― Tengo que irme y vestirme apropiadamente.
¿Qué va a pensar de mí? ― dijo su madre, abriendo la puerta para
dejarlos pasar e intentando ocultar sus botas de goma debajo de su bata. Con
una mirada de soslayo, agregó ― No tardaré. Mientras tanto, Jaejoong,
ofrécele café al invitado.
Él no lo hizo. E intentó no dejarse
intimidar por la actitud de desagrado del huésped.
Probablemente él estuviera molesto por
ser el padre de un niño de un don nadie que era evidente que provenía de una
familia por debajo de su nivel social. Un don nadie que estaba bien para una
relación pasajera como unas vacaciones, pero no para una relación más duradera.
― ¿Y bien...? ― preguntó Jaejoong. Levantó la barbilla, y luego puso gesto de dolor
cuando el bebé le dio una patada para recordarle su existencia.
Afortunadamente, su hijo no estaba
presenciando la discusión entre sus padres, pensó él.
Automáticamente, Jaejoong puso la mano
en su vientre, un gesto que Yunho siguió con la mirada encendida.
― Ya sabes a qué he venido ― él lo miró ― Y antes de que me digas si soy o no su
padre, te lo advierto: La veracidad de tu respuesta puede ser contrastada con
una prueba de ADN.
La idea de Jaejoong de decirle que el
padre era cualquier otro hombre se derrumbó. Jaejoong se puso pálido. Sus ojos negros
parecieron aún más oscuros y enormes.
Llevaba tiempo intentando olvidarlo para
protegerse y proteger a su niño de cualquier daño. Pero ahora, al verlo tan
cerca y dirigiéndose a él de un modo tan personal, sentía que sus emociones
quedaban expuestas. Le costaba mantener el equilibrio. Sus piernas parecían temblar
y ser incapaces de sostenerlo.
Algo mareado, Jaejoong se llevó las
manos a las sienes.
En un segundo, unas manos fuertes lo
sujetaron, impidiendo que se cayera, y lo llevaron a una silla.
Lo oyó jurar, y aquello hizo que él
recuperase el color.
Yunho metió sus manos, apretadas en
puños, en los bolsillos de sus elegantes pantalones.
Allí, de pie, resultaba amenazante. Se
notaba su impaciencia en cada uno de sus movimientos.
Él se puso rígido, y dijo:
― No hace falta jurar. Y ya que lo preguntas,
sí, tú eres el padre. Tú has sido el primero y el último ― él dejó escapar un suspiro de furia,
por haberse enamorado de aquel sinvergüenza.
Yunho ya tenía la información que había
ido a buscar. Él no pensaba esperar a que saliera huyendo, pensó.
― Pero quiero que te quede bien claro: no
quiero nada de ti. Jamás. Nadie va a saber por mí de tu relación con el niño.
¡Así que puedes volver con tu último ligue ahora mismo!
Hubo un silencio. Yunho estaba serio. Jaejoong
intentó adivinar qué pensaba, pero no pudo.
― ¿Es verdad eso? ― preguntó él, achicando los ojos, y vio
cómo Jae asentía.
Yunho se dio la vuelta y empezó a
caminar hacia la ventana. Era su hijo. Carne de su carne. Su corazón se
encogió.
Lo miró con ojos de fuego. Su hijo. En
el vientre de un hombre falso, fingiendo no saber quién era él, engatusándolo,
tramando todo aquello. ¡Manipulándolo de tal manera, que él había pasado de ser
un cínico a ser como un adolescente enamorado!
¡Y él que había estado a punto de
pedirle que fuera su esposo! ¡Ofreciéndole un compromiso para toda la vida!
Algo contra lo que estaba él desde su adolescencia. Si Jae le hubiera pedido a
su padre que mantuviera la boca cerrada, y que tuviera paciencia, se habría
casado con él, lo habría cubierto de regalos, y habría asegurado el futuro
económico de su familia. Y luego se habría arrepentido amargamente cuando se le
hubiera caído la venda de los ojos y hubiera visto al verdadero joven del que
se había enamorado.
Y en cuanto a aquella vehemente
pronunciación de Jaejoong de que no quería nada de él, ¡no le creía! En cuanto
naciera el bebé, empezaría a exigirle cosas.
Cuando oyó el ruido de la puerta, Yunho
se dio la vuelta.
― Señora... ―
dijo él al ver aparecer a Megumi.
Ésta se había puesto una falda de tweed
y un jersey de color indefinido.
― ¿Está su marido en casa? Me gustaría hablar
con ambos. ― «Y terminar
con esto de una vez»,
pensó.
― Yo...
Megumi estaba por señalar a su hijo su
falta de modales. Se había sentado allí como si fuera una piedra, sin ofrecerle
asiento ni un café al invitado. Pero cambió de parecer. De pronto sintió que
estaba por avecinarse otra catástrofe, y apenas asintió y se marchó.
― No hace falta que metas a mis padres en esto ― dijo Jaejoong ― Ellos no te conocen.
― Yo conozco a tu padre ― respondió Yunho ― ¿No
lo recuerdas?
¿Cómo podía olvidarlo?
― ¡Me Sorprende que me lo recuerdes! ― respondió él.
Estaba furioso. Sentía desprecio hacia
aquel hombre arrogante. Se quitó el cabello de la cara, y dijo:
― Estoy intentando explicarte que mis padres
no saben quién es el padre del bebé. No lo sabe nadie. Y como así será, ¡es
mejor que te marches ahora! ― exclamó Jaejoong, furioso por el modo en que él lo estaba mirando.
Jaejoong se sintió mareado y se sentó en
una silla, convencido de que él se marcharía.
― Vete ― dijo, cansado.
Era tarde. Porque su padre acababa de
entrar.
― ¡Oh, qué sorpresa! ― exclamó su padre. Intentó sonreír. Pero estaba disimulando su
aprensión. Él se daba cuenta de que no era sincero. Y se lo atribuyó a aquel
primer encuentro en que Yunho le había dejado una nota en la que lo abandonaba.
― Nos sentaremos ― dijo Yunho.
«Como
siempre, daba órdenes», pensó Jaejoong.
Lo irritó ver a su padre obedecer,
complaciente. Y a su madre, solícita, ofreciéndole café.
Yunho rechazó la invitación, con
impaciencia. ¡Debía de pensar que eran todos patéticos! Su padre tenía una
actitud extraña. Parecía ansioso, acobardado. Jaejoong no podía entenderlo.
Generalmente era muy sociable. Era una
persona alegre, viva, muy energética.
Entonces, ¿por qué se comportaba así con
aquel coreano?
Lo lógico hubiera sido que su padre
echase a Yunho de su casa, porque sabía cómo había tratado a su hijo.
Un día, hacía meses, lo había encontrado
en su invernadero, que había construido con viejas tablas y polietileno, y le
había dicho:
― Papá, durante las vacaciones conocí a un coreano
fantástico, Yunho. ¡Estoy loco por él! Y es increíble, ¡pero él siente lo mismo
por mí! ¡Acaba de telefonear! Ha venido a Japón, a verme. Llegará esta noche.
Pero justo tengo un catering para una reunión en el ayuntamiento, así que no
estaré en casa. Entretenlo hasta que vuelva, y hazlo sentir cómodo, ¿quieres?
¡Y no lo aburras con toda esa historia del safari!
No había podido ocultar que estaba loco
de contento, que estaba enamorado por primera vez en su vida.
Así que su padre sabía perfectamente lo
que había hecho Yunho. Y sin embargo no había puesto objeción alguna a que lo
mandara en su propia casa, ¡y mucho menos había salido en defensa de su hijo!
¡Así que le tocaría hacerlo a él!
― ¿Y? ― preguntó Jaejoong, mirando a Yunho ― Si
tienes algo que decir, será mejor que lo hagas. Tenemos cosas que hacer...
Él lo ignoró. Se inclinó hacia delante y
se dirigió a sus padres. Jaejoong ya no le importaba, excepto como portador de
su hijo.
― Su hijo está embarazado de mí. Nos conocimos
cuando estuvimos en Jeju
― miró a Hiro con dureza ― Como supongo que saben. Y Como eomma de mi
hijo, su hijo ahora es responsabilidad mía.
― ¡Oh! ¡Para ya! ― Lo interrumpió Jaejoong, irritado por que él lo hubiera excluido de la
conversación.
Iba a hacerle ver que él era un hombre adulto,
responsable de sí mismo. Pero se calló al ver que él lo ignoraba y se dirigía a
su madre.
― Usted estará de acuerdo conmigo, Megumi,
¿puedo llamarla Megumi?, en que no es bueno que un joven en su estado esté
sirviendo comidas y trabajando a todas horas, incluso por la noche, ¿no?
«Él
estaba desplegando su encanto en aquel momento», pensó Jaejoong.
Y su madre estaba cayendo en su red.
Tenía los ojos brillantes, la boca curvada de placer.
Seguramente se alegraba de conocer la
identidad del padre de su nieto.
― ¡No creas que no se lo he dicho muchas
veces! ― dijo su madre ― Trabaja
demasiado, y eso me preocupa. Pero no me hace caso. Siempre ha sido muy
cabezota, ¡incluso de bebé!
En sus pensamientos Jaejoong le
agradeció cínicamente la ayuda a su madre.
Era verdad. Su madre se había quejado de
lo que trabajaba. Pero necesitaban el dinero para sobrevivir. Así y todo, no
iba a repetir aquello delante de aquel desgraciado. Él no entendía de problemas
económicos, no tenía ni idea de lo que era que lo persiguieran los acreedores.
― Entonces, como soy responsable de él, Jaejoong
se quedará en mi casa de Seúl hasta el nacimiento del bebé. Yo no estaré allí,
excepto en alguna ocasión, pero mi excelente ama de llaves y su marido se
ocuparán de todo lo que necesite ― dijo Yunho, despreciando cualquier
opinión que pudiera tener él ― Tendrá todos los cuidados y el descanso que
necesita el bebé. Arreglaré todo para que acuda a una clínica particular cuando
llegue el momento. Después del nacimiento... ―
Yunho miró a sus padres ― Organizaré una reunión entre nuestros
respectivos abogados para establecer un fideicomiso para proveer lo necesario
para la crianza del bebé, como colegios y esas cosas y su futuro bienestar.
― Eres una persona muy decente, muchacho – dijo su padre.
¡Parecía mostrar por fin algún signo de
vida!, pensó Jaejoong. Se puso de pie y, finalmente, exclamó:
― ¡Ahórrate las palabras! No voy a ir a
ninguna parte contigo. No quiero tu ayuda. De hecho, ¡no quiero volver a verte
ni a saber nada de ti!
Y desapareció.
Subió las escaleras .y se marchó a su
habitación.
¿Cómo se atrevía a ir allí y organizar
su vida? ¿Quién se creía que era?
Su breve relación de vacaciones, de la
que él había insinuado haberse arrepentido, había tenido el resultado de una
nueva vida, pero eso no quería decir que él tuviera ningún derecho.
¡Él había perdido todo derecho cuando lo
había abandonado!
La indignación le sirvió de motor para
subir las escaleras y llegar a su habitación. Sentía que se le debilitaban las piernas.
«Tengo
que hacer muchas cosas esta mañana», pensó.
Como recuperar su camioneta... Algo que
ya habría hecho si aquel coreano no hubiera ido allí. Hacer la compra en el
pueblo. Pagarle al padre de Yamapi la batería. Llamar a Kitty Bates para saber
exactamente el número de personas que irían el martes al cumpleaños de su hijo.
Ponerse en Contacto con Kazuya y asegurarse de que ésta estaría disponible para ayudarlo...
Temblando, Jaejoong se tapó con la
colcha y se reprimió las lágrimas de agotamiento y frustración.
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no
les cuesta nada….
Gracias…
Que pena que Yunho se porte asi de arrogante con Jae pero despues que se entere de la verdad ahi se va arrepentir Jae ponte duro y no aceptes nada de Yunho gracias Poleth esperare con ansias el siguiente capitulo
ResponderEliminarWooohhj cada vez se pone mejor, si jae no aceptes nada de yunho, no te dejes, que cuando sepa la vdd llorara lágrimas de sangre por haber dudado de ti 😠😠
ResponderEliminarYunho es muy duro con Jae lo acuso y juzgo sin siquiera informarse si Jae tenia algo que ver en lo del padre y cuando se entere que Jae es inocente de lo que el lo culpo se dará cuenta de el daño que le causo y espero que le cueste trabajo conseguir el perdón de Jae
ResponderEliminarGracias
ESTOY ENAMORADA DE ESTE FIC...
ResponderEliminarGRACIAS POR COMPARTIRLO...
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En realidad, si yo fuera Jae, reaccionaría igual o peor que él con la actitud de Yunho. Sin embargo, todo es causa del enredo del padre de Jaejoong... ese sí que no tiene perdón.
Jae tiene que encontrar la manera de demostrarle a Yunho que no es un chico falso e interesado, sólo así Yunho volverá amarlo y a creer en él.
Pobrecito mi Jae, esta sufriendo tanto, su padre deberia decirle lo que le dijo a yunho en el pasado. Muchas gracias por el cap amiga ^.^
ResponderEliminarYunho mas bien parece que esta cerrando un negocio, no toma opinión de nadie, por eso esta buen que Jae lo mande muy lejos, el que debería hablar tanto con Yunho como Jae y decirles la verdad, y no que deje que su hijo sufra por falta de valores.
ResponderEliminarGracias!!!
Yunho trato muy duro a Jae y el no tiene la culpa de nada y ahora quiere organizar la vida de Jae sin pedirle su opinion
ResponderEliminarPobre JJ el es el unico inocente aqui :(
ResponderEliminarMuchas gracias por el capitulo: )
Amo A Yunho pero tengo enormws ganas de darle un par de sopapor por idiota.... Osea el Bebé en una personita no un perro o gato que solo mantienes y ya. Jae ten mas caracyer y mandalo al demonio a ver si reacciona. No dejes qye pitotee tu orgullo, el te lastimó y no puede ir por la vida con bandera de "El ebgañado" Haz que cuando sepa en qué la regó sea como un balde de agia helada😈😈😈 te ama pero muestrale como pedir perdón.😉
ResponderEliminarpienso que toda la culpa de lo que pasa es de yunho y el padre de jae. y el pobre de jj es solo una victima de los otros dos.
ResponderEliminarkritto droopye
Yunho es un cabezota! -.- ha sentenciado a Jae, ni siquiera ha ido más allá de si el bebé es suyo.
ResponderEliminarPd: se te escaparon algunos adjetivos femeninos al referirte a JJ