Una semana después de lo acontecido en las
ruinas de los demonios, los vampiros estaban comenzando a temer a su rey. Como
era de esperarse, toda clase de historias fueron inventadas acerca de lo que
había sucedido el día de la batalla y todas ellas correctas e incorrectas en alguna
forma. Que Yunho podía salir a la luz de sol era cierto, pero la parte en la
que se desintegraba y se curaba casi al mismo tiempo fue omitida. Que Yunho
luchó solo contra el ejército de demonios y salió victorioso no estaba del todo
mal, pero de nuevo omitieron la parte donde había recibido la ayuda de los
salcor. Que cuando todo acabó Yunho encontró a Jaejoong muerto y en su furia
había despedido a todo vampiro que trabajaba para él, Yunho estaba agradecido
de la parte de ese rumor que era falsa.
Yunho no culpaba a su gente por inventar
rumores, después de todo el rey vampiro no había dedicado un solo momento a
poner las cosas en claro con ellos, simplemente porque no le importaba. Desde
que Minzy había traicionado su confianza, el moreno se encontraba más y más a
menudo pensando en cada uno de los vampiros como traicioneros que no dudarían en
entregar lo que más le importaba a él en el mundo solo para asegurar su propio
bienestar.
Además que la imagen que él había
presentado cuando había vuelto esa noche, no había sido una bonita. Yunho había
arrastrado al hermano de Minzy todo el camino, sin importar lo que le pudiera
suceder al idiota y lo había tirado a los pies de una llorosa Minzy. Ambos
habían llorado abrazados, rogándole a Yunho misericordia, pero el vampiro no
había tenido ninguna. En cuanto la vampiresa había empezado a disculparse una vez
más con lágrimas en los ojos, Yunho había sacado la espada y la había sostenido
justo enfrente de la nariz de la mujer.
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Si no te largas de MI territorio con toda tu familia antes de que se cumplan
las tres horas, voy a comerme tu pútrido corazón mientras aún lata para que
todo el mundo vea lo que sucederá si se atreven a traicionarme una vez más.