Blood Rites. Cap 11

—Comiencen con Vancomicina y Fentanilo intravenoso veinticinco microgramos en bolo, al sentirse mejor continúen la infusión a 3 microgramos por hora. Luego cúbranlo con mantas de enfriamiento. Vamos a tratar de bajar su temperatura. Si comienza a temblar, reemplázalas con mantas regulares. —El doctor Jeong estaba dando órdenes a medida que seguía vigilando la condición de Junsu. No tenía ningún problema decidiendo sedarlo dada la cantidad de dolor que tenía; el hecho de que sería más fácil trasladarlo era sólo un extra.

Mientras que las enfermeras seguían sus órdenes, se metió en una habitación vacía y llamó a Jiho. Él contestó al primer timbre.

—Tuve que traerlo a la UCI. Tengo que conseguir que se estabilice y luego sacaré a las enfermeras del camino para que puedas venir y trasladarlo —explicó Luhan.

— ¿Qué quieres decir con estabilizarlo? ¿Qué pasa con él? —La voz de Jiho era baja, y Luhan no podía decir si era preocupación en su voz o algo más.

—La sangre humana que se le administró a través de una transfusión está atacando su cuerpo.

— ¿Puedes arreglarlo?

—Sí, voy a decirte cómo una vez que estés en tu camino a Denver. Voy a mandarte un mensaje de texto cuando yo esté listo.

>>>♥<<<

Jiho oyó la línea cortarse cuando el doctor Jeong colgó. No podía creer que algo estaba realmente mal con Junsu. ¿Era su culpa? No, se dijo, tú no los hiciste darle la transfusión. Eso fue algo que pasó, una de esas situaciones sin culpa. Además, el doctor Jeong dijo que podía arreglarlo, eso es lo único que importaba. Junsu estaría bien, y él sería suyo. Se sentó en una silla mientras esperaba en la oficina de él por el mensaje de texto que lo llevaría un paso más cerca de su meta.

>>>♥<<<

— ¿Estás seguro de que esto va a funcionar? —le susurró Changmin a Jae mientras caminaban por el pasillo. Habían tenido un golpe de suerte cuando Shindong, el lobo que Siwon puso en la puerta se había apartado para ir al baño.

—Por supuesto que va a funcionar, es mi idea —dijo Jae con confianza.

—Claro, ¿cómo ese verano que decidiste que sería una buena idea escaparse e ir a acampar?

—Oye, todo salió bien. Fue sólo un poco de fuego —dijo Jae descuidadamente.

— ¿Un poco de fuego, Jae? ¿En serio? Quemaste tres hectáreas, el maldito departamento de bomberos tuvo que conseguir uno de esos aviones fumigadores para verter agua sobre ellas, ¿y dices que eso salió bien? —El susurro de Changmin era ahora más un grito susurrado.

—Bien, se salió un poco de control. Esto no es nada como eso. Es una simple op de entrada y salida.

— ¿Acabas de decir op de entrada y salida? —preguntó Changmin con sarcasmo.

—Sí, ya sabes, op como operación. Llegamos y nos vamos sin ser detectados.

—Oh, bueno, una vez que lo pones de esa manera, no sé por qué siquiera estaba preocupado. —Changmin entornó los ojos, claramente sin conformarse en lo más mínimo por las palabras de Jae.

Siguieron caminando por pasillo tras pasillo. Todos ellos estaban empezando a tener el mismo aspecto.

— ¿Siquiera sabes dónde está la UCI? —preguntó Changmin finalmente.

—No, pero pensé que tendrían las señales con flechas que dijeran “usted está aquí”, y luego te señalaran el camino en la que tenías que ir. Ya sabes, como en el centro comercial.

—Lo dice el genio que planeó nuestra op de entrada y salida. —Changmin respiró hondo y soltó el aire lentamente.

Cuando Jae dobló una esquina, vio a un hombre en bata acercándose a ellos. Antes de que Changmin pudiera ser visto lo empujó hacia atrás.

—Ve —susurró.

— ¿Qué? —jadeó Changmin.

—Ve, hay un enfermero o médico viniendo por este camino. Voy a distraerlo. Sigue como habíamos planeado.

Changmin vaciló.

— ¿Vas a decepcionar a Junsu, Changmin? ¿Dejarlo totalmente solo, asustado en esa habitación desconocida? —Jae sabía que el sentimiento de culpa haría el truco y por supuesto…

—A veces quiero darte un puñetazo en la cara, Kim Jaejoong—gruñó entre dientes cuando se volvió y caminó en la dirección opuesta.

—Yo también te quiero —susurró Jae, y luego añadió rápidamente—: Son las 11:00 p.m. Ahora, encuéntrame de nuevo en la habitación en una hora y media. —Changmin levantó la mano en reconocimiento, pero siguió caminando.

Changmin caminó lo más rápido que pudo por el pasillo y, doblando la esquina, casi chocó con dos grandes puertas con las letras UCI etiquetándolas. «Bueno, pide y recibirás» pensó mientras empujaba suavemente las puertas para ver si se podían abrir. No lo hicieron. El optimismo a ultranza nunca le hizo ningún bien a nadie pero valía la pena intentarlo. Miró a lo largo de las paredes a ambos lados de la puerta porque se había dado cuenta que muchas de las puertas del hospital estaban automatizadas con un botón para que no tuvieras que empujarlas para abrirlas. Al examinar la pared a la derecha de las puertas, los vellos de la nuca de Changmin comenzaron a levantarse. Se sintió como si estuviera siendo observado. Comenzó a darse vuelta pero antes que pudiera sintió la presión en su cuello, y luego la oscuridad y el silencio lo envolvieron.

Cap. 22

Shindong estaba de pie en frente de la habitación en la que los amigos de Junsu se alojaban cuando escuchó el ascensor sonar para anunciar su llegada. No pudo evitar su instinto natural de asumir una postura defensiva cuando él estaba protegiendo algo. Cuando nadie salió inmediatamente del ascensor, su lobo se puso alerta. Olió el aire y agudizó el oído. Podía oler un humano y oír su respiración.

Había alguien en el ascensor, alguien no consciente por el sonido de su lenta respiración. Se movió con rapidez antes de que las puertas pudieran cerrarse y un flujo constante de maldiciones en su lengua nativa comenzó a fluir de su boca al ver a uno de los amigos de Junsu de forma inmóvil en el suelo, el que se llamaba Changmin. Rápidamente lo tomó en sus brazos y corrió hacia su habitación. Llamó a la puerta antes de abrir, con la esperanza de que iba a escuchar al otro, el bocazas que llamaban Jae, responder. La respuesta fue más fuerte que lo que las palabras podrían haber sido. Shindong había aprendido que a veces el silencio es el peor tipo de ruido. Abrió la puerta lentamente, sólo para confirmar sus temores. La habitación estaba vacía.

Llevó a Changmin y lo depositó en una de las camas, comprobó su pulso y lo observó durante unos segundos para asegurarse de que su respiración era estable. Entonces, tan silenciosamente como entró, se fue. Al mismo tiempo, el silencio que llenaba la habitación le gritaba. Una vez en el pasillo debatió una y otra vez en su mente la posibilidad de ir a buscar a Jae o llamar a Siwon o Yunho y hacerles saber lo que estaba pasando. Sólo podía imaginar la ira que Yunho derramaría sobre él. Sus acciones hacia Jae podían no ser evidentes para él, pero todo el mundo las veía, y si se enteraba de que estaba perdido, destrozaría a Shindong en pedazos. «Tal vez pueda esperar sólo un momento para ver si vuelve, si no entonces entraré en pánico.» En el fondo de su mente sabía que debía llamar a su Alfa, pero el miedo lo contuvo.

>>>♥<<<

Jae se giró hacia el hombre que se le acercaba. Al él acercarse, se dio cuenta que era muy lindo y no mucho mayor que él. Los dioses traviesos estaban sonriéndole esta noche.

—Te das cuenta que supone que no estés yendo a la UCI a esta hora, ¿no? —le preguntó a él, sobresaltándolo.

— ¿La UCI? —dijo Jae estúpidamente.

—Sí, esa es la única cosa en la dirección en la que tu amigo acaba de ir. — Cuando Jae no respondió pero se quedó allí mirando de atrás y adelante entre la dirección en la que Changmin se había ido y de vuelta al chico guapo, él volvió a hablar—: Será mejor que yo vaya por él para evitar que se meta en problemas. Tienes que dirigirte de nuevo a donde sea que se supone que estás.

La parte sobre él yendo y trayendo a Changmin fue lo que finalmente lo sacó de su trance. Jae le tocó el brazo para llamar su atención y cuando él la miró, esbozó su más seductora y adoradora sonrisa.

—Está bien. —Hizo una pausa para mirar su tarjeta de identificación— Matt. Me has atrapado. Estaba fuera vagando por el hospital porque estoy alucinantemente aburrido. Estuve en un accidente de auto y he estado atrapado en cama y finalmente tengo permitido levantarme y moverme. Así que aquí estoy yo todo un patético en busca de un buen rato —se detuvo y le guiñó un ojo, provocando un completo rubor— en un hospital. ¿Por casualidad no sabes dónde puedo encontrar un buen rato que tal vez venga con un par de copas? —dijo Jae con su voz más esperanzadora. El tipo llamado Matt miró a Jae, luego al pasillo detrás de él, claramente dividido por hacer lo correcto y lo divertido. Por suerte para Jae, él era muy bueno en convencer a los chicos para hacer la cosa divertida.

—Bueno, estoy a punto de terminar mi turno —comenzó, pero Jae lo interrumpió con un chillido.

— ¡Yey! Mira, esto fue el destino. Ibas a dejar el trabajo y estar aburrido, y yo iba a tener que sentarme en mi cama solo y estar aburrido, pero en cambio nos encontramos. Bastante impresionante si me preguntas. —Jae le sonrió con adoración. Envolvió su brazo con el suyo mientras decía—: Lidera el camino, guapo.

Matt se lo llevó a una habitación marcada con «Dietética» en negrita.

—Tenemos cerveza que se mantiene en los pisos para las personas que entran y son alcohólicos.

— ¡Cállate! ¿En serio? —preguntó Jae.

—Sí, aunque los doctores tienen que escribir una prescripción para ello. No es la mejor pero servirá en un apuro. —Él le sonrió y Jae vio que tenía hoyuelos. Él gimió para sus adentros, si tan solo él no le hubiera entregado su corazón a otro. Espera, qué demonios, no le había entregado su corazón, ¿en qué estaba pensando? Matt interrumpió su diálogo interior cuando lo tomó de la mano, y después de haber llenado su mochila con cerveza lo sacó de la habitación y siguió por otro pasillo. Llegaron a una pequeña área de espera escondida en una esquina donde era prácticamente imposible ver. Matt puso en el suelo su mochila y sacó dos cervezas. Le entregó una y se quedó con la otra para sí mismo. Jae se sentó en el sofá de dos plazas y miró a Matt sobre el borde de la lata de cerveza mientras tomaba un sorbo.

—Entonces, Matt, ¿qué haces exactamente?

>>>♥<<<

Cuatro horas, 12 cervezas, y dos bolsas de Cheetos después…

Matt estaba sentado en el asiento junto a Jae mientras él divagaba sobre hombres lobo y cuán mandones eran. Él pensó que Jae debía haber estado leyendo esos libros de romance paranormal en que los chicos estaban tan interesados. Cuando finalmente se detuvo, Matt aprovechó su silencio colocando sus dedos debajo de su barbilla y girando su rostro hacia él. Los ojos de Jae se abrieron de par en par cuando empezó a inclinarse hacia él.

— ¿Alguien te ha dicho lo guapo que eres? —le preguntó Matt. Jae se rió.

—De vez en cuando. —Jae volvió la cabeza, inclinándola ligeramente a un lado y preguntó—: ¿Qué estás haciendo?

—Voy a besarte —respondió sin rodeos.

—Eh, bueno supongo que está bien. Es por Junsu, después de todo.

Matt lució confundido por su declaración, pero Jae no estaba negándose, así que él lo tomó como si estuviera claro. Se inclinó el resto del camino y presionó sus labios en los de él con firmeza. Jae se acercó a él y le permitió separar sus labios con su lengua. Este beso duró varios segundos, pero Jae se apartó bruscamente cuando sintió la mano de Matt deslizándose bajo el dobladillo de su camisa y rozar su piel.

—Oh, no creo que esté lo suficientemente borracho para eso, muchachote —bromeó.

—No puedes culpar a un hombre por intentarlo cuando hay un hermoso chico sentado junto a él, ¿verdad? —Matt le guiñó un ojo.

Jae se levantó entonces y habría caído si Matt no lo hubiera estabilizado.

—Vaya, el suelo está mojado. Eso no puede ser seguro. Probablemente deberías decirle a alguien que lo supervise —le dijo mientras continuaba tratando de mantenerse en pie.

—Ajá. Jae, creo que es hora de que te lleve de vuelta a tu habitación.

—Habitación, habritación, me estoy divirtiendo. ¿No te estás divirtiendo, Matty? —Sorprendentemente, Jae borracho todavía era capaz de coquetear.

—Definitivamente me estoy divirtiendo, pero no quiero que alguien se preocupe por ti si van a tu habitación y te has ido. Vamos, señálame la dirección correcta y le acompañaré con seguridad, mi joven señor.

—Oooh, eres mi caballero con brillante armadura. —Jae se rió.

—Así es, hermoso. —Matt sonrió y envolvió su brazo alrededor de su cintura para ayudarle a sostenerlo, y comenzó a caminar con él en la dirección que señalaba. Él deambuló todo el camino y cuando por fin se acercaron, Matt se congeló al ver a un gran hombre de pie delante de la puerta que indicaba, con los brazos cruzados sobre un pecho ancho. Matt tragó saliva mientras seguía adelante.

— ¡Hola! —Jae hizo señas al hombre y se rió cuando él levantó un labio hacia él y gruñó.

Matt dejó de moverse hacia adelante, y cuando Jae se dio cuenta que estaba nervioso, él salió de su agarre y señaló:

—Matty, no te pongas nervioso, ese es sólo Shinwa. —Se dio la vuelta y lanzó un beso al hombre— Sólo está de mal humor.

Jae siguió adelante y cuando alcanzó al hombre, él sonrió grande y le dio un abrazo, el cual parecía extraño porque el hombre se quedó tieso como una tabla.

—Oye, Shinwa, ¿cómo has estado? —dijo Jae mientras renunciaba a su agarre sobre él.

—Es Shindong —gruñó él— ¿y qué estás haciendo con eso? —Shindong señaló a Matt con un gruñido digno de Yunho.

—Oh, ese es Matty. Él es mi nuevo amigo, ¿no Matty?

—Uh, bueno, sí. Pero sólo amigos, hombre, y yo sólo quería asegurarme de que regresara bien, así que me voy entonces. Adiós, Jae. —Matt habló rápidamente y comenzó a retroceder. Él le dio un último saludo y se volvió de prisa en su camino.

Shindong volvió la mueca hacia Jae.

—Es mejor que vuelvas allí dentro antes de que Yunho descubra que te fuiste con un tipo.

—Oh, Shinwa, deja de ser un angustiado preocupado. —Jae se tambaleó hacia delante y Shindong lo atrapó. Se estiró hacia atrás y giró el pomo de la puerta de su habitación, empujándolo suavemente adentro.

—Vete a la cama y no te metas en problemas —gruñó de nuevo.

— ¿Qué pasa con ustedes los lobos y su estado de ser mandones? Se pone viejo, ya sabes. Oye, Shinwa, ¿la habitación está girando o tú estás girando? Si eres tú, ¿podrías quedarte quieto? —Jae estaba tambaleándose sobre sus pies.

Shindong tomó su mano y lo llevó a la cama más cercana.

—Él va a rasgarme la garganta con sus manos —dijo, murmurando en voz baja mientras lo depositaba en la cama y dio un paso atrás.

—Nah, él no va a rasgar tu garganta. —La embriaguez de Jae no le evitó comprender de que estaba hablando de Yunho, aunque sus palabras fueron muy mal pronunciadas— No va a ser tan rápido al respecto. Jesús, Shinnae. ¿No  lo conoces mejor que eso? Cuando está en modo de oso gruñón quiere infligir dolor. Lo veo cada vez que me mira en inspección, espera, eso no está bien. Cuando mira a mi… bueno lo que sea que termina en “ción”. El punto es el dolor. Bien, ahora deja de girar.

Shindong se dirigió a la puerta para salir, pero se volvió antes de cerrar la puerta tras de sí.

— ¿Vas a estar bien?

Jae le dio un pulgar en alto.

—Estoy mejor que bien, Shinpa. Estoy fantabulísimo. —Shindong negó con la cabeza mientras cerraba la puerta.

Jae se puso de pie y se tambaleó hacia la pila de ropa tirada en la otra cama. Por alguna razón, una ducha parecía una idea espléndida. Al llegar a su ropa, él notó un bulto bajo las sábanas. Se inclinó hacia delante y empujó el bulto, hubo un gruñido y luego nada más. Bueno, pensó, es un bulto, y aunque probablemente debería investigar, él se figuró que el bulto seguiría allí cuando terminara con su ducha. Asintiendo, se dirigió a la ducha… sin la ropa que había recogido y dejado mientras empujaba el bulto.

Anterior >>> ♥ <<< Siguiente

Continuara \\(^_^)//...

Niñ@s un comentario no les cuesta nada….

Gracias…