― Jihye llegará en el jet de la empresa esta tarde. KangIn
irá a buscarla, y debería estar aquí para cenar con nosotros.
― ¿Jihye? ― preguntó Jaejoong después de un silencio.
La afirmación de Yunho había sido
pronunciada con el primer signo de entusiasmo que él había mostrado en toda la
mañana.
Yunho lo había invitado a hacer una
selección de los fabulosos anillos que habían traído un guardaespaldas y un
hombre alto en un maletín.
Estaban en el salón de la planta baja,
rodeados de antigüedades y cuadros.
Jaejoong se sintió incómodo bajo la
mirada de tres pares de ojos que estaban esperando su decisión.
Al final fue Yunho quien eligió un
anillo de diamantes y lo sacó de su caja de terciopelo sin la más mínima
ceremonia, y se lo puso en el dedo anular de su mano izquierda.
― Es mi hermana. Viene de Japón y se quedará
hasta la boda para ayudarte.
― No sabía que tenías una hermana ― dijo Jaejoong.
Se dio cuenta de que sabía muy poco
sobre él realmente. Sólo que era terriblemente rico y un donjuán, a quien le
gustaba hacerse el muchacho sencillo y pobre para seducir a vírgenes que no
sabían nada acerca de su riqueza porque él se ocupaba de ocultarlo. Recordó la
cadena barata que había llevado la primera vez que lo había visto, y le dieron
ganas de pegarle.
Pero recordar emociones negativas del
pasado no la llevaría a nada.
― Cuéntame algo sobre ella ― le dijo Jaejoong en cambio.
Llevaba un conjunto color esmeralda,
cortesía de Madame Laroche.
Intentó no verse afectado por la
presencia de Yunho y su atractivo sexual. Lo que no era fácil, puesto que
acababa de levantarse del sofá y lo estaba mirando a los ojos, absolutamente
irresistible con aquel traje gris claro.
Era el hombre más sexy que había
conocido, y el más controlado.
Su control lo hacía sentir torpe. Como
la noche anterior, cuando había anunciado que quería un matrimonio de verdad.
Jae había creído que Yunho querría pasar
la noche con él. Pero Yunho no lo había hecho. Y él no había sabido si sentirse
aliviado o decepcionado.
― Tengo que organizar cosas para la boda. Tal
vez podrías ponerte en contacto con tus padres e invitarlos a pasar aquí uno o
dos días antes de la ceremonia, ¿qué te parece? Ya te diré la fecha.
Y se marchó, dejándolo tan furioso, que
podría haber explotado.
El diamante del anillo parecía pesar una
tonelada y arrastrarlo, pensó él.
Yunho estaba decidido a vestirlo,
alimentarlo, y acostarse con él cuando le apeteciera, pero no pensaba darle ni
una parte de sí mismo, pensó Jaejoong.
Jaejoong se puso de pie. Yunho estaba
decidido a no tenerlo en cuenta. Y eso le producía mucho resentimiento.
Después de todo, Yunho no lo amaba, y él
tampoco. Entonces, ¿por qué se sentía herido?
Fue a la cocina y encontró a Leeteuk
pelando habas. Se sentó, agarró un puñado de habas y dijo:
― ¿Así que Jihye llega hoy? Yunho tenía
prisa, así que no me ha puesto totalmente al corriente. ¿Cómo es su hermana?
¿Mayor o menor que él?
Después de todo, si quería saber cosas
sobre su futuro marido, tendría que emplear todos los medios a su alcance.
― Oh, te gustará ― le prometió Leeteuk― Está casada con un rico banquero Italiano,
Fabio Bocelli, pero eso no tiene importancia. Ahora que lo pienso, su hermano
mayor y ella son ambos así: no les importa lo que tenga la gente ni quiénes
son. Es la persona que hay en el interior lo que valoran ellos.
«¿De
verdad?», pensó Jaejoong.
― De todos modos, haré café mientras terminas
con eso ― Leeteuk se puso de pie ― ¡Pronto
serás el señor de la casa aquí, y yo te estoy dando órdenes como si fueras una
criada de la cocina!
― ¡No seas tonto! ― sonrió Jaejoong― Somos
amigos, ¿no? Haz el café.
Jaejoong había perdonado rápidamente a Leeteuk
por mentirle para que Yunho pudiera retenerlo allí. Cuando el jefe le daba una
orden, Leeteuk obedecía sin cuestionar nada. No por miedo. Sino por lealtad y
respeto. Yunho debía de haber tratado a los Park con más respeto que a él para
haberse ganado aquella obediencia a cualquier mínimo deseo, pensó él.
Jaejoong terminó de pelar las habas. Los
diamantes brillaban en su dedo. Con tristeza, se quitó el anillo y se lo guardó
en el bolsillo del pantalón. Si hubiera sido un anillo estrecho de oro adornado
con una sola perla pero regalado con amor, él lo habría valorado más que a
aquella cosa cara regalada simplemente porque era lo que se debía hacer.
― Aquí tienes ― dijo Leeteuk, dándole una taza de café ― Sobre Jihye... Tiene seis años menos que su
hermano, lo que quiere decir que tiene veintiocho años. Es una persona muy
vivaz, muy guapa, y tiene una hija de seis años, Bora. Probablemente la haya
dejado con la niñera y el señor Bocelli hasta unos días antes de la boda ― sonrió ― Bora debe de haber tenido una buena rabieta
por no venir... Adora a su tío Yunho, y él la adora a ella también. ¡La
malcría! No me extraña que las cosas hayan tomado la dirección que han hecho. Está
fascinado con Changmin, ¡pero tendrás que cuidar que no lo malcríe! Que no os malcríe
a ambos, en mi opinión.
¡Deberías haber visto su cara cuando dio
la noticia de la boda!
Pero no era él lo que le importaba,
reflexionó Jaejoong. Él sólo era un medio para el bienestar de su hijo. No para
el suyo.
Se entretuvo cambiando los floreros de
lugar y deambulando por el fabuloso salón de la planta baja.
Había bañado y alimentado a Changmin,
había jugado con él, lo había acunado, le había dado de comer, y había llevado
al pequeño a tomar aire a los jardines. Ahora Changmin estaba durmiendo.
Jaejoong estaba nervioso y, cuando Leeteuk
abrió la puerta, se alegró de su interrupción.
― Un caballero quiere verlo, señor.
Jaejoong se sonrió al oír aquel
tratamiento. Cuando vio a Yamapi se puso contento. Él llevaba un ramo de
flores, y le dijo:
― Son para ti ― se las dio ― Felicitaciones por el bebé, por cierto.
Entonces, ¿todo va bien? Cuando he llamado a tu casa esta mañana, tu madre me
ha dicho que el padre del bebé va casarse contigo. ¿Tú estás de acuerdo con
eso? ― Lo miró, incómodo ― A
juzgar por la casa, él tiene mucho dinero. Pero el dinero no lo es todo. No es
difícil de imaginar que debió suceder durante tus vacaciones... el bebé, quiero
decir. Y, bueno, él no siguió contigo, ¿no? Hasta que se enteró por accidente
de que iba a ser padre. ¿Quiere tener al niño consigo? ¿Es eso? ¿Te ha
amenazado con quitarte al niño si no haces lo que él quiere? ¿Quieres casarte
con ese tipo de hombre? Puedes decirme la verdad.
Yamapi era muy astuto.
¿Se sentiría herido porque le había
ofrecido casarse con él y él había rechazado su proposición en favor de la de
un hombre que podía darle más cosas materiales?
Su sospecha fue confirmada cuando él
afirmó:
― En cuanto me he enterado de esto, he pensado
que tenía que venir a decirte que mi proposición sigue en pie. Si nos casamos
rápidamente, ningún tribunal le garantizaría la custodia del niño. Tú eres su eomma,
y eso te da ventaja. Y si demostramos que el niño tendría una familia estable,
el asunto estaría resuelto. No tendrías que preocuparte. Yo no puedo darte una
vida de lujo, pero tú eres importante para mí.
Jaejoong sintió un nudo en la garganta.
Sin tener en cuenta el coste personal, Yamapi le estaba ofreciendo un modo de
escapar de aquella situación, y él se sintió conmovido.
Eran como hermanos. Y siempre se habían
ayudado. Mapi no estaba enamorado de él, pero quería ayudarlo. Y él no podía dejar
que él pensara que su proposición de matrimonio era de segunda clase, que no
valía la pena pensársela.
― Sé que te importo. Ambos nos queremos. Pero
no estamos enamorados, Yamapi. Ya lo hemos hablado, ¿recuerdas?
Jaejoong le agarró la mano y lo llevó a
uno de los sofás. Puso las flores en un extremo y se sentó.
Cuando Yamapi hizo lo mismo, él le dijo:
― Tú serás un excelente marido para una
afortunada chica o chico, Yamapi. Pero comprende que yo estoy enamorado de Yunho.
Me enamoré de él en veinticuatro horas. Quiero ser su esposo ― dijo Jaejoong con un nudo en la
garganta.
Le había dicho eso para que su amigo no
sintiera rechazo en su proposición. Pero ¿era verdad?
― Tú te mereces enamorarte de una persona que
sienta lo mismo por ti.
Al ver que Yamapi sonreía sinceramente, Jaejoong
se alegró de haberle dicho que estaba enamorado de Yunho:
― ¿Entonces no necesitas que te rescaten?
¿Eres feliz? ¿No te han presionado para que te cases?
― Por supuesto que no ― balbuceó Jaejoong.
Todavía estaba preguntándose si seguía
amando a Yunho.
¿Cómo iba a vivir enamorado de un hombre
que sólo lo consideraba un mal necesario?
― La cosa es que, si lo hubieras necesitado,
me habría casado contigo. Y me hubiera olvidado de lo otro.
― ¿A qué te refieres?
― Bueno, hay una chica, Jin. Nos conocimos
hace un mes, y... Bueno es un poco pronto, pero... ― Yamapi no siguió. Sólo sonrió.
Jaejoong se sintió contento por su
amigo. Tenía mucho cariño a aquel hombre sencillo, a aquel amigo de toda la
vida que habría sido capaz de tragarse sus sentimientos por Jin para ayudarlo,
si él lo hubiera necesitado.
Se abrazó a él y lloró de emoción.
― ¿No te he dicho que un día sucedería? ¡Me
alegro tanto por ti! Si él es el chico de tu vida, ¡no lo dejes escapar!
― ¡No lo haré! ― Yamapi se puso de pie, y lo hizo levantar― Será mejor que no pierda el vuelo ― dijo.
― ¿Te marchas tan pronto? Leeteuk podría
prepararnos té... ― le
ofreció Jaejoong.
― Gracias, pero debo irme. Ahora que sé que
estás bien y todo eso, me iré a casa. Tengo que llegar a tiempo de llamar a Jin
y arreglar una cita para esta noche.
― Entonces, ve. Y, ¿Yamapi? ― Le sonrió él mientras caminaban por el pasillo ― Me
alegro mucho por ti. ¡Recuerda enviarme una invitación a la boda!
― Lo haré. Y tú tampoco te olvides ― Yamapi rodeó a su amigo y lo abrazó. Jaejoong
se conmovió.
Y pensó en las promesas de matrimonio
que haría y sintió un nudo en la garganta. No sólo prometería esas cosas, sino
que realmente lo haría de corazón. Mientras que Yunho sólo pasaría por un
trámite.
Jaejoong cerró los ojos un momento,
reprimiéndose las lágrimas.
Cuando los abrió, Yunho estaba entrando
por la puerta principal, hacia la que se estaban dirigiendo. Estaba
impresionante. A su lado, Yamapi parecía un campesino con su traje marrón
barato.
― ¡Qué conmovedor! ― dijo Yunho con tono amenazante ― Pero
preferiría no ver a mi prometido abrazado a un mecánico cuyos servicios no han
sido requeridos.
Jaejoong se sintió furioso. Yamapi
sonrió, y dijo:
― Ya me iba, hombre. Sólo he venido para ver
si mis servicios eran requeridos. Y como no es así... ― le dio un beso leve en la mejilla a Jaejoong y fue hacia la puerta.
Yunho lo estaba sujetando ostentosamente
para que se fuera. Y Yamapi se fue. Hubo un silencio espeso.
― ¡Estás celoso! ― exclamó Jaejoong.
Estaba sorprendido. Yamapi probablemente
se habría dado cuenta también, por eso habría sonreído frente a aquel macho
furioso.
Jamás había visto a Yunho tan molesto.
― ¿Yo? ¿Celoso? ― preguntó él, como si le estuviera hablando de un concepto sobrehumano.
― Entonces, ¿por qué has sido tan maleducado
con él? Sólo los celos podían haberle hecho perder el control.
Yunho lo miró con gesto duro. Jaejoong
continuó:
― El pobre muchacho sólo vino a saludarme y a
traerme flores ― él
sabía que esto último enfadaría más a Yunho.
Él no tenía detalles románticos, excepto
cuando lo había conocido, en que había recogido flores salvajes y se las había
puesto en el pelo.
Pero él intentó rápidamente olvidar
aquello.
― ¡El pobre muchacho! ― exclamó Yunho, parodiándolo ― Ha tenido suerte de que no le rompan la
mandíbula, después de su largo viaje para traerte flores ― agregó él.
Se puso tenso al recordar las ganas que
había tenido de descuartizado, porque al mirarlo, y ver su hermoso cabello, su
delicioso cuerpo, había confirmado lo que ya sabía. Que ningún hombre podía
mirarlo y no querer acostarse con él.
― Vas a ser mi esposo. Eres el eomma de mi
hijo ― señaló Yunho ― No es muy normal volver a casa y encontrar a
mi futuro esposo abrazado a un patán.
Él quiso darle un bofetón. Pero detuvo
su mano.
― ¡Yamapi no es un patán! ¡Lo que pasa es que
tú eres un esnob! ¡Yamapi es el amigo más maravilloso y amable que he conocido!
¡Vale más que doce como tú!
― ¿Cuántas veces te has acostado con él? ― preguntó Yunho.
― ¡Nunca! ―
exclamó Jaejoong, tratando de soltarse. Yunho le había agarrado la muñeca.
― Yo no ando por ahí acostándome con uno y
otro. Era virgen cuando tú y yo nos conocimos, ¡lo sabes perfectamente!
― ¿Y luego? ¿Después de que cortamos? ― preguntó él, y se atrevió a decir en
voz alta las dudas que lo carcomían ― ¿Cuándo descubriste que estabas embarazado?
¿Lo convenciste para que jugara de suplente, si hacía falta? ¿En caso de que
fallara tu plan de mostrarme al bebé y exigirme un acuerdo económico?
Jaejoong se puso pálido.
No sabía cómo podía amarlo todavía. Pero
lo amaba. Y Yunho pensaba que él era un monstruo manipulador. Su futuro sería
una pesadilla.
Los ojos se le llenaron de lágrimas.
― ¿Cómo puedes pensar eso de mí? ― preguntó Jaejoong con voz débil.
― No es algo que me ponga contento ― respondió él ― Pero tengo que enfrentarme a los hechos. Tú
descubriste mi playa privada, te expusiste, y esperaste a que yo apareciera,
con la idea de que te encontrase irresistible.
Así que eso era lo que pensaba él, y se
aferraría a ello, pensó. Nada de lo que dijera o hiciera le haría cambiar de
opinión.
Jaejoong se estremeció cuando sus
lágrimas salieron al exterior.
― No puedo verte llorar. No hace falta ― le dijo Yunho.
Entonces lo levantó en brazos y lo llevó
arriba. Jae se abandonó.
― No deberías hacer escenas. Te hace mal ― insistió Yunho.
Decidir que él había sido quien la había
empezado habría sido infantil, así que se calló.
Su arrogancia, su creencia de que nunca
se equivocaba lo ponía furioso, pero en aquel momento le dieron ganas de reírse
histéricamente.
Se estremeció cuando lo vio abrir la
puerta de su habitación. Yunho lo puso de pie en el suelo, pero no lo soltó.
Él sintió una tensión en su vientre, un
calor dentro.
Yunho le borró las huellas de las
recientes lágrimas con el pulgar. Y Jae se sintió incapaz de controlar la
excitación que sintió en su intimidad.
Yunho registró su reacción. Le levantó
el cabello y lo besó.
Se entregó a las sensaciones, desesperado
por Yunho, como siempre lo había estado, admitió. El deseo se apoderó de Jae
otra vez.
Yunho dejó de besarlo. Lo miró a los
ojos y le acarició los pezones. Lo sintió estremecerse y luego Jae le rodeó el
cuello con sus brazos, apretándose contra él, notando su erección.
Y él supo que tenía una gran lucha
interna consigo mismo y con aquel torrente de deseo masculino que le decía que
estaban a pasos de la cama, y le murmuraba que con apenas unos movimientos
podía quitarle la ropa y tocar su cuerpo, y quitarse él la suya propia, que
tanto lo constreñía... Y acostarse con él, sentir piel con piel...
― Me deseas ―
dijo él ― Te deseo. Debemos dejar el pasado atrás y, por el bien
de Changmin, hacer que nuestro matrimonio funcione, construir algo sobre lo que
tenemos.
― Te refieres al sexo... ― susurró Jaejoong.
Lo único que quería él era un matrimonio
civilizado y una lascivia saciada en la cama de matrimonio.
Jae quería más, pero estaba
suficientemente fascinado como para conformarse con lo que le diera.
― ¿A qué otra cosa puedo referirme?
Para su humillación, él deslizó la mano
por sus pantalones y abrió los botones de su camisa con una práctica que no
hizo más que excitarlo más, y avergonzarlo más si era posible.
― Aparte de nuestro hijo, es todo lo que
tenemos ― dijo Yunho, mirándolo con ojos de
plata ― Y es bueno. Admítelo.
Él lo soltó, y agregó:
― Lamentablemente, no puedo demostrártelo
ahora. Jihye va a llegar en cualquier momento. Tengo que recibirla. Os
conoceréis a la hora de la cena. ―Y se marchó.
Jaejoong se quedó abrazado a sí mismo,
atormentado y deseando no haberlo
conocido. Yunho tendría a su hijo y heredero, y a él como bonificación.
«Un
esclavo del sexo. Un esclavo deseoso de él», pensó.
Yunho lo deseaba. Pero el deseo se
apagaba. Y cuando se terminase, él satisfaría su necesidad en otro sitio.
¡No sabía cómo iba a aguantar eso él!
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no
les cuesta nada….
Gracias…
Yo de jaejoong lo hacia sufrir un poco mas estuvo bieno el capitulo gracias Poleth esperare con ansias
ResponderEliminarJae merece su revancha, el sufre y yunhp happy e.e aunque este cegado por las mentiras esa no es manera de tratar a JJ :(
ResponderEliminarMuchas gracias por el capitulo 😁
Yunho me desespera por que trata mal a Jae por sus celos todo grita que lo ama pero el no lo quiere reconocer abierta mente y eso a Jae le afecta por que el cree que le odia y no es así pues una ves se vuelva a entregar en su pasión no lo dejara en paz y pobre Jae tendrá que ocultarse de Yunho para que lo deje tranquilo ya debería de Yunho hablar bien con Jae y saque todas sus dudas y se arregle todo ese caos interno que los tortura a los dos y que sean felices de una buena ves
ResponderEliminarGracias
Pobre Jae, tener que aguantar a Yunho y de paso sus rabietas. Que ofensivas han sido sus palabras... de verdad que merecía no sólo una bofetada, sino una golpiza...
ResponderEliminarEn fin, sea como sea, el fin me encanta*
Gracias por el capi XD!!
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http://lolitahoneyfunnybunny.blogspot.mx/2017/02/media-luz-2_7.html
jajajaja, quise decir... EL FIC ME ENCANTA*
ResponderEliminar...........................................
SALUDITOS*
Mugre Yunho incendia a Jae y luego lo deja, ojala Jae pudiera hacerle lo mismo. Que hermosos sentimientos de Yamapi hacia Jae.
ResponderEliminarGracias!!!
A mi me come la cabeza que Yunho no deja salír nada de su deseo en analisis como Jae. Es Yunho el que quiere atar su amargura a sus figuraciones del Pasado entonces porque no revela que Jae le envuelve la mente todo el día??? Celoooo uuuuuuhhh Jae debe sacar el corage y somtarle una cuantas a Yunho. Pero por otro lado eso lo hara sentir hormiga cuando descubra que por idiota hizo sufrir a Jae en propias manos. Aigooo Changmin de Bebe ommmo¡¡¡¡ a mi se me hace que JiHye se aliara a Jae al descubrir el amor que siente por su hermano😊😊😊😊
ResponderEliminarYunho se pasa con Jae siempre haciendolo sentir mal,Jae debe decirle la verdad.
ResponderEliminarYunho esta celoso de Yamapi y como siempre solo juega con Jae y lo deja asi nada mas,se merece unas buenas cachetadas
Que cruel Yunho le dijo palabras feas a Jae :'(
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