Con la
cara roja por la humillación, Jaejoong deseó que el suelo se abriera bajo sus
pies y que lo tragase. ¿Por qué había dicho eso? ¿Qué es lo que se le había
metido en la cabeza? supuso que tenía demasiadas emociones acumuladas dentro.
Aquellos
inteligentes ojos negros lo acribillaron. Yunho podía ver a través de él y eso
lo hacía sentir vulnerable y muy estúpido.
― Olvídalo.
Como
respuesta a su petición, fue totalmente patética, pero fue lo único que se le
pudo ocurrir en ese momento. De algún modo tenía que cambiar el rumbo de la
conversación. De algún modo.
Poniéndose
en pie, intentó evitar el contacto visual con Yunho.
― ¿Quieres un café mientras esperas? O
podrías irte y volver más tarde, cuando Changmin esté despierto y...
― Como los elefantes, yo nunca olvido ― dijo
él colocándole ambas manos en la cintura y volviéndolo a sentar en el sofá más
cerca de él de lo que Jaejoong podía aguantar. El corazón se le iba a salir por
la boca y sabía que seguía teniendo la cara completamente roja.
Había
dejado escapar algo que seguramente él no quería saber, ¿así que por qué no
podía dejarlo correr? Seguía teniendo las manos puestas en su cintura, y la
piel le ardía bajo su tacto, despertando esa vieja y familiar espiral de deseo
en su pelvis. Como todo lo demás en él, Jaejoong decidió que su reacción
instintiva a aquel hombre en particular era patética, y no había nada que
pudiera hacer al respecto.
Tenía
que decir algo para justificar aquella metedura de pata. ¡Cualquier cosa! Pero
se le había quedado la boca seca hasta para decir que había sido una broma.
Trató de humedecerse los labios con la punta de la lengua y se arriesgó a
mirarlo.
Parecía
como si le hubiera abofeteado. Parecía herido pero, a la vez, furioso, ¿o más
bien asqueado? Por supuesto, habría recibido aquella admisión por su parte como
algo completamente asqueroso.
En la
isla, la primera vez que se había enamorado de él, se habían dicho palabras de
amor. Como le había apetecido saciar su ansia animal. Yunho había sido parte de
un juego al que debía de haber jugado docenas de veces en su privilegiada vida.
No era de entrañar que hubiera dado por hecho que él también conocía el juego
y, por tanto, las reglas. Y ahora sus estúpidas palabras lo habían alertado del
hecho de que él había dicho esas cosas en serio, y que seguía amándolo a pesar
de todo lo que había ocurrido.
Como
un sofisticado miembro de la alta sociedad coreana, Yunho pensaría que él era
exactamente lo que aparentaba. Un tonto sin experiencia cuyo hábitat natural era
el país de nunca jamás. ¿Por qué habría abierto esa bocaza suya complicándolo
todo más todavía en su ya tormentosa relación?
― ¿Qué estás intentando hacer, Jaejoong? ― preguntó
quitándole las manos de encima. ¿Estaba tratando de hacerle daño
deliberadamente? ¿Rechazaba su propuesta de matrimonio y decidía volver con su
amante inglés para luego atormentarlo más hablando de amor?― Quiero una respuesta.
Jaejoong
volvió a mirarlo, pero se abstuvo de decir que no había sido más que una broma.
Su hermosa boca no era más que una línea recta e imperturbable, pero sus ojos
oscuros parecían increíblemente vulnerables.
― Elegiste abandonarme y volver con tu amante.
¡Ahora me dices lo único que llevo mucho tiempo esperando escuchar! ¿Me la
estás haciendo pagar por el pasado? ― preguntó él.
¿Esperando
escuchar? ¡Como si eso fuese posible! Se sentía confuso. Si trataba de
levantarse de nuevo y alejarse, él lo volvería a sentar. Decidido a hablar, se
colocó al otro extremo de sofá y dijo:
― JongSuk no es mi amante y nunca lo ha sido.
Me alojó desinteresadamente. Changmin y yo no teníamos otro sitio al que ir. Lo
conozco desde que tenía siete años. Es el hermano de mi mejor amigo. ¿Y por qué
diablos ibas a esperar escuchar de mi boca que te amaba? ¿Para alimentar tu
ego? No creo que necesite alimentarse más, ¿no crees? Ya es seis veces más
grande que una casa.
Dejando
de lado aquel insulto, Yunho lo miró de arriba abajo. Iba vestido con una
camisa y unos vaqueros viejos. Se estremeció por dentro al recordar cómo había
dejado en la villa todo lo que él le había comprado. Seguro que no quería nada
que le recordase a él.
― ¿Entonces a qué se debió esa conversación
tan larga y amorosa cuando me creías ausente? ― preguntó él, recordando
el momento en que todas sus esperanzas habían muerto― Una conversación en la que dijiste que, como
yo era el padre de tu hijo, no tenías más opción que obedecer a lo que yo te
había pedido, pero que lo arreglarías todo. Por él. ¿Sabes cómo me hizo sentir
eso? ¡Como un estúpido!
A
punto de gritar «¡Bien!», Jaejoong
se contuvo y simplemente inclinó la cabeza hacia un lado. De pronto todo
parecía no tener sentido en absoluto. Sabiendo lo que sabía de boca de Jun JiHyun, nada tenía sentido.
― ¿Por qué? ― preguntó Jae.
― ¿Por qué crees? ― contestó
mientras se ponía en pie.
Recorrió
la habitación escasamente amueblada y se detuvo frente a la ventana, que daba a
los cubos de basura.
― Odio tener que recordármelo a mí mismo, pero
no te había dado más opción que bailar al son que yo tocaba. Desde el principio,
y aun pensando que eras un ladrón, siempre tuve la intención de casarme contigo
por el bien de nuestro hijo. Mío también. Aún estaba loco por ti. Seguía
enamorado de ti, para ser sincero. Aunque en ese momento no me lo quise admitir
a mí mismo.
Se
metió las manos en los bolsillos de sus inmaculados pantalones hechos a medida
y le dio la espalda a Jaejoong, fingiendo tener un extraño interés por los
cubos de basura del vecindario.
― La conversación telefónica, al menos la
parte que yo escuché, me hizo darme cuenta de lo injusto que estaba siendo
contigo. Hice la única cosa que podía hacer. Te ofrecí la opción de casarte
conmigo o regresar a casa con él. Amándote, quería, y aún quiero, que seas
feliz.
A Jaejoong
le dio un vuelco el corazón. Se llevó los dedos a las sienes y apretó con
fuerza, tratando de calmarse, antes de ponerse en pie.
Cruzó
la habitación y se colocó justo detrás de él, odiando tener que hablar con una
espalda e imaginando exactamente cómo se habría debido de sentir Alicia en el
país de las maravillas. Así que, con decisión, se colocó entre él y la ventana.
Él no
se echó hacia atrás, no se apartó de él, pero Jae pudo oír su respiración
acelerada. Sabía que no había sufrido ninguna alucinación. Lo había oído decir
que lo amaba. Pero no lo comprendía. ¡Se estaba volviendo loco!
También
parecía tan distante. Desde luego no sabía lo que decía. ¡El típico hombre!
¿Cómo podía decir algo así y luego, con la arrogancia que lo caracterizaba,
decidir que no tenía más explicaciones que darle?
― JongSuk sólo llamó para saber si estaba bien ― dijo
― Yo había prometido ponerme en
contacto con él cuanto antes, pero se me olvidó. Y sus padres y mi mejor amigo,
su hermano, estaban atosigándolo y culpándolo por haber permitido que yo fuera,
a sus ojos, poco menos que secuestrado. Así que sólo estaba tranquilizándolo,
prometiéndole ponerme en contacto con sus padres para arreglar las cosas, ¿de
acuerdo? ― preguntó al ver que Yunho ni se inmutaba, ni daba señal alguna de
estar escuchándolo ― ¡Y tú
decidiste dejarnos marchar a Changmin y a mí sólo por unas palabras que
escuchaste!
Yunho
dio un paso atrás, poniendo espacio entre ellos. Estar tan cerca de él era una
dura prueba para su autocontrol.
Le
había dicho cómo se sentía pero, a juzgar por el efecto que había tenido en él,
le habría dado igual recitar la guía telefónica. Él no había dicho nada para
explicar su exagerada y, seguramente, incierta, declaración de amor.
― Yo no hice eso. Me ofrecí a casarme contigo ― le
recordó él sin expresividad en la voz ― Y tú elegiste dejarme tirado.
¡Al
fin una respuesta! ¡Pero totalmente frustrante! ¡Jaejoong quería zarandearlo!
Se acercó más, no pensaba dejar que se escapara de aquello, y gritó:
― ¡No tenía elección! ¿O sí? Había hablado con
la adorable JiHyun, que me había acusado de romper vuestro compromiso aquella
misma mañana. Me hizo darme cuenta de que tú y ella erais la pareja perfecta
pero que te sentías obligado por tu honor a casarte conmigo, porque yo era el
eomma de tu hijo.
Tomó
aliento para respirar, siendo consciente de que estaba perdiendo el control y
estaba empezando a sentirse miserable como nunca. Porque, aunque Yunho hubiera
dicho que lo amaba, era evidente que no tenía ningún interés en acabar con
aquel eterno triángulo amoroso.
― Obviamente yo estaba en medio de tu futura
felicidad con tu perfecta esposa, ¿así que qué otra cosa podía hacer?
El
cerebro de Yunho se puso en marcha y el corazón comenzó a latirle con fuerza.
Su adorable Jaejoong tenía la cabeza gacha y una lágrima solitaria resbalaba
por su mejilla hacia la comisura de sus labios. Aprovechándose al instante de
su evidente estado emocional, lo tomó entre sus brazos y le colocó una mano en
la cabeza para presionarla contra su corazón.
― Olvídate de JiHyun, Sácate a esa odiosa
mujer de la cabeza. Tú eres la única persona a la que realmente he amado ― dijo
― Créeme.
A Jaejoong
le dio un vuelco el corazón. Quería creerlo con una desesperación que daba
incluso miedo. Quería pegarse más a él, quería que lo abrazara con fuerza.
Pero
el peligro de dejarse llevar de nuevo por ese camino paradisíaco y acabar más
dolido aún, si es que eso era posible, hizo que susurrara contra su chaqueta:
― ¿Cómo puedo creerme eso cuando, hasta hace
un par de semanas, tenías planeado casarte con ella? Llevas prometido con la
perfecta JiHyun desde que naciste ― exageró abiertamente,
tratando de apartarlo de su lado al ser consciente de la reacción física que
estaba experimentando el cuerpo de Yunho.
― Prácticamente ― convino
él asombrado, y volvió a acercarlo a su cuerpo. Nunca dejaría que escapara de
él, no mientras ambos estuvieran vivos. Para dejar claras sus intenciones, le
echó la cabeza hacia atrás y lo besó con ansia. Jaejoong, habiendo olvidado
todos sus instintos de autopreservación, respondió con una exuberancia
apasionada, derritiéndose bajo sus besos hasta que Yunho apartó la boca― Ahora di que no me amas.
Él
negó con la cabeza, sintiendo cómo le ardía la boca a causa de los besos y cómo
todo su cuerpo estaba en tensión.
― No puedo ― contestó él casi sin
respiración ― Te he
amado desde... desde que estuvimos en la isla.
Sus
ojos negros brillaron triunfantes.
― Yo también ― dijo con voz dulce ― Ven, tengo que despejar cualquier duda de tu
cabeza antes de que te lleve de vuelta a nuestra casa en Corea. Porque, amor
mío, aceptes o no ser mi esposo, nunca dejaré que vuelvas a salir de mi vista ― le
tomó ambas manos y lo llevó hasta el sofá, soltándole los dedos después con una
sonrisa ― Si seguimos tocándonos, no me
haré responsable de mis acciones.
Una
frase que hizo que Jaejoong lo deseara aún más, y sintió los ojos nebulosos por
la necesidad que tenía de él.
― ¡No me mires así! Vas a hacer que me olvide
de mi propio nombre y de lo que quiero decirte.
― ¿Qué es? ― preguntó él inclinando
la cabeza, pero con una sonrisa. Jamás se había sentido tan seguro de sí mismo,
de su poder de docel, como se sentía en ese momento.
Colocándose
al otro extremo del sofá, Yunho lo miró y dijo:
― Tenías razón. Llevo prometido con JiHyun
desde la adolescencia. Fue un acuerdo instigado por nuestros padres. Un acuerdo
muy ventajoso para ambas partes. Es lo típico en los círculos en los que nos
movíamos. No nos amábamos el uno al otro, pero era una unión muy conveniente. Y
ninguno de los dos tenía ninguna prisa por fijar la fecha del enlace ― estiró
los hombros y Jaejoong pudo ver cómo le brillaban los ojos― Incluso antes de enamorarme de ti, ya había
decidido poner fin al compromiso a mi regreso a Seúl. Con honor. Sabía que
tenía que hacerlo en persona. Sin importar los deseos de nuestras familias.
Sólo sabía que el matrimonio tenía que ser algo más que la consolidación de dos
fortunas familiares. Incluso así, el hecho de haberme enamorado de ti, de saber
lo que era el amor por primera vez en mi vida, hizo que mi regreso a Seúl se
retrasara. Le dije a JiHyun que nuestro compromiso había acabado y le confesé
que te había encontrado a ti y que tú eras toda mi vida. Se lo dije en la
fiesta de Jihye, en la primera oportunidad que tuve de verla. Trató de
convencerme de lo contrario, aunque yo no sabía que por aquel momento su padre
estaba atravesando dificultades económicas, y, cuando finalmente fui libre, fui
a buscarte, pero Jihye me dijo que te habías ido pronto a la cama porque no te
encontrabas bien.
― JiHyun me había dicho que tú y ella ibais a
casaros ― dijo Jaejoong― Tu hermana
me lo confirmó. Yo estaba totalmente sorprendido. Jamás me había sentido tan
dolido ni tan traicionado.
Con la
cara pálida, se estremeció al recordarlo y Yunho, olvidando su determinación,
se acercó a él y lo estrechó entre sus brazos.
― ¿Alguna vez serás capaz de perdonarme por lo
que ocurrió? ¿Lo intentarás? JiHyun hizo algo horrible. Al darse cuenta de que
no podía convencerme de seguir adelante con el compromiso, trató de
desacreditarte en mi presencia y decir que eras un ladrón. Y, para vergüenza
mía, yo le creí. Tú estabas en estado de shock y yo no tenía ni idea en aquel
momento de que te habían comunicado la noticia de mi enlace. Y esos dos sucesos
te habían dejado sin palabras para defenderte. Yo soy tan culpable como ella.
Resistiendo
con esfuerzo el impulso de decirle que él podría perdonarle cualquier cosa, Jaejoong
dijo con rapidez:
― Y entonces volviste a comprometerte con ella.
― Sí ― dijo él completamente
devastado ― Ya no me
importaba nada. Por lo que yo sabía en aquel terrible momento, la persona a la
que había amado como jamás había amado a nadie, había resultado ser un vulgar ladrón.
Nunca me había amado, sino sólo lo que pensaba que podía conseguir de mí ― frunció
el ceño― Por favor, cariño, trata de
comprenderlo. Yo estaba convencido de regresar a Londres cuando tú regresaras y
pedirte que te casaras conmigo. No te dije nada de eso, aunque tenía muchas
ganas, porque pensaba que era mi deber comunicarle a JiHyun la ruptura de
nuestro compromiso antes de dejarte claras mis intenciones de futuro. Por tanto
pensé, imperdonablemente, que, como no te había pagado de ninguna manera por tus
servicios en la isla, habías decidido servirte tú mismo con lo que pensabas que
se te debía. Así que, una vez más, volví a ceñirme a los deseos de los demás.
Ya no me importaba mi futuro. Me centré en el trabajo para olvidar todo lo
demás. Luego volví a verte de nuevo en Londres, con nuestro hijo.
Yunho
cerró los ojos y respiró profundamente. Jaejoong, con el corazón tan lleno de
amor que casi le dolía, levantó las manos y le acarició los rasgos de la cara
con suavidad.
― En ese momento me asustaste ― dijo
él― Pensé que removerías cielo y
tierra para apartar a Changmin de mi lado. Seguías pensando que yo era un ladrón
y yo seguía pensando que tú eras el responsable de que me hubieran puesto en la
lista negra en la agencia.
― Ésa fue JiHyun ― dijo
él levantando la cabeza― Fue contra
mi voluntad. Y por nada del mundo te habría separado de tu bebé. Os necesitáis
el uno al otro. Pero yo también te necesitaba, y las amenazas fueron la única
manera que se me ocurrió de mantenerte conmigo.
― ¡No te tortures con eso ahora! Me alegro de
que lo hicieras ― dijo él y, para confirmar
lo que decía, levantó la cabeza y lo besó.
La
respuesta de Yunho fue inmediata, devorándolo con su boca, introduciendo la
lengua entre sus labios con una provocación explícita, encendiendo el fuego
dentro de él. Y pasó mucho tiempo antes de que Jaejoong fuera dulcemente empujado
contra los cojines, casi sin aliento y queriendo más.
― Estoy perdiendo el control muy deprisa ― susurró
Yunho, visiblemente confuso― Pero
cuando volvamos a hacer el amor tú y yo, será perfecto ― sonrió
endiabladamente ― No en este
lugar, con un bebé hambriento que puede interrumpirnos en cualquier momento.
Entonces,
manteniendo aquella sonrisa suya que estaba destinada a derretir hasta el
último hueso de su cuerpo, le apartó suavemente los mechones de pelo de la cara
con las manos.
― Por si no lo recuerdas ― dijo
Yunho― yo te dejé solo en la villa casi nada más llegar. Tenía mucha prisa por
poner punto y final a mi compromiso con JiHyun de una vez por todas y decirles
a mi madre y a mi hermana que tenía un hijo precioso y que tenía la intención
de casarme con su eomma ― Jaejoong se sonrojó al escuchar esas
palabras― JiHyun obviamente te hizo creer
que yo había roto con él sólo aquella segunda vez que la visité, pero no era
cierto. Yo ya había empezado a sospechar que ella podía estar detrás de todo el
asunto del robo por sus propias razones. Fui a hablar con ella. Su padre se
enfrenta ahora a la bancarrota. Parece que se venía venir desde hacía tiempo. Ella
estaba desesperada por aferrarse a mí, a mi riqueza, de ahí sus planes para
desacreditarte ― sin dejar de mirar sus rasgos
pálidos, continuó― Mis
sospechas fueron confirmadas y regresé a ti. Desesperado por buscar tu perdón y
por pedirte de nuevo que fueras mi esposo, por ponerme de rodillas si era
necesario y rogarte para que intentaras amarme de nuevo como yo te amaba. Pero JiHyun,
aunque ya sabía desde hacía tiempo que nuestro compromiso había terminado, tuvo
que meterse entre medias. Debí haberlo imaginado. Yo le había hecho confesar y
le había dicho exactamente lo que pensaba de ella. Que el hecho de saber que
jamás podría disfrutar de la fortuna que yo podía ofrecerle, la había hecho
decidir que tú, el hombre al que sabía que yo amaba, no sería feliz tampoco.
Yunho
tragó saliva y no dejó en ningún momento de mirarlo a los ojos.
― ¿Te casarás conmigo?
Conteniendo
el impulso de decir «¡Haz
todo lo posible por persuadirme!», Jaejoong le rodeó el cuello
con los brazos dejando ver su corazón en sus ojos mientras respiraba.
― Sí, por favor. Mañana. Hoy. ¡En este mismo
momento! ― dijo, y vio cómo los ojos de Yunho brillaban de felicidad.
En ese
mismo momento oyeron la llave de JongSuk en la puerta. Jaejoong se quedó de
piedra cuando su amigo entró en la habitación.
― ¿Estás bien, Jae? He salido pronto del
trabajo para asegurarme. Ese tipo estaba aquí y...
Se
quedó callado cuando Yunho se puso en pie. Por un momento los dos hombres se
miraron el uno al otro. JongSuk se puso rojo y Jaejoong contuvo el aliento
temiendo cualquier tipo de confrontación en la que, sin duda, el pobre JongSuk
saldría perjudicado. Entonces Yunho sonrió.
― Gracias por cuidar de él por mí. Jaejoong me
ha dicho lo bueno que has sido con él ― dijo él, y se giró para
mirarlo― ¿Jaejoong, tienes algo que
decirle a tu amigo?
Tras
salir de su ensimismamiento, Jaejoong se levantó y colocó la mano bajo el brazo
de Yunho con la cara radiante.
― Vamos a casarnos en... ― dijo
él, y miró confuso al hombre que amaba.
― En cuatro semanas ― contestó
Yunho― Me gustaría que fuera mucho
antes pero, si el amor de mi vida va a tener la boda que se merece, no puede
hacerse antes de ese tiempo ― añadió, y desvió la atención hacia JongSuk―
Los dos seríamos muy felices de
que asistieras, como uno de los más viejos amigos de Jaejoong y como la persona
más cercana a una familia que él haya tenido jamás.
― Y Junsu y su marido, si pueden arreglarlo
todo para venir. Y tus padres, por supuesto. Ya habrán regresado de Canadá para
entonces ― dijo Jaejoong balbuceando debido a su euforia, y se sintió aliviado
al ver que JongSuk sonreía abiertamente ante la declaración.
Se
quitó el abrigo y se acercó a ellos. Le dio la mano a Yunho y ambos se dieron
un fuerte apretón.
― Enhorabuena y todo eso ― dijo
JongSuk, y se giró hacia Jaejoong― parece que me he pasado los mejores años de mi
vida cuidando de mi hermano pequeño y de Jaejoong. Ahora Junsu está felizmente
casado y tú te llevas a Jaejoong de mis manos. Por no hablar de quitarme a mis
padres de encima.
― En ese caso ― dijo
Jaejoong sonriendo de oreja a oreja― estarás encantado de llevarme al altar.
― ¡Y que lo digas! ― dijo
él revolviéndole el pelo con una sonrisa― Será un honor. Ahora, ¿quién quiere un sándwich? Me muero de hambre.
¿Queréis ternera o ternera?
Sin
esperar una respuesta, se dirigió hacia la cocina.
― Estoy tan feliz que podría explotar ― dijo
Jaejoong― ¿Siempre me querrás? Dime
cuánto.
Yunho
lo miró con adoración.
― Más que a mi vida, y tengo una vida entera
para demostrarlo ― contestó él, e inclinó la
cabeza hacia un lado― ¿Has oído
algo?
― Nuestro hijo se ha despertado. Ven ― dijo
él agarrándole la mano― Te ha
echado de menos.
Changmin
estaba tumbado sobre su espalda, agitando sus piernas en el aire y balbuceando.
En cuanto sus padres se inclinaron sobre él, comenzó a reírse y Yunho dijo con
orgullo:
― ¡Ya tiene otro diente! ― se
inclinó para tomarlo en brazos, sosteniendo al bebé hiperactivo y luego lo besó
en ambas mejillas antes de entregárselo a Jaejoong, abrazándolos a los dos― Mi familia. ¡Soy el hombre más feliz del
universo!
Cuatro semanas después.
Había
sido una boda perfecta. Guiando a Jaejoong, aún con su vestido de boda, de la
mano hacia el coche para ir de vuelta a la villa, Yunho le dijo:
― Estás tan hermoso que no puedo quitarte los
ojos de encima.
Le
apartó el velo de la cara y lo besó lentamente. Jaejoong sintió cómo se le
endurecían los pezones bajo el corpiño del vestido, colocó las manos sobre sus
hombros anchos y murmuró apenas sin aliento:
― Si no dejas de besarme así, los dos
quedaremos deshonrados en público.
Él
sonrió con comprensión y le retiró las manos de la cintura, donde habían estado
situadas atormentándolo.
Cundo
finalmente se alejaron en el coche, entre las risas y los aplausos de los
invitaos, Jaejoong miró hacia atrás para ver a Changmin, vestido con un diminuto
traje de marinero y con un aspecto completamente adorable en brazos de su
abuela.
― Tenías razón. No nos echará de menos en esta
noche tan especial ― admitió él mirando con
amor a Yunho.
― Por supuesto. ¿No tengo razón siempre? ― preguntó
él, y le dirigió una de sus sonrisas letales― Todo el mundo lo adora, y Minette se asegurará de que no lo malcríen
mucho. Y mañana ella y nuestro hijo serán conducidos a nuestra casa para
comenzar todos nuestra vida en familia ― añadió colocándole una
mano sobre la rodilla― Tengo más
ganas de que llegue ese momento de lo que puedas imaginar. Y la semana que
viene, los cuatro viajaremos a la villa que tengo en las colinas detrás de
Amalfi para pasar allí una luna de miel que durará todo el verano. Allí Minette
se ocupará de Changmin cada vez que queramos estar solos. Pero esta noche, amor
mío, es para nosotros dos. Te necesito todo para mí.
Lleno
de placer y de una anticipación creciente, Jaejoong se relajó sobre la cómoda
tapicería de cuero. Estarían completamente solos. De hecho todos los empleados habían
asistido a la boda y viajarían de vuelta a la casa al día siguiente, con su
hijo y la niñera.
Esa
noche era sólo para ellos dos.
Embargado
por la felicidad, su mente comenzó a repasar los acontecimientos de las pasadas
cuatro semanas. Había sido un ajetreo constante.
Jihye
lo había recibido con besos y abrazos:
― Me alegro mucho de que ese horrible
malentendido haya quedado resuelto. Esa horrible y odiosa mujer... ¡podría
estrangularla! Siempre supe la razón del compromiso, pero nunca me gustó la
idea. Ella lo habría convertido en un miserable. Pero ahora ya no hablaremos
más del tema, sino que nos centraremos en lo feliz que vas a hacer a Yunho.
Jamás lo había visto tan feliz como ahora. He de decirte que, desde que te
marchaste tras aquel horrible suceso, se había convertido en un adicto al
trabajo y siempre con la cara mustia.
Jaejoong
se había sentido asustado al conocer por primera vez a la eomma de Yunho. Pero
ésta lo había recibido con ternura y había pedido que la llamase mamá,
enamorándose al instante del pequeño Changmin, que era la viva imagen de su
padre de pequeño, en palabras de su abuela.
Elegir
el vestido de boda y consultarlo todo con Jihye, que había dicho que la
recepción tenía que tener todo lujo de detalles, le había dejado poco tiempo a Jaejoong
para echar de menos a Yunho. Éste había estado trabajando mucho en la oficina
central, asegurándose de que todo estuviera en orden antes de irse de luna de
miel, y se había asegurado de que el poco tiempo que pasaran juntos antes de la
boda fuese muy preciado.
El
viaje se pasó rápido y Jaejoong salió de su ensimismamiento cuando Yunho apagó
el motor y anunció:
― Estamos en casa.
Levantando
la mirada para ver la preciosa villa, con el sol poniéndose tras las colinas de
la Jeju, Jaejoong sintió que los ojos se le humedecían de pura felicidad. Los
cerró y él lo ayudó a salir del coche, subiéndolo en brazos para pasarlo bajo
el umbral de la puerta. Él le rodeó el cuello con los brazos y acercó la cara a
la suya para sentir sus besos.
Jaejoong
volvió a abrir los ojos cuando lo dejó en el suelo en medio del inmenso hall y
dejó escapar un grito de felicidad ante lo que vio.
En el
centro estaba el viejo cochecito de Kim HeeSun, con aspecto de haber sido
comprado el día anterior. Estaba limpio, restaurado, brillante y acolchado con
todo lujo de detalles en el interior.
― Para ti, mi querido esposo ― murmuró
Yunho acariciándole los labios con un dedo ― Sabía que tenía un gran valor sentimental, así que lo arreglé todo para
que lo recogieran de donde había estado abandonado todo este tiempo, en el
pasillo del edificio de JongSuk, y que lo restauraran y lo dejaran como nuevo
antes de enviarlo a Corea.
Yunho
le colocó las manos en la cintura y agachó la cabeza para devorar su boca
apasionadamente. Finalmente se apartó para tomar aire.
― Nuestro hijo es demasiado grande como para
necesitarlo ― añadió él― Pero puede que algún día haya otro bebé que
disfrute montado en un carrito de lujo como éste, ¿no crees?
A Jaejoong
le dio un vuelco el corazón y volvió a sentir cómo se le humedecían los ojos.
Aquel hombre que había vendido el carrito a la tienda de caridad, diciendo que
un vertedero era el lugar más apropiado para él, no sólo se lo había llevado de
vuelta sino que, seguramente por un alto precio, había hecho que lo restauraran
completamente. Le rodeó el cuello con los brazos y su voz sonó grave mientras
se ensimismaba con sus ojos.
― Al menos dos más que puedan disfrutarlo ― contestó
él, y se humedeció los labios con la lengua― Supongo que deberíamos empezar a hacer algo al respecto.
Con su
típico aire de aprobación masculina, Yunho lo levantó en brazos y dijo:
― Ésa, amor mío, es la mejor idea que he oído
en mucho tiempo. ― Y se lo llevó a toda
prisa hacia las escaleras.
♥♥♥ Fin ♥♥♥
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Hermoso final me encantó la familia feliz por fin Junta y esa tipa sola y fuera de sus vidas
ResponderEliminarGracias
😢😢😢 hermoso m encantooooo gracias x terminarloo m encanto
ResponderEliminarmuy hermoso final me tenia angustiada esa insertidumbre que habia entre los dos y esa perra metiche seguia jodiendo pero como siempre el amor y comunicacion pueden mas me gusto mucho gracias x compartir y perdon x no comentar los anteriores
ResponderEliminarFue un final feliz,despues de todo lo que pasaron lo superaron y ahora son muy felices juntos.
ResponderEliminarMe encanto mucho la historia gracias por compartirlo
Me encanto esta historia hermoso final...esperó con ansias tu nuevo fic...muchas gracias 😊
ResponderEliminarMuchas gracias por esta historia, fue un hermoso final. Confieso que al principio no me esperaba que este fuera hacer el último capitulo, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarQue hermoso final, después de tantos malos entendidos al fin aclararon todo. Me encantó!!!
ResponderEliminarGracias por compartirlo con nosotras!!!
Bello final¡¡ Yunho destapando la verdad ante JaeJoong y ante sus propios ojos, ahora si, llegó en momento de recuoperar tiempo y ser inmensamente felices¡¡¡
ResponderEliminarnoooo ya termino... tan bello final... siiii van a tener mas bebes... jejejeje que alegria por ellos... gracias... besos...
ResponderEliminarHermosoooo de principio a fin lo segui y lo adore. Muchas gracias amiga por haberlo compartido.
ResponderEliminarMuy romántico <3
Hermoso
ResponderEliminarLo siento si me tarde no me di cuenta antes pero esta historia tan bella y con mucho trama tmbn me gusto
Muchas gracias!!
Y ahora caigo en cuenta que me he quedado con las ganas de escuchar los reclamos todos lindos se Junsu a YunHo jaajaja
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