yunho, dios muero de la desesperación, ya quiero ver a ese par juntos, y que bueno que por fin ya completaron los ritos de sangre, así junsu podrá estar a salvo de que venga otro hombre lobo psicópata, en fin, esperare con ansias el proximo capitulo
ResponderEliminarIncreiiibleeemente bellooooo¡¡¡ OMG espere que fuera romantico pero estó supera mis espectativas¡¡¡ Junsu fue genial al al aseptar casarse ahí con mi romatico y entregado Yoochun😍😍😍 a diós gracias todo salió lindo sin otro maniaco que quisiera separarlo. OK yo sigo en la decima nube por el momento lemonoso que se vien del que espero hagas maravillas😉. Pero en definitiva jaja Jae nisiquiera la vió llegar jajaja Yunho lo dejó sin armas jiji. Me encanta que los lobos sean así de posecivos y mandones. Cuando Jae se entere de su cotita de sangre canis entrara en shock anafilactico jajaj. A ver ya lleban dos semanotas en Corea y Changmin sigue sin amor para él. Porfis que Hayami aparesca yaaaá¡¡¡
ResponderEliminarDios mío!!!... no pude apartar mi atención ni por un sólo momento de este capítulo, ha sido bellísimo y muy romántico. La verdad, hasta lloré cuando ambos se leyeron sus votos y, wow!... cuando Junsu dijo que se casaría en ese momento y lugar... que emoción!!
ResponderEliminarAdoro que Yoochun sea todo un sensual caballero lobuno... XD!!
El detalle de la suit (el camino de rosas, las velas, etc) me encantó , pero no sólo eso me gustó, sino que Yoochun recordara el libro que le gustaba a Junsu y dárselo como ofrenda de su amor (es mi fantasía en un fic, jajaja).
Espero que el próximo capi describa a fondo la entrega total del YooSu*
Gracias por el capi*
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http://lolitahoneyfunnybunny.blogspot.mx/
creo que ahora el mas nervioso es Yoochun en lugar de Junsu pues el ya esta preparado para recibir a Yoochun y ser parte de su vida como el quiera y pueda
ResponderEliminarya quiero que Jae se entere de los genes que corren por sus venas y por que se siente atraído por Yunho y si que se llevara una muy agradable sorpresa o eso espero que se alegre de que Yunho sera para el y para nadie mas
Gracias
Fue un momento maravilloso y hermoso Junsu acepto casarse con Yoochun ahi mismo,con cada acto se demuestran lo mucho que se aman.
ResponderEliminarPobre Jae el esta sufriendo al pensar que Yunho es imposible para el
Que bonito fue su vínculo de sangre, y listo para entregarse totalmente Junsu a su Yoochun.
ResponderEliminarJunsu ya no hagas sufrir a Jae y dile lo de su sangre, por cierto donde esta el doctor, que paso con él, el sabe lo de Jae.
Gracias!!!