viernes, 6 de mayo de 2016

Una isla para la seducción. Cap 4



- ¿Y tú? – Preguntó decidiendo que quería confirmación de lo que le decía su instinto – ¿Buscas liberación sexual en otro sitio cuando no nos vemos?
 – No – dijo decidido.
 – Tampoco tú haces promesas – le recordó.
 – No, pero tú eres algo especial. Ningún otro hombre está a tu altura.
 – Es bueno saberlo – podía resultar arrogante, pero no le costaba creerlo.
Sus manos bajaron hasta las nalgas.
 – Maldición – suspiró él – ¡Me encanta!
 – Yo disfruto tanto como tú.
 – Lo dudo – aunque le gustaba oírlo.
 – Tocarte es un placer siempre – de nuevo la voz ronca.
 – ¿Se está volviendo el masaje algo sexual?
 – Quizá – dijo, deslizando una mano entre sus piernas hasta alcanzar el escroto.
Ya estaba excitado, pero la presión se hizo más urgente al demorarse sus caricias ahí.
 – Estás en zona peligrosa, pethi mu.
 – ¿Sí? – ya no estaba sentado sobre él, pero las rodillas seguían apoyadas a sus dos lados.
Interpretó eso como una invitación y se dio la vuelta suspirando de placer al ver su cuerpo desnudo sobre él.
 – Eres tan bonito.
 – Tienes prejuicios.
 – ¿Eso es lo que crees, glyka mu? Creo que podrías haber ganado millones de modelo.
 – ¿Me has llamado dulce?
 – Dulce mío, estás aprendiendo griego.
 – Sólo eso.
Bien, no estaba seguro de querer que le entendiera cuando lo llamaba su mujer. Podía parecer que quería decir algo más de lo que quería. De vez en cuando se le escapaban las palabras gineka mu. Y de momento él era suyo. Quizá debería ser más circunspecto dado que él empezaba a entender el griego.
Su erección lista para explotar lo distrajo de sus pensamientos.
Lo miró y dijo:
 – ¿Me montas?
 – ¿Tenemos tiempo? – preguntó con la mirada oscura de pasión.
 – Siempre – no tenían una agenda rígida.
No necesitó que lo convenciera más, se colocó sobre su sexo en erección.
 – Pareces a punto de estallar.
 – Eso es lo que siento – dijo con los dientes apretados al notar su piel.
Jae buscó un preservativo y él deslizó una mano sobre su pecho.
– Ninguno de los dos ha estado con otro en casi dos años. Tengo dos chequeos de ese tiempo que dicen que estoy limpio – sabía que Jae se había hecho análisis cada seis meses durante dos años.
 – Yo también.
 – Por qué no lo hacemos así – Jae usaba un parche hormonal, así que no había peligro.
 – Sí – susurró ella bajando el cuerpo y haciendo que el sexo de él se deslizara dentro.
Yunho se concentró y buscó todo el autocontrol que pudo reunir. Jae le premió bajando más y recibiéndolo entero dentro de su húmedo calor. Su masaje lo había excitado.
Jae también estaba muy receptivo y sus músculos internos se cerraron sobre su miembro. Se empezaron a mover como animales, pero la conciencia que tenían el uno del otro era puramente humana. No se dejaron de mirar a los ojos durante toda la salvaje cabalgada.
La sensación de su piel desnuda rozándose llevó a Yunho a un convulsivo clímax, pero no tenía de qué preocuparse. Jae se corrió con él, con la cabeza echada hacia atrás, el placer bajándole por las caderas y haciéndole gritar al llegar a la base de la espalda. Un momento perfecto.

>>>♥<<<

Yunho se sorprendió al disfrutar visitando los museos. Aunque le gustaban, no habría planeado un día entero de visitas. Sin embargo, el entusiasmo y la fascinación de Jaejoong lo atraparon. Era la única explicación para su interés, incluso en cosas que había visto en grupo cuando estaba en el hogar. Había rechazado emplear el término orfanato porque él no era huérfano. Tenía madre y padre, aunque no fuera importante para ninguno de los dos.
 – Esto sólo demuestra que nos repetimos creativamente. Ahora los críticos lo considerarían arte moderno si no fuera de hace cuatro mil años.
Estaban delante de una estatua cicládica que bien podría haber estado en una galería moderna.
 – Sorprende que las estatuas carezcan de detalle cuando la cerámica tenía patrones tan complejos.
 – Seguro que dentro de unos cientos de años alguien pensará que nuestras casas son copias unas de otras, pero que lo de dentro es muy particular.
 – ¿Eso es lo que crees? – se volvió hacia Jae y le puso una mano en la cintura sin pensar por qué.
 – Eso, o postularán que sólo comíamos en plástico porque los platos de plástico serán los únicos que sobrevivirán tanto tiempo – en sus ojos brillaba el buen humor.
 – Teníamos porcelana en el hogar y, tienes razón, no dura tanto.
 – Mi madre compró platos de esos irrompibles, pero no decían nada de que no los pudieran perder los niños. El cuadrado era una pala ideal.
 – Te imagino de niño.
– Era terrible.
 – Pero tímido con los extraños – adivinó.
 – Sí. Los profesores nunca creían lo que mi madre contaba de mí hasta que organicé mi primer boicot en la cafetería al ketchup. Estaba asqueroso. O cuando recogí firmas para defender las salidas al aire libre en las clases de medioambiente cuando hubo un recorte presupuestario y quisieron quitarlas. No solía pasar hasta mi segundo año en la escuela – dijo orgulloso.
 – Ya, te ganabas la confianza de las figuras de autoridad y después te rebelabas.
 – Más o menos.
 – No me cuesta creerlo.
 – Tampoco a mi madre. Los directores de los colegios no eran tan intuitivos – le brillaron los ojos – Hasta después de los hechos.
 – Me estremezco al pensar cómo serán tus hijos – sus hijas serían testarudas, sus hijos protectores y todos inteligentes.
Lo miró de un modo extraño, pero no le preguntó nada porque Jae se fue a la siguiente vitrina.
 – Me alegra ver que los hombres griegos no han cambiado en milenios – dijo delante de una estatua kurós.
 – Creo que me siento halagado – la estatua tenía una musculatura espectacular, aunque los genitales no eran nada del otro mundo – Espero que no estés comparando ciertas partes de mi anatomía con las de la estatua.
 – En algún sitio he leído que estas estatuas estaban pensadas para que el público se fijara más en la anatomía que en la parte sexual – dijo con una sonrisa socarrona.
 – Eso o los modelos que usaban los artistas la tenían pequeña.
Jaejoong estalló en una carcajada como él había esperado. La gente se volvió a mirarl.
 – Eso no es algo de lo que te tengas que preocupar en mi cama, ¿no?
 – Tú, Jung Yunho, eres un fanfarrón. Y un tipo muy malo – la risa aún latía en su voz.
Deseó besarla. Robarle un beso en la Acrópolis, era una cosa, pero en el Museo Nacional... Quería besar a su gineka, pero decidió no avergonzarlo.
Se ocuparía de ello cuando volvieran a la habitación.
A la mañana siguiente, Jaejoong trató de ordenar sus pensamientos mientras el agua caía sobre él en la solitaria ducha. El día anterior ambos habían admitido ser fieles y habían acordado no usar preservativos. Había deseado la ilusión de una intimidad más profunda para lo que empezaba a aceptar sería su última cita y había accedido.
Sólo después se había empezado a preguntar si ésas eran cosas de un hombre que jamás la amaría. Al principio no había creído su afirmación de que no había estado con otra persona desde la segunda vez que habían hecho el amor, pero al pasar el día se había dicho que no podía permitir que Hyunjoong aún tuviera tanto poder sobre él. Sin embargo, incluso creyendo en la fidelidad de Yunho, ¿qué significaba eso? ¿Sería capaz de amarla? Tantas cosas señalaban que un sí era posible, aunque lo que Yunho decía negara esa posibilidad.
El tiempo que habían pasado en los museos había sido casi mágico, lleno de risas y muestras de afecto entre los dos. Los contactos habían ido en aumento y, al llegar al hotel a cenar, Yunho lo había sorprendido con una tormenta de deseo. Habían perdido su reserva y hecho que les mandaran la cena a la habitación.
Yunho había hecho bien en pedirla. Por el dinero suficiente, cualquier restaurante enviaría comida a una pareja hambrienta. Incluso a una pareja que había decidido no salir de la habitación del hotel por saciar otra clase de hambre.
¿Cómo podría poner fin a la aventura sexual sin poner fin a su amistad? ¿Tendría la suficiente fuerza de voluntad para que él siguiera siendo su amigo sin acabar en su cama? Incluso si lo conseguía, ¿mantener su amistad sería lo mejor para su bienestar emocional? Pero ¿cómo iba a dejar de verlo si eso le haría pedazos el corazón?
Esa mañana sólo había añadido desasosiego a su estado. Habían hecho el amor y había sido tan profundo, que se había quedado sin aliento por reprimirse de expresarle su amor. Había necesitado su tiempo para volver a poner bajo control sus sentimientos y había insistido a Yunho para que se diera una ducha él solo. Yunho había accedido y así él había dispuesto de unos minutos preciosos para sí mismo, primero mientras se duchaba Yunho y después cuando lo hacía él. El único problema era que sus emociones estaban tan a flor de piel como cuando habían hecho el amor. Ansiaba decirle lo que sentía, pero temía que eso fuera una carga para él. Y no podía aplastar la esperanza de que quizá, si Yunho se daba cuenta de que amarlo era seguro, de que él no le traicionaría como otros en el pasado, entonces Yunho dejaría salir a su corazón de la prisión donde lo había encerrado.
Con cuidado, se frotó con jabón la zona del parche anticonceptivo. O, mejor dicho, donde el parche se suponía que estaría. No... no, no.
Estaba ahí, Tenía que estar ahí. Miró por encima del hombro para ver su cadera derecha, pero no vio nada más que la suave piel. Miró el otro lado con la esperanza de haberlo puesto en otro sitio. Pero tampoco vio un parche cuadrado. ¿Dónde estaba? No tenía que quitárselo hasta dentro de unos días. Trató desesperadamente de recordar la última vez que lo había visto. Llevarlo se había convertido en algo tan natural que ni siquiera lo notaba. Sólo tenía que tener cuidado al ducharse. Había perdido uno el primer mes que había empezado a usarlo, pero pronto había aprendido a no estropear el adhesivo que lo mantenía adherido al cuerpo.
Se concentró en recordar imágenes de los días anteriores, pero la última visión clara que tenía del parche se remontaba a una ducha en el hotel del Medio Oeste la mañana antes de salir hacia Atenas. No podía haberlo perdido el primer día en Atenas. No podía haberse caído solo. Pero habían hecho el amor ese día después de semanas de separación, con urgencia y sin mucho cuidado con la ropa, mucho menos con un parche. Entonces, si lo había perdido entonces... había hecho el amor sin protección unas cuantas veces.
Se le hizo un nudo en la garganta. No, no podía aceptarlo, la vida no podía ser tan cruel.
Se dio cuenta de que estaba hiperventilando mientras se preguntaba qué hacer. ¿Cómo iba a dejar a Yunho si estaba embarazado? ¿Creería él que no lo había hecho a propósito? Dejar los preservativos había sido idea de Yunho, pero ¿lo recordaría cuando se enfrentase a los indeseados resultados?
No quería decirle que existía la posibilidad de un embarazo. Eso sólo generaría tensión entre ellos cuando había pocas posibilidades de que hubiera concebido, más considerando el tiempo que había llevado los parches. Sin embargo, si no se lo decía, ¿cómo iba a explicarle la necesidad de volver a usar preservativos? Y si no lo hacía, ¿cómo iba a explicarse a sí mismo ese grado de deshonestidad? Una mentira por omisión no dejaba de ser una mentira, ¿no?
Quería que él creyera que amarlo era algo seguro, que podía confiar en él. ¿Cómo iba a construir esa confianza si le ocultaba algo tan importante? ¿No era mejor ser sincero y afrontar los hechos en lugar de hacer como si todo fuera bien?
¿No había sido eso lo que le había hecho Hyunjoong? ¿Y antes que él sus padres, quienes siempre esperaban al último momento para comunicarle una nueva mudanza? Les dejaban siempre el tiempo justo para despedirse de sus amigos antes de marcharse.
Una sensación de fatalidad se instaló dentro de Jae. Aunque era la primera vez que comprendía la conducta de sus padres, no iba a empezar a practicarla con Yunho.
Terminó de ducharse, se vistió y se recogió el pelo en una coleta. Se saltó el maquillaje y volvió a la habitación diez minutos antes de lo previsto.
Yunho estaba cerrando la puerta. Acababan de subir el desayuno.
 – Listo para desayunar – dijo él.
– Perfecto – ¿se lo decía ya o esperaba un poco?
 – Pareces un poco alterada – dijo preocupado – ¿Había una araña en la ducha o algo así?
 – Por favor, no soy aracnofóbica.
 – Me alegro.
 – Sí, bueno, esto...
 – Me estás empezando a preocupar – lo miró preocupado.
 – Eso puede ser sabio. Me refiero a la preocupación. Aunque, sinceramente, dicen que hacen falta unos meses para quedarse embarazado después de quitarse los parches. No hay ninguna razón para pensar ya en trágicas consecuencias.
 – ¿De qué estás hablando? – se quedó completamente quieto – ¿Has dicho embarazado? Llevas un parche anticonceptivo.
 – Sí, debería, pero no está en su sitio.
 – Claro que lo está. Nunca se te olvida – empezaba a parecer también un poco alterado.
– Tampoco lo he olvidado esta vez, pero no está en su sitio.
 – ¿No? – Se dejó caer en una silla – Tú... yo... tú... yo...
 – Pareces tan coherente como me he sentido yo cuando me he dado cuenta de que no estaba.
 – No recuerdo haberlo visto – se apoyó con los codos en la mesa y se agarró la cabeza con las manos – No recuerdo haberlo visto, pero tampoco estaba mirando.
 – ¿Desde esa primera vez anteayer?
 – No noté nada entonces, pero después tampoco – lo miró con una expresión que jamás le había visto en el rostro. Miedo mezclado con culpa – Jamás lo he notado. ¿Puedes perdonarme?
Eso no se lo esperaba. Había anticipado enfado, reproches, incluso horror, pero no culpa.
Se acercó a él, se puso de rodillas y le apoyó las manos en las piernas.
 – No es culpa tuya. Yo tampoco me he dado cuenta de que se había caído. Estábamos... ocupados, ayer en la ducha y ahí es cuando suelo ver que está en su sitio.
 – Pero hoy sí has mirado.
 – Al no notarlo al lavarme.
 – No puedo creer que no haya prestado más atención. Y además te he pedido dejar de usar preservativos – en su voz se notaba la culpabilidad.
De acuerdo, no iba a tener que preocuparse de que le echara la culpa, pero tampoco quería que él se sintiera culpable, o idiota. Aunque él sí se sintiera así.
 – Somos adultos. Ninguno de los dos nos hemos dado cuenta. El parche era responsabilidad mía.
 – Eso es como decir que los preservativos eran sólo cosa mía y sé que no piensas así.
 – No es lo mismo.
 – Claro que sí, además echarnos las culpas no supone ninguna diferencia para el bebé que podemos haber creado.
 – No hay ninguna razón para dar por sentado que estoy embarazado – ése era un salto que no quería dar en ese momento – Como te he dicho, a muchos jóvenes les cuesta meses quedarse embarazados después de los parches.
 – También has hablado de un posible embarazo – no parecía muy feliz con la idea – ¿No considerarías un aborto?
 – ¿Qué? No. Eso jamás será una opción para mí.
Pareció aliviado, pero no más feliz.
 – Bueno, aun así has dicho que las consecuencias serían trágicas.
 – No quería decir eso. Realmente no. Me asusta lo que esto podría significar para mí, para nosotros – admitió emocionada.
 – Yo no soy como mis padres, lo entiendes, ¿verdad? – dijo algo en griego que ella no comprendió y añadió con una mirada que no le gustaría ver al otro lado de una mesa de juntas – Yo no abandonaré a mi hijo.
Eso era algo por lo que Jae nunca se había preocupado, aunque no lo hubiera dicho.
 – Jamás he esperado que lo hicieras, pero ¿podemos dejar de hablar como si el embarazo fuera ya algo definitivo?
 – ¿Y tú qué piensas? – preguntó ignorando su ruego.
Trató de no sentirse ofendido por la pregunta. Tenía buenas razones para hacerla, pero aun así dolía.
 – No soy tu madre. No tengo que abandonar a mi hijo para olvidar una vida horrible.
 – ¿Cuánto hace que tuviste el periodo?
 – Vaya, ¿ahora eres un experto en el ciclo menstrual? – retó.
 – No.
 – Yo tampoco – resopló frustrado – Pero sé que la mitad del ciclo es el momento de más fertilidad.
 – ¿Y?
 – Pues que estoy justo en la mitad – dijo con una mueca de dolor.
 – Aun así, como has dicho, muchos jóvenes no se quedan embarazados pronto después de usar los parches. ¿Cuánto llevas con ellos?
 – Empecé cuando estaba con Hyunjoong y no me los he quitado, aunque no me había acostado con nadie hasta esa primera vez contigo. Me gustaba cómo regulaban mi periodo.
 – Eso es mucho tiempo.
 – Sí.
 – Así que las posibilidades son escasas.
 – Eso es lo que quiero creer – lo miró preocupado.
 – Pero escasas no es lo mismo que ninguna.
 – No.
 – ¿Estás muy enfadado?
 – ¿Enfadado? No. Bueno, quizá un poco conmigo mismo. Me siento como un idiota por no haber estado más atento, sobre todo después de dejar de usar preservativos.
 – Pero no estás enfadada con la perspectiva de gestar a mi hijo o hija...
 – No – diablos, estaba a punto de venirse abajo – No puedo imaginarme a nadie mejor con quien tener un bebé.
 – No lo dices en serio – en sus facciones se reflejaba la conmoción.
 – No miento.
 – No, tú no, No más que yo.
Todavía le costaba confiar en la gente, pero no se lo iba a decir. Porque Yunho nunca había hecho nada para que no mereciera su confianza.
 – Supongo que un magnate sería una admirable elección como padre – dijo él.
 – Es algo más que eso – se contuvo de darle una bofetada – Yo te miro como a un cheque, Yun.
Y sería mejor que se quitara eso de la cabeza o iban a tener más problemas entre ellos de los que podía suponer un embarazo.
 – Nuca me habías llamado así antes.
 – Se lo he oído a Yoochun – pero tenía razón, pensar en el posible embarazo hacía que se sintiera más cómodo con esa intimidad.
 – Sí.
 – Si no te gusta, no lo volveré a hacer – ofreció.
 – No me importa.
 – Bien. Tenemos que hacer un plan.
 – Tienes que desayunar.
 – Y tú.
 – Pues vamos a desayunar – y lo hicieron sin más discusiones.
Estaban a medio camino de Sounion cuando Yunho volvió a sacar el perturbador tema.
 – Así que un plan – dijo mientras conducía.
 – Deberíamos volver a usar preservativos hasta que sepamos si estoy embarazado – se había dado cuenta mientras daba vueltas a la cabeza de que ése era todo el plan que quería hacer.
Un día antes, estaba pensando en decirle adiós y en ese momento se enfrentaba a la posibilidad de no poder hacerlo.
 – Eso ya lo has dicho varias veces.
 – ¿Sí?
 – Sí.
 – Lo siento – se disculpó distraído.
 – ¿Estás tan afectado por la idea de estar embarazado de mí?
 – Ya hemos hablado de ese tema.
 – ¿Entonces es sólo la posibilidad de estar embarazado? – la miró de reojo.
 – Estoy poniendo en marcha un negocio. Tener un bebé cambiará muchas cosas, incluyendo el tiempo que pueda dedicarle al trabajo – era la única preocupación que quería decir en voz alta.
Desde que había descubierto la ausencia del parche sentía una mezcla de esperanza y alegría indebida con temor.
 – ¿Y eso te preocupa?
 – Un poco – admitió – Estoy pensando en revisar mis prioridades. Ningún hijo mío pagará por las elecciones de sus padres.
 – Como sientes que tú has pagado por las de los tuyos – dijo Yunho.
 – Y tú por las de los tuyos.
 – No puedo estar en desacuerdo con eso – sonrió.
 – No te pido que lo estés.
 – Eso está bien.
 – Odio todo esto – dijo casi en un grito.
– ¿Qué?
 – Lo forzados que resultamos el uno con el otro. Estábamos más unidos que nunca y ahora esto.
 – Somos amigos – dijo con el ceño fruncido – Que estés embarazado no cambiará eso.
 – Somos más que amigos, Yun. Al menos concédeme eso – quizá sí quería hablar de algo más que de los preservativos.
 – ¿Qué quieres decir?
 – No te hagas el tonto. Es impropio de ti, por no decir que no resulta creíble.
 – No me hago el nada – dijo ofendido con un tono que podía empezar a rozar el enfado.
 – Lo siento – miró por la ventanilla y parpadeó para contener las lágrimas – No quería ser condescendiente.
 – Gracias.
 – En algún momento del camino dejamos de ser amigos con derecho a roce.
 – ¿Prefieres el término «amantes»?
 – Eso sería un comienzo – no el que Jae quería, pero sí un comienzo.
 – Pero los amantes nunca son algo permanente en mi vida – dijo con tono de preocupación.
 – Haz conmigo una excepción.
 – No sé si puedo hacer eso – suspiró – Claro, que si estás embarazado, no tendremos elección.
Lo penúltimo que quería era estar presente en su vida por un error. Lo último era estar fuera de su vida.
 – No quiero que sea de ese modo.
 – Lo que queremos no es siempre lo que conseguimos.
Pensó en todas las veces que había tenido que alejarse de amigos y cosas que significaban algo para él. Después recordó la desesperación que había sentido por las infidelidades de su ex.
 – Eso es completamente cierto.
 – Permitámonos olvidar hoy que puedes estar embarazado de mi hijo – sonrió.
 – ¿Y a punto de perder mis sueños? Bien, puedo hacerlo.
 – Bien. Vamos a Sounion y hacemos de turistas y después nos subimos al helicóptero como habíamos planeado y volamos a la isla al final de la tarde.
 – ¿Haremos el amor esta noche?
 – ¿Quieres que acordemos una cita? – bromeó.
 – Sólo quiero saber que aún no has decidido que te has aburrido de mí.
 – ¿Cómo puedes sugerir algo así?
 – Tú eres quien decía... ya sabes, no importa. Centrémonos en el presente. No en el pasado. Ni en el futuro y, definitivamente, no en la posibilidad de que hayamos empezado una dinastía tuya antes de lo que esperabas – por no mencionar que con el joven que no había considerado que sirviera como madre de sus hijos sólo cuarenta y ocho horas antes.
 – De acuerdo.
Y de algún modo, lo consiguieron. Aunque había que atribuirle casi todo el mérito a Yunho. Cada vez que empezaba a preocuparse, parecía darse cuenta... y sabía qué hacer.



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11 comentarios :

  1. Uff creí que Jae terminaría su relación de todas formas que bueno que no los hizo ...Yunho tuvo una buena reacción a la posibilidad de que Jae este embarazado... creí que enloqueceria y le recriminaria a Jae su falta de cuidado
    Ya quiero que acepten que se aman *.*

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  2. Yunho reacciono bien afortunadamente a su paternidad, me parece que las cosas mejorarán entre ellos 🎉

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  3. Jaejoong embarazado !!! Wow eso solo los uniria aunque esta mal si solo es por responsabilidad Jaejoong se merece a alguien que lo ame y Yunho debe darse cuenta de eso rapido

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  4. Jae aunque para tranquilizar a Yunho sigue manejando todo como amigos y aunque ame a Yunho no se lo dirá, pues no sabe que reacción tenga.

    Gracias!!!

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  5. Jae iba a terminar con Yunho y pasa lo del posible embarazo aunque Yunho ha reaccionado bien y no se ha enfadado con Jae pero lo sigue tratando como amigo

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  6. ufff pense que Yunho se enfadaria con Jae ...entiendo a Jae que no se siente preparado aun ,y mas pensando que quizas yunho lo abandone en un futuro ..si el embarazo se da ,espero los pueda unir mas ...

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  7. ufff pense que Yunho se enfadaria con Jae ...entiendo a Jae que no se siente preparado aun ,y mas pensando que quizas yunho lo abandone en un futuro ..si el embarazo se da ,espero los pueda unir mas ...

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  8. no se molesto Yunho por que Jae este posible mente embarazado y si lo esta sera hermoso como sus padres y serán muy felices espero y que sigan juntos
    Gracias

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  9. Me sorprende mucho la reacción de Yunho ! , se lo tomó muy bien y calmado .
    Pero de hecho creo que ya son papis XD pero que mala suerte justo dejan de usar él condón y pasa lo del parche :D

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  10. Yunho lo tomo muy bien algo maduro no grito mas bien se culpo una buena aptitud mmm y ahora que va pasar si se confirma que esta 100% embarazado

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  11. Increible que Yunho actue como si el posible embarazo de Jae fuera algo sin importancia. Super insencible su actitud. Jae se aguantó las ganas de solartarle un bofetón, pero creo que esto último fue poco más que eso. Pero le cabrea que Yunho vea las cosas solo desde su lado. SU Hijo, su imperio, y que demonios hay del de Jae y lo que siente??? Su linda actitud de "perdoname por posiblemente embarazarte" ya no cuenta si piensa en el bebé como un X tenia que llegar no importa como lo resolvamos. Ay no sé estoy molesta con Yunho y mucho.

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